Quisiese aclarar primero que este foro no tiene la intención de establecer la validez o invalidez de una creencia sobre otra, sino de esclarecer *únicamente* el origen y uso apropiado de una palabra. Serán bienvenidos, pues, los datos que aporten a ese respecto, en tanto que deberían ignorarse aquellos que tratan de establecer la invalidez o invalidez de una creencia. Sin importar el fervor de dichas expresiones, deben considerarse ajenos a la propuesta original. Asímismo, agradeceré infinito que toda participación incluya *las fuentes* de donde se tomó determinada información, para poder mantener la conversación debidamente documentada.
Al navegar este sitio me he dado cuenta de que en númerosas ocasiones se hace referencia a la "religión mormona" o a la "Iglesia mormona". Quisiese establecer como inapropiado el uso de estos términos, en tanto que los términos "mormón" y "mormonismo" son apropiados, pero sólo dentro de los límites de la comunicación informal, mientras que el término correcto es santos de los últimos días.
Comienzo por aclarar el término "Iglesia mormona", que es el que me parece de más sencillo esclarecimiento. Me parece que es sencillo porque, de hecho, no hay ninguna entidad registrada oficialmente con ese nombre, ante ningún gobierno o autoridad, y porque tampoco existe ningún documento de carácter oficial que use este nombre. La popularidad del nombre no se debe a la predicación de los santos de los últimos días, sino a los comentarios actuales de la prensa y de los medios de comunicación. El nombre correcto de la Iglesia referida, tal como se halla en los materiales de la misma, es "La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días". Este es el nombre con el cual se le reconoce desde la primera mitad del siglo XIX.
Entonces, ¿por qué se le llama "Iglesia mormona"? El término "mormón" debe recibir atención aparte. Para entender este apelativo, conviene volverse, quizás, al origen y tratamiento de otro término similar: el término "cristiano". ¿Por qué digo que es similar? Al decir que es similar no me estoy refiriendo a su significado, sino a su historicidad. El término "cristiano" aparece sólo 2 veces en la Biblia, en Hechos 26:28 y en 1 Pedro 4:16. En ambas ocasiones puede observarse que el término cristiano no era usado por los miembros de la Iglesia de Cristo, sino por quienes no eran integrantes de la misma.
Interesante, ¿no? El término significa, por supuesto "partidario de Cristo", y era usado, al principio con sorna, por los opositores al evangelio, hasta que llegó, después, a convertirse en un término popular. No existen en la Biblia referencias a lo que es un "verdadero cristiano", ni discusiones sobre lo que constituye el "verdadero cristianismo". Esta terminología fue acuñada después, mucho después, y en la Biblia se habla solamente de "la Iglesia de Cristo" o bien, simbólicamente, del "cuerpo de Cristo" (Pablo usa muchísimo esa comparación).
Entonces, ¿cómo es que los primeros integrantes de la "Iglesia de Cristo" se referían a sí mismos? En Hechos 9:13, Ananías, al ser requerido por el Señor de efectuar el bautismo de Pablo de Tarso, le responde, "Señor, he oído á muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem". Este es el nombre con el cual se referían a sí mismo los miembros de la Iglesia: "santos". Curiosamente, la Biblia no establece que se debiese ser perfecto para ser considerado santo. Bastaba con bautizarse en la Iglesia. Pablo dirige muchas epístolas para reprender a los santos que se estaban desviando del camino. Es decir, un "santo", de acuerdo con la Biblia, podía cometer errores y ser corregido, sin perjuicio para el nombre. En este caso, el cambio de significado también vino después.
El término "cristiano" se parece al término "mormón" en el hecho de que ambos términos no fueron al principio usados por los miembros de la Iglesia, sino por sus detractores, para después popularizarse entre detractores y no detractores, así como entre miembros y no miembros.
