Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

4 Octubre 2008
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Inés Bourdiuex y eve1974 participan del tema siguiente :

Quien ha dividido a la Iglesia ha pecado, y quien se ha alegrado de su
división.. 104

Pero mas que un tema de debate, biblia en mano, se convierte en un copy & paste de parte de estas dos mujeres, muchas palabras bla, bla, bla y nada mas que ello

El post 104, es el fiel reflejo de lo que vienen a hacer aqui, no a debatir, sino mas bien a pegar todas las figuritas de las virgenes que poseen , los ritos que quieren sembrar aqui, mas las doctrinas nada biblicas sobre las que desarrollan sus vidas.

Sabemos bien los cristianos que la biblia para nosostros es INSPIRADA POR EL ESPIRITU SANTO
DE DI-S, pero estas mujeres, y sus discipulos algunos de ellos ven el AURA, vienen aqui a insultar a DI-S y a JESUCRISTO,burlandose de ls escrituras

Asi, que quiero compartir con ustedes mis HERMANOS EN CRISTOJESUS, las oraciones de estos parbulos, que INSULTAN EL NOMBRE DEL SEÑOR

EL post 104, correponde a eve1974

VEINTE DIVINAS PROMESAS #

En 1862 el Papa Pío IX bendijo las revelaciones de Jesús a Santa Brígida de Suecia, y al año siguiente el Gran Congreso de Malines las recomendó.
Estas meditaciones de origen divino, fueron fuente de piadosas prácticas espirituales de muchas generaciones de católicos que quisieron seguir las huellas de nuestro Salvador, y así, retratarlo en sus almas.
En la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma todavía se puede contemplar, en la capilla del Santísimo Sacramento, el Crucifijo Milagroso ante el cual estuvo arrodillada Santa Brígida cuando recibió estas 15 Oraciones de Nuestro Señor. Allí hay una inscripción conmemorando este evento, en latín: “Pendentis. Pendente Dei verba a accepit aure accipit et verbum corde Brigitta Deum. Anno Jubilei MCCCL”
Por mucho tiempo, Santa Brígida había deseado saber cuán los latigazos había recibido Nuestro Señor en Su Pasión. Cierto día se le apareció Jesucristo, diciéndole: “Recibí en Mi Cuerpo cinco mil, cuatrocientos ochenta latigazos; son 5.480 azotes. Si queréis honrarlos en verdad, con alguna veneración, decid 15 veces el Padre Nuestro; también 15 veces el Ave María, con las siguientes oraciones, durante un año completo. Al terminar el año, habréis venerado cada una de Mis Llagas”. (Nuestro Señor mismo le dictó las oraciones a la santa.) Santa Brígida y su marido vivieron en el convento de Alvastra a mediados del siglo XIV. Se ha dicho que Brígida se inspiró en las reglas de los monjes cistercienses para formular las de su propia orden.
Ruinas del convento de Alvastra.

APROBACIÓN

Estas oraciones y promesas, hechas fundamentalmente para el crecimiento espiritual de aquella persona que aspire a unirse a Jesús todos los días y llegar a las alturas místicas de los más grandes santos, fueron copiadas del libro publicado en Toulose, en 1740, por el Padre Adrián Parvilliers, de la Sociedad de Jesús, Misionero Apostólico en Tierra Santa, con aprobación, permiso y recomendación para propagar la devoción.
En tiempos de Santa Brígida (siglo XIV), la imprenta no existía, de modo que el único recurso eran los copistas. El Papa Urbano VI fomentó la multiplicación del número de copias de las revelaciones, en vista de que estaban siendo solicitadas por reyes, obispos, conventos, bibliotecas y universidades.
Los libros que contenían estas oraciones y promesas habían sido aprobados por un gran número de prelados, entre los cuales se encontraba Su Eminencia, el Cardenal Giraud de Cambria, en 1845 y el Arzobispo de Florián de Toulose, en 1863. La colección de pequeños libros, en los cuales se encontraban estas oraciones, recibió la bendición del Papa Pío IX, el 31 de mayo de 1862. Finalmente, esta colección fue recomendada por el Gran Congreso de Malines el 22 de agosto de 1863.
Esta versión española fue tomada de otra en inglés. Puesto que estas oraciones dictadas por Jesús a Santa Brígida sufrieron incontables traducciones, de un idioma al otro (sueco, francés, italiano, alemán, etc.), esta versión española no pretende declararse como traducción exacta de la versión que la propia Santa podía dar a los de su tiempo, ni siquiera las tantas otras versiones que se produjeron en el espacio de seis siglos. Sin embargo, dada la tremenda espiritualidad contenida en esta bellísima versión, no queda a nadie la duda, porque nuestro Divino Redentor lee las intenciones de nuestros corazones, y si El ve sinceridad en nosotros, concederá sus Veinte Divinas Promesas a quien recite estas oraciones diariamente por el espacio de un año. Solo ten fe en su amor infinito, rézalas meditando profundamente en su contenido precioso y El hará el resto...
Aquellos que visiten la Iglesia de San Pablo en Roma, pueden ver el crucifijo en tamaño natural, esculpido por Pierre Cavallini, ante el cual Santa Brígida se arrodillaba, y la siguiente inscripción: "Pendemis, pendiente Dei verba accepit aure accipit at verbum corde Brigitti Deum. Anno Jubilei MCCCL", recordando las prodigiosas experiencias tenidas por la Santa ante este crucifijo.
Santa Brígida, hija de la princesa de sangre real de Suecia, Birgir, nació por el año de 1302, de padres muy piadosos. Su virtuosa madre murió al darla a luz, por lo que la niña fue cuidada por una de sus piadosas tías. Brígida no pudo hablar hasta la edad de 3 años, pero tan pronto pudo hacerlo, comenzó a rezar a Dios.
Aún en su temprana infancia, sintió atracción por los discursos serios, y las lecturas piadosas eran sus favoritas.
A la edad de 10 años, Brígida se sintió conmovida por un sermón que oyó sobre la Pasión de Nuestro Señor. A la noche siguiente tuvo un sueño en el que vio a Nuestro Señor clavado en la cruz y cubierto de sangre y heridas, al mismo tiempo una voz le decía: "MÍRAME, HIJA MÍA" -¡Oh, mi Señor!- respondió Santa Brígida -¿Quiénes te han tratado tan cruelmente?- Nuestro Señor le respondió: "AQUELLOS QUE ME DESPRECIAN Y SON INSENSIBLES A MI AMOR POR ELLOS".
Este misterioso sueño dejó una impresión tan profunda en ella, desde entonces, meditó continuamente en los sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo, y siempre lloraba al hacerlo.
A la edad de 15 años, por obediencia, Brígida se casó con el príncipe Ulf, un joven muy piadoso, y tuvieron ocho hijos (una de sus hijas llegó a ser Santa Catalina de Suecia). Más que instrucciones, fueron sus ejemplos los que santificaron su numerosa familia.
Sus revelaciones y otras gracias celestiales hicieron de ella una verdadera santa. Murió en Roma en 1373, después de regresar de una peregrinación a la Tierra Santa.
Santa Brígida de Suecia meditaba diariamente en la vida y sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo.

