En la mañana del 15 de octubre uno de los padres sinodales, representante de la Conferencia Episcopal de la India, propuso:
S.E.R. Mons. Felix TOPPO, S.I., Obispo de Jamshedpur (INDIA)
A pesar de la amarga realidad histórica de las divisiones de la iglesia, desde el Concilio Vaticano II el ecumenismo ha realizado notables progresos hacia la unidad de la Iglesia.
La Realidad de la división
Nuestras divisiones han causado heridas al Cuerpo Místico de Cristo. Nuestras divisiones se oponen a la voluntad de Cristo y a su enseñanza de amor, humildad y perdón. Estas divisiones son un grave pecado y un escándalo para el mundo.
Trabajar por la unidad
El hecho de que, a pesar de las divisiones, trabajemos por la unidad es un signo de esperanza. Aunque los conflictos entre nosotros se hayan acabado, la unidad de todos los cristianos se encuentra todavía lejos.
Las expectativas de la Iglesia
Las frases iniciales del "Decreto sobre el ecumenismo" del Concilio Vaticano II indican que "promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos" es uno de los fines principales del Concilio (Cf. UR 1; Cf. LG 15). Al mismo tiempo, el papa Juan Pablo II (Ut Sunum Sint 61) y el papa Benedicto XVI (IL 54) han subrayado la importancia fundamental de la plena y visible unidad de todos los discípulos de Jesús.
La necesidad de la unidad
Profesamos nuestra fe en un solo Dios, un solo Bautismo, un solo Mensaje, una sola Fe, una sola Esperanza, un solo Amor, un solo sacrificio que nos llama a la unidad indivisa. Recordemos la oración por la unidad que Jesús dirigió al Padre (Jn 17, 21).
Mis propuestas
1. El verdadero ecumenismo nos invita a asumir unas actitudes espirituales de amor y humildad hacia todos los cristianos.
2. Todos los cristianos deben ser animados a participar en una práctica colectiva de Lectio Divina.
3. Debemos guardarnos de la debilitación de la verdad y del falso ecumenismo.
4. Debemos fortalecer el dinamismo espiritual de la unidad, tanto dentro de las Iglesias particulares como entre ellas.
5. Las Iglesias de Oriente y Occidente deben decidir juntas un día común para la celebración de la Pascua.
[00248-04.03] [IN196] [Texto original: inglés]
S.E.R. Mons. Felix TOPPO, S.I., Obispo de Jamshedpur (INDIA)
A pesar de la amarga realidad histórica de las divisiones de la iglesia, desde el Concilio Vaticano II el ecumenismo ha realizado notables progresos hacia la unidad de la Iglesia.
La Realidad de la división
Nuestras divisiones han causado heridas al Cuerpo Místico de Cristo. Nuestras divisiones se oponen a la voluntad de Cristo y a su enseñanza de amor, humildad y perdón. Estas divisiones son un grave pecado y un escándalo para el mundo.
Trabajar por la unidad
El hecho de que, a pesar de las divisiones, trabajemos por la unidad es un signo de esperanza. Aunque los conflictos entre nosotros se hayan acabado, la unidad de todos los cristianos se encuentra todavía lejos.
Las expectativas de la Iglesia
Las frases iniciales del "Decreto sobre el ecumenismo" del Concilio Vaticano II indican que "promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos" es uno de los fines principales del Concilio (Cf. UR 1; Cf. LG 15). Al mismo tiempo, el papa Juan Pablo II (Ut Sunum Sint 61) y el papa Benedicto XVI (IL 54) han subrayado la importancia fundamental de la plena y visible unidad de todos los discípulos de Jesús.
La necesidad de la unidad
Profesamos nuestra fe en un solo Dios, un solo Bautismo, un solo Mensaje, una sola Fe, una sola Esperanza, un solo Amor, un solo sacrificio que nos llama a la unidad indivisa. Recordemos la oración por la unidad que Jesús dirigió al Padre (Jn 17, 21).
Mis propuestas
1. El verdadero ecumenismo nos invita a asumir unas actitudes espirituales de amor y humildad hacia todos los cristianos.
2. Todos los cristianos deben ser animados a participar en una práctica colectiva de Lectio Divina.
3. Debemos guardarnos de la debilitación de la verdad y del falso ecumenismo.
4. Debemos fortalecer el dinamismo espiritual de la unidad, tanto dentro de las Iglesias particulares como entre ellas.
5. Las Iglesias de Oriente y Occidente deben decidir juntas un día común para la celebración de la Pascua.
[00248-04.03] [IN196] [Texto original: inglés]