Alimento diario semana 19 lunes

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5 Septiembre 2001
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La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19--- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Lunes --- Leer con oración: Ro 8:29; 1 P 1:3; 2 P 1:5-7
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Jn 3:2)
Mezclados con Dios
El tema de esta semana es: "Poniendo toda diligencia desarrollad vuestra fe". Aunque hayamos estudiado las epístolas de Pedro hace aproximadamente veinticinco años, aún hoy hemos recibido más luz del Señor y revelación acerca de Su voluntad, Su propósito eterno. Al estudiar la Biblia nuestra impresión era que el apóstol Pablo había desarrollado todos los aspectos básicos y cruciales de la verdad, pero al entrar en las verdades de las epístolas de Pedro, vemos que sus escritos también presentan la revelación divina más elevada contenida en la palabra de Dios.
El hermano Lee recibió la visión y revelación del Señor hace alrededor de quince años atrás y comenzó a decir que Dios se hizo hombre para que el hombre pudiese llegar a ser Dios en vida y naturaleza, pero sin la Deidad. Su propósito eterno y original era que el hombre creado por Él pudiese ser totalmente semejante a Dios mismo, pero sin la Deidad. Nosotros Lo adoramos. Pero nosotros mismos no somos objeto de adoración de ningún hombre y nunca podremos serlo, pues de lo contrario, estaríamos afirmando una herejía. Sabemos que el hermano Lee comenzó a hablar de estas palabras porque realmente vio que esta verdad es la cumbre de la revelación que Dios nos ha dado.
Según nuestra experiencia, no es suficiente sólo con hablar sobre el punto más elevado de la revelación de Dios para que seamos hombres-Dios (1 P 1:3). Cuando estudiamos el libro de Efesios, hace aproximadamente ocho años, fui cuestionado con respecto a esto. Con la sabiduría de Dios respondí que no era por el hecho de que proclamemos o afirmemos esa verdad que lo alcanzaremos. Dios se hizo hombre en la persona del Señor Jesús para que la vida divina pudiese ser liberada en nosotros. Una vez que nacimos de Dios mediante Su vida, podemos decir que pasamos a ser hombres-Dios; no obstante, no podemos decir que ya somos hombres-Dios en su totalidad, pero esa es nuestra meta. Esta transformación no sucede repentinamente. Es una transformación que se lleva a cabo durante toda nuestra vida hasta que seamos conformados a Su imagen.
La revelación que recibimos de la palabra de Dios es que como hijos de Dios, la vida de Dios debe crecer en nosotros hasta que alcancemos la madurez (1 Jn 3:2). Un día seremos como Cristo es, pues habremos sido totalmente conformados a Su imagen (Ro 8:29). En ese momento podremos expresar completamente la gloria de Dios. Por otro lado, también necesitamos que la naturaleza de Dios sea trabajada en nuestra naturaleza humana. Estamos caminando rumbo a esa meta, que seamos hombres-Dios, busquemos el crecimiento de vida y el trabajar de la naturaleza de Dios en nosotros. ¡Aleluya!
Nosotros comenzamos a hablar estas palabras hace siete años. El número siete, que está formado por la suma de los números tres y cuatro, tiene un significado especial en la Biblia. El tres se refiere al Dios Triuno, y el cuatro se refiere al hombre creado. El tres sumado al cuatro, es igual a siete, lo que significa que el Dios Triuno mismo se está trabajando hacia dentro del hombre tripartito. Inicialmente tenemos la adición de tres más cuatro, pero nuestra meta es llegar a la multiplicación de los mismos para obtener doce. Nosotros ya vivimos la etapa del tres más cuatro. Sin embargo, ahora, necesitamos avanzar a la etapa del tres veces cuatro que es igual a doce, lo que significa permitir que Dios se mezcle totalmente con nosotros al punto de que no distingamos más a Dios del hombre, por estar totalmente mezclados con Él. ¡Alabado sea el Señor! porque todos nosotros estamos caminando rumbo a esa meta.
Punto Clave: Conformados a la imagen de Cristo.
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra meta hoy?
 
