¿ Como quebrantar al hombre exterior para liberar al espíritu ?

25 Julio 2006
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7truenos.ya.st
Paz de Dios y de Jesucristo a todos los que lean

Hace como 20 años leí a Nee to Sheng , un apóstol chino y el en forma compleja ( muy intelectual ) planteaba que para vivir en el espíritu ,era requisito liberar al espíritu renacido en Cristo , el cual estaba atado y bloqueado por el hombre exterior o vieja criatura

anoche encontré el libro y me preguntaba si esto es posible y si alguno conoce alguna forma de dar a entender esto en forma menos compleja para la edificación y crecimiento espiritual

Acá está el texto de Nee ...como es su estilo , complejo y denso aunque muy veraz

EL ESPIRITU USA AL HOMBRE EXTERIOR QUEBRANTADO

Tan pronto como nuestro hombre exterior es atado, nuestro espíritu también lo es.

Cuando el espíritu sirve a otros, no puede pasar por alto al hombre exterior, como tampoco Dios pasa por alto al espíritu humano cuando Su Espíritu opera en una persona ni permite que nuestro espíritu haga a un lado nuestro hombre exterior cuando obra en otros. Este es un principio muy importante que debemos ver claramente. Siempre que el Espíritu Santo obra en alguien lo hace juntamente con el hombre, asimismo siempre que nuestro espíritu sirve a alguien lo hace juntamente con el hombre exterior. Nuestro espíritu debe pasar por nuestro hombre exterior al servir a otros. Siempre que nuestro hombre exterior esté ocupado en diferentes asuntos y su fuerza esté agotada, no podremos participar en la obra de Dios. Si nuestro espíritu no tiene una manera de seguir adelante, tampoco el Espíritu Santo la tendrá. El hombre exterior puede obstaculizar el camino del hombre interior e impedir que salga. Esta es la razón por la cual recalcamos tanto la necesidad de que el hombre exterior sea quebrantado.

Siempre que nuestro hombre exterior esté ocupado, el hombre interior no hallará salida, y la obra de Dios será entorpecida. Estas ocupaciones son los asuntos que nos absorbían antes de visualizar la obra de Dios. En otras palabras, estas ocupaciones son asuntos que no están relacionados con Dios y persisten sin el requerimiento, el poder y la designación de Dios. No están bajo la mano de Dios, sino que son asuntos independientes.

Dios tiene que quebrantar nuestro hombre exterior para poder usar nuestro hombre interior. Tiene que quebrantar nuestro amor a fin de usarlo para amar a los hermanos. Si nuestro hombre exterior no ha sido aun quebrantado, seguimos ocupados en nuestros propios asuntos, siguiendo nuestro propio camino y amando según nuestras preferencias. Dios primero tiene que quebrantar nuestro hombre exterior a fin de usar nuestro amor “quebrantado” para amar a los hermanos y a fin de ensancharlo. Una vez quebrantado el hombre exterior, el hombre interior es liberado. El hombre interior debe amar, pero debe hacerlo por medio del hombre exterior; mas si el hombre exterior se encuentra ocupado, el hombre interior no tendrá forma de hacerlo.

Nuestra voluntad es fuerte y obstinada. Cuando el hombre interior la necesita, no puede contar con ella, porque ésta se ha vuelto demasiado independiente y siempre está ocupada. Dios tiene que asestarnos un fuerte golpe; tiene que doblegar nuestra voluntad y humillarnos hasta el grado que seamos forzados a decir con nuestro rostro inclinado: “Señor, no me atrevo a pensar ni a preguntar ni a decidir. Te necesito en todas las cosas”. Debemos estar tan humillados que nuestra voluntad ya no pueda actuar en forma independiente. Sólo entonces el hombre interior podrá contar con nuestra voluntad y usarla.

Si el hombre exterior no está dispuesto, el interior no podrá actuar. ¿Cómo podríamos predicar la palabra de Dios si no tuviéramos un cuerpo físico? ¿Cómo podríamos predicar sin boca? Es verdad que el espíritu es indispensable para predicar. Pero para hacerlo, también se requiere la boca. ¿Qué podría hacer una persona si sólo tuviera el espíritu pero no la boca? En el día de Pentecostés encontramos la obra del Espíritu Santo, pero también encontramos el don de hablar con denuedo. Sin las palabras no tendríamos la expresión para comunicar y explicar la Palabra de Dios. Si el hombre no habla, Dios no puede hablar. Obviamente la palabra del hombre no es la Palabra de Dios, pero la Palabra de Dios se expresa por medio de la palabra del hombre. Así que, el hombre debe hablar para que Dios pueda expresar Su palabra.