El origen del término "mormón" se debe a que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días aceptan como escritura sagrada, además de la Biblia, un volumen de escrituras conocido como El Libro de Mormón. Según el relato contenido en este libro, Mormón fue el nombre de a) un lugar y b) un profeta antiguo que vivió en las Américas y que escribió sobre Jesucristo. Este profeta del siglo V d.C. resultó tan importante para la generación de este libro de escrituras que se le dio su nombre, resultando llamarse "el Libro de Mormón" (el foco del libro, sin embargo, no es el profeta Mormón, así como el foco del libro de Mateo no es Mateo).
En la interpretación de José Smith, en el idioma en que el libro fue escrito, la palabra "mormón" significa "hombre bueno". Debido a ello, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días no demostraron molestia cuando sus detractores comenzaron a utilizar este apelativo, ni lo demuestran en la actualidad cuando se les denomina así informalmente, pero prefieren el término correcto de "santos de los últimos días" cuando la comunicación es formal.
En la historia y escritos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días existen algunas instancias en las cuales el término "mormón" aparece con alguna frecuencia. Algunas entidades históricas aún conservan este nombre, por ejemplo, el Coro Mormón del Tabernáculo. Sin embargo, el nombre correcto de la Iglesia, con el que está registrado legalmente, es el de La Iglesia de Jesucristo de los Ultimos Días (siendo estrictos, con mayúscula inicial en "La"). El término "Iglesia mormona" es incorrecto, pues los miembros de dicha Iglesia no lo reconocen, ni se encuentra registrado ante ninguna entidad oficial con ese nombre. El logotipo oficial de la Iglesia usa también el nombre "La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días".
La preocupación de las Autoridades de dicha Iglesia es la de que existe la tendencia a despersonalizar el nombre de la misma. El hablar de la "Iglesia mormona" da la apariencia de que los santos de los últimos días creen en alguien llamado Mormón, y no en Jesucristo, alrededor de quien están elaborados todos los materiales y enseñanzas de la Iglesia. Es por ello que, en fechas recientes, el logotipo de la Iglesia ha sido modificado para enfatizar la palabra Jesucristo en él, a fin de que resulte más evidente que los santos de los últimos días creen en Jesucristo. El referirse a la "iglesia mormona" supone desconocer la presencia del nombre de Jesucristo, el cual es enfatizado en el nombre de la Iglesia.
En fechas también recientes, la Primera Presidencia de esta Iglesia se ha dirigido a los medios, a través de la Prensa Asociada (Asociated Press o AP) para enfatizar el nombre correcto de la Iglesia y solicitar que se descontinúe la designación "iglesia mormona". Algunos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días han entendido, erróneamente, que es el término "mormón" el que debe ser descontinuado. La Primera Presidencia (así como el élder Dallin H. Oaks) han aclarado que el término puede ser usado en un ámbito informal, pero que en el ámbito formal se prefiere el nombre mucho más correcto de "santos de los últimos días".
En cuanto al término "mormonismo" se puede usar en referencia a las creencias filosóficas-religiosas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, pero se prefiere no hacerlo para evitar su abuso. Sin embargo, se trata de un término formalmente correcto al referirse a la corriente que profesa dichas creencias.
Nuevamente, les ruego que cualquier respuesta que se considere pertinente se enfoque únicamente en el tema y que no se use este foro para establecer la validez o invalidez de una creencia particular. Yo mismo he tratado de mostrarme respetuoso de cualquier creencia y he tratado de evitar cualquier comentario despectivo. En reciprocidad, me gustaría que el tema se mantenga en foco. En general, confieso que el tratar de minimizar a otra persona por sus creencias no es cristiano, sino precisamente lo contrario; que el uso de la tolerancia, la paciencia, la bondad y el amor acercan a una persona más a Jesucristo que ninguna otra cosa, y que el brincar de un tema a otro es una muestra de desorden racional y no una demostración de conocimiento. Adicionalmente, disfruto ampliamente de una conversación en la que cada quien puede documentar sus aportaciones (y mucho más cuando son tomadas de una fuente original que de un comentario secundario, lo que muchas veces equivale, para mí, a hablar "de oídas"). Si tienen algún comentario sobre lo anteriormente expuesto, les invito a escucharlo, siempre y cuando el respeto y la tolerancia a nuestras respectivas creencias pueda constituir nuestro principio cristiano cardinal. Gracias.
