La vida y la naturaleza de Dios – Las epístolas de Pedro
Semana 19--- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Lunes --- Leer con oración: Ro 8:29; 1 P 1:3; 2 P 1:5-7
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Jn 3:2)
Mezclados con Dios
El tema de esta semana es: "Poniendo toda diligencia desarrollad vuestra fe". Aunque hayamos estudiado las epístolas de Pedro hace aproximadamente veinticinco años, aún hoy hemos recibido más luz del Señor y revelación acerca de Su voluntad, Su propósito eterno. Al estudiar la Biblia nuestra impresión era que el apóstol Pablo había desarrollado todos los aspectos básicos y cruciales de la verdad, pero al entrar en las verdades de las epístolas de Pedro, vemos que sus escritos también presentan la revelación divina más elevada contenida en la palabra de Dios.
El hermano Lee recibió la visión y revelación del Señor hace alrededor de quince años atrás y comenzó a decir que Dios se hizo hombre para que el hombre pudiese llegar a ser Dios en vida y naturaleza, pero sin la Deidad. Su propósito eterno y original era que el hombre creado por Él pudiese ser totalmente semejante a Dios mismo, pero sin la Deidad. Nosotros Lo adoramos. Pero nosotros mismos no somos objeto de adoración de ningún hombre y nunca podremos serlo, pues de lo contrario, estaríamos afirmando una herejía. Sabemos que el hermano Lee comenzó a hablar de estas palabras porque realmente vio que esta verdad es la cumbre de la revelación que Dios nos ha dado.
Según nuestra experiencia, no es suficiente sólo con hablar sobre el punto más elevado de la revelación de Dios para que seamos hombres-Dios (1 P 1:3). Cuando estudiamos el libro de Efesios, hace aproximadamente ocho años, fui cuestionado con respecto a esto. Con la sabiduría de Dios respondí que no era por el hecho de que proclamemos o afirmemos esa verdad que lo alcanzaremos. Dios se hizo hombre en la persona del Señor Jesús para que la vida divina pudiese ser liberada en nosotros. Una vez que nacimos de Dios mediante Su vida, podemos decir que pasamos a ser hombres-Dios; no obstante, no podemos decir que ya somos hombres-Dios en su totalidad, pero esa es nuestra meta. Esta transformación no sucede repentinamente. Es una transformación que se lleva a cabo durante toda nuestra vida hasta que seamos conformados a Su imagen.
La revelación que recibimos de la palabra de Dios es que como hijos de Dios, la vida de Dios debe crecer en nosotros hasta que alcancemos la madurez (1 Jn 3:2). Un día seremos como Cristo es, pues habremos sido totalmente conformados a Su imagen (Ro 8:29). En ese momento podremos expresar completamente la gloria de Dios. Por otro lado, también necesitamos que la naturaleza de Dios sea trabajada en nuestra naturaleza humana. Estamos caminando rumbo a esa meta, que seamos hombres-Dios, busquemos el crecimiento de vida y el trabajar de la naturaleza de Dios en nosotros. ¡Aleluya!
Nosotros comenzamos a hablar estas palabras hace siete años. El número siete, que está formado por la suma de los números tres y cuatro, tiene un significado especial en la Biblia. El tres se refiere al Dios Triuno, y el cuatro se refiere al hombre creado. El tres sumado al cuatro, es igual a siete, lo que significa que el Dios Triuno mismo se está trabajando hacia dentro del hombre tripartito. Inicialmente tenemos la adición de tres más cuatro, pero nuestra meta es llegar a la multiplicación de los mismos para obtener doce. Nosotros ya vivimos la etapa del tres más cuatro. Sin embargo, ahora, necesitamos avanzar a la etapa del tres veces cuatro que es igual a doce, lo que significa permitir que Dios se mezcle totalmente con nosotros al punto de que no distingamos más a Dios del hombre, por estar totalmente mezclados con Él. ¡Alabado sea el Señor! porque todos nosotros estamos caminando rumbo a esa meta.
Punto Clave: Conformados a la imagen de Cristo.
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra meta hoy?
