Biografía No Autorizada: María la Virgen.

31 Diciembre 2007
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Hola hermanos:

Qué es esto.?
Yo sé que muchos católicos creen que los evangélicos odiamos a María, porque no aceptamos sus conceptos y argumentos respecto a que María tuvo hijos con José como matrimonio normal, después de nacido Jesús.
Y no aceptamos tanto culto a ella como reina del cielo, etc, etc.

Sin embargo, como sabemos que no la odiamos, sino mas bien no estamos de acuerdo en el culto que se le sigue a ella, porque difiere en las Escrituras y difiere rotundamente con el culto directo y personal a nuestro Dios todo poderoso. Me resulta atroz esto de la biografía no autorizada de la virgen María.

Continuo...
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

En el libro "La virgen María. Biografía no autorizada", del periodista Michael Jordan, se argumenta que María nació en el seno de una familia que no suscribía el judaísmo ortodoxo. Presenta pruebas que demostraría n que su educación tuvo lugar en un entorno con marcadas tendencias paganas y que probablemente toda su vida tuvo creencias religiosas que englobaban las ideologías judía y pagana. Que Jesucristo fue fruto de un rito sexual en honor a una diosa madre pagana en cuyo servicio había sido iniciada María como sacerdotisa de especial categoría. Por último, Jordan asegura que el libro develará que el culto mariano no sólo carecería de fundamento histórico sino que además vendría siendo lo mismo que una falsificación cuidadosamente lograda.
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

1. INTRODUCCION
"En la búsqueda de la mujer real se ha tenido presentes ciertos criterios fundamentales. La biografía de María es inseparable y depende de la de Jesucristo; cada una de ellas constituye la única clave de la otra. Cabe la tentación de imaginar a María como una mujer cristiana, que vivió en una sociedad cristiana y disfrutó de una buena educación católica. Ahora bien, ninguna de estas tres cosas es cierta. Al contrario, fue una muchacha judía de formación y creencias religiosas discutibles, que vivió en una región autónoma del Imperio romano, en el paisaje rural de Galilea, una provincia que antaño formara parte del reino del norte de Israel".

2. MARIA PAGANA
"En el caso contra María, el personaje de la novela bíblica, la primera y más importante aclaración es no creció en el vacío ni vivió como una cristiana. María fue judía en la turbulenta Galilea del siglo I, la provincia fronteriza del norte de Palestina que hasta hacía poco no se había unido al estado de la Gran Judea, posterior al exilio."

"Dejando a un lado la cuestión de su nacimiento, los defensores de la resplandeciente imagen cristianizada de María, como el distinguido teólogo ecuménico George H. Tavard, sostiene que fue una madre judía normal, fiel a la Torá y a las costumbres de su época. En la Biblia no hay la mínima prueba que respalde este argumento. Al contrario, las circunstancias de la juventud de María sugieren que no fue una madre corriente, como tampoco forzosamente entregada a las costumbres judías fijadas mediante las leyes de Moisés. Las pruebas señalan con mucha mayor fuerza hacia su lealtad a una fusión entre principios paganos y la ley mosaica, o "secretismo". Esta lealtad fue resultado, en parte espontáneo y en parte consciente, del contacto intercultural durante un prolongado período de asentamiento judío en Palestina".

La Biblia no es explícita en cuanto a que María naciera en el norte, pero es evidente que vivió allí buena parte de su vida, al menos desde los doce años, cuando José la llevó a Nazaret, y posiblemente desde su primera infancia si fue educada en un santuario religioso norteño. En el momento de su nacimiento, imperaba desde hacía cientos de años una cultura generalizada de condescendencia para con los norteños por parte de los judaítas, y la actitud de muchos, en particular hacia los galileos, era de un desdén apenas disimulado. Esto se remonta hasta el período de los Reyes, que abarcó los siglos comprendidos desde el reinado de David, a finales del primer milenio, hasta que Judá fue sometida por la fuerza como provincia babilónica en 588 a.C. e incluyó a los niveles más altos de la sociedad. La monarquía sureña aseguraba ser a un tiempo dinástica y "ordenada por Dios", con unos soberanos yahveístas a pies juntillas. Por otra parte, los reyes israelitas del norte eran meros pretendientes designados por profetas que reverenciaban a dioses ajenos. Típico de su retórica es un presunto edicto de Yahvé contra Israel tras la muerte de su rebelde fundador, Jeroboam".
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

3. LA VIRGINIDAD DE MARIA
al nacimiento de Jesús, los de Mateo y Lucas, se describe a María como una virgen que concibió por voluntad de Dios. En palabra de Mateo, María `había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo' (Mt.1, 18). Parece haber estado poco dispuesto a identificarla directamente como una virgen y en su lugar recurre a una traducción griega errónea de la profecía de Isaías: `Sabed que una virgen concebirá y dará a luz a un hijo' (Mt, 1, 23). Lucas alude a María como a una `virgen desposada con cierto varón de la casa de David, llamado José' (Lc. 1, 27).

Estos comentarios resultan muy significativos en la búsqueda de la verdad acerca de María, porque es en la fuerza de las narraciones de Mateo y Lucas de donde emana toda la apasionada ideología católica romana del celibato de por vida de María y su posición excepcional entre las mujeres. Sin embargo, la afirmación de virginidad que Mateo da a entender con un único versículo (y que es de suponer que Lucas copió) se basa en un error literario fundamental: la profecía de Isaías de la que se desprende este alegato no identifica a María como virgen. Incluso se lo hubiese hecho, el significado de virginidad a cambiado desde los tiempos bíblicos y en la mitología del antiguo Oriente Próximo la concepción divina no tenía nada de extraordinario.

El primer campo de análisis crítico debe ser exactamente lo que Isaías predijo en el siglo VIII a.C.: `Por lo tanto, el mismo Señor os dará la señal: sabed que una virgen concebirá y parirá un hijo, y su nombre será Emanuel' (Is. 7, 14).

