JUDAIZANTES EN LA IGLESIA DE HOY
Por Dr. Víctor M. Centeno, Th.D.
El relativismo teológico actual, ha llevado a muchos líderes eclesiásticos a un raro sincretismo que incorpora elementos judíos en la adoración. La creatividad y la espontaneidad, son elementos positivos, pero ¿debe la iglesia gentil, apartarse de sus raíces culturales para adorar a Dios, según la cultura, tradición y religión judía?
Primero, debo de explicar que, aunque se utilizan los términos “judío”, “Israelita” y “Hebreo” intercambiablemente, como si significaran lo mismo, eso no es así. Israelitas son las personas nacidas en Israel; Hebreo es el idioma que hablan y Judíos son los que practican el judaísmo.
La iglesia gentil ni es israelita ni está llamada a practicar el judaísmo. Si el judaísmo hubiera sido el plan de Dios para la Iglesia, entonces ¿por qué tuvo que morir Jesucristo?, ¿Por qué el Señor eligió y sacó a Pablo, precisamente, del Judaísmo?
En la actualidad ha resurgido una vieja herejía llamada “neo-judaísmo mesiánico”, que se está infiltrando en algunos círculos evangélicos que, después de haber gustado las riquezas del Nuevo Pacto y haber sido “aceptos en el Amado”, ahora se sienten incompletos y creen que tienen que adorar a Dios, según el modelo judío. ¿Olvidan éstos que en Cristo estamos completos? (Colosenses 2:10)
Las danzas hebreas, las vestimentas con colores simbólicos, el toque de “Shofar” o cuerno, durante los cultos, el Menorah (candelero simbólico), la celebración de las fiestas judías, etc., han sido incorporados en muchas iglesias evangélicas.
¿No han leído Gálatas 4:21-31? Allí, Pablo, utilizando una alegoría, usa a Sara y Agar como representativas de dos pueblos. Israel, que es la Jerusalén actual que está, junto a sus hijos, en esclavitud, y la Iglesia, “la Jerusalén de arriba, la cual es la libre”.
En Gálatas 4:30-31, Pablo concluye su pensamiento expresando: “¿Qué dice la Escritura? ¡Echa de aquí a la esclava y a su hijo! El hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la libre. Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava sino de la libre.”
A esta altura, alguien preguntará: ¿Qué hay de malo en utilizar ciertos símbolos y ritos de la religión judía? No es que sea malo, por ejemplo, practicar las danzas. Aunque en el Nuevo Testamento no se mencionan, reconocemos que son una expresión de adoración al Señor. El peligro está cuando sólo se danza al estilo judío y se introducen los vestuarios, los símbolos, etc.
En esa línea, podríamos preguntar, ¿en qué se distinguen los símbolos de la religión judía a los símbolos de la religión católica?
¿Por qué la iglesia evangélica no utiliza los escapularios, el rosario, los velones y las imágenes del catolicismo? Creo que me he hecho comprender.
En ambos casos, dichos símbolos representan sistemas religiosos que no tienen nada que ver con el cristianismo bíblico.
La iglesia del nuevo pacto no está llamada a adorar a Dios, mediante objetos visibles. Los emblemas religiosos eran sólo sombra de lo que había de venir. El Apóstol Pablo fue claro en puntualizar: “Pero el que se une al Señor, se hace uno con él en espíritu” - 1 Corintios 6:17.
En Juan 4:24 dice que “Dios es Espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. ¿Dónde queda espacio para los símbolos del judaísmo?
Asumamos, de manera hipotética, que Dios requiera símbolos en la adoración. Si así fuera, ¿por qué la iglesia, que es el cuerpo espiritual de Jesucristo, en la dispensación de la gracia, tiene que tomar prestados los símbolos y prácticas de una religión terrenal?
En 1 Corintios, capítulo 10, verso 32, Pablo hace una diferenciación meridianamente clara, entre “judíos, gentiles y la iglesia de Dios”.
¿Por qué la iglesia que ha recibido el glorioso evangelio de Jesucristo, tiene que volver al judaísmo? Las fiestas y símbolos de los judíos, vienen del Antiguo Testamento y fueron, específicamente, para la nación de Israel. ¿Por qué cruzar el túnel del tiempo y meter a la Iglesia en el desierto?