LAS PROMESAS

El Crucificado (Habla, de JESUCRISTO ???) prometió a Brígida los siguientes privilegios, con la condición de que ella fuera fiel a la diaria recitación del santo oficio. Y se garantizaban también a todo aquel que diga las oraciones devotamente cada día por el espacio de un año, las siguientes promesas:

LEAN esto que no tiene desperdicio

1.- Cualquiera que recite estas oraciones, obtendrá el grado máximo de perfección.
2.- Quince días antes de su muerte, tendrá un conocimiento perfecto de todos sus pecados y una contrición profunda de ellos.
3.- Quince días antes de su muerte le daré mi precioso cuerpo a fin de que escape del hambre eterna; le daré a beber de mi preciosa sangre para que no permanezca sediento eternamente.
4.- Libraré del purgatorio a 15 miembros de su familia.
5.- Quince miembros de su familia serán confirmados y preservados en gracia.
6.- Quince miembros de su familia se convertirán.
7.- Cualquiera que haya vivido en estado de pecado mortal por 30 años, pero si recita o tiene la intención de recitar estas oraciones devotamente, Yo, el Señor le perdonaré todos sus pecados.
8.- Si ha vivido haciendo su propia voluntad durante toda su vida y está por morir, prolongaré su existencia
9.- Obtendrá todo lo que pida a Dios y a la Santísima Vírgen.
10.- En cualquier parte donde esté diciendo las oraciones, o donde se digan, Dios estará presente con su gracia.
11.- Todo aquel que enseñe estas oraciones a los demás, ganará incalculables méritos y su gloria será mayor en el cielo.
12.- Por cada vez que se reciten estas oraciones, se ganarán 100 días de indulgencia.
13.- Será liberado de la muerte eterna.
14.- Goza de la promesa de que será contado entre los bienaventurados del cielo.
15.- Lo defenderé contra las tentaciones del mal.
16.- Preservaré y guardaré sus cinco sentidos.
17.- Lo preservaré de una muerte repentina.
18.- Yo colocaré mi cruz victoriosa ante él para que venza a sus enemigos.
19.- Antes de su muerte vendré con mi amada Madre.
20.- Lo recibiré muy complacido y lo conduciré a los gozos eternos. Y habiéndolo llevado allí, le daré de beber de la fuente de mi divinidad.


ORACIONES:

Señal de la Cruz.
Para empezar, recemos un Credo al Sagrado Corazón de Jesús, haciendo un acto de Fe.

PRIMERA ORACIÓN

(Padre Nuestro, Ave María) 1ro, el padre nuestro, 2do el ave maria, 3ro al SEÑOR

¡Oh Jesús mío! ¡Oh eterna dulzura para los que te amamos! ¡Oh gozo supremo que supera todo gozo y deseo! ¡Oh salvación y esperanza nuestra! Infinitas pruebas nos has dado de que tu mayor deseo es estar siempre con nosotros; y fue estesublime deseo, ¡Oh bendito amor! El que te llevó a asumir la naturaleza humana. ¡Oh Verbo Encarnado!, recuerda aquella Santa Pasión que abrazaste por nosotros, para cumplir con el divino plan de reconciliación de Dios con su criatura. Recuerda Señor tu última cena, cuando rodeado de tus discípulos, y después de haberles lavado los pies, les diste tu precioso cuerpo y sangre. Recuerda también cuando tuviste que consolarlos al anunciarles tu ya próxima Pasión.
Fue en el huerto de los Olivos, ¡Oh Señor!, donde se escenificaron los peores momentos de tu Sagrada Pasión: porque fuiste invadido por la más infinita de las tristezas y por la más dolorosa de las amarguras, y que te llevaron a exclamar todo lleno de horror y de angustia: "¡Mi alma está triste hasta la muerte!"... Tres horas duró tu agonía en aquel jardín; y todo el miedo, angustia y dolor que padeciste allí, ¡fueron tan grandes!, que te causó sudar sangre copiosamente. Aquello escapaba a toda descripción, hasta tal punto que sufriste más allí que en el resto de tu Pasión, porque ante tus divinos ojos desfilaron aquellas terribles visiones de los pecados que se cometieron desde Adán y Eva hasta aquellos mismos instantes, y los pecados que se estaban cometiendo en aquellos momentos por toda la faz de la tierra, y los que se cometerían en el futuro, ¡siglos enteros!, ¡hasta la consumación de los tiempos!
Pero, ¡Oh amor que todo lo vence! A pesar de tu temor humano, así contestaste a tu Padre: "¡No se haga mi voluntad, sino la tuya!" E inmediatamente, tu Padre envió aquel precioso Ángel para confortarte... Tres veces oraste, y al final llegó tu discípulo traidor, Judas. ¡Cuánto te dolió aquello!
Fuiste arrestado por el pueblo de aquella nación que Tú mismo habías escogido y exaltado. Tres jueces te juzgaron, falsos testigos te acusaron, cometiendo el acto más injusto de la historia de la humanidad, ¡condenando a muerte a su Autor y Redentor! ¡A aquél que venía a regalarnos la vida eterna!
Y te despojaron de tus vestiduras y te cubrieron los ojos... e inmediatamente aquellos soldados romanos comenzaron a abofetearte, y llenarte de salivazos, y golpes llovieron contra tu delicado cuerpo. Y te retaban a que les dijeras quién era el que te lo hacía. De repente, aquella corona de espinas te la incrustaron mutilando tu cabeza de mala manera; ¡rompiendo carne, venas y nervios! Para contemplar la mofa a tu condición de Rey, te dieron un cetro: una vulgar caña que colocaron en tus sagradas manos.
¡Oh sublime enamorado de nuestras almas!, recuerda también cuando te ataron a la columna. ¡Cómo te flageló aquella gente!... No quedó lugar alguno en tu maravilloso cuerpo que no quedara destrozado bajo los golpes de los látigos. Otro cuerpo humano hubiese muerto con menos golpes... La escena era terrible: ¡huesos y costillas podían verse! ¡Cuánta furia desatada contra el Hombre-Dios!
Oh Jesús mío, en memoria de aquellos crueles tormentos que padeciste por nosotros antes de la crucifixión, concédenos antes de morir un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados, que podamos satisfacer por ellos, que hagamos una santa confesión, te recibamos en la Santísima Eucaristía, y así, alimentada nuestra alma, podamos volar hacia Ti.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

SEGUNDA ORACIÓN
¡Oh salud y alimento de mi alma, libertad verdadera de ángeles y santos!, ¡Paraíso de delicias! Recuerda el horror y la tristeza que sufriste camino al lugar donde te aguardaba una cruz, cuatro clavos y los verdugos cuando toda aquella turba se apretujaba a tu paso, y te golpeaba e insultaba impunemente, haciéndote víctima de las más espantosas crueldades. Pero más te dolía la ingratitud de ellos, que los golpes que te infligían, pues era precisamente por ellos y por todo el género humano, que llevabas aquella Cruz sobre tus hombros destrozados.
Por todos aquellos tormentos y ultrajes, y por las blasfemias proferidas en contra Ti, te rogamos, ¡Oh dueño de nuestra alma! que nos libres de nuestros enemigos, visibles e invisibles, y que bajo tu protección logremos tal perfección y santidad, que merezcamos entrar contigo en tu Reino.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