Lamentablemente, tanto para su crédito como para la tradición romántica, Isaías jamás propuso el nacimiento de virgen. Los primero traductores judíos helénicos, al trabajar sobre el original arameo en los siglos III y II a.C., tergiversaron el texto de Isaías. En su versión griega (conocida como Septuaginta, porque supuestamente setenta escribas redactaron otras tantas traducciones idénticas) las palabras de Isaías fueron adulteradas. En lugar de la palabra aramea original `almah, que designa a una muchacha en edad de casarse, los escribas emplearon la voz parthenos, que significa virgen. Esto altera sustancialmente la idea de la profecía de Isaías, la cual, para ser exactos, no se basa en la fecundación divina sino en el advenimiento de un futuro rey davídico. No obstante, es a esa traducción griega de Isaías a la que al parecer se remiten Mateo y Lucas.

Durante los primeros cien años del cristianismo no parece ser que el estado virginal de María y la Inmaculada Concepción de Jesús hayan suscitado gran interés. A juzgar por el comentario de Pablo, dirigida a los galatas hacia 52 d.C. ("envío Dios a su hijo, formado de una mujer, y sujeto a la ley"), se la consideraba más bien una mujer corriente que había dado a luz a un hijo extraordinario".

"La segunda cuestión importante que plantean los relatos evangélicos reside en el significado de la voz "virgen". Un diccionario moderno la define como una muchacha o mujer que no ha experimentado relaciones sexuales, pero en tiempos bíblicos a veces se entendía de otra manera. (&) La palabra virgen no describía necesariamente a una mujer casta sino a una persona de espíritu independiente y batallador. Uno de los ejemplos más claros del sentido con que se aplicaba el término se encuentra en las descripciones de la diosa cananita Anat, la hermana de Baal. Se la describe como una dama que se distingue por sus proezas sexuales, pues "hace el amor con miles", y, no obstante, en el mismo contexto se la identifica como "la virgen Anat".

A principios del siglo III, los escépticos empezaron a poner en entredicho la afirmación del alumbramiento virginal pero sus opiniones fueron suprimidas, cosa nada sorprendente dado el clima de creciente fanatismo e intolerancia.

Los hebreos tomaron prestadas estas ideas (sobre el alumbramiento virginal) de sus vecinos y podemos seguir rastreando el tema del alumbramiento virginal de reyes-dioses en culturas que eran esencialmente paganas. En esas sociedades (Canaán, Asiria, Babilonia y, más avanzada la historia judía, Grecia) se esperaba que los gobernantes tuvieran una procedencia un tanto fuera de lo común. Entre los pueblos del antiguo Oriente Próximo y luego del mundo clásico europeo, todos ellos atraídos por la tradición, el "alumbramiento virginal" había sido un tema predilecto de la obstetricia celestial junto con otras anomalías de embarazos excesivamente largos y extraños partos de deidades que nacían hechos y derechos. Pocos dioses y semidioses han nacido alguna vez de forma normal".
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

. LA CONCEPCION
"Llegados al momento de la Natividad, los dos evangelios canónicos (Lucas y Mateo) muestran cierto interés por la historia de María. Según el evangelio de Lucas, se había convertido en la "esposa consorte" de José. No se explica si la expresión fue introducida diplomáticamente por preferirla a "custodia" o si el matrimonio con José fue deseado de verdad. El Protoevangelio deja claro que José fue requerido para mantener a María bajo su tutela. Sin embargo, ocurrió un presunto milagro, ya que María quedó embarazada a la edad de catorce o quince años, acontecimiento que fue milagroso dado que supuestamente se produjo sin la intervención de ningún padre humano.

Mateo sostiene que la relación no se consumó: "Y, sin haberla conocido, o tocado, dio a luz a su primogénito y le puso el nombre de Jesús". El Protoevengelio propone algo semejante dando a entender que José se encontraba ausente por motivos de trabajo cuando María concibió.

Lucas presenta un argumento distinto para dar el mismo mensaje, refiriendo que cuando el ángel le dijo a María que iba a concebir por obra del Espíritu Santo, abandonó la casa de José a toda prisa y pasó tres meses con su prima Isabel.

(A continuación de esto, el autor describe que José y María fueron sometidos a un juicio por sospecha de conducta sexual impropia, del cual salieron exculpados).

"La mención de esta ordalía en el Protoevangelio es importante por dos razones. El resultado respalda las afirmaciones de los relatos canónicos según los cuales José no intervino en la concepción de Jesús; también indica que, a los ojos de los judíos, sobre María recaían graves sospechas de haber mantenido relaciones sexuales adulteras."
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

5. POST SCRIPTUM
"Sin embargo, aunque Yahvé sea varón, su naturaleza es acusadamente distinta de la de la mayoría de dioses del mundo antiguo que comen, beben, duermen, van al lavabo, toman esposas y por lo general hacen gala de un prodigioso apetito sexual tanto dentro como fuera del matrimonio. Estas deidades, en otras palabras, se comportan tal como lo hacen las personas terrenales. Yahvé, en cambio, es trascendente, sin necesidades sensuales que requieran satisfacción. Esto lo sitúa aparte de otras deidades y es de crucial importancia que ninguna consorte femenina se una a él en la alcoba celestial. El celibato permanente de Yahvé entre la grey humana significa que la sana fecundación de vírgenes en altares pierde todo sentido, puesto que los "revolcones rituales" no animan a este Dios atípico a enérgicos lances de procreación".

