El culto al dios sol y el domingo

5 Mayo 2008
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Una ves alguien dijo que nadie podia refutar este estudio sabatico.



El culto al dios sol y el domingo I
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Es importante reseñar, dentro de este estudio, que precisamente en las fechas del s. II D.J., se están dando, por separado, entre el Imperio y el Catolicismo romano, tres confluencias que darán su fruto en el futuro: 1) corriente antijudía favorecida, en uno u otro, por la actitud judía frente al imperialismo romano junto a la reacción de éste contra los judíos (esto hace necesario distinciones claras entre cristianos y judíos) y por el gnosticismo e ideologías aportadas por los cultos de misterios (Mitraísmo esencialmente); 2) aceptación de ciertos puntos claves que pudieran permitir comprobar las identificaciones o semejanzas entre el Imperio y el Catolicismo romano (de ahí la aceptación de una teología solar con cambios pertinentes, en esas fechas, respecto al día sagrado, los llamados cristianos y romanos están aceptando el día del Sol en lugar del Sábado o de Saturno; la sustitución de ciertos ritos por sacramentos al estilo del Mitraísmo, con que la sociedad romana participa; y una nueva concepción antropológica); y 3) la necesidad de una fórmula que otorgue la unidad.
Este estudio se propone demostrar que el cambio relativo al día de reposo por parte de la Iglesia Católica Romana responde a una estrategia político eclesiástica en la que se involucra el concepto Iglesia y su naturaleza, valores doctrinales insustituibles, la pérdida de la fidelidad al verdadero Jesucristo, y claudicar ante las tentaciones satánicas que nos presenta el Evangelio relativas al Poder ya la Autoridad sobre el mundo (cf. Mt. 4:8-10, 1- 7).
El Origen
Mitra es llamado el Sol invictus. El Mitraísmo, desarrolla una religión de misterio que envuelve conceptos astrológicos y escatológicos 1 que desembocan en posiciones antropológicas de cuya influencia en el mundo romano está sobradamente probado 2. El Sol aparece como el astro Rey, el Absoluto. La teología solar que se desarrolla alrededor de este asunto es trascendental para comprender tanto la antropología individual, política y social.
Mircea Eliade nos pone un ejemplo de los Misterios de Mitra: el monarca en la víspera de su entronización se introducía en una gruta "mientras que sus súbditos le veneraban (...) como a un niño de origen sobrenatural" merced a su identidad con Mitra 3.
Es indudable que con la asunción por parte de Roma del culto Solar patrocinado por el Mitraísmo4 o por cualquier otro culto oriental se está queriendo proyectar el valor de la Unidad y de la Autoridad Suprema que el Sol Invictus (Mitra, Helios o Apolos) representa a nivel celeste y entre los demás dioses.
Poco importa el nombre (latino, griego o persa) que se le de al dios Sol Invictus, lo importante es comprobar el valor de este culto Solar que se introduce en el Ideario Imperial Romano, y que desde Augusto (dicho Ideario), recogido de César, se extenderá con las matizaciones que el Culto oriental al Sol Invictus le provee, hasta Constantino y su herencia.
Ya Augusto a partir del 31 a.J. dedica dos obeliscos al Sol 5.
Y el calendario de su época lleva una dedicatoria al Sol como una demostración más de la importancia que se le daba en su panteón de los dioses 6.
Desde entonces el culto Solar se proyecta de un modo prácticamente natural 7, siendo
contemporáneo al cristianismo 8.
Mircea Eliade nos dirá:
«Los cultos oriundos de Egipto y del Asia Menor gozaban de una sorprendente popularidad y contaban además con la protección imperial (...»> 9
«Muchos emperadores apoyaron al mitraísmo especialmente por motivos políticos ...» 10.
M.J. Vermaseren: «Este deus sol invictus (dios sol invicto) lograría imponerse como principal dios solar si bien bajo una forma romana y no oriental, y absorbió las diversas tendencias hacia la adoración del Sol en el Imperio romano. Con los sucesores de Aureliano, incluido Constantino, todo ello se vería implicado en la política» 11
¿Cuáles son esos motivos políticos? Ese culto solar público es el resultado de la identificación del Emperador con el Dios Sol: si el Sol preside a los demás astros de acuerdo a la religión astral oriental, y da unidad y orden, se está ofreciendo una fórmula política de primera magnitud 1\ máxime que el misterio de Mitra involucra en su exposición un interés espiritual y político de acuerdo a la proyección del mundo celeste en el terrestre.
La existencia de este culto Solar público se prueba: 1) por la existencia de lugares para ese culto 13; 2) con celebraciones de alto significado religioso a través de los banquetes sagrados donde se profundizaba en el misterio de acuerdo a un modelo divino y que tendrían que realizarse en el día apropiado al Culto Solar 14; 3) por la existencia, desde; el s. I d.J., de una semana planetaria donde aparecen los días de la semana afiliados a un : dios determinado, en el que sobresale respecto de todos el Solis Die.\' 15; 4) por la conmemoración en ese Solis Dies, que corresponde al primer día de la semana o domingo,:l la fiesta semanal para los ciudadanos romanos desde comienzos del s. 11 d.l., e incluso para los miembros que se identifican con la Iglesia de Roma desde mediados del s. 11 16; 5) por la consagración del 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Mitra, el Sol Invictus 17; 6) por la adaptación de ese culto solar por los emperadores que se identifican con el Dios Sol, con un programa de alta significación político-religiosa 18: la Unidad y Universalidad que les provee la estructura Solar; 7) Y que culmina con la etapa Constantiniana por la trascendencia que supone para el futuro: creando una Iglesia de acuerdo al Ideario Imperial Romano 19 que asume en su ideología las características esenciales de la Religión Astral 20.
1 Günter Haufe, en El Mundo del Nuevo Testamento, vol. 1, op. C., p. 133, nos dirá:
«Mitra penetró en Occidente con la expansión del Imperio persa, en Babilonia la creencia en Mitra se combinó
con toda suerte de ideas astrológicas y escatológicas (...) llegó por último al Asia Menor. Prestigiosos magos
fueron allí activos misioneros suyos. Presumiblemente fueron ellos los que de manera gradual dieron forn¡a mistérica al culto de Mitra»
2 Ver nuestro estudio y documentación en Cuando el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en la tierra? Clie, Terrassa - Barcelona 1997.
3 Historia de las Creencias religiosas, vol. ll, op. c., p. 315.
En otro lugar el nuevo rey era considerado Mitra reencarnado (íd., p. 316).
Cuando Ciro es proclamado reyes deificado como hijo de Mitra (íd., vol. 1, p. 335.
4 El Mitraismo se introduce en Roma por primera vez en la época de Pompeyo (s. I a.J), según Plutarco en vida Pompeyo XXIX,
5. Ver para esto a M. J. Vermaseren en El Crisol del Cristianismo, ed. Labor, Vitoria 1993, p. 253. Según este autor existen centenares de pruebas arqueológicas de la existencia de lugares de culto a Mitra en :diferentes sitios del Imperio Romano. \.1ircea Eliade nos dirá:
«En cuanto a la difusión del mitraísmo resultó verdaderamente prodigiosa: desde Escocia a Mesopotamia, desde. \frica del Norte y España hasta Europa Central y los Balcanes» (Historia de las Creencias religiosas, vol. 11, )p. c., p. 320). .
..a revista ARQUEOLOGÍA (año ll, n° 13, Barcelona 1986), nos dirá que "la avalancha de seguidores de Mitra no
edahastaels.ld.J.". CIL, VI, 701.
Sobre ese culto al Sol por parte de Augusto ver a A. Piganiol, Histoire de Rome, 1954, p. 229; también a Gaston H. Halsberghe, The Cult 01 Sol invictus, E.l. Brill, uiden 1972, po 30 (no 6) (citados ambos por Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimache, op. c., po 198).
6 El Fasti de Philocalus, Cll, 1, 2, 324 o Fastid'Amitemum, Cll IX, 4192 (recogido por S. Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimache, op. Co, po 198).
7 M.J. Vennaseren (en arto "Mithra-Mithraísmo" de Enciclopedia Cattolica, 1952:
«Mitra penetró en Roma con los prisioneros de Cilicia (67 a.l) ("0) su difusión aumentó bajo los Ravios y todavía más bajo los Antonios y Severos» (citado por S. Bacchiocchi, íd., op. c., p. 199, nota 17).
8 Esta afirmación del sabio especialista F. Cumont (en Textes et monuments figurés relatils aux Mysteres de Mithra, 2 vols., H. Lamertin, Bruxelles, 1896, 1898, vol. 1, po 338) basada en las pruebas históricas que aporta, sigue sin refutarseo Mircea Eliade (en Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, op. c. po 494 nota 217) considera que esos dos volúmenes de Cumont continúan siendo indispensables.
ws historiadores en su investigación se han visto obligados a reconocerlo: "Bajo el mandato de los emperadores de la dinastía Ravia, se difundió por gran parte del lmperio el culto de Mitra (...)" (en El Imperio Romano de ed. Sarpe, Madrid 1988, p. 82).
"Las campañas orientales de Flavios (desde el año 69) y Antoninos (todo el s. n, d.l.) contra los Partos originaron una amplia difusión del Mitraísmo (...)" (Gran Historia Universal de ed. Nájera, Madrid 1988, vol. N, p. 431).
9 Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, vol. n, p. 357.
Citamos algunos ejemplos además de los ya indicados: Cónmodo (185-192) se inicio en los misterios de lsis y de Mitra; Caracalla (211-217), fomenta el culto Solar al Sol lnvictus; Aureliano incide en la teología solar en el culto al Sol lnvictus, Diocleciano eleva un altar a Mitra, y Constantino se identifica con el propio Sol lnvictus (ver sobre esto a Mircea Eliade, Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, op. C. pp. 357, 358, 321, y Alister Kee, Constantino contra Cristo, de. Martinez-Roca, Barcelona 1990, p. 31).
10 Id., 321
11 Ver El Crisol del Cristianismo, op. c., po 260
12 Aureliano, sirve como representativo, cuando expresa la necesidad política de integrar la tradición romana en la teología solar de estructura monoteísta (ver Mircea Eliade, Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, vol II,
op. c., p. 358.
13 De lo cual no hay ninguna duda de acuerdo a la documentación que nos provee F. Cumont (ver nota 16) Y otros (ver Mircea Eliade, vol. 11, pp. 319, 320, Y nota 4 en alusión a la obra El Crisol del Cristianismo) que nos transmiten la existencia de santuarios en diferentes lugares.
14 Mircea Eliade, íd., p. 321. ,
Describimos a continuación la exposición en resumen que nos hace la revista Arqueología (Año 11, n° 13, op. c..) sobre el significado del culto a Mitra:
«El otro gran acto cultual que se llevaba a cabo ... era el banquete sagrado, en el que los mystas ingerían pan y vino como representación de la carne y la sangre del toro inmolado por Mitra (...)
El Pater pronunciaba unas palabras de bendición (...): "Salvaste a los hombres con el derramamiento de sang¡e ,
eterna" (...) la participación en la comunión permitía ... el nacimiento de una nueva vida, es decir, procuraba ... la
existencia eterna. "
Por consiguiente, el sacrificio del toro tiene un doble sentido de salvación: por una parte, representa una soteriología intracósmica, relacionada con la concepción escatológica mitraíca, es decir con la salvación en el Más Allá, facilitada a los iniciados por el sacrificio que permite un banquete en el que la consumición de la sangre y la
carne del toro conlleva una fusión mística con la divinidad y una participación en la vida de ultratumba»
Es indudable que el autor de esta cita note el parecido con la Eucaristía católico romana a la que se le considera
también un sacrificio y misterio a través de la Misa (Ecclesia, 29-3-1980, p. 16, 34; Guía del Cristiano, ;
Devocionario Popular, ed. Balmes Barcelona 1960, p. 210), Y que concluya diciendo: "en la mayor parte de los! casos los sacramentos (...) son prestamos paganos, esencialmente de la religión mitraíca". Para esta conclusión l pueden verse, entre muchos, a M.J. Vermaseren en El Crisol del Cristianimo, op. c. p. 254. ! No cabe duda que el significado de la Eucaristía se identifica con la Eucaristía mitraíca, no ocurre lo mismo con la Santa Cena evangélica que tiene un valor puramente simbólico y no sacramental.
Es imprescindible retener, no obstante, un asunto que llama poderosamente la atención desde un punto de vista antropológico y soteriológico, la vida de ultratumba con la divinidad se asegura mediante la realización de esa obra sacrificial, yen su participación.
Ya sabemos la concepción antropológica en la que se sobrentiende la inmortalidad del alma, y la resurrección del cuerpo al final de los tiempos, dentro del contexto religioso persa, donde se promociona el culto a Mitra.
15 La existencia y el uso de la semana planetaria en el s. I de nuestra era, está fuera de toda duda, puede verse documentación precisa sobre este asunto por S. Douglas Waterhouse en el excelente trabajo The Planetary Week. in the Roman West, en el primer apéndice de The Sabbath in Scripture and History, Review and Herald Publishing Association, Washington 1982, pp. 308-322.
Nos presenta la evidencia de la llegada de la semana planetaria o astrológica en la época de Augusto en el s. I a.J.(íd., p. 309), y en el s. I d.J. en Italia y en la época de Nerón (íd.). Varios otros testimonios tanto de la India s. 11 a. J. como de Babilonia (íd. pp. 310, 311).
La cita del historiador romano Dion Cassius es definitiva. En su Historia Romana, 37, 18 (escrita entre 200 y 220) nos confirma que la semana planetaria estaba "por todo lugar establecida y que se trataba de una costumbre antigua" (cf. S. Douglas Waterhouse, p. 313).
Bacchiocchi alude al calendario de Nola (op. c., p. 201), y a la opinión'del arqueólogo A. Degrassi (Un nuovo frammento di' calendario romano e la settimana planetaria dei selle giomi, Atti del Terzo Congresso Internazionale di Epigrafia Greca et Latina, Roma 1957, pp. 103, 104) para ratificar el uso de la semana planetaria en la época temprana de Augusto.
La religión del Dios Mitra exaltaba el domingo (el día del sol) como el más importante de la semana (S. Douglas Waterhouse, op. c., p. 314, cita a Gastón H. Halsberghe, op. c., p. 120).
El predominio del Solis Dies (día del solo domingo), es la consecuencia lógica, tal como indica S. Bacchiocchi (Du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 203) de la existencia simultánea de la semana planetaria en la que los astros son presididos por el Rey-Sol. De este mismo modo argumenta F. H. Colson en The week, University Press, Cambridge 1926, p. 75.
En la nota 16 lo atestiguamos con documentos que demuestran al Solis Dies o domingo como festivo en el Imperio Romano en el contexto del culto Solar.
16 Justino, de los llamados Padres Apologistas (ver edición de Daniel Ruiz Bueno, op. c., pp. 258, 259) escribe, entre otros escritos, lo que se denomina ¡" Apología y es enviada alrededor del año 140 d. J. al emperador
Antonino Pío.
En esa Apología (67:3-7) se menciona por primera vez el día del sol como el día que conmemoran ciertos cristianos, los de la Iglesia de Roma, en los términos siguientes:
«El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades, o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas (...).
y celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el día primero, en que Dios transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues es de saber que le crucificaron el día antes del día de Saturno, y al siguiente al día de Saturno, que es el día del .sol, aparecido a sus apóstoles y discípulos, nos enseñó estas mismas doctrinas que nosotros os exponemos para vuestro examen» El motivo principal de traer a colación esta cita de la patrística, junto a otras es para comprobar como el día del sol que correspondía al primer día de la semana era un día festivo en Roma como consecuencia de la influencia del culto Solar mitraíco. A la vez que verificamos los efectos de esta costumbre en la concepción antropológica tanto Imperial romana como Católico romana, dado que esta última se erige como heredera y continuadora, y proyecta a su vez su influencia en el mundo occidental posterior.
Bacchiocchi ha sabido presentar, como portador de un mensaje subyacente, la reiteración de Justino en la expresión "día del sol" que le hace al Emperador. Este podía comprenderle, porque durante el período de los Aavios y Antoninos se había extendido el culto a Mitra por el que también se reunían en el primer día de la semana para celebrar su culto.
Quiere dejar bien claro su desmarque de los judíos, y su acercamiento al paganismo para un posible mejor entendimiento.
También es de reseñar que emplee el término Saturno pare referirse al Sábado. Es evidente que Justino desea dejar bien claro al Emperador que ellos guardan el día del sol como lo están haciendo un buen número de conciudadanos. romanos adscritos al culto de Mitra. Su argumento se basa fundamentalmente no en la resurrección de Cristo sino en el hecho de que en el primer día de la semana de la creación, Dios quitó las tinieblas.
Tertuliano en el 197 d.J. presenta en su Apología Ad Nationes 1:13, y en respuesta a la acusación de que los cristianos adoraban al sol por orar vueltos hacia Oriente y habiendo hecho del primer día de la semana o domingo su día de fiesta, la confirmación de que esas mismas costumbres las tenían los paganos, y lo aclara diciendo:
«(...) de todos modos sois vosotros los que habéis admitido el sol en el calendario de la semana; y habéis escogido su día (Domingo) en preferencia al día precedente (Sábado) como el más conveniente en la semana, sea para una abstinencia de baño, sea para el reposo y los banquetes».
Lo que nos interesa del pasaje en cuestión es la ratificación de que en Roma, los paganos tienen el domingo como día de fiesta, y ésta relacionada con el Solis Dies o Día del Sol. Tertuliano, tengámoslo en cuenta, asegura que el origen del domingo posee un origen solar, y que se ha iniciado a festejarse por Roma.
Constantino, practicante de la religión solar, y que como veremos en otro lugar las causas de su legislación a favor del Solis Dies o domingo, manifiesta la idea de que la festividad del Día del Sol es una costumbre relacionada con el culto solar. En efecto si se observan los términos no hay más remedio que interpretar que se trata de una celebración que tiene su origen en el día de la semana que se consagra al Sol:
«Sencillamente porque nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol que se celebra por su propia veneración, se ocupe con querellas jurídicas» (Clyde Pharr. The Theodosian Code and Novels and the Sirmondian Constitutions (libro 2, título 8, sección 1), Princeton University Press, ] 9520
Cumont ha dejado bien claro en sus estudios sobre Mitra, y en relación a sus lugares de culto y al tiempo en que se reúnen, lo siguiente:
«Cada día de la semana, el Planeta al cual estaba consagrado era marcado en un lugar determinado de la Cripta, y el domingo el que presidía el Sol era particularmente santificado» (Les Mysteres de Mithra. Bruselas, 3' edition, 1913)
«El Dies Solis, era evidentemente el día más sagrado de la semana para los fieles de Mithra y (000) debían
santificar el domingo» (Astrology and re/igion among the Greek and Romans, 1912, po 163)0 Ver sobre estas citas al propio Franz Cumont en Textes et Monuments figurés relatifs aux mysteres de Mithra, Bruxelles 1899, ppo 325, 339)0
So Jankélévitch afirma: "Si hay un punto sobre el cual la mayor parte de los historiadores están de acuerdo, es sobre el lazo estrecho que existe entre el Domingo cristiano y las concepciones astrológicas de la mitología del Mazdeísmo" (Prefacio del libro Le Sabbat de William-Oscar-Emil Oesterley, Paris ]935, ppo 45, 46)0
Si ya cuando se introduce el,culto solar por los seguidores de Mitra (en el so ] aojo y so I doJo) viene precedido por un dfa de la semana que se consagra al sol tanto en Persia como en otros lugares (ver a So Douglas Waterhouse, en The Planetary Week in the Roman West, primer apéndice de The Sabbath in Scripture and History. po 314), si la
existencia de la semana planetaria, en la que cada día de la semana corresponde a un planeta, siendo el domingo o
primer día de la semana ocupado por el Sol, que adquiere un rango preferencial sobre los demás días, si además hay referencias claras históricas en el sentido de que los ciudadanos romanos celebraban y veneraban el día del sol como siendo el primer día de la semana, se está demostrando que hay una asunción de la teología solar con todas las implicaciones socio - antropológicas que esto conlleva tanto a nivel particular como colectivoo
Los autores del Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana (vol. ], op. C., p. 629), para quitar importancia a este hecho se atreven a decir por un lado que "La celebración dominical aparece como una creación de la Iglesia Cristiana", considerando un primer indicio 1" Cor.16:20 Después presentan dos hipótesis la del traslado del sábado al domingo, o la que acepta que desde el principio sería el domingo (íd. p. 629), añadiendo que "puesto que la tesis del traslado de la celebración tiene dificultades, parece más seguro suponer que los cristianos se reunían para la eucaristía la noche del domingo (Hecho 20:7; Jn. 20:19; 20:26)"0
Realmente estas afirmaciones son sin pruebas, puesto que los textos no dicen nada respecto al domingo como día festivo ni mucho menos "día del Señor", se le sigue llamando "primer día de la semana", y no hay ninguna indicación escritural de cambio; además la noche del domingo sería el lunes, ya que los días para la Biblia terminan a la puesta de sol. Aunque se presenta esta hipótesis de manera poco ortodoxa y desordenada y, tal como ya hemos podido comprobar en otros lugares, no hay demasiada dificultad para su refutación y rechazo natural o
Dichos autores se ven obligados a contestar (íd., pp. 629, 630) a Bacchiocchi respecto a su tesis doctoral defendida en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma en relación a la influencia del culto a Mitra en la introducción del domingo en la llamada Iglesia de Roma, de la siguiente manera:
«Día consagrado al sol, antigüedad grecorromana so 1 d.J.» «no noticias en la antigüedad no cristiana de una celebración dominical»
«ni siquiera en el culto a Mitra este día asumió tan pronto particular importancia» «Consiguientemente es una hipótesis mal fundamentada suponer un originario influjo del culto solar sobre el domingo cristiano (contra So Bacchiocchi); sin embargo se puede advertir un influjo secundario»
«La tesis adventista (representada nuevamente por S. Bacchiocchi, según la cual la celebración dominical se introdujo al final del siglo II a través de la Iglesia de Roma como reacción antijudaica y en dependencia del culto pagano del sol, se apoya en bases muy débiles»
Si se observan estas citas con detenimiento se notará una falta de argumentos y documentación precisa (no se adjunta ningún dato probatorio) que demuestre la opinión contraria a Bacchiocchi. El hecho de que se presente que no hay noticias en la antigüedad no cristiana de una celebración dominical no desdice en nada a lo que las citas de Justino y 'Í'értuliano aseguran. Ellos afirman dirigiéndose al emperador y a los romanos que guardan el mismo día que el/oso Por otra parte hemos de entender la forma que unos y otros tienen en expresar esta circunstancia histórica. En efecto, mientras que ciertos llamados cristianos se ven obligados a singularizar la celebración dominical, porque es un asunto político - religioso a destacarse, no ocurre lo mismo por la sociedad pagana para el caso de tener que entresacar selectivamente ese aspecto. Parece extraño que los autores del Diccionario Patrístico, no estén familiarizados con el modo de obtener las fuentes. La sociedad romana no tiene porque demostrar ni presentar con ningún documento que guardan el domingo. Es suficiente que se hayan encontrado centenares de lugares de culto a Mitra en todo el Imperio, se den estos siete puntos que estamos probando, y que se sepa que la religión mitráica disponía de un día dedicado a la celebración de sus misterios, asunto que demuestra por las indicaciones encontradas en las criptas, donde el día del Sol, destacaba como siendo el día que se celebraba, y por el proceso evolutivo que dicho día alcanza en la época Constantiniana. Si se observa en la cita de Constantino ya expuesta «Sencillamente porque nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol que se celebra por su propia veneración. se ocupe con querellas jurídicas» Esta declaración muestra que el día del Sol está plenamente establecido como fruto de una tradición anterior. Lo mismo sucede con el decreto del 13 de agosto del 389 de Timasius de Roma y Promotus donde se afirma: "... contamos también con el día del sol que los antiguos han llamado justamente el Señorial y que llegó a ser periódico". El culto a Mitra, tal como ya hemos documentado, contiene ya el día del domingo como día preferencial, y no creen necesario el tenerlo que reseñar especialmente, puesto que ya se está transmitiendo con su culto, y el valor del domingo en la semana planetaria que ha quedado consignado en numerosos lugares donde se tenían las reuniones cúlticas.
El que se diga que se apoya, lo del s. II respecto al origen del domingo en la comunidad de Roma, en bases muy débiles, sin que se presente documentación precisa probatoria, es la demostración de que la tesis de Bacchiocchi es irrefutable. Y la admisión de que se puede advertir un influjo secundario del culto de Mitra en el domingo romano, es de nuevo una opinión interpretativa que no corresponde a la realidad total. Nos gustaría saber en qué se basan los autores para poder admitir que ha habido un influjo secundario. Sin duda que cuando presentasen los documentos y fuentes para tal admisión, las opiniones podrían variar, y de lo secundario llegar a lo primario.
17 Una connotación más de la influencia del culto solar sobre la Iglesia de Roma es que el dies natalis Solis Invicti (nacimiento del Sol Invencible) que se celebra anualmente en honor a Mithra corresponde al 25 de diciembre, el día escogido para la celebración de Navidad, del nacimiento de Jesús (ver sobre esto a G. H. Halsberghe, The cult ofSolInvictus, op. c., p. 174).
18 Nótese, en esta cita de Mircea Eliade (Historia de las Creencias e Ideas religiosas, vol. II, op. c., p. 398) la importancia del culto solar desde un punto de vista político, y las implicaciones en el aspecto socio-religioso y antropológico en el Cristianismo:
«Aureliano había comprendido la importancia de una teología de estructura solar monoteísta para asegurar la unidad del Imperio (...) Se fijó el aniversario del Deus Sollnvictus el 25 de diciembre, "día natalicio" de todas las divinidades solares orientales (...).
«El carácter universalista del culto y de la teología solares había sido reconocido o presentido por los devotos griegos y romanos de Apolo-Helios, así como por los adoradores de Mitra y de los BaaIes sirios. Aun más, los filósofos y los teólogos eran en gran número adeptos de un monoteísmo de estructura solar (...)
los numerosos sincretismos religiosos, los misterios, el desarrollo de la teología cristiana del Logos. el simbolismo solar aplicado a la vez al Emperador y al Imperium ilustran la fascinación que ejercían la noción del Uno y la mitología de la Unidad».
19 Ver nuestro desarrollo a continuación.
20 Id..








El culto al dios sol y el domingo II
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Teniendo en cuenta las notas a pié de página que hemos desarrollado, probando las aseveraciones que preceden, podemos concluir afirmando que el Imperio Romano ha experimentado, a través de la sociedad, la influencia de los cultos orientales, especialmente del Mitraísmo. Dentro de ella, lo más representativo del Gobierno, adopta la teología Solar, aprovechándose de esta coyuntura socio - religiosa, proyectando una estructura política unitaria y absolutista, ordenada de acuerdo a la Religión Astral. Las implicaciones en la antropología individual y en el comportamiento social y religioso de este tipo de práctica, se trasluce en las creencias religiosas de los ciudadanos y paralelamente en la Iglesia de Roma, que como veremos seguidamente, se ve, en un proceso histórico influida por lo fundamental del Mitraísmo, culminando en la época Constantiniana, en la que en virtud del Emperador, adorador del Sol y dependiente de esa teología Solar, hace surgir una Iglesia Imperial, en la que, como veremos las transformaciones que se han operado, son evidentes.
Veamos todo esto más de cerca, especialmente lo relativo al comportamiento de Constantino y a esa Iglesia de Roma que confluyendo ambos en esa etapa histórica, se visualiza el resultado evolutivo de toda una serie de actitudes y de manera de pensar.
Antecedentes relativos al Día del Sol o Domingo o Primer día de la Semana y la corriente antijudía
De nuestro estudio precedente se deja constancia de que Roma ha sido influida por el culto solar en honor a Mitra, aceptando los valores religiosos que le interesan para una aplicación política, incluido el día de fiesta característico: el día del Sol, el Domingo, el día del Señor Mitra, que representa la unidad del que preside en los astros.
Por las citas de Justino (alrededor del año 140 d.J.) y Tertuliano (alrededor del 190 d.J.), que entran dentro de una serie de documentos sobre el particular, sabemos que el día del Sol o Domingo, era el día festivo de los romanos y anterior a la adopción que la Iglesia de Roma toma de ese mismo día, y que en la época tanto de Justino como de Tertuliano, se ha adoptado por dicha Iglesia de Roma. Lo que demuestra por la identidad con el día del Sol con que uno y otro denomina al día de fiesta cristiano, que ha sido influida también por el Culto Solar 21.
La corriente gnóstica de ciertos padres de la Iglesia representativos y la llamada gnosis cristiana con su interpretación espiritualista, sincretista y opuesta al Sábado: la línea antijudía de la gnosis cristiana y de los llamados Padres de la Iglesia paralela a la del Imperio Romano
La Iglesia de Roma, ha experimentado cambios desde después de la muerte de los apostoles (cf. Hech. 20:27-30; 28 Tes. 2:3-7), tanto en el plano doctrinal como en el estructural y organizativo 22. En efecto, diversos autores han constatado que si bien ciertos escritores cristianos antiguos, representativos de una cierta línea oficial eclesiástica, se oponen a ciertas formas cristiano-gnósticas, refutándolas en parte, se ven influidos por lo que combaten 23, hasta el punto que se adoptan ideologías gnósticas y costumbres que responden a idearios ajenos a la Palabra de Dios, o bien se acepta desde el primer momento la gnosis como elemento de comprensión del cristianismo 24. El Gnosticismo es un vehículo del antijudaismo 25, y así vemos como el sábado es considerado un símbolo y en cuanto a su forma externa y literal habría sido abolido 26. Es interesante observar como en esa línea evolutiva el gnosticismo de Marción 27 que rechaza el llamado Antiguo Testamento y la Ley de Dios, oponiendo continuamente el llamado Nuevo Testamento al Antiguo, aceptará el "día del Sol" o domingo que los gnósticos celebraban 28 en lugar del Sábado. Esto queda refrendado por cuanto Marción es influido, como ya sabemos por el gnosticismo, y éste influirá a su vez sobre el maniqueísmo que se desarrolla por Mani hacia el 215 al 275, y del que Agustín de Hipona, dirá que es "en el día del sol que tenéis el hábito de adorar" 29.
La oposición hecha a la institución sabática por el maniqueísmo y el influjo sobre este del gnosticismo ha sido ampliamente constatada 30. Independientemente de los casos extremos que surjan formando una gnosis todavía más alejada del verdadero núcleo cristiano, la Gnosis denominada cristiana tendrá las mismas celebraciones dominicales donde realizan la misa eucarística 31, lo que muestra la asunción del domingo eucarístico tal como la corriente cristiana llamada ortodoxa. Las diferencias entre una y otra es puramente administrativa. Y es que tanto una como otra, en un grado u otro, según los casos, habían recibido la influencia de las religiones de Oriente, de la filosofía griega platónica y de la teosofía, junto a un cristianismo que intentan hacerlo compatible 32.
Refiriéndose al culto solar y a sus consecuencias Francis Legge afirmará: «Los cristianos mismos no pudieron durante mucho tiempo resistir a esta invasión, y uno puede constatar el compromiso por el que la Iglesia católica en esta materia llegó a hacer coincidir el día del Señor con el día del sol, como también a la adopción por la Iglesia del 25 de diciembre, día del nacimiento del invencible dios sol, como el día del aniversario del nacimiento de Cristo. No es por azar que los emperadores que han reinado inmediatamente antes del establecimiento del cristianismo se hayan dado al culto del dios sol, la divinidad particularmente reverenciada por la familia a la que pertenecía Constantino» 33.
Agostinho de Almeida - Paiva dice:
«El primer día de la semana, el domingo, era, desde hacía tiempo consagrado al sol; esto es lo que afirman varios autores, el sol siendo dios, el Señor por excelencia, el domingo vino a ser llamado el día del Señor, tal como ocurrió más tarde en el cristianismo» 34
Esto se une al hecho del desmarque respecto a los judíos 35. Dada la corriente antijudía que en el propio Imperio se está ofreciendo, es imprescindible diferenciarse absolutamente de las raíces hebreas 36, a fin de que ciertas estrategias que el colectivo Católico en Roma va adquiriendo en cuanto a su concepción Monárquica absolutista, y su intento de unión con Roma Imperial 37 pueda darse. Sin olvidar el desgaste que las persecuciones proyectan sobre los cristianos.
Es decir, a tenor por la documentación ya indicada, se están dando tres acontecimientos en paralelo que de forma natural y en base a una intención, el domingo desbancará al Sábado en un proceso que empezará en la Iglesia en Roma y posteriormente, cuando las circunstancias sea oportunas se ampliará a todo el Imperio.
En efecto. Por un lado tenemos toda una serie de paganos que aceptan la iglesia, pero que ya vienen con su "día del Sol":
«Es interesante observar que Mitra era llamado dominus o Señor, y el domingo debió de ser llamado día del Señor, mucho antes de la era cristiana. El domingo, dedicado al sol, era sagrado desde hacía mucho tiempo para numerosas religiones paganas. Era en particular, el día santificado por los adoradores de Mitra, que sin duda lo designaban también con el nombre de día del Señor (...) los cristianos (...). Parece que fueron influenciados, en este ámbito como en tantos otros, por la costumbre pagana, y que el domingo fue adoptado porque los adoradores de Mitra y demás divinidades solares, consideraban que esa día era sagrado, y que era imposible suprimir aquella ancestral costumbre» 38.
«(...) el día del sol se convirtió de manera natural, en el día del Salvador entre los cristianos llegados del paganismo» 39. Esta forma natural de la que nos habla el autor precitado no se da sin más. Es necesario por un lado que el día del sol haya sido adoptado por el paganismo, y que la Iglesia Católica en Roma haya renegado del Sábado como fruto de toda una actitud antijudía que prepara el terreno para la acogida de esos paganos con su día del Sol 40. Alrededor del 130 d.J., se nos informa, por los documentos tanto de Bernabé en su epístola como posteriormente (a. 140 d.J.) por Justino en su Apología y su Diálogo contra Trifón, y después por otros como Teófilo de Antioquía (s. 11) 41 Ireneo (s. 11) 42 que culminan con Tertuliano (a. 190-200 d.J.) 43, Clemente (s. 111) 44, Orígenes (s. 111) 45 Cipriano 46 (s. 111) esa corriente antijudía y la aceptación del Domingo, denominado día del Sol, como la fiesta semanal de los cristianos de Roma. Esto llega a ser una realidad fruto de esa confluencia de paganismo entrante y de lo que peyorativamente se llama judaísmo saliente. Desde esa convergencia, la estrategia de unirse con el paganismo romano en el día del Sol, y en otros aspectos implicados en la teología Solar, cobra una dimensión que fructificará con Constantino. Independientemente de los documentos que en nota aparte hemos consignado, numerosos autores, varios ya citados, reconocen la desaparición de la influencia lógica de lo hebreo a fin de fijar "sus reuniones de oración en domingo, día que observaban los mitraístas" 47.
Antijudaísmo Romano y el abandono gradual del día dedicado a Saturno como preferencial con la aceptación del día del Sol, dada la aceptación de la teología solar mitraica.
En la época en la que se da una corriente antijudía por parte de los llamados Padres de la Iglesia (s. 11 d.J.), ha ocurrido un cúmulo de acontecimientos por parte del Judaísmo contra el invasor Romano. Desde la destrucción de Jerusalén en el año 70 junto a todas sus revueltas que culminarán en la época del emperador Adriano (a. 117 a 138) 48, los judíos han sido maltratados y perseguidos, y en el futuro, sus derechos a practicar su religión han: sido restringidos al mínimo 49. Desde Adriano se ha prohibido la circuncisión so, el sábado y el estudio de la Torá.
El problema que se suscita a comienzos del s. II, es, que el Cristianismo es confundido por Roma como grupo judío más. Nótese la cita de este historiador que explicando la situación creada por los judíos a partir de finales del siglo I con lo que se añade de comienzos del s. II nos invita a reflexionar sobre el estado de la cuestión judía - cristianismo:
«Otra causa contribuyó a la indiferencia, desprecio y repugnancia con que los romanos miraron, durante tanto tiempo al cristianismo. Esta causa fue la creencia general de que la nueva religión era simplemente una rama de la judía, y como los romanos confundían a los cristianos con el pueblo judío, que tan antipático se les había hecho, los trataron a todos de la misma manera. Así puede decirse que todas las atrocidades y persecuciones que Nerón, y después Domiciano (...) hicieron sufrir a los cristianos, no fueron cometidas contras éstos como tales, sino como odiados judíos» 51.
Si se observa, con Domiciano llegamos a finales del s. I., y el replanteamiento del colectivo católico romano, a la muerte de todos los apóstoles, respecto a la cuestión judía, hace vislumbrar una nueva etapa en la que la distinción con los judíos se impone. Pero téngase en cuenta además que desde el siglo 1, la teología solar ha hecho mella en los emperadores y en la sociedad romana. Esa teología solar, en su línea evolutiva histórica, les ha proporcionado a los romanos una ideología unitaria cuyo día del Sol a celebrar por todos es una realidad representativa de la unidad.
Téngase en cuenta por otra parte que los romanos desde muy antiguo celebraban como, día de fiesta el séptimo día o sábado en honor a Saturno 52, y que en un proceso que se extiende desde el s. 1, van desplazando ese día por el primer día de la semana o día del Sol que les proporciona la teología solar del Mitraísmo, de lo cual, tanto Justino como

Tertuliano en el s. 11 d.J. 53 dan cuenta de ello, cuando consideran que los romanos lo han adoptado en fechas anteriores al 138 d.J..
La pregunta que impone la cuestión judía, es: ¿Cómo distinguirse de los judíos a fin de que los Romanos no nos confundan, y podamos ejercer nuestra misión evangelizadora acorde a nuestro propósito? Siguiendo la misma conducta que el Imperio Romano representado en una de las cabezas de la Bestia Apocalíptica, cuya autoridad es dada por el Dragón (Ap. 13:1, 2). La distinción con los judíos no autoriza a hacerlo sacrificando las auténticas y perennes raíces hebreas sino aceptando la Palabra de Dios, y siendo fiel en todo a Jesucristo. En realidad comprobando el destino y resultado de las acciones llevadas a cabo en esas trágicas fechas se descubre que el objetivo evangelizador está mediatizado y asombrosamente cambiado, si se tiene en cuenta la exigencia de la fidelidad a Dios. Una evangelización que suponga desvalorizar la Palabra de Dios o transformarla en palabra de hombre, no es la auténtica evangelización. Y la naturaleza y estilo de la evangelización que el Catolicismo Romano apunta, es la de la unión con el Imperio Romano, y para ello es preciso llegar a coincidir con el en lo esencial, aunque para ello haya que sacrificar la verdad, premisas de vital importancia. Eso es lo que estamos comprobando, y lo que la historia nos demuestra.
Es sorprendente que la conducta del Imperio Romano desde el año 70 haya sido antisemita o antijudía, abandonando el día de la semana planetaria (el Sábado) que se dedica a Saturno 54, adoptando el primer día de la semana o día del Sol, y que lo más representativo del Catolicismo Romano propugne y proclame en sus escritos también, una actitud antijudía, abandonando el día séptimo de la semana Creativa, y adopte del mismo modo el primer día de la semana o día del Sol ¿Casualidad? ¿O evidencia de lo que realmente estaba sucediendo? Nuestro estudio nos está poniendo sobre las pistas de la mayor falsificación de la historia.
Después de este tránsito, el siglo IV, del que nos ocuparemos a continuación; será definitivo para la consagración del día del Solo primer día de la semana como día del Señor o domingo. En dicho siglo los protagonistas excepcionales: Eusebio de Cesarea como un falsificador sin igual, el obispo de Roma de turno, la propaganda de los obispos y escritores más representativos, los concilios y especialmente las leyes imperiales con el liderazgo e ideario Constantiniano impondrán por la fuerza que da el poder mundano y el propio engaño, el Domingo. A partir de ese momento se borrará casi todo vestigio del Sábado, que si bien se mantendrá en algunos lugares del Imperio hasta el siglo V, desaparecerá, a excepción de colectivos minoritarios y de ciertos personajes que harán honor a la fidelidad que debemos al Dios de la creación y de la Redención.

21 Hugo Rhaner (En Greek Myths and Christian Mystery, traducción de Brian Battershaw, London 1963, pp. 107, 108) dirá respecto a esto en relación al día festivo de los romanos del Imperio:
«Es un hecho establecido que los Romanos habían comenzado a contar el domingo y no el sábado (...) y esto ha llegado, no en virtud de una influencia cristiana, sino a causa de la difusión creciente del culto del sol en el imperio romano de la última época»
22 Ver Historia Universal de Walter Goetz. vol. II. pp. 563-570. La primera cita que menciona al primer día de la semana como "día del Señor" es un libro apócrifo el llamado Evangelio de Pedro, escrito hacia el año 150 d.l. (Ver Los Evangelios Apócrifos, BAC, Madrid 1963, p. 389).
Independientemente del poco valor que tiene esta cita por ser un evangelio Apócrifo, por las mismas fechas tenemos el documento que antes ya hemos citado El Evangelio de Tomás, que habla del Sábado como el día a celebrar; poseemos también del s. II d.J. la llamada Logia de Oxirhynchus (ver Los Evangelios Apócrifos, op. c., p.9), conteniendo una exhortación a observar el Sábado. Y en el libro apócrifo de Los Hechos de Juan (de la mitad del s. II), en el cp. VI, se dice que "... En el séptimo día era el Señorial". Es decir que hay para todos los gustos. Pero es evidente que el anacronismo que presenta ("El Evangelio de Pedro") denominando al día de la resurrección, que los evangelios canónicos lo presenta como siendo el primer día de la semana, no solamente evidencia el ser un escrito falso sino que además se muestra el intento, en una temprana fecha, de introducir el téonino Kuriaké que se aplicó posteriormente a ese primer día de la semana.
23 Ver a Vittorio Subilia, 11 problema del Cattolicessimo, Torino 1962, pp. 138, 139; Albert Dufourcq, Saint lrénée, coll. Lo pensée Chretien, 3' edición, pp. 182, 192-194; loseph Turmel (con el seudónimo de Louis Coulange, Lo Vierge Marie, Paris 1925, pp. 31, 32; Eugene de Faye, Origene, sa vie, son oeuvre, sa pensée, vol. ill, Paris 1928, pp. 160,207.
24 Como fruto de la helenización se introduce el Gnosticismo en el Cristianismo representado por los llamados "padres de la Iglesia" a partir del s. II y tomando cuerpo en el III. El sincretismo es evidente por lo que unos y otros adoptan. Nuestra idea, avalada por los historiadores que han estudiado en profundidad el tema, es que hay una corriente lenta en la que se opera la helenización, con el ideario gnóstico incluido, de modo progresivo, lo que correspondería al Catolicismo jerarquizado que le interesa controlar la "gnosis"; mientras que por otra parte hay un Gnosticismo que aceptando las ideas cristianas las heleniza mucho más rápidamente (sobre esto consultar a Elaine Pagels, Los Evangelios Gnósticos, Grijalbo, Barcelona 1996; y ver el artículo de Harnack en el Dictionnaire d'histoire et de géographie ecclesiastique, Letouzey et Ané, Paris 1987, fascículo 121, col. 266, 267).
Tanto los estudios de F. Blanchetiere (Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses, n° 53, 1973, pp. 365-397) como los Robert Grant (Lo gnose et les origines chretiennes, Paris 1964, p. 155), nos muestran como la parte más reeresentativa de los llamados "padres de la Iglesia" hacen uso profuso de las ideas gnósticas (ver también a Marcel Simon-Andre Benoit, El judaísmo y el cristianismo antiguo, ed. Labor, Barcelona 1972, pp. 206-216). Respecto a este último debe tenerse en cuenta a los autores que cita y especialmente los propios contenidos de los
padres de la Iglesia que han absorbido la filosofía platónica y la gnosis.
25 Ver Encyclopaedia Universalis, Gnostiques, Paris 1995, vol. 10, p. 538.
26 Ptolomeo, Carta a Flora 8, 9, traducción G. Quispel, Paris 1949, pp. 59, 61. .
27 Sobre este Gnosticismo puede verse a Reinhold Seeberg (Historia de las Doctrinas en la Iglesia Antigua, vol. 1, op. c., p. 111 Y ss.; también vol. 32 de La Enciclopedia de Espasa Calpe, p. 1352, 1353.
Marción llegará a Roma sobre el 140 d.J., y experimentará la influencia del gnóstico Cerdo (ver Historia de las Doctrinas en la Iglesia Antigua, vol. 1, p. 111.)
28 J.A.W. Neander, The General History ofthe Christian Religion and Curch, vol. 11, 1851, p. 194.
LA Gnosis no debe ser entendida como una religión o filosofía ajena al cristianismo que se está desarrollando. Se puede comprobar que hay una gnosis que se considera cristiana desde antes de mediados del s. 11 d.J., Y diversas iglesias gnósticas cristianas. Una prueba lo sería, por un lado ciertas argumentaciones de San Juan, y la gran cantidad de escritos apócrifos relativos a los evangelios ya los hechos de los apóstoles. En numerosos padres de la Iglesia aparecen conceptos gnósticos aun cuando parezca que ataquen a la Gnosis. La cuestión está en que el conflicto que se mantiene entre los que representan una postura llamada gnóstica y la ortodoxa, salió vencedora esta última (ver sobre esto a Elaine Pagels, Las Evangelios Gnósticos, Grijalvo Mondadori, Bercelona 1996).
Esta Gnosis cristiana experimentó una evolución, pero mucho más rápida que otras corrientes cristianas, dadas sus premisas. Y así vemos como en el Evangelio de Tomás (comienzos del s. II) se reconoce el sábado como el día de reposo a celebrar (86:18-20, versión bilingüe copto-castellana, ed. 7 Y2, Barcelona 1981, p. 35), sin embargo, fruto del desarrollo de su concepción dualista, en la que luz prima sobre todo, pronto "el primer día de la semana planetaria" consagrado al Sol, tuvo una preferencia sobre el Sábado.
29 San Agusín "Contra Fausto" (cp. 5).
30 Joseph Turmel (con el seudónimo de Louis Coulange), La Messe, Paris 1927, p. 26; Paul Alfaric (L' Evolution Intellectuelle de Saint Agustin, vol.I, Paris 1918, p. 188).
31 Ver sobre esto vol. 26 de la Enciclopedia de la Espasa Calpe, p. 394 Y Elaine Pagels, Los Evangelios Gn6sticos, op. c., p. 167. El mismo autor reconoce que lo que molesta a la Iglesia oficial de estas corrientes gnósticas, es su pretendida diferenciación de espirituales frente a la iglesia institucionalizada por la jerarquía episcopal. Si lo que define el ser Iglesia es la condición espiritual y la interpretación espiritualista que cada uno considera como válida, se destruye esa autoridad. En realidad la fuerza de los gnósticos está en saber que lo que se está defendiendo por parte de un cierto colectivo es la autoridad sin más.
32 J. Matter en Gnose prechretienne et biblique, Supplément au dictionnaire de la Bible, Letouzey et Ané, Paris 1938, vol.lII, col. 661.
33 En Forerunners and Rivals ofChristianity, Nueva York 1964, vol. 1, p. 349, nota 4.
34 O Mitraismo, Porto 1916, p. 3.
35 Sobre esto ver a Bacchiocchi, du Sabbat au dimanche, op c., pp. 177-194.
36 Ver nota 122 y 49, y el texto> motivo de las notas.
37 Este intento ya se manifiesta en el s. 11, en la época de los Antoninos (ver Historia Universal de Walter Goetz, vol. 11, pp. 566-570; también la carta ya mencionada de Justino).
38 A. Weigall, Survivances paiennes dans le monde chrétien, Paris 1934, pp. 126, 196, 197.
39 A. Loisy, Les Évangiles synoptiques, vol. 1, Paris 1907, p. 177.
40 Tanto Bemabé con su carta (alrededor del 135 d.l.) como lustino con su Apología y Diálogo con Trifón (alrededor del 135 al 140 d.l.) justifican el guardar el domingo como el octavo día desacreditando el Sábado (ver Epístola de Bemabé cp. 15:1-8 en Padres Apostólicos, edición de Daniel Ruiz Bueno de la BAC, Madrid 1965, i pp. 801, 802) Y (1" Apología de Justino 67:7; Diálogo con Trifon de Justino (24:1; 41:4; 138:1) en Padres Apologistas, edición de Daniel Ruiz Bueno de la BAC, Madrid 1954, pp. 340, 370, 541, 542). Paralelamente, no se olvide, se está dando una corriente antijudía en el Imperio Romano, las antipatías de los Aavios, las prohibiciones de Adriano respecto del sábado (ver nota 122 y 49 Y motivo de la notas); y una asunción de la teología solar con el día del Sol como festivo, y en el que acuden a criptas o capillas a celebrar los misterios de Mitra.
41 Nótese las intenciones que se le hacen tener a Dios, que El "llama al pueblo judío (...) y lo constriñe ... a creer en la resurrección del Señor, (...) a fin de que el pueblo pasase del sábado de la ley al primer día de la semana" (Comentario a los Evangelios, un comentario de Teófilo de Antioquía, que aunque perdido se han conservado algunos párrafos en latín por Jerónimo (en Carta a Algasia, cuestión 6, Migne, Patrología Griega, VI, col. 1605).
42 Aparentemente Ireneo no mantiene una actitud antijudaica claramente expuesta como otros autores que estamos citando. En su obra fundamental Adversus haereses (Contra las herejías) acepta la ley de Dios (IV,13: 2 ss. cf. IV, 13: 1), e incluso da una interpretación correcta cuando dice "todos los preceptos naturales nos afectan por igual a nosotros y a los judíos: en estos tuvieron comienzo y origen, mientras que en nosotros han llegado a su madurez y a su cumplimiento" (ver sobre Adversus haereses edición de José Vives, Los Padres de la Iglesia, ed. Herder, Barcelona 1982, pp. 146, 147, 185). Pero hace algunas interpretaciones puntuales como por ejemplo de que "en vez de pagar los diezmos tal como dice la ley, hay que dar todos nuestros bienes a los pobres" (en íd., p. 146) que muestra la línea interpretativa que dará al asunto del Sábado en Exposición de la predicación apostólica (cp. 96, recogido en Recherches de Science Religieuse, Paris 1916, pp. 426, 427), cuando dice que la ley "no tiene que mandar que descanse un día fijo a aquel que guarda cada día el sábado". Esto en cuanto a la ley, pero el evangelio, según lreneo, sí que debe poner un día fijo: el domingo (en Preguntas y respuestas a los ortodoxos del pseudo Justino, Migne (Patrología Griega, VII, col. 1234} ), convirtiendo al Sábado, incomprensiblemente, en algo puramente figurativo del reposo de Dios, señalando el reposo eterno (Adversus haereses, IV:16, de la edición francesa de Genoude, Les Peres de l'eglise, Paris 1835-1849, vol. ill, pp. 379, 380), por lo que ya no es preciso guardarlo. Colaborando de este modo a desprestigiar el Sábado contribuyendo a esa corriente antijudaica.
43 Hemos citado anteriormente (en nota 16) a Tertuliano en Ad Nationes 1, 13, donde defendiéndose de ciertas acusaciones de los romanos referente al día del Sol, Tertuliano les refiere que el día del Sol, lo tienen como festivo. No hay ninguna duda sobre esto, a tenor por todas las declaraciones y documentos que ya hemos expuesto. Sin embargo, los romanos, además del domingo o día del sol, también festejaban de modo alegre, el día de Satumo (El poeta Tibullus {año 54-19 a.J., dice que se aceptaba el día de Saturno como festivo{en Elegías, libro 1, parte 3, línea 18}). En realidad cada día de la semana planetaria estaba dedicada a un dios. Pero no olvidemos que el día del Sol tenía preferencia sobre todos, cuando a partir de comienzos del s. 11, el culto Solar con su día característico se ha ido imponiendo. La cita en cuestión introduce la idea del domingo que se guarda y celebra por los romanos de modo especial ( por lo tanto no deberían de ser criticados, según Tertuliano, de adoradores del Sol los cristianos porque celebren ese mismo día). Hay diferencias, según Tertuliano con la forma de guardar ese día del Sol, del mismo modo que lo hay en la manera que los romanos tienen de festejar el sábado a Saturno con el modo de festejarlo que tienen los judíos que celebra como sagrado el Sábado (correspondiente en la semana planetaria pagana a Satumo).
«¿No sois vosotros, al menos los que habéis dado a uno de los días de la semana el nombre del sol? Ese día os abstenéis completamente del baño, o bien lo retrasáis al anochecer, os entregáis al descanso y a los festines; todo ello lo realizáis apartándoos del espíritu de vuestro culto para acercaros al de las religiones extranjeras.
Por que los judíos celebran fiestas, sábados, banquetes (...) ofrecen oraciones expiatorias, aunque todo eso no
se parece en nada a lo de vuestros dioses. De modo que, para acabar esta observación ¿con qué derecho nos reprocháis el adorar al sol y haber escogido el día que le es consagrado? Os parecéis a nosotros en esto; reconocedlo: no estamos tan lejos de vuestro Saturno ni de vuestros sábados» (contenido en traducción de Genoude, op. c., pp. 493, 494).
La mención al final de esa cita cuando introduce a los judíos con su sábado, es, que ellos los romanos cuando hacen su fiesta en honor a Satumo, lo realizan muy distintamente a como lo hacen los judíos. De ese mismo modo cuando celebran el día del Sol también lo viven de distinta manera los cristianos respecto a lo romanos, aun cuando haya un cierto parecido por haber escogido el día que le es consagrado al Sol; y semejante a la manera alegre con que guardan el día de Satumo, que para los romanos es un día de ocio a diferencia del día judío. El día del Sol, es el día de reposo que celebran tanto romanos como ciertos cristianos en la Iglesia de Roma, y el modo alegre es semejante al festejo que realizan a Satumo los romanos.
Sobre el día del Sol, denominado así por Tertuliano para referirse al domingo, desvalorizando el sábado judío, puede verse Apología (Contra los gentiles, cp. XVI, traducción y preparación Pedro Manero, ed. Aguilar, Madrid 1962, pp. 245, 246).
44 Clemente de Alejandría en sus Stromateis no solamente se adhiere a una gnosis cristiana (VII, 10:55, 1; V, 4: 25, 1 ss.; 1, 1:13, 2; 1, 55; VI, 7:61) (ver edición de José Vives, op. c., pp. 207-220), sino que en su espiritualización radical destruye la posibilidad de que se descanse en "días fijos"; pero eso no le evita para expresar la idea de que "el sábado preparó al domingo, siendo dicho domingo el cumplimento del sábado, encontrando con el primer día de la semana una relación entre la creación de la luz del primer día con el día de la resurrección de Cristo, considerándola fuente de luz verdadera y de auténtica sabiduría".
45 Orígenes, otro representante de la llamada gnosis cristiana, y discípulo de Clemente, todavía extremará más su posición espiritualista, no aceptando ningún día específico a celebrar (Contra Celso, libro VIII, en edición de Daniel Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1967).
46 Este autor considera el octavo día que se celebraba la circuncisión como una especie de símbolo y figura del primer día después del Sábado, es decir del domingo que sería también, de acuerdo a esa retorcida interpretación, "el octavo". En dicho octavo día, que sería el domingo, acontecería la circuncisión espiritual, gracias a la resurrección de Cristo, cesando el sábado judío, trayéndonos la realidad del día nuevo a celebrar: el domingo o primer día de la semana ¿Increíble esta interpretación? (verla en Epístola LXIV, 4, 3). Sobre las obras completas de Cipriano puede consultarse la edición preparada por Julio Campos, BAC, Madrid 1964). Cipriano contribuye sin duda a esa situación antijudía, anterior a Constantino, a fin de aceptar el Domingo en detrimento del Sábado.
No es de extrañar que en otro escrito atribuido a Victorino, obispo de Petavio (De fabrica mundi (De la Creación del mundo), nuestro autor nos hable del ayuno inventado en sábado a fin de diferenciarse del sábado judío que detesta.
47 A Houtin, Courte histoire du Christinaisme, Paris 1924, pp. 28, 29. Ver también sobre esto a Georges-Aimé Murray, Religion and Philosophy, Christianily in the Light of Modsem Knowledge, Nueva York 1929, pp. 73, 74.
48 Este antijudaísmo alimentado por la actitud judía frente a la política romana imperialista que tiene un primer punto culminante con la destrucción de Jerusalén en los años 65 al 75, se ve desarrollada con Adriano, Anteriormente a los judíos se les había permitido, junto a otras muchas religiones practicar la suya. Pero en la época de Adriano (117 a 138 d.J.) (noten las fechas y compárenlo con el primer anuncio documentado católico qué tenemos, el de Justino, dirigido al emperador Romano, y que habla de que ellos los cristianos guardan el día del Sol y no el de Satumo como los judíos{alrededor del 138-140}), se da una prohibición, bajo pena de muerte, para todo el imperio, de practicar la circuncisión, la observancia del Sábado y el estudio de la Torá (ver S. Baron, Histoire d'lsrael, vie sociale et religieuse, Paris 1957, vol. ll, p. 733).
Puede consultarse sobre el antijudaismo propiciado tanto por Roma como por los escritores tempranos de la 1glesia, a Hans Küng, El Judaísmo, ed. Trotta, Madrid 1993, pp.148-156.
49 Desde la época de los F1avios (durante el emperador Domiciano {81-96}, Trajano {98-117}, Adriano {117- 138}), Y Antoninos (138 en adelante), y con Séptimo Severo (193-235), los judíos, además de ser diezmados, son perseguidos impidiendo su crecimiento (ver sobre esto Gran Historia Universal, vol. IV, edic. Najera, Madrid 1988, pp, 267, 272, 292; Martin Noth, Historia de Israel, edic. Garriga, Barcelona 1966, pp. 395-400).
50 Con Antonino Pío se da autorización a que los judíos puedan circuncidarse (Martin Noth, Historia de Israel, p. 396), lo que muestra la severidad anterior, y lo que todavía queda prohibido, que desde Adriano ha orientado la política religiosa con los judíos.
51 Historia universal de G. Oncken, vol. 9, op. c., p. 281.
52 Tibullus (poeta latino del 54-19 a.J.), en Elegías, libro 1, parte 3 línea 18 (citado por Daniel Harnmerly Dupuy, en El Nuevo Calendario, Buenos Aires 1937, p. 60.
53 Ver nota 16 y 43.
54 Ponemos el asunto del día del Sábado dedicado a Saturno porque en relación con la cuestión judíd'cristianismo se da una identidad que explica el comportamiento de unos y de otros. No queremos indicar que la forma de guardar el Sábado por los Romanos y que de acuerdo a la semana planetaria se hacia en base al dios Saturno, sea la misma que la del Sábado instituido por el Dios verdadero en honor a la Creación y posteriormente de la Redención.












