Predicar el Evangelio del Reino semana 7

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5 Septiembre 2001
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Predicar el Evangelio del Reino
Semana 7--- La iglesia es revelada
Lunes --- Leer con oración: Mt 13:24-25, 30; 16:17-19; Ef 3:9-10; Col 2:2
“Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mt 16:17)
VIDA Y EDIFICACIÓN
El tema de esta semana es "La iglesia es revelada" (Mt 16:17-19). El Señor Jesús dijo que el reino de los cielos es un misterio, por eso usó parábolas para hablar al respecto (13:10-11). El Señor también reveló que los siete candeleros de oro vistos por el apóstol Juan eran siete iglesias (Ap 1:20). Estas siete iglesias estaban en siete ciudades de Asia Menor. Vemos que a cada ciudad le corresponde una iglesia, puesto que escribió una carta para cada una de ellas. No obstante, la palabra del Señor no era sólo para la ciudad especificada en la carta, pues a cada una también le fue dicho: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Ap 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). El Señor nos reveló que los nombres de esas ciudades pueden ser usados para explicar e ilustrar los misterios del reino de los cielos en las siete parábolas de Mateo 13.
Sabemos por la Biblia que Dios tiene un misterio, el cual nos fue desvendado en Colosenses 2:2: el misterio de Dios es Cristo. Cristo también tiene Su misterio, que nos fue dado a conocer en Efesios 3 por medio de la iglesia (vs. 3-4, 9-10). Además, también vimos la semana pasada, los misterios del reino de los cielos registrados en las siete parábolas de Mateo 13. La primera es la parábola del sembrador (vs. 3-8). La segunda trata de la cizaña, que fue sembrada por el enemigo después que el trigo fue plantado (vs. 24-25). En la época de la siega de los granos, el trigo es recogido en el granero y la cizaña es quemada (v. 30). La tercera es la parábola de la semilla de mostaza, la más pequeña de todas las semillas. Ésta debería crecer como una hortaliza pero creció de manera anormal y llegó a ser un gran árbol (vs. 31-32). Al inicio de Génesis, en la creación, vemos que cada planta produjo según su especie: hierba verde, hierba que da semilla, y árboles (Gn 1:11-12). El crecimiento anormal de la semilla de mostaza resultó en un gran árbol, proporcionó un lugar para que las aves del cielo anidasen en sus ramas (Mt 13:32b). La cuarta parábola es la de la levadura que fue colocada por una mujer en tres medidas de harina. En una situación normal, esas tres medidas de harina son para alimento. Como podemos ver, las cuatro primeras parábolas tienen relación con el alimento, que por su parte está totalmente relacionado con la vida.
Las últimas tres parábolas están relacionadas con la edificación, con la obra. Entonces, tenemos cuatro parábolas ligadas a la vida y tres a la obra, por tanto, podemos concluir que la vida es más importante que la obra. En las iglesias debemos dar más énfasis a la vida que a la obra.
Anhelamos la edificación, pero primero necesitamos de la vida. Para eso debemos alimentar más a los hermanos. Cuando la vida crece, la edificación espontáneamente le sigue. Así que, según la dirección que obtuvimos con las parábolas de Mateo 13, debemos dar más énfasis a la vida.
Punto Clave: Enfatizar la vida.
Pregunta: ¿Cómo podemos identificar la vida y la edificación en las parábolas de Mateo 13?
 