"En cualquier caso, lo que Moisés exigía, sus mandamientos contra el adulterio y el culto a otros dioses, era fundamentalmente ajeno a la naturaleza hebrea. Los Patriarcas habían sido oriundos de Mesopotamia y su patrimonio religioso era estrictamente pagano".
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

Esto es del 2003, pero lean.
Lamento no dejarrles la página donde lo conseguí

Que Dios les Bendiga.
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

Apócrifo del año 120, "que contiene mucha verdad" según Eusebio de Cesarea y varios Padres hasta Jerónimo:

EL PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO

Dolor de Joaquín

I 1. Consta en las historias de las doce tribus de Israel que había un hombre llamado Joaquín, rico en extremo, el cual aportaba ofrendas dobles, diciendo: El excedente de mi ofrenda será para todo el pueblo, y lo que ofrezca en expiación de mis faltas será para el Señor, a fin de que se me muestre propicio.

2. Y, habiendo llegado el gran día del Señor, los hijos de Israel aportaban sus ofrendas. Y Rubén se puso ante Joaquín, y le dijo: No te es lícito aportar tus ofrendas el primero, porque no has engendrado, en Israel, vástago de posteridad.

3. Y Joaquín se contristó en gran medida, y se dirigió a los archivos de las doce tribus de Israel, diciéndose: Veré en los archivos de las doce tribus si soy el único que no ha engendrado vástago en Israel. E hizo perquisiciones, y halló que todos los justos habían procreado descendencia en Israel. Mas se acordó del patriarca Abraham, y de que Dios, en sus días postrimeros, le había dado por hijo a Isaac.

4. Y Joaquín quedó muy afligido, y no se presentó a su mujer, sino que se retiró al desierto. Y allí plantó su tienda, y ayunó cuarenta días y cuarenta noches, diciendo entre sí: No comeré, ni beberé, hasta que el Señor, mi Dios, me visite, y la oración será mi comida y mi bebida.

Dolor de Ana

II 1. Y Ana, mujer de Joaquín, se deshacía en lágrimas, y lamentaba su doble aflicción, diciendo: Lloraré mi viudez, y lloraré también mi esterilidad.

2. Y, habiendo llegado el gran día del Señor, Judith, su sierva, le dijo: ¿Hasta cuándo este abatimiento de tu corazón? He aquí llegado el gran día del Señor, en que no te es lícito llorar. Mas toma este velo, que me ha dado el ama del servicio, y que yo no puedo ceñirme, porque soy una sierva, y él tiene el signo real.

3. Y Ana dijo: Apártate de mi lado, que no me pondré eso, porque el Señor me ha humillado en gran manera. Acaso algún perverso te ha dado ese velo, y tú vienes a hacerme cómplice de tu falta. Y Judith respondió: ¿Qué mal podría desearte, puesto que el Señor te ha herido de esterilidad, para que no des fruto en Israel?

4. Y Ana, sumamente afligida, se despojó de sus vestidos de duelo, y se lavó la cabeza, y se puso su traje nupcial, y, hacia la hora de nona, bajó al jardín, para pasearse. Y vio un laurel, y se colocó bajo su sombra, y rogó al Señor, diciendo: Dios de mis padres, bendíceme, y acoge mi plegaria, como bendijiste las entrañas de Sara, y le diste a su hijo Isaac.

Trenos de Ana

III 1. Y, levantando los ojos al cielo, vio un nido de gorriones, y lanzó un gemido, diciéndose: ¡Desventurada de mí! ¿Quién me ha engendrado, y qué vientre me ha dado a luz? Porque me he convertido en objeto de maldición para los hijos de Israel, que me han ultrajado y expulsado con irrisión del templo del Señor.

2. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a los pájaros del cielo, porque aun los pájaros del cielo son fecundos ante ti, Señor.

3. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a las bestias de la tierra, porque aun las bestias de la tierra son fecundas ante ti, Señor.

4. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a estas aguas, porque aun estas aguas son fecundas ante ti, Señor.

5. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a esta tierra, porque aun esta tierra produce fruto a su tiempo, y te bendice, Señor.

La promesa divina

IV 1. Y he aquí que un ángel del Señor apareció, y le dijo: Ana, Ana, el Señor ha escuchado y atendido tu súplica. Concebirás, y parirás, y se hablará de tu progenitura en toda la tierra. Y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive, si yo doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor, mi Dios, y permanecerá a su servicio todos los días de su vida.

2. Y he aquí que dos mensajeros llegaron a ella, diciéndole: Joaquín tu marido viene a ti con sus rebaños. Porque un ángel del Señor ha descendido hasta él, diciéndole: Joaquín, Joaquín, el Señor ha oído y aceptado tu ruego. Sal de aquí, porque tu mujer Ana concebirá en su seno.

3. Y Joaquín salió, y llamó a sus pastores, diciendo: Traedme diez corderos sin mácula, y serán para el Señor mi Dios; y doce terneros, y serán para los sacerdotes y para el Consejo de los Ancianos; y cien cabritos, y serán para los pobres del pueblo.

4. Y he aquí que Joaquín llegó con sus rebaños, y Ana, que lo esperaba en la puerta de su casa, lo vio venir, y, corriendo hacia él, le echó los brazos al cuello, diciendo: Ahora conozco que el Señor, mi Dios, me ha colmado de bendiciones; porque era viuda, y ya no lo soy; estaba sin hijo, y voy a concebir uno en mis entrañas. Y Joaquín guardó reposo en su hogar aquel primer día.

Concepción de María

V 1. Y, al día siguiente, presentó sus ofrendas, diciendo entre sí de esta manera: Si el Señor Dios me es propicio, me concederá ver el disco de oro del Gran Sacerdote. Y, una vez hubo presentado sus ofrendas, fijó su mirada en el disco del Gran Sacerdote, cuando éste subía al altar, y no notó mancha alguna en sí mismo. Y Joaquín dijo: Ahora sé que el Señor me es propicio, y que me ha perdonado todos mis pecados. Y salió justificado del templo del Señor, y volvió a su casa.