El culto al dios sol y el domingo III
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Constantino como sus predecesores sigue siendo Augusto: un Emperador que encarna en su persona todo lo que significa 'Roma' 55. Es, además, un puente tendido y comunicativo hacia una Iglesia, en la que sus máximos representantes en Roma son proclives a un entendimiento con el Imperio 56, y que terminará claudicando y aceptando el envite Constantiniano.
Desde el famoso edicto de Milán acontecen toda una serie de eventos que los historiadores no han tenido más remedio que señalarlos como los causantes del engendro de un tipo de Iglesia Imperial, a imagen y semejanza de la propia apostasía Romana, y que corrompe las estructuras esenciales de la doctrina cristiana 57.
Los autores de La Historia de la Iglesia Católica 58, dicen del edicto de Milán: «En el programa de Milán es evidente el sello de la voluntad constantiniana configuradora que, de acuerdo con la concepción antigua, consideraba al cristianismo como garantía de bienestar público y lo vinculaba a su política imperial»
¿Qué implicó esta vinculación de la representación eclesial, llamada cristiana, a la política Imperial?
Sólo el comportamiento y actitudes que Constantino asume con la connivencia de una Iglesia que acepta ser parte integrante de la Idea Imperial Romana que Constantino encarna, y que de ningún modo abandonará, es suficiente como para poner en entredicho a ese tipo de Iglesia y a lo que resulte de la integración.
En principio nos llama la atención la cantidad de favores, mercedes, dinero, edificaciones, autoridades, prefecturas, etc.. que a partir del edicto se otorgan a una Iglesia que ha perdido la orientación de quién es su auténtico Jefe.
«Este edicto, (...) fue seguido de muchas otras mercedes a favor de la Iglesia (...»> S9. «Desde el año 313 Constantino manifestó una 'simpatía activa' hacia el cristianismo que se expresó en muchas ocasiones y de formas diversas: proporcionó (...) considerables sumas de dinero (...) puso a disposición de la Iglesia el palacio de Letrán (...) participó en la edificación de muchas Iglesias (...) Los cristianos pudieron asumir los cargos estatales más altos (...).
(...) manifestó su interés por la Iglesia legislando a su favor y llegando a reconocerle un estatuto particular (...)> 60.
En segundo lugar descubrimos una Alianza que supone un compromiso de esa Iglesia:
«Por tanto se puso a la cabeza del nuevo movimiento (...) Aliándose con la Iglesia podía esperar que, usando de prudencia al mismo tiempo que de energía, la haría servir de instrumento para la consolidación y revivificación del imperio (...) (...)
Estas fueron las ideas que determinaron a Constantino a promulgar el edicto de Milán y que inspiraron su política en adelante» 61.
Este tipo de compromiso vendrá marcado, y creará un contenido, por las actitudes manifestadas tanto por Constan tino como por esa Iglesia que está admitiendo su integración. Observamos en toda la conducta de Constantino la idea de someter a la Iglesia al servicio del Imperio, más o menos como el Sacerdocio pagano de la época imperial lo había estado al. Emperador.
En un recorrido de la vida de Constantino, de acuerdo a las tesis que sostienen diferentes investigadores, se revela un tercer aspecto que encierra varias de sus actitudes y posiciones que nos permiten saber lo que supuso esa vinculación de la Iglesia al Imperio.
No hubo ruptura con la religión pagana de la que Constantino era adepto, gestándose un entendimiento con una Iglesia que había evolucionado de acuerdo a las pretensiones de Unidad Ideal que el Imperio Romano exigía
El edicto de Milán se había dado a primeros del año 313, en el verano moría Diocleciano:
«Constantino permitió que el Senado en Roma declarara divino al difunto (...»> 62.
Esto con el proceso que se inicia y desarrolla, sirve para catalogar la Ideología Constantiniana y lo que se obtendrá de su alianza con la Iglesia.
Se constituye en Jefe y Pontifex Maximus, (Sumo Pontífice), órgano visible de la divinidad, de una Iglesia de la que ni tan siquiera es miembro:
«¿Rompió por tanto, el primer emperador cristiano con el paganismo tradicionalmente unido al Estado romano? Sería excesivo afirmarlo: el príncipe continuó siendo pontifex maximus (...»> 63.
Ya sabemos las connotaciones que posee dicho título con el culto al Emperador, y con la Jefatura absoluta tanto de lo temporal como de lo religioso 64; ahora comprobamos que Constantino se erige, de acuerdo al Ideario Imperial Romano, en la Autoridad Suprema de la propia Iglesia.
«(...) bajo la presión de las necesidades políticas e impulsado también por una actitud religiosa (...) Constantino llegó a ser, sin embargo, el primer jefe de la Iglesia del imperio, sosteniendo y regentando esta Iglesia con una ausencia de escrúpulos tan grande como peligrosa (...»> 65.
«Con la subida de Constantino y con la fusión de la Iglesia cristiana y de sus intereses con el imperio y los suyos, adquirió la contienda nueva importancia, y la política imperial tuvo que influir forzosamente en ella. Constantino (...) aprovechando el cisma, logró someter a sus planes políticos a la Iglesia vencedora y hacer de ella un instrumento importante de su autoridad imperial». «Entonces se vio que el emperador sin ser miembro de la Iglesia, ni siquiera exteriormente, era el centro directivo de los debates. El había convocado este primer concilio ecuménico fijando lugar y tiempo de la reunión (...); y el abrió y presidió los debates. (...).
Además, sobre la decisión dogmática final de este concilio ejerció Constantino una influencia decisiva» 61.
Esta Jefatura, no es simplemente honorífica, es fruto de la Autoridad que le otorga el ~ título Pontifex Maximus:
«(...) él vuelve pues a tomar (...) la idea del Pontifex Maximus imperial, que Decio y Diocleciano habían intentado aplicar unificando la vida religiosa del imperio sobre la base de la antigua religión nacional de Roma (...)
Exactamente como el Pontifex Maximus del pasado, el se siente llamado, en su calidad de emperador divino, a ser, en la tierra, el órgano visible de la Divinidad (...»> 68.
Esto implicaba perpetuar de algún modo el culto al Emperador, mostrar un continuismo de la religión solar de Constantino, e introducir una direccionalidad 'Eclesiástica' acorde al paradigma Imperial,
Los historiadores católicos dirán:
«Constantino era adepto al culto solar como forma más elevada del monoteísmo; el cristianismo le parecía como una de las formas de la religión solar de la que era adepto, y lo integró en sus concepciones religiosas» 69.
¿Por qué le parecería a Constantino que el "cristianismo" de la Iglesia de Roma era una de lasformas de la Religión Solar?
¿No sería porque algunas de las marcas identificadoras de esa religión solar estaban integradas de algún modo en la ideología de la Iglesia de Roma, y que con las adiciones y retoques que se pueden dar en su época permitiría un entendimiento y emparejamiento?
El especialista sobre el significado de Constantino para el Cristianismo, Alistair Kee, recoge una afirmación probada:
«Fue durante el reinado de Constantino el Grande que el culto del Deus Sol Invictus alcanzó cotas extraordinarias, de tal modo que incluso se decía que su reinado era el imperio del Sol. Constantino era la personificación del Deus Sol Invictus en la tierra, y podía considerar que la estatua del sol que había en el Foro y llevaba su nombre era una estatua de él mismo» 70.
No solamente hay una asimilación del cristianismo dentro de su religión solar sino que consecuentemente hay una paganización de lo cristiano, hasta el punto que hay una matización sutil entre el culto al Emperador y lo que resulta de poner a esto en concordancia con la nueva religión.
Obsérvese lo que los historiadores dicen sobre el particular:
«No solamente Constantino no abolió el culto del Emperador sino que lo puso en armonía con el cristianismo y consiguió que la Iglesia lo aceptara» 71.
¿De qué forma lo puso en armonía con el cristianismo? ¿Y qué tipo de cristianismo podía ser ese que permitía semejante actitud?
Alistair Kee en una tesis ejemplar por su rigor nos lo explica de un modo sorprendente: «A partir de Alejandro el Magno existió una tradición de culto imperial en la cual el Emperador era divino. A pocos emperadores les interesaba ser divinos. La importante para ellos era si a su política se le podía conferir la categoría de divina, es decir, si podía reclamar una fuerza absoluta. Éste es el propósito que subyace en el culto imperial; no el absurdo de considerar que un hombre es divino, sino ocultar el otro absurdo, el de aceptar la política de un hombre como divina y, por ende, merecedora de aceptación absoluta» 72.
¿Y cómo se podía reconocer la política de un hombre como divina?
«El Lagos dirige el cosmos desde el cielo pero, y llegamos ahora al centro del argumento de Eusebio, el Lagos tiene un representante en la tierra.
"Y este mismo Único que sería el Gobernador de todo este cosmos, el Único que está por encima de todo, a través de todo y en todo, visible e invisible, el omnipresente Lagos de Dios, de quien y a través de quien llevando la imagen del reino superior, el soberano querido de Dios, en imitación del Poder Superior, lleva el timón y endereza todas las cosas de la tierra"
(...) ¿Había perdido su divinidad (...)? Pero, ¡qué ganancia!; ahora se le declaraba "soberano querido de Dios", la "imitación", el agente y homólogo del Logos divino aquí en la tierra» 73.
«(...) Constantino pudo alcanzar su objetivo. Por medio del gran cambio, su política pasó a ser considerada la voluntad del Lagos (...)
(...) Renunció gustosamente a la deificación personal en aras del objetivo más importante: la deificación de todo lo que él representaba» 74.
Todavía no comprendemos por qué se le otorga el ser el representante del Logos, o el 'amigo de Dios' 75,
Alistair Kee nos da la clave a través de la propia explicación de Eusebio en su Vida de Constantino:
«Del mismo modo que el Logos ha gobernado en el cielo siglo tras siglo, "Su amigo...gobierna en la
tierra durante largos períodos de años" 76.
"Del mismo modo que el Salvador Universal hace que todo el cielo y toda la tierra y el reino más elevado sean dignos de Su Padre, también Su amigo, conduciendo a sus súbditos en la tierra al Unigénito y Salvador Logos, los hace idóneos para su reino" » 77.
El paralelismo constante que realiza Eusebio entre la actuación del Logos desde un punto de vista cósmico y espiritual, y las actividades de Constantino en favor de la 'Iglesia', bien legislando a favor de ella, o bien defendiéndola mediante guerras victoriosas frente a sus enemigos, es lo que le permite denominarle el Representante del Unigénito Logos en la tierra:
«Eusebio retorna al tema de que la victoria que el Logos consigue en los asuntos espirituales es alcanzada por el soberano, su amigo, en el mundo material contra los enemigos de Dios (...) 78.
"Su amigo, armado contra sus enemigos con el estandarte de Él que está arriba, sojuzga y castiga a los oponentes visibles de la verdad por la ley del combate"» 79.
Todos estos elementos y la temática forman parte de la religión astral o cósmica, de la que el Mitraísmo ha dejado constancia.
El Ser Superior del Cielo, el Logos tiene un representante en la tierra el Emperador Constantino.
Nótese como la guerra se hace necesaria para imponer el orden en la tierra de acuerdo a la proyección de la religión astral.
Todo esto nos enseña una matización del culto Imperial pero no una ruptura. Constan tino junto con sus 'Consejeros' supo mediante un cambio de terminología mantener las mismas costumbres que antes en lo relativo a este culto. Se puede hasta negar con la palabra que se esté ofreciendo una adoración a la persona, pero se pueden asumir todos los ritos del mismo, mediante el truco teológico de cultos 'inferiores' (que no por eso dejan de ser cultos de adoración) pretendiendo diferenciarlos del culto superior. En el culto al Emperador existían títulos como salvador, santísimo, Pontifex Maximus, etc., saludo cúltico como el de la genuflexión, todo esto y mucho más Constantino sigue admitiendo para su persona:
«(...) Constantino (...) haciéndose llamar salvador designado por Dios, enviado del Señor (...), ordenó que se le rindieran honores como 'representante de Cristo' (vicarius Christi) y que le enterrasen como 'decimotercer Apóstol'» 80.
No sólo se hace llamar 'Vicario de Cristo' sino que, superando a los emperadores anteriores, denomina a su palacio 'templo divino' (domus divina), por cuanto de algún modo va a covijar a 'nostrum numen' (nuestra divinidad), además de adjuntarle el predicado de 'sacratissimus' (sagradísimo) 81.
Mediante los reconocimientos que la Iglesia Imperial le hace, nada menos que como el "representante en la tierra del Unigénito Lagos" 82, "obispo de todos, nombrado por Dios" 83, y el consentimiento de la permanencia de actitudes y manifestaciones paganas, del título Pontifex Maximus (con todo lo que implica) 84, se nos descubre lo que su religión solar que nunca abandonó configura y orienta: su comportamiento político-religioso, arrogándose en su figura histórica la representatividad de Dios en la tierra al que se le puede adorar mediante su persona que le representa 85.
Es de este modo que puede erigir, en la nueva Constantinopla una estatua que primero llevará la representación de la cabeza de Apolo y después la suya propia 86, estatua a la que se le dará adoración tanto por paganos como por cristianos 87, Y al final de una vida de adepto Solar matizado con terminología cristiana, y aquello que se puede incorporar, recibe el bautismo de la Iglesia Imperial que él mismo había forjado, de acuerdo al Ideario Imperial Romano y a su teología Solar 88; después el Senado votó su deificación 89, la Iglesia Católica griega lo declara un nuevo apóstol, y la Iglesia Católica de Armenia y la Rusa lo veneran como Santo 90.
Desde la deificación en el verano del 313 de Diocleciano por orden de Constantino hasta su bautismo y deificación en el límite anterior y posterior a su muerte está evidenciando que Constantino no rompió con la religión pagana ni aceptó un cristianismo genuino, tan sólo aplicó una fórmula de concordia entre una y otro, sacrificando lo más esencial de la fe cristiana primitiva.
Resultados de la aplicación de su Teología Solar
La teología solar es una clave política para conseguir la unidad de un Imperio dividido ideológicamente. El cristianismo ha llegado a comienzos del s. IV con una fuerza que se opone en algunos de sus presupuestos a la concepción del Ideario Imperial Romano. Han habido conflictos con la política romana evidentes. Las persecuciones, aunque limitadas, no han podido evitar el flujo del crecimiento. Por otra parte, la Iglesia de Roma ha manifestado una evolución, en la que ciertos compromisos bíblicos han quedado aparcados. Ha revelado que no ha tenido inconveniente acomodarse a una teología matizada por algunos de los presupuestos de la religión mitraica, entre los que se encuentra el día del Solo domingo, a fin de unir a todos los que vienen de la sociedad romana con su día del Sol a un Catolicismo romano que ha adoptado ese mismo día del Sol, desprestigiando el Sábado de la Revelación bíblica, y separándose de sus raíces hebreas. El día festivo y sagrado es un elemento de unidad de primer orden. Permite poner las bases para unificar criterios, y contactar semanalmente con un público que ha accedido previamente a dicho día escogido, y que por lo tanto mantiene una relación favorable, y una continuidad alimentada por la ideolpgía del que les ofrece ese día "signo de unidad".
Desde antes de mediados del s. 11 d.]. sabemos que tanto el Catolicismo romano como la sociedad Romana están teniendo en común cuatro aspectos importantes que muestran la posibilidad de unión: 1) el día del Sol como día festivo 91, 2) una oposición a los judíos con todo lo que ello implica, 3) la introducción e influencia del pensamiento helénico con todas sus implicaciones, con ciertos conceptos de la teología solar involucrados en el vehículo helénico, y 4) una estructuración monárquico absolutista en su concepción organizativa fruto de esa teología solar 92.

55 Aunque la Soberanía única no la conseguirá hasta haber vencido a Licinio en el 324 d.l. (ver Atlas Hist6rico Universal. vol. 1, op. c., p. 105), a partir del edicto de Milán en el313 favorece a una Iglesia transfonnada por él.
56 Lo hemos visto ya con la adopción del Solis Dies, y con toda una serie de acomodaciones doctrinales y políticas que iremos descubriendo.
57 Lo veremos más adelante. Puede consultarse sobre esto a A. Diestre en El Sentido de la Historia y la Palabra Profética, op. c., en bibliografía. - Recuérdese, no obstante y lo comprobaremos, que esto no hubiera sido posible sin una evolución por parte de esa iglesia de Roma.
58 Ed. Herder, op. c., p. 117.
59 Historia Universal de Oncken, vol. IX, op. c., p. 409.
60 Marcel Simon-André Benoit, El Judaísmo y el Cristianismo Antiguo, op. c., p. 129.
61 Oncken, vol. IX, op. C., p. 409.
62 Id., p. 410.
63 J.-R. Palanque, De Constantin a Charlomagne a travers du chaos Barbare, París 1959, pp. 13, 14.
64 Se trata de una divinización de la autoridad. Además de ser fuente de poder se es sujeto de poder tanto político como religioso: Autoridad Suprema, tanto el poder temporaql como el espiritual.
65 H. Rahner, L 'Eglise et rEtal dans le Christianisme Primitif, París 1964, p. 70.
66 Oncken, vol. IX, op. c., p. 418.
67 Id., p. 419.
68 H. Rahner, op. c., p. 71.
69 Marcel Simon-André Benoit, Judaísmo y Cristianismo Antiguo, op. c., p. 131.
70 Halsberghe, Gaston H. The cult 01 Sol lnvictus, Leiden, E. J. Brill, 1972, p. 167. Citado por Alistair Kee, Constantino contra Cristo, op. c., p. 31.
71 L. Brehier-P. Batifol, Les Survivances du Culte Impérial Romain, París 1920, p. 17.
72 Constantino contra Cristo, op. c., p. 181.
73 Id., p. 41. La cita del Obispo Eusebio de Cesárea están sacadas De Vira Constantini (1, 85), traducción inglesa: The life of Constantine, eds. Wace, Henry y Schaff, Philip; Nicene and post-Nicene fathers (serie nueva), vol. 1, Eusebius, Oxford 1840.
74 Id., p.18I.
75 Independientemente de la actitud 'abominable' de Constantino, su moral queda reflejada por numerosos incidentes a lo largo de su vida. La Historia Universal de Oncken se expresa de este modo al describimos su talante:
«Casi inmediatamente después, Constantino, el verdadero vencedor de esta crisis religiosa tan famosa en la historia, horrorizó a paganos y cristianos con los actos más siniestros y tenebrosos de su vida (...) (...) fue muerto por orden del emperador (...) su hijo mayor (...).
(...) añadiendo la muerte de su sobrino Licinio (...) y la de otras muchas personas que por sus relaciones y alta posición le hacían sombra. (...) su octogenaria madre Elena (...) le indujo a matar a su esposa Fausta» (vol. IX, op. c., p. 420).
Las costumbres paganas con el uso de sus ritos mezclados con cristianos, coronadas con fiestas públicas y funciones de circo romano que nada tienen que ver con el cristianismo genuino, la erección de templos paganos al igual que de iglesias (íd., p. 421).
La misma Historia lo retrata finalmente de este modo:
«Satisfecha su grande ambición, volvióse vanidoso y sediento de alabanzas y adulaciones, (...) se mostró a menudo caprichoso (...).
(...) A la menor sospecha de infidelidad (...) o abuso de posición (...) le costaba poco dar trabajo al verdugo. Sus contemporáneos criticaron también su desmesurado fausto y liberalidad a costa del tesoro y de los contribuyentes (...).
(...) Constantino era en el fondo romano pagano y jamás comprendió los ideales del cristianismo (...»> (íd., pp. 446, 447).
76 Constantino contra Cristo, op. c., p. 41 cf. Vira de Constantini, op. c., (11, 85).
77 Id..
78 Id., p. 43.
79 Id., p. 41 cf. Vira de Constantini, op. c., (11, 86).
80 Ver a Karlheinz Deschner, vol. I, op. c., p. 192. El autor trae abundante bibliografía donde apoya su aserto.
81 Id..
82 Ver Alistair Kee citando a Eusebio de Cesárea, op. c., pp. 65-94.
83 Ver a Karlheinz Deschner, vol. 1, op. c., p. 194
84 Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c., p. 444.
85 Id.,op.c.,p.193. Brehier y Batiffol (op. c.,) recoge el acto histórico, según el testimonio de San Ambrosio, de cuando la madre de Constantino le colocó "sobre la diadema imperial una cruz, para que Cristo fuera adorado en la persona del príncipe".
86 Ver Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c. p. 422. ,
87 Brehier-Batiffol, op. c., p. 43.
88 IOncken, vol. Vill, op. c., p. 448.
89 Id.. .
90 Id..
91 Queremos dejar claro en este lugar, una vez que se ha podido demostrar que la asunción del día del Sol como día festivo por parte de la Iglesia Católica en Roma es paralela y con el mismo origen e influencia que lo que origina ese día del Sol en el Imperio romano, que no puede haber ningún documento donde se muestre que la celebración del domingo fuera heroica o tuviera obstáculos, puesto que se trata del mismo día de reposo, y nunca existe persecución o impedimento para guardarlo. Todo lo contrario a lo que ocurre con el Sábado (ya hemos expuesto la política de Adriano en contra del Sábado). Lo que Juan Pablo n comenta (en Dies Domini, 64), es una tergiversación histórica. El ritmo semanal en cuanto a guardar fiesta el día del Sol estaba reconocido en el Imperio Romano desde la época de los Antoninos (s. n. d. J.), tal como Justino y Tertuliano exponen en sus escritos.
92 Sobre todo esto puede consultarse una obra, ampliamente documentada, escrita por el autor: A Diestre, Cuando
el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en la tierra?, Clie, Terrassa-Barcelona 1997, pp. 451-562. Es preciso completarlo con El Sentido de la Historia y la Palabra Profética, vol. I, p. 172, nota 108.














El culto al dios sol y el domingo IV
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Según el criterio de los expertos, la religión (esencialmente) ocupaba el último lugar en el tratamiento de Constantino, ya que ésta se integra perfectamente como un elemento de maniobra política.
«La política de Constantino no está determinada por la religión, sino que ésta viene determinada por la política imperial. (...) la religión forma parte de su estrategia» 93.
Cuando los investigadores consultan el Codex Theodosianus (recopilación de edictos imperiales) se sorprenden de la ausencia de ejemplos de compromiso cristiano por parte de Constan tino 'del amigo de Dios' como le llama Eusebio (cosa que sí se encuentra en sus sucesores). Y llama poderosamente la atención la crónica relativa a la legislación sobre el Dies Solis. Primero por cuanto se trata de la primera imposición oficial del domingo o primer día de la semana como día de reposo de acuerdo a la religión solar de la que Constantino era adepto. En segundo lugar porque Eusebio {el Obispo amigo de Constantino) ensaya constantemente...
«de imponer una interpretación cristiana a las leyes constantinianas relativas al domingo (o..). Sin embargo cuando Constantino promulga un edicto que aclara lo que se puede o no se puede hacer en dicho día, utiliza la fórmula pagana "dies solis" para describirlo:
"Sencillamente, porque Nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol, que se celebra por su propia veneración, se ocupe con querellas jurídicas..."» 94.
Las permutaciones que suceden se hacen mediante la cristianización terminológica de lo pagano 95. Alistair Kee ha probado sobradamente que el amigo de Constantino el Obispo Eusebio de Cesárea, es el falsificador más grande de toda la historia 96: hace aparecer a Constantino como un cristiano devoto y convertido, pero cuando se profundiza en el texto y en las alternativas que poseemos sobre la vida y hechos de Constantino el asunto cambia de cariz.
No olvidemos, como ya hemos visto, que la religión de Constantino no es la de un adorador de Cristo sino del Sol 97. Y conjuga su religión personal con la de un Cristianismo transformado a su imagen y semejanza para alcanzar permanentemente su objetivo: la conservación de la 'unidad del Imperio' y por ende del mundo.
La actitud antisemita del emperador Constantino es obligadamente política. Las raíces del cristianismo están en el judaísmo bíblico, pero la política de Constantino exige de que los cristianos olviden esas ascendencias, puesto que algunas de sus doctrinas, comunes a los cristianos, no son adecuadas para la política del emperador basada en la teología solar que ofrece la unidad necesaria. En su epístola al Concilio de Nicea expresa: «No tengamos, pues, nada en común con la detestable multitud judía (...)»> 98.
Constantino ha comprendido que para su política de 'unidad' es conveniente no dividir a la sociedad, y la religión minoritaria judía lo hacía.
Es interesante comprobar un ejemplo representativo de la política unionista Constantiniana mediante una legislación en relación al día de fiesta que se había de guardar con escrupulosidad en todo el Imperio. El Sábado, señal no solo de la religión judía, sino monumento a la Creación y Redención, que nos provee la identidad externa de la pertenencia al Dios que se revela en las Sagradas Escrituras, es arrinconado por Constantino para proveer un nuevo día.
El día del Sol afín al Mitraísmo (de origen persa), religión astral y de misterios que en el primer siglo a.J., ya se había introducido en las legiones y sociedad romana 99, y que en una evolución antijudía por parte de ciertos cristianos encuentra su culminación en la legislación imperial de Constantino, adepto de la religión solar que admite el Solis Dies o domingo como día de fiesta, obliga a legislar sobre el Domingo que durante cerca de dos siglos la , Iglesia Católica Romana ha mantenido en un rechazo del Sábado junto al propio Imperio: Romano. Pero ahora es preciso aplicarlo con fuerza de Ley a todo el Imperio.
Constantino como adorador del Dios Sol, prescribe ese día como el único festivo semanal. Obsérvese parte de su decreto del 321:
«Que todos los magistrados y ciudadanos reposen en el venerable día del sol y que cesen todos los trabajos» 100.
«Sencillamente, porque Nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol, que se celebra por su propia veneración se ocupe con querellas jurídicas ...» 101. Constantino en todo su decreto utiliza la fórmula pagana 'Dies Solh', sin embargo Eusebio de Cesárea en su afán de que aparezcan los trueques cristianizados, bautiza al 'día del sol' como siendo el 'día del Señor Jesucristo' 102.
Se trata realmente de un soberano de la casa del 'Sol Invictus' que impone para todo el Imperio la observancia pagana del 'Día del Sol', extendido ya en todo su Imperio, en lugar del día del Sábado, instituido en la Creación, observado por los judíos, y magnificado por Jesucristo, y de los que el cristianismo primitivo heredó.
La supervivencia del Sábado, día de reposo anclado en la tradición judía y cristiana primitiva, suponía una división demasiado flagrante para la religión 'pagana' que Constantino está creando removiendo los pilares ideológicos y organizativos principales del Cristianismo. Veamos las conexiones entre el día del Sol y la estructura Imperial y eclesiástica que Constantino con la ayuda del Obispo de Roma y de Eusebio de Cesárea manifiestan.
Estructura Monárquica Absolutista a través de la Autoridad Suprema mediante el título Pontifex Maximus, y Orden Unitario que se proyecta desde el Cielo a la Tierra: Desvalorización y corrupción de la persona de Jesucristo y de la Iglesia por El fundada, y oposición a la naturaleza y sentido del Reino de Dios
No cabe ninguna duda que en la transformación de una Iglesia que tiene como Jefe absoluto al Emperador que es, según Constantino y Eusebio de Cesárea, el representante legítimo del Unigénito Logos en la tierra, ha tenido que haber un despojo de lo que entiende la Escritura sobre el propio Jesucristo y la Iglesia novotestamentaria. En principio hay un sólo representante en la tierra del Logos Jesucristo, y éste es el Espíritu Santo que se manifiesta en la Iglesia toda entera. El representante visible de Jesucristo no es ningún hombre sino la Iglesia.
En la oración de alabanza hacia Constantino, Eusebio que sigue las directrices de éste afirma descaradamente la filosofía política del nuevo imperio 'cristiano' de la forma con que nos lo describe Norman Baynes:
«La base de esa filosofía política se encuentra en la concepción del gobierno imperial como copia terrenal del gobierno de Dios en el cielo; hay un Dios y una ley divina, por consiguiente en la tierra tiene que haber un solo gobernante y una sola ley. Ese gobernante, el emperador Romano, es el vicerregente del Dios cristiano» 103.
Eusebio considera en esa alabanza al rey Constantino inspirado desde el cielo por Cristo el Logos 104. Y presenta el reino en la tierra tomando como modelo, lo que él supone que dicho reino es en el cielo 105. La Monarquía absoluta aventaja a cualquier otro tipo de constitución o gobierno 106 (según la concepción de la religión astral o teología solar), es por ello que el Logos ha ofrecido un modelo de poder real al hombre 107, y ese hombre es Constantino. Todas las cosas que ha realizado, matanzas y asesinatos habían sido decretadas por "el Supremo Soberano desde el cielo cuando presentó a un guerrero invencible como ayudante suyo" 108. Los autores se han percatado que nada de esto procede del pensamiento bíblico sino de la filosofía helenística de la dignidad real int1uenciada con la religión astral. 109
Para esta concepción ha tenido que haber un desplazamiento tanto de los contenidos y valores de Jesucristo como de la Iglesia.
La Iglesia se ha transformado en una parcela del Imperio, dominado y dirigido por un hombre que se auto arroga la Autoridad Suprema sobre todos, tanto lo relativo a lo religioso como a lo político, exteriorizándose por medio del título Pontifex Maximus. A la vez es inspirado desde el cielo por el Logos constituyéndole (a Constan tino) en su representante en la tierra, para consolidar la Unidad del Imperio tanto en materia política, militar como religiosa, de ahí que se auto proclame Vicario de Cristo y Vicerregente de Dios. Esto evidencia que se está exhibiendo un Jesucristo totalmente distinto y opuesto al espíritu y la letra del Evangelio. Ya no cuenta para nada el Jesucristo Pacificador ni Redentor. El plan de la Salvación se ha sustituido por un Mesías terreno, Constantino, que libera a los cristianos de sus enemigos 110, y salva al mundo y a la Iglesia 111, desplazando al verdadero Cristo del lugar que le corresponde. Y lo más peligroso, por la confusión que entraña: el Reino de Dios ha sido 'usurpado' por una 'monarquía absoluta' que pretende groseramente imitarle. Dios ha establecido claramente que el Reino de Dios viene al final de los tiempos y no por mano humana, siendo total y absolutamente ajeno a cualquier cosa de esta tierra. Incluso la propia Iglesia evangélica, genuina, llena de la esperanza del Adviento no se identifica con el Reino de Dios, sino que es salvaguardadora de los principios que rigen en dicho Reino, anunciadora y experimentadora de ellos, de acuerdo a la predicación de Jesucristo cuando en su primera venida inauguró el Reino de
Dios en su fase de la gracia 112.
Culto a la Persona
Hemos visto la deificación del Emperador, y el paralelismo entre lo celeste (el Sol), y el reino terrestre representado por el Emperador que se acoge a la religión astral.
El culto a la persona es el resultado normal de aquel que se arroga la Autoridad Suprema concedida por la deidad, representada en el título Pontifex Maximus.
Al saludo que dirigen a Constantino los ex-soldados: «"¡Constantino Augusto! ¡Que los dioses te guarden para nosotros! Tu salvación es nuestra salvación"» 113, no se le pone ningún reparo y los que lo efectúan no ven en ello amenaza o contrasentido para la religión que Constan tino tiene 114.
Delante de las esculturas de su persona se ponen "lámparas y cirios y se ora para solicitar la curación de enfermedades" l15.
La creencia en la inmortalidad de su persona, presencia personal en los cielos al morir y su culto
Las imágenes y su culto, y la creencia de la entrada en los cielos al morir 116, aparecen como formando parte de la ideología de Constantino.
Esta actitud era lógica por cuanto según la religión astral el hombre posee un alma inmortal, y de acuerdo al ideario imperial romano los Emperadores son divinizados, y por lo tanto al morir ocupan un lqgar preferencial en el cielo, recibiendo culto.
5) Violencia, Guerra y Persecución Religiosa
El castigo infligido contra el esclavo o el liberto que acusa a su amo o patrón es la crucifixión. Como cristiano me es imposible concebir o aceptar la pena de muerte ni la crueldad de la que Constantino hace gala por diferentes causas, pero que además la penalidad sea la de la crucifixión manifestaría lo que los investigadores ven en Constantino: una simple fachada en la que esconde un odio secreto hacia los valores y doctrinas auténticamente cristianas.
Ahora bien, está legislación, constitución o conductas no corresponden a los contenidos de la Ley divina manifestada en el Decálogo y ratificada en el Nuevo Testamento (Ex. 20: 1- 17; Jer. 31:31-34 cf. Hb. 8:8-10; Stg. 2:8-12), simplemente atañe a un pagano.
La actitud manifestada contra lo que él interpreta ser herejía, o cuando creía amenazada su Autoridad Suprema 117, mediante el uso de la persecución religiosa 118, o matando, es un argumento más en cuanto a que los valores cristianos respecto a la no violencia, libertad de conciencia, y el 'no matarás' ya no tienen la misma vigencia 119.
Las doctrinas evangélicas han sufrido un deterioro tan palpable que los autores relatan la degeneración en la Fe evangélica alcanzada en la época Constantiniana 120:
«Mas pronto se vio que esta misma Iglesia había renunciado a su independencia primitiva y había entrado en un período nuevo, en el cual el poder terrenal, el imperial, empezó a ejercer influencia sobre su vida interior y aun sobre su esencia dogmática» 121.
Lo que exterioriza la asunción del día del Sol
Concluyendo este apartado podemos decir que la religión astral en su vertiente solar exige, por parte de la deidad, un comportamiento como el que se observa en el emperador Constantino, y que aquí hemos pormenorizado. Y que por lo tanto la asunción del día del Sol además de lo que supone por sí mismo, está íntegramente unido a una actitud que responderá a una conducta y a una ideología que se propone alcanzar unos objetivos. El día del Sol no lo podemos aislar, sin más, de su efecto puramente festivo o sagrado. El acto de rechazar algo que no está contemplado "en el origen" (cf. Mt. 19:8 úp.; Gn. 2:1-3; Mc. 2:27, 28) ni en los principios de la Ley natural promulgada en tiempos de Moisés (Ex. 20: 1- 17), pero existente desde el principio (cf. la In. 3:4 cf. Gn. 3:1-6; 2:1-3; 2:23, 24) y vigente para los cristianos (Mt. 22:36-40; 19: 16-19; 5: 17-19; Rm. 7: 1-3, 7, 12, 14; 8: 1, 5-9; Ef. 6:1- 3; Stg. 2:8-12), implica un motivo que no se puede ocultar con una argumentación puramente humana decorada con terminología cristiana. Y ese motivo la historia nos lo descubre: la política eclesiástica de Roma, con su obispo al frente, acepta el día del Sol, o primer día de la semana o domingo, porque entre el prosélito judío y el romano prefiere a este último, además de conformarse a la propia corriente político religiosa del Imperio manifestada en un antijudaísmo que declara, entre otras cosas, al sábado como proscrito por la ley 122 y en una asunción de ciertas premisas de la teología solar; y esto, como un querer diferenciarse de las raíces hebreas y como un elemento ecuménico a fin de alcanzar una posible alianza con dicho Imperio que facilitaría la tarea de lo que entiende como evangelización.
Theodor Zahn expone:
«Antes incluso de que Constantino hubiera decidido elevar el cristianismo al rango de religión dominante en el imperio, él soñaba con una religión de estado monoteísta, de la cual el cristianismo formaría parte. La introducción del domingo como día general de reposo le pareció la expresión significativa y eficaz de esta unión» 123.
Teniendo en cuenta todo lo dicho profundicemos más en ello.

93 Alister Kee, op. c., p. 113.
94 Id., p. 1140 Para la cita del Codex ver Pharr, Clyde The Theodosian Code and the Sirnwndian Constitutions, Princeton University Press 1952, libro 2, título 8, sección l.
En un apartado posterior exponemos las influencias del culto solar en el cristianismo de los representantes de la 18lesia de Romao
95 Alistair Kee, Constan tino contra Cristo, op. C., pp. 73, 74, Y ss.
96 Id., op. C.
97 Véase sobre esto además de la exposición amplia de Alistair Kee, al católico Norbert Brox, Historia de la lilesia Primitiva, op. C., pp. 75-77.
98 Eusebio, De Vira de Constantini, m, 180 Citado en Alistair Kee op. C., p. 117.
Vamos a comprobar en otro lugar como la aceptación del día del solo domingo por el cristianismo de Roma sigue la orientación política el Imperio Romano: la teología solar. En el caso de la Iglesia de Roma tiene un asunto adicional a la hora de aceptar el Domingo, y es despojarse del Sábado que se considera exclusivamente judío. De ahí que ahora Constantino al legislar a favor del domingo tenga en cuenta el rechazo de los judíos.
99 Ya lo hemos comprobado más arriba con documentación profusa
100 Decreto del 7 de Marzo del año 321, promulgado por Crispus II y Constantino II (contenido en COlpus juris civilis, Codex lustinianus, Livre ill, tito Xll, De feriis, 2 (3). Recogido por Paul Nouan, Le Septieme lour, op. c., p.167.
101 Citado por Alistair Kee, op. c., p. 114.
102 En Vida de Constantino (IV, 18), citado por Alistair Kee, op. c., pp. 71,113.
103 Eusebius and the christian empire, reimpresión en Byzantine studies and other essays, The Athlone Press 1955, p. 168. Recogido y asumido por Alistair Kee, op. C., pp. 149, ISO.
104 Ver Vida de Constan tino de Eusebio, op. C., 1, 85; In, 87; IV, 88; Alistair Kee, op. C., p. ISO.
105 Id..
106 Id., In, 87 (citado por Alistair Kee, op. C., p. 158).
107 lId., In, 88.
108 Id., Vil, 97 (recogido por Alistair Kee, op. C., p. 160).
109 Alistair Kee, op. C., p. 150.
110 Id., op. C., pp. 47-64.
111 Id., p. 176.
112 Sobre el Reino de Dios su concepto y naturaleza lo analizamos más adelante.
113 AlisterKee, op. c., p.114, 115.
114 Id..
115 Karlheinz Deschner, vol. 1, op. c., p. 194.
116 Id., pp. 193,194.
117 Entre las cualidades que dominaban el carácter de Constantino sobresalía según la Historia Universal que dirige Oncken "la sed insaciable de mando, y no de un mando cualquiera, sino del supremo" (íd., vol. VIII, p. 446); y no conocía "piedad ni consideración ni misericordia cuando creía amenazada su autoridad suprema" (íd..).
118 Para la persecución religiosa ver Alistair Kee, op. c., pp. 120-136.
119 Una vez que Constantino se ha identificado un tanto con el cristianismo reúne un concilio, en el año 314 en la ciudad de Arlés (Ver Previt-Orton, Historia Medieval, vol. 1, pp. 282 Y ss.).
Este concilio que se reunió principalmente para tratar el cisma donatista, examina la cuestión del Servicio Militar. El canon 3° rezaba así: "Los que lanzan las armas en tiempos de paz sean excomulgados".
Se han presentado varias interpretaciones pretendiendo anular el verdadero sentido del canon (Véase Hefele lecrercq, Histoirs des Conciles, vol. 1, op. c., p. 282 Y ss.). Una que ha sustituido las palabras "in pace" por las
palabras "in praelio" o "in bello". Ahora bien esto se sabe que ha sido una corrección arbitraria debido a un lector que deliberadamente ha modificado el texto (Albert Bayet; Pacifisme et Christianisme aux premiers siécles, Biblioteque Racionaliste, París 1934, pp. 9,13,16,17.
Una segunda interpretación nos mostraría que el concilio de Arlés no castigaría a los desertores sino a los que hacen culpables en plena paz de una agresión a mano armada. Otros dicen que se refiere simplemente a los gladiadores; según Bayet, Hornus y, otros, éstas interpretaciones son inaceptables. Las palabras "arma proucere", designan el acto del soldado que lanza sus armas delante de él mostrando que no quiere más servir.
Ahora bien para nosotros aunque aceptamos el sentido de ésta interpretación no seguimos a aquellos que admiten que el concilio de Arlés es simplemente un paso más del partido oportunista 'cristiano', pero que continuaría aceptando la posición de la Iglesia Primitiva en cuanto a la NO-VIOLENCIA (Así opina H. F. Secretan, Le Christianisme des premiers siecles et le Service Militaire, París 1914, p. 364; del mismo modo Hornus, Evangile et Labarum, op. c., p. 129).
Creemos que lejos de ser superflua la precisión "in pace" es esencial, ya que no hay posibilidad para la idea de que en tiempos de guerra es siempre permitido e incluso recomendable al cristiano rehusar las armas. Una actitud de esta naturaleza en tiempos de paz marca lo que debe ser en tiempos de guerra. Si no puede el soldado cristiano en tiempos de paz rehusar las armas, cuánto menos en tiempos de guerra.
La dureza de dicho canon va a en contra de la opinión improbable en cuanto que simplemente se quiera prohibir al cristiano en tiempos de paz arrojar las armas ¿cómo es posible semejante castigo como el de la excomunión? Si arrojar las armas en tiempos de paz fuera tomado por los que elaboran el canon como de poca monta y teniendo en cuanta el que el cristiano no debe matar ni emplear el arma ¿cómo es posible tal dureza e intransigencia? Si tienen en cuenta todavía la prohibición de matar y de hacer uso del arma del período anterior ¿por que obligar bajo pena de excomunión a los cristianos en tiempos de paz a Permanecer con las armas? Solo cabe una explicación, que el canon ha provisto en principio una solución al problema que hasta entonces se había planteado entre el Cristianismo e Imperio respecto al servicio militar. Esa provisión la efectúa para tiempos de paz. Ahora bien esto no excluye que continúe para tiempos de guerra. Es cierto que no lo menciona pero la intolerancia con que castiga la deserción en tiempos de paz es suficiente para comprender que si en tiempos de paz el cristiano no debe arrojar las armas, en tiempos de guerra todavía menos. Por los sucesos posteriores que documentaremos después, en cuanto a la conducta que se siguió por parte de la Iglesia Católico Constantiniana nos avalan de que este canon fue decisivo para la conducta 'militarista' del llamado cristiano que ha aceptado, a despecho de los principios del Reino de Dios, las directrices 'pagano-constantinianas'.
La declaración de Arlés es un paso más en la configuración de una Iglesia Imperial que se despoja de lo más emblemáticamente cristiano: ser Pacificador. Este paso es decisivo. En él se manifiesta un claro cambio de posición respecto a los principios del Reino de Dios. Es el sentir de quien orientó semejante propuesta:
Constantino. Heering se explica adecuadamente cuando afirma que: « "El Jesús histórico era un Mesías de paz, que nos ordenó amar a nuestros enemigos hasta el máximo, y hasta el tiempo Constantino sus seguidores -con algunas excepciones- practicaron sus enseñanzas. Pero entonces llegó el punto decisivo, ejemplificado por la decisión del concilio de Arlés en año 314 que decía: los que tiren sus annas en tiempos de paz serán excomulgados. Este cambio radical en la fé cristiana, en un asunto tan fundamental como la guerra, debemos verlo como una caída desastrosa, una caída en un estado tal que la iglesia primitiva no habría vacilado en llamar un estado de pecado"» (O. J. Heering, The Fall 01 Christianity, Fellows Publications, American édition 1943, p. 57).
Los escritos patrísticos hasta Constantino son explícitos tocante a ésta cuestión. En otra sección presentamos la posición de la patrística hasta Constantino. Toda ella nos manifiesta una posición contraria al servicio y al empleo de las armas.
Por otra parte comprendamos el contexto histórico de la declaración del concilio de Arlés. Ha sido decretado, dentro del apoyo y favor que Constantino está otorgando a la Iglesia. El imperio se encuentra en paz gracias a las victorias de Constantino. Ahora se pide no arrojar las armas en tiempos de paz, y sobre todo de esa paz que gracias a las circunstancias y características del imperio Romano se ha logrado. Si a los soldados se les exige no arrojar las armas en esa paz que se ha logrado ¿qué se les pedirá cuando un enemigo cualquiera pretenda perturbar esa paz del imperio?
120 Ver la tesis defendida por Alistair Kee. También a F. Arranz Velarde, Resumen de Historia Universal. Santander 1932, p. 153. Citado por Pedro de Felipe en La Identificación del Cuerno Pequeño de Daniel 8, Madrid 1970, nota 89.
121 Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c., p. 419.
122 Este antijudaísmo alimentado por la actitud judía frente a la política romana imperialista que tiene un primer punto culminante con la destrucción de Jerusalén en los años 65 al 75, se ve desarrollada con Adriano. Anteriormente a los judíos se les había permitido, junto a otras muchas religiones practicar la suya. Pero en la época de Adriano (117 a 138 d.J.) (noten las fechas y compárenlo con el primer anuncio documentado católico que tenemos, el de Justino, dirigido al emperador Romano, y que habla de que ellos los cristianos guardan el día del Sol y no el de Satumo como los judíos{alrededor del 138-140}), se da una prohibición, bajo pena de muerte, para todo el Imperio, de practicar la circuncisión, la observancia del Sábado y el estudio de la Tora (ver S. Baron, Histoire d' Israel, vie sociale et religieuse, París 1957, vol. 11, p. 733)
123 En Skizzen aus dem Leben des Alten Kirche, 3' edición, p. 194.







El culto al dios sol y el domingo V
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Ya hemos visto la unión que se da entre Iglesia e Imperio Romano en la época Constantiniana. También, el cómo son aceptadas las creaciones que se dan por parte de Constantino en la construcción de una Iglesia imperial sin dejar su religión solar. También hemos estudiado los antecedentes tanto del Imperio Romano hasta llegar a Constantino, y los de la Iglesia de Roma; el como hay un paralelismo convergente a lo largo de cerca de dos siglos con una corriente antijudía y con la asunción de la teología solar en la aceptación del día del Solo primer día de la semana, junto a otros aspectos que están implicados en esa aceptación del día del Sol.
Lo que haremos a continuación es mostrar que la Iglesia de Roma, en aquella época, con sus dirigentes más representativos recogen un antecedente evolutivo que se ha comportado, en lo esencial, en paralelo al Imperio, en un proceso de asimilación de lo fundamental de la Religión Astral o Solar, a fin de poder confluir en el momento histórico oportuno con el Imperio Romano, y de este modo coincidir con el ideario Constantiniano. Además de crear el futuro de una Iglesia Imperial que tiene como signo de unidad el día del Sol como primer día de la semana o Domingo, en base a legislaciones, a los Obispos de Roma del momento junto a otros escritores y protagonistas representativos, y a Concilios. Todo ello, aparte de lo ya indicado, nos dará una idea de la importancia e implicaciones que supuso ese día del Sol para el engendro de una Iglesia Romana con toda una terminología conceptual cristiana, que sin una profundización en su naturaleza, premisas e historia, evade su identidad Constantiniana.
La aceptación del Solis Dies (Día del Solo Domingo), y el simbolismo del Sol para identificar a Cristo
«Constantino era adepto al culto solar como forma más elevada del monoteísmo; el cristianismo le parecía como una de las formas de la religión solar de la que era adepto, y lo integró en sus concepciones religiosas» 124.
Los autores de esta nota suponen, al menos, que Constantino confundió al cristianismo de su época como una de las formas de la religión solar. La cuestión es saber si había motivos para ello.
El Solis Dies semanal y su contenido político-religioso
Por la cita de Justino y Tertuliano 125 se demostraba que a partir de un cierto momento la Iglesia de Roma se adscribe al Solis Dies de acuerdo a lo que resulta ser tradicional en la sociedad romana.
Ahora podemos comprender, a tenor de lo expuesto, que la elección del Solis Dies por la Iglesia de Roma es una medida política de primer orden. Con el Sábado como día de fiesta no puede otorgar esa Unidad que Roma Imperial ha encontrado en el culto oriental de Mitra. Puesto que el Sábado 126 rompe con la sociedad romana que se opone a un Judaísmo, por otra parte rebelde, y que tiene como día de reposo el Sábado. El Sábado no tiene ese carácter universalista y unitario que la política del momento demanda, un tipo de sociedad mundana que ha configurado la teología Solar que proveen las religiones astrales, entre las que destacan el Mitraísmo. El Domingo, con lo que implica ideológicamente, ha echado raíces tan profundas en la sociedad romana que el que quiera ganarla ha de ser involucrándose en los elementos fundamentales que la religión astral representada esencialmente por el Mitraísmo ha depositado en los conductos que adhieren al árbol sólidamente sobre la tierra.
De ahí, que a partir del s. 11 d.J., ciertos autores de la Iglesia de Roma adviertan la necesidad de esa involución. En un proceso, al principio lento aunque visible, y que recibirá plena forma con Constantino, se va adaptando ese cristianismo al paganismo de Mitra, aceptándose varios elementos principales que demuestran esa dependencia a la religión solar que el Imperio Romano proyecta en su situación político-religiosa.
La asunción del Solis Dies rompe con el Judaísmo, aun cuando el Nuevo Testamento siga estando pegado a él, entre otras cosas, en lo que se refiere al Sábado 127. Aceptar el Solis Dies, supone reconocerlo como representativo de Unidad con el Imperio y desmarque con el Judaísmo. Unidad con los ciudadanos del Imperio donde se había propagado el Culto Solar, y con los Gobernantes romanos que han aceptado ese día como festivo y litúrgico.
El Cristo Sol y el Solis Dies
No era difícil tampoco el identificar a Cristo con el Sol. La intencionalidad de esta confluencia se manifiesta cuando comparas, las pinturas paganas mostrando al solo Mitra bajo la forma de un hombre con un disco detrás de la cabeza con el antiguo mosaico de origen cristiano representando a Cristo con el Sol, subido sobre una cuádriga, y con un limbo detrás de la cabeza 128,
El simbolismo solar es empleado por los llamados Padres de la Iglesia para hablar de Cristo como Sol de Justicia, como Sol de Oriente, como el único Sol que se levanta en el cielo 129.
Independientemente del contenido apologético de las predicaciones cristianas a los paganos para que se conviertan al verdadero Sol, no se puede evitar la confusión 130, Y todavía menos si ésta procede de una base que no es coherente con el texto bíblico. Se había manipulado el día del sol pagano haciéndolo coincidir con el día de Jesucristo ("el día del Señor"). Era lógico que si se quería ser consecuente con el paralelismo entre la religión astral y los que promueven semejante comparación, había que llegar a la celebración de ese día del sol como festivo: si los adoradores de Mitra, el Sol Invictus consagran un día especial para su Dios Sol, el Solis Dies o Domingo, y si vosotros adoráis al Dios Sol Jesucristo, es lógico que celebréis vuestro culto en un día especial también, Pero ¿qué día se estipula para el Sol? ¿el Sábado judío que según la semana planetaria pagana corresponde a Saturno? ¿O el domingo que de acuerdo a esa misma semana planetaria le corresponde el Sol? Para Justino, tal como indicábamos, no había duda 131: la creación de la luz en el primera día de la semana, y la resurrección del Sol de justicia en el primer día de la semana es suficiente para adoptar el día del Sol como día del Señor 132.
Eusebio de Cesárea, amigo y consejero de- Constantino, que vive en el contexto de alguien (Constantino) adorador del Sol Invictus con todo lo que implica el culto Solar, y que según manifiesta en la epístola al Concilio de Nicea: "No tengamos nada en común con la detestable multitud judía" 133, es de esperar que siga los caminos del Emperador Romano, y retorne los argumentos de Justino:
«Por la nueva alianza, el Lagos ha transferido la celebración del Sábado a la eclosión de la luz. Nos ha dado una imagen del verdadero reposo en su día de salvación, el primer día de la luz ... En ese día de la luz, primero y verdadero d{a del sol, bien que nos reunimos después de un intervalo de seis días (...) Todo lo que estaba hasta entonces prescrito para el Sábado, nosotros lo hemos transferido al día del Señor, mucho más digno de honor que el Sábado judío. De hecho, es en este día de la creación del mundo que Dios dice: "Que la luz sea, y la luz fue". Es también en este día que el Sol de justicia ha resucitado para nuestras almas» 134.
Si se analiza convenientemente el texto, tanto de Eusebio como después de Jerónimo 135 y Agustín de Hipona 136 que mantienen la misma explicación, lo que se pretende es encontrar para el Día del Sol que ya estaba establecido por la religión de Mitra antes del siglo 11, algo que presentar que justifique la adopción del día del sol 137.
Si bien la Iglesia apostólica no necesitó semejantes argumentos, la coyuntura socio- política atrapó a ciertos representantes de la Iglesia de Roma.
Se habían dado dos pasos previos: el uno, el rechazo de lo hebreo, incluyendo el Sábado, aun cuando su origen no sea judío sino que se origina en la misma Creación; el otro, el intentar compatibilizar ciertos contenidos de Mitra con algunos significados de la vida y obra de Jesucristo. El peligro de esta sustitución es el considerar a Jesucristo como no judío, que lo era, e identificarlo dentro de la Teología Solar. Esta contradicción, con lo que implica, como veremos, no sólo llevó a la adopción del Solis Dies sino a otros aspectos que denotan la mezcla de la religión solar con elementos cristianos.
La Salida del Sol y la Oración orientada hacia el Este
Una vez más la confrontación Cristianismo y Judaísmo se exterioriza por la elección de orar hacia el Este u Oriente por parte de los primeros en oposición a la costumbre judía de hacerlo hacia Jerusalén.
Este asunto que no pasaría más que por ser anecdótico, porque los verdaderos adoradores adoran en espíritu y en verdad (cf. Jn. 4:21-24), aporta un elemento más de la influencia del culto solar sobre la Iglesia de Roma por cuanto la patrística se ve obligada a justificarlo: ; «El Este simboliza al alma que se vuelve hacia la fuente de la luz» 138.
Esta particular forma de adorar es una asimilación del modo pagano de efectuar su culto solar en el Solis Dies.
No es de extrañar que los cristianos que adoptan esta costumbre pagana para la oración, cuya práctica es diaria y no semanal, proyecten todo el recorrido de la estructura solar: del mismo modo que se cambia de Jerusalén (símbolo de las raíces cristianas) hacia el Sol para orar, con lo cual ha tenido que haber una teologización (de acuerdo a la teología solar) y programación, es preciso llegar con el culto a un día especial, donde el Sol preside la semana planetaria (el Domingo), y así también abandonar el Sábado de la Revelación bíblica por el Día del Sol, representación inadecuada del Sol de justicia con que se adorna a Jesucristo, del levantamiento de la Luz de la muerte por la resurrección en el primer día de la semana que coincide con el Solis Dies o Domingo.
F. A. Regan tras analizar lo textos patrísticos sobre el particular concluye diciendo: «Se puede encontrar un ejemplo claro de la influencia pagana en la costumbre adoptada por los cristianos de volverse hacia Oriente, lugar de la salida del sol para ofrecer su oración ... porque en esta época de transición del Sábado a la celebración del día del Señor, no sólamente los primeros cristianos reemplazaron el séptimo día por el primero, sino que además modificaron la práctica tradicional judía de orientación hacia Jerusalén para la oración» 139.
El Solis Dies Anual y el Nacimiento de Mitra
Anteriormente ya hemos aludido a la fecha de Navidad adoptada por la Iglesia de Roma. Se trata del día del nacimiento del Sol Invictus celebrado el 25 de Diciembre en honor al dios Sol Mitra. Todo esto nos muestra que la adopción de la teología solar por parte de la Iglesia de Roma alcanza exteriormente el recorrido que el Mitraísmo manifestaba en su dedicación al Sol.
Se puede obtener por las Escrituras que el nacimiento de Cristo debió ser aproximadamente a finales del verano o comienzo del otoño 140, por descontado que nunca a finales de diciembre.
Es evidente que la elección de esta fecha es fruto de la influencia del culto Solar de Mitra 141. .
No cabe duda que cierto colectivo cristiano ha llegado, a comienzos del s. IV cuando Constantino procede a contactar oficialmente con el Obispo de Roma y lo que representa, a identificarse plenamente con el día de la semana planetaria que corresponde al Sol, y que los adoradores de Mitra desde el s. I lo celebraban:
«En cuanto a la semana planetaria de los paganos que los primeros cristianos encontraron en Roma, su día el más importante que fue desde el principio el de Saturno, llegó a ser en el primer
siglo, bajo la influencia del Mitraísmo (...) el día del sol. Correspondiéndole el primer día de la semana» 142
Valoraciones de este apartado sobre el Culto Solar en relación al Solis Dies y a los otros aspectos que le acompañan
Por este primer punto estamos comprobando que no es una circunstancia casual sino causal la que lleva a un sector cristiano representativo a adoptar un comportamiento social distinto al de sus raíces. La aceptación de un día de fiesta semanal o de reposo, diferente al que se expone en el Nuevo Testamento y en el Decálogo, responde a una postura político- antropológica romana que rompe con una postura antropológica y cristológico-hebrea.
No es simplemente el cambio de un día por otro, es el canje que resulta de una manera de pensar que discrepa con lo anteriormente establecido. En definitiva se permuta la relación con la deidad provocando un Dios que ya no es el mismo.
Eternamente aparece un día en lugar de otro. Pero esto no se efectúa, si no hay motivos profundos, que el que lo hace cree que están justificados. Ya podemos adornar con terminología Cristológica ese nuevo día; ya podemos argumentar con especulaciones y conjeturas subjetivas; ya podemos buscar interpretaciones a posteriori, gratuitas, sobre el por qué; será la orientación teológica que aparece simultáneamente, y que la historia revela, las que nos expresará el valor e importancia de ese cambio. El descubrir esa direccionalidad nos aportará el conocimiento de las consecuencias contraídas, y nos podrá señalar una vez más, el peligro que supone siempre el ir más allá de lo que está escrito (cf. 18 Coro 4:6). La Palabra de Dios nos enseña, independientemente de lo pequeño que nos pueda parecer un mandamiento de Dios (cf. Mt. 5:17-20), a ser respetuosos y fieles al contenido de la Escritura, y que siempre que se vulnera la voluntad divina trae efectos nocivos para el antropos.

124 Marcel Simon-André Benoit, Judaísmo y Cristianismo Antiguo, op. C., p. 131.
125 Ver nota n° 16 y 43.
126 Si bien la primera mención respecto al día del sol aceptado por la Iglesia de Roma aparece alrededor del año 140. El conflicto entre Judaísmo y Cristianismo se agudiza aproximadamente a comienzos del s. II. Ya hemos visto sobradamente cómo los escritos patrísticos critican bien las formas judías o rechazan de plano al judaísmo como contenido teológico (incluyendo el sábado) y actitud social (Bemabé, Epístola 172:1-8).
Aunque trataremos este asunto en otro apartado, es evidente que la costumbre de guardar el Sábado se mantiene todavía en ciertos sectores de la Iglesia de Roma, y que como veremos su rechazo fue gradual, y durará, todavía, algunos siglos en Oriente. Sócrates el Escolástico (s. V), en su Historia Eclesiástica, libro V, cp. 22: «Casi todas las iglesias del mundo entero celebran los santos misterios el sábado de cada semana; sin embargo los cristianos de Alejandría y de Roma, en razón de una vieja tradición, han dejado de hacer lo mismo. Los egipcios de la vecina Alejandría y los habitantes de Tebas tienen sus reuniones religiosas el Sábado».
Respecto a estos primeros siglos los historiadores católicos y protestantes comentan: «Es conocida la capital importancia litúrgica que el día del Sábado tenía para los hebreos. Una institución tan antigua y tan respetada en los tiempos de nuestro Señor, no solo dentro de los confines de Palestina, sino también en muchas ciudades de Asia y de Egipto..., no podía dejar de ser una marca duradera en las numerosas e importantes comunidades cristianas que se habían derivado en gran parte de ellas» (Mario Righetti, Historia de la Liturgia, BAC, Madrid 1955, vol. I, p. 666).
127 Es admitido, en general, por los diferentes especialistas, tanto católicos como protestantes que la Iglesia Apostólica siguió guardando el Sábado:
«La comunidad cristiana de Jerusalén, con los apóstoles al frente, en general observaban las prescripciones de la ley (...) Y no hay razón para excluir de esta norma la observancia del Sábado» O.Skrzypczak (autor católico), en Enciclopedia de la Biblia de el. Éxito, Barcelona 1965, pp. 294, 295. .
128 Ver la parte posterior del altar de San Pedro en la necrópolis del Vaticano. Está fechado en el 240 d.J..
129 Ver Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 208, nota 63 donde se traen las citas de la patrística: Meliton de Sardis (De Baptismo); Clemente de Alejandría (Protrepticos 11, 114:1; Stromates 7, 3, 21, 6; Pedagogo, 3, 8, 44, 1); Orígenes (In Numeros Homilia 23:5 e In Leviticum homilia 9).
130 Hay que añadir que está constatado, por la propia documentación patrística, que una buena parte de los que se denominan cristianos llevan a cabo celebraciones paganas en sus propias comunidades locales, y que hay por parte de una mayoría de cristianos una veneración al sol y a las prácticas astrológicas (ver a Tertuliano De Idolatría 14 y al autor moderno J. Lindsay, Origin o[ Astrology, USA 1972, en su cp. 20).
131 Ver nota 16.
132 Independientemente de los contenidos bíblicos y exégesis que ofreceremos en su momento es evidente, que si no hubieran existido las dos circunstancias históricas, a saber: la de un Judaísmo del que es preciso desmarcarse para no ser confundido por Roma Imperial y cargar con las medidas políticas adversas que las actitudes judías provocan; y una religión Solar que provee al Imperio Romano de una configuración político-religiosa unitaria, no habrían surgido semejantes argumentos, puesto que surgen en el tiempo (s. II) y como consecuencia de la influencia ajena a la Escritura, Escritura que no podría sostenerlos.
133 Ver nota n° 98.
134 Eusebio de Cesárea, Comentario a los Salmos 91 092 (Migne, en Patrologia Griega XXill, col. 21).
Si se observa la cita se notará que se trata del criterio de Eusebio cuando dice que el Logos ha transferido la celebración del Sábado a la eclosión de la luz. No se presenta ninguna prueba de la Escritura, sino que debido a la existencia del Logos ha sido posible el conocimiento de la Luz, y esto ha supuesto, según Eusebio, que del Sábado se pasara a la eclosión de la Luz. Es puramente una interpretación persona!. En segundo lugar se crea a! día del Solo de la luz como siendo el día del Señor. En base a que el Señor es la "luz" y es el "Sol de justicia". En tercer lugar se reconoce en el Sábado el día verdadero de reposo para la antigüedad pero que "nosotros", dice Eusebio "hemos traspasado lo que se refiere al Sábado al día del Señor". Por último, según Eusebio, por si fueran poco estos argumentos, coincide, que la creación se hizo en el primer día y la resurrección del Señor lo mismo.
135 Jerónimo en In Día Dominica Paschae Homilía, CCL 78,550,1,52:
«Si es llamado día del Sol por los paganos, nosotros lo reconocemos como tal, puesto que es en este día que la luz del mundo ha aparecido, y ha sido en ese día que el Sol de Justicia ha resucitado»
136 Contra Fausto, 18:5.
137 En efecto. Esta actitud ha sido una constante desde que se adoptara el día del sol en lugar del Sábado del judío Jesucristo. Se intenta ocultar mediante una serie de argumentos, que aunque utilizando la Biblia, no tienen ningún apoyo en la Escritura. Vamos a traer el ejemplo de la actitud que se observa en los escritos de los llamados Padres de la Iglesia y comprobar como se intenta ocultar el origen pagano e idolátrico del día del sol. 1) LA primacía del octavo día como un intento de despistar respecto al día del Sol Junto al Solis Dies aparecen toda una serie de adiciones para el nuevo día inventado. Es preciso barnizar con terminología bíblica el "día del Sol".
El tema del octavo día es utilizado ya muy tempranamente (s. 11) por Bemabé en su epístola, tal como ya hemos dejado constancia, y en el propio Justino (s. 11) (En Diálogo con Trifón, 41, en Padres Apologistas griegos, op. c.). Lo mismo que Cipriano del s. III, que emplea el argumento sacado de la aplicación de la circuncisión que se realizaba en el octavo día, como un símbolo de la circuncisión espiritual que se lleva a cabo, según él, en el día de la resurrección de Jesucristo, de ahí que se consagre el octavo día. Pero, ¿cual es ese octavo día, si solamente hay siete en la semana? El gnóstico cristiano Clemente de AIejandría (Stromates, V, cp. XIV (en edic. de M. Genoude, op. c., vol. 5, p. 442) utiliza dicho tema de un modo más incomprensible que los demás, aparte de originar la celebración del "octavo día" nada menos que en Platón. Incomprensible e increíble, pero real y cierto. ¿Qué querrán decir con lo del octavo día? Es algo que me come un poco el "coco...".
Gregorio de Nisa en el s. IV (Traité sur le titre des Psaumes, en Patrología Griega, vol. 44, cp. V, col. 504), recogerá esta idea del octavo día, que pretende identificarse con el día histórico de la resurrección de Jesús que ha de servir a partir del primer domingo como siendo el primer "octavo día", el día de la resurrección después del séptimo. Y que prefigurará "el día sin fin que se iniciará tras la parusía del Señor" (¡fabuloso!). Si esto es hacer exégesis... (¡madre mía!).
El tema del octavo día queda en el misterio, y no es para menos. Es injustificable un tratamiento de esta naturaleza. ¡Qué tendrá que ver que la circuncisión se haga en el octavo día para obtener de ahí el primer día de la semana como día sagrado! Y el día después del Sábado no es el octavo (la semana no da para más) sino el primer día de la semana. Lo que sucede es, que se pretende barnizar bíblicamente el primer día que era pagano hablando de un octavo, con el fin de evitar ese día idolátrico. Pero eso es inevitable. Especialmente cuando el día va unido a una liturgia sacramental ajena a la Palabra de Dios.
Ver sobre los orígenes del octavo día y su misterio reconocido en J. Gaillard, Le huitieme jour, Cahiers de la vie spiritueIle, París 1947, p. 558; ya Jean Daniélou, Bible et liturgie, coIl "Lex Orandi", París 1951, p.346.
2) El Sábado espiritualizado con la finalidad de quitarle su valor literal Ya lo vimos con lreneo y Clemente de Alejandría (ambos en el s. III). Ahora se apuntará San Agustín (s. IV y V) (En su Commentaire sur le Livre de la Genese cp. XIII).
3) El Sábado se identifica con el propio Señor del Sábado (Es el punto de vista expresado por Epifanio (s. IV) (citado en Servir U1997 artículo de Paul Nouan, p. 13).
Desde luego esto no se puede decir del domingo. El domingo es el día del sol consagrado a Mitra. Y si se podría decir del Sábado sería no en el sentido que el Sábado haya quedado eliminado sino que Jesucristo nos enseña, profundizado en su persona y ejemplo como guardar y celebrar mejor el Sábado, séptimo día de la semana. Ya hemos explicado sobradamente de que el descanso que encontramos en Jesucristo por habemos vencido al pecado y ofrecemos la posibilidad ya ahora de que el dominio de éste no reine en nosotros está dentro del marco temporal de los seis días de trabajo y conflictos, y del Reposo de Dios que se manifiesta en cada séptimo día (cf. Hb. 4)
4) El Sábado se interpreta como abolido, ceremonial y figurativo Agustín y Jerónimo aportan estos puntos de vista (ver Cartas de San Agustín, libro 11 carta XV, en edición de la BAC, tomo VIII); Cartas de San Jerónimo, 4" clase, carta CXLVill, 2, pp. 402, 403 (citado en Servir, U1997, op. c., p.13).
En cuanto al aspecto ceremonial Tomás de Aquino lo recogerá (tal como ya hemos dejado constancia), y pasará al Catecismo del Concilio de Trento (en Catecismo Romano, edic. de la BAC, Madrid 1956, p. 749).
5) El Domingo se considera erróneamente como memorial de la nueva creación (ver por ejemplo Juan Crisóstomo en Homélie sur l'aumOne, 3 (en Obras, traducción de M. Jeannin, t. 4, 1864, p. 148).
No se puede restringir al día de la resurrección lo que se aplica extensivamente a la obra de Jesucristo desde la encarnación hasta su ministerio sacerdotal pasando por la muerte y resurrección.
La mayoría de los Padres utilizan el hecho de la resurrección con sus implicaciones aplicándoselo al día cuando éste no posee ninguna relevancia. El significado de la resurrección depende de toda la obra de Jesucristo desde la encarnación pasando por su vida y muerte.
6) El Sábado convertido en escatológico para despojarle su valor siempre actual (ver sobre esto a Orígenes en Homélies sur les Nombres, Xill, 4, traducción André Méhat, Paris 1951, pp. 444, 445; también Agustín en su Ciudad de Dios, libro Xill, edic. BAC, Madrid).
Si bien podemos aceptar el valor escatológico del Sábado, no por eso se pierde su valor literal y siempre actual. Ya hemos indicado en varios lugares la permanencia del Sábado en la era sin pecado que se inaugurará en la Segunda Venida de Jesucristo como también el Sábado fue dado sin el contexto del pecado. Por un lado el Sábado nos recuerda constantemente ese descanso que durante la eternidad gozaremos, y por otro la recuperación del Sábado sin el contexto del pecado reconocido por los profetas (cf. lsa. 66:23; Ap. 22:2 cf. Ap. 1:10).
7) En conclusión. Es evidente que el empleo de toda esta terminología es un intento de querer justificar la aceptación, sin permiso de Dios, de un falso día de reposo. Era preciso ocultar al máximo su origen pagano. Toda esta argumentación pone de manifiesto el origen no bíblico del día de Mitra.
¿Quién se podría creer hoy semejantes argumentos? La fragilidad y la especulación es la nota característica. Todo reposa en la arena. No hay ningún cimiento en las teorías que se aducen. Sin embargo estos mismos argumentos son los que emplea Juan Pablo II en su Carta Dies Domini. Se han repetido en la historia. Y a fuerza de insistirse algunos se los han creído (cf. 2" Tes. 2:10-15). ¿Habrá suficiente sinceridad como para investigar este asunto que podría ser vital para muchos, dados los principios que están involucrados?
138 Ver a Orígenes, De Oratione 32; También a Clemente de Alejandría en Stromates 7:7, 43; Tertuliano, Ad ? Nationes 1: 13, etc… ¿Se dan cuenta de la tontería que Orígenes dice?
139 El au10r de esta cita (F.A. Regan, Dies Dominica and Dies Solis: The Beginnin 01 the Lord's Day in Christian Antiquity, unpublished doctoral dissertation, Catholic University of Arnerica, Washington D.C., 1961, p. 196. Citado por Bacchiocchi, du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 210) adopta, por sobreentendido aunque no sea así, el término día del Señor para el primer día de la semana.
140 Sabemos que su muerte fue en primavera, y de acuerdo a la profecía de las 70 semanas de años se favorece a finales de verano comienzos de otoño su nacimiento.
Sobre la imposibilidad de la fecha del 25 de diciembre como nacimiento de Jesús véase a O. de la Brosse, en Diccionario del Cristianismo, de. Herder, Barcelona 1974, arto Navidad; también Teofilo Gay, Diccionario de Controversia, Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires 1960.
Conviene conocer que la noción de fiesta conmemorando un nacimiento es ajena al cristianismo primitivo (The Encyclopedie Americaine , Nueva York 1956, vol. VI, p. 622). Ver también sobre esto a la Encyclopedie Britanica, Nueva York 1910, vol. Vill, p. 828, donde se cita al historiador del s. V dJ., Sócrates, indicando que no había ninguna prescripción ni por Jesucristo ni por los apóstoles que ordenase festejar dicho nacimiento. Es evidente que el que no se ponga su fecha de nacimiento es porque no se le daba ninguna importancia en cuanto a tenerla que recordar festejándola (cf. Ecc1. 7: 1, 8).
Mario Righetti, en Historia de la Liturgia, BAC, Madrid 1955, p. 688, nos dice "que en aquellos primeros siglos no solo no existía una tradición en tomo a la fecha de Navidad sino que la iglesia no celebraba la fiesta".
141 Sobre la transferencia y conveniencia de la adopción del cambio del nacimiento de Jesucristo al 25 de diciembre como correspondiendo al día de Mitra, ver Mario Righetti, en Historia de la Liturgia, BAC, op. c., p. 689.
142 A.-M.H., Le Be. lour, Cahierde la Vie Spirituel, n. 11, ler. Abril 1947, p. 496.