Al navegar este sitio me he dado cuenta de que en númerosas ocasiones se hace referencia a la "religión mormona" o a la "Iglesia mormona". Quisiese establecer como inapropiado el uso de estos términos, en tanto que los términos "mormón" y "mormonismo" son apropiados, pero sólo dentro de los límites de la comunicación informal, mientras que el término correcto es santos de los últimos días.
Comienzo por aclarar el término "Iglesia mormona", que es el que me parece de más sencillo esclarecimiento. Me parece que es sencillo porque, de hecho, no hay ninguna entidad registrada oficialmente con ese nombre, ante ningún gobierno o autoridad, y porque tampoco existe ningún documento de carácter oficial que use este nombre. La popularidad del nombre no se debe a la predicación de los santos de los últimos días, sino a los comentarios actuales de la prensa y de los medios de comunicación. El nombre correcto de la Iglesia referida, tal como se halla en los materiales de la misma, es "La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días". Este es el nombre con el cual se le reconoce desde la primera mitad del siglo XIX.
Entonces, ¿por qué se le llama "Iglesia mormona"? El término "mormón" debe recibir atención aparte. Para entender este apelativo, conviene volverse, quizás, al origen y tratamiento de otro término similar: el término "cristiano". ¿Por qué digo que es similar? Al decir que es similar no me estoy refiriendo a su significado, sino a su historicidad. El término "cristiano" aparece sólo 2 veces en la Biblia, en Hechos 26:28 y en 1 Pedro 4:16. En ambas ocasiones puede observarse que el término cristiano no era usado por los miembros de la Iglesia de Cristo, sino por quienes no eran integrantes de la misma.
Interesante, ¿no? El término significa, por supuesto "partidario de Cristo", y era usado, al principio con sorna, por los opositores al evangelio, hasta que llegó, después, a convertirse en un término popular. No existen en la Biblia referencias a lo que es un "verdadero cristiano", ni discusiones sobre lo que constituye el "verdadero cristianismo". Esta terminología fue acuñada después, mucho después, y en la Biblia se habla solamente de "la Iglesia de Cristo" o bien, simbólicamente, del "cuerpo de Cristo" (Pablo usa muchísimo esa comparación).
Entonces, ¿cómo es que los primeros integrantes de la "Iglesia de Cristo" se referían a sí mismos? En Hechos 9:13, Ananías, al ser requerido por el Señor de efectuar el bautismo de Pablo de Tarso, le responde, "Señor, he oído á muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem". Este es el nombre con el cual se referían a sí mismo los miembros de la Iglesia: "santos". Curiosamente, la Biblia no establece que se debiese ser perfecto para ser considerado santo. Bastaba con bautizarse en la Iglesia. Pablo dirige muchas epístolas para reprender a los santos que se estaban desviando del camino. Es decir, un "santo", de acuerdo con la Biblia, podía cometer errores y ser corregido, sin perjuicio para el nombre. En este caso, el cambio de significado también vino después.
El término "cristiano" se parece al término "mormón" en el hecho de que ambos términos no fueron al principio usados por los miembros de la Iglesia, sino por sus detractores, para después popularizarse entre detractores y no detractores, así como entre miembros y no miembros.
El origen del término "mormón" se debe a que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días aceptan como escritura sagrada, además de la Biblia, un volumen de escrituras conocido como El Libro de Mormón. Según el relato contenido en este libro, Mormón fue el nombre de a) un lugar y b) un profeta antiguo que vivió en las Américas y que escribió sobre Jesucristo. Este profeta del siglo V d.C. resultó tan importante para la generación de este libro de escrituras que se le dio su nombre, resultando llamarse "el Libro de Mormón" (el foco del libro, sin embargo, no es el profeta Mormón, así como el foco del libro de Mateo no es Mateo).