TERCERA ORACIÓN
¡Oh dueño de nuestra existencia! Tú que siendo el Creador del Universo, del Cielo y de la Tierra, de ángeles y hombres, a quien nada puede abarcar ni limitar y que todo lo envuelves y sostienes con tu amoroso poder, sin embargo, te dejaste matar por tu obra maestra, el hombre, para justificarlo ante Ti mismo.
Recuerda cada dolor sufrido, cada tormento soportado por nuestro amor, cuando los judíos con enormes clavos taladraron tus sagradas manos y pies. ¡Que espantosa escena se produjo cuando con indescriptible crueldad, tu cuerpo tuvo que ser estirado sobre la Cruz para que tus manos y pies llegaran hasta los agujeros previamente abiertos en el madero! ¡Con cuánta furia agrandaron aquellas heridas! ¡Cómo agregaron dolor al dolor, cuando tuvieron que estirar tus sagrados miembros violentamente en todas direcciones! ¡Oh Varón de dolores!
Recuerda cuando tus músculos y tendones eran estirados sin misericordia, y tus venas se rompían, y tu piel virginal se desgarraba horriblemente, y tus huesos eran dislocados.
¡Oh Cordero divino! en memoria de todo lo ocurrido en la colina del Gólgota, te rogamos nos concedas la gracia de amarte y honrarte cada día más y más.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

ESTA es la oracion que copia en el post 104
pero no pone el final, siga hasta el final de la oracion
CUARTA ORACIÓN

¡Oh divino mártir de amor! ¡Oh médico celestial que te dejaste suspender en la Cruz para que por tus heridas las nuestras fueron curadas! Recuerda cada una de aquellas heridas y la tremenda debilidad de tus miembros, que fueron distendidos hasta tal punto que jamás ha habido dolor semejante al tuyo. Desde la cabeza a los pies eras todo llaga, todo dolor, todo sufrías; eras una masa rota y sanguinolenta, y aún así llegaste, para sorpresa de tus verdugos, a suplicar a tu Padre, eterno perdón para ellos diciéndole: ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!
¡Oh Cristo bendito! En memoria de esta gran misericordia que tuviste, que muy bien pudiste lanzar a todo aquel mundo malvado a los abismos infernales con un solo acto de tu poderosa voluntad, por aquella tan grande misericordia que superó a tu justicia divina, concédenos una contrición perfecta y la remisión total de nuestros pecados, desde el primero hasta el último, y que jamás volvamos a ofenderte.
Así sea.

(Padre Nuestro, Ave María)
Mi chiquita, sos hereje e idolatra. esto lo omites en el post, cuando es de importancia para el debate, o no?
QUINTA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Oh esplendor de la eternidad! Recuerda cuando contemplaste en la Luz de tu Divinidad, las almas de los predestinados que serían rescatados por los méritos de tu sagrada Pasión, también viste aquella tremenda multitud que sería condenada por sus pecados. ¡Cuánto te quejaste por ellos! Te compadeciste, oh buen Jesús, hasta de aquellos réprobos, de aquellos desafortunados pecadores que no se lavarían con tu sangre, ni se alimentarían con tu Carne Eucarística.
Por tu infinita compasión y piedad, y acordándote de tu promesa al buen ladrón arrepentido, al decirle que aquel mismo día que estaría contigo en el Paraíso, ¡Oh salud y alimento de nuestra alma! muéstranos esta misma misericordia en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

SEXTA ORACIÓN
¡Oh Rey muy amado y deseado ¡ acordaos del dolor que sufriste, cuando desnudo y como un criminal común y corriente, fuiste clavado y elevado en la Cruz. También fuiste abandonado de todos tus parientes y amigos; con la excepción de tu muy amada Madre y tu discípulo Juan. En tu agonía Ella permaneció fiel junto a Ti, luego la encomendaste a tu fiel discípulo, diciendo a María: “¡Mujer, he aquí a tu hijo!” y a Juan: “!He aquí a tu Madre!”
Te suplicamos, oh nuestro Salvador, por la espada de dolor que entonces atravesó el alma de tu Santísima Madre, que te compadezcas de nosotros en todas nuestras aflicciones y tribulaciones tanto corporal como espiritual, y que nos asistas en cada prueba, especialmente en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)
SÉPTIMA ORACIÓN
¡Oh Rey de Reyes! ¡Fuente de compasión que jamás se agota! Recuerda cuando sentiste aquella tremenda sed por las almas y que te llevó a exclamar desde la Cruz: "¡Tengo Sed!" Si, no solamente tenías sed física, sino sed insaciable por la salvación de la raza humana.
Por este gesto de amor por nosotros, te rogamos, Oh prisionero de nuestro amor, que inflames nuestros corazones con el deseo de tender siempre hacia la perfección en todos nuestros actos, que extingas en nosotros la concupiscencia de la carne y los deseos de placeres mundanos.
Así sea
(Padre Nuestro, Ave María)

OCTAVA ORACIÓN
¡Oh constante dulzura nuestra! ¡Oh deleite diario de nuestro espíritu! Por el sabor tan amargo de aquella hiel y vinagre que te dieron a probar en lugar de agua, para aplacar tu sed física, te suplicamos que aplaques nuestra sed por tu vivificadora sangre, y nuestra hambre por tu redentora carne, ahora y siempre, y que no nos falte en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

NOVENA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Virtud Real y gozo del alma! Acuérdate del dolor que sentiste, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por tus verdugos, clamaste en alta voz que habías sido abandonado por Tu Padre Celestial, diciéndole: “Dios mío, Dios mío, ¿Porqué me has abandonado?” Por aquella angustia que padeciste en aquellos momentos finales de tu Pasión, te rogamos oh nuestro Salvador que no nos abandones en los terrores y dolores de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, que eres principio y fin de todo lo creado , virtud, luz y verdad! Acuérdate que por causa nuestra fuiste sumergido en un abismo de penas; sufriendo dolor en todo tu santísimo Cuerpo: En consideración a la enormidad de tanta llaga que te hicimos los hombres; enséñanos a guardar por puro amor a Ti, todos tus Mandamientos; cuyo camino de Tu Ley Divina es amplio y agradable, para aquellos que te aman.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

UNDÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío!, abismo insondable de misericordia, te rogamos en memoria de tus heridas, las cuales penetraron hasta la médula de tus huesos y hasta lo más profundo de tu ser, ¡que nos apartes para siempre del pecado! ¡que no te ofendamos más! Reconocemos con bochorno que somos unos miserables pecadores y que te hemos ofendido ¡tantas veces! Que tememos que tu divina justicia nos condene.
No obstante, acudimos presurosos a tu misericordia infinita, para que nos escondas urgentemente en tus preciosas llagas, y así, ocultados de tu indignado rostro, pueda tu amante Corazón una vez más, lavar nuestras culpas con tu sangre liberadora. De esa forma Redentor nuestro, tu enojo e indignación cesarán de inmediato. ¡Gracias Señor!
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DUODÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, eterna verdad, símbolo de la perfecta caridad y de la unidad! Te suplicamos que te acuerdes de aquella multitud de laceraciones, de aquellas horribles heridas que te hicimos la humanidad pecadora que querías salvar. Estabas hecho un guiñapo humano, enrojecido por tu propia sangre. ¡Que inmenso e intenso dolor padeciste en tu carne virginal por amor a nosotros! ¡Oh dulzura infinita!, ¿qué pudiste hacer, que ya no hayas hecho por nosotros? Nada falta. Todo lo has cumplido
Ayúdanos, Oh Señor, a tener siempre presente ante los ojos de nuestro espíritu, un fiel recuerdo de tu Pasión, para que el fruto de tus sufrimientos se vea continuamente renovados en nuestra alma, y para que tu amor se agrande en cada momento más y más en nuestro corazón, hasta que llegue aquel feliz día en que te veamos en el cielo, y ser uno contigo, que eres el tesoro y suma total de todo gozo y bondad.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA TERCERA ORACIÓN
¡Oh dulce consuelo de nuestra alma, maravilloso liberador, Rey inmortal e invencible! Recuerda cuando inclinando tu adorable cabeza, toda desfigurada por los golpes, la sangre y el polvo del camino, exclamaste: "Todo está consumado"... Toda tu fuerza mental y física se agotaron completamente.
Por este Gran Sacrificio y por las angustias y tormentos que padeciste antes de morir, te rogamos, Oh buen Jesús, que tengas misericordia de nosotros en la hora de nuestra muerte, cuando nuestra mente esté tremendamente perturbada; y nuestra alma sumergida en angustia.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA CUARTA ORACIÓN
¡Oh doliente Jesús, oh incomprensible Segunda Persona de la Trinidad, esplendor y figura de su esencia! Recuerda cuando con gran voz entregaste tu alma a Tu Padre Celestial diciéndole: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!" Tu cuerpo estaba despedazado, y tu corazón destrozado, pero tus entrañas de misericordia quedaron abiertas para redimirlos! Así expiraste , oh amor infinito...
Por tu Dolorosa Muerte; te suplicamos, Oh Rey de Santos y Arcángeles, que nos confortes y nos ayudes a resistir al mundo con sus errores, a Satanás con sus pérfidas, y a la carne con sus vicios, para que así, muertos a los enemigos de nuestras almas, vivamos solamente para Ti. Por eso te rogamos, Oh Dulce Redentor y Salvador, que a la hora de nuestra muerte recibas nuestras pobres almas desterradas que regresan a Ti.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA QUINTA ORACIÓN
¡Oh vencedor de la muerte! ¡Vid verdadera y fructífera! Recuerda a aquel torrente de sangre que brotó de cada parte de tu Bendito Cuerpo, igual que la uva exprimida en el lagar.
De tu Costado perforado por un soldado con la lanza, brotó Sangre y Agua, hasta no quedar en Tu Cuerpo Gota alguna. Finalmente como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne tuya fue destrozada; la Sustancia de tu Cuerpo fue marchitada, y disecada la Médula de tus huesos.
Por esta amarga Pasión, y por la Efusión de Tu divina Sangre, te suplicamos oh dulcísimo Jesús, que recibas nuestra alma, cuando estemos sufriendo en la agonía de nuestra muerte.
Oh maravillosa realidad, escándalo para los infieles, ¡gozo indescriptible para los que te amamos! Ese tu infinito sacrificio pagó el rescate, y al resucitar y ascender gloriosamente al Cielo, ¡dejaste bien abiertas las puertas para aquellos que quisieran seguirte! Oh Señor, por tu amarga Pasión y preciosa sangre, te rogamos traspases nuestros corazones, para que nuestras lágrimas de amor, adoración y penitencia, sean nuestro alimento noche y día. Haz que nos convirtamos totalmente a Ti, que nuestros corazones sean tu perpetuo lugar de reposo; que nuestras conversaciones te sean siempre agradable; y que al final de nuestra vida merezcamos que graves, Oh Dios de amor, el Sello de Tu Divinidad en nuestra alma, para que tanto el Padre como el Espíritu Santo, te vean bien reproducido en nosotros, y poder así ser contados entre tus Santos para que te alabemos para siempre por toda la eternidad.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

Si para llegar a DI-S hay que hacer todo esto, estan hasta las manos


Quien ha dividido a la Iglesia ha pecado, y quien se ha alegrado de su
división

1- La iglesia romana es la que divide
2- la iglesia de roma es la que se ha alegrado de la divsion. porque ?
porque, es una secta

Donde dicen las SAGRADAS ESCRITURAS QUE HAY QUE HACER ESTO, EVE1974 para llegar a DI-S

Sigue participando eve, sigue. Eres igual a ines :Carcajada

Sergio
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

Vamos muchachos, no se escondan, participen con nosotros biblia en mano
vamos, no sean cobardes
Recuerden que los cobardes.............

pstt...
muchachos :hockey:

Sergo
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

Me parece que no solo los romanos practican esto.

A ver a participar, biblia en mano, biblia en mano...

ptssss
ptssss :hockey:

sergio
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

(....)
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

el primero que comulga con eve1974

dicen : que el que calla, otorga

next
Sergio
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

Juan 19:9-10
Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Pero Jesús no le dio respuesta.
Dícele Pilato: "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?"
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

Otro qure reza sin sentido comun, para obtener el punto 16


LAS PROMESAS

El Crucificado (Hablara, de JESUCRISTO ???) prometió a Brígida los siguientes privilegios, con la condición de que ella fuera fiel a la diaria recitación del santo oficio. Y se garantizaban también a todo aquel que diga las oraciones devotamente cada día por el espacio de un año, las siguientes promesas:

LEAN esto que no tiene desperdicio

1.- Cualquiera que recite estas oraciones, obtendrá el grado máximo de perfección.
2.- Quince días antes de su muerte, tendrá un conocimiento perfecto de todos sus pecados y una contrición profunda de ellos.
3.- Quince días antes de su muerte le daré mi precioso cuerpo a fin de que escape del hambre eterna; le daré a beber de mi preciosa sangre para que no permanezca sediento eternamente.
4.- Libraré del purgatorio a 15 miembros de su familia.
5.- Quince miembros de su familia serán confirmados y preservados en gracia.
6.- Quince miembros de su familia se convertirán.
7.- Cualquiera que haya vivido en estado de pecado mortal por 30 años, pero si recita o tiene la intención de recitar estas oraciones devotamente, Yo, el Señor le perdonaré todos sus pecados.
8.- Si ha vivido haciendo su propia voluntad durante toda su vida y está por morir, prolongaré su existencia
9.- Obtendrá todo lo que pida a Dios y a la Santísima Vírgen.
10.- En cualquier parte donde esté diciendo las oraciones, o donde se digan, Dios estará presente con su gracia.
11.- Todo aquel que enseñe estas oraciones a los demás, ganará incalculables méritos y su gloria será mayor en el cielo.
12.- Por cada vez que se reciten estas oraciones, se ganarán 100 días de indulgencia.
13.- Será liberado de la muerte eterna.
14.- Goza de la promesa de que será contado entre los bienaventurados del cielo.
15.- Lo defenderé contra las tentaciones del mal.
16.- Preservaré y guardaré sus cinco sentidos. :srosa:
17.- Lo preservaré de una muerte repentina.
18.- Yo colocaré mi cruz victoriosa ante él para que venza a sus enemigos.
19.- Antes de su muerte vendré con mi amada Madre.
20.- Lo recibiré muy complacido y lo conduciré a los gozos eternos. Y habiéndolo llevado allí, le daré de beber de la fuente de mi divinidad.