El culto al dios sol y el domingo VI
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Valoraciones de este apartado sobre el Culto Solar en relación al Solis Dies y a los otros aspectos que le acompañan
Por este primer punto estamos comprobando que no es una circunstancia casual sino causal la que lleva a un sector cristiano representativo a adoptar un comportamiento social distinto al de sus raíces. La aceptación de un día de fiesta semanal o de reposo, diferente al que se expone en el Nuevo Testamento y en el Decálogo, responde a una postura político- antropológica romana que rompe con una postura antropológica y cristológico-hebrea.
No es simplemente el cambio de un día por otro, es el canje que resulta de una manera de pensar que discrepa con lo anteriormente establecido. En definitiva se permuta la relación con la deidad provocando un Dios que ya no es el mismo.
Eternamente aparece un día en lugar de otro. Pero esto no se efectúa, si no hay motivos profundos, que el que lo hace cree que están justificados. Ya podemos adornar con terminología Cristológica ese nuevo día; ya podemos argumentar con especulaciones y conjeturas subjetivas; ya podemos buscar interpretaciones a posteriori, gratuitas, sobre el por qué; será la orientación teológica que aparece simultáneamente, y que la historia revela, las que nos expresará el valor e importancia de ese cambio. El descubrir esa direccionalidad nos aportará el conocimiento de las consecuencias contraídas, y nos podrá señalar una vez más, el peligro que supone siempre el ir más allá de lo que está escrito (cf. 18 Coro 4:6). La Palabra de Dios nos enseña, independientemente de lo pequeño que nos pueda parecer un mandamiento de Dios (cf. Mt. 5:17-20), a ser respetuosos y fieles al contenido de la Escritura, y que siempre que se vulnera la voluntad divina trae efectos nocivos para el antropos.
Las Leyes Imperiales, las Episcopales romanas y las Conciliares ratifican el cambio presionando a favor del domingo o día del Sol y en contra del Sábado
Tanto el Código de Iustiniano 143, que recoge la legislación sobre el día del Sol que Constantino ofrece, como el de Teodosio 144 que contiene leyes de los sucesores de Constantino, promulgan a favor del Domingo y en contra de los observadores del Sábado.
La obra de los Concilios ocupan un lugar preponderante, especialmente aquellos que en vida de Constantino son presididos por él.
El Concilio de Elvira en España, en el 305 amenaza con penas eclesiásticas a los que dejen de asistir tres domingos seguidos a la iglesia 145.
Serán los concilios de Arlés (a. 314) y el de Nicea (a. 325), los que, con la presidencia de Constantino, y tratando de solucionar la controversia pascual, se reclame el domingo como común en todos los lugares a fin de celebrar la pascua en ese mismo día. Las expresiones que se utilizan en la carta que el propio Constantino enviará posteriormente a todos los obispos, donde se expresa las decisiones tomadas, nos invita a pensar que el domingo ha sido asumido como fiesta semanal, cuando se indica que "no se tenga nada que ver con los judíos", y se insista a que se acepte el domingo como día de pascua, que había exigido el obispo de Roma en siglos anteriores 146.
El Obispo de Roma, especialmente el papa Silvestre, que coincide en plena transfusión Constántiniana (a. 314-335), exige la celebración de "todos los domingos" en honor de la resurrección de Jesucristo, y legisló sobre el ayuno en sábado, para convertirlo en un día triste sin atractivo alguno 147.
En el Concilio de Laodicea (a. 343), se ven en la obligación de reconocer, el sábado como una fiesta celebrada en honor a la creación aun cuando se les exija a no judaizar estando ociosos, obligándoles a trabajar en sábado, y a descansar el domingo 148.
León el Grande hace oir su autoridad proponiendo el primer día de la creación que lo hace coincidir con el de la resurrección de Jesucristo 149.
Todas estas leyes muestran muy claramente que en numerosos lugares el Sábado se sigue celebrando como el día del Señor. La presión con que se pretende imponer el domingo es una evidencia de que la membresía en general, mantiene el día que se había transmitido con las Escrituras Hebreas, y que habrían sido escuchadas en más de una ocasión por aquellos que tenían acceso a ellas. La evolución experimentada por los escritores representativos no ha sido absorbida por las diferentes comunidades. Ahora, con el poder estatal, se utiliza a éste para reclamar actitudes y posiciones que concuerden con la unidad político religiosa que Constantino ha inventado con el beneplácito del Obispo de Roma.
Vamos a comprobar a continuación que la adopción del Solis Dies, es la manifestación externa de la supeditación a una teología solar de origen Romano, recogido de los Imperios de las cabezas universales anteriores, y estaba suponiendo una pendiente en la que se trastocaban todos los elementos fundamentales de la teología cristiana.
Aceptación de una Liturgia identificadora con las religiones de Misterios: Valores Sacramentales
No podemos pensar tan altruísticamente en el sentido de la cita que a continuación exponemos: «(...) para alcanzar a las gentes en su nuevo campo, parecía a la vez natural y necesario adoptar el domingo como día de reposo para la Iglesia. En este momento era preciso que la Iglesia adopte el día de los gentiles, o bien llevar a estos a cambiar el día. Cambiar el día de los gentiles hubiera constituido una injuria y una piedra de escándalo. La Iglesia podía alcanzarles mejor observando el día gentil» 150.
Por descontado que había una estrategia para ganar a los gentiles pero por medio de un procedimiento que supone el sacrificar lo esencial del cristianismo.
¿Quién se iba a creer un mensaje o aceptarlo por el mero hecho de cambiar de día de fiesta, si con ese día no se lleva implícito una ideología en muchos aspectos idéntica a la religión astral o mitraica?
¿Tan tontos suponían a los paganos esos artífices del plan para ganarlos?
Tenía que haber algo más. Un cambio de día no convence a nadie. Ahora bien, si ese día lleva consigo variantes en la propia liturgia, el asunto podría ser considerado de modo favorable por los propios gentiles. En este caso, el cambio de día nos estaría traduciendo que la elección de ese día distinto es la prueba de que han habido modificaciones sustanciales.
Para tomar la determinación del cambio de día tienen que haber unos motivos con los que se pretende alcanzar unos objetivos.
La Historia Universal de Walter Goetz nos trasmite que el culto y la liturgia había cambiado: .
«El culto de los santos, de las reliquias y de las imágenes, el calendario de las fiestas eclesiásticas y algunos elementos del ritual y del ceremonial eclesiástico proceden de concepciones y de costumbres de la religión antigua anterior al cristianismo y prolongan en realidad lo que pretenden substituir» 151
Los sacramentos han llegado a serlo como consecuencia de que han sido transformados desde una significación puramente simbólica, de acuerdo al texto bíblico, hasta un sentido mágico, mítico y misterioso 152.
En el Solis Dies se celebraba una eucaristía y otros rituales que se identifican con lo que la Iglesia de Roma denomina sacramentos:
"en la mayor parte de los casos los sacramentos (...) son prestamos paganos, esencialmente de la religión mitraíca" 153.
Se trata de una liturgia de misterio, en la que la influencia mitraíca es evidente: el valor sacramental tanto del bautismo y de la llamada eucaristía, y otros ritos paganos que patrocinan con su promoción la adaptación a una sociedad que no quiere despegarse definitiva y totalmente de algunas de las implicaciones de su culto Solar.
Aquí vemos de nuevo que toda la concepción solar asumida por la Iglesia de Roma, el hecho de la adopción de las fiestas y costumbres de la religión solar, está implicando toda una ideología diferente; tan distinta como lo es el pasar del Sábado al Domingo: dos días totalmente distintos que reclaman una ideología diferente para sostener uno u otro día.
En este caso se observa una alteración e innovación sustancial: dar un valor soteriológico y místico, a la manera de las religiones de misterios, a las prácticas relativas a la celebración de la Santa Cena, donde oficiando un sacerdote, al igual que en el ritual pagano, transforma el pan y el vino en la carne y sangre real del dios, y que tomado por el participante se encuentra totalmente en gracia de Dios, y por lo tanto salvado.

143 Libro ill, titulo xn "De Feriis", 1-2,3.
144 Desde el 368, en el 386 y 389 se dieron leyes en contra del sábado y a favor del domingo (recogidas en el código de Teodosio, 1,8; en tomo 8:1, 15; 15:5,2; 2:8, 216, t. 5:59, 65)
145 Ver a C. J. Hefele, Histoire des Conciles d'aprés les documents originaux, traducción de Ucrerq, Paris 1907- 1921, tomo 1, la parte, p. 233.
146 Ver Hefele t.l, la parte, op. C., pp. 460-462).
147 Ver Opusculum LV, De Celebrandis vigiliis, cp. 111 (recogido por Migne, Patrología Latina 1853, CXLV, columna 803; también sobre la expresión Dominicus dies de Silvestre a Migne, PL, VIII, col. 825).
148 Ver el Canon 16 y 29 (recogidos por Hefele, op. c., t. 1, 2a parte, p. 1008 Y 1015)
149 Epístola a Dioscoro, IX, en Migne (PL, LIV, columna 626).
150 William Frederick, Three Profhetical Days, 1900, pp. 169, 170).
Vol.lI,op.c.,p.617.
152 Ver Mircea Eliade, en Historia de las Creencias y de las Ideas Religiosas, vol. 11, op.'c., pp. 315-321. 153 Arqueología 11, n° 13; ver nota n° 14; también Historia Universal de Walter Goetz, vol. 11, p. 586.


















El culto al dios sol y el domingo VII
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Una Concepción Monárquico-Absolutista de la Iglesia: la aceptación del Culto a la persona, y la adopción del Pontifex Maximus o de la Autoridad Suprema, y el método coercitivo para imponer su ideología
La Teología Solar, tal como ya hemos ido describiendo exige que alguien presida y mantenga una Autoridad Suprema sobre los demás, del mismo modo que el Sol preside y da orden a los Planetas.
La Iglesia de Roma ha ido experimentando una evolución de acuerdo a la influencia de la Teología Solar, que como ya vimos se remonta a Babilonia y se transmite, con las matizaciones de cada momento histórico, a través de Medo-Persia, Grecia y Roma Imperial.
Un cambio en el día de reposo con la adopción del Solis Dies demuestra una motivación y estrategia subyacente que tiene que ver con pretensiones de dominio y poder. La ganancia de almas se debe llevar a cabo mediante la predicación del Evangelio y la instrucción de la persona que se presenta como accesible, haciéndola discípulo (cf. Mc. 16:15, 16; Mt. 28:19, 20), pero nunca transigiendo con algo que se opone al texto bíblico. Una vez más vamos a descubrir que la Teología Solar demanda una concepción monárquico-absolutista de la Iglesia, y que esto aparece ya en el s. 11 en la Iglesia de Roma en un proceso evolutivo que culminará con Constantino, y en contra de la orientación democrática de la Iglesia del Nuevo Testamento.
La aparición y Evolución de una concepción Monárquico-Absolutista en la Iglesia de Roma
El autor católico Eric Peterson llega a la siguiente conclusión: «El concepto de monarquía divina, en cuanto se amalgamó con el principio monárquico de la filosofía griega, cobró para el judaísmo la función de un slogan político-teológico. La Iglesia, al expandirse a través del Imperio Romano asume ese propagandístico concepto político-teológico 154 ...» .
El autor reconoce que sin la mezcla que la filosofía griega aportó hubiera sido imposible una noción monárquica para el gobierno de la iglesia cristiana; y que, añadimos nosotros, con la influencia de la Teología Solar del propio Imperio Romano, asumió la fórmula que el propio Imperio proyectaba.
W .R. Inge expresa lo siguiente:
«(...) porque si tuviéramos que elegir un hombre en concepto de fundador del catolicismo como sistema teocrático, no citaríamos a San Agustín ni a San Pablo y menos aun a Jesucristo, sino a
Platón» 155
«(...) al llamar a Platón (...) «descubrió en él, lo mismo que en Grecia las raíces de la religión y de la filosofía política de la Iglesia (...»> 156.
En efecto, la religión astral ha sido recogida por Platón y utilizada para su concepción monárquica de la Autoridad que preside ante los hombres. El sistema teocrático de la Iglesia de Roma evoluciona a partir de la asunción, en lo fundamental, de esa misma religión astral, que anteriormente en el Ideario Imperial Romano se ha incorporado, con la influencia del culto Solar de las religiones de misterios, entre los que destaca el Mitraísmo, y que por lo que estamos viendo produce una fascinación necesaria en la Iglesia de Roma, influyéndole en los órdenes más significativos, haciéndole cambiar en su estructura administrativa, hasta el punto de negar sus primitivas raíces novotestamentarias.
La manera de decimos la historia que esos cambios se produjeron, es la aparición de una evolución que nace en el siglo 11 sin origen ni autoridad bíblica, transformando al episcopado como una institución eclesiástica en detrimento del presbítero que se le considerará inferior al obispo.
En Ignacio hacia el año 115 encontramos una idea de sucesión apostólica ajena a la revelación. En opinión de Ignacio cada obispo representaría a Cristo y el colegio de presbíteros a los apóstoles 157. Los autores católicos de la Historia de la Iglesia anteriormente citada notan aquí el nacimiento del episcopado monárquico según el cual «un obispo está en el vértice de la comunidad y un colegio de presbíteros y diáconos le está subordinado» 158.
Sin embargo está dirección colegial no significaba todavía lo que se pretendió extraer posteriormente de las famosas palabras 'tu eres Pedro...' (cf. Mt. 16:16); como dicen los autores católicos precitados, a mediados del s. 11 no existe todavía una sucesión expresa de obispos monárquicos o de 'Pedro' 159. Sin embargo Ignacio de Antioquía quiere dejar claro el prestigio de Roma por cuanto fue ocupada por la autoridad de Pedro y Pablo 160.
Esta relación de Roma y de la Autoridad de Pedro será aprovechada por Víctor 1, obispo de Roma (años 188-199). Dicho personaje dará lugar a la primera manifestación escrita que se conozca, por la que mediante una controversia sobre la pascua se quiso imponer un decreto, amparándose en la pretensión de un primado por parte del Obispo de Roma. Las críticas que recibe son la evidencia de unos límites que por el momento se pueden poner a la ambición Romana. Pero no olvidemos que esas críticas proceden principalmente de los obispos de Oriente.
Esteban (años 254-257) al querer imponerse, se presenta como el Obispo preeminente y con autoridad sobre todas las Iglesias 161, haciendo alusión a la sucesión de Pedro 162, sin embargo Cipriano sale al paso de las pretensiones del obispo de Roma. El católico Julio Campos 163 comenta como resumen de la controversia entre Cipriano y el Obispo de Roma:
«Debemos pues concluir y deducir que Cipriano concedía a la Iglesia de Roma y a su Obispo una primacía, pero de antigüedad y de preeminencia de honor, no de jurisdici6n y poder» 164.
Esta aceptación suponía conceder un derecho que Roma no lo interpretaba del mismo modo que el resto de las iglesias. De ese modo Cipriano se identifica con la administración Romana en su concepción monárquica episcopal: la unidad de la Iglesia aunque fundada en el apostolado se ha de basar en el episcopado, y aun cuando la promesa de Cristo a Pedro en Mateo 16: 18 no fue dada como si aquél fuera jefe de los apóstoles, el oficio apostólico se transmite mediante la ordenación a los obispos. Y es este oficio monárquico lo que representa la unidad de la Iglesia. Cada obispo, en este caso, sería sucesor de Pedro, colocando en un plano de igualdad a todos los obispos 165. Esa concepción monárquica es ajena a la Escritura, y si bien Cipriano rechaza, el contenido de un obispo monárquico por encima de los demás, su propia argumentación obliga a una estructura de naturaleza absolutista y presidencialista.
Paralelamente a estos hechos suceden tres acontecimientos que son los que orientan una interpretación de Autoridad eclesiástica inadmisible por la Revelación bíblica. El primero es la aplicación de los conceptos del Antiguo Testamento a los que presidían en las Iglesias. La distinción entre el clero y el resto de los miembros de la iglesia lleva inherente la deformación en cuanto a considerar la preeminencia de aquellos. Se introduce una idea ajena al Nuevo Testamento con unas repercusiones negativas respecto a la autoridad eclesiástica reflejada en el Nuevo Testamento. Los autores católicos de la Historia de la Iglesia Católica 166 afirman lo siguiente:
«La originaria reserva en la aplicaci6n del término "sacerdote" (.0.) que en el Nuevo Testamento estaba reservado a Jesucristo (Hebo 5:6; 7:24 y otros) y a los fieles en el sentido de un sacerdocio universal (la Pedo 2:5,9; Ap. 1:6; 5:10; 20:6), desaparece y se aplica, no s6lo aleg6ricamente, al obispo o al presbítero (...) Esta funci6n cultual le otorgaba una cualidad sacerdotal, la cual a su vez la distinguía del resto de la comunidad eclesial».
Simultáneamente aparecen las preeminencias de las urbes, entre las que se colocan en primera fila las llamadas sedes apostólicas. Se tenía el criterio de haber sido fundadas por los apóstoles. Lógicamente, la opinión, no probada fehacientemente, de que Roma hubiera podido ser fundada por Pedro, dio a esta comunidad un desarrollo monárquico particular, configurándose junto a la importancia de la capital del Imperio y de la autoridad suprema del Emperador 'pagano', una autoridad eclesiástica, que ajena al Nuevo Testamento, parece querer asemejarse a la composición monárquica del Estado Imperial Romano 167.
En tercer lugar, están ciertas relaciones con la Autoridad Imperial que se irán haciendo más fructíferas conforme el cristianismo avance. Dos ejemplos pueden citarse el de Aureliano (a. 270-275) con su decisión histórica al otorgar al Obispo de Roma y a otros obispos de Italia la posibilidad de dar su veredicto respecto a un asunto administrativo de la Iglesia de Antioquía 168, y los contactos con el Imperio Romano tras la persecución de Diocleciano que culminarán con la apostasía Constantiniana.
Por descontado que no vamos a encontrar en ningún lugar donde se nos diga: "y ahora dejo la posición novotestamentaria y acepto la que se me propone por la teología solar". No es preciso. Con nuestra perspectiva histórica somos capaces de descubrir que hay una adopción para el gobierno y administración de la Iglesia cada vez más parecida a la del Imperio Romano: la de una concepción monárquica. Vamos a comprobar que en ese proceso evolutivo de abandono de las premisas novotestamenterias se alcanza el punto culminante con el Emperador romano Constantino, fiel al Ideario Imperial Romano y adscrito a la Teología Solar, tal como sus predecesores, y que erigiéndose en Pontifex Maximus o Autoridad Suprema transforma definitivamente a la Iglesia de Roma engendrando una Iglesia distinta, ajeJIa al Nuevo Testamento.
154 En Tratados Teológicos, edito Cristiandad, Madrid 1966, p. 61. 'A.
155 En El Legado de Grecia (editado por Sir Richard Livingstone, Universidad de Oxford), edic. Pegaso, Madrid 1944,p.33.
156 Id., p. 36.
157 Ver Historia de la Iglesia Católica (varios autores), editada por Herder, Barcelona 1989, p. 53.
158 Id..
159 Id, p. 56.
160 Id..
161 Véase Norbert Brox, especialista católico en historia de la Iglesia, de la Universidad de Ratisbona, en Historia de la Iglesia Primitiva, Herder, Barcelona 1986, p. 136
162 Historia de la Iglesia Católica de Herder, opo c., p. 57.
163 Obras de San Cipriano, BAC, Madrid 1964, p. 540
164 Sobre lo mismo ver a J. Quasten, Patrología vol. 1, opo c., p. 652.
165 Cipriano, De Unitate, Ep. 71:3 y ss.; también a Julio Campos, op. c., pp. 53, 54.
166 op. c., p. 55.
167 Así se opina en la Historia Universal de Waller Goelz, vol. ll, op. C., pp.. 614-616.
168 Ver a Olsen, en Suprema Papal, op. C., p. 22.

















El culto al dios sol y el domingo VIII
Antolin Diestre
Dr. en Teología

La Presencia de las Claves político-religiosas fruto de la influencia de la Teología Solar en la Iglesia de Roma, como resultado de la Transferencia y Pervivencia del Ideario Imperial Romano-Constantiniano en dicha Iglesia.
Se ha llegado con Constantino a un prototipo de Iglesia y de vivencia religiosa en declive 169 y esencialmente transformada.
En una tesis magistralmente defendida y expuesta, Alister Kee 170 ya citado en otros lugares, demuestra con un estudio profundo de las fuentes, el cambio sufrido por un cierto Cristianismo, que se autoerige como representativo, en ocasión de la subida al poder del Imperio Romano el llamado Constantino el Grande. Cambio que supuso, según el autor una transformación fundamental de la ideología cristiana. He aquí algunas citas de dicha tesis:
«Algo ocurrió en el reinado del emperador Constantino que transformó tanto la política como la religión de Europa, y si queremos comprender por qué estamos donde estamos, ya sea por suerte o por desgracia, entonces debemos analizar esta transformación. Europa como entidad política cambió debido a ella, pero lo mismo le sucedió al cristianismo»
«al recoger hilos del pensamiento que a menudo ya estaban presentes en la Iglesia y desarrollarlos de cierto modo, se unieron para hacer algo que hasta entonces jamás se había hecho: sustituir las normas de Cristo y de la Iglesia primitiva por las normas de la ideología imperial. El motivo de que anteriormente se haya creído que Constan tino era cristiano no es que él creyera serlo, sino que las cosas en que él creía acabaron llamándose "cristianas". Y esto representaba el "triunfo de la ideología"»
«Una cosa sería que la historia de Europa fuera guiada por los valores de Cosntantino en vez de por los de Cristo; y una cosa muy distinta sería que fuese guiada por los de Constantino al mismo tiempo tiempo que se suponía erróneamente que los dos eran lo mismos. Y lo más trágico de todo sería que la propia Iglesia, siguiendo el argumento de Eusebio, hiciera suyos los valores de Constantino y con ello negara los de Cristo. Aunque esto pueda parecer inconcebible, es lo que realmente ha sucedido desde el siglo IV (...) dedicaremos tiempo a contrastar los valores de Constantino y los de Cristo ya que, fuera cual fuese su religión, el emperador contradecía las enseñanzas fundamentales de Jesús de Nazaret».
«Eusebio presenta a Constantino como el nuevo Mesías, un proceso en el que de hecho Constantino sustituye a Cristo (...) se produjo un fenómeno mucho más sutil e insidioso. Los valores de Constantino sustituyeron a los valores de Cristo dentro del cristianismo»
«El imperio romano desapareció hace ya muchísimo tiempo, y lo mismo el bizantino. Antes de que el siglo tocara a su fin, ya no fue posible contener a los godos, por lo que el imperio quedó a su merced. Pero Constantino consiguió una conquista cuyo efecto continua vivo en nuestros días, su conquista más sorprendente y a la vez menos reconocida. Al convertirse, Constantino abrazó su nueva religión pactada y personal, simbolizada por el lábaro del propio emperador (...) (...) Conquistó la Iglesia cristiana. La conquista fue total y abarcó la doctrina, la liturgia, el arte, la arquitectura, la urbanidad, el eras y la ética (...) Sin amenazas ni golpes (...) los cristianos fueron llevados al cautiverio a la vez que su religión era transformada en un nuevo culto imperial (...)
(...) Pero esta hazaña (...) representa la mayor conquista de Constantino, la única que ha perdurado de forma indiscutible a lo largo de los siglos en Europa y dondequiera que el cristianismo europeo se haya propagado»
«Era tanto lo que ofrecía el Emperador, ofrecía tantas cosas que no podían ni soñar unos cristianos que poco antes se encontraban bajo una amenaza constante. En efecto, les ofrecía, como mínimo, participar en los reinos de este mundo. Cuando es Satanás quien ofrece semejantes recompensas, se rechaza la tentación (...).
«No es que la traición tuviera lugar en un momento. Fue un proceso gradual (...) (...) se llevó a cabo la transformación completa. La Iglesia pasó a ser totalmente leal al emperador, al nuevo salvador que había logrado desplazar al Jesús histórico» .
«Constantino siguió con gran eficacia una política que le permitió conquistar a la Iglesia, que era la mayor de todas las presas, una presa que se le había escapado a sus capacitados predecesores (...) Lo que hizo de ello una victoria no fue el hecho de que Constan tino se granjeara el apoyo de la Iglesia, sino que en el curso del proceso alteró por completo la naturaleza y la base de la fe cristiana.
«(...) Constantino no sólo derrot6 a la Iglesia (...) sino que logró que la Iglesia le ayudara a unificar el imperio. Y por si esto fuera poco, cuando Constantino reconstruyó el culto imperial, en virtud del cual la sabiduría del mundo y la ambición de un sólo hombre recibieron el estatuto absoluto de ley divina, la Iglesia proclamó de hecho, que este culto era el cristianismo!».
«(...) ¿Se convirtió el imperio en un Estado Cristiano? No; el cristianismo vendió sus derechos de nacimiento por una persona y se transformó en la religión del Estado. De hecho, fue el comienzo de la historia del cristianismo tal como lo conocemos. Estableció las nuevas normas para interpretar el cristianismo (...).
«La progresión era lógica e inevitable. La Iglesia comenzó a imitar al Estado. Se aceptó el modelo imperial de autoridad, de manera que los príncipes de la Iglesia vivían en palacios y ejercían dominio sobre un distrito administrativo (...) Aceptaban estipendios del Estado y adoptaban el tren de vida propio de quienes servían a Constantino. Una vez quedó terminado este traspaso de valores, todo lo demás vino automáticamente: cristianos que poseían esclavos y reclutaban sus propios ejércitos y, finalmente la aparición de los Estados pontificios».
«El reinado de Constantino es un momento crítico, fundamental en la historia de Europa y no sólo de Europa. Desde aquel tiempo la ideología imperial, con todo lo que significa para la acumulación de riqueza y el ejercicio del poder sobre los débiles, recibió legitimación religiosa de la Iglesia (...) A fin de legitimar los valores imperiales, era necesario que el cristianismo, se transformase por completo desde dentro».
La historia nos confronta una vez más con la realidad, y nos pone al descubierto una conducta que dará sus frutos para el futuro, y que marcará unas pautas originando un sentido imparable e irreparable.
Constantino mantuvo las prácticas y costumbres del antiguo culto imperial, lo barnizó con una terminología cristiana e hizo que una Iglesia que se auto denominaba cristiana se convirtiera en una religión de un Estado que imponía una apostasía en el seno de esa Iglesia, que la asumirá y la proyectará en la historia.
Esta Iglesia tendrá el sello característico de lo que Constantino con su Ideario Imperial Romano le imprime.
La historia nos demuestra que la idea de Constantino fue «la de neutralizar la peligrosidad de la Iglesia para el Estado uniéndose con ella» 171.
Anthony Burgess nos dirá, que para Constantino, «Cristo era un Dios útil, pero sólo uno entre muchos. Constantino fue el primer gran cristiano pagano» 172.
La Iglesia de Roma como fruto de su propia evolución basada en la influencia que le proyecta el Ideario Imperial Romano y que entronca con la teología solar, confluyendo en última instancia con la Idea Imperial que Constantino ofrece, basándose en la religión astral o teología solar, aparece en un momento determinado de la historia como la heredera de Constantino 173 y de Roma:
«La caída del Imperio Romano en el siglo V llevó a los papas a asumir progresivamente los poderes ejercidos hasta entonces por los emperadores de Occidente» 174.
En efecto, todo el invento Constantiniano tiene una perfecta continuidad en Iglesia de Roma.
Todo será calcado. Cuando se estudia lo que aquí hemos indicado de Constantino en relación con su política, y con la Iglesia, se descubre que eso mismo aparece en la Iglesia planeada y presidida por él 175.
169 La religiosidad cristiana se mundanaliza a la par que el grupo dirigente y representativo, especialmente en Roma, ha aceptado la apostasía Imperial Romana. Veamos algunos trazos aportados por el historiador:
«(...) vio afluir a su seno en muchas partes del imperio grandes masas de nuevos adeptos, no siempre movidos por el impulso de la fe interior, sino en gran parte por motivos exteriores (...) iba visiblemente menguando la fuerza moral regeneradora (...) mientras sus prohombres instruidos empleaban su inteligencia y saber en controversias dogmáticas. I.A:>s cristianos (...) estaban persuadidos con orgullo mundano de su fuerza moral y material. Este orgullo despertó en ellos desde el primer instante el sentimiento de la intolerancia (...»> (Oncken, vol. VllI, op. c., p. 418).
170 Constan tino contra Cristo, edic. Martinez Roca, Barcelona 1990, pp. 9,12,13,163,175,176,178,179,181, 182,187,190.
La tesis del autor aunque correcta en sus trazos más sobresalientes, no tiene en cuenta el proceso evolutivo que experimenta la Iglesia de Roma desde la segunda década del s. II en relación a la influencia de la religión astral, y que ya hemos visto con suficiente documentación.
171 Historia Universal dirigida por Walter Goetz, Vol. n, op. c.. p. 594.
172 Citado en El País, 22-2-1987, p. 11.
173 Son muchos los que participan de la herencia Constantiniana (ver Historia Universal de Walter Goetz, vol. n, °E. c., p. 596).
174 El Poder de los Papas, Sarpe, op. c., p. 20.
175 Sobre la creación de la Iglesia Itnperial o Iglesia Católica por Constantino pueden verse numerosas Historias, la de Oncken, vol. Vill, op. c., pp. 417-422; la de Walter Goetz, vol. n, op. c., pp. 593-618; El Poder de los Papas, op. c., pp. 16-20,23-25,28-30.



























El culto al dios sol y el domingo IX
Antolin Diestre
Dr. en Teología
¿Qué va implicar?
Recordemos y adicionemos algunos aspectos importantes de la ideología político- religiosa imperial de Constantino.
Mediante una gestión de Constantino que dará su fruto en el concilio de Arlés (a. 314), indica que el Concilio recomiende al obispo de Roma la promulgación de los decretos de la mencionada asamblea, de este modo se le está concediendo a dicho obispo un poder espiritual virtualmente superior al de los demás 176, aun cuando siempre inferior al de Constan tino que sigue ostentando el de Sumo Pontífice de los cristianos m; cuando desaparezca el 'katejon' u obstáculo que supone la Roma secular, representada ahora por Constantino, aquello se usará por el Obispo de Roma para exigir su supremacía.
Cuando Constantino se retira a Constantinopla podrá ser interpretado como que se deja también la autoridad civil al Obispo de Roma. En efecto, el acto de Constantino en el 330, en cuanto a pasar la capital imperial a Bizancio favoreciendo al obispo de Roma con la donación del palacio del Emperador es muy significativa. El cardenal católico Edward Manning reconoce el valor subyacente y trascendental que reside en el hecho de que el emperador trasladándose a Bizancio deje al Obispo de Roma ocupar con su autoridad única la capitalidad del Imperio, símbolo de la supremacía 'político-religiosa'. El autor nos muestra que con esa acción Constan tino está traspasando al Obispo de esa ciudad los poderes que el emperador tenía en Roma 178.
Constantino, continuador del Ideario imperial iniciado con Julio Cesar y consolidado y dado a la posteridad por Octavio Augusto, se arrogará el título de Augusto 179, como también hemos visto el de Pontifex Maximus, Vicario de Cristo, representante del unigénito Logos, Obispo de los Obispos; al concluir la reforma de Diocleciano alcanza el apogeo del absolutismo con un «riguroso ceremonial cortesano tendente a destacar el carácter divino del emperador (túnica de oro, diádema, proskynesis) y subordinación a su persona» 180.
Hemos comprobado también un totalitarismo imperial romano manifestado en una monarquía absoluta:
«Constantino llevó a término parte de la ideas renovadoras de Diocleciano (...) desde el punto de vista de la filosofía política, lo más importante es que el nuevo emperador institucionalizó el
absolutismo» 181.
Lowe 182 dirá algo muy significativo:
«(...) Constantino (...) se convirtió en figura ideal, no sólo de un emperador cristiano, sino del príncipe cristiano por autonomasia»
La continuidad en el Papado del culto a la persona y significado de los títulos que Constantino se asigna: Pontifex Maximus y Augusto.
Hay tres tesis importantes mantenidas en la configuración imperial romana influida por la teología solar, de las que Constantino se hará portador y transmisor, y que son reinterpretadas y asumidas por el Obispo de Roma, dando un fruto histórico en el que la Iglesia de Roma aparece como portadora del máximo poder.
La primera es la pervivencia de la unión del trono y del altar que mediante el título 'Pontifex Maximus', los emperadores romanos habían mantenido, reuniendo en su persona tanto el poder civil como el religioso.
Pontifex Maximus y Augusto
No hay posibilidad de una interpretación a posteriori como válida del título Pontifex Maximus o Sumo Pontífice 183. Su origen y trayecto es plenamente pagano.
El título Pontifex Maximus se lo atribuirá el Obispo de Roma 184 tras haber abdicado de él el emperador Graciano en el 378, siendo asumido a partir de entonces por todos ellos. Los títulos de Augusto y Vicario de Cristo igualmente.
El mismo título de Augusto y el de Vicario de Cristo aparecen adosándoselo el propio Obispo de Roma. En una cita del teólogo e historiador católico Josef Lenzenweger se recogen éstas como formando parte de una tradición que culmina en los Dictatus Papae de Gregorio VII. Merece la pena traerla en consideración:
«Manifestó con creciente claridad y rotundidad la pretensión de que, como papa, era el vicario de Cristo (...) en la tierra. Este Cristo era en su opinión, sucesor del emperador Augusto. Por consiguiente, el papa es competente no sólo en las cosas espirituales, sino también en los asuntos seculares» 185.
Eric Peterson deja bien claro la creación del título "Augusto": «(...) entrelazó Imperio y Cristianismo como tal vez nadie hizo, y los relacionó de manera impresionante, vinculando Augusto a Cristo. Evidentemente con ello se cristianiza a Augusto y se romaniza a Cristo que resulta ser civis Romanus. El sentido político de tal construcción es obvio (...) 186
La confluencia Constantiniana, arranque de una constante histórica en la que se dibuja, por un lado, el dominio del Emperador si éste asume lo que Constantino representa como Autoridad civil y lo que simboliza como poder absoluto temporal y que se transmitió de acuerdo al sentido histórico impuesto por él y por lo que supuso la existencia de la Iglesia Constantiniana; y por otro, la supremacía de la Iglesia sobre la Autoridad civil, si el Obispo de Roma absorbe en su totalidad lo que Constantino encarna: el Pontifex Maximus, que reúne tanto la supremacía temporal como la espiritual.
Hay un punto de llegada a causa de los prolegómenos planteados con anterioridad. En Constan tino se entronca un tipo de Iglesia que ha ido evolucionando desde una concepción puramente bíblica hasta una monárquica sin que haya una autorización textual a semejante configuración. Los obispos romanos utilizan el desarrollo monárquico que se experimenta a partir del siglo 11 relacionándolo con una primacía de la Iglesia de Roma y del que la preside. Constantino hará posible un modelo de Iglesia monárquico absolutista en cuya cúspide se encuentra el Pontifex Maximus.
Por otra parte no es más que el indicio de lo que se conseguirá posteriormente a la desaparición del Imperio Romano representado por el poder del Cesar que mantiene tanto el título de máxima Autoridad Civil como Espiritual dentro del título 'Pontifex Maximus', y que tanto una como otra será asumida por el Obispo de Roma.

176 El Poder de los Papas, op. c., p. 17.
177 m Id..
178 Henry Edward Manning The Temporal Power 01 the Vicar 01 Jesus Christ (T edic. 1862, pp. 11-13). Citado porF. Yost (MA. mayo-junio 1954, pp. 9,10).
Es así como ha sido interpretado: «Después del Concilio de Nicea, se retiró a Co"nstantinopla y dejó que, de hecho, el Papa fuese también la máxima autoridad civil de Roma» (ver El Poder de los Papas, op. c., p. 23).
179 Ver entre otros, Historia Universal de Walter Goetz, vol n, op. c., p. 504; El Imperio Romano, Sarpe, op. c., p~. 103, 106.
180 Atlas Histórico Universal, vol. 1, op. c., p. 105.
181 El Imperio Romano, Sarpe, op. c., p. 109.
182 Recogido por Karlheinz Deschner, op. c., p. 194.
183 Si el significado de 'Pedro', según las posibilidades de la Iglesia que Constantino ofrece, no la Escritura, confiere al Obispo de Roma ser el mismo representante de Dios en la tierra, es imprescindible que 'encarne' en su persona el poder total, tanto el trono como el altar (así razona el católico Norbert Brox, Historia de la Iglesia Primitiva, op. c. p. 41). Y si a Jesucristo se le ha dado toda la 'potestad' tanto en el cielo como en la tierra (cf. Mt. 28:18), ¿cómo, -de acuerdo a esta conjetura- al Vicario del Hijo de Dios en la tierra, del mismo Jesucristo, no va a disponer también de ese 'poder' en la tierra?
No obstante, una vez implantada sobre el Estado la Autoridad Suprema espiritual de acuerdo a la clave que el Obispo de Roma ha recogido del artífice Constantino, y el representante del Gobierno terrenal la reconoce, es lógico que esa Autoridad sea suprema respecto a la temporal. Así lo entenderá el Obispo de Roma, y así lo explicará convirtiendo al poder temporal como una delegación suya, y puesto al servicio del Poder Espiritual que siempre es superior. Nada de esto impedirá una lucha constante entre el sistema Papal y el poder temporal del 'Emperador' que se supone inferior.
184 Ver a Javier Gonzoaga, Concilios, vol. 1, op. c., p. 27.
185 Historia de la Iglesia Católica, Herder, op. c., p. 263. 186 Tratados Teológicos, op. c., p. 59.


El culto al dios sol y el domingo X
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Conclusión
La historia está ahí. No puede ocultarse. Nuestro recorrido por ella nos ha ofrecido una panorámica instructiva.
Hemos podido observar que la Palabra de Dios nos otorga el privilegio de conocer el Sábado de Jesucristo en cada séptimo día, y que no autoriza a nadie a celebrar otro día en sustitución del Sábado.
Al estudiar la posición de Juan Pablo II y de la Iglesia Católica Romana hemos visto su creencia en el primer día de la semana o domingo. Hemos podido establecer que ninguno de .los argumentos que se presentan posee una base en la Escritura. Todo se utiliza a fin de justificar un acto, el de la aceptación del día del Sol proveniente del más puro paganismo inspirado por el Dragón (cf. Ap. 13:1,2), para el que ninguna Iglesia o dirigente o Estado tiene facultad de cambiar. Pero se hacía necesario ocultar su verdadero origen, naturaleza, significado e implicaciones.
Esta actitud fue fruto del significado implícito en el día del Solo domingo. El domingo se había convertido en signo de unidad y de rechazo de lo que despectivamente se llama judío. Estos dos aspectos caminan unidos en paralelo con la actitud antijudía y aceptación del día del Sol, en detrimento del sábado saturnal, que el Imperio Romano está llevando a cabo. Al profundizar, se descubría que junto a la aceptación del día del Sol y desmarque de lo judío aparecían puntos comunes con la religión de misterios del dios Mitra, y que el Ideario Imperial Romano en versión Constantiniana había asumido también esos aspectos cúlticos. El asunto no estaba tan claramente instalado en la Iglesia Cristiana, creemos que únicamente una minoría, pero la más influyente y representativa con una direccionalidad monárquica absolutista que se ha ido generando, acepta el envite Constantiniano desmarcándose de las auténticas raíces hebreas y de la revelación de Jesucristo. Y obliga con la ayuda de la presión estatal y conciliar a que se reconozca el domingo como el único día a celebrar, y se rechace el Sábado.
Independientemente de las claves políticas integradas en este proceso de abjuración respecto del Sábado, y de aceptación del día del Sol, las consecuencias para el futuro, tanto en lo relativo al Pueblo de Dios como al análisis bíblico, han sido perjudiciales y forjadoras de un destino que todavía en la ultima hora de este mundo se presenta en la forma de una historia repetida que nos recuerda el pasado. Y esto no únicamente por lo que la profecía nos advierte, sino por lo que las coordenadas históricas tanto del pasado como de la actualidad nos hacen vislumbrar.
Esta posición, respecto del Domingo, ha traído toda una exégesis bíblica destructora de elementos de importancia en la revelación de Dios. Para justificar el domingo hubo que destruir el Sábado como no estando en vigor para los cristianos. Para ello había que hacer decir a la Palabra opiniones contrarias a su propio contenido respecto a la Ley de Dios. Hubo que inventar toda una metodología que desvalorizara la Ley de Dios. Todavía más. Al hacer esto se comprobó que no era suficiente para convencer a los que tenían acceso a la Palabra de Dios de la validez de la actitud asumida en relación al día a santificar. De ahí que se viera necesario, no solamente el negar la posibilidad de que las personas libremente pudieran comprobar lo que realmente afirmaba la Palabra de Dios sino que además se precisaba valorar a un magisterio particular humano que sería quien, sustituyendo a Dios, hablara en lugar de la Palabra. El protestantismo, al rescatar el principio de la Sola Escritura, y al fijar a la conciencia individual como estando por encima del Papa, de la Iglesia y aun del mismo Estado, otorgó la posibilidad de una vuelta a las fuentes del Cristianismo, como nunca antes. Ese retorno es lo que nos ha llevado a descubrir la validez y vigencia del Sábado de Jesucristo y el origen del domingo en el día del Sol, del dios Mitra. En el próximo capítulo y último vamos a descubrir el mensaje que se nos está dando con el comportamiento del sistema Papal actual en relación al día sagrado cuando lo unimos a lo ocurrido en la época Constantiniana.
 
Re: El culto al dios sol y el domingo

Veo que al final dice "en el próximo capítulo"... no pierdas el tiempo pues dudo mucho que alguien lea todo lo que pegaste...

Dime algo: Si yo sé que una carne fue sacrificada a X "dios", ¿peco al comerla? Lo mismo con el inexistente "dios sol"... si yo adoro al verdadero y ÚNICO Dios el domingo o cualquier otro día de la semana, ¿peco al hacerlo?

Luego me gustaría que me dijeras si, en tu estimación, un sabadista en Alaska peca cuando adora a Dios el día que se comenzó a llamar "sábado" en el 1867. Como debes saber, lo que ellos hoy llaman sábado, era, en realidad (hasta el 1867), el terrible "domingo"...:asustado:
 
El culto al dios sol y el domingo

Veo que al final dice "en el próximo capítulo"... no pierdas el tiempo pues dudo mucho que alguien lea todo lo que pegaste...

Dime algo: Si yo sé que una carne fue sacrificada a X "dios", ¿peco al comerla? Lo mismo con el inexistente "dios sol"... si yo adoro al verdadero y ÚNICO Dios el domingo o cualquier otro día de la semana, ¿peco al hacerlo?

Luego me gustaría que me dijeras si, en tu estimación, un sabadista en Alaska peca cuando adora a Dios el día que se comenzó a llamar "sábado" en el 1867. Como debes saber, lo que ellos hoy llaman sábado, era, en realidad (hasta el 1867), el terrible "domingo"...:asustado:

Excelente aportacion Elg.

No quise poner este "gran" estudio de
DIESTRE gil pero me veo obligado a hacerlo por dos razones que me reservo por el momento.Espero que me comprendas.
 
Re: El culto al dios sol y el domingo

Una ves alguien dijo que nadie podia refutar este estudio sabatico.



El culto al dios sol y el domingo I
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Es importante reseñar, dentro de este estudio, que precisamente en las fechas del s. II D.J., se están dando, por separado, entre el Imperio y el Catolicismo romano, tres confluencias que darán su fruto en el futuro: 1) corriente antijudía favorecida, en uno u otro, por la actitud judía frente al imperialismo romano junto a la reacción de éste contra los judíos (esto hace necesario distinciones claras entre cristianos y judíos) y por el gnosticismo e ideologías aportadas por los cultos de misterios (Mitraísmo esencialmente); 2) aceptación de ciertos puntos claves que pudieran permitir comprobar las identificaciones o semejanzas entre el Imperio y el Catolicismo romano (de ahí la aceptación de una teología solar con cambios pertinentes, en esas fechas, respecto al día sagrado, los llamados cristianos y romanos están aceptando el día del Sol en lugar del Sábado o de Saturno; la sustitución de ciertos ritos por sacramentos al estilo del Mitraísmo, con que la sociedad romana participa; y una nueva concepción antropológica); y 3) la necesidad de una fórmula que otorgue la unidad.
Este estudio se propone demostrar que el cambio relativo al día de reposo por parte de la Iglesia Católica Romana responde a una estrategia político eclesiástica en la que se involucra el concepto Iglesia y su naturaleza, valores doctrinales insustituibles, la pérdida de la fidelidad al verdadero Jesucristo, y claudicar ante las tentaciones satánicas que nos presenta el Evangelio relativas al Poder ya la Autoridad sobre el mundo (cf. Mt. 4:8-10, 1- 7).
El Origen
Mitra es llamado el Sol invictus. El Mitraísmo, desarrolla una religión de misterio que envuelve conceptos astrológicos y escatológicos 1 que desembocan en posiciones antropológicas de cuya influencia en el mundo romano está sobradamente probado 2. El Sol aparece como el astro Rey, el Absoluto. La teología solar que se desarrolla alrededor de este asunto es trascendental para comprender tanto la antropología individual, política y social.
Mircea Eliade nos pone un ejemplo de los Misterios de Mitra: el monarca en la víspera de su entronización se introducía en una gruta "mientras que sus súbditos le veneraban (...) como a un niño de origen sobrenatural" merced a su identidad con Mitra 3.
Es indudable que con la asunción por parte de Roma del culto Solar patrocinado por el Mitraísmo4 o por cualquier otro culto oriental se está queriendo proyectar el valor de la Unidad y de la Autoridad Suprema que el Sol Invictus (Mitra, Helios o Apolos) representa a nivel celeste y entre los demás dioses.
Poco importa el nombre (latino, griego o persa) que se le de al dios Sol Invictus, lo importante es comprobar el valor de este culto Solar que se introduce en el Ideario Imperial Romano, y que desde Augusto (dicho Ideario), recogido de César, se extenderá con las matizaciones que el Culto oriental al Sol Invictus le provee, hasta Constantino y su herencia.
Ya Augusto a partir del 31 a.J. dedica dos obeliscos al Sol 5.
Y el calendario de su época lleva una dedicatoria al Sol como una demostración más de la importancia que se le daba en su panteón de los dioses 6.
Desde entonces el culto Solar se proyecta de un modo prácticamente natural 7, siendo
contemporáneo al cristianismo 8.
Mircea Eliade nos dirá:
«Los cultos oriundos de Egipto y del Asia Menor gozaban de una sorprendente popularidad y contaban además con la protección imperial (...»> 9
«Muchos emperadores apoyaron al mitraísmo especialmente por motivos políticos ...» 10.
M.J. Vermaseren: «Este deus sol invictus (dios sol invicto) lograría imponerse como principal dios solar si bien bajo una forma romana y no oriental, y absorbió las diversas tendencias hacia la adoración del Sol en el Imperio romano. Con los sucesores de Aureliano, incluido Constantino, todo ello se vería implicado en la política» 11
¿Cuáles son esos motivos políticos? Ese culto solar público es el resultado de la identificación del Emperador con el Dios Sol: si el Sol preside a los demás astros de acuerdo a la religión astral oriental, y da unidad y orden, se está ofreciendo una fórmula política de primera magnitud 1\ máxime que el misterio de Mitra involucra en su exposición un interés espiritual y político de acuerdo a la proyección del mundo celeste en el terrestre.
La existencia de este culto Solar público se prueba: 1) por la existencia de lugares para ese culto 13; 2) con celebraciones de alto significado religioso a través de los banquetes sagrados donde se profundizaba en el misterio de acuerdo a un modelo divino y que tendrían que realizarse en el día apropiado al Culto Solar 14; 3) por la existencia, desde; el s. I d.J., de una semana planetaria donde aparecen los días de la semana afiliados a un : dios determinado, en el que sobresale respecto de todos el Solis Die.\' 15; 4) por la conmemoración en ese Solis Dies, que corresponde al primer día de la semana o domingo,:l la fiesta semanal para los ciudadanos romanos desde comienzos del s. 11 d.l., e incluso para los miembros que se identifican con la Iglesia de Roma desde mediados del s. 11 16; 5) por la consagración del 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Mitra, el Sol Invictus 17; 6) por la adaptación de ese culto solar por los emperadores que se identifican con el Dios Sol, con un programa de alta significación político-religiosa 18: la Unidad y Universalidad que les provee la estructura Solar; 7) Y que culmina con la etapa Constantiniana por la trascendencia que supone para el futuro: creando una Iglesia de acuerdo al Ideario Imperial Romano 19 que asume en su ideología las características esenciales de la Religión Astral 20.
1 Günter Haufe, en El Mundo del Nuevo Testamento, vol. 1, op. C., p. 133, nos dirá:
«Mitra penetró en Occidente con la expansión del Imperio persa, en Babilonia la creencia en Mitra se combinó
con toda suerte de ideas astrológicas y escatológicas (...) llegó por último al Asia Menor. Prestigiosos magos
fueron allí activos misioneros suyos. Presumiblemente fueron ellos los que de manera gradual dieron forn¡a mistérica al culto de Mitra»
2 Ver nuestro estudio y documentación en Cuando el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en la tierra? Clie, Terrassa - Barcelona 1997.
3 Historia de las Creencias religiosas, vol. ll, op. c., p. 315.
En otro lugar el nuevo rey era considerado Mitra reencarnado (íd., p. 316).
Cuando Ciro es proclamado reyes deificado como hijo de Mitra (íd., vol. 1, p. 335.
4 El Mitraismo se introduce en Roma por primera vez en la época de Pompeyo (s. I a.J), según Plutarco en vida Pompeyo XXIX,
5. Ver para esto a M. J. Vermaseren en El Crisol del Cristianismo, ed. Labor, Vitoria 1993, p. 253. Según este autor existen centenares de pruebas arqueológicas de la existencia de lugares de culto a Mitra en :diferentes sitios del Imperio Romano. \.1ircea Eliade nos dirá:
«En cuanto a la difusión del mitraísmo resultó verdaderamente prodigiosa: desde Escocia a Mesopotamia, desde. \frica del Norte y España hasta Europa Central y los Balcanes» (Historia de las Creencias religiosas, vol. 11, )p. c., p. 320). .
..a revista ARQUEOLOGÍA (año ll, n° 13, Barcelona 1986), nos dirá que "la avalancha de seguidores de Mitra no
edahastaels.ld.J.". CIL, VI, 701.
Sobre ese culto al Sol por parte de Augusto ver a A. Piganiol, Histoire de Rome, 1954, p. 229; también a Gaston H. Halsberghe, The Cult 01 Sol invictus, E.l. Brill, uiden 1972, po 30 (no 6) (citados ambos por Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimache, op. c., po 198).
6 El Fasti de Philocalus, Cll, 1, 2, 324 o Fastid'Amitemum, Cll IX, 4192 (recogido por S. Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimache, op. Co, po 198).
7 M.J. Vennaseren (en arto "Mithra-Mithraísmo" de Enciclopedia Cattolica, 1952:
«Mitra penetró en Roma con los prisioneros de Cilicia (67 a.l) ("0) su difusión aumentó bajo los Ravios y todavía más bajo los Antonios y Severos» (citado por S. Bacchiocchi, íd., op. c., p. 199, nota 17).
8 Esta afirmación del sabio especialista F. Cumont (en Textes et monuments figurés relatils aux Mysteres de Mithra, 2 vols., H. Lamertin, Bruxelles, 1896, 1898, vol. 1, po 338) basada en las pruebas históricas que aporta, sigue sin refutarseo Mircea Eliade (en Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, op. c. po 494 nota 217) considera que esos dos volúmenes de Cumont continúan siendo indispensables.
ws historiadores en su investigación se han visto obligados a reconocerlo: "Bajo el mandato de los emperadores de la dinastía Ravia, se difundió por gran parte del lmperio el culto de Mitra (...)" (en El Imperio Romano de ed. Sarpe, Madrid 1988, p. 82).
"Las campañas orientales de Flavios (desde el año 69) y Antoninos (todo el s. n, d.l.) contra los Partos originaron una amplia difusión del Mitraísmo (...)" (Gran Historia Universal de ed. Nájera, Madrid 1988, vol. N, p. 431).
9 Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, vol. n, p. 357.
Citamos algunos ejemplos además de los ya indicados: Cónmodo (185-192) se inicio en los misterios de lsis y de Mitra; Caracalla (211-217), fomenta el culto Solar al Sol lnvictus; Aureliano incide en la teología solar en el culto al Sol lnvictus, Diocleciano eleva un altar a Mitra, y Constantino se identifica con el propio Sol lnvictus (ver sobre esto a Mircea Eliade, Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, op. C. pp. 357, 358, 321, y Alister Kee, Constantino contra Cristo, de. Martinez-Roca, Barcelona 1990, p. 31).
10 Id., 321
11 Ver El Crisol del Cristianismo, op. c., po 260
12 Aureliano, sirve como representativo, cuando expresa la necesidad política de integrar la tradición romana en la teología solar de estructura monoteísta (ver Mircea Eliade, Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, vol II,
op. c., p. 358.
13 De lo cual no hay ninguna duda de acuerdo a la documentación que nos provee F. Cumont (ver nota 16) Y otros (ver Mircea Eliade, vol. 11, pp. 319, 320, Y nota 4 en alusión a la obra El Crisol del Cristianismo) que nos transmiten la existencia de santuarios en diferentes lugares.
14 Mircea Eliade, íd., p. 321. ,
Describimos a continuación la exposición en resumen que nos hace la revista Arqueología (Año 11, n° 13, op. c..) sobre el significado del culto a Mitra:
«El otro gran acto cultual que se llevaba a cabo ... era el banquete sagrado, en el que los mystas ingerían pan y vino como representación de la carne y la sangre del toro inmolado por Mitra (...)
El Pater pronunciaba unas palabras de bendición (...): "Salvaste a los hombres con el derramamiento de sang¡e ,
eterna" (...) la participación en la comunión permitía ... el nacimiento de una nueva vida, es decir, procuraba ... la
existencia eterna. "
Por consiguiente, el sacrificio del toro tiene un doble sentido de salvación: por una parte, representa una soteriología intracósmica, relacionada con la concepción escatológica mitraíca, es decir con la salvación en el Más Allá, facilitada a los iniciados por el sacrificio que permite un banquete en el que la consumición de la sangre y la
carne del toro conlleva una fusión mística con la divinidad y una participación en la vida de ultratumba»
Es indudable que el autor de esta cita note el parecido con la Eucaristía católico romana a la que se le considera
también un sacrificio y misterio a través de la Misa (Ecclesia, 29-3-1980, p. 16, 34; Guía del Cristiano, ;
Devocionario Popular, ed. Balmes Barcelona 1960, p. 210), Y que concluya diciendo: "en la mayor parte de los! casos los sacramentos (...) son prestamos paganos, esencialmente de la religión mitraíca". Para esta conclusión l pueden verse, entre muchos, a M.J. Vermaseren en El Crisol del Cristianimo, op. c. p. 254. ! No cabe duda que el significado de la Eucaristía se identifica con la Eucaristía mitraíca, no ocurre lo mismo con la Santa Cena evangélica que tiene un valor puramente simbólico y no sacramental.
Es imprescindible retener, no obstante, un asunto que llama poderosamente la atención desde un punto de vista antropológico y soteriológico, la vida de ultratumba con la divinidad se asegura mediante la realización de esa obra sacrificial, yen su participación.
Ya sabemos la concepción antropológica en la que se sobrentiende la inmortalidad del alma, y la resurrección del cuerpo al final de los tiempos, dentro del contexto religioso persa, donde se promociona el culto a Mitra.
15 La existencia y el uso de la semana planetaria en el s. I de nuestra era, está fuera de toda duda, puede verse documentación precisa sobre este asunto por S. Douglas Waterhouse en el excelente trabajo The Planetary Week. in the Roman West, en el primer apéndice de The Sabbath in Scripture and History, Review and Herald Publishing Association, Washington 1982, pp. 308-322.
Nos presenta la evidencia de la llegada de la semana planetaria o astrológica en la época de Augusto en el s. I a.J.(íd., p. 309), y en el s. I d.J. en Italia y en la época de Nerón (íd.). Varios otros testimonios tanto de la India s. 11 a. J. como de Babilonia (íd. pp. 310, 311).
La cita del historiador romano Dion Cassius es definitiva. En su Historia Romana, 37, 18 (escrita entre 200 y 220) nos confirma que la semana planetaria estaba "por todo lugar establecida y que se trataba de una costumbre antigua" (cf. S. Douglas Waterhouse, p. 313).
Bacchiocchi alude al calendario de Nola (op. c., p. 201), y a la opinión'del arqueólogo A. Degrassi (Un nuovo frammento di' calendario romano e la settimana planetaria dei selle giomi, Atti del Terzo Congresso Internazionale di Epigrafia Greca et Latina, Roma 1957, pp. 103, 104) para ratificar el uso de la semana planetaria en la época temprana de Augusto.
La religión del Dios Mitra exaltaba el domingo (el día del sol) como el más importante de la semana (S. Douglas Waterhouse, op. c., p. 314, cita a Gastón H. Halsberghe, op. c., p. 120).
El predominio del Solis Dies (día del solo domingo), es la consecuencia lógica, tal como indica S. Bacchiocchi (Du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 203) de la existencia simultánea de la semana planetaria en la que los astros son presididos por el Rey-Sol. De este mismo modo argumenta F. H. Colson en The week, University Press, Cambridge 1926, p. 75.
En la nota 16 lo atestiguamos con documentos que demuestran al Solis Dies o domingo como festivo en el Imperio Romano en el contexto del culto Solar.
16 Justino, de los llamados Padres Apologistas (ver edición de Daniel Ruiz Bueno, op. c., pp. 258, 259) escribe, entre otros escritos, lo que se denomina ¡" Apología y es enviada alrededor del año 140 d. J. al emperador
Antonino Pío.
En esa Apología (67:3-7) se menciona por primera vez el día del sol como el día que conmemoran ciertos cristianos, los de la Iglesia de Roma, en los términos siguientes:
«El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades, o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas (...).
y celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el día primero, en que Dios transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues es de saber que le crucificaron el día antes del día de Saturno, y al siguiente al día de Saturno, que es el día del .sol, aparecido a sus apóstoles y discípulos, nos enseñó estas mismas doctrinas que nosotros os exponemos para vuestro examen» El motivo principal de traer a colación esta cita de la patrística, junto a otras es para comprobar como el día del sol que correspondía al primer día de la semana era un día festivo en Roma como consecuencia de la influencia del culto Solar mitraíco. A la vez que verificamos los efectos de esta costumbre en la concepción antropológica tanto Imperial romana como Católico romana, dado que esta última se erige como heredera y continuadora, y proyecta a su vez su influencia en el mundo occidental posterior.
Bacchiocchi ha sabido presentar, como portador de un mensaje subyacente, la reiteración de Justino en la expresión "día del sol" que le hace al Emperador. Este podía comprenderle, porque durante el período de los Aavios y Antoninos se había extendido el culto a Mitra por el que también se reunían en el primer día de la semana para celebrar su culto.
Quiere dejar bien claro su desmarque de los judíos, y su acercamiento al paganismo para un posible mejor entendimiento.
También es de reseñar que emplee el término Saturno pare referirse al Sábado. Es evidente que Justino desea dejar bien claro al Emperador que ellos guardan el día del sol como lo están haciendo un buen número de conciudadanos. romanos adscritos al culto de Mitra. Su argumento se basa fundamentalmente no en la resurrección de Cristo sino en el hecho de que en el primer día de la semana de la creación, Dios quitó las tinieblas.
Tertuliano en el 197 d.J. presenta en su Apología Ad Nationes 1:13, y en respuesta a la acusación de que los cristianos adoraban al sol por orar vueltos hacia Oriente y habiendo hecho del primer día de la semana o domingo su día de fiesta, la confirmación de que esas mismas costumbres las tenían los paganos, y lo aclara diciendo:
«(...) de todos modos sois vosotros los que habéis admitido el sol en el calendario de la semana; y habéis escogido su día (Domingo) en preferencia al día precedente (Sábado) como el más conveniente en la semana, sea para una abstinencia de baño, sea para el reposo y los banquetes».
Lo que nos interesa del pasaje en cuestión es la ratificación de que en Roma, los paganos tienen el domingo como día de fiesta, y ésta relacionada con el Solis Dies o Día del Sol. Tertuliano, tengámoslo en cuenta, asegura que el origen del domingo posee un origen solar, y que se ha iniciado a festejarse por Roma.
Constantino, practicante de la religión solar, y que como veremos en otro lugar las causas de su legislación a favor del Solis Dies o domingo, manifiesta la idea de que la festividad del Día del Sol es una costumbre relacionada con el culto solar. En efecto si se observan los términos no hay más remedio que interpretar que se trata de una celebración que tiene su origen en el día de la semana que se consagra al Sol:
«Sencillamente porque nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol que se celebra por su propia veneración, se ocupe con querellas jurídicas» (Clyde Pharr. The Theodosian Code and Novels and the Sirmondian Constitutions (libro 2, título 8, sección 1), Princeton University Press, ] 9520
Cumont ha dejado bien claro en sus estudios sobre Mitra, y en relación a sus lugares de culto y al tiempo en que se reúnen, lo siguiente:
«Cada día de la semana, el Planeta al cual estaba consagrado era marcado en un lugar determinado de la Cripta, y el domingo el que presidía el Sol era particularmente santificado» (Les Mysteres de Mithra. Bruselas, 3' edition, 1913)
«El Dies Solis, era evidentemente el día más sagrado de la semana para los fieles de Mithra y (000) debían
santificar el domingo» (Astrology and re/igion among the Greek and Romans, 1912, po 163)0 Ver sobre estas citas al propio Franz Cumont en Textes et Monuments figurés relatifs aux mysteres de Mithra, Bruxelles 1899, ppo 325, 339)0
So Jankélévitch afirma: "Si hay un punto sobre el cual la mayor parte de los historiadores están de acuerdo, es sobre el lazo estrecho que existe entre el Domingo cristiano y las concepciones astrológicas de la mitología del Mazdeísmo" (Prefacio del libro Le Sabbat de William-Oscar-Emil Oesterley, Paris ]935, ppo 45, 46)0
Si ya cuando se introduce el,culto solar por los seguidores de Mitra (en el so ] aojo y so I doJo) viene precedido por un dfa de la semana que se consagra al sol tanto en Persia como en otros lugares (ver a So Douglas Waterhouse, en The Planetary Week in the Roman West, primer apéndice de The Sabbath in Scripture and History. po 314), si la
existencia de la semana planetaria, en la que cada día de la semana corresponde a un planeta, siendo el domingo o
primer día de la semana ocupado por el Sol, que adquiere un rango preferencial sobre los demás días, si además hay referencias claras históricas en el sentido de que los ciudadanos romanos celebraban y veneraban el día del sol como siendo el primer día de la semana, se está demostrando que hay una asunción de la teología solar con todas las implicaciones socio - antropológicas que esto conlleva tanto a nivel particular como colectivoo
Los autores del Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana (vol. ], op. C., p. 629), para quitar importancia a este hecho se atreven a decir por un lado que "La celebración dominical aparece como una creación de la Iglesia Cristiana", considerando un primer indicio 1" Cor.16:20 Después presentan dos hipótesis la del traslado del sábado al domingo, o la que acepta que desde el principio sería el domingo (íd. p. 629), añadiendo que "puesto que la tesis del traslado de la celebración tiene dificultades, parece más seguro suponer que los cristianos se reunían para la eucaristía la noche del domingo (Hecho 20:7; Jn. 20:19; 20:26)"0
Realmente estas afirmaciones son sin pruebas, puesto que los textos no dicen nada respecto al domingo como día festivo ni mucho menos "día del Señor", se le sigue llamando "primer día de la semana", y no hay ninguna indicación escritural de cambio; además la noche del domingo sería el lunes, ya que los días para la Biblia terminan a la puesta de sol. Aunque se presenta esta hipótesis de manera poco ortodoxa y desordenada y, tal como ya hemos podido comprobar en otros lugares, no hay demasiada dificultad para su refutación y rechazo natural o
Dichos autores se ven obligados a contestar (íd., pp. 629, 630) a Bacchiocchi respecto a su tesis doctoral defendida en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma en relación a la influencia del culto a Mitra en la introducción del domingo en la llamada Iglesia de Roma, de la siguiente manera:
«Día consagrado al sol, antigüedad grecorromana so 1 d.J.» «no noticias en la antigüedad no cristiana de una celebración dominical»
«ni siquiera en el culto a Mitra este día asumió tan pronto particular importancia» «Consiguientemente es una hipótesis mal fundamentada suponer un originario influjo del culto solar sobre el domingo cristiano (contra So Bacchiocchi); sin embargo se puede advertir un influjo secundario»
«La tesis adventista (representada nuevamente por S. Bacchiocchi, según la cual la celebración dominical se introdujo al final del siglo II a través de la Iglesia de Roma como reacción antijudaica y en dependencia del culto pagano del sol, se apoya en bases muy débiles»
Si se observan estas citas con detenimiento se notará una falta de argumentos y documentación precisa (no se adjunta ningún dato probatorio) que demuestre la opinión contraria a Bacchiocchi. El hecho de que se presente que no hay noticias en la antigüedad no cristiana de una celebración dominical no desdice en nada a lo que las citas de Justino y 'Í'értuliano aseguran. Ellos afirman dirigiéndose al emperador y a los romanos que guardan el mismo día que el/oso Por otra parte hemos de entender la forma que unos y otros tienen en expresar esta circunstancia histórica. En efecto, mientras que ciertos llamados cristianos se ven obligados a singularizar la celebración dominical, porque es un asunto político - religioso a destacarse, no ocurre lo mismo por la sociedad pagana para el caso de tener que entresacar selectivamente ese aspecto. Parece extraño que los autores del Diccionario Patrístico, no estén familiarizados con el modo de obtener las fuentes. La sociedad romana no tiene porque demostrar ni presentar con ningún documento que guardan el domingo. Es suficiente que se hayan encontrado centenares de lugares de culto a Mitra en todo el Imperio, se den estos siete puntos que estamos probando, y que se sepa que la religión mitráica disponía de un día dedicado a la celebración de sus misterios, asunto que demuestra por las indicaciones encontradas en las criptas, donde el día del Sol, destacaba como siendo el día que se celebraba, y por el proceso evolutivo que dicho día alcanza en la época Constantiniana. Si se observa en la cita de Constantino ya expuesta «Sencillamente porque nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol que se celebra por su propia veneración. se ocupe con querellas jurídicas» Esta declaración muestra que el día del Sol está plenamente establecido como fruto de una tradición anterior. Lo mismo sucede con el decreto del 13 de agosto del 389 de Timasius de Roma y Promotus donde se afirma: "... contamos también con el día del sol que los antiguos han llamado justamente el Señorial y que llegó a ser periódico". El culto a Mitra, tal como ya hemos documentado, contiene ya el día del domingo como día preferencial, y no creen necesario el tenerlo que reseñar especialmente, puesto que ya se está transmitiendo con su culto, y el valor del domingo en la semana planetaria que ha quedado consignado en numerosos lugares donde se tenían las reuniones cúlticas.
El que se diga que se apoya, lo del s. II respecto al origen del domingo en la comunidad de Roma, en bases muy débiles, sin que se presente documentación precisa probatoria, es la demostración de que la tesis de Bacchiocchi es irrefutable. Y la admisión de que se puede advertir un influjo secundario del culto de Mitra en el domingo romano, es de nuevo una opinión interpretativa que no corresponde a la realidad total. Nos gustaría saber en qué se basan los autores para poder admitir que ha habido un influjo secundario. Sin duda que cuando presentasen los documentos y fuentes para tal admisión, las opiniones podrían variar, y de lo secundario llegar a lo primario.
17 Una connotación más de la influencia del culto solar sobre la Iglesia de Roma es que el dies natalis Solis Invicti (nacimiento del Sol Invencible) que se celebra anualmente en honor a Mithra corresponde al 25 de diciembre, el día escogido para la celebración de Navidad, del nacimiento de Jesús (ver sobre esto a G. H. Halsberghe, The cult ofSolInvictus, op. c., p. 174).
18 Nótese, en esta cita de Mircea Eliade (Historia de las Creencias e Ideas religiosas, vol. II, op. c., p. 398) la importancia del culto solar desde un punto de vista político, y las implicaciones en el aspecto socio-religioso y antropológico en el Cristianismo:
«Aureliano había comprendido la importancia de una teología de estructura solar monoteísta para asegurar la unidad del Imperio (...) Se fijó el aniversario del Deus Sollnvictus el 25 de diciembre, "día natalicio" de todas las divinidades solares orientales (...).
«El carácter universalista del culto y de la teología solares había sido reconocido o presentido por los devotos griegos y romanos de Apolo-Helios, así como por los adoradores de Mitra y de los BaaIes sirios. Aun más, los filósofos y los teólogos eran en gran número adeptos de un monoteísmo de estructura solar (...)
los numerosos sincretismos religiosos, los misterios, el desarrollo de la teología cristiana del Logos. el simbolismo solar aplicado a la vez al Emperador y al Imperium ilustran la fascinación que ejercían la noción del Uno y la mitología de la Unidad».
19 Ver nuestro desarrollo a continuación.
20 Id..