Alimento diario martes

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La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19 --- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Martes --- Leer con oración: Jn 1:13; 3:4-6; 1 P 1:3; 1 Jn 5:11
“Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 P 1:7)
Crecer en vida
Ayer vimos que el siete es el resultado de la suma de tres más cuatro, y representa la mezcla inicial de Dios con el hombre y doce es el resultado de la multiplicación de estos. En otras palabras, Dios entró en nosotros por medio de la regeneración, pero desea mezclarse completamente con nosotros por medio del desarrollo de nuestra salvación. Necesitamos de las epístolas de Pedro para que podamos practicar y experimentar esa verdad. Cuando el Señor nos libera Su palabra es justamente porque necesitamos de ella.
Nuestra meta es que, día a día, Dios sea añadido a nosotros a fin de que Su naturaleza sea expresada en nuestro vivir. A pesar de que no hemos alcanzado el objetivo final, podemos decir que la etapa del tres más cuatro ya sucedió en nosotros. La vida divina ya nos fue añadida y la naturaleza divina está siendo trabajada en nuestro diario vivir. Cada día nos hacemos más semejantes a Dios en vida y naturaleza, no obstante, jamás en la Deidad.
En 1 Pedro 1:3 leemos: "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su grande misericordia nos ha regenerado para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos". Fuimos regenerados por el Señor y al nacer de nuevo recibimos otra vida (Jn 1:13). Cuando esa palabra llegó a Nicodemo, por no comprenderla dijo: "¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?" (3:4). Sin embargo, el Señor le respondió: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (vs. 5-6). Aunque él pudiese regresar al vientre materno y nacer de nuevo, no sería nada más que carne. El nuevo nacimiento que nos capacita para recibir la vida divina viene de parte de Dios.
Todos nosotros que creímos fuimos regenerados. No nacimos de sangre, ni de la opinión humana, ni de carne, sino de Dios, por eso tenemos Su vida (1 Jn 5:11). Por otro lado, aunque ya tengamos esa vida, mucha de nuestra vida natural todavía permanece en nosotros. El Señor quiere trabajarse en nosotros de manera que expresemos totalmente Su vida, pero eso sucede cuando somos probados por el fuego así como el oro, según leemos: "Para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" (1 P 1:7). Este es el auge del crecimiento de la vida de Dios en nosotros. Entonces, cuando el Señor venga en Su segunda venida, estaremos aptos para recibir de parte de Él, alabanza, gloria y honra. Todo eso comienza con la vida que recibimos de Dios hasta que la expresemos, como resultado de su pleno desarrollo y crecimiento en nosotros. ¡Aleluya!
Punto Clave: Expresar totalmente la naturaleza divina.
Pregunta: Con respecto a nuestra experiencia con el Dios Triuno, ¿Cuál es la diferencia entre la suma y la multiplicación de tres más cuatro?
 
Alimento diario miercoles

Alimento diario miercoles

La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19 --- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Miércoles --- Leer con oración: Jn 7:37-38; Ro 10:17; 1 Ti 1:4 ; 1 P 1:3
“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra” (2 P 1:1)
Dios quiere trabajar Su economía en nosotros
La esperanza viva mencionada por Pedro en su primera epístola (1 P 1:3) es obtenida por medio de ser participantes de la naturaleza divina (2 P 1:3-4), esto sucede cuando permitimos que ella sea totalmente trabajada en nuestra naturaleza humana. El resultado de ello es la expresión de Dios en nosotros (vs. 5-7). Necesitamos crecer totalmente en vida para que seamos iguales a lo que Dios es, en vida y naturaleza, pero sin la Deidad. Este es el encargo de la Segunda Epístola de Pedro.
En el versículo 1 leemos: "A los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra". La fe que obtuvimos es preciosa, pero tal vez aún sea para nosotros una fe objetiva, por eso, el Señor desea que ella sea trabajada en nuestro interior y llegue a ser nuestra fe subjetiva. En 1 Timoteo 1:4 leemos: "Ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora". El término "edificación", puede ser traducido por "dispensación" y también significa "economía doméstica" en el original griego (Ef 1:10, 3:9). Esta dispensación es una administración económica. Por tanto, se refiere, a la economía de Dios. Algunas personas, cuando leen la Biblia, solamente logran extraer de ella fábulas y genealogías interminables que tan sólo acarrean disputas. Sin embargo, el propósito de Dios, es que Su economía, que equivale a la fe objetiva, sea trabajada en nuestro interior, pero no en la esfera del conocimiento ni de las disensiones, sino en la esfera de nuestra fe, es decir, por nuestra acción de creer.
Un ejemplo claro de esto está registrado en Juan 7 cuando el Señor Jesús Se levantó y exclamó diciendo: "En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" (vs. 37-38). Él dijo: "El que cree en mí". Este creer es el hecho de recibir, que denota la fe subjetiva. Esta fe es nuestra reacción para con Dios cuando vamos hasta la Palabra (Ro 10:17) y Dios es infundido en nosotros por medio de la Palabra por el Espíritu.
En 2 P 1:1 leemos: "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra". Primeramente obtuvimos la fe objetiva, que implica nuestro creer en Cristo, al tomar Su persona y obra redentora como objeto de nuestra fe. Cuando escuchamos sobre las cosas en las cuales debemos creer, la fe subjetiva es engendrada en nuestro interior. En otras palabras, todo el contenido de la fe objetiva, que es la economía neotestamentaria de Dios, llega a ser subjetiva para nosotros en nuestra experiencia. Podemos decir que la fe subjetiva es la reacción al trabajar de la fe objetiva en nuestro interior.
Punto Clave: Creer es recibir
Pregunta: De acuerdo con el texto, ¿Cuál es el propósito de Dios?
 