2. Y los meses de Ana se cumplieron, y, al noveno, dio a luz. Y preguntó a la partera: ¿Qué he parido? La partera contestó: Una niña. Y Ana repuso: Mi alma se ha glorificado en este día. Y acostó a la niña en su cama. Y, transcurridos los días legales, Ana se lavó, dio el pecho a la niña, y la llamó María.

Fiesta del primer año

VI 1. Y la niña se fortificaba de día en día. Y, cuando tuvo seis meses, su madre la puso en el suelo, para ver si se mantenía en pie. Y la niña dio siete pasos, y luego avanzó hacia el regazo de su madre, que la levantó, diciendo: Por la vida del Señor, que no marcharás sobre el suelo hasta el día que te lleve al templo del Altísimo. Y estableció un santuario en su dormitorio, y no le dejaba tocar nada que estuviese manchado, o que fuese impuro. Y llamó a las hijas de los hebreos que se conservaban sin mancilla, y que entretenían a la niña con sus juegos.

2. Y, cuando la niña llegó a la edad de un año, Joaquín celebró un gran banquete, e invitó a él a los sacerdotes y a los escribas y al Consejo de los Ancianos y a todo el pueblo israelita. Y presentó la niña a los sacerdotes, y ellos la bendijeron, diciendo: Dios de nuestros padres, bendice a esta niña, y dale un nombre que se repita siglos y siglos, a través de las generaciones. Y el pueblo dijo: Así sea, así sea. Y Joaquín la presentó a los príncipes de los sacerdotes, y ellos la bendijeron, diciendo: Dios de las alturas, dirige tu mirada a esta niña, y dale una bendición suprema.

3. Y su madre la llevó al santuario de su dormitorio, y le dio el pecho. Y Ana entonó un cántico al Señor Dios, diciendo: Elevará un himno al Señor mi Dios, porque me ha visitado, y ha alejado de mí los ultrajes de mis enemigos, y me ha dado un fruto de su justicia a la vez uno y múltiple ante Él. ¿Quién anunciará a los hijos de Rubén que Ana amamanta a un hijo? Sabed, sabed, vosotras las doce tribus de Israel, que Ana amamanta a un hijo. Y dejó reposando a la niña en el santuario del dormitorio, y salió, y sirvió a los invitados. Y, terminado el convite, todos salieron llenos de júbilo, y glorificando al Dios de Israel.

Consagración de María en el templo

VII 1. Y los meses se sucedían para la niña. Y, cuando llegó a la edad de dos años, Joaquín dijo: Llevémosla al templo del Señor, para cumplir la promesa que le hemos hecho, no sea que nos la reclame, y rechace nuestra ofrenda. Y Ana respondió: Esperemos al tercer año, a fin de que la niña no nos eche de menos. Y Joaquín repuso: Esperemos.

2. Y, cuando la niña llegó a la edad de tres años, Joaquín dijo: Llamad a las hijas de los hebreos que estén sin mancilla, y que tome cada cual una lámpara, y que estas lámparas se enciendan, para que la niña no vuelva atrás, y para que su corazón no se fije en nada que esté fuera del templo del Señor. Y ellas hicieron lo que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor. Y el Gran Sacerdote recibió a la niña, y, abrazándola, la bendijo, y exclamó: El Señor ha glorificado tu nombre en todas las generaciones. Y en ti, hasta el último día, el Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de Israel.

3. E hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor envió su gracia sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de Israel la amó.

Pubertad de María

VIII 1. Y sus padres salieron del templo llenos de admiración, y glorificando al Omnipotente, porque la niña no se había vuelto atrás. Y María permaneció en el templo del Señor, nutriéndose como una paloma, y recibía su alimento de manos de un ángel.

2. Y, cuando llegó a la edad de doce años, los sacerdotes se congregaron, y dijeron: He aquí que María ha llegado a la edad de doce años en el templo del Señor. ¿Qué medida tomaremos con ella, para que no mancille el santuario? Y dijeron al Gran Sacerdote: Tú, que estás encargado del altar, entra y ruega por María, y hagamos lo que te revele el Señor.

3. Y el Gran Sacerdote, poniéndose su traje de doce campanillas, entró en el Santo de los Santos, y rogó por María. Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciéndole: Zacarías, Zacarías, sal y reúne a todos los viudos del pueblo, y que éstos vengan cada cual con una vara, y aquel a quien el Señor envíe un prodigio, de aquel será María la esposa. Y los heraldos salieron, y recorrieron todo el país de Judea, y la trompeta del Señor resonó, y todos los viudos acudieron a su llamada.

José, guardián de María

IX 1. Y José, abandonando sus herramientas, salió para juntarse a los demás viudos, y, todos congregados, fueron a encontrar al Gran Sacerdote. Este tomó las varas de cada cual, penetró en el templo, y oró. Y, cuando hubo terminado su plegaria, volvió a tomar las varas, salió, se las devolvió a sus dueños respectivos, y no notó en ellas prodigio alguno. Y José tomó la última, y he aquí que una paloma salió de ella, y voló sobre la cabeza del viudo. Y el Gran Sacerdote dijo a José: Tú eres el designado por la suerte, para tomar bajo tu guarda a la Virgen del Señor.

2. Mas José se negaba a ello, diciendo: Soy viejo, y tengo hijos, al paso que ella es una niña. No quisiera servir de irrisión a los hijos de Israel. Y el Gran Sacerdote respondió a José: Teme al Señor tu Dios, y recuerda lo que hizo con Dathan, Abiron y Coré, y cómo, entreabierta la tierra, los sumió en sus entrañas, a causa de su desobediencia. Teme, José, que no ocurra lo mismo en tu casa.

3. Y José, lleno de temor, recibió a María bajo su guarda, diciéndole: He aquí que te he recibido del templo del Señor, y que te dejo en mi hogar. Ahora voy a trabajar en mis construcciones, y después volveré cerca de ti. Entretanto, el Señor te protegerá.