El culto al dios sol y el domingo II
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Teniendo en cuenta las notas a pié de página que hemos desarrollado, probando las aseveraciones que preceden, podemos concluir afirmando que el Imperio Romano ha experimentado, a través de la sociedad, la influencia de los cultos orientales, especialmente del Mitraísmo. Dentro de ella, lo más representativo del Gobierno, adopta la teología Solar, aprovechándose de esta coyuntura socio - religiosa, proyectando una estructura política unitaria y absolutista, ordenada de acuerdo a la Religión Astral. Las implicaciones en la antropología individual y en el comportamiento social y religioso de este tipo de práctica, se trasluce en las creencias religiosas de los ciudadanos y paralelamente en la Iglesia de Roma, que como veremos seguidamente, se ve, en un proceso histórico influida por lo fundamental del Mitraísmo, culminando en la época Constantiniana, en la que en virtud del Emperador, adorador del Sol y dependiente de esa teología Solar, hace surgir una Iglesia Imperial, en la que, como veremos las transformaciones que se han operado, son evidentes.
Veamos todo esto más de cerca, especialmente lo relativo al comportamiento de Constantino y a esa Iglesia de Roma que confluyendo ambos en esa etapa histórica, se visualiza el resultado evolutivo de toda una serie de actitudes y de manera de pensar.
Antecedentes relativos al Día del Sol o Domingo o Primer día de la Semana y la corriente antijudía
De nuestro estudio precedente se deja constancia de que Roma ha sido influida por el culto solar en honor a Mitra, aceptando los valores religiosos que le interesan para una aplicación política, incluido el día de fiesta característico: el día del Sol, el Domingo, el día del Señor Mitra, que representa la unidad del que preside en los astros.
Por las citas de Justino (alrededor del año 140 d.J.) y Tertuliano (alrededor del 190 d.J.), que entran dentro de una serie de documentos sobre el particular, sabemos que el día del Sol o Domingo, era el día festivo de los romanos y anterior a la adopción que la Iglesia de Roma toma de ese mismo día, y que en la época tanto de Justino como de Tertuliano, se ha adoptado por dicha Iglesia de Roma. Lo que demuestra por la identidad con el día del Sol con que uno y otro denomina al día de fiesta cristiano, que ha sido influida también por el Culto Solar 21.
La corriente gnóstica de ciertos padres de la Iglesia representativos y la llamada gnosis cristiana con su interpretación espiritualista, sincretista y opuesta al Sábado: la línea antijudía de la gnosis cristiana y de los llamados Padres de la Iglesia paralela a la del Imperio Romano
La Iglesia de Roma, ha experimentado cambios desde después de la muerte de los apostoles (cf. Hech. 20:27-30; 28 Tes. 2:3-7), tanto en el plano doctrinal como en el estructural y organizativo 22. En efecto, diversos autores han constatado que si bien ciertos escritores cristianos antiguos, representativos de una cierta línea oficial eclesiástica, se oponen a ciertas formas cristiano-gnósticas, refutándolas en parte, se ven influidos por lo que combaten 23, hasta el punto que se adoptan ideologías gnósticas y costumbres que responden a idearios ajenos a la Palabra de Dios, o bien se acepta desde el primer momento la gnosis como elemento de comprensión del cristianismo 24. El Gnosticismo es un vehículo del antijudaismo 25, y así vemos como el sábado es considerado un símbolo y en cuanto a su forma externa y literal habría sido abolido 26. Es interesante observar como en esa línea evolutiva el gnosticismo de Marción 27 que rechaza el llamado Antiguo Testamento y la Ley de Dios, oponiendo continuamente el llamado Nuevo Testamento al Antiguo, aceptará el "día del Sol" o domingo que los gnósticos celebraban 28 en lugar del Sábado. Esto queda refrendado por cuanto Marción es influido, como ya sabemos por el gnosticismo, y éste influirá a su vez sobre el maniqueísmo que se desarrolla por Mani hacia el 215 al 275, y del que Agustín de Hipona, dirá que es "en el día del sol que tenéis el hábito de adorar" 29.
La oposición hecha a la institución sabática por el maniqueísmo y el influjo sobre este del gnosticismo ha sido ampliamente constatada 30. Independientemente de los casos extremos que surjan formando una gnosis todavía más alejada del verdadero núcleo cristiano, la Gnosis denominada cristiana tendrá las mismas celebraciones dominicales donde realizan la misa eucarística 31, lo que muestra la asunción del domingo eucarístico tal como la corriente cristiana llamada ortodoxa. Las diferencias entre una y otra es puramente administrativa. Y es que tanto una como otra, en un grado u otro, según los casos, habían recibido la influencia de las religiones de Oriente, de la filosofía griega platónica y de la teosofía, junto a un cristianismo que intentan hacerlo compatible 32.
Refiriéndose al culto solar y a sus consecuencias Francis Legge afirmará: «Los cristianos mismos no pudieron durante mucho tiempo resistir a esta invasión, y uno puede constatar el compromiso por el que la Iglesia católica en esta materia llegó a hacer coincidir el día del Señor con el día del sol, como también a la adopción por la Iglesia del 25 de diciembre, día del nacimiento del invencible dios sol, como el día del aniversario del nacimiento de Cristo. No es por azar que los emperadores que han reinado inmediatamente antes del establecimiento del cristianismo se hayan dado al culto del dios sol, la divinidad particularmente reverenciada por la familia a la que pertenecía Constantino» 33.
Agostinho de Almeida - Paiva dice:
«El primer día de la semana, el domingo, era, desde hacía tiempo consagrado al sol; esto es lo que afirman varios autores, el sol siendo dios, el Señor por excelencia, el domingo vino a ser llamado el día del Señor, tal como ocurrió más tarde en el cristianismo» 34
Esto se une al hecho del desmarque respecto a los judíos 35. Dada la corriente antijudía que en el propio Imperio se está ofreciendo, es imprescindible diferenciarse absolutamente de las raíces hebreas 36, a fin de que ciertas estrategias que el colectivo Católico en Roma va adquiriendo en cuanto a su concepción Monárquica absolutista, y su intento de unión con Roma Imperial 37 pueda darse. Sin olvidar el desgaste que las persecuciones proyectan sobre los cristianos.
Es decir, a tenor por la documentación ya indicada, se están dando tres acontecimientos en paralelo que de forma natural y en base a una intención, el domingo desbancará al Sábado en un proceso que empezará en la Iglesia en Roma y posteriormente, cuando las circunstancias sea oportunas se ampliará a todo el Imperio.
En efecto. Por un lado tenemos toda una serie de paganos que aceptan la iglesia, pero que ya vienen con su "día del Sol":
«Es interesante observar que Mitra era llamado dominus o Señor, y el domingo debió de ser llamado día del Señor, mucho antes de la era cristiana. El domingo, dedicado al sol, era sagrado desde hacía mucho tiempo para numerosas religiones paganas. Era en particular, el día santificado por los adoradores de Mitra, que sin duda lo designaban también con el nombre de día del Señor (...) los cristianos (...). Parece que fueron influenciados, en este ámbito como en tantos otros, por la costumbre pagana, y que el domingo fue adoptado porque los adoradores de Mitra y demás divinidades solares, consideraban que esa día era sagrado, y que era imposible suprimir aquella ancestral costumbre» 38.
«(...) el día del sol se convirtió de manera natural, en el día del Salvador entre los cristianos llegados del paganismo» 39. Esta forma natural de la que nos habla el autor precitado no se da sin más. Es necesario por un lado que el día del sol haya sido adoptado por el paganismo, y que la Iglesia Católica en Roma haya renegado del Sábado como fruto de toda una actitud antijudía que prepara el terreno para la acogida de esos paganos con su día del Sol 40. Alrededor del 130 d.J., se nos informa, por los documentos tanto de Bernabé en su epístola como posteriormente (a. 140 d.J.) por Justino en su Apología y su Diálogo contra Trifón, y después por otros como Teófilo de Antioquía (s. 11) 41 Ireneo (s. 11) 42 que culminan con Tertuliano (a. 190-200 d.J.) 43, Clemente (s. 111) 44, Orígenes (s. 111) 45 Cipriano 46 (s. 111) esa corriente antijudía y la aceptación del Domingo, denominado día del Sol, como la fiesta semanal de los cristianos de Roma. Esto llega a ser una realidad fruto de esa confluencia de paganismo entrante y de lo que peyorativamente se llama judaísmo saliente. Desde esa convergencia, la estrategia de unirse con el paganismo romano en el día del Sol, y en otros aspectos implicados en la teología Solar, cobra una dimensión que fructificará con Constantino. Independientemente de los documentos que en nota aparte hemos consignado, numerosos autores, varios ya citados, reconocen la desaparición de la influencia lógica de lo hebreo a fin de fijar "sus reuniones de oración en domingo, día que observaban los mitraístas" 47.
Antijudaísmo Romano y el abandono gradual del día dedicado a Saturno como preferencial con la aceptación del día del Sol, dada la aceptación de la teología solar mitraica.
En la época en la que se da una corriente antijudía por parte de los llamados Padres de la Iglesia (s. 11 d.J.), ha ocurrido un cúmulo de acontecimientos por parte del Judaísmo contra el invasor Romano. Desde la destrucción de Jerusalén en el año 70 junto a todas sus revueltas que culminarán en la época del emperador Adriano (a. 117 a 138) 48, los judíos han sido maltratados y perseguidos, y en el futuro, sus derechos a practicar su religión han: sido restringidos al mínimo 49. Desde Adriano se ha prohibido la circuncisión so, el sábado y el estudio de la Torá.
El problema que se suscita a comienzos del s. II, es, que el Cristianismo es confundido por Roma como grupo judío más. Nótese la cita de este historiador que explicando la situación creada por los judíos a partir de finales del siglo I con lo que se añade de comienzos del s. II nos invita a reflexionar sobre el estado de la cuestión judía - cristianismo:
«Otra causa contribuyó a la indiferencia, desprecio y repugnancia con que los romanos miraron, durante tanto tiempo al cristianismo. Esta causa fue la creencia general de que la nueva religión era simplemente una rama de la judía, y como los romanos confundían a los cristianos con el pueblo judío, que tan antipático se les había hecho, los trataron a todos de la misma manera. Así puede decirse que todas las atrocidades y persecuciones que Nerón, y después Domiciano (...) hicieron sufrir a los cristianos, no fueron cometidas contras éstos como tales, sino como odiados judíos» 51.
Si se observa, con Domiciano llegamos a finales del s. I., y el replanteamiento del colectivo católico romano, a la muerte de todos los apóstoles, respecto a la cuestión judía, hace vislumbrar una nueva etapa en la que la distinción con los judíos se impone. Pero téngase en cuenta además que desde el siglo 1, la teología solar ha hecho mella en los emperadores y en la sociedad romana. Esa teología solar, en su línea evolutiva histórica, les ha proporcionado a los romanos una ideología unitaria cuyo día del Sol a celebrar por todos es una realidad representativa de la unidad.
Téngase en cuenta por otra parte que los romanos desde muy antiguo celebraban como, día de fiesta el séptimo día o sábado en honor a Saturno 52, y que en un proceso que se extiende desde el s. 1, van desplazando ese día por el primer día de la semana o día del Sol que les proporciona la teología solar del Mitraísmo, de lo cual, tanto Justino como

Tertuliano en el s. 11 d.J. 53 dan cuenta de ello, cuando consideran que los romanos lo han adoptado en fechas anteriores al 138 d.J..
La pregunta que impone la cuestión judía, es: ¿Cómo distinguirse de los judíos a fin de que los Romanos no nos confundan, y podamos ejercer nuestra misión evangelizadora acorde a nuestro propósito? Siguiendo la misma conducta que el Imperio Romano representado en una de las cabezas de la Bestia Apocalíptica, cuya autoridad es dada por el Dragón (Ap. 13:1, 2). La distinción con los judíos no autoriza a hacerlo sacrificando las auténticas y perennes raíces hebreas sino aceptando la Palabra de Dios, y siendo fiel en todo a Jesucristo. En realidad comprobando el destino y resultado de las acciones llevadas a cabo en esas trágicas fechas se descubre que el objetivo evangelizador está mediatizado y asombrosamente cambiado, si se tiene en cuenta la exigencia de la fidelidad a Dios. Una evangelización que suponga desvalorizar la Palabra de Dios o transformarla en palabra de hombre, no es la auténtica evangelización. Y la naturaleza y estilo de la evangelización que el Catolicismo Romano apunta, es la de la unión con el Imperio Romano, y para ello es preciso llegar a coincidir con el en lo esencial, aunque para ello haya que sacrificar la verdad, premisas de vital importancia. Eso es lo que estamos comprobando, y lo que la historia nos demuestra.
Es sorprendente que la conducta del Imperio Romano desde el año 70 haya sido antisemita o antijudía, abandonando el día de la semana planetaria (el Sábado) que se dedica a Saturno 54, adoptando el primer día de la semana o día del Sol, y que lo más representativo del Catolicismo Romano propugne y proclame en sus escritos también, una actitud antijudía, abandonando el día séptimo de la semana Creativa, y adopte del mismo modo el primer día de la semana o día del Sol ¿Casualidad? ¿O evidencia de lo que realmente estaba sucediendo? Nuestro estudio nos está poniendo sobre las pistas de la mayor falsificación de la historia.
Después de este tránsito, el siglo IV, del que nos ocuparemos a continuación; será definitivo para la consagración del día del Solo primer día de la semana como día del Señor o domingo. En dicho siglo los protagonistas excepcionales: Eusebio de Cesarea como un falsificador sin igual, el obispo de Roma de turno, la propaganda de los obispos y escritores más representativos, los concilios y especialmente las leyes imperiales con el liderazgo e ideario Constantiniano impondrán por la fuerza que da el poder mundano y el propio engaño, el Domingo. A partir de ese momento se borrará casi todo vestigio del Sábado, que si bien se mantendrá en algunos lugares del Imperio hasta el siglo V, desaparecerá, a excepción de colectivos minoritarios y de ciertos personajes que harán honor a la fidelidad que debemos al Dios de la creación y de la Redención.

21 Hugo Rhaner (En Greek Myths and Christian Mystery, traducción de Brian Battershaw, London 1963, pp. 107, 108) dirá respecto a esto en relación al día festivo de los romanos del Imperio:
«Es un hecho establecido que los Romanos habían comenzado a contar el domingo y no el sábado (...) y esto ha llegado, no en virtud de una influencia cristiana, sino a causa de la difusión creciente del culto del sol en el imperio romano de la última época»
22 Ver Historia Universal de Walter Goetz. vol. II. pp. 563-570. La primera cita que menciona al primer día de la semana como "día del Señor" es un libro apócrifo el llamado Evangelio de Pedro, escrito hacia el año 150 d.l. (Ver Los Evangelios Apócrifos, BAC, Madrid 1963, p. 389).
Independientemente del poco valor que tiene esta cita por ser un evangelio Apócrifo, por las mismas fechas tenemos el documento que antes ya hemos citado El Evangelio de Tomás, que habla del Sábado como el día a celebrar; poseemos también del s. II d.J. la llamada Logia de Oxirhynchus (ver Los Evangelios Apócrifos, op. c., p.9), conteniendo una exhortación a observar el Sábado. Y en el libro apócrifo de Los Hechos de Juan (de la mitad del s. II), en el cp. VI, se dice que "... En el séptimo día era el Señorial". Es decir que hay para todos los gustos. Pero es evidente que el anacronismo que presenta ("El Evangelio de Pedro") denominando al día de la resurrección, que los evangelios canónicos lo presenta como siendo el primer día de la semana, no solamente evidencia el ser un escrito falso sino que además se muestra el intento, en una temprana fecha, de introducir el téonino Kuriaké que se aplicó posteriormente a ese primer día de la semana.
23 Ver a Vittorio Subilia, 11 problema del Cattolicessimo, Torino 1962, pp. 138, 139; Albert Dufourcq, Saint lrénée, coll. Lo pensée Chretien, 3' edición, pp. 182, 192-194; loseph Turmel (con el seudónimo de Louis Coulange, Lo Vierge Marie, Paris 1925, pp. 31, 32; Eugene de Faye, Origene, sa vie, son oeuvre, sa pensée, vol. ill, Paris 1928, pp. 160,207.
24 Como fruto de la helenización se introduce el Gnosticismo en el Cristianismo representado por los llamados "padres de la Iglesia" a partir del s. II y tomando cuerpo en el III. El sincretismo es evidente por lo que unos y otros adoptan. Nuestra idea, avalada por los historiadores que han estudiado en profundidad el tema, es que hay una corriente lenta en la que se opera la helenización, con el ideario gnóstico incluido, de modo progresivo, lo que correspondería al Catolicismo jerarquizado que le interesa controlar la "gnosis"; mientras que por otra parte hay un Gnosticismo que aceptando las ideas cristianas las heleniza mucho más rápidamente (sobre esto consultar a Elaine Pagels, Los Evangelios Gnósticos, Grijalbo, Barcelona 1996; y ver el artículo de Harnack en el Dictionnaire d'histoire et de géographie ecclesiastique, Letouzey et Ané, Paris 1987, fascículo 121, col. 266, 267).
Tanto los estudios de F. Blanchetiere (Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses, n° 53, 1973, pp. 365-397) como los Robert Grant (Lo gnose et les origines chretiennes, Paris 1964, p. 155), nos muestran como la parte más reeresentativa de los llamados "padres de la Iglesia" hacen uso profuso de las ideas gnósticas (ver también a Marcel Simon-Andre Benoit, El judaísmo y el cristianismo antiguo, ed. Labor, Barcelona 1972, pp. 206-216). Respecto a este último debe tenerse en cuenta a los autores que cita y especialmente los propios contenidos de los
padres de la Iglesia que han absorbido la filosofía platónica y la gnosis.
25 Ver Encyclopaedia Universalis, Gnostiques, Paris 1995, vol. 10, p. 538.
26 Ptolomeo, Carta a Flora 8, 9, traducción G. Quispel, Paris 1949, pp. 59, 61. .
27 Sobre este Gnosticismo puede verse a Reinhold Seeberg (Historia de las Doctrinas en la Iglesia Antigua, vol. 1, op. c., p. 111 Y ss.; también vol. 32 de La Enciclopedia de Espasa Calpe, p. 1352, 1353.
Marción llegará a Roma sobre el 140 d.J., y experimentará la influencia del gnóstico Cerdo (ver Historia de las Doctrinas en la Iglesia Antigua, vol. 1, p. 111.)
28 J.A.W. Neander, The General History ofthe Christian Religion and Curch, vol. 11, 1851, p. 194.
LA Gnosis no debe ser entendida como una religión o filosofía ajena al cristianismo que se está desarrollando. Se puede comprobar que hay una gnosis que se considera cristiana desde antes de mediados del s. 11 d.J., Y diversas iglesias gnósticas cristianas. Una prueba lo sería, por un lado ciertas argumentaciones de San Juan, y la gran cantidad de escritos apócrifos relativos a los evangelios ya los hechos de los apóstoles. En numerosos padres de la Iglesia aparecen conceptos gnósticos aun cuando parezca que ataquen a la Gnosis. La cuestión está en que el conflicto que se mantiene entre los que representan una postura llamada gnóstica y la ortodoxa, salió vencedora esta última (ver sobre esto a Elaine Pagels, Las Evangelios Gnósticos, Grijalvo Mondadori, Bercelona 1996).
Esta Gnosis cristiana experimentó una evolución, pero mucho más rápida que otras corrientes cristianas, dadas sus premisas. Y así vemos como en el Evangelio de Tomás (comienzos del s. II) se reconoce el sábado como el día de reposo a celebrar (86:18-20, versión bilingüe copto-castellana, ed. 7 Y2, Barcelona 1981, p. 35), sin embargo, fruto del desarrollo de su concepción dualista, en la que luz prima sobre todo, pronto "el primer día de la semana planetaria" consagrado al Sol, tuvo una preferencia sobre el Sábado.
29 San Agusín "Contra Fausto" (cp. 5).
30 Joseph Turmel (con el seudónimo de Louis Coulange), La Messe, Paris 1927, p. 26; Paul Alfaric (L' Evolution Intellectuelle de Saint Agustin, vol.I, Paris 1918, p. 188).
31 Ver sobre esto vol. 26 de la Enciclopedia de la Espasa Calpe, p. 394 Y Elaine Pagels, Los Evangelios Gn6sticos, op. c., p. 167. El mismo autor reconoce que lo que molesta a la Iglesia oficial de estas corrientes gnósticas, es su pretendida diferenciación de espirituales frente a la iglesia institucionalizada por la jerarquía episcopal. Si lo que define el ser Iglesia es la condición espiritual y la interpretación espiritualista que cada uno considera como válida, se destruye esa autoridad. En realidad la fuerza de los gnósticos está en saber que lo que se está defendiendo por parte de un cierto colectivo es la autoridad sin más.
32 J. Matter en Gnose prechretienne et biblique, Supplément au dictionnaire de la Bible, Letouzey et Ané, Paris 1938, vol.lII, col. 661.
33 En Forerunners and Rivals ofChristianity, Nueva York 1964, vol. 1, p. 349, nota 4.
34 O Mitraismo, Porto 1916, p. 3.
35 Sobre esto ver a Bacchiocchi, du Sabbat au dimanche, op c., pp. 177-194.
36 Ver nota 122 y 49, y el texto> motivo de las notas.
37 Este intento ya se manifiesta en el s. 11, en la época de los Antoninos (ver Historia Universal de Walter Goetz, vol. 11, pp. 566-570; también la carta ya mencionada de Justino).
38 A. Weigall, Survivances paiennes dans le monde chrétien, Paris 1934, pp. 126, 196, 197.
39 A. Loisy, Les Évangiles synoptiques, vol. 1, Paris 1907, p. 177.
40 Tanto Bemabé con su carta (alrededor del 135 d.l.) como lustino con su Apología y Diálogo con Trifón (alrededor del 135 al 140 d.l.) justifican el guardar el domingo como el octavo día desacreditando el Sábado (ver Epístola de Bemabé cp. 15:1-8 en Padres Apostólicos, edición de Daniel Ruiz Bueno de la BAC, Madrid 1965, i pp. 801, 802) Y (1" Apología de Justino 67:7; Diálogo con Trifon de Justino (24:1; 41:4; 138:1) en Padres Apologistas, edición de Daniel Ruiz Bueno de la BAC, Madrid 1954, pp. 340, 370, 541, 542). Paralelamente, no se olvide, se está dando una corriente antijudía en el Imperio Romano, las antipatías de los Aavios, las prohibiciones de Adriano respecto del sábado (ver nota 122 y 49 Y motivo de la notas); y una asunción de la teología solar con el día del Sol como festivo, y en el que acuden a criptas o capillas a celebrar los misterios de Mitra.
41 Nótese las intenciones que se le hacen tener a Dios, que El "llama al pueblo judío (...) y lo constriñe ... a creer en la resurrección del Señor, (...) a fin de que el pueblo pasase del sábado de la ley al primer día de la semana" (Comentario a los Evangelios, un comentario de Teófilo de Antioquía, que aunque perdido se han conservado algunos párrafos en latín por Jerónimo (en Carta a Algasia, cuestión 6, Migne, Patrología Griega, VI, col. 1605).
42 Aparentemente Ireneo no mantiene una actitud antijudaica claramente expuesta como otros autores que estamos citando. En su obra fundamental Adversus haereses (Contra las herejías) acepta la ley de Dios (IV,13: 2 ss. cf. IV, 13: 1), e incluso da una interpretación correcta cuando dice "todos los preceptos naturales nos afectan por igual a nosotros y a los judíos: en estos tuvieron comienzo y origen, mientras que en nosotros han llegado a su madurez y a su cumplimiento" (ver sobre Adversus haereses edición de José Vives, Los Padres de la Iglesia, ed. Herder, Barcelona 1982, pp. 146, 147, 185). Pero hace algunas interpretaciones puntuales como por ejemplo de que "en vez de pagar los diezmos tal como dice la ley, hay que dar todos nuestros bienes a los pobres" (en íd., p. 146) que muestra la línea interpretativa que dará al asunto del Sábado en Exposición de la predicación apostólica (cp. 96, recogido en Recherches de Science Religieuse, Paris 1916, pp. 426, 427), cuando dice que la ley "no tiene que mandar que descanse un día fijo a aquel que guarda cada día el sábado". Esto en cuanto a la ley, pero el evangelio, según lreneo, sí que debe poner un día fijo: el domingo (en Preguntas y respuestas a los ortodoxos del pseudo Justino, Migne (Patrología Griega, VII, col. 1234} ), convirtiendo al Sábado, incomprensiblemente, en algo puramente figurativo del reposo de Dios, señalando el reposo eterno (Adversus haereses, IV:16, de la edición francesa de Genoude, Les Peres de l'eglise, Paris 1835-1849, vol. ill, pp. 379, 380), por lo que ya no es preciso guardarlo. Colaborando de este modo a desprestigiar el Sábado contribuyendo a esa corriente antijudaica.
43 Hemos citado anteriormente (en nota 16) a Tertuliano en Ad Nationes 1, 13, donde defendiéndose de ciertas acusaciones de los romanos referente al día del Sol, Tertuliano les refiere que el día del Sol, lo tienen como festivo. No hay ninguna duda sobre esto, a tenor por todas las declaraciones y documentos que ya hemos expuesto. Sin embargo, los romanos, además del domingo o día del sol, también festejaban de modo alegre, el día de Satumo (El poeta Tibullus {año 54-19 a.J., dice que se aceptaba el día de Saturno como festivo{en Elegías, libro 1, parte 3, línea 18}). En realidad cada día de la semana planetaria estaba dedicada a un dios. Pero no olvidemos que el día del Sol tenía preferencia sobre todos, cuando a partir de comienzos del s. 11, el culto Solar con su día característico se ha ido imponiendo. La cita en cuestión introduce la idea del domingo que se guarda y celebra por los romanos de modo especial ( por lo tanto no deberían de ser criticados, según Tertuliano, de adoradores del Sol los cristianos porque celebren ese mismo día). Hay diferencias, según Tertuliano con la forma de guardar ese día del Sol, del mismo modo que lo hay en la manera que los romanos tienen de festejar el sábado a Saturno con el modo de festejarlo que tienen los judíos que celebra como sagrado el Sábado (correspondiente en la semana planetaria pagana a Satumo).
«¿No sois vosotros, al menos los que habéis dado a uno de los días de la semana el nombre del sol? Ese día os abstenéis completamente del baño, o bien lo retrasáis al anochecer, os entregáis al descanso y a los festines; todo ello lo realizáis apartándoos del espíritu de vuestro culto para acercaros al de las religiones extranjeras.
Por que los judíos celebran fiestas, sábados, banquetes (...) ofrecen oraciones expiatorias, aunque todo eso no
se parece en nada a lo de vuestros dioses. De modo que, para acabar esta observación ¿con qué derecho nos reprocháis el adorar al sol y haber escogido el día que le es consagrado? Os parecéis a nosotros en esto; reconocedlo: no estamos tan lejos de vuestro Saturno ni de vuestros sábados» (contenido en traducción de Genoude, op. c., pp. 493, 494).
La mención al final de esa cita cuando introduce a los judíos con su sábado, es, que ellos los romanos cuando hacen su fiesta en honor a Satumo, lo realizan muy distintamente a como lo hacen los judíos. De ese mismo modo cuando celebran el día del Sol también lo viven de distinta manera los cristianos respecto a lo romanos, aun cuando haya un cierto parecido por haber escogido el día que le es consagrado al Sol; y semejante a la manera alegre con que guardan el día de Satumo, que para los romanos es un día de ocio a diferencia del día judío. El día del Sol, es el día de reposo que celebran tanto romanos como ciertos cristianos en la Iglesia de Roma, y el modo alegre es semejante al festejo que realizan a Satumo los romanos.
Sobre el día del Sol, denominado así por Tertuliano para referirse al domingo, desvalorizando el sábado judío, puede verse Apología (Contra los gentiles, cp. XVI, traducción y preparación Pedro Manero, ed. Aguilar, Madrid 1962, pp. 245, 246).
44 Clemente de Alejandría en sus Stromateis no solamente se adhiere a una gnosis cristiana (VII, 10:55, 1; V, 4: 25, 1 ss.; 1, 1:13, 2; 1, 55; VI, 7:61) (ver edición de José Vives, op. c., pp. 207-220), sino que en su espiritualización radical destruye la posibilidad de que se descanse en "días fijos"; pero eso no le evita para expresar la idea de que "el sábado preparó al domingo, siendo dicho domingo el cumplimento del sábado, encontrando con el primer día de la semana una relación entre la creación de la luz del primer día con el día de la resurrección de Cristo, considerándola fuente de luz verdadera y de auténtica sabiduría".
45 Orígenes, otro representante de la llamada gnosis cristiana, y discípulo de Clemente, todavía extremará más su posición espiritualista, no aceptando ningún día específico a celebrar (Contra Celso, libro VIII, en edición de Daniel Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1967).
46 Este autor considera el octavo día que se celebraba la circuncisión como una especie de símbolo y figura del primer día después del Sábado, es decir del domingo que sería también, de acuerdo a esa retorcida interpretación, "el octavo". En dicho octavo día, que sería el domingo, acontecería la circuncisión espiritual, gracias a la resurrección de Cristo, cesando el sábado judío, trayéndonos la realidad del día nuevo a celebrar: el domingo o primer día de la semana ¿Increíble esta interpretación? (verla en Epístola LXIV, 4, 3). Sobre las obras completas de Cipriano puede consultarse la edición preparada por Julio Campos, BAC, Madrid 1964). Cipriano contribuye sin duda a esa situación antijudía, anterior a Constantino, a fin de aceptar el Domingo en detrimento del Sábado.
No es de extrañar que en otro escrito atribuido a Victorino, obispo de Petavio (De fabrica mundi (De la Creación del mundo), nuestro autor nos hable del ayuno inventado en sábado a fin de diferenciarse del sábado judío que detesta.
47 A Houtin, Courte histoire du Christinaisme, Paris 1924, pp. 28, 29. Ver también sobre esto a Georges-Aimé Murray, Religion and Philosophy, Christianily in the Light of Modsem Knowledge, Nueva York 1929, pp. 73, 74.
48 Este antijudaísmo alimentado por la actitud judía frente a la política romana imperialista que tiene un primer punto culminante con la destrucción de Jerusalén en los años 65 al 75, se ve desarrollada con Adriano, Anteriormente a los judíos se les había permitido, junto a otras muchas religiones practicar la suya. Pero en la época de Adriano (117 a 138 d.J.) (noten las fechas y compárenlo con el primer anuncio documentado católico qué tenemos, el de Justino, dirigido al emperador Romano, y que habla de que ellos los cristianos guardan el día del Sol y no el de Satumo como los judíos{alrededor del 138-140}), se da una prohibición, bajo pena de muerte, para todo el imperio, de practicar la circuncisión, la observancia del Sábado y el estudio de la Torá (ver S. Baron, Histoire d'lsrael, vie sociale et religieuse, Paris 1957, vol. ll, p. 733).
Puede consultarse sobre el antijudaismo propiciado tanto por Roma como por los escritores tempranos de la 1glesia, a Hans Küng, El Judaísmo, ed. Trotta, Madrid 1993, pp.148-156.
49 Desde la época de los F1avios (durante el emperador Domiciano {81-96}, Trajano {98-117}, Adriano {117- 138}), Y Antoninos (138 en adelante), y con Séptimo Severo (193-235), los judíos, además de ser diezmados, son perseguidos impidiendo su crecimiento (ver sobre esto Gran Historia Universal, vol. IV, edic. Najera, Madrid 1988, pp, 267, 272, 292; Martin Noth, Historia de Israel, edic. Garriga, Barcelona 1966, pp. 395-400).
50 Con Antonino Pío se da autorización a que los judíos puedan circuncidarse (Martin Noth, Historia de Israel, p. 396), lo que muestra la severidad anterior, y lo que todavía queda prohibido, que desde Adriano ha orientado la política religiosa con los judíos.
51 Historia universal de G. Oncken, vol. 9, op. c., p. 281.
52 Tibullus (poeta latino del 54-19 a.J.), en Elegías, libro 1, parte 3 línea 18 (citado por Daniel Harnmerly Dupuy, en El Nuevo Calendario, Buenos Aires 1937, p. 60.
53 Ver nota 16 y 43.
54 Ponemos el asunto del día del Sábado dedicado a Saturno porque en relación con la cuestión judíd'cristianismo se da una identidad que explica el comportamiento de unos y de otros. No queremos indicar que la forma de guardar el Sábado por los Romanos y que de acuerdo a la semana planetaria se hacia en base al dios Saturno, sea la misma que la del Sábado instituido por el Dios verdadero en honor a la Creación y posteriormente de la Redención.












El culto al dios sol y el domingo III
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Constantino como sus predecesores sigue siendo Augusto: un Emperador que encarna en su persona todo lo que significa 'Roma' 55. Es, además, un puente tendido y comunicativo hacia una Iglesia, en la que sus máximos representantes en Roma son proclives a un entendimiento con el Imperio 56, y que terminará claudicando y aceptando el envite Constantiniano.
Desde el famoso edicto de Milán acontecen toda una serie de eventos que los historiadores no han tenido más remedio que señalarlos como los causantes del engendro de un tipo de Iglesia Imperial, a imagen y semejanza de la propia apostasía Romana, y que corrompe las estructuras esenciales de la doctrina cristiana 57.
Los autores de La Historia de la Iglesia Católica 58, dicen del edicto de Milán: «En el programa de Milán es evidente el sello de la voluntad constantiniana configuradora que, de acuerdo con la concepción antigua, consideraba al cristianismo como garantía de bienestar público y lo vinculaba a su política imperial»
¿Qué implicó esta vinculación de la representación eclesial, llamada cristiana, a la política Imperial?
Sólo el comportamiento y actitudes que Constantino asume con la connivencia de una Iglesia que acepta ser parte integrante de la Idea Imperial Romana que Constantino encarna, y que de ningún modo abandonará, es suficiente como para poner en entredicho a ese tipo de Iglesia y a lo que resulte de la integración.
En principio nos llama la atención la cantidad de favores, mercedes, dinero, edificaciones, autoridades, prefecturas, etc.. que a partir del edicto se otorgan a una Iglesia que ha perdido la orientación de quién es su auténtico Jefe.
«Este edicto, (...) fue seguido de muchas otras mercedes a favor de la Iglesia (...»> S9. «Desde el año 313 Constantino manifestó una 'simpatía activa' hacia el cristianismo que se expresó en muchas ocasiones y de formas diversas: proporcionó (...) considerables sumas de dinero (...) puso a disposición de la Iglesia el palacio de Letrán (...) participó en la edificación de muchas Iglesias (...) Los cristianos pudieron asumir los cargos estatales más altos (...).
(...) manifestó su interés por la Iglesia legislando a su favor y llegando a reconocerle un estatuto particular (...)> 60.
En segundo lugar descubrimos una Alianza que supone un compromiso de esa Iglesia:
«Por tanto se puso a la cabeza del nuevo movimiento (...) Aliándose con la Iglesia podía esperar que, usando de prudencia al mismo tiempo que de energía, la haría servir de instrumento para la consolidación y revivificación del imperio (...) (...)
Estas fueron las ideas que determinaron a Constantino a promulgar el edicto de Milán y que inspiraron su política en adelante» 61.
Este tipo de compromiso vendrá marcado, y creará un contenido, por las actitudes manifestadas tanto por Constan tino como por esa Iglesia que está admitiendo su integración. Observamos en toda la conducta de Constantino la idea de someter a la Iglesia al servicio del Imperio, más o menos como el Sacerdocio pagano de la época imperial lo había estado al. Emperador.
En un recorrido de la vida de Constantino, de acuerdo a las tesis que sostienen diferentes investigadores, se revela un tercer aspecto que encierra varias de sus actitudes y posiciones que nos permiten saber lo que supuso esa vinculación de la Iglesia al Imperio.
No hubo ruptura con la religión pagana de la que Constantino era adepto, gestándose un entendimiento con una Iglesia que había evolucionado de acuerdo a las pretensiones de Unidad Ideal que el Imperio Romano exigía
El edicto de Milán se había dado a primeros del año 313, en el verano moría Diocleciano:
«Constantino permitió que el Senado en Roma declarara divino al difunto (...»> 62.
Esto con el proceso que se inicia y desarrolla, sirve para catalogar la Ideología Constantiniana y lo que se obtendrá de su alianza con la Iglesia.
Se constituye en Jefe y Pontifex Maximus, (Sumo Pontífice), órgano visible de la divinidad, de una Iglesia de la que ni tan siquiera es miembro:
«¿Rompió por tanto, el primer emperador cristiano con el paganismo tradicionalmente unido al Estado romano? Sería excesivo afirmarlo: el príncipe continuó siendo pontifex maximus (...»> 63.
Ya sabemos las connotaciones que posee dicho título con el culto al Emperador, y con la Jefatura absoluta tanto de lo temporal como de lo religioso 64; ahora comprobamos que Constantino se erige, de acuerdo al Ideario Imperial Romano, en la Autoridad Suprema de la propia Iglesia.
«(...) bajo la presión de las necesidades políticas e impulsado también por una actitud religiosa (...) Constantino llegó a ser, sin embargo, el primer jefe de la Iglesia del imperio, sosteniendo y regentando esta Iglesia con una ausencia de escrúpulos tan grande como peligrosa (...»> 65.
«Con la subida de Constantino y con la fusión de la Iglesia cristiana y de sus intereses con el imperio y los suyos, adquirió la contienda nueva importancia, y la política imperial tuvo que influir forzosamente en ella. Constantino (...) aprovechando el cisma, logró someter a sus planes políticos a la Iglesia vencedora y hacer de ella un instrumento importante de su autoridad imperial». «Entonces se vio que el emperador sin ser miembro de la Iglesia, ni siquiera exteriormente, era el centro directivo de los debates. El había convocado este primer concilio ecuménico fijando lugar y tiempo de la reunión (...); y el abrió y presidió los debates. (...).
Además, sobre la decisión dogmática final de este concilio ejerció Constantino una influencia decisiva» 61.
Esta Jefatura, no es simplemente honorífica, es fruto de la Autoridad que le otorga el ~ título Pontifex Maximus:
«(...) él vuelve pues a tomar (...) la idea del Pontifex Maximus imperial, que Decio y Diocleciano habían intentado aplicar unificando la vida religiosa del imperio sobre la base de la antigua religión nacional de Roma (...)
Exactamente como el Pontifex Maximus del pasado, el se siente llamado, en su calidad de emperador divino, a ser, en la tierra, el órgano visible de la Divinidad (...»> 68.
Esto implicaba perpetuar de algún modo el culto al Emperador, mostrar un continuismo de la religión solar de Constantino, e introducir una direccionalidad 'Eclesiástica' acorde al paradigma Imperial,
Los historiadores católicos dirán:
«Constantino era adepto al culto solar como forma más elevada del monoteísmo; el cristianismo le parecía como una de las formas de la religión solar de la que era adepto, y lo integró en sus concepciones religiosas» 69.
¿Por qué le parecería a Constantino que el "cristianismo" de la Iglesia de Roma era una de lasformas de la Religión Solar?
¿No sería porque algunas de las marcas identificadoras de esa religión solar estaban integradas de algún modo en la ideología de la Iglesia de Roma, y que con las adiciones y retoques que se pueden dar en su época permitiría un entendimiento y emparejamiento?
El especialista sobre el significado de Constantino para el Cristianismo, Alistair Kee, recoge una afirmación probada:
«Fue durante el reinado de Constantino el Grande que el culto del Deus Sol Invictus alcanzó cotas extraordinarias, de tal modo que incluso se decía que su reinado era el imperio del Sol. Constantino era la personificación del Deus Sol Invictus en la tierra, y podía considerar que la estatua del sol que había en el Foro y llevaba su nombre era una estatua de él mismo» 70.
No solamente hay una asimilación del cristianismo dentro de su religión solar sino que consecuentemente hay una paganización de lo cristiano, hasta el punto que hay una matización sutil entre el culto al Emperador y lo que resulta de poner a esto en concordancia con la nueva religión.
Obsérvese lo que los historiadores dicen sobre el particular:
«No solamente Constantino no abolió el culto del Emperador sino que lo puso en armonía con el cristianismo y consiguió que la Iglesia lo aceptara» 71.
¿De qué forma lo puso en armonía con el cristianismo? ¿Y qué tipo de cristianismo podía ser ese que permitía semejante actitud?
Alistair Kee en una tesis ejemplar por su rigor nos lo explica de un modo sorprendente: «A partir de Alejandro el Magno existió una tradición de culto imperial en la cual el Emperador era divino. A pocos emperadores les interesaba ser divinos. La importante para ellos era si a su política se le podía conferir la categoría de divina, es decir, si podía reclamar una fuerza absoluta. Éste es el propósito que subyace en el culto imperial; no el absurdo de considerar que un hombre es divino, sino ocultar el otro absurdo, el de aceptar la política de un hombre como divina y, por ende, merecedora de aceptación absoluta» 72.
¿Y cómo se podía reconocer la política de un hombre como divina?
«El Lagos dirige el cosmos desde el cielo pero, y llegamos ahora al centro del argumento de Eusebio, el Lagos tiene un representante en la tierra.
"Y este mismo Único que sería el Gobernador de todo este cosmos, el Único que está por encima de todo, a través de todo y en todo, visible e invisible, el omnipresente Lagos de Dios, de quien y a través de quien llevando la imagen del reino superior, el soberano querido de Dios, en imitación del Poder Superior, lleva el timón y endereza todas las cosas de la tierra"
(...) ¿Había perdido su divinidad (...)? Pero, ¡qué ganancia!; ahora se le declaraba "soberano querido de Dios", la "imitación", el agente y homólogo del Logos divino aquí en la tierra» 73.
«(...) Constantino pudo alcanzar su objetivo. Por medio del gran cambio, su política pasó a ser considerada la voluntad del Lagos (...)
(...) Renunció gustosamente a la deificación personal en aras del objetivo más importante: la deificación de todo lo que él representaba» 74.
Todavía no comprendemos por qué se le otorga el ser el representante del Logos, o el 'amigo de Dios' 75,
Alistair Kee nos da la clave a través de la propia explicación de Eusebio en su Vida de Constantino:
«Del mismo modo que el Logos ha gobernado en el cielo siglo tras siglo, "Su amigo...gobierna en la
tierra durante largos períodos de años" 76.
"Del mismo modo que el Salvador Universal hace que todo el cielo y toda la tierra y el reino más elevado sean dignos de Su Padre, también Su amigo, conduciendo a sus súbditos en la tierra al Unigénito y Salvador Logos, los hace idóneos para su reino" » 77.
El paralelismo constante que realiza Eusebio entre la actuación del Logos desde un punto de vista cósmico y espiritual, y las actividades de Constantino en favor de la 'Iglesia', bien legislando a favor de ella, o bien defendiéndola mediante guerras victoriosas frente a sus enemigos, es lo que le permite denominarle el Representante del Unigénito Logos en la tierra:
«Eusebio retorna al tema de que la victoria que el Logos consigue en los asuntos espirituales es alcanzada por el soberano, su amigo, en el mundo material contra los enemigos de Dios (...) 78.
"Su amigo, armado contra sus enemigos con el estandarte de Él que está arriba, sojuzga y castiga a los oponentes visibles de la verdad por la ley del combate"» 79.
Todos estos elementos y la temática forman parte de la religión astral o cósmica, de la que el Mitraísmo ha dejado constancia.
El Ser Superior del Cielo, el Logos tiene un representante en la tierra el Emperador Constantino.
Nótese como la guerra se hace necesaria para imponer el orden en la tierra de acuerdo a la proyección de la religión astral.
Todo esto nos enseña una matización del culto Imperial pero no una ruptura. Constan tino junto con sus 'Consejeros' supo mediante un cambio de terminología mantener las mismas costumbres que antes en lo relativo a este culto. Se puede hasta negar con la palabra que se esté ofreciendo una adoración a la persona, pero se pueden asumir todos los ritos del mismo, mediante el truco teológico de cultos 'inferiores' (que no por eso dejan de ser cultos de adoración) pretendiendo diferenciarlos del culto superior. En el culto al Emperador existían títulos como salvador, santísimo, Pontifex Maximus, etc., saludo cúltico como el de la genuflexión, todo esto y mucho más Constantino sigue admitiendo para su persona:
«(...) Constantino (...) haciéndose llamar salvador designado por Dios, enviado del Señor (...), ordenó que se le rindieran honores como 'representante de Cristo' (vicarius Christi) y que le enterrasen como 'decimotercer Apóstol'» 80.
No sólo se hace llamar 'Vicario de Cristo' sino que, superando a los emperadores anteriores, denomina a su palacio 'templo divino' (domus divina), por cuanto de algún modo va a covijar a 'nostrum numen' (nuestra divinidad), además de adjuntarle el predicado de 'sacratissimus' (sagradísimo) 81.
Mediante los reconocimientos que la Iglesia Imperial le hace, nada menos que como el "representante en la tierra del Unigénito Lagos" 82, "obispo de todos, nombrado por Dios" 83, y el consentimiento de la permanencia de actitudes y manifestaciones paganas, del título Pontifex Maximus (con todo lo que implica) 84, se nos descubre lo que su religión solar que nunca abandonó configura y orienta: su comportamiento político-religioso, arrogándose en su figura histórica la representatividad de Dios en la tierra al que se le puede adorar mediante su persona que le representa 85.
Es de este modo que puede erigir, en la nueva Constantinopla una estatua que primero llevará la representación de la cabeza de Apolo y después la suya propia 86, estatua a la que se le dará adoración tanto por paganos como por cristianos 87, Y al final de una vida de adepto Solar matizado con terminología cristiana, y aquello que se puede incorporar, recibe el bautismo de la Iglesia Imperial que él mismo había forjado, de acuerdo al Ideario Imperial Romano y a su teología Solar 88; después el Senado votó su deificación 89, la Iglesia Católica griega lo declara un nuevo apóstol, y la Iglesia Católica de Armenia y la Rusa lo veneran como Santo 90.
Desde la deificación en el verano del 313 de Diocleciano por orden de Constantino hasta su bautismo y deificación en el límite anterior y posterior a su muerte está evidenciando que Constantino no rompió con la religión pagana ni aceptó un cristianismo genuino, tan sólo aplicó una fórmula de concordia entre una y otro, sacrificando lo más esencial de la fe cristiana primitiva.
Resultados de la aplicación de su Teología Solar
La teología solar es una clave política para conseguir la unidad de un Imperio dividido ideológicamente. El cristianismo ha llegado a comienzos del s. IV con una fuerza que se opone en algunos de sus presupuestos a la concepción del Ideario Imperial Romano. Han habido conflictos con la política romana evidentes. Las persecuciones, aunque limitadas, no han podido evitar el flujo del crecimiento. Por otra parte, la Iglesia de Roma ha manifestado una evolución, en la que ciertos compromisos bíblicos han quedado aparcados. Ha revelado que no ha tenido inconveniente acomodarse a una teología matizada por algunos de los presupuestos de la religión mitraica, entre los que se encuentra el día del Solo domingo, a fin de unir a todos los que vienen de la sociedad romana con su día del Sol a un Catolicismo romano que ha adoptado ese mismo día del Sol, desprestigiando el Sábado de la Revelación bíblica, y separándose de sus raíces hebreas. El día festivo y sagrado es un elemento de unidad de primer orden. Permite poner las bases para unificar criterios, y contactar semanalmente con un público que ha accedido previamente a dicho día escogido, y que por lo tanto mantiene una relación favorable, y una continuidad alimentada por la ideolpgía del que les ofrece ese día "signo de unidad".
Desde antes de mediados del s. 11 d.]. sabemos que tanto el Catolicismo romano como la sociedad Romana están teniendo en común cuatro aspectos importantes que muestran la posibilidad de unión: 1) el día del Sol como día festivo 91, 2) una oposición a los judíos con todo lo que ello implica, 3) la introducción e influencia del pensamiento helénico con todas sus implicaciones, con ciertos conceptos de la teología solar involucrados en el vehículo helénico, y 4) una estructuración monárquico absolutista en su concepción organizativa fruto de esa teología solar 92.

55 Aunque la Soberanía única no la conseguirá hasta haber vencido a Licinio en el 324 d.l. (ver Atlas Hist6rico Universal. vol. 1, op. c., p. 105), a partir del edicto de Milán en el313 favorece a una Iglesia transfonnada por él.
56 Lo hemos visto ya con la adopción del Solis Dies, y con toda una serie de acomodaciones doctrinales y políticas que iremos descubriendo.
57 Lo veremos más adelante. Puede consultarse sobre esto a A. Diestre en El Sentido de la Historia y la Palabra Profética, op. c., en bibliografía. - Recuérdese, no obstante y lo comprobaremos, que esto no hubiera sido posible sin una evolución por parte de esa iglesia de Roma.
58 Ed. Herder, op. c., p. 117.
59 Historia Universal de Oncken, vol. IX, op. c., p. 409.
60 Marcel Simon-André Benoit, El Judaísmo y el Cristianismo Antiguo, op. c., p. 129.
61 Oncken, vol. IX, op. C., p. 409.
62 Id., p. 410.
63 J.-R. Palanque, De Constantin a Charlomagne a travers du chaos Barbare, París 1959, pp. 13, 14.
64 Se trata de una divinización de la autoridad. Además de ser fuente de poder se es sujeto de poder tanto político como religioso: Autoridad Suprema, tanto el poder temporaql como el espiritual.
65 H. Rahner, L 'Eglise et rEtal dans le Christianisme Primitif, París 1964, p. 70.
66 Oncken, vol. IX, op. c., p. 418.
67 Id., p. 419.
68 H. Rahner, op. c., p. 71.
69 Marcel Simon-André Benoit, Judaísmo y Cristianismo Antiguo, op. c., p. 131.
70 Halsberghe, Gaston H. The cult 01 Sol lnvictus, Leiden, E. J. Brill, 1972, p. 167. Citado por Alistair Kee, Constantino contra Cristo, op. c., p. 31.
71 L. Brehier-P. Batifol, Les Survivances du Culte Impérial Romain, París 1920, p. 17.
72 Constantino contra Cristo, op. c., p. 181.
73 Id., p. 41. La cita del Obispo Eusebio de Cesárea están sacadas De Vira Constantini (1, 85), traducción inglesa: The life of Constantine, eds. Wace, Henry y Schaff, Philip; Nicene and post-Nicene fathers (serie nueva), vol. 1, Eusebius, Oxford 1840.
74 Id., p.18I.
75 Independientemente de la actitud 'abominable' de Constantino, su moral queda reflejada por numerosos incidentes a lo largo de su vida. La Historia Universal de Oncken se expresa de este modo al describimos su talante:
«Casi inmediatamente después, Constantino, el verdadero vencedor de esta crisis religiosa tan famosa en la historia, horrorizó a paganos y cristianos con los actos más siniestros y tenebrosos de su vida (...) (...) fue muerto por orden del emperador (...) su hijo mayor (...).
(...) añadiendo la muerte de su sobrino Licinio (...) y la de otras muchas personas que por sus relaciones y alta posición le hacían sombra. (...) su octogenaria madre Elena (...) le indujo a matar a su esposa Fausta» (vol. IX, op. c., p. 420).
Las costumbres paganas con el uso de sus ritos mezclados con cristianos, coronadas con fiestas públicas y funciones de circo romano que nada tienen que ver con el cristianismo genuino, la erección de templos paganos al igual que de iglesias (íd., p. 421).
La misma Historia lo retrata finalmente de este modo:
«Satisfecha su grande ambición, volvióse vanidoso y sediento de alabanzas y adulaciones, (...) se mostró a menudo caprichoso (...).
(...) A la menor sospecha de infidelidad (...) o abuso de posición (...) le costaba poco dar trabajo al verdugo. Sus contemporáneos criticaron también su desmesurado fausto y liberalidad a costa del tesoro y de los contribuyentes (...).
(...) Constantino era en el fondo romano pagano y jamás comprendió los ideales del cristianismo (...»> (íd., pp. 446, 447).
76 Constantino contra Cristo, op. c., p. 41 cf. Vira de Constantini, op. c., (11, 85).
77 Id..
78 Id., p. 43.
79 Id., p. 41 cf. Vira de Constantini, op. c., (11, 86).
80 Ver a Karlheinz Deschner, vol. I, op. c., p. 192. El autor trae abundante bibliografía donde apoya su aserto.
81 Id..
82 Ver Alistair Kee citando a Eusebio de Cesárea, op. c., pp. 65-94.
83 Ver a Karlheinz Deschner, vol. 1, op. c., p. 194
84 Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c., p. 444.
85 Id.,op.c.,p.193. Brehier y Batiffol (op. c.,) recoge el acto histórico, según el testimonio de San Ambrosio, de cuando la madre de Constantino le colocó "sobre la diadema imperial una cruz, para que Cristo fuera adorado en la persona del príncipe".
86 Ver Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c. p. 422. ,
87 Brehier-Batiffol, op. c., p. 43.
88 IOncken, vol. Vill, op. c., p. 448.
89 Id.. .
90 Id..
91 Queremos dejar claro en este lugar, una vez que se ha podido demostrar que la asunción del día del Sol como día festivo por parte de la Iglesia Católica en Roma es paralela y con el mismo origen e influencia que lo que origina ese día del Sol en el Imperio romano, que no puede haber ningún documento donde se muestre que la celebración del domingo fuera heroica o tuviera obstáculos, puesto que se trata del mismo día de reposo, y nunca existe persecución o impedimento para guardarlo. Todo lo contrario a lo que ocurre con el Sábado (ya hemos expuesto la política de Adriano en contra del Sábado). Lo que Juan Pablo n comenta (en Dies Domini, 64), es una tergiversación histórica. El ritmo semanal en cuanto a guardar fiesta el día del Sol estaba reconocido en el Imperio Romano desde la época de los Antoninos (s. n. d. J.), tal como Justino y Tertuliano exponen en sus escritos.
92 Sobre todo esto puede consultarse una obra, ampliamente documentada, escrita por el autor: A Diestre, Cuando
el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en la tierra?, Clie, Terrassa-Barcelona 1997, pp. 451-562. Es preciso completarlo con El Sentido de la Historia y la Palabra Profética, vol. I, p. 172, nota 108.














