Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo por los profetas, ahora nos habla a través de su Hijo Jesús, por quien hizo el universo.
Jesús, Nuestro Señor, nos dice claramente quienes serán bienaventurados en el Sermón del monte, tal como lo relatan los evangelios de San Mateo y San Lucas.
Un escritor cristiano lo resume de la siguiente manera:
Oímos a Jesús:
“¿Quieren saber quiénes serán bienaventurados? No los poderosos con su montón de dinero y armas. No, mas bien los pobres serán bienaventurados. No los que pueden gritar mas fuerte y salirse con las suyas. No, los mansos serán bienaventurados. No los que matan a sus enemigos, sino los que son perseguidos por hacer lo correcto. No los que nada arriesgan sino los que se pronuncian a favor de la justicia. No los astutos e hipócritas sino los puros de corazón. No los que se dedican a la guerra, sino los que se dedican a la paz”
Jesús, Nuestro Señor, nos dice claramente quienes serán bienaventurados en el Sermón del monte, tal como lo relatan los evangelios de San Mateo y San Lucas.
Un escritor cristiano lo resume de la siguiente manera:
Oímos a Jesús:
“¿Quieren saber quiénes serán bienaventurados? No los poderosos con su montón de dinero y armas. No, mas bien los pobres serán bienaventurados. No los que pueden gritar mas fuerte y salirse con las suyas. No, los mansos serán bienaventurados. No los que matan a sus enemigos, sino los que son perseguidos por hacer lo correcto. No los que nada arriesgan sino los que se pronuncian a favor de la justicia. No los astutos e hipócritas sino los puros de corazón. No los que se dedican a la guerra, sino los que se dedican a la paz”