El velo del templo

X 1. Y he aquí que los sacerdotes se reunieron en consejo, y dijeron: Hagamos un velo para el templo del Señor. Y el Gran Sacerdote dijo: Traedme jóvenes sin mancilla de la casa de David. Y los servidores fueron a buscarlas, y encontraron siete jóvenes. Y el Gran Sacerdote se acordó de María, y de que era de la tribu de David, y de que permanecía sin mancilla ante Dios. Y los servidores partieron, y la trajeron.

2. E introdujeron a las jóvenes en el templo del Señor, y el Gran Sacerdote dijo: Echad a suertes sobre cuál hilará el oro, el jacinto, el amianto, la seda, el lino fino, la verdadera escarlata y la verdadera púrpura. Y la verdadera escarlata y la verdadera púrpura tocaron a María, que, habiéndolas recibido, volvió a su casa. Y, en este momento, Zacarías quedó mudo, y Samuel lo reemplazó en sus funciones, hasta que recobró la palabra. Y María tomó la escarlata, y empezó a hilarla.

La anunciación

XI 1. Y María tomó su cántaro, y salió para llenarlo de agua. Y he aquí que se oyó una voz, que decía: Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo, y bendita eres entre todas las mujeres. Y ella miró en torno suyo, a derecha e izquierda, para ver de dónde venía la voz. Y, toda temblorosa, regresó a su casa, dejó el cántaro, y, tomando la púrpura, se sentó, y se puso a hilar.

2. Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciéndole: No temas, Maria, porque has encontrado gracia ante el Dueño de todas las cosas, y concebirás su Verbo. Y María, vacilante, respondió: Si debo concebir al Dios vivo, ¿daré a luz como toda mujer da?

3. Y el ángel del Señor dijo: No será así, María, porque la virtud del Señor te cubrirá con su sombra, y el ser santo que de ti nacerá se llamará Hijo del Altísimo. Y le darás el nombre de Jesús, porque librará a su pueblo de sus pecados. Y María dijo: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra.

La visitación

XII 1. Y siguió trabajando en la púrpura y en la escarlata, y, concluida su labor, la llevó al Gran Sacerdote. Y éste la bendijo, y exclamó: María, el Señor Dios ha glorificado tu nombre, y serás bendita en todas las generaciones de la tierra.

2. Y María, muy gozosa, fue a visitar a Isabel, su prima. Y llamó a la puerta. E Isabel, habiéndola oído, dejó su escarlata, corrió a la puerta, y abrió. Y, al ver a María, la bendijo, y exclamó: ¿De dónde que la madre de mi Señor venga a mí? Porque el fruto de mi vientre ha saltado dentro de mí, y te ha bendecido. Pero María había olvidado los misterios que el arcángel Gabriel le revelara, y, alzando los ojos al cielo, dijo: ¿Quién soy, Señor, que todas las generaciones de la tierra me bendicen?

3. Y pasó tres meses con Isabel. Y, de día en día, su embarazo avanzaba, y, poseída de temor, volvió a su casa, y se ocultó a los hijos de Israel. Y tenía dieciséis años cuando estos misterios se cumplieron.

Vuelta de José

XIII 1. Y llegó el sexto mes de embarazo, y he aquí que José volvió de sus trabajos de construcción, y, entrando en su morada, la encontró encinta. Y se golpeó el rostro, y se echó a tierra sobre un saco, y lloró amargamente, diciendo: ¿En qué forma volveré mis ojos hacia el Señor mi Dios? ¿Qué plegaria le dirigiré con relación a esta jovencita? Porque la recibí pura de los sacerdotes del templo, y no he sabido guardarla. ¿Quién ha cometido tan mala acción, y ha mancillado a esta virgen? ¿Es que se repite en mí la historia de Adán? Bien como, en la hora misma en que éste glorificaba a Dios, llegó la serpiente y, encontrando a Eva sola, la engañó, así me ha ocurrido a mí.

2. Y José se levantó del saco, y llamó a María, y le dijo: ¿Qué has hecho, tú, que eres predilecta de Dios? ¿Has olvidado a tu Señor? ¿Cómo te has atrevido a envilecer tu alma, después de haber sido educada en el Santo de los Santos, y de haber recibido de manos de un ángel tu alimento?

3. Pero ella lloró amargamente, diciendo: Estoy pura y no he conocido varón. Y José le dijo: ¿De dónde viene entonces lo que llevas en tus entrañas? Y María repuso: Por la vida del Señor mi Dios, que no sé cómo esto ha ocurrido.

José, confortado por un ángel

XIV 1. Y José, lleno de temor, se alejó de María, y se preguntó cómo obraría a su respecto. Y dijo: Si oculto su falta, contravengo la ley del Señor, y, si la denuncio a los hijos de Israel, temo que el niño que está en María no sea de un ángel, y que entregue a la muerte a un ser inocente. ¿Cómo procederé, pues, con María? La repudiaré secretamente. Y la noche lo sorprendió en estos pensamientos amargos.

2. Y he aquí que un ángel del Señor le apareció en sueños, y le dijo: No temas por ese niño, pues el fruto que está en María procede del Espíritu Santo, y dará a luz un niño, y llamarás su nombre Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados. Y José se despertó, y se levantó, y glorificó al Dios de Israel, por haberle concedido aquella gracia, y continuó guardando a María.

José ante el Gran Sacerdote

XV 1. Y el escriba Anás fue a casa de José, y le preguntó: ¿Por qué no has aparecido por nuestra asamblea? Y José repuso: El camino me ha fatigado, y he querido reposar el primer día. Y Anás, habiendo vuelto la cabeza, vio que María estaba embarazada.