Martes

Martes

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Semana 7 --- La iglesia es revelada
Martes --- Leer con oración: Mt 7:23; 14:15-21; 15:32-38; Jn 6:26; Ap 3:8
“Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas” (Mt 14:20)
EL SEÑOR DÁ ATENCIÓN A LA VIDA
Filadelfia quiere decir amor entre los hermanos, amor fraternal. La iglesia en Filadelfia continuamente invoca el nombre del Señor y guarda Su palabra (Ap 3:8b). Para aquellos que solamente Lo invocan de vez en cuando, el Señor les dice en Mateo 7:23: "Nunca os conocí". Invocar el nombre del Señor y guardar Su palabra es un asunto de vida y debe formar parte de nuestro vivir (Sal 116:2, 1 Co 1:2).
La mayoría de los hermanos, al despertar, invoca el nombre del Señor. Podemos testificar también que ellos tienen, en la casa o en el trabajo, el hábito de disfrutar del Alimento Diario (como usted lo está haciendo ahora) y leer la palabra de Dios. Cuando practicamos esto, damos énfasis a la vida divina y a su crecimiento en nosotros, entonces, de una manera muy espontánea, crecemos juntos y somos edificados.
Para nuestro crecimiento es fundamental negar nuestra vida del alma. En la vida de la iglesia aquellos que son crecidos, que tienen madurez en vida, niegan continuamente su vida del alma. Aquellos que no se niegan a sí mismos dificultan la edificación de la iglesia, además de los problemas que su propio ego causará a los demás hermanos. Si insistimos en nuestras propias opiniones, quedaremos como la iglesia en Laodicea, cuyo nombre significa opinión del pueblo, lo cual no es normal.
Primero debemos dar énfasis a la vida, pues ésta es fundamental, y con su crecimiento, tendremos la edificación de la iglesia. Después que el Señor habló sobre los misterios del reino de los cielos por medio de parábolas, Se retiró de allí y fue a otros lugares (Mt 13:53). En cierta ocasión, al ver que una gran multitud Lo seguía, Jesús se compadeció de ella y, acogiéndola, les hablaba con respecto al reino y socorría a los que tenían necesidad de sanidad (14:13-14; cfr. Lc 9:11). Para solucionar el problema del hambre de la multitud, el Señor no mandó que cada uno comprase para sí que comer, sino que dijo a los discípulos que les diesen ellos mismos de comer. Como entre ellos había sólo cinco panes y dos peces, Jesús tomó lo que tenía, alzó los ojos al cielo y los bendijo. Después de partir los panes los dio a los discípulos, y éstos a la multitud (Mt 14:17-19). Los que comieron fueron cerca de cinco mil hombres. Si contásemos a las mujeres y los niños tal vez fuesen aproximadamente diez mil personas (vs. 20-21). Esto realmente fue un gran milagro y nos muestra que el Señor se preocupaba por la vida de las personas y que tenía interés en saciarles el hambre. Mientras hacía la obra, Su énfasis era la vida.
En el capítulo 15 de Mateo, vemos otra vez al Señor Jesús dando importancia a la vida, compadeciéndose nuevamente de las multitudes que permanecían con Él y alimentándolas. En esta oportunidad los que comieron eran casi cuatro mil hombres, además de las mujeres y los niños (vs. 32-38). Esto tipifica la necesidad que el hombre tiene también del alimento espiritual.
En el capítulo seis del Evangelio de Juan vemos que las personas seguían al Señor por causa de la comida que perece (Jn 6:26). Entonces Él les dijo: "Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece (v. 27a). El Señor cuidó del suministro físico de ellos para llevarlos después al alimento espiritual. Quien come del pan físico después de algunas horas tiene hambre de nuevo, pero quien come "el pan que descendió del cielo" ¡obtendrá vida y vivirá eternamente!
Punto Clave: Trabajar por la comida que no perece.
Pregunta: ¿Cuál era la preocupación del Señor al alimentar a las multitudes?
 