El culto al dios sol y el domingo IV
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Según el criterio de los expertos, la religión (esencialmente) ocupaba el último lugar en el tratamiento de Constantino, ya que ésta se integra perfectamente como un elemento de maniobra política.
«La política de Constantino no está determinada por la religión, sino que ésta viene determinada por la política imperial. (...) la religión forma parte de su estrategia» 93.
Cuando los investigadores consultan el Codex Theodosianus (recopilación de edictos imperiales) se sorprenden de la ausencia de ejemplos de compromiso cristiano por parte de Constan tino 'del amigo de Dios' como le llama Eusebio (cosa que sí se encuentra en sus sucesores). Y llama poderosamente la atención la crónica relativa a la legislación sobre el Dies Solis. Primero por cuanto se trata de la primera imposición oficial del domingo o primer día de la semana como día de reposo de acuerdo a la religión solar de la que Constantino era adepto. En segundo lugar porque Eusebio {el Obispo amigo de Constantino) ensaya constantemente...
«de imponer una interpretación cristiana a las leyes constantinianas relativas al domingo (o..). Sin embargo cuando Constantino promulga un edicto que aclara lo que se puede o no se puede hacer en dicho día, utiliza la fórmula pagana "dies solis" para describirlo:
"Sencillamente, porque Nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol, que se celebra por su propia veneración, se ocupe con querellas jurídicas..."» 94.
Las permutaciones que suceden se hacen mediante la cristianización terminológica de lo pagano 95. Alistair Kee ha probado sobradamente que el amigo de Constantino el Obispo Eusebio de Cesárea, es el falsificador más grande de toda la historia 96: hace aparecer a Constantino como un cristiano devoto y convertido, pero cuando se profundiza en el texto y en las alternativas que poseemos sobre la vida y hechos de Constantino el asunto cambia de cariz.
No olvidemos, como ya hemos visto, que la religión de Constantino no es la de un adorador de Cristo sino del Sol 97. Y conjuga su religión personal con la de un Cristianismo transformado a su imagen y semejanza para alcanzar permanentemente su objetivo: la conservación de la 'unidad del Imperio' y por ende del mundo.
La actitud antisemita del emperador Constantino es obligadamente política. Las raíces del cristianismo están en el judaísmo bíblico, pero la política de Constantino exige de que los cristianos olviden esas ascendencias, puesto que algunas de sus doctrinas, comunes a los cristianos, no son adecuadas para la política del emperador basada en la teología solar que ofrece la unidad necesaria. En su epístola al Concilio de Nicea expresa: «No tengamos, pues, nada en común con la detestable multitud judía (...)»> 98.
Constantino ha comprendido que para su política de 'unidad' es conveniente no dividir a la sociedad, y la religión minoritaria judía lo hacía.
Es interesante comprobar un ejemplo representativo de la política unionista Constantiniana mediante una legislación en relación al día de fiesta que se había de guardar con escrupulosidad en todo el Imperio. El Sábado, señal no solo de la religión judía, sino monumento a la Creación y Redención, que nos provee la identidad externa de la pertenencia al Dios que se revela en las Sagradas Escrituras, es arrinconado por Constantino para proveer un nuevo día.
El día del Sol afín al Mitraísmo (de origen persa), religión astral y de misterios que en el primer siglo a.J., ya se había introducido en las legiones y sociedad romana 99, y que en una evolución antijudía por parte de ciertos cristianos encuentra su culminación en la legislación imperial de Constantino, adepto de la religión solar que admite el Solis Dies o domingo como día de fiesta, obliga a legislar sobre el Domingo que durante cerca de dos siglos la , Iglesia Católica Romana ha mantenido en un rechazo del Sábado junto al propio Imperio: Romano. Pero ahora es preciso aplicarlo con fuerza de Ley a todo el Imperio.
Constantino como adorador del Dios Sol, prescribe ese día como el único festivo semanal. Obsérvese parte de su decreto del 321:
«Que todos los magistrados y ciudadanos reposen en el venerable día del sol y que cesen todos los trabajos» 100.
«Sencillamente, porque Nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol, que se celebra por su propia veneración se ocupe con querellas jurídicas ...» 101. Constantino en todo su decreto utiliza la fórmula pagana 'Dies Solh', sin embargo Eusebio de Cesárea en su afán de que aparezcan los trueques cristianizados, bautiza al 'día del sol' como siendo el 'día del Señor Jesucristo' 102.
Se trata realmente de un soberano de la casa del 'Sol Invictus' que impone para todo el Imperio la observancia pagana del 'Día del Sol', extendido ya en todo su Imperio, en lugar del día del Sábado, instituido en la Creación, observado por los judíos, y magnificado por Jesucristo, y de los que el cristianismo primitivo heredó.
La supervivencia del Sábado, día de reposo anclado en la tradición judía y cristiana primitiva, suponía una división demasiado flagrante para la religión 'pagana' que Constantino está creando removiendo los pilares ideológicos y organizativos principales del Cristianismo. Veamos las conexiones entre el día del Sol y la estructura Imperial y eclesiástica que Constantino con la ayuda del Obispo de Roma y de Eusebio de Cesárea manifiestan.
Estructura Monárquica Absolutista a través de la Autoridad Suprema mediante el título Pontifex Maximus, y Orden Unitario que se proyecta desde el Cielo a la Tierra: Desvalorización y corrupción de la persona de Jesucristo y de la Iglesia por El fundada, y oposición a la naturaleza y sentido del Reino de Dios
No cabe ninguna duda que en la transformación de una Iglesia que tiene como Jefe absoluto al Emperador que es, según Constantino y Eusebio de Cesárea, el representante legítimo del Unigénito Logos en la tierra, ha tenido que haber un despojo de lo que entiende la Escritura sobre el propio Jesucristo y la Iglesia novotestamentaria. En principio hay un sólo representante en la tierra del Logos Jesucristo, y éste es el Espíritu Santo que se manifiesta en la Iglesia toda entera. El representante visible de Jesucristo no es ningún hombre sino la Iglesia.
En la oración de alabanza hacia Constantino, Eusebio que sigue las directrices de éste afirma descaradamente la filosofía política del nuevo imperio 'cristiano' de la forma con que nos lo describe Norman Baynes:
«La base de esa filosofía política se encuentra en la concepción del gobierno imperial como copia terrenal del gobierno de Dios en el cielo; hay un Dios y una ley divina, por consiguiente en la tierra tiene que haber un solo gobernante y una sola ley. Ese gobernante, el emperador Romano, es el vicerregente del Dios cristiano» 103.
Eusebio considera en esa alabanza al rey Constantino inspirado desde el cielo por Cristo el Logos 104. Y presenta el reino en la tierra tomando como modelo, lo que él supone que dicho reino es en el cielo 105. La Monarquía absoluta aventaja a cualquier otro tipo de constitución o gobierno 106 (según la concepción de la religión astral o teología solar), es por ello que el Logos ha ofrecido un modelo de poder real al hombre 107, y ese hombre es Constantino. Todas las cosas que ha realizado, matanzas y asesinatos habían sido decretadas por "el Supremo Soberano desde el cielo cuando presentó a un guerrero invencible como ayudante suyo" 108. Los autores se han percatado que nada de esto procede del pensamiento bíblico sino de la filosofía helenística de la dignidad real int1uenciada con la religión astral. 109
Para esta concepción ha tenido que haber un desplazamiento tanto de los contenidos y valores de Jesucristo como de la Iglesia.
La Iglesia se ha transformado en una parcela del Imperio, dominado y dirigido por un hombre que se auto arroga la Autoridad Suprema sobre todos, tanto lo relativo a lo religioso como a lo político, exteriorizándose por medio del título Pontifex Maximus. A la vez es inspirado desde el cielo por el Logos constituyéndole (a Constan tino) en su representante en la tierra, para consolidar la Unidad del Imperio tanto en materia política, militar como religiosa, de ahí que se auto proclame Vicario de Cristo y Vicerregente de Dios. Esto evidencia que se está exhibiendo un Jesucristo totalmente distinto y opuesto al espíritu y la letra del Evangelio. Ya no cuenta para nada el Jesucristo Pacificador ni Redentor. El plan de la Salvación se ha sustituido por un Mesías terreno, Constantino, que libera a los cristianos de sus enemigos 110, y salva al mundo y a la Iglesia 111, desplazando al verdadero Cristo del lugar que le corresponde. Y lo más peligroso, por la confusión que entraña: el Reino de Dios ha sido 'usurpado' por una 'monarquía absoluta' que pretende groseramente imitarle. Dios ha establecido claramente que el Reino de Dios viene al final de los tiempos y no por mano humana, siendo total y absolutamente ajeno a cualquier cosa de esta tierra. Incluso la propia Iglesia evangélica, genuina, llena de la esperanza del Adviento no se identifica con el Reino de Dios, sino que es salvaguardadora de los principios que rigen en dicho Reino, anunciadora y experimentadora de ellos, de acuerdo a la predicación de Jesucristo cuando en su primera venida inauguró el Reino de
Dios en su fase de la gracia 112.
Culto a la Persona
Hemos visto la deificación del Emperador, y el paralelismo entre lo celeste (el Sol), y el reino terrestre representado por el Emperador que se acoge a la religión astral.
El culto a la persona es el resultado normal de aquel que se arroga la Autoridad Suprema concedida por la deidad, representada en el título Pontifex Maximus.
Al saludo que dirigen a Constantino los ex-soldados: «"¡Constantino Augusto! ¡Que los dioses te guarden para nosotros! Tu salvación es nuestra salvación"» 113, no se le pone ningún reparo y los que lo efectúan no ven en ello amenaza o contrasentido para la religión que Constan tino tiene 114.
Delante de las esculturas de su persona se ponen "lámparas y cirios y se ora para solicitar la curación de enfermedades" l15.
La creencia en la inmortalidad de su persona, presencia personal en los cielos al morir y su culto
Las imágenes y su culto, y la creencia de la entrada en los cielos al morir 116, aparecen como formando parte de la ideología de Constantino.
Esta actitud era lógica por cuanto según la religión astral el hombre posee un alma inmortal, y de acuerdo al ideario imperial romano los Emperadores son divinizados, y por lo tanto al morir ocupan un lqgar preferencial en el cielo, recibiendo culto.
5) Violencia, Guerra y Persecución Religiosa
El castigo infligido contra el esclavo o el liberto que acusa a su amo o patrón es la crucifixión. Como cristiano me es imposible concebir o aceptar la pena de muerte ni la crueldad de la que Constantino hace gala por diferentes causas, pero que además la penalidad sea la de la crucifixión manifestaría lo que los investigadores ven en Constantino: una simple fachada en la que esconde un odio secreto hacia los valores y doctrinas auténticamente cristianas.
Ahora bien, está legislación, constitución o conductas no corresponden a los contenidos de la Ley divina manifestada en el Decálogo y ratificada en el Nuevo Testamento (Ex. 20: 1- 17; Jer. 31:31-34 cf. Hb. 8:8-10; Stg. 2:8-12), simplemente atañe a un pagano.
La actitud manifestada contra lo que él interpreta ser herejía, o cuando creía amenazada su Autoridad Suprema 117, mediante el uso de la persecución religiosa 118, o matando, es un argumento más en cuanto a que los valores cristianos respecto a la no violencia, libertad de conciencia, y el 'no matarás' ya no tienen la misma vigencia 119.
Las doctrinas evangélicas han sufrido un deterioro tan palpable que los autores relatan la degeneración en la Fe evangélica alcanzada en la época Constantiniana 120:
«Mas pronto se vio que esta misma Iglesia había renunciado a su independencia primitiva y había entrado en un período nuevo, en el cual el poder terrenal, el imperial, empezó a ejercer influencia sobre su vida interior y aun sobre su esencia dogmática» 121.
Lo que exterioriza la asunción del día del Sol
Concluyendo este apartado podemos decir que la religión astral en su vertiente solar exige, por parte de la deidad, un comportamiento como el que se observa en el emperador Constantino, y que aquí hemos pormenorizado. Y que por lo tanto la asunción del día del Sol además de lo que supone por sí mismo, está íntegramente unido a una actitud que responderá a una conducta y a una ideología que se propone alcanzar unos objetivos. El día del Sol no lo podemos aislar, sin más, de su efecto puramente festivo o sagrado. El acto de rechazar algo que no está contemplado "en el origen" (cf. Mt. 19:8 úp.; Gn. 2:1-3; Mc. 2:27, 28) ni en los principios de la Ley natural promulgada en tiempos de Moisés (Ex. 20: 1- 17), pero existente desde el principio (cf. la In. 3:4 cf. Gn. 3:1-6; 2:1-3; 2:23, 24) y vigente para los cristianos (Mt. 22:36-40; 19: 16-19; 5: 17-19; Rm. 7: 1-3, 7, 12, 14; 8: 1, 5-9; Ef. 6:1- 3; Stg. 2:8-12), implica un motivo que no se puede ocultar con una argumentación puramente humana decorada con terminología cristiana. Y ese motivo la historia nos lo descubre: la política eclesiástica de Roma, con su obispo al frente, acepta el día del Sol, o primer día de la semana o domingo, porque entre el prosélito judío y el romano prefiere a este último, además de conformarse a la propia corriente político religiosa del Imperio manifestada en un antijudaísmo que declara, entre otras cosas, al sábado como proscrito por la ley 122 y en una asunción de ciertas premisas de la teología solar; y esto, como un querer diferenciarse de las raíces hebreas y como un elemento ecuménico a fin de alcanzar una posible alianza con dicho Imperio que facilitaría la tarea de lo que entiende como evangelización.
Theodor Zahn expone:
«Antes incluso de que Constantino hubiera decidido elevar el cristianismo al rango de religión dominante en el imperio, él soñaba con una religión de estado monoteísta, de la cual el cristianismo formaría parte. La introducción del domingo como día general de reposo le pareció la expresión significativa y eficaz de esta unión» 123.
Teniendo en cuenta todo lo dicho profundicemos más en ello.

93 Alister Kee, op. c., p. 113.
94 Id., p. 1140 Para la cita del Codex ver Pharr, Clyde The Theodosian Code and the Sirnwndian Constitutions, Princeton University Press 1952, libro 2, título 8, sección l.
En un apartado posterior exponemos las influencias del culto solar en el cristianismo de los representantes de la 18lesia de Romao
95 Alistair Kee, Constan tino contra Cristo, op. C., pp. 73, 74, Y ss.
96 Id., op. C.
97 Véase sobre esto además de la exposición amplia de Alistair Kee, al católico Norbert Brox, Historia de la lilesia Primitiva, op. C., pp. 75-77.
98 Eusebio, De Vira de Constantini, m, 180 Citado en Alistair Kee op. C., p. 117.
Vamos a comprobar en otro lugar como la aceptación del día del solo domingo por el cristianismo de Roma sigue la orientación política el Imperio Romano: la teología solar. En el caso de la Iglesia de Roma tiene un asunto adicional a la hora de aceptar el Domingo, y es despojarse del Sábado que se considera exclusivamente judío. De ahí que ahora Constantino al legislar a favor del domingo tenga en cuenta el rechazo de los judíos.
99 Ya lo hemos comprobado más arriba con documentación profusa
100 Decreto del 7 de Marzo del año 321, promulgado por Crispus II y Constantino II (contenido en COlpus juris civilis, Codex lustinianus, Livre ill, tito Xll, De feriis, 2 (3). Recogido por Paul Nouan, Le Septieme lour, op. c., p.167.
101 Citado por Alistair Kee, op. c., p. 114.
102 En Vida de Constantino (IV, 18), citado por Alistair Kee, op. c., pp. 71,113.
103 Eusebius and the christian empire, reimpresión en Byzantine studies and other essays, The Athlone Press 1955, p. 168. Recogido y asumido por Alistair Kee, op. C., pp. 149, ISO.
104 Ver Vida de Constan tino de Eusebio, op. C., 1, 85; In, 87; IV, 88; Alistair Kee, op. C., p. ISO.
105 Id..
106 Id., In, 87 (citado por Alistair Kee, op. C., p. 158).
107 lId., In, 88.
108 Id., Vil, 97 (recogido por Alistair Kee, op. C., p. 160).
109 Alistair Kee, op. C., p. 150.
110 Id., op. C., pp. 47-64.
111 Id., p. 176.
112 Sobre el Reino de Dios su concepto y naturaleza lo analizamos más adelante.
113 AlisterKee, op. c., p.114, 115.
114 Id..
115 Karlheinz Deschner, vol. 1, op. c., p. 194.
116 Id., pp. 193,194.
117 Entre las cualidades que dominaban el carácter de Constantino sobresalía según la Historia Universal que dirige Oncken "la sed insaciable de mando, y no de un mando cualquiera, sino del supremo" (íd., vol. VIII, p. 446); y no conocía "piedad ni consideración ni misericordia cuando creía amenazada su autoridad suprema" (íd..).
118 Para la persecución religiosa ver Alistair Kee, op. c., pp. 120-136.
119 Una vez que Constantino se ha identificado un tanto con el cristianismo reúne un concilio, en el año 314 en la ciudad de Arlés (Ver Previt-Orton, Historia Medieval, vol. 1, pp. 282 Y ss.).
Este concilio que se reunió principalmente para tratar el cisma donatista, examina la cuestión del Servicio Militar. El canon 3° rezaba así: "Los que lanzan las armas en tiempos de paz sean excomulgados".
Se han presentado varias interpretaciones pretendiendo anular el verdadero sentido del canon (Véase Hefele lecrercq, Histoirs des Conciles, vol. 1, op. c., p. 282 Y ss.). Una que ha sustituido las palabras "in pace" por las
palabras "in praelio" o "in bello". Ahora bien esto se sabe que ha sido una corrección arbitraria debido a un lector que deliberadamente ha modificado el texto (Albert Bayet; Pacifisme et Christianisme aux premiers siécles, Biblioteque Racionaliste, París 1934, pp. 9,13,16,17.
Una segunda interpretación nos mostraría que el concilio de Arlés no castigaría a los desertores sino a los que hacen culpables en plena paz de una agresión a mano armada. Otros dicen que se refiere simplemente a los gladiadores; según Bayet, Hornus y, otros, éstas interpretaciones son inaceptables. Las palabras "arma proucere", designan el acto del soldado que lanza sus armas delante de él mostrando que no quiere más servir.
Ahora bien para nosotros aunque aceptamos el sentido de ésta interpretación no seguimos a aquellos que admiten que el concilio de Arlés es simplemente un paso más del partido oportunista 'cristiano', pero que continuaría aceptando la posición de la Iglesia Primitiva en cuanto a la NO-VIOLENCIA (Así opina H. F. Secretan, Le Christianisme des premiers siecles et le Service Militaire, París 1914, p. 364; del mismo modo Hornus, Evangile et Labarum, op. c., p. 129).
Creemos que lejos de ser superflua la precisión "in pace" es esencial, ya que no hay posibilidad para la idea de que en tiempos de guerra es siempre permitido e incluso recomendable al cristiano rehusar las armas. Una actitud de esta naturaleza en tiempos de paz marca lo que debe ser en tiempos de guerra. Si no puede el soldado cristiano en tiempos de paz rehusar las armas, cuánto menos en tiempos de guerra.
La dureza de dicho canon va a en contra de la opinión improbable en cuanto que simplemente se quiera prohibir al cristiano en tiempos de paz arrojar las armas ¿cómo es posible semejante castigo como el de la excomunión? Si arrojar las armas en tiempos de paz fuera tomado por los que elaboran el canon como de poca monta y teniendo en cuanta el que el cristiano no debe matar ni emplear el arma ¿cómo es posible tal dureza e intransigencia? Si tienen en cuenta todavía la prohibición de matar y de hacer uso del arma del período anterior ¿por que obligar bajo pena de excomunión a los cristianos en tiempos de paz a Permanecer con las armas? Solo cabe una explicación, que el canon ha provisto en principio una solución al problema que hasta entonces se había planteado entre el Cristianismo e Imperio respecto al servicio militar. Esa provisión la efectúa para tiempos de paz. Ahora bien esto no excluye que continúe para tiempos de guerra. Es cierto que no lo menciona pero la intolerancia con que castiga la deserción en tiempos de paz es suficiente para comprender que si en tiempos de paz el cristiano no debe arrojar las armas, en tiempos de guerra todavía menos. Por los sucesos posteriores que documentaremos después, en cuanto a la conducta que se siguió por parte de la Iglesia Católico Constantiniana nos avalan de que este canon fue decisivo para la conducta 'militarista' del llamado cristiano que ha aceptado, a despecho de los principios del Reino de Dios, las directrices 'pagano-constantinianas'.
La declaración de Arlés es un paso más en la configuración de una Iglesia Imperial que se despoja de lo más emblemáticamente cristiano: ser Pacificador. Este paso es decisivo. En él se manifiesta un claro cambio de posición respecto a los principios del Reino de Dios. Es el sentir de quien orientó semejante propuesta:
Constantino. Heering se explica adecuadamente cuando afirma que: « "El Jesús histórico era un Mesías de paz, que nos ordenó amar a nuestros enemigos hasta el máximo, y hasta el tiempo Constantino sus seguidores -con algunas excepciones- practicaron sus enseñanzas. Pero entonces llegó el punto decisivo, ejemplificado por la decisión del concilio de Arlés en año 314 que decía: los que tiren sus annas en tiempos de paz serán excomulgados. Este cambio radical en la fé cristiana, en un asunto tan fundamental como la guerra, debemos verlo como una caída desastrosa, una caída en un estado tal que la iglesia primitiva no habría vacilado en llamar un estado de pecado"» (O. J. Heering, The Fall 01 Christianity, Fellows Publications, American édition 1943, p. 57).
Los escritos patrísticos hasta Constantino son explícitos tocante a ésta cuestión. En otra sección presentamos la posición de la patrística hasta Constantino. Toda ella nos manifiesta una posición contraria al servicio y al empleo de las armas.
Por otra parte comprendamos el contexto histórico de la declaración del concilio de Arlés. Ha sido decretado, dentro del apoyo y favor que Constantino está otorgando a la Iglesia. El imperio se encuentra en paz gracias a las victorias de Constantino. Ahora se pide no arrojar las armas en tiempos de paz, y sobre todo de esa paz que gracias a las circunstancias y características del imperio Romano se ha logrado. Si a los soldados se les exige no arrojar las armas en esa paz que se ha logrado ¿qué se les pedirá cuando un enemigo cualquiera pretenda perturbar esa paz del imperio?
120 Ver la tesis defendida por Alistair Kee. También a F. Arranz Velarde, Resumen de Historia Universal. Santander 1932, p. 153. Citado por Pedro de Felipe en La Identificación del Cuerno Pequeño de Daniel 8, Madrid 1970, nota 89.
121 Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c., p. 419.
122 Este antijudaísmo alimentado por la actitud judía frente a la política romana imperialista que tiene un primer punto culminante con la destrucción de Jerusalén en los años 65 al 75, se ve desarrollada con Adriano. Anteriormente a los judíos se les había permitido, junto a otras muchas religiones practicar la suya. Pero en la época de Adriano (117 a 138 d.J.) (noten las fechas y compárenlo con el primer anuncio documentado católico que tenemos, el de Justino, dirigido al emperador Romano, y que habla de que ellos los cristianos guardan el día del Sol y no el de Satumo como los judíos{alrededor del 138-140}), se da una prohibición, bajo pena de muerte, para todo el Imperio, de practicar la circuncisión, la observancia del Sábado y el estudio de la Tora (ver S. Baron, Histoire d' Israel, vie sociale et religieuse, París 1957, vol. 11, p. 733)
123 En Skizzen aus dem Leben des Alten Kirche, 3' edición, p. 194.







El culto al dios sol y el domingo V
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Ya hemos visto la unión que se da entre Iglesia e Imperio Romano en la época Constantiniana. También, el cómo son aceptadas las creaciones que se dan por parte de Constantino en la construcción de una Iglesia imperial sin dejar su religión solar. También hemos estudiado los antecedentes tanto del Imperio Romano hasta llegar a Constantino, y los de la Iglesia de Roma; el como hay un paralelismo convergente a lo largo de cerca de dos siglos con una corriente antijudía y con la asunción de la teología solar en la aceptación del día del Solo primer día de la semana, junto a otros aspectos que están implicados en esa aceptación del día del Sol.
Lo que haremos a continuación es mostrar que la Iglesia de Roma, en aquella época, con sus dirigentes más representativos recogen un antecedente evolutivo que se ha comportado, en lo esencial, en paralelo al Imperio, en un proceso de asimilación de lo fundamental de la Religión Astral o Solar, a fin de poder confluir en el momento histórico oportuno con el Imperio Romano, y de este modo coincidir con el ideario Constantiniano. Además de crear el futuro de una Iglesia Imperial que tiene como signo de unidad el día del Sol como primer día de la semana o Domingo, en base a legislaciones, a los Obispos de Roma del momento junto a otros escritores y protagonistas representativos, y a Concilios. Todo ello, aparte de lo ya indicado, nos dará una idea de la importancia e implicaciones que supuso ese día del Sol para el engendro de una Iglesia Romana con toda una terminología conceptual cristiana, que sin una profundización en su naturaleza, premisas e historia, evade su identidad Constantiniana.
La aceptación del Solis Dies (Día del Solo Domingo), y el simbolismo del Sol para identificar a Cristo
«Constantino era adepto al culto solar como forma más elevada del monoteísmo; el cristianismo le parecía como una de las formas de la religión solar de la que era adepto, y lo integró en sus concepciones religiosas» 124.
Los autores de esta nota suponen, al menos, que Constantino confundió al cristianismo de su época como una de las formas de la religión solar. La cuestión es saber si había motivos para ello.
El Solis Dies semanal y su contenido político-religioso
Por la cita de Justino y Tertuliano 125 se demostraba que a partir de un cierto momento la Iglesia de Roma se adscribe al Solis Dies de acuerdo a lo que resulta ser tradicional en la sociedad romana.
Ahora podemos comprender, a tenor de lo expuesto, que la elección del Solis Dies por la Iglesia de Roma es una medida política de primer orden. Con el Sábado como día de fiesta no puede otorgar esa Unidad que Roma Imperial ha encontrado en el culto oriental de Mitra. Puesto que el Sábado 126 rompe con la sociedad romana que se opone a un Judaísmo, por otra parte rebelde, y que tiene como día de reposo el Sábado. El Sábado no tiene ese carácter universalista y unitario que la política del momento demanda, un tipo de sociedad mundana que ha configurado la teología Solar que proveen las religiones astrales, entre las que destacan el Mitraísmo. El Domingo, con lo que implica ideológicamente, ha echado raíces tan profundas en la sociedad romana que el que quiera ganarla ha de ser involucrándose en los elementos fundamentales que la religión astral representada esencialmente por el Mitraísmo ha depositado en los conductos que adhieren al árbol sólidamente sobre la tierra.
De ahí, que a partir del s. 11 d.J., ciertos autores de la Iglesia de Roma adviertan la necesidad de esa involución. En un proceso, al principio lento aunque visible, y que recibirá plena forma con Constantino, se va adaptando ese cristianismo al paganismo de Mitra, aceptándose varios elementos principales que demuestran esa dependencia a la religión solar que el Imperio Romano proyecta en su situación político-religiosa.
La asunción del Solis Dies rompe con el Judaísmo, aun cuando el Nuevo Testamento siga estando pegado a él, entre otras cosas, en lo que se refiere al Sábado 127. Aceptar el Solis Dies, supone reconocerlo como representativo de Unidad con el Imperio y desmarque con el Judaísmo. Unidad con los ciudadanos del Imperio donde se había propagado el Culto Solar, y con los Gobernantes romanos que han aceptado ese día como festivo y litúrgico.
El Cristo Sol y el Solis Dies
No era difícil tampoco el identificar a Cristo con el Sol. La intencionalidad de esta confluencia se manifiesta cuando comparas, las pinturas paganas mostrando al solo Mitra bajo la forma de un hombre con un disco detrás de la cabeza con el antiguo mosaico de origen cristiano representando a Cristo con el Sol, subido sobre una cuádriga, y con un limbo detrás de la cabeza 128,
El simbolismo solar es empleado por los llamados Padres de la Iglesia para hablar de Cristo como Sol de Justicia, como Sol de Oriente, como el único Sol que se levanta en el cielo 129.
Independientemente del contenido apologético de las predicaciones cristianas a los paganos para que se conviertan al verdadero Sol, no se puede evitar la confusión 130, Y todavía menos si ésta procede de una base que no es coherente con el texto bíblico. Se había manipulado el día del sol pagano haciéndolo coincidir con el día de Jesucristo ("el día del Señor"). Era lógico que si se quería ser consecuente con el paralelismo entre la religión astral y los que promueven semejante comparación, había que llegar a la celebración de ese día del sol como festivo: si los adoradores de Mitra, el Sol Invictus consagran un día especial para su Dios Sol, el Solis Dies o Domingo, y si vosotros adoráis al Dios Sol Jesucristo, es lógico que celebréis vuestro culto en un día especial también, Pero ¿qué día se estipula para el Sol? ¿el Sábado judío que según la semana planetaria pagana corresponde a Saturno? ¿O el domingo que de acuerdo a esa misma semana planetaria le corresponde el Sol? Para Justino, tal como indicábamos, no había duda 131: la creación de la luz en el primera día de la semana, y la resurrección del Sol de justicia en el primer día de la semana es suficiente para adoptar el día del Sol como día del Señor 132.
Eusebio de Cesárea, amigo y consejero de- Constantino, que vive en el contexto de alguien (Constantino) adorador del Sol Invictus con todo lo que implica el culto Solar, y que según manifiesta en la epístola al Concilio de Nicea: "No tengamos nada en común con la detestable multitud judía" 133, es de esperar que siga los caminos del Emperador Romano, y retorne los argumentos de Justino:
«Por la nueva alianza, el Lagos ha transferido la celebración del Sábado a la eclosión de la luz. Nos ha dado una imagen del verdadero reposo en su día de salvación, el primer día de la luz ... En ese día de la luz, primero y verdadero d{a del sol, bien que nos reunimos después de un intervalo de seis días (...) Todo lo que estaba hasta entonces prescrito para el Sábado, nosotros lo hemos transferido al día del Señor, mucho más digno de honor que el Sábado judío. De hecho, es en este día de la creación del mundo que Dios dice: "Que la luz sea, y la luz fue". Es también en este día que el Sol de justicia ha resucitado para nuestras almas» 134.
Si se analiza convenientemente el texto, tanto de Eusebio como después de Jerónimo 135 y Agustín de Hipona 136 que mantienen la misma explicación, lo que se pretende es encontrar para el Día del Sol que ya estaba establecido por la religión de Mitra antes del siglo 11, algo que presentar que justifique la adopción del día del sol 137.
Si bien la Iglesia apostólica no necesitó semejantes argumentos, la coyuntura socio- política atrapó a ciertos representantes de la Iglesia de Roma.
Se habían dado dos pasos previos: el uno, el rechazo de lo hebreo, incluyendo el Sábado, aun cuando su origen no sea judío sino que se origina en la misma Creación; el otro, el intentar compatibilizar ciertos contenidos de Mitra con algunos significados de la vida y obra de Jesucristo. El peligro de esta sustitución es el considerar a Jesucristo como no judío, que lo era, e identificarlo dentro de la Teología Solar. Esta contradicción, con lo que implica, como veremos, no sólo llevó a la adopción del Solis Dies sino a otros aspectos que denotan la mezcla de la religión solar con elementos cristianos.
La Salida del Sol y la Oración orientada hacia el Este
Una vez más la confrontación Cristianismo y Judaísmo se exterioriza por la elección de orar hacia el Este u Oriente por parte de los primeros en oposición a la costumbre judía de hacerlo hacia Jerusalén.
Este asunto que no pasaría más que por ser anecdótico, porque los verdaderos adoradores adoran en espíritu y en verdad (cf. Jn. 4:21-24), aporta un elemento más de la influencia del culto solar sobre la Iglesia de Roma por cuanto la patrística se ve obligada a justificarlo: ; «El Este simboliza al alma que se vuelve hacia la fuente de la luz» 138.
Esta particular forma de adorar es una asimilación del modo pagano de efectuar su culto solar en el Solis Dies.
No es de extrañar que los cristianos que adoptan esta costumbre pagana para la oración, cuya práctica es diaria y no semanal, proyecten todo el recorrido de la estructura solar: del mismo modo que se cambia de Jerusalén (símbolo de las raíces cristianas) hacia el Sol para orar, con lo cual ha tenido que haber una teologización (de acuerdo a la teología solar) y programación, es preciso llegar con el culto a un día especial, donde el Sol preside la semana planetaria (el Domingo), y así también abandonar el Sábado de la Revelación bíblica por el Día del Sol, representación inadecuada del Sol de justicia con que se adorna a Jesucristo, del levantamiento de la Luz de la muerte por la resurrección en el primer día de la semana que coincide con el Solis Dies o Domingo.
F. A. Regan tras analizar lo textos patrísticos sobre el particular concluye diciendo: «Se puede encontrar un ejemplo claro de la influencia pagana en la costumbre adoptada por los cristianos de volverse hacia Oriente, lugar de la salida del sol para ofrecer su oración ... porque en esta época de transición del Sábado a la celebración del día del Señor, no sólamente los primeros cristianos reemplazaron el séptimo día por el primero, sino que además modificaron la práctica tradicional judía de orientación hacia Jerusalén para la oración» 139.
El Solis Dies Anual y el Nacimiento de Mitra
Anteriormente ya hemos aludido a la fecha de Navidad adoptada por la Iglesia de Roma. Se trata del día del nacimiento del Sol Invictus celebrado el 25 de Diciembre en honor al dios Sol Mitra. Todo esto nos muestra que la adopción de la teología solar por parte de la Iglesia de Roma alcanza exteriormente el recorrido que el Mitraísmo manifestaba en su dedicación al Sol.
Se puede obtener por las Escrituras que el nacimiento de Cristo debió ser aproximadamente a finales del verano o comienzo del otoño 140, por descontado que nunca a finales de diciembre.
Es evidente que la elección de esta fecha es fruto de la influencia del culto Solar de Mitra 141. .
No cabe duda que cierto colectivo cristiano ha llegado, a comienzos del s. IV cuando Constantino procede a contactar oficialmente con el Obispo de Roma y lo que representa, a identificarse plenamente con el día de la semana planetaria que corresponde al Sol, y que los adoradores de Mitra desde el s. I lo celebraban:
«En cuanto a la semana planetaria de los paganos que los primeros cristianos encontraron en Roma, su día el más importante que fue desde el principio el de Saturno, llegó a ser en el primer
siglo, bajo la influencia del Mitraísmo (...) el día del sol. Correspondiéndole el primer día de la semana» 142
Valoraciones de este apartado sobre el Culto Solar en relación al Solis Dies y a los otros aspectos que le acompañan
Por este primer punto estamos comprobando que no es una circunstancia casual sino causal la que lleva a un sector cristiano representativo a adoptar un comportamiento social distinto al de sus raíces. La aceptación de un día de fiesta semanal o de reposo, diferente al que se expone en el Nuevo Testamento y en el Decálogo, responde a una postura político- antropológica romana que rompe con una postura antropológica y cristológico-hebrea.
No es simplemente el cambio de un día por otro, es el canje que resulta de una manera de pensar que discrepa con lo anteriormente establecido. En definitiva se permuta la relación con la deidad provocando un Dios que ya no es el mismo.
Eternamente aparece un día en lugar de otro. Pero esto no se efectúa, si no hay motivos profundos, que el que lo hace cree que están justificados. Ya podemos adornar con terminología Cristológica ese nuevo día; ya podemos argumentar con especulaciones y conjeturas subjetivas; ya podemos buscar interpretaciones a posteriori, gratuitas, sobre el por qué; será la orientación teológica que aparece simultáneamente, y que la historia revela, las que nos expresará el valor e importancia de ese cambio. El descubrir esa direccionalidad nos aportará el conocimiento de las consecuencias contraídas, y nos podrá señalar una vez más, el peligro que supone siempre el ir más allá de lo que está escrito (cf. 18 Coro 4:6). La Palabra de Dios nos enseña, independientemente de lo pequeño que nos pueda parecer un mandamiento de Dios (cf. Mt. 5:17-20), a ser respetuosos y fieles al contenido de la Escritura, y que siempre que se vulnera la voluntad divina trae efectos nocivos para el antropos.

124 Marcel Simon-André Benoit, Judaísmo y Cristianismo Antiguo, op. C., p. 131.
125 Ver nota n° 16 y 43.
126 Si bien la primera mención respecto al día del sol aceptado por la Iglesia de Roma aparece alrededor del año 140. El conflicto entre Judaísmo y Cristianismo se agudiza aproximadamente a comienzos del s. II. Ya hemos visto sobradamente cómo los escritos patrísticos critican bien las formas judías o rechazan de plano al judaísmo como contenido teológico (incluyendo el sábado) y actitud social (Bemabé, Epístola 172:1-8).
Aunque trataremos este asunto en otro apartado, es evidente que la costumbre de guardar el Sábado se mantiene todavía en ciertos sectores de la Iglesia de Roma, y que como veremos su rechazo fue gradual, y durará, todavía, algunos siglos en Oriente. Sócrates el Escolástico (s. V), en su Historia Eclesiástica, libro V, cp. 22: «Casi todas las iglesias del mundo entero celebran los santos misterios el sábado de cada semana; sin embargo los cristianos de Alejandría y de Roma, en razón de una vieja tradición, han dejado de hacer lo mismo. Los egipcios de la vecina Alejandría y los habitantes de Tebas tienen sus reuniones religiosas el Sábado».
Respecto a estos primeros siglos los historiadores católicos y protestantes comentan: «Es conocida la capital importancia litúrgica que el día del Sábado tenía para los hebreos. Una institución tan antigua y tan respetada en los tiempos de nuestro Señor, no solo dentro de los confines de Palestina, sino también en muchas ciudades de Asia y de Egipto..., no podía dejar de ser una marca duradera en las numerosas e importantes comunidades cristianas que se habían derivado en gran parte de ellas» (Mario Righetti, Historia de la Liturgia, BAC, Madrid 1955, vol. I, p. 666).
127 Es admitido, en general, por los diferentes especialistas, tanto católicos como protestantes que la Iglesia Apostólica siguió guardando el Sábado:
«La comunidad cristiana de Jerusalén, con los apóstoles al frente, en general observaban las prescripciones de la ley (...) Y no hay razón para excluir de esta norma la observancia del Sábado» O.Skrzypczak (autor católico), en Enciclopedia de la Biblia de el. Éxito, Barcelona 1965, pp. 294, 295. .
128 Ver la parte posterior del altar de San Pedro en la necrópolis del Vaticano. Está fechado en el 240 d.J..
129 Ver Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 208, nota 63 donde se traen las citas de la patrística: Meliton de Sardis (De Baptismo); Clemente de Alejandría (Protrepticos 11, 114:1; Stromates 7, 3, 21, 6; Pedagogo, 3, 8, 44, 1); Orígenes (In Numeros Homilia 23:5 e In Leviticum homilia 9).
130 Hay que añadir que está constatado, por la propia documentación patrística, que una buena parte de los que se denominan cristianos llevan a cabo celebraciones paganas en sus propias comunidades locales, y que hay por parte de una mayoría de cristianos una veneración al sol y a las prácticas astrológicas (ver a Tertuliano De Idolatría 14 y al autor moderno J. Lindsay, Origin o[ Astrology, USA 1972, en su cp. 20).
131 Ver nota 16.
132 Independientemente de los contenidos bíblicos y exégesis que ofreceremos en su momento es evidente, que si no hubieran existido las dos circunstancias históricas, a saber: la de un Judaísmo del que es preciso desmarcarse para no ser confundido por Roma Imperial y cargar con las medidas políticas adversas que las actitudes judías provocan; y una religión Solar que provee al Imperio Romano de una configuración político-religiosa unitaria, no habrían surgido semejantes argumentos, puesto que surgen en el tiempo (s. II) y como consecuencia de la influencia ajena a la Escritura, Escritura que no podría sostenerlos.
133 Ver nota n° 98.
134 Eusebio de Cesárea, Comentario a los Salmos 91 092 (Migne, en Patrologia Griega XXill, col. 21).
Si se observa la cita se notará que se trata del criterio de Eusebio cuando dice que el Logos ha transferido la celebración del Sábado a la eclosión de la luz. No se presenta ninguna prueba de la Escritura, sino que debido a la existencia del Logos ha sido posible el conocimiento de la Luz, y esto ha supuesto, según Eusebio, que del Sábado se pasara a la eclosión de la Luz. Es puramente una interpretación persona!. En segundo lugar se crea a! día del Solo de la luz como siendo el día del Señor. En base a que el Señor es la "luz" y es el "Sol de justicia". En tercer lugar se reconoce en el Sábado el día verdadero de reposo para la antigüedad pero que "nosotros", dice Eusebio "hemos traspasado lo que se refiere al Sábado al día del Señor". Por último, según Eusebio, por si fueran poco estos argumentos, coincide, que la creación se hizo en el primer día y la resurrección del Señor lo mismo.
135 Jerónimo en In Día Dominica Paschae Homilía, CCL 78,550,1,52:
«Si es llamado día del Sol por los paganos, nosotros lo reconocemos como tal, puesto que es en este día que la luz del mundo ha aparecido, y ha sido en ese día que el Sol de Justicia ha resucitado»
136 Contra Fausto, 18:5.
137 En efecto. Esta actitud ha sido una constante desde que se adoptara el día del sol en lugar del Sábado del judío Jesucristo. Se intenta ocultar mediante una serie de argumentos, que aunque utilizando la Biblia, no tienen ningún apoyo en la Escritura. Vamos a traer el ejemplo de la actitud que se observa en los escritos de los llamados Padres de la Iglesia y comprobar como se intenta ocultar el origen pagano e idolátrico del día del sol. 1) LA primacía del octavo día como un intento de despistar respecto al día del Sol Junto al Solis Dies aparecen toda una serie de adiciones para el nuevo día inventado. Es preciso barnizar con terminología bíblica el "día del Sol".
El tema del octavo día es utilizado ya muy tempranamente (s. 11) por Bemabé en su epístola, tal como ya hemos dejado constancia, y en el propio Justino (s. 11) (En Diálogo con Trifón, 41, en Padres Apologistas griegos, op. c.). Lo mismo que Cipriano del s. III, que emplea el argumento sacado de la aplicación de la circuncisión que se realizaba en el octavo día, como un símbolo de la circuncisión espiritual que se lleva a cabo, según él, en el día de la resurrección de Jesucristo, de ahí que se consagre el octavo día. Pero, ¿cual es ese octavo día, si solamente hay siete en la semana? El gnóstico cristiano Clemente de AIejandría (Stromates, V, cp. XIV (en edic. de M. Genoude, op. c., vol. 5, p. 442) utiliza dicho tema de un modo más incomprensible que los demás, aparte de originar la celebración del "octavo día" nada menos que en Platón. Incomprensible e increíble, pero real y cierto. ¿Qué querrán decir con lo del octavo día? Es algo que me come un poco el "coco...".
Gregorio de Nisa en el s. IV (Traité sur le titre des Psaumes, en Patrología Griega, vol. 44, cp. V, col. 504), recogerá esta idea del octavo día, que pretende identificarse con el día histórico de la resurrección de Jesús que ha de servir a partir del primer domingo como siendo el primer "octavo día", el día de la resurrección después del séptimo. Y que prefigurará "el día sin fin que se iniciará tras la parusía del Señor" (¡fabuloso!). Si esto es hacer exégesis... (¡madre mía!).
El tema del octavo día queda en el misterio, y no es para menos. Es injustificable un tratamiento de esta naturaleza. ¡Qué tendrá que ver que la circuncisión se haga en el octavo día para obtener de ahí el primer día de la semana como día sagrado! Y el día después del Sábado no es el octavo (la semana no da para más) sino el primer día de la semana. Lo que sucede es, que se pretende barnizar bíblicamente el primer día que era pagano hablando de un octavo, con el fin de evitar ese día idolátrico. Pero eso es inevitable. Especialmente cuando el día va unido a una liturgia sacramental ajena a la Palabra de Dios.
Ver sobre los orígenes del octavo día y su misterio reconocido en J. Gaillard, Le huitieme jour, Cahiers de la vie spiritueIle, París 1947, p. 558; ya Jean Daniélou, Bible et liturgie, coIl "Lex Orandi", París 1951, p.346.
2) El Sábado espiritualizado con la finalidad de quitarle su valor literal Ya lo vimos con lreneo y Clemente de Alejandría (ambos en el s. III). Ahora se apuntará San Agustín (s. IV y V) (En su Commentaire sur le Livre de la Genese cp. XIII).
3) El Sábado se identifica con el propio Señor del Sábado (Es el punto de vista expresado por Epifanio (s. IV) (citado en Servir U1997 artículo de Paul Nouan, p. 13).
Desde luego esto no se puede decir del domingo. El domingo es el día del sol consagrado a Mitra. Y si se podría decir del Sábado sería no en el sentido que el Sábado haya quedado eliminado sino que Jesucristo nos enseña, profundizado en su persona y ejemplo como guardar y celebrar mejor el Sábado, séptimo día de la semana. Ya hemos explicado sobradamente de que el descanso que encontramos en Jesucristo por habemos vencido al pecado y ofrecemos la posibilidad ya ahora de que el dominio de éste no reine en nosotros está dentro del marco temporal de los seis días de trabajo y conflictos, y del Reposo de Dios que se manifiesta en cada séptimo día (cf. Hb. 4)
4) El Sábado se interpreta como abolido, ceremonial y figurativo Agustín y Jerónimo aportan estos puntos de vista (ver Cartas de San Agustín, libro 11 carta XV, en edición de la BAC, tomo VIII); Cartas de San Jerónimo, 4" clase, carta CXLVill, 2, pp. 402, 403 (citado en Servir, U1997, op. c., p.13).
En cuanto al aspecto ceremonial Tomás de Aquino lo recogerá (tal como ya hemos dejado constancia), y pasará al Catecismo del Concilio de Trento (en Catecismo Romano, edic. de la BAC, Madrid 1956, p. 749).
5) El Domingo se considera erróneamente como memorial de la nueva creación (ver por ejemplo Juan Crisóstomo en Homélie sur l'aumOne, 3 (en Obras, traducción de M. Jeannin, t. 4, 1864, p. 148).
No se puede restringir al día de la resurrección lo que se aplica extensivamente a la obra de Jesucristo desde la encarnación hasta su ministerio sacerdotal pasando por la muerte y resurrección.
La mayoría de los Padres utilizan el hecho de la resurrección con sus implicaciones aplicándoselo al día cuando éste no posee ninguna relevancia. El significado de la resurrección depende de toda la obra de Jesucristo desde la encarnación pasando por su vida y muerte.
6) El Sábado convertido en escatológico para despojarle su valor siempre actual (ver sobre esto a Orígenes en Homélies sur les Nombres, Xill, 4, traducción André Méhat, Paris 1951, pp. 444, 445; también Agustín en su Ciudad de Dios, libro Xill, edic. BAC, Madrid).
Si bien podemos aceptar el valor escatológico del Sábado, no por eso se pierde su valor literal y siempre actual. Ya hemos indicado en varios lugares la permanencia del Sábado en la era sin pecado que se inaugurará en la Segunda Venida de Jesucristo como también el Sábado fue dado sin el contexto del pecado. Por un lado el Sábado nos recuerda constantemente ese descanso que durante la eternidad gozaremos, y por otro la recuperación del Sábado sin el contexto del pecado reconocido por los profetas (cf. lsa. 66:23; Ap. 22:2 cf. Ap. 1:10).
7) En conclusión. Es evidente que el empleo de toda esta terminología es un intento de querer justificar la aceptación, sin permiso de Dios, de un falso día de reposo. Era preciso ocultar al máximo su origen pagano. Toda esta argumentación pone de manifiesto el origen no bíblico del día de Mitra.
¿Quién se podría creer hoy semejantes argumentos? La fragilidad y la especulación es la nota característica. Todo reposa en la arena. No hay ningún cimiento en las teorías que se aducen. Sin embargo estos mismos argumentos son los que emplea Juan Pablo II en su Carta Dies Domini. Se han repetido en la historia. Y a fuerza de insistirse algunos se los han creído (cf. 2" Tes. 2:10-15). ¿Habrá suficiente sinceridad como para investigar este asunto que podría ser vital para muchos, dados los principios que están involucrados?
138 Ver a Orígenes, De Oratione 32; También a Clemente de Alejandría en Stromates 7:7, 43; Tertuliano, Ad ? Nationes 1: 13, etc… ¿Se dan cuenta de la tontería que Orígenes dice?
139 El au10r de esta cita (F.A. Regan, Dies Dominica and Dies Solis: The Beginnin 01 the Lord's Day in Christian Antiquity, unpublished doctoral dissertation, Catholic University of Arnerica, Washington D.C., 1961, p. 196. Citado por Bacchiocchi, du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 210) adopta, por sobreentendido aunque no sea así, el término día del Señor para el primer día de la semana.
140 Sabemos que su muerte fue en primavera, y de acuerdo a la profecía de las 70 semanas de años se favorece a finales de verano comienzos de otoño su nacimiento.
Sobre la imposibilidad de la fecha del 25 de diciembre como nacimiento de Jesús véase a O. de la Brosse, en Diccionario del Cristianismo, de. Herder, Barcelona 1974, arto Navidad; también Teofilo Gay, Diccionario de Controversia, Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires 1960.
Conviene conocer que la noción de fiesta conmemorando un nacimiento es ajena al cristianismo primitivo (The Encyclopedie Americaine , Nueva York 1956, vol. VI, p. 622). Ver también sobre esto a la Encyclopedie Britanica, Nueva York 1910, vol. Vill, p. 828, donde se cita al historiador del s. V dJ., Sócrates, indicando que no había ninguna prescripción ni por Jesucristo ni por los apóstoles que ordenase festejar dicho nacimiento. Es evidente que el que no se ponga su fecha de nacimiento es porque no se le daba ninguna importancia en cuanto a tenerla que recordar festejándola (cf. Ecc1. 7: 1, 8).
Mario Righetti, en Historia de la Liturgia, BAC, Madrid 1955, p. 688, nos dice "que en aquellos primeros siglos no solo no existía una tradición en tomo a la fecha de Navidad sino que la iglesia no celebraba la fiesta".
141 Sobre la transferencia y conveniencia de la adopción del cambio del nacimiento de Jesucristo al 25 de diciembre como correspondiendo al día de Mitra, ver Mario Righetti, en Historia de la Liturgia, BAC, op. c., p. 689.
142 A.-M.H., Le Be. lour, Cahierde la Vie Spirituel, n. 11, ler. Abril 1947, p. 496.







El culto al dios sol y el domingo VI
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Valoraciones de este apartado sobre el Culto Solar en relación al Solis Dies y a los otros aspectos que le acompañan
Por este primer punto estamos comprobando que no es una circunstancia casual sino causal la que lleva a un sector cristiano representativo a adoptar un comportamiento social distinto al de sus raíces. La aceptación de un día de fiesta semanal o de reposo, diferente al que se expone en el Nuevo Testamento y en el Decálogo, responde a una postura político- antropológica romana que rompe con una postura antropológica y cristológico-hebrea.
No es simplemente el cambio de un día por otro, es el canje que resulta de una manera de pensar que discrepa con lo anteriormente establecido. En definitiva se permuta la relación con la deidad provocando un Dios que ya no es el mismo.
Eternamente aparece un día en lugar de otro. Pero esto no se efectúa, si no hay motivos profundos, que el que lo hace cree que están justificados. Ya podemos adornar con terminología Cristológica ese nuevo día; ya podemos argumentar con especulaciones y conjeturas subjetivas; ya podemos buscar interpretaciones a posteriori, gratuitas, sobre el por qué; será la orientación teológica que aparece simultáneamente, y que la historia revela, las que nos expresará el valor e importancia de ese cambio. El descubrir esa direccionalidad nos aportará el conocimiento de las consecuencias contraídas, y nos podrá señalar una vez más, el peligro que supone siempre el ir más allá de lo que está escrito (cf. 18 Coro 4:6). La Palabra de Dios nos enseña, independientemente de lo pequeño que nos pueda parecer un mandamiento de Dios (cf. Mt. 5:17-20), a ser respetuosos y fieles al contenido de la Escritura, y que siempre que se vulnera la voluntad divina trae efectos nocivos para el antropos.
Las Leyes Imperiales, las Episcopales romanas y las Conciliares ratifican el cambio presionando a favor del domingo o día del Sol y en contra del Sábado
Tanto el Código de Iustiniano 143, que recoge la legislación sobre el día del Sol que Constantino ofrece, como el de Teodosio 144 que contiene leyes de los sucesores de Constantino, promulgan a favor del Domingo y en contra de los observadores del Sábado.
La obra de los Concilios ocupan un lugar preponderante, especialmente aquellos que en vida de Constantino son presididos por él.
El Concilio de Elvira en España, en el 305 amenaza con penas eclesiásticas a los que dejen de asistir tres domingos seguidos a la iglesia 145.
Serán los concilios de Arlés (a. 314) y el de Nicea (a. 325), los que, con la presidencia de Constantino, y tratando de solucionar la controversia pascual, se reclame el domingo como común en todos los lugares a fin de celebrar la pascua en ese mismo día. Las expresiones que se utilizan en la carta que el propio Constantino enviará posteriormente a todos los obispos, donde se expresa las decisiones tomadas, nos invita a pensar que el domingo ha sido asumido como fiesta semanal, cuando se indica que "no se tenga nada que ver con los judíos", y se insista a que se acepte el domingo como día de pascua, que había exigido el obispo de Roma en siglos anteriores 146.
El Obispo de Roma, especialmente el papa Silvestre, que coincide en plena transfusión Constántiniana (a. 314-335), exige la celebración de "todos los domingos" en honor de la resurrección de Jesucristo, y legisló sobre el ayuno en sábado, para convertirlo en un día triste sin atractivo alguno 147.
En el Concilio de Laodicea (a. 343), se ven en la obligación de reconocer, el sábado como una fiesta celebrada en honor a la creación aun cuando se les exija a no judaizar estando ociosos, obligándoles a trabajar en sábado, y a descansar el domingo 148.
León el Grande hace oir su autoridad proponiendo el primer día de la creación que lo hace coincidir con el de la resurrección de Jesucristo 149.
Todas estas leyes muestran muy claramente que en numerosos lugares el Sábado se sigue celebrando como el día del Señor. La presión con que se pretende imponer el domingo es una evidencia de que la membresía en general, mantiene el día que se había transmitido con las Escrituras Hebreas, y que habrían sido escuchadas en más de una ocasión por aquellos que tenían acceso a ellas. La evolución experimentada por los escritores representativos no ha sido absorbida por las diferentes comunidades. Ahora, con el poder estatal, se utiliza a éste para reclamar actitudes y posiciones que concuerden con la unidad político religiosa que Constantino ha inventado con el beneplácito del Obispo de Roma.
Vamos a comprobar a continuación que la adopción del Solis Dies, es la manifestación externa de la supeditación a una teología solar de origen Romano, recogido de los Imperios de las cabezas universales anteriores, y estaba suponiendo una pendiente en la que se trastocaban todos los elementos fundamentales de la teología cristiana.
Aceptación de una Liturgia identificadora con las religiones de Misterios: Valores Sacramentales
No podemos pensar tan altruísticamente en el sentido de la cita que a continuación exponemos: «(...) para alcanzar a las gentes en su nuevo campo, parecía a la vez natural y necesario adoptar el domingo como día de reposo para la Iglesia. En este momento era preciso que la Iglesia adopte el día de los gentiles, o bien llevar a estos a cambiar el día. Cambiar el día de los gentiles hubiera constituido una injuria y una piedra de escándalo. La Iglesia podía alcanzarles mejor observando el día gentil» 150.
Por descontado que había una estrategia para ganar a los gentiles pero por medio de un procedimiento que supone el sacrificar lo esencial del cristianismo.
¿Quién se iba a creer un mensaje o aceptarlo por el mero hecho de cambiar de día de fiesta, si con ese día no se lleva implícito una ideología en muchos aspectos idéntica a la religión astral o mitraica?
¿Tan tontos suponían a los paganos esos artífices del plan para ganarlos?
Tenía que haber algo más. Un cambio de día no convence a nadie. Ahora bien, si ese día lleva consigo variantes en la propia liturgia, el asunto podría ser considerado de modo favorable por los propios gentiles. En este caso, el cambio de día nos estaría traduciendo que la elección de ese día distinto es la prueba de que han habido modificaciones sustanciales.
Para tomar la determinación del cambio de día tienen que haber unos motivos con los que se pretende alcanzar unos objetivos.
La Historia Universal de Walter Goetz nos trasmite que el culto y la liturgia había cambiado: .
«El culto de los santos, de las reliquias y de las imágenes, el calendario de las fiestas eclesiásticas y algunos elementos del ritual y del ceremonial eclesiástico proceden de concepciones y de costumbres de la religión antigua anterior al cristianismo y prolongan en realidad lo que pretenden substituir» 151
Los sacramentos han llegado a serlo como consecuencia de que han sido transformados desde una significación puramente simbólica, de acuerdo al texto bíblico, hasta un sentido mágico, mítico y misterioso 152.
En el Solis Dies se celebraba una eucaristía y otros rituales que se identifican con lo que la Iglesia de Roma denomina sacramentos:
"en la mayor parte de los casos los sacramentos (...) son prestamos paganos, esencialmente de la religión mitraíca" 153.
Se trata de una liturgia de misterio, en la que la influencia mitraíca es evidente: el valor sacramental tanto del bautismo y de la llamada eucaristía, y otros ritos paganos que patrocinan con su promoción la adaptación a una sociedad que no quiere despegarse definitiva y totalmente de algunas de las implicaciones de su culto Solar.
Aquí vemos de nuevo que toda la concepción solar asumida por la Iglesia de Roma, el hecho de la adopción de las fiestas y costumbres de la religión solar, está implicando toda una ideología diferente; tan distinta como lo es el pasar del Sábado al Domingo: dos días totalmente distintos que reclaman una ideología diferente para sostener uno u otro día.
En este caso se observa una alteración e innovación sustancial: dar un valor soteriológico y místico, a la manera de las religiones de misterios, a las prácticas relativas a la celebración de la Santa Cena, donde oficiando un sacerdote, al igual que en el ritual pagano, transforma el pan y el vino en la carne y sangre real del dios, y que tomado por el participante se encuentra totalmente en gracia de Dios, y por lo tanto salvado.

143 Libro ill, titulo xn "De Feriis", 1-2,3.
144 Desde el 368, en el 386 y 389 se dieron leyes en contra del sábado y a favor del domingo (recogidas en el código de Teodosio, 1,8; en tomo 8:1, 15; 15:5,2; 2:8, 216, t. 5:59, 65)
145 Ver a C. J. Hefele, Histoire des Conciles d'aprés les documents originaux, traducción de Ucrerq, Paris 1907- 1921, tomo 1, la parte, p. 233.
146 Ver Hefele t.l, la parte, op. C., pp. 460-462).
147 Ver Opusculum LV, De Celebrandis vigiliis, cp. 111 (recogido por Migne, Patrología Latina 1853, CXLV, columna 803; también sobre la expresión Dominicus dies de Silvestre a Migne, PL, VIII, col. 825).
148 Ver el Canon 16 y 29 (recogidos por Hefele, op. c., t. 1, 2a parte, p. 1008 Y 1015)
149 Epístola a Dioscoro, IX, en Migne (PL, LIV, columna 626).
150 William Frederick, Three Profhetical Days, 1900, pp. 169, 170).
Vol.lI,op.c.,p.617.
152 Ver Mircea Eliade, en Historia de las Creencias y de las Ideas Religiosas, vol. 11, op.'c., pp. 315-321. 153 Arqueología 11, n° 13; ver nota n° 14; también Historia Universal de Walter Goetz, vol. 11, p. 586.


















El culto al dios sol y el domingo VII
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Una Concepción Monárquico-Absolutista de la Iglesia: la aceptación del Culto a la persona, y la adopción del Pontifex Maximus o de la Autoridad Suprema, y el método coercitivo para imponer su ideología
La Teología Solar, tal como ya hemos ido describiendo exige que alguien presida y mantenga una Autoridad Suprema sobre los demás, del mismo modo que el Sol preside y da orden a los Planetas.
La Iglesia de Roma ha ido experimentando una evolución de acuerdo a la influencia de la Teología Solar, que como ya vimos se remonta a Babilonia y se transmite, con las matizaciones de cada momento histórico, a través de Medo-Persia, Grecia y Roma Imperial.
Un cambio en el día de reposo con la adopción del Solis Dies demuestra una motivación y estrategia subyacente que tiene que ver con pretensiones de dominio y poder. La ganancia de almas se debe llevar a cabo mediante la predicación del Evangelio y la instrucción de la persona que se presenta como accesible, haciéndola discípulo (cf. Mc. 16:15, 16; Mt. 28:19, 20), pero nunca transigiendo con algo que se opone al texto bíblico. Una vez más vamos a descubrir que la Teología Solar demanda una concepción monárquico-absolutista de la Iglesia, y que esto aparece ya en el s. 11 en la Iglesia de Roma en un proceso evolutivo que culminará con Constantino, y en contra de la orientación democrática de la Iglesia del Nuevo Testamento.
La aparición y Evolución de una concepción Monárquico-Absolutista en la Iglesia de Roma
El autor católico Eric Peterson llega a la siguiente conclusión: «El concepto de monarquía divina, en cuanto se amalgamó con el principio monárquico de la filosofía griega, cobró para el judaísmo la función de un slogan político-teológico. La Iglesia, al expandirse a través del Imperio Romano asume ese propagandístico concepto político-teológico 154 ...» .
El autor reconoce que sin la mezcla que la filosofía griega aportó hubiera sido imposible una noción monárquica para el gobierno de la iglesia cristiana; y que, añadimos nosotros, con la influencia de la Teología Solar del propio Imperio Romano, asumió la fórmula que el propio Imperio proyectaba.
W .R. Inge expresa lo siguiente:
«(...) porque si tuviéramos que elegir un hombre en concepto de fundador del catolicismo como sistema teocrático, no citaríamos a San Agustín ni a San Pablo y menos aun a Jesucristo, sino a
Platón» 155
«(...) al llamar a Platón (...) «descubrió en él, lo mismo que en Grecia las raíces de la religión y de la filosofía política de la Iglesia (...»> 156.
En efecto, la religión astral ha sido recogida por Platón y utilizada para su concepción monárquica de la Autoridad que preside ante los hombres. El sistema teocrático de la Iglesia de Roma evoluciona a partir de la asunción, en lo fundamental, de esa misma religión astral, que anteriormente en el Ideario Imperial Romano se ha incorporado, con la influencia del culto Solar de las religiones de misterios, entre los que destaca el Mitraísmo, y que por lo que estamos viendo produce una fascinación necesaria en la Iglesia de Roma, influyéndole en los órdenes más significativos, haciéndole cambiar en su estructura administrativa, hasta el punto de negar sus primitivas raíces novotestamentarias.
La manera de decimos la historia que esos cambios se produjeron, es la aparición de una evolución que nace en el siglo 11 sin origen ni autoridad bíblica, transformando al episcopado como una institución eclesiástica en detrimento del presbítero que se le considerará inferior al obispo.
En Ignacio hacia el año 115 encontramos una idea de sucesión apostólica ajena a la revelación. En opinión de Ignacio cada obispo representaría a Cristo y el colegio de presbíteros a los apóstoles 157. Los autores católicos de la Historia de la Iglesia anteriormente citada notan aquí el nacimiento del episcopado monárquico según el cual «un obispo está en el vértice de la comunidad y un colegio de presbíteros y diáconos le está subordinado» 158.
Sin embargo está dirección colegial no significaba todavía lo que se pretendió extraer posteriormente de las famosas palabras 'tu eres Pedro...' (cf. Mt. 16:16); como dicen los autores católicos precitados, a mediados del s. 11 no existe todavía una sucesión expresa de obispos monárquicos o de 'Pedro' 159. Sin embargo Ignacio de Antioquía quiere dejar claro el prestigio de Roma por cuanto fue ocupada por la autoridad de Pedro y Pablo 160.
Esta relación de Roma y de la Autoridad de Pedro será aprovechada por Víctor 1, obispo de Roma (años 188-199). Dicho personaje dará lugar a la primera manifestación escrita que se conozca, por la que mediante una controversia sobre la pascua se quiso imponer un decreto, amparándose en la pretensión de un primado por parte del Obispo de Roma. Las críticas que recibe son la evidencia de unos límites que por el momento se pueden poner a la ambición Romana. Pero no olvidemos que esas críticas proceden principalmente de los obispos de Oriente.
Esteban (años 254-257) al querer imponerse, se presenta como el Obispo preeminente y con autoridad sobre todas las Iglesias 161, haciendo alusión a la sucesión de Pedro 162, sin embargo Cipriano sale al paso de las pretensiones del obispo de Roma. El católico Julio Campos 163 comenta como resumen de la controversia entre Cipriano y el Obispo de Roma:
«Debemos pues concluir y deducir que Cipriano concedía a la Iglesia de Roma y a su Obispo una primacía, pero de antigüedad y de preeminencia de honor, no de jurisdici6n y poder» 164.
Esta aceptación suponía conceder un derecho que Roma no lo interpretaba del mismo modo que el resto de las iglesias. De ese modo Cipriano se identifica con la administración Romana en su concepción monárquica episcopal: la unidad de la Iglesia aunque fundada en el apostolado se ha de basar en el episcopado, y aun cuando la promesa de Cristo a Pedro en Mateo 16: 18 no fue dada como si aquél fuera jefe de los apóstoles, el oficio apostólico se transmite mediante la ordenación a los obispos. Y es este oficio monárquico lo que representa la unidad de la Iglesia. Cada obispo, en este caso, sería sucesor de Pedro, colocando en un plano de igualdad a todos los obispos 165. Esa concepción monárquica es ajena a la Escritura, y si bien Cipriano rechaza, el contenido de un obispo monárquico por encima de los demás, su propia argumentación obliga a una estructura de naturaleza absolutista y presidencialista.
Paralelamente a estos hechos suceden tres acontecimientos que son los que orientan una interpretación de Autoridad eclesiástica inadmisible por la Revelación bíblica. El primero es la aplicación de los conceptos del Antiguo Testamento a los que presidían en las Iglesias. La distinción entre el clero y el resto de los miembros de la iglesia lleva inherente la deformación en cuanto a considerar la preeminencia de aquellos. Se introduce una idea ajena al Nuevo Testamento con unas repercusiones negativas respecto a la autoridad eclesiástica reflejada en el Nuevo Testamento. Los autores católicos de la Historia de la Iglesia Católica 166 afirman lo siguiente:
«La originaria reserva en la aplicaci6n del término "sacerdote" (.0.) que en el Nuevo Testamento estaba reservado a Jesucristo (Hebo 5:6; 7:24 y otros) y a los fieles en el sentido de un sacerdocio universal (la Pedo 2:5,9; Ap. 1:6; 5:10; 20:6), desaparece y se aplica, no s6lo aleg6ricamente, al obispo o al presbítero (...) Esta funci6n cultual le otorgaba una cualidad sacerdotal, la cual a su vez la distinguía del resto de la comunidad eclesial».
Simultáneamente aparecen las preeminencias de las urbes, entre las que se colocan en primera fila las llamadas sedes apostólicas. Se tenía el criterio de haber sido fundadas por los apóstoles. Lógicamente, la opinión, no probada fehacientemente, de que Roma hubiera podido ser fundada por Pedro, dio a esta comunidad un desarrollo monárquico particular, configurándose junto a la importancia de la capital del Imperio y de la autoridad suprema del Emperador 'pagano', una autoridad eclesiástica, que ajena al Nuevo Testamento, parece querer asemejarse a la composición monárquica del Estado Imperial Romano 167.
En tercer lugar, están ciertas relaciones con la Autoridad Imperial que se irán haciendo más fructíferas conforme el cristianismo avance. Dos ejemplos pueden citarse el de Aureliano (a. 270-275) con su decisión histórica al otorgar al Obispo de Roma y a otros obispos de Italia la posibilidad de dar su veredicto respecto a un asunto administrativo de la Iglesia de Antioquía 168, y los contactos con el Imperio Romano tras la persecución de Diocleciano que culminarán con la apostasía Constantiniana.
Por descontado que no vamos a encontrar en ningún lugar donde se nos diga: "y ahora dejo la posición novotestamentaria y acepto la que se me propone por la teología solar". No es preciso. Con nuestra perspectiva histórica somos capaces de descubrir que hay una adopción para el gobierno y administración de la Iglesia cada vez más parecida a la del Imperio Romano: la de una concepción monárquica. Vamos a comprobar que en ese proceso evolutivo de abandono de las premisas novotestamenterias se alcanza el punto culminante con el Emperador romano Constantino, fiel al Ideario Imperial Romano y adscrito a la Teología Solar, tal como sus predecesores, y que erigiéndose en Pontifex Maximus o Autoridad Suprema transforma definitivamente a la Iglesia de Roma engendrando una Iglesia distinta, ajeJIa al Nuevo Testamento.
154 En Tratados Teológicos, edito Cristiandad, Madrid 1966, p. 61. 'A.
155 En El Legado de Grecia (editado por Sir Richard Livingstone, Universidad de Oxford), edic. Pegaso, Madrid 1944,p.33.
156 Id., p. 36.
157 Ver Historia de la Iglesia Católica (varios autores), editada por Herder, Barcelona 1989, p. 53.
158 Id..
159 Id, p. 56.
160 Id..
161 Véase Norbert Brox, especialista católico en historia de la Iglesia, de la Universidad de Ratisbona, en Historia de la Iglesia Primitiva, Herder, Barcelona 1986, p. 136
162 Historia de la Iglesia Católica de Herder, opo c., p. 57.
163 Obras de San Cipriano, BAC, Madrid 1964, p. 540
164 Sobre lo mismo ver a J. Quasten, Patrología vol. 1, opo c., p. 652.
165 Cipriano, De Unitate, Ep. 71:3 y ss.; también a Julio Campos, op. c., pp. 53, 54.
166 op. c., p. 55.
167 Así se opina en la Historia Universal de Waller Goelz, vol. ll, op. C., pp.. 614-616.
168 Ver a Olsen, en Suprema Papal, op. C., p. 22.

