2. Y corrió con apresuramiento cerca del Gran Sacerdote, y le dijo: José, en quien has puesto toda tu confianza, ha pecado gravemente contra la ley. Y el Gran Sacerdote lo interrogó: ¿En qué ha pecado? Y el escriba respondió: Ha mancillado y consumado a hurtadillas matrimonio con la virgen que recibió del templo del Señor, sin hacerlo conocer a los hijos de Israel. Y el Gran Sacerdote exclamó: ¿José ha hecho eso? Y el escriba Anás dijo: Envía servidores, y comprobarás que la joven se halla encinta. Y los servidores partieron, y encontraron a la doncella como había dicho el escriba, y condujeron a María y a José para ser juzgados.

3. Y el Gran Sacerdote prorrumpió, lamentándose: ¿Por qué has hecho esto, María? ¿Por qué has envilecido tu alma, y te has olvidado del Señor tu Dios? Tú, que has sido educada en el Santo de los Santos, que has recibido tu alimento de manos de un ángel, que has oído los himnos sagrados, y que has danzado delante del Señor, ¿por qué has hecho esto? Pero ella lloró amargamente, y dijo: Por la vida del Señor mi Dios, estoy pura, y no conozco varón.

4. Y el Gran Sacerdote dijo a José: ¿Por qué has hecho esto? Y José dijo: Por la vida del Señor mi Dios, me hallo libre de todo comercio con ella. Y el Gran Sacerdote insistió: ¡No rindas falso testimonio, confiesa la verdad! Tú has consumado a hurtadillas el matrimonio con ella, sin revelarlo a los hijos de Israel, y no has inclinado tu frente bajo la mano del Todopoderoso, a fin de que tu raza sea bendita. Y José se calló.

La prueba del agua

XVI 1. Y el Gran Sacerdote dijo: Devuelve a esta virgen que has recibido del templo del Señor. Y José lloraba abundantemente. Y el Gran Sacerdote dijo: Os haré beber el agua de prueba del Señor, y Él hará aparecer vuestro pecado a vuestros ojos.

2. Y, habiendo tomado el agua del Señor, el Gran Sacerdote dio a beber a José, y lo envió a la montaña, y éste volvió sano. Y dio asimismo de beber a María, y volvió también de ésta indemne. Y todo el pueblo quedó admirado de que pecado alguno se hubiera revelado en ellos.

3. Y el Gran Sacerdote dijo: Puesto que el Señor Dios no ha hecho aparecer la falta de que se os acusa, yo tampoco quiero condenaros. Y los dejó marchar absueltos. Y José acompañó a María, y volvió con ella a su casa, lleno de júbilo y glorificando al Dios de Israel.

Visión de los dos pueblos

XVII 1. Y llegó un edicto del emperador Augusto, que ordenaba se empadronasen todos los habitantes de Bethlehem de Judea. Y José dijo: Voy a inscribir a mis hijos. Pero ¿qué haré con esta muchacha? ¿Cómo la inscribiré? ¿Como mi esposa? Me avergonzaría de ello. ¿Como mi hija? Pero todos los hijos de Israel saben que no lo es. El día del Señor será como quiera el Señor.

2. Y ensilló su burra, y puso sobre ella a María, y su hijo llevaba la bestia por el ronzal, y él los seguía. Y, habiendo caminado tres millas, José se volvió hacia María, y la vio triste, y dijo entre sí de esta manera: Sin duda el fruto que lleva en su vientre la hace sufrir. Y por segunda vez se volvió hacia la joven, y vio que reía, y le preguntó: ¿Qué tienes, María, que encuentro tu rostro tan pronto entristecido como sonriente? Y ella contestó: Es que mis ojos contemplan dos pueblos, uno que llora y se aflige estrepitosamente, y otro que se regocija y salta de júbilo.

3. Y, llegados a mitad de camino, María dijo a José: Bájame de la burra, porque lo que llevo dentro me abruma, al avanzar. Y él la bajó de la burra, y le dijo: ¿Dónde podría llevarte, y resguardar tu pudor? Porque este lugar está desierto.

Pausa en la naturaleza

XVIII 1. Y encontró allí mismo una gruta, e hizo entrar en ella a María. Y, dejando a sus hijos cerca de ésta, fue en busca de una partera al país de Bethlehem.

2. Y yo, José, avanzaba, y he aquí que dejaba de avanzar. Y lanzaba mis miradas al aire, y veía el aire lleno de terror. Y las elevaba hacia el cielo, y lo veía inmóvil, y los pájaros detenidos. Y las bajé hacia la tierra, y vi una artesa, y obreros con las manos en ella, y los que estaban amasando no amasaban. Y los que llevaban la masa a su boca no la llevaban, sino que tenían los ojos puestos en la altura. Y unos carneros conducidos a pastar no marchaban, sino que permanecían quietos, y el pastor levantaba la mano para pegarles con su vara, y la mano quedaba suspensa en el vacío. Y contemplaba la corriente del río, y las bocas de los cabritos se mantenían a ras de agua y sin beber. Y, en un instante, todo volvió a su anterior movimiento y a su ordinario curso.

El hijo de María, en la gruta

XIX 1. Y he aquí que una mujer descendió de la montaña, y me preguntó: ¿Dónde vas? Y yo repuse: En busca de una partera judía. Y ella me interrogó: ¿Eres de la raza de Israel? Y yo le contesté: Sí. Y ella replicó: ¿Quién es la mujer que pare en la gruta? Y yo le dije: Es mi desposada. Y ella me dijo: ¿No es tu esposa? Y yo le dije: Es María, educada en el templo del Señor, y que se me dio por mujer, pero sin serlo, pues ha concebido del Espíritu Santo. Y la partera le dijo: ¿Es verdad lo que me cuentas? Y José le dijo: Ven a verlo. Y la partera siguió.