Sigan participando, obtendran grandes descuentos : ptos 4 y 6,
obtendran indulgencias: pto 12
sigan participando

sergio


vamos eve, inesita

pts...
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

Psssttttttt, EVEEEEEE, INESSITAAAAA

Vamos chicas de las mil y una oraciones, apaguen la velas y a responder

vamos :Demonstra

Sergio
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos


VEINTE DIVINAS PROMESAS

LAS PROMESAS

El Crucificado (Hablara, de JESUCRISTO ???) prometió a Brígida los siguientes privilegios, con la condición de que ella fuera fiel a la diaria recitación del santo oficio. Y se garantizaban también a todo aquel que diga las oraciones devotamente cada día por el espacio de un año, las siguientes promesas:


11.- Todo aquel que enseñe estas oraciones a los demás, ganará incalculables méritos y su gloria será mayor en el cielo.

Haber chicas, a cuantos han enseñado en esta semana esto...???

sergio


vamos eve1974, Inesita.... NO se escondan, les va a crecer la nariz por
mentirosas.. :big_grin: :3st: :ojos:


pts...


Sergio
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos



Veinte divinas promesas

LAS PROMESAS

El Crucificado (Hablara, de JESUCRISTO ???) prometió a Brígida los siguientes privilegios, con la condición de que ella fuera fiel a la diaria recitación del santo oficio. Y se garantizaban también a todo aquel que diga las oraciones devotamente cada día por el espacio de un año, las siguientes promesas:

LEAN esto que no tiene desperdicio

4.- Libraré del purgatorio a 15 miembros de su familia.


sergio

vamos eve, inesita :
___________________________________________________________________________________

EEEEvvvvveeeeeee........psssst......pssst

Pregunta : DONDE DICE DI-S,QUE SE OBTIENE ESTO ???, versiculos, por favor

pts...



Vamos chicas, participen

Sergio
 
Re: Las Oraciones de Eve1974, y sus Discipulos Romanos

Inés Bourdiuex y eve1974 participan del tema siguiente :

Quien ha dividido a la Iglesia ha pecado, y quien se ha alegrado de su
división.. 104

Pero mas que un tema de debate, biblia en mano, se convierte en un copy & paste de parte de estas dos mujeres, muchas palabras bla, bla, bla y nada mas que ello

El post 104, es el fiel reflejo de lo que vienen a hacer aqui, no a debatir, sino mas bien a pegar todas las figuritas de las virgenes que poseen , los ritos que quieren sembrar aqui, mas las doctrinas nada biblicas sobre las que desarrollan sus vidas.

Sabemos bien los cristianos que la biblia para nosostros es INSPIRADA POR EL ESPIRITU SANTO
DE DI-S, pero estas mujeres, y sus discipulos algunos de ellos ven el AURA, vienen aqui a insultar a DI-S y a JESUCRISTO,burlandose de ls escrituras

Asi, que quiero compartir con ustedes mis HERMANOS EN CRISTOJESUS, las oraciones de estos parbulos, que INSULTAN EL NOMBRE DEL SEÑOR

EL post 104, correponde a eve1974

VEINTE DIVINAS PROMESAS #

En 1862 el Papa Pío IX bendijo las revelaciones de Jesús a Santa Brígida de Suecia, y al año siguiente el Gran Congreso de Malines las recomendó.
Estas meditaciones de origen divino, fueron fuente de piadosas prácticas espirituales de muchas generaciones de católicos que quisieron seguir las huellas de nuestro Salvador, y así, retratarlo en sus almas.
En la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma todavía se puede contemplar, en la capilla del Santísimo Sacramento, el Crucifijo Milagroso ante el cual estuvo arrodillada Santa Brígida cuando recibió estas 15 Oraciones de Nuestro Señor. Allí hay una inscripción conmemorando este evento, en latín: “Pendentis. Pendente Dei verba a accepit aure accipit et verbum corde Brigitta Deum. Anno Jubilei MCCCL”
Por mucho tiempo, Santa Brígida había deseado saber cuán los latigazos había recibido Nuestro Señor en Su Pasión. Cierto día se le apareció Jesucristo, diciéndole: “Recibí en Mi Cuerpo cinco mil, cuatrocientos ochenta latigazos; son 5.480 azotes. Si queréis honrarlos en verdad, con alguna veneración, decid 15 veces el Padre Nuestro; también 15 veces el Ave María, con las siguientes oraciones, durante un año completo. Al terminar el año, habréis venerado cada una de Mis Llagas”. (Nuestro Señor mismo le dictó las oraciones a la santa.) Santa Brígida y su marido vivieron en el convento de Alvastra a mediados del siglo XIV. Se ha dicho que Brígida se inspiró en las reglas de los monjes cistercienses para formular las de su propia orden.
Ruinas del convento de Alvastra.