Semana 19--- Poniendo toda diligencia, desarrolad en vuestra fe
Lunes --- Leer con oración: Ro 8:29; 1 P 1:3; 2 P 1:5-7
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Jn 3:2)
Mezclados con Dios
El tema de esta semana es: "Poniendo toda diligencia desarrollad vuestra fe". Aunque hayamos estudiado las epístolas de Pedro hace aproximadamente veinticinco años, aún hoy hemos recibido más luz del Señor y revelación acerca de Su voluntad, Su propósito eterno. Al estudiar la Biblia nuestra impresión era que el apóstol Pablo había desarrollado todos los aspectos básicos y cruciales de la verdad, pero al entrar en las verdades de las epístolas de Pedro, vemos que sus escritos también presentan la revelación divina más elevada contenida en la palabra de Dios.
El hermano Lee recibió la visión y revelación del Señor hace alrededor de quince años atrás y comenzó a decir que Dios se hizo hombre para que el hombre pudiese llegar a ser Dios en vida y naturaleza, pero sin la Deidad. Su propósito eterno y original era que el hombre creado por Él pudiese ser totalmente semejante a Dios mismo, pero sin la Deidad. Nosotros Lo adoramos. Pero nosotros mismos no somos objeto de adoración de ningún hombre y nunca podremos serlo, pues de lo contrario, estaríamos afirmando una herejía. Sabemos que el hermano Lee comenzó a hablar de estas palabras porque realmente vio que esta verdad es la cumbre de la revelación que Dios nos ha dado.
Según nuestra experiencia, no es suficiente sólo con hablar sobre el punto más elevado de la revelación de Dios para que seamos hombres-Dios (1 P 1:3). Cuando estudiamos el libro de Efesios, hace aproximadamente ocho años, fui cuestionado con respecto a esto. Con la sabiduría de Dios respondí que no era por el hecho de que proclamemos o afirmemos esa verdad que lo alcanzaremos. Dios se hizo hombre en la persona del Señor Jesús para que la vida divina pudiese ser liberada en nosotros. Una vez que nacimos de Dios mediante Su vida, podemos decir que pasamos a ser hombres-Dios; no obstante, no podemos decir que ya somos hombres-Dios en su totalidad, pero esa es nuestra meta. Esta transformación no sucede repentinamente. Es una transformación que se lleva a cabo durante toda nuestra vida hasta que seamos conformados a Su imagen.
La revelación que recibimos de la palabra de Dios es que como hijos de Dios, la vida de Dios debe crecer en nosotros hasta que alcancemos la madurez (1 Jn 3:2). Un día seremos como Cristo es, pues habremos sido totalmente conformados a Su imagen (Ro 8:29). En ese momento podremos expresar completamente la gloria de Dios. Por otro lado, también necesitamos que la naturaleza de Dios sea trabajada en nuestra naturaleza humana. Estamos caminando rumbo a esa meta, que seamos hombres-Dios, busquemos el crecimiento de vida y el trabajar de la naturaleza de Dios en nosotros. ¡Aleluya!
Nosotros comenzamos a hablar estas palabras hace siete años. El número siete, que está formado por la suma de los números tres y cuatro, tiene un significado especial en la Biblia. El tres se refiere al Dios Triuno, y el cuatro se refiere al hombre creado. El tres sumado al cuatro, es igual a siete, lo que significa que el Dios Triuno mismo se está trabajando hacia dentro del hombre tripartito. Inicialmente tenemos la adición de tres más cuatro, pero nuestra meta es llegar a la multiplicación de los mismos para obtener doce. Nosotros ya vivimos la etapa del tres más cuatro. Sin embargo, ahora, necesitamos avanzar a la etapa del tres veces cuatro que es igual a doce, lo que significa permitir que Dios se mezcle totalmente con nosotros al punto de que no distingamos más a Dios del hombre, por estar totalmente mezclados con Él. ¡Alabado sea el Señor! porque todos nosotros estamos caminando rumbo a esa meta.
Punto Clave: Conformados a la imagen de Cristo.
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra meta hoy?