Suponga que un hermano se está preparando para ministrar la Palabra de Dios. Puede tener las palabras apropiadas y una carga muy pesada en su espíritu. Pero si no tiene los pensamientos que correspondan a ella, no podrá aliviar su carga y, a la postre, ésta desaparecerá. No menospreciamos la carga, pero aun si nuestro espíritu tiene una carga muy grande, no podrá hacer nada si nuestra mente no coopera. No podemos salvar a los hombres sólo por sentir esta carga en nuestro espíritu. Necesitamos expresarla valiéndonos de nuestra mente. Además de tener la carga en nuestro interior, necesitamos la boca, la voz y la cooperación de nuestro cuerpo. El problema que vemos hoy radica en que, aunque nuestro hombre interior está disponible para recibir la carga de Dios, la mente de nuestro hombre exterior está ocupada y llena de confusión. Todo el día ofrece sus propias sugerencias y expresa sus opiniones. Bajo tales circunstancias, el espíritu no encuentra salida.

El Espíritu de Dios debe ser liberado por medio del hombre. El amor, los pensamientos y la voluntad del hombre deben estar disponibles para Dios a fin de que otros puedan sentir el amor de Dios, conocer Sus pensamientos y Su voluntad. Pero el problema de muchos cristianos es que su hombre exterior se encuentra muy ocupado en sus propios asuntos, sus puntos de vista y sus pensamientos, muy ocupado consigo mismo. Como resultado, el hombre interior no halla la manera de ser liberado. Esta es la razón por la cual Dios tiene que quebrantar el hombre exterior, lo cual no significa que la voluntad sea aniquilada, sino que tiene que ser quebrantada, quitando todo aquello que la mantiene ocupada, con el fin de que no actúe independientemente. Tampoco significa que nuestros pensamientos tengan que ser aniquilados; sino que ya no pensemos conforme a nosotros mismos, teniendo toda clase de ideas y siendo extraviados por nuestra mente divagante. Tampoco significa que nuestras emociones deban ser aniquiladas, sino que estén bajo el control y la dirección del hombre interior. De esta manera el hombre interior contará con nuestra mente, nuestra parte afectiva y nuestra voluntad, las cuales estarán disponibles.

El espíritu necesita la mente, la parte afectiva y la voluntad para poder expresarse. Necesita un hombre exterior vivo, no uno muerto; un hombre exterior abatido, herido y quebrantado, no uno hermético e intacto. El obstáculo más grande para que el Espíritu de Dios pueda fluir libremente somos nosotros mismos. Su Espíritu mora en nuestro espíritu, pero no halla salida de él. Nuestro hombre exterior está lleno de ocupaciones. Debemos pedir la misericordia de Dios para que nuestro hombre exterior sea quebrantado y así el hombre interior encuentre la manera de ser liberado.

Dios no destruye nuestro hombre exterior, pero tampoco permite que permanezca intacto e inquebrantado; lo que quiere es abrirse paso a través de él. Desea que nuestro espíritu ame, piense y tome decisiones por medio de nuestro hombre exterior. La obra de Dios sólo puede realizarse por medio del quebrantamiento del hombre exterior. Si queremos servir a Dios tenemos que pasar por esta disciplina básica. Si nuestro hombre exterior no es quebrantado, el Señor no podrá utilizarnos. El tiene que abrirse paso a través de nuestro hombre exterior para llegar a otros.

Antes de ser quebrantado el hombre exterior, el hombre interior y el exterior se oponen entre sí. Tanto el hombre interior como el exterior son personas completas. El hombre exterior es una persona completa, independiente, libre y muy ocupada; mientras que el hombre interior se halla encarcelado. Pero cuando el hombre exterior ha sido realmente quebrantado, no actúa en forma independiente. El hombre exterior no es destruido, pero ya no se opone al hombre interior, sino que se le sujeta. De este modo sólo quedará una persona en nosotros, pues el hombre exterior estará completamente quebrantado y dispuesto a que el hombre interior lo use.

Aquellos cuyo hombre exterior ha sido quebrantado son hombres “unificados”, pues su hombre exterior está bajo el control del hombre interior. Un incrédulo también es una persona unificada, con la diferencia de que en él el hombre interior es controlado por su hombre exterior. El incrédulo también tiene un espíritu, pero su hombre exterior es tan fuerte que el interior está completamente subyugado. Lo más que su hombre interior puede hacer es emitir alguna protesta en su conciencia. El hombre interior de un incrédulo está completamente sometido y dominado por su hombre exterior; pero al ser salvo debe experimentar un cambio radical. Su hombre exterior debe ser subyugado y quedar bajo el control de su hombre interior. Al darse cuenta que su hombre exterior domina a su hombre interior, debe dar un giro y permitir que el hombre interior tome el control. Tomemos el ciclismo como ejemplo. Un ciclista puede manejar su bicicleta de dos maneras: ya sea que las llantas rueden sobre el camino, o que éste haga rodar las llantas. En un terreno plano, las piernas tienen que pedalear para que las llantas rueden sobre el camino; pero en un terreno con declive, las piernas no tienen que esforzarse, sino que las llantas ruedan solas; en este caso, la pendiente las hace rodar. Cuando nuestro hombre interior es fuerte y el exterior ha sido quebrantado, las piernas hacen que las llantas giren. Esto significa que nosotros decidimos cuándo avanzar y qué tan rápido. Pero si nuestro hombre exterior es necio y no ha sido quebrantado, esto es como manejar la bicicleta descendiendo por una pendiente, las llantas rodarán sin control y sin que podamos evitarlo. Esto es lo que sucede cuando el hombre exterior controla al hombre interior.

