María Santísima:
Co-redentora, Medianera de Todas las Gracias y Abogada.
¿Encontramos en las Escrituras sustentación para el dogma propuesto de "María Co-redentora, Mediadora de todas las Gracias y Abogada"?
La Redención
La salvación de la humanidad fue lograda por el único Hijo de Dios, Jesucristo. La Pasión y Muerte de Cristo, nuestro único Redentor, no sólo fue un pago suficiente sino "superabundante" para la culpa humana y su consecuente deuda de castigo. Pero Dios quiso que este trabajo de salvación fuese logrado a través de la colaboración de una mujer, si bien respetando siempre su libre voluntad. "Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de Mujer"(Gal 4).
Co-redentora en las Escrituras
Penetrando en las Escrituras está la revelación de Dios que involucraría, en su plan de redención, primero y antes que nada, la colaboración de dos personas: la "mujer" y su "linaje". Esto está revelado en el libro del Génesis: "Pondrá enemistad entre tú y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: ella te aplastará la cabeza..."
(Gén 3:15), Este pasaje de la Escritura prefigura a María con su divino Hijo, en la promesa de la victoria sobre la serpiente. Revela la voluntad de Dios de que la "mujer" comparta el mismo "enemigo" (oposición absoluta), entre ella misma y la serpiente, al igual que lo hace su linaje", Jesucristo. Esta gran lucha y victoria sobre la serpiente prefigura el trabajo divino de la redención llevada a cabo por Jesucristo, con la íntima colaboración de la Madre del Redentor en este trabajo Salvífico.
Esta "colaboración" o "cooperación" o "participación" de la Madre de Jesús con su Hijo en el trabajo redentor de salvación, está mencionado en la Iglesia como "corredención Mariana", o más específicamente, María está mencionada como "la Co-redentora con el Redentor". Siempre permanece como una participación secundaria y subordinada, y nunca la pone en un nivel de igualdad con el único Redentor, Jesucristo, ni tampoco quita absolutamente nada de la gloria de su Hijo. Dios escogió dar al hombre sus atributos y sus tareas. Dios es infinito, el compartir de si mismo no reduce su gloria, más bien le permite brillar más esplendorosamente.
La Anunciación (Lc 1:26-28) proclama la gran tarea de la salvación, y también descubre la participación de dos personas: El Redentor y la Madre de] Redentor. A la Virgen se le pide dar su libre y total consentimiento para concebir este hijo, Ella no es un mero recipiente pasivo del mensaje, sino que le da un rol activo, el cielo espera su libre elección. Es precisamente por su libre consentimiento de colaborar en el plan salvífico de Dios, por lo que se convierte en la Co-redentora.
La profecía de Simeón dada María, "y a tí misma una espada te atravesará el alma" (Lc 2:35), afirma la singular participación de María en el trabajo de la redención, puesto que le advierte que tendrá que sufrir un dolor indecible que atravesará su alma, para la salvación de la humanidad.
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