El culto al dios sol y el domingo VIII
Antolin Diestre
Dr. en Teología

La Presencia de las Claves político-religiosas fruto de la influencia de la Teología Solar en la Iglesia de Roma, como resultado de la Transferencia y Pervivencia del Ideario Imperial Romano-Constantiniano en dicha Iglesia.
Se ha llegado con Constantino a un prototipo de Iglesia y de vivencia religiosa en declive 169 y esencialmente transformada.
En una tesis magistralmente defendida y expuesta, Alister Kee 170 ya citado en otros lugares, demuestra con un estudio profundo de las fuentes, el cambio sufrido por un cierto Cristianismo, que se autoerige como representativo, en ocasión de la subida al poder del Imperio Romano el llamado Constantino el Grande. Cambio que supuso, según el autor una transformación fundamental de la ideología cristiana. He aquí algunas citas de dicha tesis:
«Algo ocurrió en el reinado del emperador Constantino que transformó tanto la política como la religión de Europa, y si queremos comprender por qué estamos donde estamos, ya sea por suerte o por desgracia, entonces debemos analizar esta transformación. Europa como entidad política cambió debido a ella, pero lo mismo le sucedió al cristianismo»
«al recoger hilos del pensamiento que a menudo ya estaban presentes en la Iglesia y desarrollarlos de cierto modo, se unieron para hacer algo que hasta entonces jamás se había hecho: sustituir las normas de Cristo y de la Iglesia primitiva por las normas de la ideología imperial. El motivo de que anteriormente se haya creído que Constan tino era cristiano no es que él creyera serlo, sino que las cosas en que él creía acabaron llamándose "cristianas". Y esto representaba el "triunfo de la ideología"»
«Una cosa sería que la historia de Europa fuera guiada por los valores de Cosntantino en vez de por los de Cristo; y una cosa muy distinta sería que fuese guiada por los de Constantino al mismo tiempo tiempo que se suponía erróneamente que los dos eran lo mismos. Y lo más trágico de todo sería que la propia Iglesia, siguiendo el argumento de Eusebio, hiciera suyos los valores de Constantino y con ello negara los de Cristo. Aunque esto pueda parecer inconcebible, es lo que realmente ha sucedido desde el siglo IV (...) dedicaremos tiempo a contrastar los valores de Constantino y los de Cristo ya que, fuera cual fuese su religión, el emperador contradecía las enseñanzas fundamentales de Jesús de Nazaret».
«Eusebio presenta a Constantino como el nuevo Mesías, un proceso en el que de hecho Constantino sustituye a Cristo (...) se produjo un fenómeno mucho más sutil e insidioso. Los valores de Constantino sustituyeron a los valores de Cristo dentro del cristianismo»
«El imperio romano desapareció hace ya muchísimo tiempo, y lo mismo el bizantino. Antes de que el siglo tocara a su fin, ya no fue posible contener a los godos, por lo que el imperio quedó a su merced. Pero Constantino consiguió una conquista cuyo efecto continua vivo en nuestros días, su conquista más sorprendente y a la vez menos reconocida. Al convertirse, Constantino abrazó su nueva religión pactada y personal, simbolizada por el lábaro del propio emperador (...) (...) Conquistó la Iglesia cristiana. La conquista fue total y abarcó la doctrina, la liturgia, el arte, la arquitectura, la urbanidad, el eras y la ética (...) Sin amenazas ni golpes (...) los cristianos fueron llevados al cautiverio a la vez que su religión era transformada en un nuevo culto imperial (...)
(...) Pero esta hazaña (...) representa la mayor conquista de Constantino, la única que ha perdurado de forma indiscutible a lo largo de los siglos en Europa y dondequiera que el cristianismo europeo se haya propagado»
«Era tanto lo que ofrecía el Emperador, ofrecía tantas cosas que no podían ni soñar unos cristianos que poco antes se encontraban bajo una amenaza constante. En efecto, les ofrecía, como mínimo, participar en los reinos de este mundo. Cuando es Satanás quien ofrece semejantes recompensas, se rechaza la tentación (...).
«No es que la traición tuviera lugar en un momento. Fue un proceso gradual (...) (...) se llevó a cabo la transformación completa. La Iglesia pasó a ser totalmente leal al emperador, al nuevo salvador que había logrado desplazar al Jesús histórico» .
«Constantino siguió con gran eficacia una política que le permitió conquistar a la Iglesia, que era la mayor de todas las presas, una presa que se le había escapado a sus capacitados predecesores (...) Lo que hizo de ello una victoria no fue el hecho de que Constan tino se granjeara el apoyo de la Iglesia, sino que en el curso del proceso alteró por completo la naturaleza y la base de la fe cristiana.
«(...) Constantino no sólo derrot6 a la Iglesia (...) sino que logró que la Iglesia le ayudara a unificar el imperio. Y por si esto fuera poco, cuando Constantino reconstruyó el culto imperial, en virtud del cual la sabiduría del mundo y la ambición de un sólo hombre recibieron el estatuto absoluto de ley divina, la Iglesia proclamó de hecho, que este culto era el cristianismo!».
«(...) ¿Se convirtió el imperio en un Estado Cristiano? No; el cristianismo vendió sus derechos de nacimiento por una persona y se transformó en la religión del Estado. De hecho, fue el comienzo de la historia del cristianismo tal como lo conocemos. Estableció las nuevas normas para interpretar el cristianismo (...).
«La progresión era lógica e inevitable. La Iglesia comenzó a imitar al Estado. Se aceptó el modelo imperial de autoridad, de manera que los príncipes de la Iglesia vivían en palacios y ejercían dominio sobre un distrito administrativo (...) Aceptaban estipendios del Estado y adoptaban el tren de vida propio de quienes servían a Constantino. Una vez quedó terminado este traspaso de valores, todo lo demás vino automáticamente: cristianos que poseían esclavos y reclutaban sus propios ejércitos y, finalmente la aparición de los Estados pontificios».
«El reinado de Constantino es un momento crítico, fundamental en la historia de Europa y no sólo de Europa. Desde aquel tiempo la ideología imperial, con todo lo que significa para la acumulación de riqueza y el ejercicio del poder sobre los débiles, recibió legitimación religiosa de la Iglesia (...) A fin de legitimar los valores imperiales, era necesario que el cristianismo, se transformase por completo desde dentro».
La historia nos confronta una vez más con la realidad, y nos pone al descubierto una conducta que dará sus frutos para el futuro, y que marcará unas pautas originando un sentido imparable e irreparable.
Constantino mantuvo las prácticas y costumbres del antiguo culto imperial, lo barnizó con una terminología cristiana e hizo que una Iglesia que se auto denominaba cristiana se convirtiera en una religión de un Estado que imponía una apostasía en el seno de esa Iglesia, que la asumirá y la proyectará en la historia.
Esta Iglesia tendrá el sello característico de lo que Constantino con su Ideario Imperial Romano le imprime.
La historia nos demuestra que la idea de Constantino fue «la de neutralizar la peligrosidad de la Iglesia para el Estado uniéndose con ella» 171.
Anthony Burgess nos dirá, que para Constantino, «Cristo era un Dios útil, pero sólo uno entre muchos. Constantino fue el primer gran cristiano pagano» 172.
La Iglesia de Roma como fruto de su propia evolución basada en la influencia que le proyecta el Ideario Imperial Romano y que entronca con la teología solar, confluyendo en última instancia con la Idea Imperial que Constantino ofrece, basándose en la religión astral o teología solar, aparece en un momento determinado de la historia como la heredera de Constantino 173 y de Roma:
«La caída del Imperio Romano en el siglo V llevó a los papas a asumir progresivamente los poderes ejercidos hasta entonces por los emperadores de Occidente» 174.
En efecto, todo el invento Constantiniano tiene una perfecta continuidad en Iglesia de Roma.
Todo será calcado. Cuando se estudia lo que aquí hemos indicado de Constantino en relación con su política, y con la Iglesia, se descubre que eso mismo aparece en la Iglesia planeada y presidida por él 175.
169 La religiosidad cristiana se mundanaliza a la par que el grupo dirigente y representativo, especialmente en Roma, ha aceptado la apostasía Imperial Romana. Veamos algunos trazos aportados por el historiador:
«(...) vio afluir a su seno en muchas partes del imperio grandes masas de nuevos adeptos, no siempre movidos por el impulso de la fe interior, sino en gran parte por motivos exteriores (...) iba visiblemente menguando la fuerza moral regeneradora (...) mientras sus prohombres instruidos empleaban su inteligencia y saber en controversias dogmáticas. I.A:>s cristianos (...) estaban persuadidos con orgullo mundano de su fuerza moral y material. Este orgullo despertó en ellos desde el primer instante el sentimiento de la intolerancia (...»> (Oncken, vol. VllI, op. c., p. 418).
170 Constan tino contra Cristo, edic. Martinez Roca, Barcelona 1990, pp. 9,12,13,163,175,176,178,179,181, 182,187,190.
La tesis del autor aunque correcta en sus trazos más sobresalientes, no tiene en cuenta el proceso evolutivo que experimenta la Iglesia de Roma desde la segunda década del s. II en relación a la influencia de la religión astral, y que ya hemos visto con suficiente documentación.
171 Historia Universal dirigida por Walter Goetz, Vol. n, op. c.. p. 594.
172 Citado en El País, 22-2-1987, p. 11.
173 Son muchos los que participan de la herencia Constantiniana (ver Historia Universal de Walter Goetz, vol. n, °E. c., p. 596).
174 El Poder de los Papas, Sarpe, op. c., p. 20.
175 Sobre la creación de la Iglesia Itnperial o Iglesia Católica por Constantino pueden verse numerosas Historias, la de Oncken, vol. Vill, op. c., pp. 417-422; la de Walter Goetz, vol. n, op. c., pp. 593-618; El Poder de los Papas, op. c., pp. 16-20,23-25,28-30.



























El culto al dios sol y el domingo IX
Antolin Diestre
Dr. en Teología
¿Qué va implicar?
Recordemos y adicionemos algunos aspectos importantes de la ideología político- religiosa imperial de Constantino.
Mediante una gestión de Constantino que dará su fruto en el concilio de Arlés (a. 314), indica que el Concilio recomiende al obispo de Roma la promulgación de los decretos de la mencionada asamblea, de este modo se le está concediendo a dicho obispo un poder espiritual virtualmente superior al de los demás 176, aun cuando siempre inferior al de Constan tino que sigue ostentando el de Sumo Pontífice de los cristianos m; cuando desaparezca el 'katejon' u obstáculo que supone la Roma secular, representada ahora por Constantino, aquello se usará por el Obispo de Roma para exigir su supremacía.
Cuando Constantino se retira a Constantinopla podrá ser interpretado como que se deja también la autoridad civil al Obispo de Roma. En efecto, el acto de Constantino en el 330, en cuanto a pasar la capital imperial a Bizancio favoreciendo al obispo de Roma con la donación del palacio del Emperador es muy significativa. El cardenal católico Edward Manning reconoce el valor subyacente y trascendental que reside en el hecho de que el emperador trasladándose a Bizancio deje al Obispo de Roma ocupar con su autoridad única la capitalidad del Imperio, símbolo de la supremacía 'político-religiosa'. El autor nos muestra que con esa acción Constan tino está traspasando al Obispo de esa ciudad los poderes que el emperador tenía en Roma 178.
Constantino, continuador del Ideario imperial iniciado con Julio Cesar y consolidado y dado a la posteridad por Octavio Augusto, se arrogará el título de Augusto 179, como también hemos visto el de Pontifex Maximus, Vicario de Cristo, representante del unigénito Logos, Obispo de los Obispos; al concluir la reforma de Diocleciano alcanza el apogeo del absolutismo con un «riguroso ceremonial cortesano tendente a destacar el carácter divino del emperador (túnica de oro, diádema, proskynesis) y subordinación a su persona» 180.
Hemos comprobado también un totalitarismo imperial romano manifestado en una monarquía absoluta:
«Constantino llevó a término parte de la ideas renovadoras de Diocleciano (...) desde el punto de vista de la filosofía política, lo más importante es que el nuevo emperador institucionalizó el
absolutismo» 181.
Lowe 182 dirá algo muy significativo:
«(...) Constantino (...) se convirtió en figura ideal, no sólo de un emperador cristiano, sino del príncipe cristiano por autonomasia»
La continuidad en el Papado del culto a la persona y significado de los títulos que Constantino se asigna: Pontifex Maximus y Augusto.
Hay tres tesis importantes mantenidas en la configuración imperial romana influida por la teología solar, de las que Constantino se hará portador y transmisor, y que son reinterpretadas y asumidas por el Obispo de Roma, dando un fruto histórico en el que la Iglesia de Roma aparece como portadora del máximo poder.
La primera es la pervivencia de la unión del trono y del altar que mediante el título 'Pontifex Maximus', los emperadores romanos habían mantenido, reuniendo en su persona tanto el poder civil como el religioso.
Pontifex Maximus y Augusto
No hay posibilidad de una interpretación a posteriori como válida del título Pontifex Maximus o Sumo Pontífice 183. Su origen y trayecto es plenamente pagano.
El título Pontifex Maximus se lo atribuirá el Obispo de Roma 184 tras haber abdicado de él el emperador Graciano en el 378, siendo asumido a partir de entonces por todos ellos. Los títulos de Augusto y Vicario de Cristo igualmente.
El mismo título de Augusto y el de Vicario de Cristo aparecen adosándoselo el propio Obispo de Roma. En una cita del teólogo e historiador católico Josef Lenzenweger se recogen éstas como formando parte de una tradición que culmina en los Dictatus Papae de Gregorio VII. Merece la pena traerla en consideración:
«Manifestó con creciente claridad y rotundidad la pretensión de que, como papa, era el vicario de Cristo (...) en la tierra. Este Cristo era en su opinión, sucesor del emperador Augusto. Por consiguiente, el papa es competente no sólo en las cosas espirituales, sino también en los asuntos seculares» 185.
Eric Peterson deja bien claro la creación del título "Augusto": «(...) entrelazó Imperio y Cristianismo como tal vez nadie hizo, y los relacionó de manera impresionante, vinculando Augusto a Cristo. Evidentemente con ello se cristianiza a Augusto y se romaniza a Cristo que resulta ser civis Romanus. El sentido político de tal construcción es obvio (...) 186
La confluencia Constantiniana, arranque de una constante histórica en la que se dibuja, por un lado, el dominio del Emperador si éste asume lo que Constantino representa como Autoridad civil y lo que simboliza como poder absoluto temporal y que se transmitió de acuerdo al sentido histórico impuesto por él y por lo que supuso la existencia de la Iglesia Constantiniana; y por otro, la supremacía de la Iglesia sobre la Autoridad civil, si el Obispo de Roma absorbe en su totalidad lo que Constantino encarna: el Pontifex Maximus, que reúne tanto la supremacía temporal como la espiritual.
Hay un punto de llegada a causa de los prolegómenos planteados con anterioridad. En Constan tino se entronca un tipo de Iglesia que ha ido evolucionando desde una concepción puramente bíblica hasta una monárquica sin que haya una autorización textual a semejante configuración. Los obispos romanos utilizan el desarrollo monárquico que se experimenta a partir del siglo 11 relacionándolo con una primacía de la Iglesia de Roma y del que la preside. Constantino hará posible un modelo de Iglesia monárquico absolutista en cuya cúspide se encuentra el Pontifex Maximus.
Por otra parte no es más que el indicio de lo que se conseguirá posteriormente a la desaparición del Imperio Romano representado por el poder del Cesar que mantiene tanto el título de máxima Autoridad Civil como Espiritual dentro del título 'Pontifex Maximus', y que tanto una como otra será asumida por el Obispo de Roma.

176 El Poder de los Papas, op. c., p. 17.
177 m Id..
178 Henry Edward Manning The Temporal Power 01 the Vicar 01 Jesus Christ (T edic. 1862, pp. 11-13). Citado porF. Yost (MA. mayo-junio 1954, pp. 9,10).
Es así como ha sido interpretado: «Después del Concilio de Nicea, se retiró a Co"nstantinopla y dejó que, de hecho, el Papa fuese también la máxima autoridad civil de Roma» (ver El Poder de los Papas, op. c., p. 23).
179 Ver entre otros, Historia Universal de Walter Goetz, vol n, op. c., p. 504; El Imperio Romano, Sarpe, op. c., p~. 103, 106.
180 Atlas Histórico Universal, vol. 1, op. c., p. 105.
181 El Imperio Romano, Sarpe, op. c., p. 109.
182 Recogido por Karlheinz Deschner, op. c., p. 194.
183 Si el significado de 'Pedro', según las posibilidades de la Iglesia que Constantino ofrece, no la Escritura, confiere al Obispo de Roma ser el mismo representante de Dios en la tierra, es imprescindible que 'encarne' en su persona el poder total, tanto el trono como el altar (así razona el católico Norbert Brox, Historia de la Iglesia Primitiva, op. c. p. 41). Y si a Jesucristo se le ha dado toda la 'potestad' tanto en el cielo como en la tierra (cf. Mt. 28:18), ¿cómo, -de acuerdo a esta conjetura- al Vicario del Hijo de Dios en la tierra, del mismo Jesucristo, no va a disponer también de ese 'poder' en la tierra?
No obstante, una vez implantada sobre el Estado la Autoridad Suprema espiritual de acuerdo a la clave que el Obispo de Roma ha recogido del artífice Constantino, y el representante del Gobierno terrenal la reconoce, es lógico que esa Autoridad sea suprema respecto a la temporal. Así lo entenderá el Obispo de Roma, y así lo explicará convirtiendo al poder temporal como una delegación suya, y puesto al servicio del Poder Espiritual que siempre es superior. Nada de esto impedirá una lucha constante entre el sistema Papal y el poder temporal del 'Emperador' que se supone inferior.
184 Ver a Javier Gonzoaga, Concilios, vol. 1, op. c., p. 27.
185 Historia de la Iglesia Católica, Herder, op. c., p. 263. 186 Tratados Teológicos, op. c., p. 59.


El culto al dios sol y el domingo X
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Conclusión
La historia está ahí. No puede ocultarse. Nuestro recorrido por ella nos ha ofrecido una panorámica instructiva.
Hemos podido observar que la Palabra de Dios nos otorga el privilegio de conocer el Sábado de Jesucristo en cada séptimo día, y que no autoriza a nadie a celebrar otro día en sustitución del Sábado.
Al estudiar la posición de Juan Pablo II y de la Iglesia Católica Romana hemos visto su creencia en el primer día de la semana o domingo. Hemos podido establecer que ninguno de .los argumentos que se presentan posee una base en la Escritura. Todo se utiliza a fin de justificar un acto, el de la aceptación del día del Sol proveniente del más puro paganismo inspirado por el Dragón (cf. Ap. 13:1,2), para el que ninguna Iglesia o dirigente o Estado tiene facultad de cambiar. Pero se hacía necesario ocultar su verdadero origen, naturaleza, significado e implicaciones.
Esta actitud fue fruto del significado implícito en el día del Solo domingo. El domingo se había convertido en signo de unidad y de rechazo de lo que despectivamente se llama judío. Estos dos aspectos caminan unidos en paralelo con la actitud antijudía y aceptación del día del Sol, en detrimento del sábado saturnal, que el Imperio Romano está llevando a cabo. Al profundizar, se descubría que junto a la aceptación del día del Sol y desmarque de lo judío aparecían puntos comunes con la religión de misterios del dios Mitra, y que el Ideario Imperial Romano en versión Constantiniana había asumido también esos aspectos cúlticos. El asunto no estaba tan claramente instalado en la Iglesia Cristiana, creemos que únicamente una minoría, pero la más influyente y representativa con una direccionalidad monárquica absolutista que se ha ido generando, acepta el envite Constantiniano desmarcándose de las auténticas raíces hebreas y de la revelación de Jesucristo. Y obliga con la ayuda de la presión estatal y conciliar a que se reconozca el domingo como el único día a celebrar, y se rechace el Sábado.
Independientemente de las claves políticas integradas en este proceso de abjuración respecto del Sábado, y de aceptación del día del Sol, las consecuencias para el futuro, tanto en lo relativo al Pueblo de Dios como al análisis bíblico, han sido perjudiciales y forjadoras de un destino que todavía en la ultima hora de este mundo se presenta en la forma de una historia repetida que nos recuerda el pasado. Y esto no únicamente por lo que la profecía nos advierte, sino por lo que las coordenadas históricas tanto del pasado como de la actualidad nos hacen vislumbrar.
Esta posición, respecto del Domingo, ha traído toda una exégesis bíblica destructora de elementos de importancia en la revelación de Dios. Para justificar el domingo hubo que destruir el Sábado como no estando en vigor para los cristianos. Para ello había que hacer decir a la Palabra opiniones contrarias a su propio contenido respecto a la Ley de Dios. Hubo que inventar toda una metodología que desvalorizara la Ley de Dios. Todavía más. Al hacer esto se comprobó que no era suficiente para convencer a los que tenían acceso a la Palabra de Dios de la validez de la actitud asumida en relación al día a santificar. De ahí que se viera necesario, no solamente el negar la posibilidad de que las personas libremente pudieran comprobar lo que realmente afirmaba la Palabra de Dios sino que además se precisaba valorar a un magisterio particular humano que sería quien, sustituyendo a Dios, hablara en lugar de la Palabra. El protestantismo, al rescatar el principio de la Sola Escritura, y al fijar a la conciencia individual como estando por encima del Papa, de la Iglesia y aun del mismo Estado, otorgó la posibilidad de una vuelta a las fuentes del Cristianismo, como nunca antes. Ese retorno es lo que nos ha llevado a descubrir la validez y vigencia del Sábado de Jesucristo y el origen del domingo en el día del Sol, del dios Mitra. En el próximo capítulo y último vamos a descubrir el mensaje que se nos está dando con el comportamiento del sistema Papal actual en relación al día sagrado cuando lo unimos a lo ocurrido en la época Constantiniana.

BARBARO, LA PROXIMA VEZ VE DIRECTO AL GRANO, NEDIE VA A LEER TODO ESO.
 
Re: El culto al dios sol y el domingo

Una ves alguien dijo que nadie podia refutar este estudio sabatico.



El culto al dios sol y el domingo I
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Es importante reseñar, dentro de este estudio, que precisamente en las fechas del s. II D.J., se están dando, por separado, entre el Imperio y el Catolicismo romano, tres confluencias que darán su fruto en el futuro: 1) corriente antijudía favorecida, en uno u otro, por la actitud judía frente al imperialismo romano junto a la reacción de éste contra los judíos (esto hace necesario distinciones claras entre cristianos y judíos) y por el gnosticismo e ideologías aportadas por los cultos de misterios (Mitraísmo esencialmente); 2) aceptación de ciertos puntos claves que pudieran permitir comprobar las identificaciones o semejanzas entre el Imperio y el Catolicismo romano (de ahí la aceptación de una teología solar con cambios pertinentes, en esas fechas, respecto al día sagrado, los llamados cristianos y romanos están aceptando el día del Sol en lugar del Sábado o de Saturno; la sustitución de ciertos ritos por sacramentos al estilo del Mitraísmo, con que la sociedad romana participa; y una nueva concepción antropológica); y 3) la necesidad de una fórmula que otorgue la unidad.
Este estudio se propone demostrar que el cambio relativo al día de reposo por parte de la Iglesia Católica Romana responde a una estrategia político eclesiástica en la que se involucra el concepto Iglesia y su naturaleza, valores doctrinales insustituibles, la pérdida de la fidelidad al verdadero Jesucristo, y claudicar ante las tentaciones satánicas que nos presenta el Evangelio relativas al Poder ya la Autoridad sobre el mundo (cf. Mt. 4:8-10, 1- 7).
El Origen
Mitra es llamado el Sol invictus. El Mitraísmo, desarrolla una religión de misterio que envuelve conceptos astrológicos y escatológicos 1 que desembocan en posiciones antropológicas de cuya influencia en el mundo romano está sobradamente probado 2. El Sol aparece como el astro Rey, el Absoluto. La teología solar que se desarrolla alrededor de este asunto es trascendental para comprender tanto la antropología individual, política y social.
Mircea Eliade nos pone un ejemplo de los Misterios de Mitra: el monarca en la víspera de su entronización se introducía en una gruta "mientras que sus súbditos le veneraban (...) como a un niño de origen sobrenatural" merced a su identidad con Mitra 3.
Es indudable que con la asunción por parte de Roma del culto Solar patrocinado por el Mitraísmo4 o por cualquier otro culto oriental se está queriendo proyectar el valor de la Unidad y de la Autoridad Suprema que el Sol Invictus (Mitra, Helios o Apolos) representa a nivel celeste y entre los demás dioses.
Poco importa el nombre (latino, griego o persa) que se le de al dios Sol Invictus, lo importante es comprobar el valor de este culto Solar que se introduce en el Ideario Imperial Romano, y que desde Augusto (dicho Ideario), recogido de César, se extenderá con las matizaciones que el Culto oriental al Sol Invictus le provee, hasta Constantino y su herencia.
Ya Augusto a partir del 31 a.J. dedica dos obeliscos al Sol 5.
Y el calendario de su época lleva una dedicatoria al Sol como una demostración más de la importancia que se le daba en su panteón de los dioses 6.
Desde entonces el culto Solar se proyecta de un modo prácticamente natural 7, siendo
contemporáneo al cristianismo 8.
Mircea Eliade nos dirá:
«Los cultos oriundos de Egipto y del Asia Menor gozaban de una sorprendente popularidad y contaban además con la protección imperial (...»> 9
«Muchos emperadores apoyaron al mitraísmo especialmente por motivos políticos ...» 10.
M.J. Vermaseren: «Este deus sol invictus (dios sol invicto) lograría imponerse como principal dios solar si bien bajo una forma romana y no oriental, y absorbió las diversas tendencias hacia la adoración del Sol en el Imperio romano. Con los sucesores de Aureliano, incluido Constantino, todo ello se vería implicado en la política» 11
¿Cuáles son esos motivos políticos? Ese culto solar público es el resultado de la identificación del Emperador con el Dios Sol: si el Sol preside a los demás astros de acuerdo a la religión astral oriental, y da unidad y orden, se está ofreciendo una fórmula política de primera magnitud 1\ máxime que el misterio de Mitra involucra en su exposición un interés espiritual y político de acuerdo a la proyección del mundo celeste en el terrestre.
La existencia de este culto Solar público se prueba: 1) por la existencia de lugares para ese culto 13; 2) con celebraciones de alto significado religioso a través de los banquetes sagrados donde se profundizaba en el misterio de acuerdo a un modelo divino y que tendrían que realizarse en el día apropiado al Culto Solar 14; 3) por la existencia, desde; el s. I d.J., de una semana planetaria donde aparecen los días de la semana afiliados a un : dios determinado, en el que sobresale respecto de todos el Solis Die.\' 15; 4) por la conmemoración en ese Solis Dies, que corresponde al primer día de la semana o domingo,:l la fiesta semanal para los ciudadanos romanos desde comienzos del s. 11 d.l., e incluso para los miembros que se identifican con la Iglesia de Roma desde mediados del s. 11 16; 5) por la consagración del 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Mitra, el Sol Invictus 17; 6) por la adaptación de ese culto solar por los emperadores que se identifican con el Dios Sol, con un programa de alta significación político-religiosa 18: la Unidad y Universalidad que les provee la estructura Solar; 7) Y que culmina con la etapa Constantiniana por la trascendencia que supone para el futuro: creando una Iglesia de acuerdo al Ideario Imperial Romano 19 que asume en su ideología las características esenciales de la Religión Astral 20.
1 Günter Haufe, en El Mundo del Nuevo Testamento, vol. 1, op. C., p. 133, nos dirá:
«Mitra penetró en Occidente con la expansión del Imperio persa, en Babilonia la creencia en Mitra se combinó
con toda suerte de ideas astrológicas y escatológicas (...) llegó por último al Asia Menor. Prestigiosos magos
fueron allí activos misioneros suyos. Presumiblemente fueron ellos los que de manera gradual dieron forn¡a mistérica al culto de Mitra»
2 Ver nuestro estudio y documentación en Cuando el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en la tierra? Clie, Terrassa - Barcelona 1997.
3 Historia de las Creencias religiosas, vol. ll, op. c., p. 315.
En otro lugar el nuevo rey era considerado Mitra reencarnado (íd., p. 316).
Cuando Ciro es proclamado reyes deificado como hijo de Mitra (íd., vol. 1, p. 335.
4 El Mitraismo se introduce en Roma por primera vez en la época de Pompeyo (s. I a.J), según Plutarco en vida Pompeyo XXIX,
5. Ver para esto a M. J. Vermaseren en El Crisol del Cristianismo, ed. Labor, Vitoria 1993, p. 253. Según este autor existen centenares de pruebas arqueológicas de la existencia de lugares de culto a Mitra en :diferentes sitios del Imperio Romano. \.1ircea Eliade nos dirá:
«En cuanto a la difusión del mitraísmo resultó verdaderamente prodigiosa: desde Escocia a Mesopotamia, desde. \frica del Norte y España hasta Europa Central y los Balcanes» (Historia de las Creencias religiosas, vol. 11, )p. c., p. 320). .
..a revista ARQUEOLOGÍA (año ll, n° 13, Barcelona 1986), nos dirá que "la avalancha de seguidores de Mitra no
edahastaels.ld.J.". CIL, VI, 701.
Sobre ese culto al Sol por parte de Augusto ver a A. Piganiol, Histoire de Rome, 1954, p. 229; también a Gaston H. Halsberghe, The Cult 01 Sol invictus, E.l. Brill, uiden 1972, po 30 (no 6) (citados ambos por Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimache, op. c., po 198).
6 El Fasti de Philocalus, Cll, 1, 2, 324 o Fastid'Amitemum, Cll IX, 4192 (recogido por S. Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimache, op. Co, po 198).
7 M.J. Vennaseren (en arto "Mithra-Mithraísmo" de Enciclopedia Cattolica, 1952:
«Mitra penetró en Roma con los prisioneros de Cilicia (67 a.l) ("0) su difusión aumentó bajo los Ravios y todavía más bajo los Antonios y Severos» (citado por S. Bacchiocchi, íd., op. c., p. 199, nota 17).
8 Esta afirmación del sabio especialista F. Cumont (en Textes et monuments figurés relatils aux Mysteres de Mithra, 2 vols., H. Lamertin, Bruxelles, 1896, 1898, vol. 1, po 338) basada en las pruebas históricas que aporta, sigue sin refutarseo Mircea Eliade (en Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, op. c. po 494 nota 217) considera que esos dos volúmenes de Cumont continúan siendo indispensables.
ws historiadores en su investigación se han visto obligados a reconocerlo: "Bajo el mandato de los emperadores de la dinastía Ravia, se difundió por gran parte del lmperio el culto de Mitra (...)" (en El Imperio Romano de ed. Sarpe, Madrid 1988, p. 82).
"Las campañas orientales de Flavios (desde el año 69) y Antoninos (todo el s. n, d.l.) contra los Partos originaron una amplia difusión del Mitraísmo (...)" (Gran Historia Universal de ed. Nájera, Madrid 1988, vol. N, p. 431).
9 Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, vol. n, p. 357.
Citamos algunos ejemplos además de los ya indicados: Cónmodo (185-192) se inicio en los misterios de lsis y de Mitra; Caracalla (211-217), fomenta el culto Solar al Sol lnvictus; Aureliano incide en la teología solar en el culto al Sol lnvictus, Diocleciano eleva un altar a Mitra, y Constantino se identifica con el propio Sol lnvictus (ver sobre esto a Mircea Eliade, Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, op. C. pp. 357, 358, 321, y Alister Kee, Constantino contra Cristo, de. Martinez-Roca, Barcelona 1990, p. 31).
10 Id., 321
11 Ver El Crisol del Cristianismo, op. c., po 260
12 Aureliano, sirve como representativo, cuando expresa la necesidad política de integrar la tradición romana en la teología solar de estructura monoteísta (ver Mircea Eliade, Historia de las Creencias e Ideas Religiosas, vol II,
op. c., p. 358.
13 De lo cual no hay ninguna duda de acuerdo a la documentación que nos provee F. Cumont (ver nota 16) Y otros (ver Mircea Eliade, vol. 11, pp. 319, 320, Y nota 4 en alusión a la obra El Crisol del Cristianismo) que nos transmiten la existencia de santuarios en diferentes lugares.
14 Mircea Eliade, íd., p. 321. ,
Describimos a continuación la exposición en resumen que nos hace la revista Arqueología (Año 11, n° 13, op. c..) sobre el significado del culto a Mitra:
«El otro gran acto cultual que se llevaba a cabo ... era el banquete sagrado, en el que los mystas ingerían pan y vino como representación de la carne y la sangre del toro inmolado por Mitra (...)
El Pater pronunciaba unas palabras de bendición (...): "Salvaste a los hombres con el derramamiento de sang¡e ,
eterna" (...) la participación en la comunión permitía ... el nacimiento de una nueva vida, es decir, procuraba ... la
existencia eterna. "
Por consiguiente, el sacrificio del toro tiene un doble sentido de salvación: por una parte, representa una soteriología intracósmica, relacionada con la concepción escatológica mitraíca, es decir con la salvación en el Más Allá, facilitada a los iniciados por el sacrificio que permite un banquete en el que la consumición de la sangre y la
carne del toro conlleva una fusión mística con la divinidad y una participación en la vida de ultratumba»
Es indudable que el autor de esta cita note el parecido con la Eucaristía católico romana a la que se le considera
también un sacrificio y misterio a través de la Misa (Ecclesia, 29-3-1980, p. 16, 34; Guía del Cristiano, ;
Devocionario Popular, ed. Balmes Barcelona 1960, p. 210), Y que concluya diciendo: "en la mayor parte de los! casos los sacramentos (...) son prestamos paganos, esencialmente de la religión mitraíca". Para esta conclusión l pueden verse, entre muchos, a M.J. Vermaseren en El Crisol del Cristianimo, op. c. p. 254. ! No cabe duda que el significado de la Eucaristía se identifica con la Eucaristía mitraíca, no ocurre lo mismo con la Santa Cena evangélica que tiene un valor puramente simbólico y no sacramental.
Es imprescindible retener, no obstante, un asunto que llama poderosamente la atención desde un punto de vista antropológico y soteriológico, la vida de ultratumba con la divinidad se asegura mediante la realización de esa obra sacrificial, yen su participación.
Ya sabemos la concepción antropológica en la que se sobrentiende la inmortalidad del alma, y la resurrección del cuerpo al final de los tiempos, dentro del contexto religioso persa, donde se promociona el culto a Mitra.
15 La existencia y el uso de la semana planetaria en el s. I de nuestra era, está fuera de toda duda, puede verse documentación precisa sobre este asunto por S. Douglas Waterhouse en el excelente trabajo The Planetary Week. in the Roman West, en el primer apéndice de The Sabbath in Scripture and History, Review and Herald Publishing Association, Washington 1982, pp. 308-322.
Nos presenta la evidencia de la llegada de la semana planetaria o astrológica en la época de Augusto en el s. I a.J.(íd., p. 309), y en el s. I d.J. en Italia y en la época de Nerón (íd.). Varios otros testimonios tanto de la India s. 11 a. J. como de Babilonia (íd. pp. 310, 311).
La cita del historiador romano Dion Cassius es definitiva. En su Historia Romana, 37, 18 (escrita entre 200 y 220) nos confirma que la semana planetaria estaba "por todo lugar establecida y que se trataba de una costumbre antigua" (cf. S. Douglas Waterhouse, p. 313).
Bacchiocchi alude al calendario de Nola (op. c., p. 201), y a la opinión'del arqueólogo A. Degrassi (Un nuovo frammento di' calendario romano e la settimana planetaria dei selle giomi, Atti del Terzo Congresso Internazionale di Epigrafia Greca et Latina, Roma 1957, pp. 103, 104) para ratificar el uso de la semana planetaria en la época temprana de Augusto.
La religión del Dios Mitra exaltaba el domingo (el día del sol) como el más importante de la semana (S. Douglas Waterhouse, op. c., p. 314, cita a Gastón H. Halsberghe, op. c., p. 120).
El predominio del Solis Dies (día del solo domingo), es la consecuencia lógica, tal como indica S. Bacchiocchi (Du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 203) de la existencia simultánea de la semana planetaria en la que los astros son presididos por el Rey-Sol. De este mismo modo argumenta F. H. Colson en The week, University Press, Cambridge 1926, p. 75.
En la nota 16 lo atestiguamos con documentos que demuestran al Solis Dies o domingo como festivo en el Imperio Romano en el contexto del culto Solar.
16 Justino, de los llamados Padres Apologistas (ver edición de Daniel Ruiz Bueno, op. c., pp. 258, 259) escribe, entre otros escritos, lo que se denomina ¡" Apología y es enviada alrededor del año 140 d. J. al emperador
Antonino Pío.
En esa Apología (67:3-7) se menciona por primera vez el día del sol como el día que conmemoran ciertos cristianos, los de la Iglesia de Roma, en los términos siguientes:
«El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades, o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas (...).
y celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el día primero, en que Dios transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues es de saber que le crucificaron el día antes del día de Saturno, y al siguiente al día de Saturno, que es el día del .sol, aparecido a sus apóstoles y discípulos, nos enseñó estas mismas doctrinas que nosotros os exponemos para vuestro examen» El motivo principal de traer a colación esta cita de la patrística, junto a otras es para comprobar como el día del sol que correspondía al primer día de la semana era un día festivo en Roma como consecuencia de la influencia del culto Solar mitraíco. A la vez que verificamos los efectos de esta costumbre en la concepción antropológica tanto Imperial romana como Católico romana, dado que esta última se erige como heredera y continuadora, y proyecta a su vez su influencia en el mundo occidental posterior.
Bacchiocchi ha sabido presentar, como portador de un mensaje subyacente, la reiteración de Justino en la expresión "día del sol" que le hace al Emperador. Este podía comprenderle, porque durante el período de los Aavios y Antoninos se había extendido el culto a Mitra por el que también se reunían en el primer día de la semana para celebrar su culto.
Quiere dejar bien claro su desmarque de los judíos, y su acercamiento al paganismo para un posible mejor entendimiento.
También es de reseñar que emplee el término Saturno pare referirse al Sábado. Es evidente que Justino desea dejar bien claro al Emperador que ellos guardan el día del sol como lo están haciendo un buen número de conciudadanos. romanos adscritos al culto de Mitra. Su argumento se basa fundamentalmente no en la resurrección de Cristo sino en el hecho de que en el primer día de la semana de la creación, Dios quitó las tinieblas.
Tertuliano en el 197 d.J. presenta en su Apología Ad Nationes 1:13, y en respuesta a la acusación de que los cristianos adoraban al sol por orar vueltos hacia Oriente y habiendo hecho del primer día de la semana o domingo su día de fiesta, la confirmación de que esas mismas costumbres las tenían los paganos, y lo aclara diciendo:
«(...) de todos modos sois vosotros los que habéis admitido el sol en el calendario de la semana; y habéis escogido su día (Domingo) en preferencia al día precedente (Sábado) como el más conveniente en la semana, sea para una abstinencia de baño, sea para el reposo y los banquetes».
Lo que nos interesa del pasaje en cuestión es la ratificación de que en Roma, los paganos tienen el domingo como día de fiesta, y ésta relacionada con el Solis Dies o Día del Sol. Tertuliano, tengámoslo en cuenta, asegura que el origen del domingo posee un origen solar, y que se ha iniciado a festejarse por Roma.
Constantino, practicante de la religión solar, y que como veremos en otro lugar las causas de su legislación a favor del Solis Dies o domingo, manifiesta la idea de que la festividad del Día del Sol es una costumbre relacionada con el culto solar. En efecto si se observan los términos no hay más remedio que interpretar que se trata de una celebración que tiene su origen en el día de la semana que se consagra al Sol:
«Sencillamente porque nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol que se celebra por su propia veneración, se ocupe con querellas jurídicas» (Clyde Pharr. The Theodosian Code and Novels and the Sirmondian Constitutions (libro 2, título 8, sección 1), Princeton University Press, ] 9520
Cumont ha dejado bien claro en sus estudios sobre Mitra, y en relación a sus lugares de culto y al tiempo en que se reúnen, lo siguiente:
«Cada día de la semana, el Planeta al cual estaba consagrado era marcado en un lugar determinado de la Cripta, y el domingo el que presidía el Sol era particularmente santificado» (Les Mysteres de Mithra. Bruselas, 3' edition, 1913)
«El Dies Solis, era evidentemente el día más sagrado de la semana para los fieles de Mithra y (000) debían
santificar el domingo» (Astrology and re/igion among the Greek and Romans, 1912, po 163)0 Ver sobre estas citas al propio Franz Cumont en Textes et Monuments figurés relatifs aux mysteres de Mithra, Bruxelles 1899, ppo 325, 339)0
So Jankélévitch afirma: "Si hay un punto sobre el cual la mayor parte de los historiadores están de acuerdo, es sobre el lazo estrecho que existe entre el Domingo cristiano y las concepciones astrológicas de la mitología del Mazdeísmo" (Prefacio del libro Le Sabbat de William-Oscar-Emil Oesterley, Paris ]935, ppo 45, 46)0
Si ya cuando se introduce el,culto solar por los seguidores de Mitra (en el so ] aojo y so I doJo) viene precedido por un dfa de la semana que se consagra al sol tanto en Persia como en otros lugares (ver a So Douglas Waterhouse, en The Planetary Week in the Roman West, primer apéndice de The Sabbath in Scripture and History. po 314), si la
existencia de la semana planetaria, en la que cada día de la semana corresponde a un planeta, siendo el domingo o
primer día de la semana ocupado por el Sol, que adquiere un rango preferencial sobre los demás días, si además hay referencias claras históricas en el sentido de que los ciudadanos romanos celebraban y veneraban el día del sol como siendo el primer día de la semana, se está demostrando que hay una asunción de la teología solar con todas las implicaciones socio - antropológicas que esto conlleva tanto a nivel particular como colectivoo
Los autores del Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana (vol. ], op. C., p. 629), para quitar importancia a este hecho se atreven a decir por un lado que "La celebración dominical aparece como una creación de la Iglesia Cristiana", considerando un primer indicio 1" Cor.16:20 Después presentan dos hipótesis la del traslado del sábado al domingo, o la que acepta que desde el principio sería el domingo (íd. p. 629), añadiendo que "puesto que la tesis del traslado de la celebración tiene dificultades, parece más seguro suponer que los cristianos se reunían para la eucaristía la noche del domingo (Hecho 20:7; Jn. 20:19; 20:26)"0
Realmente estas afirmaciones son sin pruebas, puesto que los textos no dicen nada respecto al domingo como día festivo ni mucho menos "día del Señor", se le sigue llamando "primer día de la semana", y no hay ninguna indicación escritural de cambio; además la noche del domingo sería el lunes, ya que los días para la Biblia terminan a la puesta de sol. Aunque se presenta esta hipótesis de manera poco ortodoxa y desordenada y, tal como ya hemos podido comprobar en otros lugares, no hay demasiada dificultad para su refutación y rechazo natural o
Dichos autores se ven obligados a contestar (íd., pp. 629, 630) a Bacchiocchi respecto a su tesis doctoral defendida en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma en relación a la influencia del culto a Mitra en la introducción del domingo en la llamada Iglesia de Roma, de la siguiente manera:
«Día consagrado al sol, antigüedad grecorromana so 1 d.J.» «no noticias en la antigüedad no cristiana de una celebración dominical»
«ni siquiera en el culto a Mitra este día asumió tan pronto particular importancia» «Consiguientemente es una hipótesis mal fundamentada suponer un originario influjo del culto solar sobre el domingo cristiano (contra So Bacchiocchi); sin embargo se puede advertir un influjo secundario»
«La tesis adventista (representada nuevamente por S. Bacchiocchi, según la cual la celebración dominical se introdujo al final del siglo II a través de la Iglesia de Roma como reacción antijudaica y en dependencia del culto pagano del sol, se apoya en bases muy débiles»
Si se observan estas citas con detenimiento se notará una falta de argumentos y documentación precisa (no se adjunta ningún dato probatorio) que demuestre la opinión contraria a Bacchiocchi. El hecho de que se presente que no hay noticias en la antigüedad no cristiana de una celebración dominical no desdice en nada a lo que las citas de Justino y 'Í'értuliano aseguran. Ellos afirman dirigiéndose al emperador y a los romanos que guardan el mismo día que el/oso Por otra parte hemos de entender la forma que unos y otros tienen en expresar esta circunstancia histórica. En efecto, mientras que ciertos llamados cristianos se ven obligados a singularizar la celebración dominical, porque es un asunto político - religioso a destacarse, no ocurre lo mismo por la sociedad pagana para el caso de tener que entresacar selectivamente ese aspecto. Parece extraño que los autores del Diccionario Patrístico, no estén familiarizados con el modo de obtener las fuentes. La sociedad romana no tiene porque demostrar ni presentar con ningún documento que guardan el domingo. Es suficiente que se hayan encontrado centenares de lugares de culto a Mitra en todo el Imperio, se den estos siete puntos que estamos probando, y que se sepa que la religión mitráica disponía de un día dedicado a la celebración de sus misterios, asunto que demuestra por las indicaciones encontradas en las criptas, donde el día del Sol, destacaba como siendo el día que se celebraba, y por el proceso evolutivo que dicho día alcanza en la época Constantiniana. Si se observa en la cita de Constantino ya expuesta «Sencillamente porque nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol que se celebra por su propia veneración. se ocupe con querellas jurídicas» Esta declaración muestra que el día del Sol está plenamente establecido como fruto de una tradición anterior. Lo mismo sucede con el decreto del 13 de agosto del 389 de Timasius de Roma y Promotus donde se afirma: "... contamos también con el día del sol que los antiguos han llamado justamente el Señorial y que llegó a ser periódico". El culto a Mitra, tal como ya hemos documentado, contiene ya el día del domingo como día preferencial, y no creen necesario el tenerlo que reseñar especialmente, puesto que ya se está transmitiendo con su culto, y el valor del domingo en la semana planetaria que ha quedado consignado en numerosos lugares donde se tenían las reuniones cúlticas.
El que se diga que se apoya, lo del s. II respecto al origen del domingo en la comunidad de Roma, en bases muy débiles, sin que se presente documentación precisa probatoria, es la demostración de que la tesis de Bacchiocchi es irrefutable. Y la admisión de que se puede advertir un influjo secundario del culto de Mitra en el domingo romano, es de nuevo una opinión interpretativa que no corresponde a la realidad total. Nos gustaría saber en qué se basan los autores para poder admitir que ha habido un influjo secundario. Sin duda que cuando presentasen los documentos y fuentes para tal admisión, las opiniones podrían variar, y de lo secundario llegar a lo primario.
17 Una connotación más de la influencia del culto solar sobre la Iglesia de Roma es que el dies natalis Solis Invicti (nacimiento del Sol Invencible) que se celebra anualmente en honor a Mithra corresponde al 25 de diciembre, el día escogido para la celebración de Navidad, del nacimiento de Jesús (ver sobre esto a G. H. Halsberghe, The cult ofSolInvictus, op. c., p. 174).
18 Nótese, en esta cita de Mircea Eliade (Historia de las Creencias e Ideas religiosas, vol. II, op. c., p. 398) la importancia del culto solar desde un punto de vista político, y las implicaciones en el aspecto socio-religioso y antropológico en el Cristianismo:
«Aureliano había comprendido la importancia de una teología de estructura solar monoteísta para asegurar la unidad del Imperio (...) Se fijó el aniversario del Deus Sollnvictus el 25 de diciembre, "día natalicio" de todas las divinidades solares orientales (...).
«El carácter universalista del culto y de la teología solares había sido reconocido o presentido por los devotos griegos y romanos de Apolo-Helios, así como por los adoradores de Mitra y de los BaaIes sirios. Aun más, los filósofos y los teólogos eran en gran número adeptos de un monoteísmo de estructura solar (...)
los numerosos sincretismos religiosos, los misterios, el desarrollo de la teología cristiana del Logos. el simbolismo solar aplicado a la vez al Emperador y al Imperium ilustran la fascinación que ejercían la noción del Uno y la mitología de la Unidad».
19 Ver nuestro desarrollo a continuación.
20 Id..








El culto al dios sol y el domingo II
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Teniendo en cuenta las notas a pié de página que hemos desarrollado, probando las aseveraciones que preceden, podemos concluir afirmando que el Imperio Romano ha experimentado, a través de la sociedad, la influencia de los cultos orientales, especialmente del Mitraísmo. Dentro de ella, lo más representativo del Gobierno, adopta la teología Solar, aprovechándose de esta coyuntura socio - religiosa, proyectando una estructura política unitaria y absolutista, ordenada de acuerdo a la Religión Astral. Las implicaciones en la antropología individual y en el comportamiento social y religioso de este tipo de práctica, se trasluce en las creencias religiosas de los ciudadanos y paralelamente en la Iglesia de Roma, que como veremos seguidamente, se ve, en un proceso histórico influida por lo fundamental del Mitraísmo, culminando en la época Constantiniana, en la que en virtud del Emperador, adorador del Sol y dependiente de esa teología Solar, hace surgir una Iglesia Imperial, en la que, como veremos las transformaciones que se han operado, son evidentes.
Veamos todo esto más de cerca, especialmente lo relativo al comportamiento de Constantino y a esa Iglesia de Roma que confluyendo ambos en esa etapa histórica, se visualiza el resultado evolutivo de toda una serie de actitudes y de manera de pensar.
Antecedentes relativos al Día del Sol o Domingo o Primer día de la Semana y la corriente antijudía
De nuestro estudio precedente se deja constancia de que Roma ha sido influida por el culto solar en honor a Mitra, aceptando los valores religiosos que le interesan para una aplicación política, incluido el día de fiesta característico: el día del Sol, el Domingo, el día del Señor Mitra, que representa la unidad del que preside en los astros.
Por las citas de Justino (alrededor del año 140 d.J.) y Tertuliano (alrededor del 190 d.J.), que entran dentro de una serie de documentos sobre el particular, sabemos que el día del Sol o Domingo, era el día festivo de los romanos y anterior a la adopción que la Iglesia de Roma toma de ese mismo día, y que en la época tanto de Justino como de Tertuliano, se ha adoptado por dicha Iglesia de Roma. Lo que demuestra por la identidad con el día del Sol con que uno y otro denomina al día de fiesta cristiano, que ha sido influida también por el Culto Solar 21.
La corriente gnóstica de ciertos padres de la Iglesia representativos y la llamada gnosis cristiana con su interpretación espiritualista, sincretista y opuesta al Sábado: la línea antijudía de la gnosis cristiana y de los llamados Padres de la Iglesia paralela a la del Imperio Romano
La Iglesia de Roma, ha experimentado cambios desde después de la muerte de los apostoles (cf. Hech. 20:27-30; 28 Tes. 2:3-7), tanto en el plano doctrinal como en el estructural y organizativo 22. En efecto, diversos autores han constatado que si bien ciertos escritores cristianos antiguos, representativos de una cierta línea oficial eclesiástica, se oponen a ciertas formas cristiano-gnósticas, refutándolas en parte, se ven influidos por lo que combaten 23, hasta el punto que se adoptan ideologías gnósticas y costumbres que responden a idearios ajenos a la Palabra de Dios, o bien se acepta desde el primer momento la gnosis como elemento de comprensión del cristianismo 24. El Gnosticismo es un vehículo del antijudaismo 25, y así vemos como el sábado es considerado un símbolo y en cuanto a su forma externa y literal habría sido abolido 26. Es interesante observar como en esa línea evolutiva el gnosticismo de Marción 27 que rechaza el llamado Antiguo Testamento y la Ley de Dios, oponiendo continuamente el llamado Nuevo Testamento al Antiguo, aceptará el "día del Sol" o domingo que los gnósticos celebraban 28 en lugar del Sábado. Esto queda refrendado por cuanto Marción es influido, como ya sabemos por el gnosticismo, y éste influirá a su vez sobre el maniqueísmo que se desarrolla por Mani hacia el 215 al 275, y del que Agustín de Hipona, dirá que es "en el día del sol que tenéis el hábito de adorar" 29.
La oposición hecha a la institución sabática por el maniqueísmo y el influjo sobre este del gnosticismo ha sido ampliamente constatada 30. Independientemente de los casos extremos que surjan formando una gnosis todavía más alejada del verdadero núcleo cristiano, la Gnosis denominada cristiana tendrá las mismas celebraciones dominicales donde realizan la misa eucarística 31, lo que muestra la asunción del domingo eucarístico tal como la corriente cristiana llamada ortodoxa. Las diferencias entre una y otra es puramente administrativa. Y es que tanto una como otra, en un grado u otro, según los casos, habían recibido la influencia de las religiones de Oriente, de la filosofía griega platónica y de la teosofía, junto a un cristianismo que intentan hacerlo compatible 32.
Refiriéndose al culto solar y a sus consecuencias Francis Legge afirmará: «Los cristianos mismos no pudieron durante mucho tiempo resistir a esta invasión, y uno puede constatar el compromiso por el que la Iglesia católica en esta materia llegó a hacer coincidir el día del Señor con el día del sol, como también a la adopción por la Iglesia del 25 de diciembre, día del nacimiento del invencible dios sol, como el día del aniversario del nacimiento de Cristo. No es por azar que los emperadores que han reinado inmediatamente antes del establecimiento del cristianismo se hayan dado al culto del dios sol, la divinidad particularmente reverenciada por la familia a la que pertenecía Constantino» 33.
Agostinho de Almeida - Paiva dice:
«El primer día de la semana, el domingo, era, desde hacía tiempo consagrado al sol; esto es lo que afirman varios autores, el sol siendo dios, el Señor por excelencia, el domingo vino a ser llamado el día del Señor, tal como ocurrió más tarde en el cristianismo» 34
Esto se une al hecho del desmarque respecto a los judíos 35. Dada la corriente antijudía que en el propio Imperio se está ofreciendo, es imprescindible diferenciarse absolutamente de las raíces hebreas 36, a fin de que ciertas estrategias que el colectivo Católico en Roma va adquiriendo en cuanto a su concepción Monárquica absolutista, y su intento de unión con Roma Imperial 37 pueda darse. Sin olvidar el desgaste que las persecuciones proyectan sobre los cristianos.
Es decir, a tenor por la documentación ya indicada, se están dando tres acontecimientos en paralelo que de forma natural y en base a una intención, el domingo desbancará al Sábado en un proceso que empezará en la Iglesia en Roma y posteriormente, cuando las circunstancias sea oportunas se ampliará a todo el Imperio.
En efecto. Por un lado tenemos toda una serie de paganos que aceptan la iglesia, pero que ya vienen con su "día del Sol":
«Es interesante observar que Mitra era llamado dominus o Señor, y el domingo debió de ser llamado día del Señor, mucho antes de la era cristiana. El domingo, dedicado al sol, era sagrado desde hacía mucho tiempo para numerosas religiones paganas. Era en particular, el día santificado por los adoradores de Mitra, que sin duda lo designaban también con el nombre de día del Señor (...) los cristianos (...). Parece que fueron influenciados, en este ámbito como en tantos otros, por la costumbre pagana, y que el domingo fue adoptado porque los adoradores de Mitra y demás divinidades solares, consideraban que esa día era sagrado, y que era imposible suprimir aquella ancestral costumbre» 38.
«(...) el día del sol se convirtió de manera natural, en el día del Salvador entre los cristianos llegados del paganismo» 39. Esta forma natural de la que nos habla el autor precitado no se da sin más. Es necesario por un lado que el día del sol haya sido adoptado por el paganismo, y que la Iglesia Católica en Roma haya renegado del Sábado como fruto de toda una actitud antijudía que prepara el terreno para la acogida de esos paganos con su día del Sol 40. Alrededor del 130 d.J., se nos informa, por los documentos tanto de Bernabé en su epístola como posteriormente (a. 140 d.J.) por Justino en su Apología y su Diálogo contra Trifón, y después por otros como Teófilo de Antioquía (s. 11) 41 Ireneo (s. 11) 42 que culminan con Tertuliano (a. 190-200 d.J.) 43, Clemente (s. 111) 44, Orígenes (s. 111) 45 Cipriano 46 (s. 111) esa corriente antijudía y la aceptación del Domingo, denominado día del Sol, como la fiesta semanal de los cristianos de Roma. Esto llega a ser una realidad fruto de esa confluencia de paganismo entrante y de lo que peyorativamente se llama judaísmo saliente. Desde esa convergencia, la estrategia de unirse con el paganismo romano en el día del Sol, y en otros aspectos implicados en la teología Solar, cobra una dimensión que fructificará con Constantino. Independientemente de los documentos que en nota aparte hemos consignado, numerosos autores, varios ya citados, reconocen la desaparición de la influencia lógica de lo hebreo a fin de fijar "sus reuniones de oración en domingo, día que observaban los mitraístas" 47.
Antijudaísmo Romano y el abandono gradual del día dedicado a Saturno como preferencial con la aceptación del día del Sol, dada la aceptación de la teología solar mitraica.
En la época en la que se da una corriente antijudía por parte de los llamados Padres de la Iglesia (s. 11 d.J.), ha ocurrido un cúmulo de acontecimientos por parte del Judaísmo contra el invasor Romano. Desde la destrucción de Jerusalén en el año 70 junto a todas sus revueltas que culminarán en la época del emperador Adriano (a. 117 a 138) 48, los judíos han sido maltratados y perseguidos, y en el futuro, sus derechos a practicar su religión han: sido restringidos al mínimo 49. Desde Adriano se ha prohibido la circuncisión so, el sábado y el estudio de la Torá.
El problema que se suscita a comienzos del s. II, es, que el Cristianismo es confundido por Roma como grupo judío más. Nótese la cita de este historiador que explicando la situación creada por los judíos a partir de finales del siglo I con lo que se añade de comienzos del s. II nos invita a reflexionar sobre el estado de la cuestión judía - cristianismo:
«Otra causa contribuyó a la indiferencia, desprecio y repugnancia con que los romanos miraron, durante tanto tiempo al cristianismo. Esta causa fue la creencia general de que la nueva religión era simplemente una rama de la judía, y como los romanos confundían a los cristianos con el pueblo judío, que tan antipático se les había hecho, los trataron a todos de la misma manera. Así puede decirse que todas las atrocidades y persecuciones que Nerón, y después Domiciano (...) hicieron sufrir a los cristianos, no fueron cometidas contras éstos como tales, sino como odiados judíos» 51.
Si se observa, con Domiciano llegamos a finales del s. I., y el replanteamiento del colectivo católico romano, a la muerte de todos los apóstoles, respecto a la cuestión judía, hace vislumbrar una nueva etapa en la que la distinción con los judíos se impone. Pero téngase en cuenta además que desde el siglo 1, la teología solar ha hecho mella en los emperadores y en la sociedad romana. Esa teología solar, en su línea evolutiva histórica, les ha proporcionado a los romanos una ideología unitaria cuyo día del Sol a celebrar por todos es una realidad representativa de la unidad.
Téngase en cuenta por otra parte que los romanos desde muy antiguo celebraban como, día de fiesta el séptimo día o sábado en honor a Saturno 52, y que en un proceso que se extiende desde el s. 1, van desplazando ese día por el primer día de la semana o día del Sol que les proporciona la teología solar del Mitraísmo, de lo cual, tanto Justino como

Tertuliano en el s. 11 d.J. 53 dan cuenta de ello, cuando consideran que los romanos lo han adoptado en fechas anteriores al 138 d.J..
La pregunta que impone la cuestión judía, es: ¿Cómo distinguirse de los judíos a fin de que los Romanos no nos confundan, y podamos ejercer nuestra misión evangelizadora acorde a nuestro propósito? Siguiendo la misma conducta que el Imperio Romano representado en una de las cabezas de la Bestia Apocalíptica, cuya autoridad es dada por el Dragón (Ap. 13:1, 2). La distinción con los judíos no autoriza a hacerlo sacrificando las auténticas y perennes raíces hebreas sino aceptando la Palabra de Dios, y siendo fiel en todo a Jesucristo. En realidad comprobando el destino y resultado de las acciones llevadas a cabo en esas trágicas fechas se descubre que el objetivo evangelizador está mediatizado y asombrosamente cambiado, si se tiene en cuenta la exigencia de la fidelidad a Dios. Una evangelización que suponga desvalorizar la Palabra de Dios o transformarla en palabra de hombre, no es la auténtica evangelización. Y la naturaleza y estilo de la evangelización que el Catolicismo Romano apunta, es la de la unión con el Imperio Romano, y para ello es preciso llegar a coincidir con el en lo esencial, aunque para ello haya que sacrificar la verdad, premisas de vital importancia. Eso es lo que estamos comprobando, y lo que la historia nos demuestra.
Es sorprendente que la conducta del Imperio Romano desde el año 70 haya sido antisemita o antijudía, abandonando el día de la semana planetaria (el Sábado) que se dedica a Saturno 54, adoptando el primer día de la semana o día del Sol, y que lo más representativo del Catolicismo Romano propugne y proclame en sus escritos también, una actitud antijudía, abandonando el día séptimo de la semana Creativa, y adopte del mismo modo el primer día de la semana o día del Sol ¿Casualidad? ¿O evidencia de lo que realmente estaba sucediendo? Nuestro estudio nos está poniendo sobre las pistas de la mayor falsificación de la historia.
Después de este tránsito, el siglo IV, del que nos ocuparemos a continuación; será definitivo para la consagración del día del Solo primer día de la semana como día del Señor o domingo. En dicho siglo los protagonistas excepcionales: Eusebio de Cesarea como un falsificador sin igual, el obispo de Roma de turno, la propaganda de los obispos y escritores más representativos, los concilios y especialmente las leyes imperiales con el liderazgo e ideario Constantiniano impondrán por la fuerza que da el poder mundano y el propio engaño, el Domingo. A partir de ese momento se borrará casi todo vestigio del Sábado, que si bien se mantendrá en algunos lugares del Imperio hasta el siglo V, desaparecerá, a excepción de colectivos minoritarios y de ciertos personajes que harán honor a la fidelidad que debemos al Dios de la creación y de la Redención.