Alimento diario jueves

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La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19 --- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Jueves --- Leer con oración: Col 3:16; 1 Ti 1:3-4 ; 2:4; 2 Ti 4:2; 2 P 1:1, 5
“Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo” (Sal 82:6)
Obtener la vida y la naturaleza de Dios
En 2 Pedro 1:1 leemos: "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra". La fe mencionada en este versículo se refiere a la fe objetiva y a la fe subjetiva. El versículo 5 continúa: "vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento". La expresión "vuestra fe" se refiere a la fe igualmente preciosa. El contenido de la fe objetiva es la economía neotestamentaria de Dios, que se refiere al trabajar de Dios mismo en nosotros, Sus escogidos, a fin de que tengamos la vida y la naturaleza de Dios y lleguemos a ser hombres-Dios, con miras a la expresión de Dios. Indudablemente llegaremos a ser como Dios es, pero sin la Deidad, porque seguiremos siendo hijos de Dios.
En Salmos 82:6 leemos: "Yo dije: Vosotros sois dioses, Y todos vosotros hijos del Altísimo". En este versículo está claro que fue Dios quien dijo eso y lo hizo porque recibimos la vida divina. Sin embargo, ahora esa vida divina que está en nosotros tiene que crecer para que la naturaleza de Dios sea vivida en nosotros. Aunque tengamos la vida y la naturaleza de Dios, Él complementa diciendo: "Y todos vosotros hijos del Altísimo". Esto es precisamente la porción que explica que no tenemos la Deidad, pero sí la vida y la naturaleza de Dios.
Para ilustrar el proceso en el cual la fe objetiva llega a ser subjetiva en nosotros, considere que la fe objetiva está en un extremo y la fe subjetiva en el otro (conforme al diagrama en la pág. 64). En 1 Timoteo 1:3-4 leemos: "Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora". De acuerdo con lo que Pablo escribió aquí, para que el contenido de la fe objetiva sea trabajado en nuestra fe subjetiva necesitamos de la palabra de Dios como el medio. Toda la palabra de Dios, la Biblia, es vida para nosotros, por medio de la cual obtenemos la verdad. Pablo animó a los hermanos a tomar la Palabra no de manera doctrinal, sólo para buscar meramente conocimiento, sino al tomarla como vida, por experimentar la verdad, al promover así la economía (o edificación) de Dios, en la fe.
Sin embargo, de acuerdo con el versículo 4, vemos que hay personas que cuando leen la Palabra prestan atención a fábulas y genealogías interminables, es decir, la toman meramente de manera doctrinal. Lógicamente las fábulas y genealogías son fruto del alma, por tanto, no queremos saber nada de eso. Ciertamente tenemos que darle importancia a la verdad que está en la Biblia, que tiene el aspecto objetivo. De acuerdo con el apóstol Pablo, tenemos que llegar al pleno conocimiento de la verdad, conforme leemos: "El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (2:4). Aunque debemos conocer la verdad, el conocimiento puro de la Palabra aún está en la esfera objetiva, por tanto, no puede entrar en nosotros y llegar a ser subjetiva en nuestra experiencia.
De esta manera, el apóstol Pablo en su epístola a los colosenses (3:16) dijo que la palabra de Dios debe morar ricamente en nosotros. El verbo "morar" en este versículo significa "ser depositado dentro de nosotros", es decir, llegar a ser nuestra realidad experimentada y practicada. Así que, cada uno de nosotros debe verificar cuanto de la palabra de Dios fue desarrollada o experimentada en nuestro vivir. A partir de eso conforme a lo que él dice en su segunda epístola a Timoteo, debemos predicar, o anunciar las verdades saludables a otras personas (4:2). Pablo quería que Timoteo fuese alguien que predicase la verdad a otras personas. Así también debe ser con cada uno de nosotros. ¡Alabado sea el Señor!
Punto Clave: Hacer que la Palabra more en nosotros.
Pregunta: ¿Cuál es el contenido de la fe objetiva?
 