APROBACIÓN

Estas oraciones y promesas, hechas fundamentalmente para el crecimiento espiritual de aquella persona que aspire a unirse a Jesús todos los días y llegar a las alturas místicas de los más grandes santos, fueron copiadas del libro publicado en Toulose, en 1740, por el Padre Adrián Parvilliers, de la Sociedad de Jesús, Misionero Apostólico en Tierra Santa, con aprobación, permiso y recomendación para propagar la devoción.
En tiempos de Santa Brígida (siglo XIV), la imprenta no existía, de modo que el único recurso eran los copistas. El Papa Urbano VI fomentó la multiplicación del número de copias de las revelaciones, en vista de que estaban siendo solicitadas por reyes, obispos, conventos, bibliotecas y universidades.
Los libros que contenían estas oraciones y promesas habían sido aprobados por un gran número de prelados, entre los cuales se encontraba Su Eminencia, el Cardenal Giraud de Cambria, en 1845 y el Arzobispo de Florián de Toulose, en 1863. La colección de pequeños libros, en los cuales se encontraban estas oraciones, recibió la bendición del Papa Pío IX, el 31 de mayo de 1862. Finalmente, esta colección fue recomendada por el Gran Congreso de Malines el 22 de agosto de 1863.
Esta versión española fue tomada de otra en inglés. Puesto que estas oraciones dictadas por Jesús a Santa Brígida sufrieron incontables traducciones, de un idioma al otro (sueco, francés, italiano, alemán, etc.), esta versión española no pretende declararse como traducción exacta de la versión que la propia Santa podía dar a los de su tiempo, ni siquiera las tantas otras versiones que se produjeron en el espacio de seis siglos. Sin embargo, dada la tremenda espiritualidad contenida en esta bellísima versión, no queda a nadie la duda, porque nuestro Divino Redentor lee las intenciones de nuestros corazones, y si El ve sinceridad en nosotros, concederá sus Veinte Divinas Promesas a quien recite estas oraciones diariamente por el espacio de un año. Solo ten fe en su amor infinito, rézalas meditando profundamente en su contenido precioso y El hará el resto...
Aquellos que visiten la Iglesia de San Pablo en Roma, pueden ver el crucifijo en tamaño natural, esculpido por Pierre Cavallini, ante el cual Santa Brígida se arrodillaba, y la siguiente inscripción: "Pendemis, pendiente Dei verba accepit aure accipit at verbum corde Brigitti Deum. Anno Jubilei MCCCL", recordando las prodigiosas experiencias tenidas por la Santa ante este crucifijo.
Santa Brígida, hija de la princesa de sangre real de Suecia, Birgir, nació por el año de 1302, de padres muy piadosos. Su virtuosa madre murió al darla a luz, por lo que la niña fue cuidada por una de sus piadosas tías. Brígida no pudo hablar hasta la edad de 3 años, pero tan pronto pudo hacerlo, comenzó a rezar a Dios.
Aún en su temprana infancia, sintió atracción por los discursos serios, y las lecturas piadosas eran sus favoritas.
A la edad de 10 años, Brígida se sintió conmovida por un sermón que oyó sobre la Pasión de Nuestro Señor. A la noche siguiente tuvo un sueño en el que vio a Nuestro Señor clavado en la cruz y cubierto de sangre y heridas, al mismo tiempo una voz le decía: "MÍRAME, HIJA MÍA" -¡Oh, mi Señor!- respondió Santa Brígida -¿Quiénes te han tratado tan cruelmente?- Nuestro Señor le respondió: "AQUELLOS QUE ME DESPRECIAN Y SON INSENSIBLES A MI AMOR POR ELLOS".
Este misterioso sueño dejó una impresión tan profunda en ella, desde entonces, meditó continuamente en los sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo, y siempre lloraba al hacerlo.
A la edad de 15 años, por obediencia, Brígida se casó con el príncipe Ulf, un joven muy piadoso, y tuvieron ocho hijos (una de sus hijas llegó a ser Santa Catalina de Suecia). Más que instrucciones, fueron sus ejemplos los que santificaron su numerosa familia.
Sus revelaciones y otras gracias celestiales hicieron de ella una verdadera santa. Murió en Roma en 1373, después de regresar de una peregrinación a la Tierra Santa.
Santa Brígida de Suecia meditaba diariamente en la vida y sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo.

LAS PROMESAS

El Crucificado (Habla, de JESUCRISTO ???) prometió a Brígida los siguientes privilegios, con la condición de que ella fuera fiel a la diaria recitación del santo oficio. Y se garantizaban también a todo aquel que diga las oraciones devotamente cada día por el espacio de un año, las siguientes promesas:

LEAN esto que no tiene desperdicio

1.- Cualquiera que recite estas oraciones, obtendrá el grado máximo de perfección.
2.- Quince días antes de su muerte, tendrá un conocimiento perfecto de todos sus pecados y una contrición profunda de ellos.
3.- Quince días antes de su muerte le daré mi precioso cuerpo a fin de que escape del hambre eterna; le daré a beber de mi preciosa sangre para que no permanezca sediento eternamente.
4.- Libraré del purgatorio a 15 miembros de su familia.
5.- Quince miembros de su familia serán confirmados y preservados en gracia.
6.- Quince miembros de su familia se convertirán.
7.- Cualquiera que haya vivido en estado de pecado mortal por 30 años, pero si recita o tiene la intención de recitar estas oraciones devotamente, Yo, el Señor le perdonaré todos sus pecados.
8.- Si ha vivido haciendo su propia voluntad durante toda su vida y está por morir, prolongaré su existencia
9.- Obtendrá todo lo que pida a Dios y a la Santísima Vírgen.
10.- En cualquier parte donde esté diciendo las oraciones, o donde se digan, Dios estará presente con su gracia.
11.- Todo aquel que enseñe estas oraciones a los demás, ganará incalculables méritos y su gloria será mayor en el cielo.
12.- Por cada vez que se reciten estas oraciones, se ganarán 100 días de indulgencia.
13.- Será liberado de la muerte eterna.
14.- Goza de la promesa de que será contado entre los bienaventurados del cielo.
15.- Lo defenderé contra las tentaciones del mal.
16.- Preservaré y guardaré sus cinco sentidos.
17.- Lo preservaré de una muerte repentina.
18.- Yo colocaré mi cruz victoriosa ante él para que venza a sus enemigos.
19.- Antes de su muerte vendré con mi amada Madre.
20.- Lo recibiré muy complacido y lo conduciré a los gozos eternos. Y habiéndolo llevado allí, le daré de beber de la fuente de mi divinidad.


ORACIONES:

Señal de la Cruz.
Para empezar, recemos un Credo al Sagrado Corazón de Jesús, haciendo un acto de Fe.

PRIMERA ORACIÓN

(Padre Nuestro, Ave María) 1ro, el padre nuestro, 2do el ave maria, 3ro al SEÑOR

¡Oh Jesús mío! ¡Oh eterna dulzura para los que te amamos! ¡Oh gozo supremo que supera todo gozo y deseo! ¡Oh salvación y esperanza nuestra! Infinitas pruebas nos has dado de que tu mayor deseo es estar siempre con nosotros; y fue estesublime deseo, ¡Oh bendito amor! El que te llevó a asumir la naturaleza humana. ¡Oh Verbo Encarnado!, recuerda aquella Santa Pasión que abrazaste por nosotros, para cumplir con el divino plan de reconciliación de Dios con su criatura. Recuerda Señor tu última cena, cuando rodeado de tus discípulos, y después de haberles lavado los pies, les diste tu precioso cuerpo y sangre. Recuerda también cuando tuviste que consolarlos al anunciarles tu ya próxima Pasión.
Fue en el huerto de los Olivos, ¡Oh Señor!, donde se escenificaron los peores momentos de tu Sagrada Pasión: porque fuiste invadido por la más infinita de las tristezas y por la más dolorosa de las amarguras, y que te llevaron a exclamar todo lleno de horror y de angustia: "¡Mi alma está triste hasta la muerte!"... Tres horas duró tu agonía en aquel jardín; y todo el miedo, angustia y dolor que padeciste allí, ¡fueron tan grandes!, que te causó sudar sangre copiosamente. Aquello escapaba a toda descripción, hasta tal punto que sufriste más allí que en el resto de tu Pasión, porque ante tus divinos ojos desfilaron aquellas terribles visiones de los pecados que se cometieron desde Adán y Eva hasta aquellos mismos instantes, y los pecados que se estaban cometiendo en aquellos momentos por toda la faz de la tierra, y los que se cometerían en el futuro, ¡siglos enteros!, ¡hasta la consumación de los tiempos!
Pero, ¡Oh amor que todo lo vence! A pesar de tu temor humano, así contestaste a tu Padre: "¡No se haga mi voluntad, sino la tuya!" E inmediatamente, tu Padre envió aquel precioso Ángel para confortarte... Tres veces oraste, y al final llegó tu discípulo traidor, Judas. ¡Cuánto te dolió aquello!
Fuiste arrestado por el pueblo de aquella nación que Tú mismo habías escogido y exaltado. Tres jueces te juzgaron, falsos testigos te acusaron, cometiendo el acto más injusto de la historia de la humanidad, ¡condenando a muerte a su Autor y Redentor! ¡A aquél que venía a regalarnos la vida eterna!
Y te despojaron de tus vestiduras y te cubrieron los ojos... e inmediatamente aquellos soldados romanos comenzaron a abofetearte, y llenarte de salivazos, y golpes llovieron contra tu delicado cuerpo. Y te retaban a que les dijeras quién era el que te lo hacía. De repente, aquella corona de espinas te la incrustaron mutilando tu cabeza de mala manera; ¡rompiendo carne, venas y nervios! Para contemplar la mofa a tu condición de Rey, te dieron un cetro: una vulgar caña que colocaron en tus sagradas manos.
¡Oh sublime enamorado de nuestras almas!, recuerda también cuando te ataron a la columna. ¡Cómo te flageló aquella gente!... No quedó lugar alguno en tu maravilloso cuerpo que no quedara destrozado bajo los golpes de los látigos. Otro cuerpo humano hubiese muerto con menos golpes... La escena era terrible: ¡huesos y costillas podían verse! ¡Cuánta furia desatada contra el Hombre-Dios!
Oh Jesús mío, en memoria de aquellos crueles tormentos que padeciste por nosotros antes de la crucifixión, concédenos antes de morir un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados, que podamos satisfacer por ellos, que hagamos una santa confesión, te recibamos en la Santísima Eucaristía, y así, alimentada nuestra alma, podamos volar hacia Ti.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