En la interpretación de José Smith, en el idioma en que el libro fue escrito, la palabra "mormón" significa "hombre bueno". Debido a ello, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días no demostraron molestia cuando sus detractores comenzaron a utilizar este apelativo, ni lo demuestran en la actualidad cuando se les denomina así informalmente, pero prefieren el término correcto de "santos de los últimos días" cuando la comunicación es formal.
En la historia y escritos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días existen algunas instancias en las cuales el término "mormón" aparece con alguna frecuencia. Algunas entidades históricas aún conservan este nombre, por ejemplo, el Coro Mormón del Tabernáculo. Sin embargo, el nombre correcto de la Iglesia, con el que está registrado legalmente, es el de La Iglesia de Jesucristo de los Ultimos Días (siendo estrictos, con mayúscula inicial en "La"). El término "Iglesia mormona" es incorrecto, pues los miembros de dicha Iglesia no lo reconocen, ni se encuentra registrado ante ninguna entidad oficial con ese nombre. El logotipo oficial de la Iglesia usa también el nombre "La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días".
La preocupación de las Autoridades de dicha Iglesia es la de que existe la tendencia a despersonalizar el nombre de la misma. El hablar de la "Iglesia mormona" da la apariencia de que los santos de los últimos días creen en alguien llamado Mormón, y no en Jesucristo, alrededor de quien están elaborados todos los materiales y enseñanzas de la Iglesia. Es por ello que, en fechas recientes, el logotipo de la Iglesia ha sido modificado para enfatizar la palabra Jesucristo en él, a fin de que resulte más evidente que los santos de los últimos días creen en Jesucristo. El referirse a la "iglesia mormona" supone desconocer la presencia del nombre de Jesucristo, el cual es enfatizado en el nombre de la Iglesia.
En fechas también recientes, la Primera Presidencia de esta Iglesia se ha dirigido a los medios, a través de la Prensa Asociada (Asociated Press o AP) para enfatizar el nombre correcto de la Iglesia y solicitar que se descontinúe la designación "iglesia mormona". Algunos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días han entendido, erróneamente, que es el término "mormón" el que debe ser descontinuado. La Primera Presidencia (así como el élder Dallin H. Oaks) han aclarado que el término puede ser usado en un ámbito informal, pero que en el ámbito formal se prefiere el nombre mucho más correcto de "santos de los últimos días".
En cuanto al término "mormonismo" se puede usar en referencia a las creencias filosóficas-religiosas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, pero se prefiere no hacerlo para evitar su abuso. Sin embargo, se trata de un término formalmente correcto al referirse a la corriente que profesa dichas creencias.
Nuevamente, les ruego que cualquier respuesta que se considere pertinente se enfoque únicamente en el tema y que no se use este foro para establecer la validez o invalidez de una creencia particular. Yo mismo he tratado de mostrarme respetuoso de cualquier creencia y he tratado de evitar cualquier comentario despectivo. En reciprocidad, me gustaría que el tema se mantenga en foco. En general, confieso que el tratar de minimizar a otra persona por sus creencias no es cristiano, sino precisamente lo contrario; que el uso de la tolerancia, la paciencia, la bondad y el amor acercan a una persona más a Jesucristo que ninguna otra cosa, y que el brincar de un tema a otro es una muestra de desorden racional y no una demostración de conocimiento. Adicionalmente, disfruto ampliamente de una conversación en la que cada quien puede documentar sus aportaciones (y mucho más cuando son tomadas de una fuente original que de un comentario secundario, lo que muchas veces equivale, para mí, a hablar "de oídas"). Si tienen algún comentario sobre lo anteriormente expuesto, les invito a escucharlo, siempre y cuando el respeto y la tolerancia a nuestras respectivas creencias pueda constituir nuestro principio cristiano cardinal. Gracias.