Miercoles

Miercoles

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Semana 7 --- La iglesia es revelada
Miércoles --- Leer con oración: Jn 6:31-33, 35, 48, 54, 63, 66
“Asimismo el que me come, él también vivirá por mí” (Jn 6:57b)
EL ALIMENTO FÍSICO ES PARA EL ALIMENTO ESPIRITUAL
El objetivo del Señor al cuidar del alimento físico de las personas era para llevarlas al alimento espiritual (Jn 6:31- 33), pues la verdadera necesidad de ellas era el Señor Jesús mismo (v. 48). Nosotros comemos el alimento físico por medio de la boca, pero el alimento espiritual, que es el Señor Jesús mismo, el pan de vida, lo comemos por medio de la fe, es decir, creyendo. Cuando creemos en el Señor Jesús, Él nos da el pan del cielo (v. 35), ahí es cuando comemos el verdadero alimento.
Además de eso, el Señor dijo a Sus discípulos: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero" (v. 54). Esta afirmación del Señor generó muchas dudas y cuestionamientos, y por eso muchos de Sus discípulos Lo abandonaron y ya no andaban con Él (v. 66). No obstante, los doce discípulos permanecieron porque sabían que necesitaban las palabras de vida eterna del Señor (vs. 68-69).
En el versículo 63 hay cuatro frases importantes: "El espíritu es el que da vida"; "la carne para nada aprovecha"; "las palabras que yo os he hablado son espíritu"; "y son vida".
La primera frase es: "El espíritu es el que da vida". Él quería decir que sólo el Espíritu nos puede dar el verdadero alimento, la verdadera vida que necesitamos. No tendría ningún valor comer Su carne física, pues ésta no nos aprovecharía para nada. Necesitamos del Espíritu para tener vida y la manera más fácil de obtenerla es invocando el nombre del Señor.
En seguida tenemos la segunda frase: "la carne para nada aprovecha". Si el Señor se estuviese refiriendo a Su carne física, ésta no sería suficiente para alimentar a tantas personas, así tampoco Su sangre lo sería. Por tanto, cuando el Señor habló sobre comer Su carne y beber Su sangre, no se estaba refiriendo a algo material, pues la carne para nada aprovecha.
La tercera frase es: "Las palabras que yo os he hablado son espíritu". En las palabras del Señor hay Espíritu, y ese Espíritu es el que da vida. Esta era la razón por la cual los discípulos deberían seguir al Señor, no por causa del alimento material que perece, sino por el espiritual, que proviene de Sus palabras.
Finalmente la última frase: "Y son vida". Como las palabras del Señor son Espíritu, y el Espíritu es el que da vida, Sus palabras nos dan la verdadera vida, la vida de Dios. Este es el verdadero alimento, el verdadero pan que descendió del cielo. No podemos trabajar sólo por la comida que perece, pues aunque la comamos, aún tendremos hambre.
Dios nos quiere conducir de la necesidad material a la espiritual, por eso debemos dar atención al nombre y a la Palabra del Señor. Cuando invocamos el nombre del Señor nos volvemos a nuestro espíritu, donde está el Espíritu. Cuando leemos y oramos Su palabra Él nos da vida.
Punto Clave: Comer la verdadera comida.
Pregunta: ¿Cuáles son las cuatro importantes frases mencionadas en Juan 6:63?
 
Jueves

Jueves

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Semana 7 --- La iglesia es revelada
Jueves --- Leer con oración: Mt 13:33; 16:5-12; Lc 12:1; Jn 6:33, 48
“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Co 5:7)
GUARDARSE DE LA LEVADURA
La palabra de Dios es el pan que descendió del cielo para alimentarnos y darnos vida (Jn 6:33). Es el Señor Jesús mismo como el pan de vida (Jn 6:48) que necesitamos para crecer en la vida divina. Mientras comemos más de la Palabra, del verdadero pan, somos más nutridos y fortalecidos interiormente en el Señor. Espiritualmente hablando, aquello que no es el pan vivo, que no procede de la palabra de Dios, no nos sirve como alimento y debemos rechazarlo.
En Mateo 16:5-12, después de haber sido tentado por los fariseos y saduceos que Le pedían una señal, Jesús les advirtió a Sus discípulos que se guardasen de la levadura de ellos. Sin embargo, los discípulos no entendieron y pensaban que Jesús estaba hablando sobre el hecho de que ellos no habían traído pan. Sólo después que el Señor les explicó, ellos comprendieron que deberían guardarse de la levadura que los fariseos y saduceos introdujeron en la palabra de Dios por medio de sus enseñanzas (v. 12). Cuando se coloca levadura en la masa, ésta se leuda completamente (Gá 5:9).
No sólo los fariseos y saduceos colocaron levadura en la harina, también en Mateo 13:33 leemos que una mujer escondió harina en tres medidas de harina. En la iglesia citada en Apocalipsis que corresponde a esta parábola, también tenemos a una mujer: Jezabel, que introduce levadura en la harina, pues ella enseñaba y seducía a los siervos del Señor a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos (Ap 2:20; Mt 13:33). La levadura es utilizada para leudar la masa del pan y así facilitar su ingestión. Hay grupos que usan la Biblia juntamente con libros que contienen "levadura", por eso debemos tener cuidado, debemos guardarnos de ellos. En el periodo de la iglesia en Tiatira, entró mucha levadura en la iglesia y leudó toda la enseñanza saludable de los apóstoles.
En la época del Señor Jesús, la enseñanza de los fariseos era la levadura que ellos introdujeron en medio del pueblo de Dios. El Señor mismo dijo que la levadura de éstos era la hipocresía (Lc 12:1). Ellos tenían buenas enseñanzas con respecto a la ley, pero ni ellos mismos las practicaban (Mt 23:3). En nuestros días, sabemos que aún existe mucha levadura, es decir, existen muchas enseñanzas agregadas y escondidas en la "harina". Es muy importante que nos volvamos siempre a la palabra de Dios, la Biblia, para ver si de hecho es así. Si las enseñanzas de alguien están contenidas en la palabra de Dios, las aceptamos. Sin embargo, si alguien viniere con alguna enseñanza que no proviene de ella, no debemos aceptarla.
Debemos dar una atención exclusiva a la palabra de Dios. Cuando ministramos alguna palabra en las reuniones de la iglesia, debemos usar la Biblia. Necesitamos dar las tres medidas de harina, pero sin añadir levadura. No podemos añadir otras enseñanzas a la palabra de Dios. Cada palabra debe provenir de Dios, y nuestro objetivo debe ser llevar a las personas a contactarlo.
Punto Clave: Comer la Palabra pura de Dios.
Pregunta: ¿De qué se trata la levadura de los fariseos y saduceos?
 