Alimento diario viernes

Alimento diario viernes

La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19 --- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Viernes --- Leer con oración: Gn 2:18; Mt 1:23; Jn 1:1, 14, 18; 1 Co 15:45
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Gn 2:18)
Dios quiere la presencia del hombre
Uno de los principales encargos del apóstol Pablo era la transmisión de la verdad, según leemos: "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" (2 Ti 2:2). No obstante, si solamente transmitimos la verdad a otros, todavía nos mantenemos en la esfera objetiva, o ésta aún no hizo efecto en nosotros. El objetivo de Dios es que las verdades sean trabajadas en nosotros y lleguen a ser subjetivas en nuestra experiencia; de lo contrario, esas palabras quedarán sólo en la esfera doctrinal o judicial.
Conforme al diagrama de la página 64, vemos que para que la fe objetiva sea trabajada en la fe subjetiva, necesitamos del Espíritu, que funciona como una lente de cámara fotográfica. Lo que está en la esfera objetiva o judicial pasa por la lente y, como un efecto inverso, es impreso en nuestro interior. En otras palabras, el objetivo de Dios es hacer que la fe objetiva sea transferida hacia nuestro interior y llegue a ser nuestra fe subjetiva por medio de la palabra de Dios y de las verdades contenidas en ella. Como dijimos anteriormente, la lente de nuestra cámara fotográfica es el Espíritu, el cual incluye al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (Jn 1:14; cfr. 1 Co 15:45).
El Evangelio de Juan explica este proceso, mostrando que en el principio era el Verbo (o la Palabra) el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Jn 1:1). En el versículo 14 leemos que el Verbo fue hecho carne. Dios es la Palabra que se hizo carne en la persona del Señor Jesús, la corporificación visible de todo el Dios Triuno en la tierra. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer (v. 18).
La encarnación de Dios queda bien clara para nosotros por el significado del nombre "Jesús", que corresponde a "Jehová más la salvación". El nombre Jehová no incluye a Jesús, pero Jesús incluye a Jehová. Otro aspecto importante es que Dios Padre habita en luz inaccesible (1 Ti 6:16), sin embargo, el hombre creado por Él necesitaba de Su presencia. Así que, en el huerto del Edén, Dios quería tener la presencia del hombre, para que Jehová y el hombre creado tuviesen la presencia el uno del otro. Nosotros siempre tenemos el concepto de que el hombre necesita de la presencia de Dios. Así que, después que Dios creó al hombre, Él dijo: "No es bueno que el hombre esté solo" (Gn 2:18). Era como si Dios estuviese diciendo: "Voy a crear al hombre para tenerlo en Mi presencia".
Tenemos que darnos cuenta que no sólo necesitamos la presencia de Dios, sino que Él también quiere nuestra presencia. Nosotros sabemos que el hombre pecó al comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal y entonces perdió el objetivo por el cual fue creado. Por esa razón Dios lo expulsó del huerto del Edén. En la condición en que estaba, el hombre jamás podría recibir el fruto del árbol de la vida, pues, a pesar de no haber muerto inmediatamente, el elemento de la muerte había entrado en él. El Señor, frente a esto, impidió que el hombre que había acabado de pecar comiese del fruto del árbol de la vida y recibiese la vida divina. En consecuencia, una vez expulsado del huerto de Edén, Dios perdió la presencia del hombre (3:22-23).
¡Alabado sea el Señor! pues Dios se hizo hombre. En Mateo 1:23 tenemos otro nombre maravilloso, Emanuel, que significa "Dios con nosotros". Jesús no es solamente Dios; Él es Dios con nosotros. Aquí vemos claramente que Dios desea que el hombre tenga Su presencia, así como Él quiere tener la presencia del hombre. ¡Amén!
Punto Clave: Dios con nosotros.
Pregunta: ¿Qué se puede entender de la expresión "No es bueno que el hombre esté solo" en Génesis 2:18?
 