SEGUNDA ORACIÓN
¡Oh salud y alimento de mi alma, libertad verdadera de ángeles y santos!, ¡Paraíso de delicias! Recuerda el horror y la tristeza que sufriste camino al lugar donde te aguardaba una cruz, cuatro clavos y los verdugos cuando toda aquella turba se apretujaba a tu paso, y te golpeaba e insultaba impunemente, haciéndote víctima de las más espantosas crueldades. Pero más te dolía la ingratitud de ellos, que los golpes que te infligían, pues era precisamente por ellos y por todo el género humano, que llevabas aquella Cruz sobre tus hombros destrozados.
Por todos aquellos tormentos y ultrajes, y por las blasfemias proferidas en contra Ti, te rogamos, ¡Oh dueño de nuestra alma! que nos libres de nuestros enemigos, visibles e invisibles, y que bajo tu protección logremos tal perfección y santidad, que merezcamos entrar contigo en tu Reino.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

TERCERA ORACIÓN
¡Oh dueño de nuestra existencia! Tú que siendo el Creador del Universo, del Cielo y de la Tierra, de ángeles y hombres, a quien nada puede abarcar ni limitar y que todo lo envuelves y sostienes con tu amoroso poder, sin embargo, te dejaste matar por tu obra maestra, el hombre, para justificarlo ante Ti mismo.
Recuerda cada dolor sufrido, cada tormento soportado por nuestro amor, cuando los judíos con enormes clavos taladraron tus sagradas manos y pies. ¡Que espantosa escena se produjo cuando con indescriptible crueldad, tu cuerpo tuvo que ser estirado sobre la Cruz para que tus manos y pies llegaran hasta los agujeros previamente abiertos en el madero! ¡Con cuánta furia agrandaron aquellas heridas! ¡Cómo agregaron dolor al dolor, cuando tuvieron que estirar tus sagrados miembros violentamente en todas direcciones! ¡Oh Varón de dolores!
Recuerda cuando tus músculos y tendones eran estirados sin misericordia, y tus venas se rompían, y tu piel virginal se desgarraba horriblemente, y tus huesos eran dislocados.
¡Oh Cordero divino! en memoria de todo lo ocurrido en la colina del Gólgota, te rogamos nos concedas la gracia de amarte y honrarte cada día más y más.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

ESTA es la oracion que copia en el post 104
pero no pone el final, siga hasta el final de la oracion
CUARTA ORACIÓN

¡Oh divino mártir de amor! ¡Oh médico celestial que te dejaste suspender en la Cruz para que por tus heridas las nuestras fueron curadas! Recuerda cada una de aquellas heridas y la tremenda debilidad de tus miembros, que fueron distendidos hasta tal punto que jamás ha habido dolor semejante al tuyo. Desde la cabeza a los pies eras todo llaga, todo dolor, todo sufrías; eras una masa rota y sanguinolenta, y aún así llegaste, para sorpresa de tus verdugos, a suplicar a tu Padre, eterno perdón para ellos diciéndole: ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!
¡Oh Cristo bendito! En memoria de esta gran misericordia que tuviste, que muy bien pudiste lanzar a todo aquel mundo malvado a los abismos infernales con un solo acto de tu poderosa voluntad, por aquella tan grande misericordia que superó a tu justicia divina, concédenos una contrición perfecta y la remisión total de nuestros pecados, desde el primero hasta el último, y que jamás volvamos a ofenderte.
Así sea.

(Padre Nuestro, Ave María)
Mi chiquita, sos hereje e idolatra. esto lo omites en el post, cuando es de importancia para el debate, o no?
QUINTA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Oh esplendor de la eternidad! Recuerda cuando contemplaste en la Luz de tu Divinidad, las almas de los predestinados que serían rescatados por los méritos de tu sagrada Pasión, también viste aquella tremenda multitud que sería condenada por sus pecados. ¡Cuánto te quejaste por ellos! Te compadeciste, oh buen Jesús, hasta de aquellos réprobos, de aquellos desafortunados pecadores que no se lavarían con tu sangre, ni se alimentarían con tu Carne Eucarística.
Por tu infinita compasión y piedad, y acordándote de tu promesa al buen ladrón arrepentido, al decirle que aquel mismo día que estaría contigo en el Paraíso, ¡Oh salud y alimento de nuestra alma! muéstranos esta misma misericordia en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

SEXTA ORACIÓN
¡Oh Rey muy amado y deseado ¡ acordaos del dolor que sufriste, cuando desnudo y como un criminal común y corriente, fuiste clavado y elevado en la Cruz. También fuiste abandonado de todos tus parientes y amigos; con la excepción de tu muy amada Madre y tu discípulo Juan. En tu agonía Ella permaneció fiel junto a Ti, luego la encomendaste a tu fiel discípulo, diciendo a María: “¡Mujer, he aquí a tu hijo!” y a Juan: “!He aquí a tu Madre!”
Te suplicamos, oh nuestro Salvador, por la espada de dolor que entonces atravesó el alma de tu Santísima Madre, que te compadezcas de nosotros en todas nuestras aflicciones y tribulaciones tanto corporal como espiritual, y que nos asistas en cada prueba, especialmente en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)
SÉPTIMA ORACIÓN
¡Oh Rey de Reyes! ¡Fuente de compasión que jamás se agota! Recuerda cuando sentiste aquella tremenda sed por las almas y que te llevó a exclamar desde la Cruz: "¡Tengo Sed!" Si, no solamente tenías sed física, sino sed insaciable por la salvación de la raza humana.
Por este gesto de amor por nosotros, te rogamos, Oh prisionero de nuestro amor, que inflames nuestros corazones con el deseo de tender siempre hacia la perfección en todos nuestros actos, que extingas en nosotros la concupiscencia de la carne y los deseos de placeres mundanos.
Así sea
(Padre Nuestro, Ave María)