2. Y llegaron al lugar en que estaba la gruta, y he aquí que una nube luminosa la cubría. Y la partera exclamó: Mi alma ha sido exaltada en este día, porque mis ojos han visto prodigios anunciadores de que un Salvador le ha nacido a Israel. Y la nube se retiró en seguida de la gruta, y apareció en ella una luz tan grande, que nuestros ojos no podían soportarla. Y esta luz disminuyó poco a poco, hasta que el niño apareció, y tomó el pecho de su madre María. Y la partera exclamó: Gran día es hoy para mí, porque he visto un espectáculo nuevo.

3. Y la partera salió de la gruta, y encontró a Salomé, y le dijo: Salomé, Salomé, voy a contarte la maravilla extraordinaria, presenciada por mí, de una virgen que ha parido de un modo contrario a la naturaleza. Y Salomé repuso: Por la vida del Señor mi Dios, que, si no pongo mi dedo en su vientre, y lo escruto, no creeré que una virgen haya parido.

Imprudencia de Salomé

XX 1.Y la comadrona entró, y dijo a María: Disponte a dejar que ésta haga algo contigo, porque no es un debate insignificante el que ambas hemos entablado a cuenta tuya. Y Salomé, firme en verificar su comprobación, puso su dedo en el vientre de María, después de lo cual lanzó un alarido, exclamando: Castigada es mi incredulidad impía, porque he tentado al Dios viviente, y he aquí que mi mano es consumida por el fuego, y de mí se separa.

2. Y se arrodilló ante el Señor, diciendo: ¡Oh Dios de mis padres, acuérdate de que pertenezco a la raza de Abraham, de Isaac y de Jacob! No me des en espectáculo a los hijos de Israel, y devuélveme a mis pobres, porque bien sabes, Señor, que en tu nombre les prestaba mis cuidados, y que mi salario lo recibía de ti.

3. Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciendo: Salomé, Salomé, el Señor ha atendido tu súplica. Aproxímate al niño, tómalo en tus brazos, y él será para ti salud y alegría.

4. Y Salomé se acercó al recién nacido, y lo incorporó, diciendo: Quiero prosternarme ante él, porque un gran rey ha nacido para Israel. E inmediatamente fue curada, y salió justificada de la gruta. Y se dejó oír una voz, que decía: Salomé, Salomé, no publiques los prodigios que has visto, antes de que el niño haya entrado en Jerusalén.

Visita de los magos

XXI 1. Y he aquí que José se dispuso a ir a Judea. Y se produjo un gran tumulto en Bethlehem, por haber llegado allí unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el Oriente, y venimos a adorarlo.

2. Y Herodes, sabedor de esto, quedó turbado, y envió mensajeros cerca de los magos, y convocó a los príncipes de los sacerdotes, y los interrogó, diciendo: ¿Qué está escrito del Cristo? ¿Dónde debe nacer? Y ellos contestaron: En Bethlehem de Judea, porque así está escrito. Y él los despidió. E interrogó a los magos, diciendo: ¿Qué signo habéis visto con relación al rey recién nacido? Y los magos respondieron: Hemos visto que su estrella, extremadamente grande, brillaba con gran fulgor entre las demás estrellas, y que las eclipsaba hasta el punto de hacerlas invisibles con su luz. Y hemos reconocido por tal señal que un rey había nacido para Israel, y hemos venido a adorarlo. Y Herodes dijo: Id a buscarlo, y, si lo encontráis, dadme aviso de ello, a fin de que vaya yo también, y lo adore.

3. Y los magos salieron. Y he aquí que la estrella que habían visto en Oriente los precedió hasta que llegaron a la gruta, y se detuvo por encima de la entrada de ésta. Y los magos vieron al niño con su madre María, y sacaron de sus bagajes presentes de oro, de incienso y de mirra.

4. Y, advertidos por el ángel de que no volviesen a Judea, regresaron a su país por otra ruta.

Furor de Herodes

XXII 1. Al darse cuenta de que los magos lo habían engañado, Herodes montó en cólera, y despachó sicarios, a quienes dijo: Matad a todos los niños de dos años para abajo.

2. Y María, al enterarse de que había comenzado el degüello de los niños, se espantó, tomó al suyo, lo envolvió en pañales, y lo depositó en un pesebre de bueyes.

3. Isabel, noticiosa de que se buscaba a Juan, lo agarró, ganó la montaña, miró en torno suyo, para ver dónde podría ocultarlo, y no encontró lugar de refugio. Y, gimiendo, clamó a gran voz: Montaña de Dios, recibe a una madre con su hijo. Porque le era imposible subir a ella. Pero la montaña se abrió, y la recibió. Y había allí una gran luz, que los esclarecía, y un ángel del Señor estaba con ellos, y los guardaba.

Muerte de Zacarías

XXIII 1. Y Herodes buscaba a Juan, y envió sus servidores a Zacarías, diciendo: ¿Dónde has escondido a tu hijo? Y él repuso: Soy servidor de Dios, permanezco constantemente en el templo del Señor, e ignoro dónde mi hijo está.

2. Y los servidores se marcharon del templo, y anunciaron todo esto a Herodes. Y Herodes, irritado, dijo: Su hijo debe un día reinar sobre Israel. Y los envió de nuevo a Zacarías, ordenando: Di la verdad. ¿Dónde se halla tu hijo? Porque bien sabes que tu sangre se encuentra bajo mi mano. Y los servidores partieron, y refirieron todo esto a Zacarias.

3. Y éste exclamó: Mártir seré de Dios, si viertes mi sangre. Y el Omnipotente recibirá mi espíritu, porque sangre inocente es la que quieres derramar en el vestíbulo del templo del Señor. Y, a punto de amanecer, Zacarías fue muerto, y los hijos de Israel ignoraban que lo hubiese sido.

Nombramiento de nuevo Gran Sacerdote

XXIV 1. Pero los sacerdotes fueron al templo, a la hora de la salutación, y Zacarías no fue en su busca, para bendecirlos, según costumbre. Y se detuvieron, esperando a Zacarías, para saludarlo, y para celebrar al Altísimo.