Alimento diario sabado

Alimento diario sabado

La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19 --- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Sábado --- Leer con oración: Jn 7:39; 14:2-3, 20, 23; 3 Jn 3-5
“Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad” (3 Jn 3)
Leer, orar, rumiar y profetizar
En la persona del Señor Jesús, Emanuel, Dios alcanzó Su objetivo, por medio del cual ganó al hombre de regreso y el hombre recuperó la presencia de Dios. Sin embargo, el Señor Jesús estaba restringido en el tiempo y espacio, pues no podría permanecer por mucho tiempo con el hombre, lo que comprometería nuevamente el asunto de que Dios tenga la presencia del hombre y éste la presencia de Dios. ¡Aleluya por la sabiduría de Dios! Este hombre, Jesús, pasó entonces por un proceso para llegar a ser el Espíritu.
En Juan 14:3 leemos: "Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". El "si me fuere" del Señor se refiere a Su muerte en la cruz, y el "vendré otra vez" es interpretado por la mayoría de los cristianos con respecto a la segunda venida de Cristo. Sin embargo, cuando el Señor dijo: "vendré otra vez", se refería al tercer día, cuando Él resucitó.
En el versículo 2, cuando el Señor dijo que iría a "preparar lugar para nosotros", era como si Él dijese: "Voy hasta Dios y por Mi muerte solucionaré el problema de ustedes que son pecadores y no pueden recibir la vida divina en esa condición. Yo tengo que ir". Su ida se refiere a la muerte en la cruz, en la cual hubo derramamiento de sangre para solucionar el problema de nuestros pecados y prepararnos lugar. ¡Aleluya! Ahora podemos ir a Dios, porque nuestro problema fue solucionado cuando el Señor se hizo el Espíritu vivificante, el cual incluye al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora Él está morando en nuestro espíritu (Jn 7:39; 14:20, 23).
El Espíritu es como la lente de una cámara fotográfica, es Él quien toma la palabra de Dios y la trabaja en nuestra fe subjetiva. De esta manera, la verdad, que pasa por el Espíritu, llega a ser algo subjetivo en nosotros. Por medio del invocar el nombre del Señor y leer orar Su Palabra, estamos en el Espíritu. Pero, cuando nos rehusamos a tomar este camino y nos volvemos a las verdades solamente para analizarlas, buscando conocerlas y ser una persona apta para transmitirlas, aún estamos en la esfera objetiva, pues ellas todavía estarán fuera de nosotros. El Señor, por otro lado, quiere que esas verdades sean trabajadas en nuestra fe subjetiva, y la mejor manera de que hagamos eso es leyendo, orando, rumiando y profetizando, es decir, todo lo que estamos practicando actualmente. Nunca nos hemos preocupado de fórmulas y terminologías, pero ahora vamos a resumir nuestra práctica usando una sigla con las iniciales de estas palabras: Leer, Orar, Rumiar y Profetizar = LORP. Por medio de la práctica del LORP hacemos que la verdad sea experimentada y constituida en nosotros.
El anciano y experimentado Juan enfatizó mucho el hecho de practicar la verdad. En 3 Juan 3-5 leemos: "Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos". ¡Aleluya! Siempre que practicamos la verdad, ésta llega a ser realidad en nosotros, y todo lo que estaba solo en la esfera doctrinal o judicial llega a ser experimentado y orgánico. El resultado de este proceso es la economía neotestamentaria de Dios que es totalmente trabajada en nosotros. Con Su vida y naturaleza añadidas a nuestro ser, seremos totalmente como Cristo y expresaremos la gloria de Dios por que estaremos llenos de Espíritu y de vida..
Punto Clave: Practicar y andar en la verdad.
Pregunta: ¿Cuál es la mejor manera de que las verdades sean experimentadas y constituidas en nosotros?
 