La Iglesia, no estaba en el Antiguo Testamento. La Iglesia nace en la cruz. Por eso, Jesús, utilizando una terminología futurística, expresó: “Edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. (Mateo 16:18—Versión Reina Valera 1960) Entonces, ¿por qué celebrar “años de jubileo” y “años sabáticos”? ¿Por qué tocar cuernos y vestirse como judíos? ¿Acaso la iglesia se siente inferior con su posición en Cristo?
El Apóstol Pablo, quien escribió la epístola a los Gálatas, precisamente, para enfrentar la herejía de los judaizantes, en Gálatas 4:9-11 expresa: “Pero ahora que conocen a Dios, o más bien que Dios los conoce a ustedes, ¿cómo es que quieren regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos? ¡Ustedes siguen guardando los días de fiesta, meses, estaciones y años! Temo por ustedes, que tal vez me haya estado esforzando en vano.”
Cuando la iglesia cristiana se ha mezclado con elementos de otras religiones, el resultado siempre ha sido negativo. Para los años 313 al 315, la iglesia cristiana, bajo el tratado de tolerancia de Constantino, se obsesionó con los símbolos del paganismo y los incorporó en su adoración. ¿Cuál fue el resultado? La iglesia se paganizó.
El reconocido teólogo Dr. Lewis Sperry Chafer, ha dicho: “El cristianismo está en contraposición al judaísmo y cualquier mezcla entre ambos resultará en la pérdida de todo lo que es vital en el plan de salvación”.
La estrategia de los propulsores del movimiento mesiánico consiste en utilizar las danzas davídicas, el shofar, las vestimentas con colores simbólicos, etc., para crear fascinación en los creyentes y luego, gradualmente, introducir su verdadera agenda doctrinal venenosa.
El Neo-judaísmo afirma que la iglesia gentil es pagana, anti-semita y apóstata. Alegan que las diez tribus perdidas de Israel, están dispersas por la América Latina y que todos esos millones de descendientes de antepasados judíos deben volver a sus raíces originales.
Como si eso fuera poco, el neo-judaísmo, al igual que el judaísmo ortodoxo, niega la divinidad de Jesucristo.
La iglesia evangélica, en cada nación, posee un vehículo cultural hermoso para expresar su adoración al Señor. Después de todo, la adoración es algo sublimemente espiritual.
ALERTA:
Apocalipsis 2:9 habla de la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son.
Por Dr. Víctor M. Centeno, Th.D.
El relativismo teológico actual, ha llevado a muchos líderes eclesiásticos a un raro sincretismo que incorpora elementos judíos en la adoración. La creatividad y la espontaneidad, son elementos positivos, pero ¿debe la iglesia gentil, apartarse de sus raíces culturales para adorar a Dios, según la cultura, tradición y religión judía?
Primero, debo de explicar que, aunque se utilizan los términos “judío”, “Israelita” y “Hebreo” intercambiablemente, como si significaran lo mismo, eso no es así. Israelitas son las personas nacidas en Israel; Hebreo es el idioma que hablan y Judíos son los que practican el judaísmo.
La iglesia gentil ni es israelita ni está llamada a practicar el judaísmo. Si el judaísmo hubiera sido el plan de Dios para la Iglesia, entonces ¿por qué tuvo que morir Jesucristo?, ¿Por qué el Señor eligió y sacó a Pablo, precisamente, del Judaísmo?
En la actualidad ha resurgido una vieja herejía llamada “neo-judaísmo mesiánico”, que se está infiltrando en algunos círculos evangélicos que, después de haber gustado las riquezas del Nuevo Pacto y haber sido “aceptos en el Amado”, ahora se sienten incompletos y creen que tienen que adorar a Dios, según el modelo judío. ¿Olvidan éstos que en Cristo estamos completos? (Colosenses 2:10)
Las danzas hebreas, las vestimentas con colores simbólicos, el toque de “Shofar” o cuerno, durante los cultos, el Menorah (candelero simbólico), la celebración de las fiestas judías, etc., han sido incorporados en muchas iglesias evangélicas.
¿No han leído Gálatas 4:21-31? Allí, Pablo, utilizando una alegoría, usa a Sara y Agar como representativas de dos pueblos. Israel, que es la Jerusalén actual que está, junto a sus hijos, en esclavitud, y la Iglesia, “la Jerusalén de arriba, la cual es la libre”.
En Gálatas 4:30-31, Pablo concluye su pensamiento expresando: “¿Qué dice la Escritura? ¡Echa de aquí a la esclava y a su hijo! El hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la libre. Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava sino de la libre.”