La utilidad de un hombre para el Señor, depende de que su espíritu pueda ser liberado por medio de su hombre exterior. Cuando nuestro hombre interior está atado, el exterior hace todo por sí solo. Actúa en forma independiente; las llantas ruedan sin control. Cuando El Señor por Su gracia nivele la pendiente del camino y quebrante al hombre exterior, éste no hará más sugerencias ni tomará más decisiones por sí mismo. Cuando esto suceda, el hombre interior podrá ser liberado sin ser obstruido por el hombre exterior. Si el Señor nos concede Su gracia y quebranta nuestro hombre exterior, seremos expertos en ejercitar nuestro espíritu y lo podremos liberar siempre.

La gracia de Jesucristo sea con todos los santos y dignos cristianos

Julio Parada
 
Re: ¿ Como quebrantar al hombre exterior para liberar al espíritu ?

En efecto, Dios se manifiesta ricamente en un cuerpo quebrantado por la enfermedad, el enfermo o doliente que ofrece sus padecimientos a Dios y cumple su ministerio ve sus dones acrecentados.

Ya lo diría Pablo:

2Corintios 12:9-10
Pero él me dijo: "Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la flaqueza". Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo.
Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte.


Saludos
 
Re: ¿ Como quebrantar al hombre exterior para liberar al espíritu ?

En efecto, Dios se manifiesta ricamente en un cuerpo quebrantado por la enfermedad, el enfermo o doliente que ofrece sus padecimientos a Dios y cumple su ministerio ve sus dones acrecentados.

Ya lo diría Pablo:

2Corintios 12:9-10
Pero él me dijo: "Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la flaqueza". Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo.
Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte.


Saludos

Dios te pague Caminante ..con todo la enfermedad es bendición para el creyente , cuando este descubre la finalidad de su enfermedad , he visto cristianos que se obstinan y rebelan cuando son tocados por alguna enfermedad

Yo he notado que cuando me molesto en mi hombre externo bloqueo de inmediato a mi hombre interior

¿ Como quebrantar mi molestia ? sería la pregunta clave

¿ debo esperar una enfermedad ?

¿ O una desgracia ?

O habrá una manera menos traumática ?

Saludos
 
Re: ¿ Como quebrantar al hombre exterior para liberar al espíritu ?

Dios te pague Caminante ..con todo la enfermedad es bendición para el creyente , cuando este descubre la finalidad de su enfermedad , he visto cristianos que se obstinan y rebelan cuando son tocados por alguna enfermedad

Yo he notado que cuando me molesto en mi hombre externo bloqueo de inmediato a mi hombre interior

¿ Como quebrantar mi molestia ? sería la pregunta clave

¿ debo esperar una enfermedad ?

¿ O una desgracia ?

O habrá una manera menos traumática ?

Saludos
 
Re: ¿ Como quebrantar al hombre exterior para liberar al espíritu ?

Soportar sin rechistar te hace más fuerte. No es simple filosofia humana, ese es el premio de Dios.

El que se queja de todo nunca progresará en fortaleza, siempre será el mismo amargado, no es nada fácil pero hay que dominarse en lugar de dejarse dominar por el "instinto quejumbroso". Esto no quita que vayas al médico, o de ves en cuando pidas palabra de consuelo a alguien de confianza, tal ves un psicólogo si se requiere ayuda profesional. Hay que recordar que al médico también lo creó Dios.

Eclesiástico o Sirácides 38:4-14
El Señor ha creado medicinas en la tierra, y el hombre prudente no las desprecia.
¿Acaso no endulzó el agua con un leño, para que se conociera su poder?
Él es quien da a los hombres la ciencia, para que lo glorifiquen por sus maravillas.
Con las medicinas el médico cura y elimina el sufrimiento, con ellas el farmacéutico prepara sus mezclas.
Y así nunca se acaban sus obras, y de él procede la paz sobre toda la tierra.
Hijo, en tu enfermedad, no te desanimes, sino ruega al Señor, que él te curará.
Aparta tus faltas, corrige tus acciones, y purifica tu corazón de todo pecado.
Ofrece incienso, un memorial de flor de harina y ofrendas generosas según tus medios.
Luego recurre al médico, pues el Señor también lo ha creado; que no se aparte de tu lado, pues lo necesitas,
hay momentos en que la solución está en sus manos.
También ellos rezan al Señor, para que les conceda poder aliviar el dolor, curar la enfermedad y salvar tu vida.


Saludos