Re: PERFILES
Estoy totalmente de acuerdo con el comentario que has hecho, aunque voy añadir también mi opinión al respecto.
No le es lícito a nadie imponerle cargas o leyes al pueblo de Dios, sino son estas normas espejo fiel de la Escritura, teniéndose cada norma a sí misma en la comunión del espíritu y fin supremo que inspira toda Palabra de Dios, que es la salvación de los escogidos y la sola gloria a Dios.
La mujer
En este punto el Apóstol Pablo nos dice: "ωσαυτως γυναικας εν καταστολη κοσμιω μετα αιδους και σωφροσυνης κοσμειν εαυτας μη εν πλεγμασιν και χρυσιω η μαργαριταις η ιματισμω πολυτελει" (1 Tim 2:9).
No he encontrado hasta ahora una traducción que se ajuste literalmente al texto al 100%, excepto tal vez la de la King James Version.
Una traducción literal en el mismo orden que el griego sería:
"Así mismo (que) las mujeres con vestido arreglado con modestia y recto juicio se arreglen ellas, no con trenzados, oro, perlas o prendas (visibles, exteriores) muy costosas"
En nuestro orden sintáctico sería:
"A sí mismo que las mujeres se arreglen con vestidos (arreglados) con modestia y recto juicio, no con trenzados, oro, perlas o vestidos muy costosos".
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Interpretación:
A) El Apóstol Pablo da a entender positivamente dos características fundamentales de cómo debe ser la vestimenta de la mujer:
1. Modesta, es decir, humilde, falta de vanidad, presunción o ánimo de superioridad; comedida, falta de extravagancia o extremismos. También, que sea una ropa que no intente reflejar lo que no se tiene, o que refleje lo mucho que se tiene.
2. "Arreglados con recto juicio", ¿Qué es el recto juicio, sino el juicio que tiene el hombre siempre que mantiene la cordura, la serenidad, la fe en sus convicciones y su honor ante Dios y por y para Dios? En definitiva, el recto juicio conforme a las normas de la razón (sin caer en extremismos, que sean cómodas, útiles y bellas) y conforme a la Palabra de Dios (que no muevan al escándalo, que no hieran el pudor, que no provoquen la lascivia...).
Pero Pablo dice: κοσμειν εαυτας, se arreglen ellas, es decir, que el hombre no debe imponer sobre la mujer unas formas u otras de vestir, buscando así que ésta le agrade, o que presuntamente vista más "cristianamente", sino que Pablo deja claro que sean ellas quienes se vistan y arreglen a sí mismas, según la libertad que hay en la modestia y el recto juicio.
B) En sentido negativo Pablo, añade cómo no debe ser el arreglo de las mujeres:
1) Sin trenzados, sabemos que Pablo dice a la mujer que deje el pelo largo (Cap 11, 1 Cor.). Un pelo largo es un pelo que al menos cubre la nuca o cae sobre los hombros, es largo pues sobrepasa e contorno de la cabeza.
Los trenzados de la época griega, y lo sabemos muy bien por la pintura y la escultura que nos han quedado, recogían el pelo haciendo suntuosos moños, dándole al pelo sobre la cabeza varias vueltas y dejando el cuello y los hombros descubierto; esto pues era indecoroso para la mentalidad tanto judía como cristiana.
Por otro lado la suntosidad en el peinado también lesiona la modestia de quien lo lleva, de modo que es lógico y un buen acierto que Pablo advierta de esta transgresión de una forma tan explícita.
2) Sin oro, perlas o vestidos muy caros.
Ya dice el salmista:
El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. (Sal 19:9-10)
y el proverbio: "Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y apartada de razón" (Prov 11:22)
De oro hablan los dos versículos, más vale el temor de Dios y esto se traduce en cumplir su voluntad para con nosotros de forma diligente que todo el oro del mundo, adornos y demás vanidades. El segundo habla de que nada vale todo el adorno o belleza que pueda tener una mujer, si pierde la razón de sí misma y de Dios.
¿Para que despilfarrar en ropas caras, teniendo buenas ropas que reflejen la modestia y den ejemplo? Es más, la ropa cara será de escándalo, pues verán los que no creen y creerán que no hay caridad entre los que somos cristianos. Y ¿cómo apreciar al que no aprecia a su prójimo?. Despilfarrar, decorarse con oro, perlas, plata o todo surtido de cosas caras; rodearnos de riquezas sin fin, no es más que suntuosidad vana; que a los ojos del que ama a Cristo no es más que polvo, nada de nada, sólo vanidad. No seamos vanidosos.
Que Dios os bendiga.