21 Hugo Rhaner (En Greek Myths and Christian Mystery, traducción de Brian Battershaw, London 1963, pp. 107, 108) dirá respecto a esto en relación al día festivo de los romanos del Imperio:
«Es un hecho establecido que los Romanos habían comenzado a contar el domingo y no el sábado (...) y esto ha llegado, no en virtud de una influencia cristiana, sino a causa de la difusión creciente del culto del sol en el imperio romano de la última época»
22 Ver Historia Universal de Walter Goetz. vol. II. pp. 563-570. La primera cita que menciona al primer día de la semana como "día del Señor" es un libro apócrifo el llamado Evangelio de Pedro, escrito hacia el año 150 d.l. (Ver Los Evangelios Apócrifos, BAC, Madrid 1963, p. 389).
Independientemente del poco valor que tiene esta cita por ser un evangelio Apócrifo, por las mismas fechas tenemos el documento que antes ya hemos citado El Evangelio de Tomás, que habla del Sábado como el día a celebrar; poseemos también del s. II d.J. la llamada Logia de Oxirhynchus (ver Los Evangelios Apócrifos, op. c., p.9), conteniendo una exhortación a observar el Sábado. Y en el libro apócrifo de Los Hechos de Juan (de la mitad del s. II), en el cp. VI, se dice que "... En el séptimo día era el Señorial". Es decir que hay para todos los gustos. Pero es evidente que el anacronismo que presenta ("El Evangelio de Pedro") denominando al día de la resurrección, que los evangelios canónicos lo presenta como siendo el primer día de la semana, no solamente evidencia el ser un escrito falso sino que además se muestra el intento, en una temprana fecha, de introducir el téonino Kuriaké que se aplicó posteriormente a ese primer día de la semana.
23 Ver a Vittorio Subilia, 11 problema del Cattolicessimo, Torino 1962, pp. 138, 139; Albert Dufourcq, Saint lrénée, coll. Lo pensée Chretien, 3' edición, pp. 182, 192-194; loseph Turmel (con el seudónimo de Louis Coulange, Lo Vierge Marie, Paris 1925, pp. 31, 32; Eugene de Faye, Origene, sa vie, son oeuvre, sa pensée, vol. ill, Paris 1928, pp. 160,207.
24 Como fruto de la helenización se introduce el Gnosticismo en el Cristianismo representado por los llamados "padres de la Iglesia" a partir del s. II y tomando cuerpo en el III. El sincretismo es evidente por lo que unos y otros adoptan. Nuestra idea, avalada por los historiadores que han estudiado en profundidad el tema, es que hay una corriente lenta en la que se opera la helenización, con el ideario gnóstico incluido, de modo progresivo, lo que correspondería al Catolicismo jerarquizado que le interesa controlar la "gnosis"; mientras que por otra parte hay un Gnosticismo que aceptando las ideas cristianas las heleniza mucho más rápidamente (sobre esto consultar a Elaine Pagels, Los Evangelios Gnósticos, Grijalbo, Barcelona 1996; y ver el artículo de Harnack en el Dictionnaire d'histoire et de géographie ecclesiastique, Letouzey et Ané, Paris 1987, fascículo 121, col. 266, 267).
Tanto los estudios de F. Blanchetiere (Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses, n° 53, 1973, pp. 365-397) como los Robert Grant (Lo gnose et les origines chretiennes, Paris 1964, p. 155), nos muestran como la parte más reeresentativa de los llamados "padres de la Iglesia" hacen uso profuso de las ideas gnósticas (ver también a Marcel Simon-Andre Benoit, El judaísmo y el cristianismo antiguo, ed. Labor, Barcelona 1972, pp. 206-216). Respecto a este último debe tenerse en cuenta a los autores que cita y especialmente los propios contenidos de los
padres de la Iglesia que han absorbido la filosofía platónica y la gnosis.
25 Ver Encyclopaedia Universalis, Gnostiques, Paris 1995, vol. 10, p. 538.
26 Ptolomeo, Carta a Flora 8, 9, traducción G. Quispel, Paris 1949, pp. 59, 61. .
27 Sobre este Gnosticismo puede verse a Reinhold Seeberg (Historia de las Doctrinas en la Iglesia Antigua, vol. 1, op. c., p. 111 Y ss.; también vol. 32 de La Enciclopedia de Espasa Calpe, p. 1352, 1353.
Marción llegará a Roma sobre el 140 d.J., y experimentará la influencia del gnóstico Cerdo (ver Historia de las Doctrinas en la Iglesia Antigua, vol. 1, p. 111.)
28 J.A.W. Neander, The General History ofthe Christian Religion and Curch, vol. 11, 1851, p. 194.
LA Gnosis no debe ser entendida como una religión o filosofía ajena al cristianismo que se está desarrollando. Se puede comprobar que hay una gnosis que se considera cristiana desde antes de mediados del s. 11 d.J., Y diversas iglesias gnósticas cristianas. Una prueba lo sería, por un lado ciertas argumentaciones de San Juan, y la gran cantidad de escritos apócrifos relativos a los evangelios ya los hechos de los apóstoles. En numerosos padres de la Iglesia aparecen conceptos gnósticos aun cuando parezca que ataquen a la Gnosis. La cuestión está en que el conflicto que se mantiene entre los que representan una postura llamada gnóstica y la ortodoxa, salió vencedora esta última (ver sobre esto a Elaine Pagels, Las Evangelios Gnósticos, Grijalvo Mondadori, Bercelona 1996).
Esta Gnosis cristiana experimentó una evolución, pero mucho más rápida que otras corrientes cristianas, dadas sus premisas. Y así vemos como en el Evangelio de Tomás (comienzos del s. II) se reconoce el sábado como el día de reposo a celebrar (86:18-20, versión bilingüe copto-castellana, ed. 7 Y2, Barcelona 1981, p. 35), sin embargo, fruto del desarrollo de su concepción dualista, en la que luz prima sobre todo, pronto "el primer día de la semana planetaria" consagrado al Sol, tuvo una preferencia sobre el Sábado.
29 San Agusín "Contra Fausto" (cp. 5).
30 Joseph Turmel (con el seudónimo de Louis Coulange), La Messe, Paris 1927, p. 26; Paul Alfaric (L' Evolution Intellectuelle de Saint Agustin, vol.I, Paris 1918, p. 188).
31 Ver sobre esto vol. 26 de la Enciclopedia de la Espasa Calpe, p. 394 Y Elaine Pagels, Los Evangelios Gn6sticos, op. c., p. 167. El mismo autor reconoce que lo que molesta a la Iglesia oficial de estas corrientes gnósticas, es su pretendida diferenciación de espirituales frente a la iglesia institucionalizada por la jerarquía episcopal. Si lo que define el ser Iglesia es la condición espiritual y la interpretación espiritualista que cada uno considera como válida, se destruye esa autoridad. En realidad la fuerza de los gnósticos está en saber que lo que se está defendiendo por parte de un cierto colectivo es la autoridad sin más.
32 J. Matter en Gnose prechretienne et biblique, Supplément au dictionnaire de la Bible, Letouzey et Ané, Paris 1938, vol.lII, col. 661.
33 En Forerunners and Rivals ofChristianity, Nueva York 1964, vol. 1, p. 349, nota 4.
34 O Mitraismo, Porto 1916, p. 3.
35 Sobre esto ver a Bacchiocchi, du Sabbat au dimanche, op c., pp. 177-194.
36 Ver nota 122 y 49, y el texto> motivo de las notas.
37 Este intento ya se manifiesta en el s. 11, en la época de los Antoninos (ver Historia Universal de Walter Goetz, vol. 11, pp. 566-570; también la carta ya mencionada de Justino).
38 A. Weigall, Survivances paiennes dans le monde chrétien, Paris 1934, pp. 126, 196, 197.
39 A. Loisy, Les Évangiles synoptiques, vol. 1, Paris 1907, p. 177.
40 Tanto Bemabé con su carta (alrededor del 135 d.l.) como lustino con su Apología y Diálogo con Trifón (alrededor del 135 al 140 d.l.) justifican el guardar el domingo como el octavo día desacreditando el Sábado (ver Epístola de Bemabé cp. 15:1-8 en Padres Apostólicos, edición de Daniel Ruiz Bueno de la BAC, Madrid 1965, i pp. 801, 802) Y (1" Apología de Justino 67:7; Diálogo con Trifon de Justino (24:1; 41:4; 138:1) en Padres Apologistas, edición de Daniel Ruiz Bueno de la BAC, Madrid 1954, pp. 340, 370, 541, 542). Paralelamente, no se olvide, se está dando una corriente antijudía en el Imperio Romano, las antipatías de los Aavios, las prohibiciones de Adriano respecto del sábado (ver nota 122 y 49 Y motivo de la notas); y una asunción de la teología solar con el día del Sol como festivo, y en el que acuden a criptas o capillas a celebrar los misterios de Mitra.
41 Nótese las intenciones que se le hacen tener a Dios, que El "llama al pueblo judío (...) y lo constriñe ... a creer en la resurrección del Señor, (...) a fin de que el pueblo pasase del sábado de la ley al primer día de la semana" (Comentario a los Evangelios, un comentario de Teófilo de Antioquía, que aunque perdido se han conservado algunos párrafos en latín por Jerónimo (en Carta a Algasia, cuestión 6, Migne, Patrología Griega, VI, col. 1605).
42 Aparentemente Ireneo no mantiene una actitud antijudaica claramente expuesta como otros autores que estamos citando. En su obra fundamental Adversus haereses (Contra las herejías) acepta la ley de Dios (IV,13: 2 ss. cf. IV, 13: 1), e incluso da una interpretación correcta cuando dice "todos los preceptos naturales nos afectan por igual a nosotros y a los judíos: en estos tuvieron comienzo y origen, mientras que en nosotros han llegado a su madurez y a su cumplimiento" (ver sobre Adversus haereses edición de José Vives, Los Padres de la Iglesia, ed. Herder, Barcelona 1982, pp. 146, 147, 185). Pero hace algunas interpretaciones puntuales como por ejemplo de que "en vez de pagar los diezmos tal como dice la ley, hay que dar todos nuestros bienes a los pobres" (en íd., p. 146) que muestra la línea interpretativa que dará al asunto del Sábado en Exposición de la predicación apostólica (cp. 96, recogido en Recherches de Science Religieuse, Paris 1916, pp. 426, 427), cuando dice que la ley "no tiene que mandar que descanse un día fijo a aquel que guarda cada día el sábado". Esto en cuanto a la ley, pero el evangelio, según lreneo, sí que debe poner un día fijo: el domingo (en Preguntas y respuestas a los ortodoxos del pseudo Justino, Migne (Patrología Griega, VII, col. 1234} ), convirtiendo al Sábado, incomprensiblemente, en algo puramente figurativo del reposo de Dios, señalando el reposo eterno (Adversus haereses, IV:16, de la edición francesa de Genoude, Les Peres de l'eglise, Paris 1835-1849, vol. ill, pp. 379, 380), por lo que ya no es preciso guardarlo. Colaborando de este modo a desprestigiar el Sábado contribuyendo a esa corriente antijudaica.
43 Hemos citado anteriormente (en nota 16) a Tertuliano en Ad Nationes 1, 13, donde defendiéndose de ciertas acusaciones de los romanos referente al día del Sol, Tertuliano les refiere que el día del Sol, lo tienen como festivo. No hay ninguna duda sobre esto, a tenor por todas las declaraciones y documentos que ya hemos expuesto. Sin embargo, los romanos, además del domingo o día del sol, también festejaban de modo alegre, el día de Satumo (El poeta Tibullus {año 54-19 a.J., dice que se aceptaba el día de Saturno como festivo{en Elegías, libro 1, parte 3, línea 18}). En realidad cada día de la semana planetaria estaba dedicada a un dios. Pero no olvidemos que el día del Sol tenía preferencia sobre todos, cuando a partir de comienzos del s. 11, el culto Solar con su día característico se ha ido imponiendo. La cita en cuestión introduce la idea del domingo que se guarda y celebra por los romanos de modo especial ( por lo tanto no deberían de ser criticados, según Tertuliano, de adoradores del Sol los cristianos porque celebren ese mismo día). Hay diferencias, según Tertuliano con la forma de guardar ese día del Sol, del mismo modo que lo hay en la manera que los romanos tienen de festejar el sábado a Saturno con el modo de festejarlo que tienen los judíos que celebra como sagrado el Sábado (correspondiente en la semana planetaria pagana a Satumo).
«¿No sois vosotros, al menos los que habéis dado a uno de los días de la semana el nombre del sol? Ese día os abstenéis completamente del baño, o bien lo retrasáis al anochecer, os entregáis al descanso y a los festines; todo ello lo realizáis apartándoos del espíritu de vuestro culto para acercaros al de las religiones extranjeras.
Por que los judíos celebran fiestas, sábados, banquetes (...) ofrecen oraciones expiatorias, aunque todo eso no
se parece en nada a lo de vuestros dioses. De modo que, para acabar esta observación ¿con qué derecho nos reprocháis el adorar al sol y haber escogido el día que le es consagrado? Os parecéis a nosotros en esto; reconocedlo: no estamos tan lejos de vuestro Saturno ni de vuestros sábados» (contenido en traducción de Genoude, op. c., pp. 493, 494).
La mención al final de esa cita cuando introduce a los judíos con su sábado, es, que ellos los romanos cuando hacen su fiesta en honor a Satumo, lo realizan muy distintamente a como lo hacen los judíos. De ese mismo modo cuando celebran el día del Sol también lo viven de distinta manera los cristianos respecto a lo romanos, aun cuando haya un cierto parecido por haber escogido el día que le es consagrado al Sol; y semejante a la manera alegre con que guardan el día de Satumo, que para los romanos es un día de ocio a diferencia del día judío. El día del Sol, es el día de reposo que celebran tanto romanos como ciertos cristianos en la Iglesia de Roma, y el modo alegre es semejante al festejo que realizan a Satumo los romanos.
Sobre el día del Sol, denominado así por Tertuliano para referirse al domingo, desvalorizando el sábado judío, puede verse Apología (Contra los gentiles, cp. XVI, traducción y preparación Pedro Manero, ed. Aguilar, Madrid 1962, pp. 245, 246).
44 Clemente de Alejandría en sus Stromateis no solamente se adhiere a una gnosis cristiana (VII, 10:55, 1; V, 4: 25, 1 ss.; 1, 1:13, 2; 1, 55; VI, 7:61) (ver edición de José Vives, op. c., pp. 207-220), sino que en su espiritualización radical destruye la posibilidad de que se descanse en "días fijos"; pero eso no le evita para expresar la idea de que "el sábado preparó al domingo, siendo dicho domingo el cumplimento del sábado, encontrando con el primer día de la semana una relación entre la creación de la luz del primer día con el día de la resurrección de Cristo, considerándola fuente de luz verdadera y de auténtica sabiduría".
45 Orígenes, otro representante de la llamada gnosis cristiana, y discípulo de Clemente, todavía extremará más su posición espiritualista, no aceptando ningún día específico a celebrar (Contra Celso, libro VIII, en edición de Daniel Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1967).
46 Este autor considera el octavo día que se celebraba la circuncisión como una especie de símbolo y figura del primer día después del Sábado, es decir del domingo que sería también, de acuerdo a esa retorcida interpretación, "el octavo". En dicho octavo día, que sería el domingo, acontecería la circuncisión espiritual, gracias a la resurrección de Cristo, cesando el sábado judío, trayéndonos la realidad del día nuevo a celebrar: el domingo o primer día de la semana ¿Increíble esta interpretación? (verla en Epístola LXIV, 4, 3). Sobre las obras completas de Cipriano puede consultarse la edición preparada por Julio Campos, BAC, Madrid 1964). Cipriano contribuye sin duda a esa situación antijudía, anterior a Constantino, a fin de aceptar el Domingo en detrimento del Sábado.
No es de extrañar que en otro escrito atribuido a Victorino, obispo de Petavio (De fabrica mundi (De la Creación del mundo), nuestro autor nos hable del ayuno inventado en sábado a fin de diferenciarse del sábado judío que detesta.
47 A Houtin, Courte histoire du Christinaisme, Paris 1924, pp. 28, 29. Ver también sobre esto a Georges-Aimé Murray, Religion and Philosophy, Christianily in the Light of Modsem Knowledge, Nueva York 1929, pp. 73, 74.
48 Este antijudaísmo alimentado por la actitud judía frente a la política romana imperialista que tiene un primer punto culminante con la destrucción de Jerusalén en los años 65 al 75, se ve desarrollada con Adriano, Anteriormente a los judíos se les había permitido, junto a otras muchas religiones practicar la suya. Pero en la época de Adriano (117 a 138 d.J.) (noten las fechas y compárenlo con el primer anuncio documentado católico qué tenemos, el de Justino, dirigido al emperador Romano, y que habla de que ellos los cristianos guardan el día del Sol y no el de Satumo como los judíos{alrededor del 138-140}), se da una prohibición, bajo pena de muerte, para todo el imperio, de practicar la circuncisión, la observancia del Sábado y el estudio de la Torá (ver S. Baron, Histoire d'lsrael, vie sociale et religieuse, Paris 1957, vol. ll, p. 733).
Puede consultarse sobre el antijudaismo propiciado tanto por Roma como por los escritores tempranos de la 1glesia, a Hans Küng, El Judaísmo, ed. Trotta, Madrid 1993, pp.148-156.
49 Desde la época de los F1avios (durante el emperador Domiciano {81-96}, Trajano {98-117}, Adriano {117- 138}), Y Antoninos (138 en adelante), y con Séptimo Severo (193-235), los judíos, además de ser diezmados, son perseguidos impidiendo su crecimiento (ver sobre esto Gran Historia Universal, vol. IV, edic. Najera, Madrid 1988, pp, 267, 272, 292; Martin Noth, Historia de Israel, edic. Garriga, Barcelona 1966, pp. 395-400).
50 Con Antonino Pío se da autorización a que los judíos puedan circuncidarse (Martin Noth, Historia de Israel, p. 396), lo que muestra la severidad anterior, y lo que todavía queda prohibido, que desde Adriano ha orientado la política religiosa con los judíos.
51 Historia universal de G. Oncken, vol. 9, op. c., p. 281.
52 Tibullus (poeta latino del 54-19 a.J.), en Elegías, libro 1, parte 3 línea 18 (citado por Daniel Harnmerly Dupuy, en El Nuevo Calendario, Buenos Aires 1937, p. 60.
53 Ver nota 16 y 43.
54 Ponemos el asunto del día del Sábado dedicado a Saturno porque en relación con la cuestión judíd'cristianismo se da una identidad que explica el comportamiento de unos y de otros. No queremos indicar que la forma de guardar el Sábado por los Romanos y que de acuerdo a la semana planetaria se hacia en base al dios Saturno, sea la misma que la del Sábado instituido por el Dios verdadero en honor a la Creación y posteriormente de la Redención.












El culto al dios sol y el domingo III
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Constantino como sus predecesores sigue siendo Augusto: un Emperador que encarna en su persona todo lo que significa 'Roma' 55. Es, además, un puente tendido y comunicativo hacia una Iglesia, en la que sus máximos representantes en Roma son proclives a un entendimiento con el Imperio 56, y que terminará claudicando y aceptando el envite Constantiniano.
Desde el famoso edicto de Milán acontecen toda una serie de eventos que los historiadores no han tenido más remedio que señalarlos como los causantes del engendro de un tipo de Iglesia Imperial, a imagen y semejanza de la propia apostasía Romana, y que corrompe las estructuras esenciales de la doctrina cristiana 57.
Los autores de La Historia de la Iglesia Católica 58, dicen del edicto de Milán: «En el programa de Milán es evidente el sello de la voluntad constantiniana configuradora que, de acuerdo con la concepción antigua, consideraba al cristianismo como garantía de bienestar público y lo vinculaba a su política imperial»
¿Qué implicó esta vinculación de la representación eclesial, llamada cristiana, a la política Imperial?
Sólo el comportamiento y actitudes que Constantino asume con la connivencia de una Iglesia que acepta ser parte integrante de la Idea Imperial Romana que Constantino encarna, y que de ningún modo abandonará, es suficiente como para poner en entredicho a ese tipo de Iglesia y a lo que resulte de la integración.
En principio nos llama la atención la cantidad de favores, mercedes, dinero, edificaciones, autoridades, prefecturas, etc.. que a partir del edicto se otorgan a una Iglesia que ha perdido la orientación de quién es su auténtico Jefe.
«Este edicto, (...) fue seguido de muchas otras mercedes a favor de la Iglesia (...»> S9. «Desde el año 313 Constantino manifestó una 'simpatía activa' hacia el cristianismo que se expresó en muchas ocasiones y de formas diversas: proporcionó (...) considerables sumas de dinero (...) puso a disposición de la Iglesia el palacio de Letrán (...) participó en la edificación de muchas Iglesias (...) Los cristianos pudieron asumir los cargos estatales más altos (...).
(...) manifestó su interés por la Iglesia legislando a su favor y llegando a reconocerle un estatuto particular (...)> 60.
En segundo lugar descubrimos una Alianza que supone un compromiso de esa Iglesia:
«Por tanto se puso a la cabeza del nuevo movimiento (...) Aliándose con la Iglesia podía esperar que, usando de prudencia al mismo tiempo que de energía, la haría servir de instrumento para la consolidación y revivificación del imperio (...) (...)
Estas fueron las ideas que determinaron a Constantino a promulgar el edicto de Milán y que inspiraron su política en adelante» 61.
Este tipo de compromiso vendrá marcado, y creará un contenido, por las actitudes manifestadas tanto por Constan tino como por esa Iglesia que está admitiendo su integración. Observamos en toda la conducta de Constantino la idea de someter a la Iglesia al servicio del Imperio, más o menos como el Sacerdocio pagano de la época imperial lo había estado al. Emperador.
En un recorrido de la vida de Constantino, de acuerdo a las tesis que sostienen diferentes investigadores, se revela un tercer aspecto que encierra varias de sus actitudes y posiciones que nos permiten saber lo que supuso esa vinculación de la Iglesia al Imperio.
No hubo ruptura con la religión pagana de la que Constantino era adepto, gestándose un entendimiento con una Iglesia que había evolucionado de acuerdo a las pretensiones de Unidad Ideal que el Imperio Romano exigía
El edicto de Milán se había dado a primeros del año 313, en el verano moría Diocleciano:
«Constantino permitió que el Senado en Roma declarara divino al difunto (...»> 62.
Esto con el proceso que se inicia y desarrolla, sirve para catalogar la Ideología Constantiniana y lo que se obtendrá de su alianza con la Iglesia.
Se constituye en Jefe y Pontifex Maximus, (Sumo Pontífice), órgano visible de la divinidad, de una Iglesia de la que ni tan siquiera es miembro:
«¿Rompió por tanto, el primer emperador cristiano con el paganismo tradicionalmente unido al Estado romano? Sería excesivo afirmarlo: el príncipe continuó siendo pontifex maximus (...»> 63.
Ya sabemos las connotaciones que posee dicho título con el culto al Emperador, y con la Jefatura absoluta tanto de lo temporal como de lo religioso 64; ahora comprobamos que Constantino se erige, de acuerdo al Ideario Imperial Romano, en la Autoridad Suprema de la propia Iglesia.
«(...) bajo la presión de las necesidades políticas e impulsado también por una actitud religiosa (...) Constantino llegó a ser, sin embargo, el primer jefe de la Iglesia del imperio, sosteniendo y regentando esta Iglesia con una ausencia de escrúpulos tan grande como peligrosa (...»> 65.
«Con la subida de Constantino y con la fusión de la Iglesia cristiana y de sus intereses con el imperio y los suyos, adquirió la contienda nueva importancia, y la política imperial tuvo que influir forzosamente en ella. Constantino (...) aprovechando el cisma, logró someter a sus planes políticos a la Iglesia vencedora y hacer de ella un instrumento importante de su autoridad imperial». «Entonces se vio que el emperador sin ser miembro de la Iglesia, ni siquiera exteriormente, era el centro directivo de los debates. El había convocado este primer concilio ecuménico fijando lugar y tiempo de la reunión (...); y el abrió y presidió los debates. (...).
Además, sobre la decisión dogmática final de este concilio ejerció Constantino una influencia decisiva» 61.
Esta Jefatura, no es simplemente honorífica, es fruto de la Autoridad que le otorga el ~ título Pontifex Maximus:
«(...) él vuelve pues a tomar (...) la idea del Pontifex Maximus imperial, que Decio y Diocleciano habían intentado aplicar unificando la vida religiosa del imperio sobre la base de la antigua religión nacional de Roma (...)
Exactamente como el Pontifex Maximus del pasado, el se siente llamado, en su calidad de emperador divino, a ser, en la tierra, el órgano visible de la Divinidad (...»> 68.
Esto implicaba perpetuar de algún modo el culto al Emperador, mostrar un continuismo de la religión solar de Constantino, e introducir una direccionalidad 'Eclesiástica' acorde al paradigma Imperial,
Los historiadores católicos dirán:
«Constantino era adepto al culto solar como forma más elevada del monoteísmo; el cristianismo le parecía como una de las formas de la religión solar de la que era adepto, y lo integró en sus concepciones religiosas» 69.
¿Por qué le parecería a Constantino que el "cristianismo" de la Iglesia de Roma era una de lasformas de la Religión Solar?
¿No sería porque algunas de las marcas identificadoras de esa religión solar estaban integradas de algún modo en la ideología de la Iglesia de Roma, y que con las adiciones y retoques que se pueden dar en su época permitiría un entendimiento y emparejamiento?
El especialista sobre el significado de Constantino para el Cristianismo, Alistair Kee, recoge una afirmación probada:
«Fue durante el reinado de Constantino el Grande que el culto del Deus Sol Invictus alcanzó cotas extraordinarias, de tal modo que incluso se decía que su reinado era el imperio del Sol. Constantino era la personificación del Deus Sol Invictus en la tierra, y podía considerar que la estatua del sol que había en el Foro y llevaba su nombre era una estatua de él mismo» 70.
No solamente hay una asimilación del cristianismo dentro de su religión solar sino que consecuentemente hay una paganización de lo cristiano, hasta el punto que hay una matización sutil entre el culto al Emperador y lo que resulta de poner a esto en concordancia con la nueva religión.
Obsérvese lo que los historiadores dicen sobre el particular:
«No solamente Constantino no abolió el culto del Emperador sino que lo puso en armonía con el cristianismo y consiguió que la Iglesia lo aceptara» 71.
¿De qué forma lo puso en armonía con el cristianismo? ¿Y qué tipo de cristianismo podía ser ese que permitía semejante actitud?
Alistair Kee en una tesis ejemplar por su rigor nos lo explica de un modo sorprendente: «A partir de Alejandro el Magno existió una tradición de culto imperial en la cual el Emperador era divino. A pocos emperadores les interesaba ser divinos. La importante para ellos era si a su política se le podía conferir la categoría de divina, es decir, si podía reclamar una fuerza absoluta. Éste es el propósito que subyace en el culto imperial; no el absurdo de considerar que un hombre es divino, sino ocultar el otro absurdo, el de aceptar la política de un hombre como divina y, por ende, merecedora de aceptación absoluta» 72.
¿Y cómo se podía reconocer la política de un hombre como divina?
«El Lagos dirige el cosmos desde el cielo pero, y llegamos ahora al centro del argumento de Eusebio, el Lagos tiene un representante en la tierra.
"Y este mismo Único que sería el Gobernador de todo este cosmos, el Único que está por encima de todo, a través de todo y en todo, visible e invisible, el omnipresente Lagos de Dios, de quien y a través de quien llevando la imagen del reino superior, el soberano querido de Dios, en imitación del Poder Superior, lleva el timón y endereza todas las cosas de la tierra"
(...) ¿Había perdido su divinidad (...)? Pero, ¡qué ganancia!; ahora se le declaraba "soberano querido de Dios", la "imitación", el agente y homólogo del Logos divino aquí en la tierra» 73.
«(...) Constantino pudo alcanzar su objetivo. Por medio del gran cambio, su política pasó a ser considerada la voluntad del Lagos (...)
(...) Renunció gustosamente a la deificación personal en aras del objetivo más importante: la deificación de todo lo que él representaba» 74.
Todavía no comprendemos por qué se le otorga el ser el representante del Logos, o el 'amigo de Dios' 75,
Alistair Kee nos da la clave a través de la propia explicación de Eusebio en su Vida de Constantino:
«Del mismo modo que el Logos ha gobernado en el cielo siglo tras siglo, "Su amigo...gobierna en la
tierra durante largos períodos de años" 76.
"Del mismo modo que el Salvador Universal hace que todo el cielo y toda la tierra y el reino más elevado sean dignos de Su Padre, también Su amigo, conduciendo a sus súbditos en la tierra al Unigénito y Salvador Logos, los hace idóneos para su reino" » 77.
El paralelismo constante que realiza Eusebio entre la actuación del Logos desde un punto de vista cósmico y espiritual, y las actividades de Constantino en favor de la 'Iglesia', bien legislando a favor de ella, o bien defendiéndola mediante guerras victoriosas frente a sus enemigos, es lo que le permite denominarle el Representante del Unigénito Logos en la tierra:
«Eusebio retorna al tema de que la victoria que el Logos consigue en los asuntos espirituales es alcanzada por el soberano, su amigo, en el mundo material contra los enemigos de Dios (...) 78.
"Su amigo, armado contra sus enemigos con el estandarte de Él que está arriba, sojuzga y castiga a los oponentes visibles de la verdad por la ley del combate"» 79.
Todos estos elementos y la temática forman parte de la religión astral o cósmica, de la que el Mitraísmo ha dejado constancia.
El Ser Superior del Cielo, el Logos tiene un representante en la tierra el Emperador Constantino.
Nótese como la guerra se hace necesaria para imponer el orden en la tierra de acuerdo a la proyección de la religión astral.
Todo esto nos enseña una matización del culto Imperial pero no una ruptura. Constan tino junto con sus 'Consejeros' supo mediante un cambio de terminología mantener las mismas costumbres que antes en lo relativo a este culto. Se puede hasta negar con la palabra que se esté ofreciendo una adoración a la persona, pero se pueden asumir todos los ritos del mismo, mediante el truco teológico de cultos 'inferiores' (que no por eso dejan de ser cultos de adoración) pretendiendo diferenciarlos del culto superior. En el culto al Emperador existían títulos como salvador, santísimo, Pontifex Maximus, etc., saludo cúltico como el de la genuflexión, todo esto y mucho más Constantino sigue admitiendo para su persona:
«(...) Constantino (...) haciéndose llamar salvador designado por Dios, enviado del Señor (...), ordenó que se le rindieran honores como 'representante de Cristo' (vicarius Christi) y que le enterrasen como 'decimotercer Apóstol'» 80.
No sólo se hace llamar 'Vicario de Cristo' sino que, superando a los emperadores anteriores, denomina a su palacio 'templo divino' (domus divina), por cuanto de algún modo va a covijar a 'nostrum numen' (nuestra divinidad), además de adjuntarle el predicado de 'sacratissimus' (sagradísimo) 81.
Mediante los reconocimientos que la Iglesia Imperial le hace, nada menos que como el "representante en la tierra del Unigénito Lagos" 82, "obispo de todos, nombrado por Dios" 83, y el consentimiento de la permanencia de actitudes y manifestaciones paganas, del título Pontifex Maximus (con todo lo que implica) 84, se nos descubre lo que su religión solar que nunca abandonó configura y orienta: su comportamiento político-religioso, arrogándose en su figura histórica la representatividad de Dios en la tierra al que se le puede adorar mediante su persona que le representa 85.
Es de este modo que puede erigir, en la nueva Constantinopla una estatua que primero llevará la representación de la cabeza de Apolo y después la suya propia 86, estatua a la que se le dará adoración tanto por paganos como por cristianos 87, Y al final de una vida de adepto Solar matizado con terminología cristiana, y aquello que se puede incorporar, recibe el bautismo de la Iglesia Imperial que él mismo había forjado, de acuerdo al Ideario Imperial Romano y a su teología Solar 88; después el Senado votó su deificación 89, la Iglesia Católica griega lo declara un nuevo apóstol, y la Iglesia Católica de Armenia y la Rusa lo veneran como Santo 90.
Desde la deificación en el verano del 313 de Diocleciano por orden de Constantino hasta su bautismo y deificación en el límite anterior y posterior a su muerte está evidenciando que Constantino no rompió con la religión pagana ni aceptó un cristianismo genuino, tan sólo aplicó una fórmula de concordia entre una y otro, sacrificando lo más esencial de la fe cristiana primitiva.
Resultados de la aplicación de su Teología Solar
La teología solar es una clave política para conseguir la unidad de un Imperio dividido ideológicamente. El cristianismo ha llegado a comienzos del s. IV con una fuerza que se opone en algunos de sus presupuestos a la concepción del Ideario Imperial Romano. Han habido conflictos con la política romana evidentes. Las persecuciones, aunque limitadas, no han podido evitar el flujo del crecimiento. Por otra parte, la Iglesia de Roma ha manifestado una evolución, en la que ciertos compromisos bíblicos han quedado aparcados. Ha revelado que no ha tenido inconveniente acomodarse a una teología matizada por algunos de los presupuestos de la religión mitraica, entre los que se encuentra el día del Solo domingo, a fin de unir a todos los que vienen de la sociedad romana con su día del Sol a un Catolicismo romano que ha adoptado ese mismo día del Sol, desprestigiando el Sábado de la Revelación bíblica, y separándose de sus raíces hebreas. El día festivo y sagrado es un elemento de unidad de primer orden. Permite poner las bases para unificar criterios, y contactar semanalmente con un público que ha accedido previamente a dicho día escogido, y que por lo tanto mantiene una relación favorable, y una continuidad alimentada por la ideolpgía del que les ofrece ese día "signo de unidad".
Desde antes de mediados del s. 11 d.]. sabemos que tanto el Catolicismo romano como la sociedad Romana están teniendo en común cuatro aspectos importantes que muestran la posibilidad de unión: 1) el día del Sol como día festivo 91, 2) una oposición a los judíos con todo lo que ello implica, 3) la introducción e influencia del pensamiento helénico con todas sus implicaciones, con ciertos conceptos de la teología solar involucrados en el vehículo helénico, y 4) una estructuración monárquico absolutista en su concepción organizativa fruto de esa teología solar 92.

55 Aunque la Soberanía única no la conseguirá hasta haber vencido a Licinio en el 324 d.l. (ver Atlas Hist6rico Universal. vol. 1, op. c., p. 105), a partir del edicto de Milán en el313 favorece a una Iglesia transfonnada por él.
56 Lo hemos visto ya con la adopción del Solis Dies, y con toda una serie de acomodaciones doctrinales y políticas que iremos descubriendo.
57 Lo veremos más adelante. Puede consultarse sobre esto a A. Diestre en El Sentido de la Historia y la Palabra Profética, op. c., en bibliografía. - Recuérdese, no obstante y lo comprobaremos, que esto no hubiera sido posible sin una evolución por parte de esa iglesia de Roma.
58 Ed. Herder, op. c., p. 117.
59 Historia Universal de Oncken, vol. IX, op. c., p. 409.
60 Marcel Simon-André Benoit, El Judaísmo y el Cristianismo Antiguo, op. c., p. 129.
61 Oncken, vol. IX, op. C., p. 409.
62 Id., p. 410.
63 J.-R. Palanque, De Constantin a Charlomagne a travers du chaos Barbare, París 1959, pp. 13, 14.
64 Se trata de una divinización de la autoridad. Además de ser fuente de poder se es sujeto de poder tanto político como religioso: Autoridad Suprema, tanto el poder temporaql como el espiritual.
65 H. Rahner, L 'Eglise et rEtal dans le Christianisme Primitif, París 1964, p. 70.
66 Oncken, vol. IX, op. c., p. 418.
67 Id., p. 419.
68 H. Rahner, op. c., p. 71.
69 Marcel Simon-André Benoit, Judaísmo y Cristianismo Antiguo, op. c., p. 131.
70 Halsberghe, Gaston H. The cult 01 Sol lnvictus, Leiden, E. J. Brill, 1972, p. 167. Citado por Alistair Kee, Constantino contra Cristo, op. c., p. 31.
71 L. Brehier-P. Batifol, Les Survivances du Culte Impérial Romain, París 1920, p. 17.
72 Constantino contra Cristo, op. c., p. 181.
73 Id., p. 41. La cita del Obispo Eusebio de Cesárea están sacadas De Vira Constantini (1, 85), traducción inglesa: The life of Constantine, eds. Wace, Henry y Schaff, Philip; Nicene and post-Nicene fathers (serie nueva), vol. 1, Eusebius, Oxford 1840.
74 Id., p.18I.
75 Independientemente de la actitud 'abominable' de Constantino, su moral queda reflejada por numerosos incidentes a lo largo de su vida. La Historia Universal de Oncken se expresa de este modo al describimos su talante:
«Casi inmediatamente después, Constantino, el verdadero vencedor de esta crisis religiosa tan famosa en la historia, horrorizó a paganos y cristianos con los actos más siniestros y tenebrosos de su vida (...) (...) fue muerto por orden del emperador (...) su hijo mayor (...).
(...) añadiendo la muerte de su sobrino Licinio (...) y la de otras muchas personas que por sus relaciones y alta posición le hacían sombra. (...) su octogenaria madre Elena (...) le indujo a matar a su esposa Fausta» (vol. IX, op. c., p. 420).
Las costumbres paganas con el uso de sus ritos mezclados con cristianos, coronadas con fiestas públicas y funciones de circo romano que nada tienen que ver con el cristianismo genuino, la erección de templos paganos al igual que de iglesias (íd., p. 421).
La misma Historia lo retrata finalmente de este modo:
«Satisfecha su grande ambición, volvióse vanidoso y sediento de alabanzas y adulaciones, (...) se mostró a menudo caprichoso (...).
(...) A la menor sospecha de infidelidad (...) o abuso de posición (...) le costaba poco dar trabajo al verdugo. Sus contemporáneos criticaron también su desmesurado fausto y liberalidad a costa del tesoro y de los contribuyentes (...).
(...) Constantino era en el fondo romano pagano y jamás comprendió los ideales del cristianismo (...»> (íd., pp. 446, 447).
76 Constantino contra Cristo, op. c., p. 41 cf. Vira de Constantini, op. c., (11, 85).
77 Id..
78 Id., p. 43.
79 Id., p. 41 cf. Vira de Constantini, op. c., (11, 86).
80 Ver a Karlheinz Deschner, vol. I, op. c., p. 192. El autor trae abundante bibliografía donde apoya su aserto.
81 Id..
82 Ver Alistair Kee citando a Eusebio de Cesárea, op. c., pp. 65-94.
83 Ver a Karlheinz Deschner, vol. 1, op. c., p. 194
84 Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c., p. 444.
85 Id.,op.c.,p.193. Brehier y Batiffol (op. c.,) recoge el acto histórico, según el testimonio de San Ambrosio, de cuando la madre de Constantino le colocó "sobre la diadema imperial una cruz, para que Cristo fuera adorado en la persona del príncipe".
86 Ver Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c. p. 422. ,
87 Brehier-Batiffol, op. c., p. 43.
88 IOncken, vol. Vill, op. c., p. 448.
89 Id.. .
90 Id..
91 Queremos dejar claro en este lugar, una vez que se ha podido demostrar que la asunción del día del Sol como día festivo por parte de la Iglesia Católica en Roma es paralela y con el mismo origen e influencia que lo que origina ese día del Sol en el Imperio romano, que no puede haber ningún documento donde se muestre que la celebración del domingo fuera heroica o tuviera obstáculos, puesto que se trata del mismo día de reposo, y nunca existe persecución o impedimento para guardarlo. Todo lo contrario a lo que ocurre con el Sábado (ya hemos expuesto la política de Adriano en contra del Sábado). Lo que Juan Pablo n comenta (en Dies Domini, 64), es una tergiversación histórica. El ritmo semanal en cuanto a guardar fiesta el día del Sol estaba reconocido en el Imperio Romano desde la época de los Antoninos (s. n. d. J.), tal como Justino y Tertuliano exponen en sus escritos.
92 Sobre todo esto puede consultarse una obra, ampliamente documentada, escrita por el autor: A Diestre, Cuando
el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en la tierra?, Clie, Terrassa-Barcelona 1997, pp. 451-562. Es preciso completarlo con El Sentido de la Historia y la Palabra Profética, vol. I, p. 172, nota 108.














El culto al dios sol y el domingo IV
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Según el criterio de los expertos, la religión (esencialmente) ocupaba el último lugar en el tratamiento de Constantino, ya que ésta se integra perfectamente como un elemento de maniobra política.
«La política de Constantino no está determinada por la religión, sino que ésta viene determinada por la política imperial. (...) la religión forma parte de su estrategia» 93.
Cuando los investigadores consultan el Codex Theodosianus (recopilación de edictos imperiales) se sorprenden de la ausencia de ejemplos de compromiso cristiano por parte de Constan tino 'del amigo de Dios' como le llama Eusebio (cosa que sí se encuentra en sus sucesores). Y llama poderosamente la atención la crónica relativa a la legislación sobre el Dies Solis. Primero por cuanto se trata de la primera imposición oficial del domingo o primer día de la semana como día de reposo de acuerdo a la religión solar de la que Constantino era adepto. En segundo lugar porque Eusebio {el Obispo amigo de Constantino) ensaya constantemente...
«de imponer una interpretación cristiana a las leyes constantinianas relativas al domingo (o..). Sin embargo cuando Constantino promulga un edicto que aclara lo que se puede o no se puede hacer en dicho día, utiliza la fórmula pagana "dies solis" para describirlo:
"Sencillamente, porque Nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol, que se celebra por su propia veneración, se ocupe con querellas jurídicas..."» 94.
Las permutaciones que suceden se hacen mediante la cristianización terminológica de lo pagano 95. Alistair Kee ha probado sobradamente que el amigo de Constantino el Obispo Eusebio de Cesárea, es el falsificador más grande de toda la historia 96: hace aparecer a Constantino como un cristiano devoto y convertido, pero cuando se profundiza en el texto y en las alternativas que poseemos sobre la vida y hechos de Constantino el asunto cambia de cariz.
No olvidemos, como ya hemos visto, que la religión de Constantino no es la de un adorador de Cristo sino del Sol 97. Y conjuga su religión personal con la de un Cristianismo transformado a su imagen y semejanza para alcanzar permanentemente su objetivo: la conservación de la 'unidad del Imperio' y por ende del mundo.
La actitud antisemita del emperador Constantino es obligadamente política. Las raíces del cristianismo están en el judaísmo bíblico, pero la política de Constantino exige de que los cristianos olviden esas ascendencias, puesto que algunas de sus doctrinas, comunes a los cristianos, no son adecuadas para la política del emperador basada en la teología solar que ofrece la unidad necesaria. En su epístola al Concilio de Nicea expresa: «No tengamos, pues, nada en común con la detestable multitud judía (...)»> 98.
Constantino ha comprendido que para su política de 'unidad' es conveniente no dividir a la sociedad, y la religión minoritaria judía lo hacía.
Es interesante comprobar un ejemplo representativo de la política unionista Constantiniana mediante una legislación en relación al día de fiesta que se había de guardar con escrupulosidad en todo el Imperio. El Sábado, señal no solo de la religión judía, sino monumento a la Creación y Redención, que nos provee la identidad externa de la pertenencia al Dios que se revela en las Sagradas Escrituras, es arrinconado por Constantino para proveer un nuevo día.
El día del Sol afín al Mitraísmo (de origen persa), religión astral y de misterios que en el primer siglo a.J., ya se había introducido en las legiones y sociedad romana 99, y que en una evolución antijudía por parte de ciertos cristianos encuentra su culminación en la legislación imperial de Constantino, adepto de la religión solar que admite el Solis Dies o domingo como día de fiesta, obliga a legislar sobre el Domingo que durante cerca de dos siglos la , Iglesia Católica Romana ha mantenido en un rechazo del Sábado junto al propio Imperio: Romano. Pero ahora es preciso aplicarlo con fuerza de Ley a todo el Imperio.
Constantino como adorador del Dios Sol, prescribe ese día como el único festivo semanal. Obsérvese parte de su decreto del 321:
«Que todos los magistrados y ciudadanos reposen en el venerable día del sol y que cesen todos los trabajos» 100.
«Sencillamente, porque Nos parece de lo más indecoroso que el Día del Sol, que se celebra por su propia veneración se ocupe con querellas jurídicas ...» 101. Constantino en todo su decreto utiliza la fórmula pagana 'Dies Solh', sin embargo Eusebio de Cesárea en su afán de que aparezcan los trueques cristianizados, bautiza al 'día del sol' como siendo el 'día del Señor Jesucristo' 102.
Se trata realmente de un soberano de la casa del 'Sol Invictus' que impone para todo el Imperio la observancia pagana del 'Día del Sol', extendido ya en todo su Imperio, en lugar del día del Sábado, instituido en la Creación, observado por los judíos, y magnificado por Jesucristo, y de los que el cristianismo primitivo heredó.
La supervivencia del Sábado, día de reposo anclado en la tradición judía y cristiana primitiva, suponía una división demasiado flagrante para la religión 'pagana' que Constantino está creando removiendo los pilares ideológicos y organizativos principales del Cristianismo. Veamos las conexiones entre el día del Sol y la estructura Imperial y eclesiástica que Constantino con la ayuda del Obispo de Roma y de Eusebio de Cesárea manifiestan.
Estructura Monárquica Absolutista a través de la Autoridad Suprema mediante el título Pontifex Maximus, y Orden Unitario que se proyecta desde el Cielo a la Tierra: Desvalorización y corrupción de la persona de Jesucristo y de la Iglesia por El fundada, y oposición a la naturaleza y sentido del Reino de Dios
No cabe ninguna duda que en la transformación de una Iglesia que tiene como Jefe absoluto al Emperador que es, según Constantino y Eusebio de Cesárea, el representante legítimo del Unigénito Logos en la tierra, ha tenido que haber un despojo de lo que entiende la Escritura sobre el propio Jesucristo y la Iglesia novotestamentaria. En principio hay un sólo representante en la tierra del Logos Jesucristo, y éste es el Espíritu Santo que se manifiesta en la Iglesia toda entera. El representante visible de Jesucristo no es ningún hombre sino la Iglesia.
En la oración de alabanza hacia Constantino, Eusebio que sigue las directrices de éste afirma descaradamente la filosofía política del nuevo imperio 'cristiano' de la forma con que nos lo describe Norman Baynes:
«La base de esa filosofía política se encuentra en la concepción del gobierno imperial como copia terrenal del gobierno de Dios en el cielo; hay un Dios y una ley divina, por consiguiente en la tierra tiene que haber un solo gobernante y una sola ley. Ese gobernante, el emperador Romano, es el vicerregente del Dios cristiano» 103.
Eusebio considera en esa alabanza al rey Constantino inspirado desde el cielo por Cristo el Logos 104. Y presenta el reino en la tierra tomando como modelo, lo que él supone que dicho reino es en el cielo 105. La Monarquía absoluta aventaja a cualquier otro tipo de constitución o gobierno 106 (según la concepción de la religión astral o teología solar), es por ello que el Logos ha ofrecido un modelo de poder real al hombre 107, y ese hombre es Constantino. Todas las cosas que ha realizado, matanzas y asesinatos habían sido decretadas por "el Supremo Soberano desde el cielo cuando presentó a un guerrero invencible como ayudante suyo" 108. Los autores se han percatado que nada de esto procede del pensamiento bíblico sino de la filosofía helenística de la dignidad real int1uenciada con la religión astral. 109
Para esta concepción ha tenido que haber un desplazamiento tanto de los contenidos y valores de Jesucristo como de la Iglesia.
La Iglesia se ha transformado en una parcela del Imperio, dominado y dirigido por un hombre que se auto arroga la Autoridad Suprema sobre todos, tanto lo relativo a lo religioso como a lo político, exteriorizándose por medio del título Pontifex Maximus. A la vez es inspirado desde el cielo por el Logos constituyéndole (a Constan tino) en su representante en la tierra, para consolidar la Unidad del Imperio tanto en materia política, militar como religiosa, de ahí que se auto proclame Vicario de Cristo y Vicerregente de Dios. Esto evidencia que se está exhibiendo un Jesucristo totalmente distinto y opuesto al espíritu y la letra del Evangelio. Ya no cuenta para nada el Jesucristo Pacificador ni Redentor. El plan de la Salvación se ha sustituido por un Mesías terreno, Constantino, que libera a los cristianos de sus enemigos 110, y salva al mundo y a la Iglesia 111, desplazando al verdadero Cristo del lugar que le corresponde. Y lo más peligroso, por la confusión que entraña: el Reino de Dios ha sido 'usurpado' por una 'monarquía absoluta' que pretende groseramente imitarle. Dios ha establecido claramente que el Reino de Dios viene al final de los tiempos y no por mano humana, siendo total y absolutamente ajeno a cualquier cosa de esta tierra. Incluso la propia Iglesia evangélica, genuina, llena de la esperanza del Adviento no se identifica con el Reino de Dios, sino que es salvaguardadora de los principios que rigen en dicho Reino, anunciadora y experimentadora de ellos, de acuerdo a la predicación de Jesucristo cuando en su primera venida inauguró el Reino de
Dios en su fase de la gracia 112.
Culto a la Persona
Hemos visto la deificación del Emperador, y el paralelismo entre lo celeste (el Sol), y el reino terrestre representado por el Emperador que se acoge a la religión astral.
El culto a la persona es el resultado normal de aquel que se arroga la Autoridad Suprema concedida por la deidad, representada en el título Pontifex Maximus.
Al saludo que dirigen a Constantino los ex-soldados: «"¡Constantino Augusto! ¡Que los dioses te guarden para nosotros! Tu salvación es nuestra salvación"» 113, no se le pone ningún reparo y los que lo efectúan no ven en ello amenaza o contrasentido para la religión que Constan tino tiene 114.
Delante de las esculturas de su persona se ponen "lámparas y cirios y se ora para solicitar la curación de enfermedades" l15.
La creencia en la inmortalidad de su persona, presencia personal en los cielos al morir y su culto
Las imágenes y su culto, y la creencia de la entrada en los cielos al morir 116, aparecen como formando parte de la ideología de Constantino.
Esta actitud era lógica por cuanto según la religión astral el hombre posee un alma inmortal, y de acuerdo al ideario imperial romano los Emperadores son divinizados, y por lo tanto al morir ocupan un lqgar preferencial en el cielo, recibiendo culto.
5) Violencia, Guerra y Persecución Religiosa
El castigo infligido contra el esclavo o el liberto que acusa a su amo o patrón es la crucifixión. Como cristiano me es imposible concebir o aceptar la pena de muerte ni la crueldad de la que Constantino hace gala por diferentes causas, pero que además la penalidad sea la de la crucifixión manifestaría lo que los investigadores ven en Constantino: una simple fachada en la que esconde un odio secreto hacia los valores y doctrinas auténticamente cristianas.
Ahora bien, está legislación, constitución o conductas no corresponden a los contenidos de la Ley divina manifestada en el Decálogo y ratificada en el Nuevo Testamento (Ex. 20: 1- 17; Jer. 31:31-34 cf. Hb. 8:8-10; Stg. 2:8-12), simplemente atañe a un pagano.
La actitud manifestada contra lo que él interpreta ser herejía, o cuando creía amenazada su Autoridad Suprema 117, mediante el uso de la persecución religiosa 118, o matando, es un argumento más en cuanto a que los valores cristianos respecto a la no violencia, libertad de conciencia, y el 'no matarás' ya no tienen la misma vigencia 119.
Las doctrinas evangélicas han sufrido un deterioro tan palpable que los autores relatan la degeneración en la Fe evangélica alcanzada en la época Constantiniana 120:
«Mas pronto se vio que esta misma Iglesia había renunciado a su independencia primitiva y había entrado en un período nuevo, en el cual el poder terrenal, el imperial, empezó a ejercer influencia sobre su vida interior y aun sobre su esencia dogmática» 121.
Lo que exterioriza la asunción del día del Sol
Concluyendo este apartado podemos decir que la religión astral en su vertiente solar exige, por parte de la deidad, un comportamiento como el que se observa en el emperador Constantino, y que aquí hemos pormenorizado. Y que por lo tanto la asunción del día del Sol además de lo que supone por sí mismo, está íntegramente unido a una actitud que responderá a una conducta y a una ideología que se propone alcanzar unos objetivos. El día del Sol no lo podemos aislar, sin más, de su efecto puramente festivo o sagrado. El acto de rechazar algo que no está contemplado "en el origen" (cf. Mt. 19:8 úp.; Gn. 2:1-3; Mc. 2:27, 28) ni en los principios de la Ley natural promulgada en tiempos de Moisés (Ex. 20: 1- 17), pero existente desde el principio (cf. la In. 3:4 cf. Gn. 3:1-6; 2:1-3; 2:23, 24) y vigente para los cristianos (Mt. 22:36-40; 19: 16-19; 5: 17-19; Rm. 7: 1-3, 7, 12, 14; 8: 1, 5-9; Ef. 6:1- 3; Stg. 2:8-12), implica un motivo que no se puede ocultar con una argumentación puramente humana decorada con terminología cristiana. Y ese motivo la historia nos lo descubre: la política eclesiástica de Roma, con su obispo al frente, acepta el día del Sol, o primer día de la semana o domingo, porque entre el prosélito judío y el romano prefiere a este último, además de conformarse a la propia corriente político religiosa del Imperio manifestada en un antijudaísmo que declara, entre otras cosas, al sábado como proscrito por la ley 122 y en una asunción de ciertas premisas de la teología solar; y esto, como un querer diferenciarse de las raíces hebreas y como un elemento ecuménico a fin de alcanzar una posible alianza con dicho Imperio que facilitaría la tarea de lo que entiende como evangelización.
Theodor Zahn expone:
«Antes incluso de que Constantino hubiera decidido elevar el cristianismo al rango de religión dominante en el imperio, él soñaba con una religión de estado monoteísta, de la cual el cristianismo formaría parte. La introducción del domingo como día general de reposo le pareció la expresión significativa y eficaz de esta unión» 123.
Teniendo en cuenta todo lo dicho profundicemos más en ello.

93 Alister Kee, op. c., p. 113.
94 Id., p. 1140 Para la cita del Codex ver Pharr, Clyde The Theodosian Code and the Sirnwndian Constitutions, Princeton University Press 1952, libro 2, título 8, sección l.
En un apartado posterior exponemos las influencias del culto solar en el cristianismo de los representantes de la 18lesia de Romao
95 Alistair Kee, Constan tino contra Cristo, op. C., pp. 73, 74, Y ss.
96 Id., op. C.
97 Véase sobre esto además de la exposición amplia de Alistair Kee, al católico Norbert Brox, Historia de la lilesia Primitiva, op. C., pp. 75-77.
98 Eusebio, De Vira de Constantini, m, 180 Citado en Alistair Kee op. C., p. 117.
Vamos a comprobar en otro lugar como la aceptación del día del solo domingo por el cristianismo de Roma sigue la orientación política el Imperio Romano: la teología solar. En el caso de la Iglesia de Roma tiene un asunto adicional a la hora de aceptar el Domingo, y es despojarse del Sábado que se considera exclusivamente judío. De ahí que ahora Constantino al legislar a favor del domingo tenga en cuenta el rechazo de los judíos.
99 Ya lo hemos comprobado más arriba con documentación profusa
100 Decreto del 7 de Marzo del año 321, promulgado por Crispus II y Constantino II (contenido en COlpus juris civilis, Codex lustinianus, Livre ill, tito Xll, De feriis, 2 (3). Recogido por Paul Nouan, Le Septieme lour, op. c., p.167.
101 Citado por Alistair Kee, op. c., p. 114.
102 En Vida de Constantino (IV, 18), citado por Alistair Kee, op. c., pp. 71,113.
103 Eusebius and the christian empire, reimpresión en Byzantine studies and other essays, The Athlone Press 1955, p. 168. Recogido y asumido por Alistair Kee, op. C., pp. 149, ISO.
104 Ver Vida de Constan tino de Eusebio, op. C., 1, 85; In, 87; IV, 88; Alistair Kee, op. C., p. ISO.
105 Id..
106 Id., In, 87 (citado por Alistair Kee, op. C., p. 158).
107 lId., In, 88.
108 Id., Vil, 97 (recogido por Alistair Kee, op. C., p. 160).
109 Alistair Kee, op. C., p. 150.
110 Id., op. C., pp. 47-64.
111 Id., p. 176.
112 Sobre el Reino de Dios su concepto y naturaleza lo analizamos más adelante.
113 AlisterKee, op. c., p.114, 115.
114 Id..
115 Karlheinz Deschner, vol. 1, op. c., p. 194.
116 Id., pp. 193,194.
117 Entre las cualidades que dominaban el carácter de Constantino sobresalía según la Historia Universal que dirige Oncken "la sed insaciable de mando, y no de un mando cualquiera, sino del supremo" (íd., vol. VIII, p. 446); y no conocía "piedad ni consideración ni misericordia cuando creía amenazada su autoridad suprema" (íd..).
118 Para la persecución religiosa ver Alistair Kee, op. c., pp. 120-136.
119 Una vez que Constantino se ha identificado un tanto con el cristianismo reúne un concilio, en el año 314 en la ciudad de Arlés (Ver Previt-Orton, Historia Medieval, vol. 1, pp. 282 Y ss.).
Este concilio que se reunió principalmente para tratar el cisma donatista, examina la cuestión del Servicio Militar. El canon 3° rezaba así: "Los que lanzan las armas en tiempos de paz sean excomulgados".
Se han presentado varias interpretaciones pretendiendo anular el verdadero sentido del canon (Véase Hefele lecrercq, Histoirs des Conciles, vol. 1, op. c., p. 282 Y ss.). Una que ha sustituido las palabras "in pace" por las
palabras "in praelio" o "in bello". Ahora bien esto se sabe que ha sido una corrección arbitraria debido a un lector que deliberadamente ha modificado el texto (Albert Bayet; Pacifisme et Christianisme aux premiers siécles, Biblioteque Racionaliste, París 1934, pp. 9,13,16,17.
Una segunda interpretación nos mostraría que el concilio de Arlés no castigaría a los desertores sino a los que hacen culpables en plena paz de una agresión a mano armada. Otros dicen que se refiere simplemente a los gladiadores; según Bayet, Hornus y, otros, éstas interpretaciones son inaceptables. Las palabras "arma proucere", designan el acto del soldado que lanza sus armas delante de él mostrando que no quiere más servir.
Ahora bien para nosotros aunque aceptamos el sentido de ésta interpretación no seguimos a aquellos que admiten que el concilio de Arlés es simplemente un paso más del partido oportunista 'cristiano', pero que continuaría aceptando la posición de la Iglesia Primitiva en cuanto a la NO-VIOLENCIA (Así opina H. F. Secretan, Le Christianisme des premiers siecles et le Service Militaire, París 1914, p. 364; del mismo modo Hornus, Evangile et Labarum, op. c., p. 129).
Creemos que lejos de ser superflua la precisión "in pace" es esencial, ya que no hay posibilidad para la idea de que en tiempos de guerra es siempre permitido e incluso recomendable al cristiano rehusar las armas. Una actitud de esta naturaleza en tiempos de paz marca lo que debe ser en tiempos de guerra. Si no puede el soldado cristiano en tiempos de paz rehusar las armas, cuánto menos en tiempos de guerra.
La dureza de dicho canon va a en contra de la opinión improbable en cuanto que simplemente se quiera prohibir al cristiano en tiempos de paz arrojar las armas ¿cómo es posible semejante castigo como el de la excomunión? Si arrojar las armas en tiempos de paz fuera tomado por los que elaboran el canon como de poca monta y teniendo en cuanta el que el cristiano no debe matar ni emplear el arma ¿cómo es posible tal dureza e intransigencia? Si tienen en cuenta todavía la prohibición de matar y de hacer uso del arma del período anterior ¿por que obligar bajo pena de excomunión a los cristianos en tiempos de paz a Permanecer con las armas? Solo cabe una explicación, que el canon ha provisto en principio una solución al problema que hasta entonces se había planteado entre el Cristianismo e Imperio respecto al servicio militar. Esa provisión la efectúa para tiempos de paz. Ahora bien esto no excluye que continúe para tiempos de guerra. Es cierto que no lo menciona pero la intolerancia con que castiga la deserción en tiempos de paz es suficiente para comprender que si en tiempos de paz el cristiano no debe arrojar las armas, en tiempos de guerra todavía menos. Por los sucesos posteriores que documentaremos después, en cuanto a la conducta que se siguió por parte de la Iglesia Católico Constantiniana nos avalan de que este canon fue decisivo para la conducta 'militarista' del llamado cristiano que ha aceptado, a despecho de los principios del Reino de Dios, las directrices 'pagano-constantinianas'.
La declaración de Arlés es un paso más en la configuración de una Iglesia Imperial que se despoja de lo más emblemáticamente cristiano: ser Pacificador. Este paso es decisivo. En él se manifiesta un claro cambio de posición respecto a los principios del Reino de Dios. Es el sentir de quien orientó semejante propuesta:
Constantino. Heering se explica adecuadamente cuando afirma que: « "El Jesús histórico era un Mesías de paz, que nos ordenó amar a nuestros enemigos hasta el máximo, y hasta el tiempo Constantino sus seguidores -con algunas excepciones- practicaron sus enseñanzas. Pero entonces llegó el punto decisivo, ejemplificado por la decisión del concilio de Arlés en año 314 que decía: los que tiren sus annas en tiempos de paz serán excomulgados. Este cambio radical en la fé cristiana, en un asunto tan fundamental como la guerra, debemos verlo como una caída desastrosa, una caída en un estado tal que la iglesia primitiva no habría vacilado en llamar un estado de pecado"» (O. J. Heering, The Fall 01 Christianity, Fellows Publications, American édition 1943, p. 57).
Los escritos patrísticos hasta Constantino son explícitos tocante a ésta cuestión. En otra sección presentamos la posición de la patrística hasta Constantino. Toda ella nos manifiesta una posición contraria al servicio y al empleo de las armas.
Por otra parte comprendamos el contexto histórico de la declaración del concilio de Arlés. Ha sido decretado, dentro del apoyo y favor que Constantino está otorgando a la Iglesia. El imperio se encuentra en paz gracias a las victorias de Constantino. Ahora se pide no arrojar las armas en tiempos de paz, y sobre todo de esa paz que gracias a las circunstancias y características del imperio Romano se ha logrado. Si a los soldados se les exige no arrojar las armas en esa paz que se ha logrado ¿qué se les pedirá cuando un enemigo cualquiera pretenda perturbar esa paz del imperio?
120 Ver la tesis defendida por Alistair Kee. También a F. Arranz Velarde, Resumen de Historia Universal. Santander 1932, p. 153. Citado por Pedro de Felipe en La Identificación del Cuerno Pequeño de Daniel 8, Madrid 1970, nota 89.
121 Historia Universal de Oncken, vol. Vill, op. c., p. 419.
122 Este antijudaísmo alimentado por la actitud judía frente a la política romana imperialista que tiene un primer punto culminante con la destrucción de Jerusalén en los años 65 al 75, se ve desarrollada con Adriano. Anteriormente a los judíos se les había permitido, junto a otras muchas religiones practicar la suya. Pero en la época de Adriano (117 a 138 d.J.) (noten las fechas y compárenlo con el primer anuncio documentado católico que tenemos, el de Justino, dirigido al emperador Romano, y que habla de que ellos los cristianos guardan el día del Sol y no el de Satumo como los judíos{alrededor del 138-140}), se da una prohibición, bajo pena de muerte, para todo el Imperio, de practicar la circuncisión, la observancia del Sábado y el estudio de la Tora (ver S. Baron, Histoire d' Israel, vie sociale et religieuse, París 1957, vol. 11, p. 733)
123 En Skizzen aus dem Leben des Alten Kirche, 3' edición, p. 194.