Viernes

Viernes

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Semana 7 --- La iglesia es revelada
Viernes --- Leer con oración: Mt 16:13-18; Jn 1:18; 1 Jn 5:12
“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Jn 5:12)
EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE
El Señor Jesús es muy sabio. Para alimentar a la multitud, Él la hizo recostarse en orden sobre la hierba, en grupos de cien y de cincuenta (Mt 14:19; 15:35; cfr. Mr 6:39-40). La iglesia es exactamente la congregación de aquellos que creyeron, la reunión de los que fueron salvos por gracia, de los llamados para fuera de donde estaban, por eso ellos son la ekklesía (Mt 16:18). Cuando el Señor quiso revelar la iglesia a Pedro, Él no eligió Jerusalén para hacerlo. Si Él revelase la iglesia allí, sería posible que Sus discípulos recibiesen algo mezclado con la tradición humana y religiosa. Cada uno podría tener su propia interpretación o manera de ver. Por eso el Señor los llevó a Cesarea de Filipo (Mt 16:13a), en la base del monte Hermón. Aquel era el lugar adecuado para que el Señor revelara a Sus discípulos lo que deseaba, sin interferencia de la densa atmósfera religiosa de Jerusalén.
Allí el Señor juntó a Sus discípulos y les preguntó lo que el pueblo decía con respecto a Él como el Hijo del Hombre. La respuesta fue: "Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas" (v. 14). Ellos consideraban al Señor Jesús como uno de los profetas, alguien que hablaba por Dios. Sin embargo, el Señor no se quedó satisfecho con esa respuesta y prosiguió: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (v. 15). Pedro entonces respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (v. 16).
La afirmación "Tú eres el Cristo" da énfasis al aspecto de la obra, pues Cristo es el Ungido. Dios Lo ungió, Le dio un encargo o comisión para edificar la iglesia. En la segunda afirmación: "el Hijo del Dios viviente", el énfasis está en la vida, pues el "Hijo" se refiere a la vida (1 Jn 5:12). Para que la iglesia exista, necesita tanto del Hijo del Dios viviente, la vida, como de Cristo, la obra, para Su edificación.
Después de hacer esa afirmación tan llena de revelación, Pedro fue elogiado por el Señor, que le dijo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt 16:17). En otras palabras, el Señor estaba diciendo que aquella revelación no provino del ser natural de Pedro. Necesitamos recordar que Pedro vivía en la esfera de la vida del alma; para él todavía no era posible vivir en el espíritu, pues hasta aquel momento el Señor Jesús no había muerto ni resucitado a fin de habitar en él. El Espíritu no había entrado en Pedro, pero aún así, fue usado por Dios Padre para hablar con respecto a Su misterio. La afirmación del Señor era para aclararnos que la fuente de la revelación no fue Pedro, sino Dios, el Padre que está en los cielos.
Punto Clave: La revelación viene del Padre.
Pregunta: ¿Qué quiere decir: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente"?
 