OCTAVA ORACIÓN
¡Oh constante dulzura nuestra! ¡Oh deleite diario de nuestro espíritu! Por el sabor tan amargo de aquella hiel y vinagre que te dieron a probar en lugar de agua, para aplacar tu sed física, te suplicamos que aplaques nuestra sed por tu vivificadora sangre, y nuestra hambre por tu redentora carne, ahora y siempre, y que no nos falte en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

NOVENA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Virtud Real y gozo del alma! Acuérdate del dolor que sentiste, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por tus verdugos, clamaste en alta voz que habías sido abandonado por Tu Padre Celestial, diciéndole: “Dios mío, Dios mío, ¿Porqué me has abandonado?” Por aquella angustia que padeciste en aquellos momentos finales de tu Pasión, te rogamos oh nuestro Salvador que no nos abandones en los terrores y dolores de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, que eres principio y fin de todo lo creado , virtud, luz y verdad! Acuérdate que por causa nuestra fuiste sumergido en un abismo de penas; sufriendo dolor en todo tu santísimo Cuerpo: En consideración a la enormidad de tanta llaga que te hicimos los hombres; enséñanos a guardar por puro amor a Ti, todos tus Mandamientos; cuyo camino de Tu Ley Divina es amplio y agradable, para aquellos que te aman.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

UNDÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío!, abismo insondable de misericordia, te rogamos en memoria de tus heridas, las cuales penetraron hasta la médula de tus huesos y hasta lo más profundo de tu ser, ¡que nos apartes para siempre del pecado! ¡que no te ofendamos más! Reconocemos con bochorno que somos unos miserables pecadores y que te hemos ofendido ¡tantas veces! Que tememos que tu divina justicia nos condene.
No obstante, acudimos presurosos a tu misericordia infinita, para que nos escondas urgentemente en tus preciosas llagas, y así, ocultados de tu indignado rostro, pueda tu amante Corazón una vez más, lavar nuestras culpas con tu sangre liberadora. De esa forma Redentor nuestro, tu enojo e indignación cesarán de inmediato. ¡Gracias Señor!
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DUODÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, eterna verdad, símbolo de la perfecta caridad y de la unidad! Te suplicamos que te acuerdes de aquella multitud de laceraciones, de aquellas horribles heridas que te hicimos la humanidad pecadora que querías salvar. Estabas hecho un guiñapo humano, enrojecido por tu propia sangre. ¡Que inmenso e intenso dolor padeciste en tu carne virginal por amor a nosotros! ¡Oh dulzura infinita!, ¿qué pudiste hacer, que ya no hayas hecho por nosotros? Nada falta. Todo lo has cumplido
Ayúdanos, Oh Señor, a tener siempre presente ante los ojos de nuestro espíritu, un fiel recuerdo de tu Pasión, para que el fruto de tus sufrimientos se vea continuamente renovados en nuestra alma, y para que tu amor se agrande en cada momento más y más en nuestro corazón, hasta que llegue aquel feliz día en que te veamos en el cielo, y ser uno contigo, que eres el tesoro y suma total de todo gozo y bondad.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA TERCERA ORACIÓN
¡Oh dulce consuelo de nuestra alma, maravilloso liberador, Rey inmortal e invencible! Recuerda cuando inclinando tu adorable cabeza, toda desfigurada por los golpes, la sangre y el polvo del camino, exclamaste: "Todo está consumado"... Toda tu fuerza mental y física se agotaron completamente.
Por este Gran Sacrificio y por las angustias y tormentos que padeciste antes de morir, te rogamos, Oh buen Jesús, que tengas misericordia de nosotros en la hora de nuestra muerte, cuando nuestra mente esté tremendamente perturbada; y nuestra alma sumergida en angustia.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA CUARTA ORACIÓN
¡Oh doliente Jesús, oh incomprensible Segunda Persona de la Trinidad, esplendor y figura de su esencia! Recuerda cuando con gran voz entregaste tu alma a Tu Padre Celestial diciéndole: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!" Tu cuerpo estaba despedazado, y tu corazón destrozado, pero tus entrañas de misericordia quedaron abiertas para redimirlos! Así expiraste , oh amor infinito...
Por tu Dolorosa Muerte; te suplicamos, Oh Rey de Santos y Arcángeles, que nos confortes y nos ayudes a resistir al mundo con sus errores, a Satanás con sus pérfidas, y a la carne con sus vicios, para que así, muertos a los enemigos de nuestras almas, vivamos solamente para Ti. Por eso te rogamos, Oh Dulce Redentor y Salvador, que a la hora de nuestra muerte recibas nuestras pobres almas desterradas que regresan a Ti.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)

DÉCIMA QUINTA ORACIÓN
¡Oh vencedor de la muerte! ¡Vid verdadera y fructífera! Recuerda a aquel torrente de sangre que brotó de cada parte de tu Bendito Cuerpo, igual que la uva exprimida en el lagar.
De tu Costado perforado por un soldado con la lanza, brotó Sangre y Agua, hasta no quedar en Tu Cuerpo Gota alguna. Finalmente como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne tuya fue destrozada; la Sustancia de tu Cuerpo fue marchitada, y disecada la Médula de tus huesos.
Por esta amarga Pasión, y por la Efusión de Tu divina Sangre, te suplicamos oh dulcísimo Jesús, que recibas nuestra alma, cuando estemos sufriendo en la agonía de nuestra muerte.
Oh maravillosa realidad, escándalo para los infieles, ¡gozo indescriptible para los que te amamos! Ese tu infinito sacrificio pagó el rescate, y al resucitar y ascender gloriosamente al Cielo, ¡dejaste bien abiertas las puertas para aquellos que quisieran seguirte! Oh Señor, por tu amarga Pasión y preciosa sangre, te rogamos traspases nuestros corazones, para que nuestras lágrimas de amor, adoración y penitencia, sean nuestro alimento noche y día. Haz que nos convirtamos totalmente a Ti, que nuestros corazones sean tu perpetuo lugar de reposo; que nuestras conversaciones te sean siempre agradable; y que al final de nuestra vida merezcamos que graves, Oh Dios de amor, el Sello de Tu Divinidad en nuestra alma, para que tanto el Padre como el Espíritu Santo, te vean bien reproducido en nosotros, y poder así ser contados entre tus Santos para que te alabemos para siempre por toda la eternidad.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María)


Si para llegar a DI-S hay que hacer todo esto, estan hasta las manos

Donde dicen las SAGRADAS ESCRITURAS QUE HAY QUE HACER ESTO, EVE1974para llegar a DI-S
:sombrilla

Participa EVE1974 :hola2:

Sergio