2. Y, como tardaba, se sintieron poseídos de temor. Y uno de ellos, más audaz, penetró en el templo, y vio cerca del altar sangre coagulada, y oyó una voz que decía: Zacarías ha sido asesinado, y su sangre no desaparecerá de aquí hasta que llegue su vengador. Y, al escuchar estas palabras, quedó espantado, y salió, y llevó la nueva a los sacerdotes.

3. Y éstos, atreviéndose, al fin, a entrar, vieron lo que había sucedido, y los artesonados del templo gimieron, y ellos mismos rasgaron sus vestiduras de alto abajo. Y no encontraron el cuerpo de Zacarías, sino sólo su sangre, maciza como una piedra. Y salieron llenos de pánico, y anunciaron a todo el pueblo que se había dado muerte a Zacarías. Y todas las tribus del pueblo lo supieron, y lo lloraron, y se lamentaron durante tres días y tres noches.

4. Y, después de estos tres días, los sacerdotes deliberaron para saber a quién pondrían en lugar de Zacarías, y la suerte recayó sobre Simeón, el mismo que había sido advertido por el Espíritu Santo de que no moriría sin haber visto al Cristo encarnado.

Conclusión

XXV 1. Y yo, Jacobo, que he escrito esta historia, me retiré al desierto, cuando sobrevinieron en Jerusalén disturbios con motivo de la muerte de Herodes.

2. Y, hasta que se apaciguó la agitación en Jerusalén, en el desierto permanecí, glorificando al Dios Omnipotente, que me ha concedido favor e inteligencia suficientes para escribir esta historia.

3. Sea la gracia con los que temen a Nuestro Señor Jesucristo, a quien corresponde la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


http://escrituras.tripod.com/Textos/ProtEvSantiago.htm
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

Servillium:

En lo personal agradezco mucho esta aportación.

Bendiciones.
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

Apócrifo del año 120, "que contiene mucha verdad" según Eusebio de Cesarea y varios Padres hasta Jerónimo:

Verá, tenga cuidado porque es UN LIBRO APÓCRIFO, el cual FUE DESECHADO DEL CANON BÍBLICO, POR SER CONSIDERADO NO DIGNO NI INSPIRADO, cualidad y virtud QUE SI POSEEN TODOS LOS LIBROS QUE CONTIENE LA BIBLIA. Dicho esto, ahora usted, puede seguir creyendo lo que quiera. PERO SEPA QUE FUE DESECHADO, CONSIDERADO NO INSPIRADO, Y... lo demás corre por su cuenta.

Un saludo.
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

Servillium:

En lo personal agradezco mucho esta aportación.

Bendiciones.

Por supuesto, uste todo cuanto sea apócrifo, de dudosa reputación, incluso los escritos que como bien sabe no son reconocidos ni por su propio magisterio, todo ello, le es de gran ayuda, es decir: SE CONFIRMA LA PROFECÍA:

2Tim. 4:3 Porque va a llegar el tiempo en que la gente no soportará la sana enseñanza; más bien, según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros que solo les enseñen lo que ellos quieran oir.


Ahora, usted, ande a tal cual quiera. Es libre.
 
Re: Biografía No Autorizada: María la Virgen.

Apócrifo del año 120, "que contiene mucha verdad" según Eusebio de Cesarea y varios Padres hasta Jerónimo:

A su vez, tenga en cuenta lo que usted mismamente dice: "varios padres", estos varios no superan a los que los desecharon, y más cuando el mismo Canon Bíblico lo pone de manifiesto que NO ES INSPIRADO. Ya estaba presente cuando tuvo lugar el Canon (regla, norma o precepto), y como bien sabe hablamos del s. IV, por lo tanto, este escrito NO SUPERO LA PRUEBA, Y NO ES CONSIDERADO INSPIRADO POR LA IGLESIA.

A su vez, hay Padres de la Iglesia, como ahora San Cirilo de Jerusalén que le advierten de no saber nada de los apócrifos. Leámosle:

35. Lee, pues, los veintidós libros, pero no quieras saber nada de los apócrifos. Medita y estudia sólo aquellos, que son los que en la Iglesia leemos con confianza cierta; mucho más prudentes y piadosos que tú eran los Apóstoles, así como los antiguos obispos de la Iglesia que nos los transmitieron; por tanto, tú, que eres hijo de la Iglesia, no conculques sus leyes.

Espero que le sirva de ayuda, espero que no se considere más prudente y piadoso que los Apóstoles mismo y los Padres de la Iglesia. Pero aun le dará más información. Ahora leamos el Concilio de Vaticano I...

De la interpretación de la Sagrada Escritura]. Mas como quiera que hay algunos que exponen depravadamente lo que el santo Concilio de Trento, para reprimir a los ingenios petulantes, saludablemente decretó sobre la interpretación de la Escritura divina, Nos, renovando el mismo decreto, declaramos que su mente es que en materias de fe y costumbres que atañen a la edificación de la doctrina cristiana, ha de tenerse por verdadero sentido de la Sagrada Escritura aquel que sostuvo y sostiene la santa madre Iglesia, a quien toca juzgar del verdadero sentido e interpretación de las Escrituras santas; y, por tanto, a nadie es licito interpretar la misma Escritura Sagrada contra este sentido ni tampoco contra el sentir unánime de los Padres.


Como puede ver, NO DEBERÍA IR MÁS ALLÁ DEL SENTIR UNÁNIME DE LOS PADRES, y siendo que usted bien claro dijo: ALGUNOS... bien, SI NO ES UN SENTIR UNÁNIME, lo mejor, ES DESECHARLO Y NO SABER NADA DE ELLO, NI TAN SIQUIERA DEDICARLE EL MENOR TIEMPO.

Pero como le he dicho, usted, es libre.


Un saludo.