Sabado

Sabado

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Semana 7 --- La iglesia es revelada
Sábado --- Leer con oración: Mt 16:18; 13:45; 1 Co 3:11
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt 16:18)
LA IGLESIA ES EDIFICADA SOBRE LA ROCA
Después que el Padre reveló a Pedro Su misterio, el Señor Jesús, Cristo mismo, prosiguió diciendo al apóstol: "Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mt 16:18). Después que Cristo fue revelado, Él mismo reveló Su misterio a Pedro: la iglesia. La revelación de Cristo, como el misterio de Dios, y de la iglesia, como el misterio de Cristo, es la revelación de una "perla" de gran precio.
En las parábolas acerca de los misterios del reino de los cielos, vimos que la sexta parábola era con respecto a un mercader que buscaba buenas perlas. Habiendo encontrado una perla de gran precio, vendió todo lo que tenía y la compró (13:45-46). ¿De dónde vino esta perla? Como vimos en la semana anterior, la perla surge cuando un grano de arena entra en la ostra y ésta le causa una incomodidad, un sufrimiento. Como su interior no es liso, la ostra secreta un líquido sobre el grano, lo envuelve poco a poco con lo mejor que ésta tiene hasta que el grano llega a ser una perla. Para con el Señor, somos como aquella "piedrita", como aquel grano de arena. Él fue herido por nosotros, y el resultado de Su sufrimiento trajo satisfacción a Dios. Finalmente, nosotros llegamos a ser una perla, fruto de Su penoso trabajo (Is 53:33). Por un lado, podemos decir que la perla se refiere a Cristo; por otro, también se refiere a la iglesia. Antes éramos los muchos "granos de arena", las muchas "piedritas" que hirieron al Señor, pero después de Su muerte y resurrección fuimos engendrados en Cristo para ser la iglesia. De esa manera fue producida la "perla" de gran precio.
En Mateo 16:18 leemos: "Sobre esta roca edificaré mi iglesia". Esta es la primera vez que la iglesia es mencionada en la Biblia. Aunque haya sido revelada por el Señor en ese pasaje, ésta sólo llegó a existir después de Su muerte y resurrección. La iglesia es el lugar que Dios preparó para introducir a las personas que creerían en el Señor Jesús.
La iglesia es la casa de Dios, que es edificada sobre el Señor Jesús mismo como la Roca. La palabra piedra en el versículo citado anteriormente significa roca en griego. Cristo es el fundamento en la edificación de la casa de Dios (1 Co 3:11). Por el hecho de que Cristo es la Roca, aunque descienda la lluvia, vengan los ríos y soplen los vientos con ímpetu contra ella, la iglesia no caerá porque está edificada sobre este firme fundamento (Mt 7:25)..
Punto Clave: Edificados sobre la Roca.
Pregunta: ¿Sobre qué debemos ser edificados?
 
Domingo

Domingo

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Semana 7 --- La iglesia es revelada
Domingo --- Leer con oración: Mt 16:18-19
“Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mt 16:19)
LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS
También con respecto a la revelación de la iglesia, en Mateo 16:18b leemos: "Y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". Por el hecho de que la iglesia es edificada por el Señor mismo y sobre Él como el firme fundamento, el poder de Satanás no logra prevalecer contra ella. El poder maligno está en el mundo, pero en la iglesia la autoridad es del Señor, por tanto Satanás no tiene lugar. ¡Aleluya!
Además de eso, tenemos las llaves del reino de los cielos (v. 19), pues éstas le fueron entregadas a la iglesia. Antes de que entremos en el reino, tenemos que entrar en la iglesia, ya que las llaves le fueron dadas a ella. Cuando entramos a la vida de la iglesia, entramos en la vida del reino. A pesar de que aún no tenemos la manifestación del reino, ya podemos tener la realidad del reino de los cielos. Estamos en la vida de la iglesia para aprender a ejercitar la vida de un ciudadano del reino de los cielos; aprender a hacer lo que un ciudadano de este reino debe hacer. Todos los que son del reino de los cielos deben tener la vida de Dios, y no sólo esto, esa vida debe crecer hasta que un día seamos como Dios es en vida y naturaleza, pero sin la Deidad.
La iglesia tiene las llaves del reino de los cielos; esto significa que la iglesia tiene la autoridad de ese reino, por eso leemos: "Y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" (v. 19). Cuando oramos y atamos cualquier situación aquí en la tierra, ésta también es atada en los cielos. Cuando Satanás quiere causar cualquier perturbación o disturbio en la iglesia, podemos orar al Señor para atarlo. La iglesia fue revelada, ¡estamos incluidos en ella! ¡Alabado sea el Señor!
Punto Clave: Atar al enemigo.
Pregunta: ¿De qué manera no entra el poder de Satanás en la iglesia?
Dong Yu Lan
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Jesús es el Señor!
La iglesia en Armenia