A esta altura, alguien preguntará: ¿Qué hay de malo en utilizar ciertos símbolos y ritos de la religión judía? No es que sea malo, por ejemplo, practicar las danzas. Aunque en el Nuevo Testamento no se mencionan, reconocemos que son una expresión de adoración al Señor. El peligro está cuando sólo se danza al estilo judío y se introducen los vestuarios, los símbolos, etc.
En esa línea, podríamos preguntar, ¿en qué se distinguen los símbolos de la religión judía a los símbolos de la religión católica?
¿Por qué la iglesia evangélica no utiliza los escapularios, el rosario, los velones y las imágenes del catolicismo? Creo que me he hecho comprender.
En ambos casos, dichos símbolos representan sistemas religiosos que no tienen nada que ver con el cristianismo bíblico.
La iglesia del nuevo pacto no está llamada a adorar a Dios, mediante objetos visibles. Los emblemas religiosos eran sólo sombra de lo que había de venir. El Apóstol Pablo fue claro en puntualizar: “Pero el que se une al Señor, se hace uno con él en espíritu” - 1 Corintios 6:17.
En Juan 4:24 dice que “Dios es Espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. ¿Dónde queda espacio para los símbolos del judaísmo?
Asumamos, de manera hipotética, que Dios requiera símbolos en la adoración. Si así fuera, ¿por qué la iglesia, que es el cuerpo espiritual de Jesucristo, en la dispensación de la gracia, tiene que tomar prestados los símbolos y prácticas de una religión terrenal?
En 1 Corintios, capítulo 10, verso 32, Pablo hace una diferenciación meridianamente clara, entre “judíos, gentiles y la iglesia de Dios”.
¿Por qué la iglesia que ha recibido el glorioso evangelio de Jesucristo, tiene que volver al judaísmo? Las fiestas y símbolos de los judíos, vienen del Antiguo Testamento y fueron, específicamente, para la nación de Israel. ¿Por qué cruzar el túnel del tiempo y meter a la Iglesia en el desierto?
La Iglesia, no estaba en el Antiguo Testamento. La Iglesia nace en la cruz. Por eso, Jesús, utilizando una terminología futurística, expresó: “Edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. (Mateo 16:18—Versión Reina Valera 1960) Entonces, ¿por qué celebrar “años de jubileo” y “años sabáticos”? ¿Por qué tocar cuernos y vestirse como judíos? ¿Acaso la iglesia se siente inferior con su posición en Cristo?
El Apóstol Pablo, quien escribió la epístola a los Gálatas, precisamente, para enfrentar la herejía de los judaizantes, en Gálatas 4:9-11 expresa: “Pero ahora que conocen a Dios, o más bien que Dios los conoce a ustedes, ¿cómo es que quieren regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos? ¡Ustedes siguen guardando los días de fiesta, meses, estaciones y años! Temo por ustedes, que tal vez me haya estado esforzando en vano.”
Cuando la iglesia cristiana se ha mezclado con elementos de otras religiones, el resultado siempre ha sido negativo. Para los años 313 al 315, la iglesia cristiana, bajo el tratado de tolerancia de Constantino, se obsesionó con los símbolos del paganismo y los incorporó en su adoración. ¿Cuál fue el resultado? La iglesia se paganizó.
El reconocido teólogo Dr. Lewis Sperry Chafer, ha dicho: “El cristianismo está en contraposición al judaísmo y cualquier mezcla entre ambos resultará en la pérdida de todo lo que es vital en el plan de salvación”.
La estrategia de los propulsores del movimiento mesiánico consiste en utilizar las danzas davídicas, el shofar, las vestimentas con colores simbólicos, etc., para crear fascinación en los creyentes y luego, gradualmente, introducir su verdadera agenda doctrinal venenosa.
El Neo-judaísmo afirma que la iglesia gentil es pagana, anti-semita y apóstata. Alegan que las diez tribus perdidas de Israel, están dispersas por la América Latina y que todos esos millones de descendientes de antepasados judíos deben volver a sus raíces originales.
Como si eso fuera poco, el neo-judaísmo, al igual que el judaísmo ortodoxo, niega la divinidad de Jesucristo.
La iglesia evangélica, en cada nación, posee un vehículo cultural hermoso para expresar su adoración al Señor. Después de todo, la adoración es algo sublimemente espiritual.
ALERTA:
Apocalipsis 2:9 habla de la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son.