Alimento diario domingo

Alimento diario domingo

La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19 --- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Domingo --- Leer con oración: Mt 18:21-22; Gá 3:14; Col 2:9; He 1:3
“Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 P 1:4)
El Dios triuno introducido en el hombre
En 2 Pedro 1:3-4a leemos: "Ya que Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por Su propia gloria y virtud, por medio de las cuales El nos ha concedido preciosas y grandísimas promesas". En estos versículos podemos ver claramente al Dios Triuno. En la primera parte del versículo tres vemos el primer par de palabras: vida y piedad, que se refieren al Padre, pues esa vida es la vida divina que está en nosotros, y Su manifestación es la piedad. La palabra "piedad" en el original significa ser igual a Dios. Nosotros ya tenemos la vida divina en nuestro interior, y nuestra vida de iglesia debe ser una vida que exprese a Dios y que tenga la semejanza de Dios en todas las cosas.
En la segunda parte del versículo 3 podemos destacar un segundo par de palabras: gloria y virtud, que se refieren al Hijo. El Señor Jesús expresa totalmente la gloria de Dios (He 1:3) y como el Hijo, Él es el resplandor de la gloria de Dios y la imagen misma de Su sustancia. Él expresó completamente la vida y la naturaleza divinas (Col 2:9). Además de la gloria de Dios expresada por medio del Señor, vemos en Él Su virtud.
Cuando Dios creó al hombre, le puso algo internamente llamado conciencia, que es el órgano que tiene comunicación directa con Él. La conciencia, que también está en nuestro espíritu, controla nuestra alma y, por tanto, nuestra mente, voluntad y emoción, para que sean totalmente como las de Dios. Todo eso constituye lo que llamamos el corazón. El corazón humano debería hacer las cosas totalmente de acuerdo a las determinaciones de Dios. Éste contiene las virtudes, tales como el amor, la paciencia, la longanimidad y las demás virtudes que el hombre debe tener.
Las virtudes son la moral humana elevada por Jesús. El Señor Jesús, cuando vino a la tierra por treinta y tres años y medio, probó toda la experiencia humana tanto en los puntos positivos como en los negativos: el perdón, la longanimidad, la ira, el amor. Además, elevó todos los aspectos de las virtudes humanas, al hacer que la naturaleza divina, añadida a la naturaleza humana, elevó las virtudes humanas mismas.
En la experiencia de Pedro con respecto al perdón podemos ver que el patrón humano es limitado (Mt 18:21-22). Aunque haya estimado suficiente perdonar a alguien hasta siete veces, el Señor le respondió que debería hacerlo setenta veces siete. Con esa respuesta el Señor demostró que deseaba trabajar la naturaleza divina en la naturaleza humana, elevando el perdón para algo eterno. Humildad, paciencia, dominio propio, mansedumbre, todo eso se refiere al patrón moral humano que el Señor Jesús elevó. Él no sólo expresó a Dios, sino que también hizo que el patrón moral humano fuese elevado, transformándolo en virtudes humanas. Por tanto, la gloria y la virtud se refieren al Hijo.
En 2 Pedro 1:4 podemos destacar el tercer par de expresiones: Sus preciosas y grandísimas promesas. Dios nos garantizó Sus preciosas y grandísimas promesas (Mt 28:20; Jn 6:57; 7:38-39; 14:19-20; 15:5; 16:13-15; Gá 3:14) para alentarnos y fortalecernos, a fin de llevarnos a ser participantes de la naturaleza divina. Pero la mayor y más preciosa de todas las promesas es el Espíritu. Así que, la Segunda Epístola de Pedro quiere mostrarnos el trabajar de la naturaleza de Dios en nuestra naturaleza, por medio del trabajar del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en nosotros.
Esta es la economía neotestamentaria de Dios presentada por Pedro. El Dios Triuno, en el Espíritu, desarrolla todo eso hasta que su contenido sea totalmente trabajado en nuestro interior. ¡Alabado sea el Señor!
Punto Clave: Ser semejantes a Dios interna y externamente.
Pregunta: En 2 Pedro 1:3-4 ¿Cuáles son las palabras que se relacionan al Dios Triuno?
Dong Yu Lan
Editora “Arvore da Vida”
Jesús es el Señor!”