El culto al dios sol y el domingo V
Antolin Diestre
Dr. en Teología
Ya hemos visto la unión que se da entre Iglesia e Imperio Romano en la época Constantiniana. También, el cómo son aceptadas las creaciones que se dan por parte de Constantino en la construcción de una Iglesia imperial sin dejar su religión solar. También hemos estudiado los antecedentes tanto del Imperio Romano hasta llegar a Constantino, y los de la Iglesia de Roma; el como hay un paralelismo convergente a lo largo de cerca de dos siglos con una corriente antijudía y con la asunción de la teología solar en la aceptación del día del Solo primer día de la semana, junto a otros aspectos que están implicados en esa aceptación del día del Sol.
Lo que haremos a continuación es mostrar que la Iglesia de Roma, en aquella época, con sus dirigentes más representativos recogen un antecedente evolutivo que se ha comportado, en lo esencial, en paralelo al Imperio, en un proceso de asimilación de lo fundamental de la Religión Astral o Solar, a fin de poder confluir en el momento histórico oportuno con el Imperio Romano, y de este modo coincidir con el ideario Constantiniano. Además de crear el futuro de una Iglesia Imperial que tiene como signo de unidad el día del Sol como primer día de la semana o Domingo, en base a legislaciones, a los Obispos de Roma del momento junto a otros escritores y protagonistas representativos, y a Concilios. Todo ello, aparte de lo ya indicado, nos dará una idea de la importancia e implicaciones que supuso ese día del Sol para el engendro de una Iglesia Romana con toda una terminología conceptual cristiana, que sin una profundización en su naturaleza, premisas e historia, evade su identidad Constantiniana.
La aceptación del Solis Dies (Día del Solo Domingo), y el simbolismo del Sol para identificar a Cristo
«Constantino era adepto al culto solar como forma más elevada del monoteísmo; el cristianismo le parecía como una de las formas de la religión solar de la que era adepto, y lo integró en sus concepciones religiosas» 124.
Los autores de esta nota suponen, al menos, que Constantino confundió al cristianismo de su época como una de las formas de la religión solar. La cuestión es saber si había motivos para ello.
El Solis Dies semanal y su contenido político-religioso
Por la cita de Justino y Tertuliano 125 se demostraba que a partir de un cierto momento la Iglesia de Roma se adscribe al Solis Dies de acuerdo a lo que resulta ser tradicional en la sociedad romana.
Ahora podemos comprender, a tenor de lo expuesto, que la elección del Solis Dies por la Iglesia de Roma es una medida política de primer orden. Con el Sábado como día de fiesta no puede otorgar esa Unidad que Roma Imperial ha encontrado en el culto oriental de Mitra. Puesto que el Sábado 126 rompe con la sociedad romana que se opone a un Judaísmo, por otra parte rebelde, y que tiene como día de reposo el Sábado. El Sábado no tiene ese carácter universalista y unitario que la política del momento demanda, un tipo de sociedad mundana que ha configurado la teología Solar que proveen las religiones astrales, entre las que destacan el Mitraísmo. El Domingo, con lo que implica ideológicamente, ha echado raíces tan profundas en la sociedad romana que el que quiera ganarla ha de ser involucrándose en los elementos fundamentales que la religión astral representada esencialmente por el Mitraísmo ha depositado en los conductos que adhieren al árbol sólidamente sobre la tierra.
De ahí, que a partir del s. 11 d.J., ciertos autores de la Iglesia de Roma adviertan la necesidad de esa involución. En un proceso, al principio lento aunque visible, y que recibirá plena forma con Constantino, se va adaptando ese cristianismo al paganismo de Mitra, aceptándose varios elementos principales que demuestran esa dependencia a la religión solar que el Imperio Romano proyecta en su situación político-religiosa.
La asunción del Solis Dies rompe con el Judaísmo, aun cuando el Nuevo Testamento siga estando pegado a él, entre otras cosas, en lo que se refiere al Sábado 127. Aceptar el Solis Dies, supone reconocerlo como representativo de Unidad con el Imperio y desmarque con el Judaísmo. Unidad con los ciudadanos del Imperio donde se había propagado el Culto Solar, y con los Gobernantes romanos que han aceptado ese día como festivo y litúrgico.
El Cristo Sol y el Solis Dies
No era difícil tampoco el identificar a Cristo con el Sol. La intencionalidad de esta confluencia se manifiesta cuando comparas, las pinturas paganas mostrando al solo Mitra bajo la forma de un hombre con un disco detrás de la cabeza con el antiguo mosaico de origen cristiano representando a Cristo con el Sol, subido sobre una cuádriga, y con un limbo detrás de la cabeza 128,
El simbolismo solar es empleado por los llamados Padres de la Iglesia para hablar de Cristo como Sol de Justicia, como Sol de Oriente, como el único Sol que se levanta en el cielo 129.
Independientemente del contenido apologético de las predicaciones cristianas a los paganos para que se conviertan al verdadero Sol, no se puede evitar la confusión 130, Y todavía menos si ésta procede de una base que no es coherente con el texto bíblico. Se había manipulado el día del sol pagano haciéndolo coincidir con el día de Jesucristo ("el día del Señor"). Era lógico que si se quería ser consecuente con el paralelismo entre la religión astral y los que promueven semejante comparación, había que llegar a la celebración de ese día del sol como festivo: si los adoradores de Mitra, el Sol Invictus consagran un día especial para su Dios Sol, el Solis Dies o Domingo, y si vosotros adoráis al Dios Sol Jesucristo, es lógico que celebréis vuestro culto en un día especial también, Pero ¿qué día se estipula para el Sol? ¿el Sábado judío que según la semana planetaria pagana corresponde a Saturno? ¿O el domingo que de acuerdo a esa misma semana planetaria le corresponde el Sol? Para Justino, tal como indicábamos, no había duda 131: la creación de la luz en el primera día de la semana, y la resurrección del Sol de justicia en el primer día de la semana es suficiente para adoptar el día del Sol como día del Señor 132.
Eusebio de Cesárea, amigo y consejero de- Constantino, que vive en el contexto de alguien (Constantino) adorador del Sol Invictus con todo lo que implica el culto Solar, y que según manifiesta en la epístola al Concilio de Nicea: "No tengamos nada en común con la detestable multitud judía" 133, es de esperar que siga los caminos del Emperador Romano, y retorne los argumentos de Justino:
«Por la nueva alianza, el Lagos ha transferido la celebración del Sábado a la eclosión de la luz. Nos ha dado una imagen del verdadero reposo en su día de salvación, el primer día de la luz ... En ese día de la luz, primero y verdadero d{a del sol, bien que nos reunimos después de un intervalo de seis días (...) Todo lo que estaba hasta entonces prescrito para el Sábado, nosotros lo hemos transferido al día del Señor, mucho más digno de honor que el Sábado judío. De hecho, es en este día de la creación del mundo que Dios dice: "Que la luz sea, y la luz fue". Es también en este día que el Sol de justicia ha resucitado para nuestras almas» 134.
Si se analiza convenientemente el texto, tanto de Eusebio como después de Jerónimo 135 y Agustín de Hipona 136 que mantienen la misma explicación, lo que se pretende es encontrar para el Día del Sol que ya estaba establecido por la religión de Mitra antes del siglo 11, algo que presentar que justifique la adopción del día del sol 137.
Si bien la Iglesia apostólica no necesitó semejantes argumentos, la coyuntura socio- política atrapó a ciertos representantes de la Iglesia de Roma.
Se habían dado dos pasos previos: el uno, el rechazo de lo hebreo, incluyendo el Sábado, aun cuando su origen no sea judío sino que se origina en la misma Creación; el otro, el intentar compatibilizar ciertos contenidos de Mitra con algunos significados de la vida y obra de Jesucristo. El peligro de esta sustitución es el considerar a Jesucristo como no judío, que lo era, e identificarlo dentro de la Teología Solar. Esta contradicción, con lo que implica, como veremos, no sólo llevó a la adopción del Solis Dies sino a otros aspectos que denotan la mezcla de la religión solar con elementos cristianos.
La Salida del Sol y la Oración orientada hacia el Este
Una vez más la confrontación Cristianismo y Judaísmo se exterioriza por la elección de orar hacia el Este u Oriente por parte de los primeros en oposición a la costumbre judía de hacerlo hacia Jerusalén.
Este asunto que no pasaría más que por ser anecdótico, porque los verdaderos adoradores adoran en espíritu y en verdad (cf. Jn. 4:21-24), aporta un elemento más de la influencia del culto solar sobre la Iglesia de Roma por cuanto la patrística se ve obligada a justificarlo: ; «El Este simboliza al alma que se vuelve hacia la fuente de la luz» 138.
Esta particular forma de adorar es una asimilación del modo pagano de efectuar su culto solar en el Solis Dies.
No es de extrañar que los cristianos que adoptan esta costumbre pagana para la oración, cuya práctica es diaria y no semanal, proyecten todo el recorrido de la estructura solar: del mismo modo que se cambia de Jerusalén (símbolo de las raíces cristianas) hacia el Sol para orar, con lo cual ha tenido que haber una teologización (de acuerdo a la teología solar) y programación, es preciso llegar con el culto a un día especial, donde el Sol preside la semana planetaria (el Domingo), y así también abandonar el Sábado de la Revelación bíblica por el Día del Sol, representación inadecuada del Sol de justicia con que se adorna a Jesucristo, del levantamiento de la Luz de la muerte por la resurrección en el primer día de la semana que coincide con el Solis Dies o Domingo.
F. A. Regan tras analizar lo textos patrísticos sobre el particular concluye diciendo: «Se puede encontrar un ejemplo claro de la influencia pagana en la costumbre adoptada por los cristianos de volverse hacia Oriente, lugar de la salida del sol para ofrecer su oración ... porque en esta época de transición del Sábado a la celebración del día del Señor, no sólamente los primeros cristianos reemplazaron el séptimo día por el primero, sino que además modificaron la práctica tradicional judía de orientación hacia Jerusalén para la oración» 139.
El Solis Dies Anual y el Nacimiento de Mitra
Anteriormente ya hemos aludido a la fecha de Navidad adoptada por la Iglesia de Roma. Se trata del día del nacimiento del Sol Invictus celebrado el 25 de Diciembre en honor al dios Sol Mitra. Todo esto nos muestra que la adopción de la teología solar por parte de la Iglesia de Roma alcanza exteriormente el recorrido que el Mitraísmo manifestaba en su dedicación al Sol.
Se puede obtener por las Escrituras que el nacimiento de Cristo debió ser aproximadamente a finales del verano o comienzo del otoño 140, por descontado que nunca a finales de diciembre.
Es evidente que la elección de esta fecha es fruto de la influencia del culto Solar de Mitra 141. .
No cabe duda que cierto colectivo cristiano ha llegado, a comienzos del s. IV cuando Constantino procede a contactar oficialmente con el Obispo de Roma y lo que representa, a identificarse plenamente con el día de la semana planetaria que corresponde al Sol, y que los adoradores de Mitra desde el s. I lo celebraban:
«En cuanto a la semana planetaria de los paganos que los primeros cristianos encontraron en Roma, su día el más importante que fue desde el principio el de Saturno, llegó a ser en el primer
siglo, bajo la influencia del Mitraísmo (...) el día del sol. Correspondiéndole el primer día de la semana» 142
Valoraciones de este apartado sobre el Culto Solar en relación al Solis Dies y a los otros aspectos que le acompañan
Por este primer punto estamos comprobando que no es una circunstancia casual sino causal la que lleva a un sector cristiano representativo a adoptar un comportamiento social distinto al de sus raíces. La aceptación de un día de fiesta semanal o de reposo, diferente al que se expone en el Nuevo Testamento y en el Decálogo, responde a una postura político- antropológica romana que rompe con una postura antropológica y cristológico-hebrea.
No es simplemente el cambio de un día por otro, es el canje que resulta de una manera de pensar que discrepa con lo anteriormente establecido. En definitiva se permuta la relación con la deidad provocando un Dios que ya no es el mismo.
Eternamente aparece un día en lugar de otro. Pero esto no se efectúa, si no hay motivos profundos, que el que lo hace cree que están justificados. Ya podemos adornar con terminología Cristológica ese nuevo día; ya podemos argumentar con especulaciones y conjeturas subjetivas; ya podemos buscar interpretaciones a posteriori, gratuitas, sobre el por qué; será la orientación teológica que aparece simultáneamente, y que la historia revela, las que nos expresará el valor e importancia de ese cambio. El descubrir esa direccionalidad nos aportará el conocimiento de las consecuencias contraídas, y nos podrá señalar una vez más, el peligro que supone siempre el ir más allá de lo que está escrito (cf. 18 Coro 4:6). La Palabra de Dios nos enseña, independientemente de lo pequeño que nos pueda parecer un mandamiento de Dios (cf. Mt. 5:17-20), a ser respetuosos y fieles al contenido de la Escritura, y que siempre que se vulnera la voluntad divina trae efectos nocivos para el antropos.

124 Marcel Simon-André Benoit, Judaísmo y Cristianismo Antiguo, op. C., p. 131.
125 Ver nota n° 16 y 43.
126 Si bien la primera mención respecto al día del sol aceptado por la Iglesia de Roma aparece alrededor del año 140. El conflicto entre Judaísmo y Cristianismo se agudiza aproximadamente a comienzos del s. II. Ya hemos visto sobradamente cómo los escritos patrísticos critican bien las formas judías o rechazan de plano al judaísmo como contenido teológico (incluyendo el sábado) y actitud social (Bemabé, Epístola 172:1-8).
Aunque trataremos este asunto en otro apartado, es evidente que la costumbre de guardar el Sábado se mantiene todavía en ciertos sectores de la Iglesia de Roma, y que como veremos su rechazo fue gradual, y durará, todavía, algunos siglos en Oriente. Sócrates el Escolástico (s. V), en su Historia Eclesiástica, libro V, cp. 22: «Casi todas las iglesias del mundo entero celebran los santos misterios el sábado de cada semana; sin embargo los cristianos de Alejandría y de Roma, en razón de una vieja tradición, han dejado de hacer lo mismo. Los egipcios de la vecina Alejandría y los habitantes de Tebas tienen sus reuniones religiosas el Sábado».
Respecto a estos primeros siglos los historiadores católicos y protestantes comentan: «Es conocida la capital importancia litúrgica que el día del Sábado tenía para los hebreos. Una institución tan antigua y tan respetada en los tiempos de nuestro Señor, no solo dentro de los confines de Palestina, sino también en muchas ciudades de Asia y de Egipto..., no podía dejar de ser una marca duradera en las numerosas e importantes comunidades cristianas que se habían derivado en gran parte de ellas» (Mario Righetti, Historia de la Liturgia, BAC, Madrid 1955, vol. I, p. 666).
127 Es admitido, en general, por los diferentes especialistas, tanto católicos como protestantes que la Iglesia Apostólica siguió guardando el Sábado:
«La comunidad cristiana de Jerusalén, con los apóstoles al frente, en general observaban las prescripciones de la ley (...) Y no hay razón para excluir de esta norma la observancia del Sábado» O.Skrzypczak (autor católico), en Enciclopedia de la Biblia de el. Éxito, Barcelona 1965, pp. 294, 295. .
128 Ver la parte posterior del altar de San Pedro en la necrópolis del Vaticano. Está fechado en el 240 d.J..
129 Ver Bacchiocchi, Du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 208, nota 63 donde se traen las citas de la patrística: Meliton de Sardis (De Baptismo); Clemente de Alejandría (Protrepticos 11, 114:1; Stromates 7, 3, 21, 6; Pedagogo, 3, 8, 44, 1); Orígenes (In Numeros Homilia 23:5 e In Leviticum homilia 9).
130 Hay que añadir que está constatado, por la propia documentación patrística, que una buena parte de los que se denominan cristianos llevan a cabo celebraciones paganas en sus propias comunidades locales, y que hay por parte de una mayoría de cristianos una veneración al sol y a las prácticas astrológicas (ver a Tertuliano De Idolatría 14 y al autor moderno J. Lindsay, Origin o[ Astrology, USA 1972, en su cp. 20).
131 Ver nota 16.
132 Independientemente de los contenidos bíblicos y exégesis que ofreceremos en su momento es evidente, que si no hubieran existido las dos circunstancias históricas, a saber: la de un Judaísmo del que es preciso desmarcarse para no ser confundido por Roma Imperial y cargar con las medidas políticas adversas que las actitudes judías provocan; y una religión Solar que provee al Imperio Romano de una configuración político-religiosa unitaria, no habrían surgido semejantes argumentos, puesto que surgen en el tiempo (s. II) y como consecuencia de la influencia ajena a la Escritura, Escritura que no podría sostenerlos.
133 Ver nota n° 98.
134 Eusebio de Cesárea, Comentario a los Salmos 91 092 (Migne, en Patrologia Griega XXill, col. 21).
Si se observa la cita se notará que se trata del criterio de Eusebio cuando dice que el Logos ha transferido la celebración del Sábado a la eclosión de la luz. No se presenta ninguna prueba de la Escritura, sino que debido a la existencia del Logos ha sido posible el conocimiento de la Luz, y esto ha supuesto, según Eusebio, que del Sábado se pasara a la eclosión de la Luz. Es puramente una interpretación persona!. En segundo lugar se crea a! día del Solo de la luz como siendo el día del Señor. En base a que el Señor es la "luz" y es el "Sol de justicia". En tercer lugar se reconoce en el Sábado el día verdadero de reposo para la antigüedad pero que "nosotros", dice Eusebio "hemos traspasado lo que se refiere al Sábado al día del Señor". Por último, según Eusebio, por si fueran poco estos argumentos, coincide, que la creación se hizo en el primer día y la resurrección del Señor lo mismo.
135 Jerónimo en In Día Dominica Paschae Homilía, CCL 78,550,1,52:
«Si es llamado día del Sol por los paganos, nosotros lo reconocemos como tal, puesto que es en este día que la luz del mundo ha aparecido, y ha sido en ese día que el Sol de Justicia ha resucitado»
136 Contra Fausto, 18:5.
137 En efecto. Esta actitud ha sido una constante desde que se adoptara el día del sol en lugar del Sábado del judío Jesucristo. Se intenta ocultar mediante una serie de argumentos, que aunque utilizando la Biblia, no tienen ningún apoyo en la Escritura. Vamos a traer el ejemplo de la actitud que se observa en los escritos de los llamados Padres de la Iglesia y comprobar como se intenta ocultar el origen pagano e idolátrico del día del sol. 1) LA primacía del octavo día como un intento de despistar respecto al día del Sol Junto al Solis Dies aparecen toda una serie de adiciones para el nuevo día inventado. Es preciso barnizar con terminología bíblica el "día del Sol".
El tema del octavo día es utilizado ya muy tempranamente (s. 11) por Bemabé en su epístola, tal como ya hemos dejado constancia, y en el propio Justino (s. 11) (En Diálogo con Trifón, 41, en Padres Apologistas griegos, op. c.). Lo mismo que Cipriano del s. III, que emplea el argumento sacado de la aplicación de la circuncisión que se realizaba en el octavo día, como un símbolo de la circuncisión espiritual que se lleva a cabo, según él, en el día de la resurrección de Jesucristo, de ahí que se consagre el octavo día. Pero, ¿cual es ese octavo día, si solamente hay siete en la semana? El gnóstico cristiano Clemente de AIejandría (Stromates, V, cp. XIV (en edic. de M. Genoude, op. c., vol. 5, p. 442) utiliza dicho tema de un modo más incomprensible que los demás, aparte de originar la celebración del "octavo día" nada menos que en Platón. Incomprensible e increíble, pero real y cierto. ¿Qué querrán decir con lo del octavo día? Es algo que me come un poco el "coco...".
Gregorio de Nisa en el s. IV (Traité sur le titre des Psaumes, en Patrología Griega, vol. 44, cp. V, col. 504), recogerá esta idea del octavo día, que pretende identificarse con el día histórico de la resurrección de Jesús que ha de servir a partir del primer domingo como siendo el primer "octavo día", el día de la resurrección después del séptimo. Y que prefigurará "el día sin fin que se iniciará tras la parusía del Señor" (¡fabuloso!). Si esto es hacer exégesis... (¡madre mía!).
El tema del octavo día queda en el misterio, y no es para menos. Es injustificable un tratamiento de esta naturaleza. ¡Qué tendrá que ver que la circuncisión se haga en el octavo día para obtener de ahí el primer día de la semana como día sagrado! Y el día después del Sábado no es el octavo (la semana no da para más) sino el primer día de la semana. Lo que sucede es, que se pretende barnizar bíblicamente el primer día que era pagano hablando de un octavo, con el fin de evitar ese día idolátrico. Pero eso es inevitable. Especialmente cuando el día va unido a una liturgia sacramental ajena a la Palabra de Dios.
Ver sobre los orígenes del octavo día y su misterio reconocido en J. Gaillard, Le huitieme jour, Cahiers de la vie spiritueIle, París 1947, p. 558; ya Jean Daniélou, Bible et liturgie, coIl "Lex Orandi", París 1951, p.346.
2) El Sábado espiritualizado con la finalidad de quitarle su valor literal Ya lo vimos con lreneo y Clemente de Alejandría (ambos en el s. III). Ahora se apuntará San Agustín (s. IV y V) (En su Commentaire sur le Livre de la Genese cp. XIII).
3) El Sábado se identifica con el propio Señor del Sábado (Es el punto de vista expresado por Epifanio (s. IV) (citado en Servir U1997 artículo de Paul Nouan, p. 13).
Desde luego esto no se puede decir del domingo. El domingo es el día del sol consagrado a Mitra. Y si se podría decir del Sábado sería no en el sentido que el Sábado haya quedado eliminado sino que Jesucristo nos enseña, profundizado en su persona y ejemplo como guardar y celebrar mejor el Sábado, séptimo día de la semana. Ya hemos explicado sobradamente de que el descanso que encontramos en Jesucristo por habemos vencido al pecado y ofrecemos la posibilidad ya ahora de que el dominio de éste no reine en nosotros está dentro del marco temporal de los seis días de trabajo y conflictos, y del Reposo de Dios que se manifiesta en cada séptimo día (cf. Hb. 4)
4) El Sábado se interpreta como abolido, ceremonial y figurativo Agustín y Jerónimo aportan estos puntos de vista (ver Cartas de San Agustín, libro 11 carta XV, en edición de la BAC, tomo VIII); Cartas de San Jerónimo, 4" clase, carta CXLVill, 2, pp. 402, 403 (citado en Servir, U1997, op. c., p.13).
En cuanto al aspecto ceremonial Tomás de Aquino lo recogerá (tal como ya hemos dejado constancia), y pasará al Catecismo del Concilio de Trento (en Catecismo Romano, edic. de la BAC, Madrid 1956, p. 749).
5) El Domingo se considera erróneamente como memorial de la nueva creación (ver por ejemplo Juan Crisóstomo en Homélie sur l'aumOne, 3 (en Obras, traducción de M. Jeannin, t. 4, 1864, p. 148).
No se puede restringir al día de la resurrección lo que se aplica extensivamente a la obra de Jesucristo desde la encarnación hasta su ministerio sacerdotal pasando por la muerte y resurrección.
La mayoría de los Padres utilizan el hecho de la resurrección con sus implicaciones aplicándoselo al día cuando éste no posee ninguna relevancia. El significado de la resurrección depende de toda la obra de Jesucristo desde la encarnación pasando por su vida y muerte.
6) El Sábado convertido en escatológico para despojarle su valor siempre actual (ver sobre esto a Orígenes en Homélies sur les Nombres, Xill, 4, traducción André Méhat, Paris 1951, pp. 444, 445; también Agustín en su Ciudad de Dios, libro Xill, edic. BAC, Madrid).
Si bien podemos aceptar el valor escatológico del Sábado, no por eso se pierde su valor literal y siempre actual. Ya hemos indicado en varios lugares la permanencia del Sábado en la era sin pecado que se inaugurará en la Segunda Venida de Jesucristo como también el Sábado fue dado sin el contexto del pecado. Por un lado el Sábado nos recuerda constantemente ese descanso que durante la eternidad gozaremos, y por otro la recuperación del Sábado sin el contexto del pecado reconocido por los profetas (cf. lsa. 66:23; Ap. 22:2 cf. Ap. 1:10).
7) En conclusión. Es evidente que el empleo de toda esta terminología es un intento de querer justificar la aceptación, sin permiso de Dios, de un falso día de reposo. Era preciso ocultar al máximo su origen pagano. Toda esta argumentación pone de manifiesto el origen no bíblico del día de Mitra.
¿Quién se podría creer hoy semejantes argumentos? La fragilidad y la especulación es la nota característica. Todo reposa en la arena. No hay ningún cimiento en las teorías que se aducen. Sin embargo estos mismos argumentos son los que emplea Juan Pablo II en su Carta Dies Domini. Se han repetido en la historia. Y a fuerza de insistirse algunos se los han creído (cf. 2" Tes. 2:10-15). ¿Habrá suficiente sinceridad como para investigar este asunto que podría ser vital para muchos, dados los principios que están involucrados?
138 Ver a Orígenes, De Oratione 32; También a Clemente de Alejandría en Stromates 7:7, 43; Tertuliano, Ad ? Nationes 1: 13, etc… ¿Se dan cuenta de la tontería que Orígenes dice?
139 El au10r de esta cita (F.A. Regan, Dies Dominica and Dies Solis: The Beginnin 01 the Lord's Day in Christian Antiquity, unpublished doctoral dissertation, Catholic University of Arnerica, Washington D.C., 1961, p. 196. Citado por Bacchiocchi, du Sabbat au Dimanche, op. c., p. 210) adopta, por sobreentendido aunque no sea así, el término día del Señor para el primer día de la semana.
140 Sabemos que su muerte fue en primavera, y de acuerdo a la profecía de las 70 semanas de años se favorece a finales de verano comienzos de otoño su nacimiento.
Sobre la imposibilidad de la fecha del 25 de diciembre como nacimiento de Jesús véase a O. de la Brosse, en Diccionario del Cristianismo, de. Herder, Barcelona 1974, arto Navidad; también Teofilo Gay, Diccionario de Controversia, Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires 1960.
Conviene conocer que la noción de fiesta conmemorando un nacimiento es ajena al cristianismo primitivo (The Encyclopedie Americaine , Nueva York 1956, vol. VI, p. 622). Ver también sobre esto a la Encyclopedie Britanica, Nueva York 1910, vol. Vill, p. 828, donde se cita al historiador del s. V dJ., Sócrates, indicando que no había ninguna prescripción ni por Jesucristo ni por los apóstoles que ordenase festejar dicho nacimiento. Es evidente que el que no se ponga su fecha de nacimiento es porque no se le daba ninguna importancia en cuanto a tenerla que recordar festejándola (cf. Ecc1. 7: 1, 8).
Mario Righetti, en Historia de la Liturgia, BAC, Madrid 1955, p. 688, nos dice "que en aquellos primeros siglos no solo no existía una tradición en tomo a la fecha de Navidad sino que la iglesia no celebraba la fiesta".
141 Sobre la transferencia y conveniencia de la adopción del cambio del nacimiento de Jesucristo al 25 de diciembre como correspondiendo al día de Mitra, ver Mario Righetti, en Historia de la Liturgia, BAC, op. c., p. 689.
142 A.-M.H., Le Be. lour, Cahierde la Vie Spirituel, n. 11, ler. Abril 1947, p. 496.







El culto al dios sol y el domingo VI
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Valoraciones de este apartado sobre el Culto Solar en relación al Solis Dies y a los otros aspectos que le acompañan
Por este primer punto estamos comprobando que no es una circunstancia casual sino causal la que lleva a un sector cristiano representativo a adoptar un comportamiento social distinto al de sus raíces. La aceptación de un día de fiesta semanal o de reposo, diferente al que se expone en el Nuevo Testamento y en el Decálogo, responde a una postura político- antropológica romana que rompe con una postura antropológica y cristológico-hebrea.
No es simplemente el cambio de un día por otro, es el canje que resulta de una manera de pensar que discrepa con lo anteriormente establecido. En definitiva se permuta la relación con la deidad provocando un Dios que ya no es el mismo.
Eternamente aparece un día en lugar de otro. Pero esto no se efectúa, si no hay motivos profundos, que el que lo hace cree que están justificados. Ya podemos adornar con terminología Cristológica ese nuevo día; ya podemos argumentar con especulaciones y conjeturas subjetivas; ya podemos buscar interpretaciones a posteriori, gratuitas, sobre el por qué; será la orientación teológica que aparece simultáneamente, y que la historia revela, las que nos expresará el valor e importancia de ese cambio. El descubrir esa direccionalidad nos aportará el conocimiento de las consecuencias contraídas, y nos podrá señalar una vez más, el peligro que supone siempre el ir más allá de lo que está escrito (cf. 18 Coro 4:6). La Palabra de Dios nos enseña, independientemente de lo pequeño que nos pueda parecer un mandamiento de Dios (cf. Mt. 5:17-20), a ser respetuosos y fieles al contenido de la Escritura, y que siempre que se vulnera la voluntad divina trae efectos nocivos para el antropos.
Las Leyes Imperiales, las Episcopales romanas y las Conciliares ratifican el cambio presionando a favor del domingo o día del Sol y en contra del Sábado
Tanto el Código de Iustiniano 143, que recoge la legislación sobre el día del Sol que Constantino ofrece, como el de Teodosio 144 que contiene leyes de los sucesores de Constantino, promulgan a favor del Domingo y en contra de los observadores del Sábado.
La obra de los Concilios ocupan un lugar preponderante, especialmente aquellos que en vida de Constantino son presididos por él.
El Concilio de Elvira en España, en el 305 amenaza con penas eclesiásticas a los que dejen de asistir tres domingos seguidos a la iglesia 145.
Serán los concilios de Arlés (a. 314) y el de Nicea (a. 325), los que, con la presidencia de Constantino, y tratando de solucionar la controversia pascual, se reclame el domingo como común en todos los lugares a fin de celebrar la pascua en ese mismo día. Las expresiones que se utilizan en la carta que el propio Constantino enviará posteriormente a todos los obispos, donde se expresa las decisiones tomadas, nos invita a pensar que el domingo ha sido asumido como fiesta semanal, cuando se indica que "no se tenga nada que ver con los judíos", y se insista a que se acepte el domingo como día de pascua, que había exigido el obispo de Roma en siglos anteriores 146.
El Obispo de Roma, especialmente el papa Silvestre, que coincide en plena transfusión Constántiniana (a. 314-335), exige la celebración de "todos los domingos" en honor de la resurrección de Jesucristo, y legisló sobre el ayuno en sábado, para convertirlo en un día triste sin atractivo alguno 147.
En el Concilio de Laodicea (a. 343), se ven en la obligación de reconocer, el sábado como una fiesta celebrada en honor a la creación aun cuando se les exija a no judaizar estando ociosos, obligándoles a trabajar en sábado, y a descansar el domingo 148.
León el Grande hace oir su autoridad proponiendo el primer día de la creación que lo hace coincidir con el de la resurrección de Jesucristo 149.
Todas estas leyes muestran muy claramente que en numerosos lugares el Sábado se sigue celebrando como el día del Señor. La presión con que se pretende imponer el domingo es una evidencia de que la membresía en general, mantiene el día que se había transmitido con las Escrituras Hebreas, y que habrían sido escuchadas en más de una ocasión por aquellos que tenían acceso a ellas. La evolución experimentada por los escritores representativos no ha sido absorbida por las diferentes comunidades. Ahora, con el poder estatal, se utiliza a éste para reclamar actitudes y posiciones que concuerden con la unidad político religiosa que Constantino ha inventado con el beneplácito del Obispo de Roma.
Vamos a comprobar a continuación que la adopción del Solis Dies, es la manifestación externa de la supeditación a una teología solar de origen Romano, recogido de los Imperios de las cabezas universales anteriores, y estaba suponiendo una pendiente en la que se trastocaban todos los elementos fundamentales de la teología cristiana.
Aceptación de una Liturgia identificadora con las religiones de Misterios: Valores Sacramentales
No podemos pensar tan altruísticamente en el sentido de la cita que a continuación exponemos: «(...) para alcanzar a las gentes en su nuevo campo, parecía a la vez natural y necesario adoptar el domingo como día de reposo para la Iglesia. En este momento era preciso que la Iglesia adopte el día de los gentiles, o bien llevar a estos a cambiar el día. Cambiar el día de los gentiles hubiera constituido una injuria y una piedra de escándalo. La Iglesia podía alcanzarles mejor observando el día gentil» 150.
Por descontado que había una estrategia para ganar a los gentiles pero por medio de un procedimiento que supone el sacrificar lo esencial del cristianismo.
¿Quién se iba a creer un mensaje o aceptarlo por el mero hecho de cambiar de día de fiesta, si con ese día no se lleva implícito una ideología en muchos aspectos idéntica a la religión astral o mitraica?
¿Tan tontos suponían a los paganos esos artífices del plan para ganarlos?
Tenía que haber algo más. Un cambio de día no convence a nadie. Ahora bien, si ese día lleva consigo variantes en la propia liturgia, el asunto podría ser considerado de modo favorable por los propios gentiles. En este caso, el cambio de día nos estaría traduciendo que la elección de ese día distinto es la prueba de que han habido modificaciones sustanciales.
Para tomar la determinación del cambio de día tienen que haber unos motivos con los que se pretende alcanzar unos objetivos.
La Historia Universal de Walter Goetz nos trasmite que el culto y la liturgia había cambiado: .
«El culto de los santos, de las reliquias y de las imágenes, el calendario de las fiestas eclesiásticas y algunos elementos del ritual y del ceremonial eclesiástico proceden de concepciones y de costumbres de la religión antigua anterior al cristianismo y prolongan en realidad lo que pretenden substituir» 151
Los sacramentos han llegado a serlo como consecuencia de que han sido transformados desde una significación puramente simbólica, de acuerdo al texto bíblico, hasta un sentido mágico, mítico y misterioso 152.
En el Solis Dies se celebraba una eucaristía y otros rituales que se identifican con lo que la Iglesia de Roma denomina sacramentos:
"en la mayor parte de los casos los sacramentos (...) son prestamos paganos, esencialmente de la religión mitraíca" 153.
Se trata de una liturgia de misterio, en la que la influencia mitraíca es evidente: el valor sacramental tanto del bautismo y de la llamada eucaristía, y otros ritos paganos que patrocinan con su promoción la adaptación a una sociedad que no quiere despegarse definitiva y totalmente de algunas de las implicaciones de su culto Solar.
Aquí vemos de nuevo que toda la concepción solar asumida por la Iglesia de Roma, el hecho de la adopción de las fiestas y costumbres de la religión solar, está implicando toda una ideología diferente; tan distinta como lo es el pasar del Sábado al Domingo: dos días totalmente distintos que reclaman una ideología diferente para sostener uno u otro día.
En este caso se observa una alteración e innovación sustancial: dar un valor soteriológico y místico, a la manera de las religiones de misterios, a las prácticas relativas a la celebración de la Santa Cena, donde oficiando un sacerdote, al igual que en el ritual pagano, transforma el pan y el vino en la carne y sangre real del dios, y que tomado por el participante se encuentra totalmente en gracia de Dios, y por lo tanto salvado.

143 Libro ill, titulo xn "De Feriis", 1-2,3.
144 Desde el 368, en el 386 y 389 se dieron leyes en contra del sábado y a favor del domingo (recogidas en el código de Teodosio, 1,8; en tomo 8:1, 15; 15:5,2; 2:8, 216, t. 5:59, 65)
145 Ver a C. J. Hefele, Histoire des Conciles d'aprés les documents originaux, traducción de Ucrerq, Paris 1907- 1921, tomo 1, la parte, p. 233.
146 Ver Hefele t.l, la parte, op. C., pp. 460-462).
147 Ver Opusculum LV, De Celebrandis vigiliis, cp. 111 (recogido por Migne, Patrología Latina 1853, CXLV, columna 803; también sobre la expresión Dominicus dies de Silvestre a Migne, PL, VIII, col. 825).
148 Ver el Canon 16 y 29 (recogidos por Hefele, op. c., t. 1, 2a parte, p. 1008 Y 1015)
149 Epístola a Dioscoro, IX, en Migne (PL, LIV, columna 626).
150 William Frederick, Three Profhetical Days, 1900, pp. 169, 170).
Vol.lI,op.c.,p.617.
152 Ver Mircea Eliade, en Historia de las Creencias y de las Ideas Religiosas, vol. 11, op.'c., pp. 315-321. 153 Arqueología 11, n° 13; ver nota n° 14; también Historia Universal de Walter Goetz, vol. 11, p. 586.


















El culto al dios sol y el domingo VII
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Una Concepción Monárquico-Absolutista de la Iglesia: la aceptación del Culto a la persona, y la adopción del Pontifex Maximus o de la Autoridad Suprema, y el método coercitivo para imponer su ideología
La Teología Solar, tal como ya hemos ido describiendo exige que alguien presida y mantenga una Autoridad Suprema sobre los demás, del mismo modo que el Sol preside y da orden a los Planetas.
La Iglesia de Roma ha ido experimentando una evolución de acuerdo a la influencia de la Teología Solar, que como ya vimos se remonta a Babilonia y se transmite, con las matizaciones de cada momento histórico, a través de Medo-Persia, Grecia y Roma Imperial.
Un cambio en el día de reposo con la adopción del Solis Dies demuestra una motivación y estrategia subyacente que tiene que ver con pretensiones de dominio y poder. La ganancia de almas se debe llevar a cabo mediante la predicación del Evangelio y la instrucción de la persona que se presenta como accesible, haciéndola discípulo (cf. Mc. 16:15, 16; Mt. 28:19, 20), pero nunca transigiendo con algo que se opone al texto bíblico. Una vez más vamos a descubrir que la Teología Solar demanda una concepción monárquico-absolutista de la Iglesia, y que esto aparece ya en el s. 11 en la Iglesia de Roma en un proceso evolutivo que culminará con Constantino, y en contra de la orientación democrática de la Iglesia del Nuevo Testamento.
La aparición y Evolución de una concepción Monárquico-Absolutista en la Iglesia de Roma
El autor católico Eric Peterson llega a la siguiente conclusión: «El concepto de monarquía divina, en cuanto se amalgamó con el principio monárquico de la filosofía griega, cobró para el judaísmo la función de un slogan político-teológico. La Iglesia, al expandirse a través del Imperio Romano asume ese propagandístico concepto político-teológico 154 ...» .
El autor reconoce que sin la mezcla que la filosofía griega aportó hubiera sido imposible una noción monárquica para el gobierno de la iglesia cristiana; y que, añadimos nosotros, con la influencia de la Teología Solar del propio Imperio Romano, asumió la fórmula que el propio Imperio proyectaba.
W .R. Inge expresa lo siguiente:
«(...) porque si tuviéramos que elegir un hombre en concepto de fundador del catolicismo como sistema teocrático, no citaríamos a San Agustín ni a San Pablo y menos aun a Jesucristo, sino a
Platón» 155
«(...) al llamar a Platón (...) «descubrió en él, lo mismo que en Grecia las raíces de la religión y de la filosofía política de la Iglesia (...»> 156.
En efecto, la religión astral ha sido recogida por Platón y utilizada para su concepción monárquica de la Autoridad que preside ante los hombres. El sistema teocrático de la Iglesia de Roma evoluciona a partir de la asunción, en lo fundamental, de esa misma religión astral, que anteriormente en el Ideario Imperial Romano se ha incorporado, con la influencia del culto Solar de las religiones de misterios, entre los que destaca el Mitraísmo, y que por lo que estamos viendo produce una fascinación necesaria en la Iglesia de Roma, influyéndole en los órdenes más significativos, haciéndole cambiar en su estructura administrativa, hasta el punto de negar sus primitivas raíces novotestamentarias.
La manera de decimos la historia que esos cambios se produjeron, es la aparición de una evolución que nace en el siglo 11 sin origen ni autoridad bíblica, transformando al episcopado como una institución eclesiástica en detrimento del presbítero que se le considerará inferior al obispo.
En Ignacio hacia el año 115 encontramos una idea de sucesión apostólica ajena a la revelación. En opinión de Ignacio cada obispo representaría a Cristo y el colegio de presbíteros a los apóstoles 157. Los autores católicos de la Historia de la Iglesia anteriormente citada notan aquí el nacimiento del episcopado monárquico según el cual «un obispo está en el vértice de la comunidad y un colegio de presbíteros y diáconos le está subordinado» 158.
Sin embargo está dirección colegial no significaba todavía lo que se pretendió extraer posteriormente de las famosas palabras 'tu eres Pedro...' (cf. Mt. 16:16); como dicen los autores católicos precitados, a mediados del s. 11 no existe todavía una sucesión expresa de obispos monárquicos o de 'Pedro' 159. Sin embargo Ignacio de Antioquía quiere dejar claro el prestigio de Roma por cuanto fue ocupada por la autoridad de Pedro y Pablo 160.
Esta relación de Roma y de la Autoridad de Pedro será aprovechada por Víctor 1, obispo de Roma (años 188-199). Dicho personaje dará lugar a la primera manifestación escrita que se conozca, por la que mediante una controversia sobre la pascua se quiso imponer un decreto, amparándose en la pretensión de un primado por parte del Obispo de Roma. Las críticas que recibe son la evidencia de unos límites que por el momento se pueden poner a la ambición Romana. Pero no olvidemos que esas críticas proceden principalmente de los obispos de Oriente.
Esteban (años 254-257) al querer imponerse, se presenta como el Obispo preeminente y con autoridad sobre todas las Iglesias 161, haciendo alusión a la sucesión de Pedro 162, sin embargo Cipriano sale al paso de las pretensiones del obispo de Roma. El católico Julio Campos 163 comenta como resumen de la controversia entre Cipriano y el Obispo de Roma:
«Debemos pues concluir y deducir que Cipriano concedía a la Iglesia de Roma y a su Obispo una primacía, pero de antigüedad y de preeminencia de honor, no de jurisdici6n y poder» 164.
Esta aceptación suponía conceder un derecho que Roma no lo interpretaba del mismo modo que el resto de las iglesias. De ese modo Cipriano se identifica con la administración Romana en su concepción monárquica episcopal: la unidad de la Iglesia aunque fundada en el apostolado se ha de basar en el episcopado, y aun cuando la promesa de Cristo a Pedro en Mateo 16: 18 no fue dada como si aquél fuera jefe de los apóstoles, el oficio apostólico se transmite mediante la ordenación a los obispos. Y es este oficio monárquico lo que representa la unidad de la Iglesia. Cada obispo, en este caso, sería sucesor de Pedro, colocando en un plano de igualdad a todos los obispos 165. Esa concepción monárquica es ajena a la Escritura, y si bien Cipriano rechaza, el contenido de un obispo monárquico por encima de los demás, su propia argumentación obliga a una estructura de naturaleza absolutista y presidencialista.
Paralelamente a estos hechos suceden tres acontecimientos que son los que orientan una interpretación de Autoridad eclesiástica inadmisible por la Revelación bíblica. El primero es la aplicación de los conceptos del Antiguo Testamento a los que presidían en las Iglesias. La distinción entre el clero y el resto de los miembros de la iglesia lleva inherente la deformación en cuanto a considerar la preeminencia de aquellos. Se introduce una idea ajena al Nuevo Testamento con unas repercusiones negativas respecto a la autoridad eclesiástica reflejada en el Nuevo Testamento. Los autores católicos de la Historia de la Iglesia Católica 166 afirman lo siguiente:
«La originaria reserva en la aplicaci6n del término "sacerdote" (.0.) que en el Nuevo Testamento estaba reservado a Jesucristo (Hebo 5:6; 7:24 y otros) y a los fieles en el sentido de un sacerdocio universal (la Pedo 2:5,9; Ap. 1:6; 5:10; 20:6), desaparece y se aplica, no s6lo aleg6ricamente, al obispo o al presbítero (...) Esta funci6n cultual le otorgaba una cualidad sacerdotal, la cual a su vez la distinguía del resto de la comunidad eclesial».
Simultáneamente aparecen las preeminencias de las urbes, entre las que se colocan en primera fila las llamadas sedes apostólicas. Se tenía el criterio de haber sido fundadas por los apóstoles. Lógicamente, la opinión, no probada fehacientemente, de que Roma hubiera podido ser fundada por Pedro, dio a esta comunidad un desarrollo monárquico particular, configurándose junto a la importancia de la capital del Imperio y de la autoridad suprema del Emperador 'pagano', una autoridad eclesiástica, que ajena al Nuevo Testamento, parece querer asemejarse a la composición monárquica del Estado Imperial Romano 167.
En tercer lugar, están ciertas relaciones con la Autoridad Imperial que se irán haciendo más fructíferas conforme el cristianismo avance. Dos ejemplos pueden citarse el de Aureliano (a. 270-275) con su decisión histórica al otorgar al Obispo de Roma y a otros obispos de Italia la posibilidad de dar su veredicto respecto a un asunto administrativo de la Iglesia de Antioquía 168, y los contactos con el Imperio Romano tras la persecución de Diocleciano que culminarán con la apostasía Constantiniana.
Por descontado que no vamos a encontrar en ningún lugar donde se nos diga: "y ahora dejo la posición novotestamentaria y acepto la que se me propone por la teología solar". No es preciso. Con nuestra perspectiva histórica somos capaces de descubrir que hay una adopción para el gobierno y administración de la Iglesia cada vez más parecida a la del Imperio Romano: la de una concepción monárquica. Vamos a comprobar que en ese proceso evolutivo de abandono de las premisas novotestamenterias se alcanza el punto culminante con el Emperador romano Constantino, fiel al Ideario Imperial Romano y adscrito a la Teología Solar, tal como sus predecesores, y que erigiéndose en Pontifex Maximus o Autoridad Suprema transforma definitivamente a la Iglesia de Roma engendrando una Iglesia distinta, ajeJIa al Nuevo Testamento.
154 En Tratados Teológicos, edito Cristiandad, Madrid 1966, p. 61. 'A.
155 En El Legado de Grecia (editado por Sir Richard Livingstone, Universidad de Oxford), edic. Pegaso, Madrid 1944,p.33.
156 Id., p. 36.
157 Ver Historia de la Iglesia Católica (varios autores), editada por Herder, Barcelona 1989, p. 53.
158 Id..
159 Id, p. 56.
160 Id..
161 Véase Norbert Brox, especialista católico en historia de la Iglesia, de la Universidad de Ratisbona, en Historia de la Iglesia Primitiva, Herder, Barcelona 1986, p. 136
162 Historia de la Iglesia Católica de Herder, opo c., p. 57.
163 Obras de San Cipriano, BAC, Madrid 1964, p. 540
164 Sobre lo mismo ver a J. Quasten, Patrología vol. 1, opo c., p. 652.
165 Cipriano, De Unitate, Ep. 71:3 y ss.; también a Julio Campos, op. c., pp. 53, 54.
166 op. c., p. 55.
167 Así se opina en la Historia Universal de Waller Goelz, vol. ll, op. C., pp.. 614-616.
168 Ver a Olsen, en Suprema Papal, op. C., p. 22.

















El culto al dios sol y el domingo VIII
Antolin Diestre
Dr. en Teología

La Presencia de las Claves político-religiosas fruto de la influencia de la Teología Solar en la Iglesia de Roma, como resultado de la Transferencia y Pervivencia del Ideario Imperial Romano-Constantiniano en dicha Iglesia.
Se ha llegado con Constantino a un prototipo de Iglesia y de vivencia religiosa en declive 169 y esencialmente transformada.
En una tesis magistralmente defendida y expuesta, Alister Kee 170 ya citado en otros lugares, demuestra con un estudio profundo de las fuentes, el cambio sufrido por un cierto Cristianismo, que se autoerige como representativo, en ocasión de la subida al poder del Imperio Romano el llamado Constantino el Grande. Cambio que supuso, según el autor una transformación fundamental de la ideología cristiana. He aquí algunas citas de dicha tesis:
«Algo ocurrió en el reinado del emperador Constantino que transformó tanto la política como la religión de Europa, y si queremos comprender por qué estamos donde estamos, ya sea por suerte o por desgracia, entonces debemos analizar esta transformación. Europa como entidad política cambió debido a ella, pero lo mismo le sucedió al cristianismo»
«al recoger hilos del pensamiento que a menudo ya estaban presentes en la Iglesia y desarrollarlos de cierto modo, se unieron para hacer algo que hasta entonces jamás se había hecho: sustituir las normas de Cristo y de la Iglesia primitiva por las normas de la ideología imperial. El motivo de que anteriormente se haya creído que Constan tino era cristiano no es que él creyera serlo, sino que las cosas en que él creía acabaron llamándose "cristianas". Y esto representaba el "triunfo de la ideología"»
«Una cosa sería que la historia de Europa fuera guiada por los valores de Cosntantino en vez de por los de Cristo; y una cosa muy distinta sería que fuese guiada por los de Constantino al mismo tiempo tiempo que se suponía erróneamente que los dos eran lo mismos. Y lo más trágico de todo sería que la propia Iglesia, siguiendo el argumento de Eusebio, hiciera suyos los valores de Constantino y con ello negara los de Cristo. Aunque esto pueda parecer inconcebible, es lo que realmente ha sucedido desde el siglo IV (...) dedicaremos tiempo a contrastar los valores de Constantino y los de Cristo ya que, fuera cual fuese su religión, el emperador contradecía las enseñanzas fundamentales de Jesús de Nazaret».
«Eusebio presenta a Constantino como el nuevo Mesías, un proceso en el que de hecho Constantino sustituye a Cristo (...) se produjo un fenómeno mucho más sutil e insidioso. Los valores de Constantino sustituyeron a los valores de Cristo dentro del cristianismo»
«El imperio romano desapareció hace ya muchísimo tiempo, y lo mismo el bizantino. Antes de que el siglo tocara a su fin, ya no fue posible contener a los godos, por lo que el imperio quedó a su merced. Pero Constantino consiguió una conquista cuyo efecto continua vivo en nuestros días, su conquista más sorprendente y a la vez menos reconocida. Al convertirse, Constantino abrazó su nueva religión pactada y personal, simbolizada por el lábaro del propio emperador (...) (...) Conquistó la Iglesia cristiana. La conquista fue total y abarcó la doctrina, la liturgia, el arte, la arquitectura, la urbanidad, el eras y la ética (...) Sin amenazas ni golpes (...) los cristianos fueron llevados al cautiverio a la vez que su religión era transformada en un nuevo culto imperial (...)
(...) Pero esta hazaña (...) representa la mayor conquista de Constantino, la única que ha perdurado de forma indiscutible a lo largo de los siglos en Europa y dondequiera que el cristianismo europeo se haya propagado»
«Era tanto lo que ofrecía el Emperador, ofrecía tantas cosas que no podían ni soñar unos cristianos que poco antes se encontraban bajo una amenaza constante. En efecto, les ofrecía, como mínimo, participar en los reinos de este mundo. Cuando es Satanás quien ofrece semejantes recompensas, se rechaza la tentación (...).
«No es que la traición tuviera lugar en un momento. Fue un proceso gradual (...) (...) se llevó a cabo la transformación completa. La Iglesia pasó a ser totalmente leal al emperador, al nuevo salvador que había logrado desplazar al Jesús histórico» .
«Constantino siguió con gran eficacia una política que le permitió conquistar a la Iglesia, que era la mayor de todas las presas, una presa que se le había escapado a sus capacitados predecesores (...) Lo que hizo de ello una victoria no fue el hecho de que Constan tino se granjeara el apoyo de la Iglesia, sino que en el curso del proceso alteró por completo la naturaleza y la base de la fe cristiana.
«(...) Constantino no sólo derrot6 a la Iglesia (...) sino que logró que la Iglesia le ayudara a unificar el imperio. Y por si esto fuera poco, cuando Constantino reconstruyó el culto imperial, en virtud del cual la sabiduría del mundo y la ambición de un sólo hombre recibieron el estatuto absoluto de ley divina, la Iglesia proclamó de hecho, que este culto era el cristianismo!».
«(...) ¿Se convirtió el imperio en un Estado Cristiano? No; el cristianismo vendió sus derechos de nacimiento por una persona y se transformó en la religión del Estado. De hecho, fue el comienzo de la historia del cristianismo tal como lo conocemos. Estableció las nuevas normas para interpretar el cristianismo (...).
«La progresión era lógica e inevitable. La Iglesia comenzó a imitar al Estado. Se aceptó el modelo imperial de autoridad, de manera que los príncipes de la Iglesia vivían en palacios y ejercían dominio sobre un distrito administrativo (...) Aceptaban estipendios del Estado y adoptaban el tren de vida propio de quienes servían a Constantino. Una vez quedó terminado este traspaso de valores, todo lo demás vino automáticamente: cristianos que poseían esclavos y reclutaban sus propios ejércitos y, finalmente la aparición de los Estados pontificios».
«El reinado de Constantino es un momento crítico, fundamental en la historia de Europa y no sólo de Europa. Desde aquel tiempo la ideología imperial, con todo lo que significa para la acumulación de riqueza y el ejercicio del poder sobre los débiles, recibió legitimación religiosa de la Iglesia (...) A fin de legitimar los valores imperiales, era necesario que el cristianismo, se transformase por completo desde dentro».
La historia nos confronta una vez más con la realidad, y nos pone al descubierto una conducta que dará sus frutos para el futuro, y que marcará unas pautas originando un sentido imparable e irreparable.
Constantino mantuvo las prácticas y costumbres del antiguo culto imperial, lo barnizó con una terminología cristiana e hizo que una Iglesia que se auto denominaba cristiana se convirtiera en una religión de un Estado que imponía una apostasía en el seno de esa Iglesia, que la asumirá y la proyectará en la historia.
Esta Iglesia tendrá el sello característico de lo que Constantino con su Ideario Imperial Romano le imprime.
La historia nos demuestra que la idea de Constantino fue «la de neutralizar la peligrosidad de la Iglesia para el Estado uniéndose con ella» 171.
Anthony Burgess nos dirá, que para Constantino, «Cristo era un Dios útil, pero sólo uno entre muchos. Constantino fue el primer gran cristiano pagano» 172.
La Iglesia de Roma como fruto de su propia evolución basada en la influencia que le proyecta el Ideario Imperial Romano y que entronca con la teología solar, confluyendo en última instancia con la Idea Imperial que Constantino ofrece, basándose en la religión astral o teología solar, aparece en un momento determinado de la historia como la heredera de Constantino 173 y de Roma:
«La caída del Imperio Romano en el siglo V llevó a los papas a asumir progresivamente los poderes ejercidos hasta entonces por los emperadores de Occidente» 174.
En efecto, todo el invento Constantiniano tiene una perfecta continuidad en Iglesia de Roma.
Todo será calcado. Cuando se estudia lo que aquí hemos indicado de Constantino en relación con su política, y con la Iglesia, se descubre que eso mismo aparece en la Iglesia planeada y presidida por él 175.
169 La religiosidad cristiana se mundanaliza a la par que el grupo dirigente y representativo, especialmente en Roma, ha aceptado la apostasía Imperial Romana. Veamos algunos trazos aportados por el historiador:
«(...) vio afluir a su seno en muchas partes del imperio grandes masas de nuevos adeptos, no siempre movidos por el impulso de la fe interior, sino en gran parte por motivos exteriores (...) iba visiblemente menguando la fuerza moral regeneradora (...) mientras sus prohombres instruidos empleaban su inteligencia y saber en controversias dogmáticas. I.A:>s cristianos (...) estaban persuadidos con orgullo mundano de su fuerza moral y material. Este orgullo despertó en ellos desde el primer instante el sentimiento de la intolerancia (...»> (Oncken, vol. VllI, op. c., p. 418).
170 Constan tino contra Cristo, edic. Martinez Roca, Barcelona 1990, pp. 9,12,13,163,175,176,178,179,181, 182,187,190.
La tesis del autor aunque correcta en sus trazos más sobresalientes, no tiene en cuenta el proceso evolutivo que experimenta la Iglesia de Roma desde la segunda década del s. II en relación a la influencia de la religión astral, y que ya hemos visto con suficiente documentación.
171 Historia Universal dirigida por Walter Goetz, Vol. n, op. c.. p. 594.
172 Citado en El País, 22-2-1987, p. 11.
173 Son muchos los que participan de la herencia Constantiniana (ver Historia Universal de Walter Goetz, vol. n, °E. c., p. 596).
174 El Poder de los Papas, Sarpe, op. c., p. 20.
175 Sobre la creación de la Iglesia Itnperial o Iglesia Católica por Constantino pueden verse numerosas Historias, la de Oncken, vol. Vill, op. c., pp. 417-422; la de Walter Goetz, vol. n, op. c., pp. 593-618; El Poder de los Papas, op. c., pp. 16-20,23-25,28-30.



























El culto al dios sol y el domingo IX
Antolin Diestre
Dr. en Teología
¿Qué va implicar?
Recordemos y adicionemos algunos aspectos importantes de la ideología político- religiosa imperial de Constantino.
Mediante una gestión de Constantino que dará su fruto en el concilio de Arlés (a. 314), indica que el Concilio recomiende al obispo de Roma la promulgación de los decretos de la mencionada asamblea, de este modo se le está concediendo a dicho obispo un poder espiritual virtualmente superior al de los demás 176, aun cuando siempre inferior al de Constan tino que sigue ostentando el de Sumo Pontífice de los cristianos m; cuando desaparezca el 'katejon' u obstáculo que supone la Roma secular, representada ahora por Constantino, aquello se usará por el Obispo de Roma para exigir su supremacía.
Cuando Constantino se retira a Constantinopla podrá ser interpretado como que se deja también la autoridad civil al Obispo de Roma. En efecto, el acto de Constantino en el 330, en cuanto a pasar la capital imperial a Bizancio favoreciendo al obispo de Roma con la donación del palacio del Emperador es muy significativa. El cardenal católico Edward Manning reconoce el valor subyacente y trascendental que reside en el hecho de que el emperador trasladándose a Bizancio deje al Obispo de Roma ocupar con su autoridad única la capitalidad del Imperio, símbolo de la supremacía 'político-religiosa'. El autor nos muestra que con esa acción Constan tino está traspasando al Obispo de esa ciudad los poderes que el emperador tenía en Roma 178.
Constantino, continuador del Ideario imperial iniciado con Julio Cesar y consolidado y dado a la posteridad por Octavio Augusto, se arrogará el título de Augusto 179, como también hemos visto el de Pontifex Maximus, Vicario de Cristo, representante del unigénito Logos, Obispo de los Obispos; al concluir la reforma de Diocleciano alcanza el apogeo del absolutismo con un «riguroso ceremonial cortesano tendente a destacar el carácter divino del emperador (túnica de oro, diádema, proskynesis) y subordinación a su persona» 180.
Hemos comprobado también un totalitarismo imperial romano manifestado en una monarquía absoluta:
«Constantino llevó a término parte de la ideas renovadoras de Diocleciano (...) desde el punto de vista de la filosofía política, lo más importante es que el nuevo emperador institucionalizó el
absolutismo» 181.
Lowe 182 dirá algo muy significativo:
«(...) Constantino (...) se convirtió en figura ideal, no sólo de un emperador cristiano, sino del príncipe cristiano por autonomasia»
La continuidad en el Papado del culto a la persona y significado de los títulos que Constantino se asigna: Pontifex Maximus y Augusto.
Hay tres tesis importantes mantenidas en la configuración imperial romana influida por la teología solar, de las que Constantino se hará portador y transmisor, y que son reinterpretadas y asumidas por el Obispo de Roma, dando un fruto histórico en el que la Iglesia de Roma aparece como portadora del máximo poder.
La primera es la pervivencia de la unión del trono y del altar que mediante el título 'Pontifex Maximus', los emperadores romanos habían mantenido, reuniendo en su persona tanto el poder civil como el religioso.
Pontifex Maximus y Augusto
No hay posibilidad de una interpretación a posteriori como válida del título Pontifex Maximus o Sumo Pontífice 183. Su origen y trayecto es plenamente pagano.
El título Pontifex Maximus se lo atribuirá el Obispo de Roma 184 tras haber abdicado de él el emperador Graciano en el 378, siendo asumido a partir de entonces por todos ellos. Los títulos de Augusto y Vicario de Cristo igualmente.
El mismo título de Augusto y el de Vicario de Cristo aparecen adosándoselo el propio Obispo de Roma. En una cita del teólogo e historiador católico Josef Lenzenweger se recogen éstas como formando parte de una tradición que culmina en los Dictatus Papae de Gregorio VII. Merece la pena traerla en consideración:
«Manifestó con creciente claridad y rotundidad la pretensión de que, como papa, era el vicario de Cristo (...) en la tierra. Este Cristo era en su opinión, sucesor del emperador Augusto. Por consiguiente, el papa es competente no sólo en las cosas espirituales, sino también en los asuntos seculares» 185.
Eric Peterson deja bien claro la creación del título "Augusto": «(...) entrelazó Imperio y Cristianismo como tal vez nadie hizo, y los relacionó de manera impresionante, vinculando Augusto a Cristo. Evidentemente con ello se cristianiza a Augusto y se romaniza a Cristo que resulta ser civis Romanus. El sentido político de tal construcción es obvio (...) 186
La confluencia Constantiniana, arranque de una constante histórica en la que se dibuja, por un lado, el dominio del Emperador si éste asume lo que Constantino representa como Autoridad civil y lo que simboliza como poder absoluto temporal y que se transmitió de acuerdo al sentido histórico impuesto por él y por lo que supuso la existencia de la Iglesia Constantiniana; y por otro, la supremacía de la Iglesia sobre la Autoridad civil, si el Obispo de Roma absorbe en su totalidad lo que Constantino encarna: el Pontifex Maximus, que reúne tanto la supremacía temporal como la espiritual.
Hay un punto de llegada a causa de los prolegómenos planteados con anterioridad. En Constan tino se entronca un tipo de Iglesia que ha ido evolucionando desde una concepción puramente bíblica hasta una monárquica sin que haya una autorización textual a semejante configuración. Los obispos romanos utilizan el desarrollo monárquico que se experimenta a partir del siglo 11 relacionándolo con una primacía de la Iglesia de Roma y del que la preside. Constantino hará posible un modelo de Iglesia monárquico absolutista en cuya cúspide se encuentra el Pontifex Maximus.
Por otra parte no es más que el indicio de lo que se conseguirá posteriormente a la desaparición del Imperio Romano representado por el poder del Cesar que mantiene tanto el título de máxima Autoridad Civil como Espiritual dentro del título 'Pontifex Maximus', y que tanto una como otra será asumida por el Obispo de Roma.

176 El Poder de los Papas, op. c., p. 17.
177 m Id..
178 Henry Edward Manning The Temporal Power 01 the Vicar 01 Jesus Christ (T edic. 1862, pp. 11-13). Citado porF. Yost (MA. mayo-junio 1954, pp. 9,10).
Es así como ha sido interpretado: «Después del Concilio de Nicea, se retiró a Co"nstantinopla y dejó que, de hecho, el Papa fuese también la máxima autoridad civil de Roma» (ver El Poder de los Papas, op. c., p. 23).
179 Ver entre otros, Historia Universal de Walter Goetz, vol n, op. c., p. 504; El Imperio Romano, Sarpe, op. c., p~. 103, 106.
180 Atlas Histórico Universal, vol. 1, op. c., p. 105.
181 El Imperio Romano, Sarpe, op. c., p. 109.
182 Recogido por Karlheinz Deschner, op. c., p. 194.
183 Si el significado de 'Pedro', según las posibilidades de la Iglesia que Constantino ofrece, no la Escritura, confiere al Obispo de Roma ser el mismo representante de Dios en la tierra, es imprescindible que 'encarne' en su persona el poder total, tanto el trono como el altar (así razona el católico Norbert Brox, Historia de la Iglesia Primitiva, op. c. p. 41). Y si a Jesucristo se le ha dado toda la 'potestad' tanto en el cielo como en la tierra (cf. Mt. 28:18), ¿cómo, -de acuerdo a esta conjetura- al Vicario del Hijo de Dios en la tierra, del mismo Jesucristo, no va a disponer también de ese 'poder' en la tierra?
No obstante, una vez implantada sobre el Estado la Autoridad Suprema espiritual de acuerdo a la clave que el Obispo de Roma ha recogido del artífice Constantino, y el representante del Gobierno terrenal la reconoce, es lógico que esa Autoridad sea suprema respecto a la temporal. Así lo entenderá el Obispo de Roma, y así lo explicará convirtiendo al poder temporal como una delegación suya, y puesto al servicio del Poder Espiritual que siempre es superior. Nada de esto impedirá una lucha constante entre el sistema Papal y el poder temporal del 'Emperador' que se supone inferior.
184 Ver a Javier Gonzoaga, Concilios, vol. 1, op. c., p. 27.
185 Historia de la Iglesia Católica, Herder, op. c., p. 263. 186 Tratados Teológicos, op. c., p. 59.


El culto al dios sol y el domingo X
Antolin Diestre
Dr. en Teología

Conclusión
La historia está ahí. No puede ocultarse. Nuestro recorrido por ella nos ha ofrecido una panorámica instructiva.
Hemos podido observar que la Palabra de Dios nos otorga el privilegio de conocer el Sábado de Jesucristo en cada séptimo día, y que no autoriza a nadie a celebrar otro día en sustitución del Sábado.
Al estudiar la posición de Juan Pablo II y de la Iglesia Católica Romana hemos visto su creencia en el primer día de la semana o domingo. Hemos podido establecer que ninguno de .los argumentos que se presentan posee una base en la Escritura. Todo se utiliza a fin de justificar un acto, el de la aceptación del día del Sol proveniente del más puro paganismo inspirado por el Dragón (cf. Ap. 13:1,2), para el que ninguna Iglesia o dirigente o Estado tiene facultad de cambiar. Pero se hacía necesario ocultar su verdadero origen, naturaleza, significado e implicaciones.
Esta actitud fue fruto del significado implícito en el día del Solo domingo. El domingo se había convertido en signo de unidad y de rechazo de lo que despectivamente se llama judío. Estos dos aspectos caminan unidos en paralelo con la actitud antijudía y aceptación del día del Sol, en detrimento del sábado saturnal, que el Imperio Romano está llevando a cabo. Al profundizar, se descubría que junto a la aceptación del día del Sol y desmarque de lo judío aparecían puntos comunes con la religión de misterios del dios Mitra, y que el Ideario Imperial Romano en versión Constantiniana había asumido también esos aspectos cúlticos. El asunto no estaba tan claramente instalado en la Iglesia Cristiana, creemos que únicamente una minoría, pero la más influyente y representativa con una direccionalidad monárquica absolutista que se ha ido generando, acepta el envite Constantiniano desmarcándose de las auténticas raíces hebreas y de la revelación de Jesucristo. Y obliga con la ayuda de la presión estatal y conciliar a que se reconozca el domingo como el único día a celebrar, y se rechace el Sábado.
Independientemente de las claves políticas integradas en este proceso de abjuración respecto del Sábado, y de aceptación del día del Sol, las consecuencias para el futuro, tanto en lo relativo al Pueblo de Dios como al análisis bíblico, han sido perjudiciales y forjadoras de un destino que todavía en la ultima hora de este mundo se presenta en la forma de una historia repetida que nos recuerda el pasado. Y esto no únicamente por lo que la profecía nos advierte, sino por lo que las coordenadas históricas tanto del pasado como de la actualidad nos hacen vislumbrar.
Esta posición, respecto del Domingo, ha traído toda una exégesis bíblica destructora de elementos de importancia en la revelación de Dios. Para justificar el domingo hubo que destruir el Sábado como no estando en vigor para los cristianos. Para ello había que hacer decir a la Palabra opiniones contrarias a su propio contenido respecto a la Ley de Dios. Hubo que inventar toda una metodología que desvalorizara la Ley de Dios. Todavía más. Al hacer esto se comprobó que no era suficiente para convencer a los que tenían acceso a la Palabra de Dios de la validez de la actitud asumida en relación al día a santificar. De ahí que se viera necesario, no solamente el negar la posibilidad de que las personas libremente pudieran comprobar lo que realmente afirmaba la Palabra de Dios sino que además se precisaba valorar a un magisterio particular humano que sería quien, sustituyendo a Dios, hablara en lugar de la Palabra. El protestantismo, al rescatar el principio de la Sola Escritura, y al fijar a la conciencia individual como estando por encima del Papa, de la Iglesia y aun del mismo Estado, otorgó la posibilidad de una vuelta a las fuentes del Cristianismo, como nunca antes. Ese retorno es lo que nos ha llevado a descubrir la validez y vigencia del Sábado de Jesucristo y el origen del domingo en el día del Sol, del dios Mitra. En el próximo capítulo y último vamos a descubrir el mensaje que se nos está dando con el comportamiento del sistema Papal actual en relación al día sagrado cuando lo unimos a lo ocurrido en la época Constantiniana.

BARBARO, LA PROXIMA VEZ VE DIRECTO AL GRANO, NADIE VA A LEER TODO ESO.