Continuamos
El Peligro de la afrenta.
Como en toda instrucción dada al hombre por parte de Dios, existe una bendición en la observancia, obediencia o sujeción a tal deseo de Dios para con el sujeto de esta adhesión, de esta obediencia: el hombre (éste término incluye genéricamente a hombre y mujer), pero también existe la no rampota posibilidad de desobedecer, desatender esta indicación lo que conocemos finalmente como pecar, pecamos pues si sabiendo hacer lo bueno no lo hacemos, o bien si se hace lo que no se debe hacer o bien de no hacer lo que se debe hacer.
En esta ocasión me gustaría compartir sobre un asunto relacionado con la posibilidad de pecar por omisión en referencia a la disertación de Pablo Apóstol de Jesucristo respecto a cubrir o no cubrir la cabeza por parte la mujer cristiana. La posibilidad de desatender por ignorancia, por acción u omisión, el mandamiento, la sugerencia, la petición o una simple instrucción de Pablo y que para el caso nos conduciría a errar y con ello a pecar.
Si bien es cierto que Pablo se dirige en su introducción a un congregación ubicada histórica, política y geográficamente en esta carta a los corintios, (en realidad se escribió al menos otra pero no la conocemos hasta el día de hoy) también es cierto que el sujeto del que viene hablando nuestro hermano Pablo, debo ser muy puntual, es “la mujer” (v 3-6) , por un lado, y por otro, también “el varón” (v 3 y 4), sin embrago es aun más enfático con la mujer, más versículos la incumben, más versículos la incluyen.
De no haberse referido Pablo en forma genérica a “la mujer” y al “varón”, quizás se podría llegar a especular que el Apóstol se refería a otros sujetos, bien sea a una sola persona, o bien algún grupo de personas presentes, incluso referirse únicamente a las y los corintios, pero no, el recurso que Pablo utiliza en esta ocasión lleva dos destinatarios: la mujer cristiana por un lado y también el varón cristiano por otro..
Pablo utiliza un nombre genérico, envuelve por así decirlo a todo un género en su disertación, incluye a “la mujer”, al “varón”, genéricamente o en general, sea quien sea ésta o éste, no aclara si niñas o niños, si vírgenes o doncellas, si casadas, si viudos o viudas o bien divorciadas; se refiere así, directo a la mujer y al varón sin mas distinción que esta.
Por tanto, en este punto, Pablo cuando se dirige por ejemplo a la mujer, excluye momentáneamente al otro género, es decir, excluye al varón.
Tenemos pues al varón de un lado y a la mujer de otro.
¿Qué es lo que quiere Pablo decirle a “la mujer” cristiana qué quiere decirle al "varón" cristiano?
Recordemos que Pablo ya había escrito una carta a los Corintios, la cual no tenemos (1 Cor 5: 9-10), en ella refleja preocupación por las condiciones de inmoralidad no solo que circunscriben el entorno fuera de la iglesia sino aun dentro. Su preocupación es como la de un Padre que teme que sus hijos tomen malas costumbres.
Así que empieza con el varón diciéndole.
“Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza” (v4)
La cabeza del varón al igual que la de la mujer conlleva una doble connotación como antes habíamos visto, por un lado su propia cabeza, pero también en la misma relación Pablo explica que la cabeza del varón es Jesucristo mismo (v3), esto es, espiritualmente y no físicamente hablando, Jesucristo es la cabeza del varón y por respeto a la cabeza que es Jesucristo el varón debe evitar afrentarlo, debe evitar ofenderlo, debe evitar pecar contra Él cuando ora o profetiza, por lo cual Pablo pide que debe descubrir su cabeza.
¿Por qué Pablo habría de pedirle al varón que descubra su cabeza cuando ora o profetiza par ano hacer afrenta a Jesucristo mismo, cuando era costumbre judía y no pagana el cubrirse para orar?
Las razones no las da Pablo, pero si marca que es un pecado para el varòn cristiano el cubrir la cabeza cuando ora o profetiza; al darse una instrucción, completarla con una enseñanza (que es la larga disertación de Pablo), al desnudarse o hablando con mayor propiedad respecto al tema que nos ocupa, al descubrirse el pecado (y el pecado es desobediencia) que se ubica en desatender la enseñanza de Pablo, al escucharse una enseñanza en medio de una disertación, quiérase que no, se establece doctrina para “varón” y màs adelante para la “mujer” y por tanto incumben estas enseñanzas a un aspecto doctrinal en torno a la oración o como parte de la oración y también del profetizar.
Pablo nos lleva a un terreno espiritual ubicado en la acción de orar y profetizar y estas dos acciones son eminentemente sacerdotales, en suma, Pablo nos viene hablando de la vestimenta sacerdotal neotestamentaria, pero no lo hace desde la perspectiva judía, con adornos, con flecos, con oro, con lavamientos, sacrificialmente, en medio de un ceremonial y bajo la legalidad, sino desde la perspectiva de la ley del amor de Cristo, esto es, mediante obediencia, con sujeción, con entendimiento, con mansedumbre, con dominio propio, pues como está escrito:
“Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”. (1 S 15:22 b)
Pablo esta pidiendo al “varón” y a la “mujer” cristianos en suma, la expresión externa de una profesión verdadera, no una religiosidad falsa; nos esta pidiendo a varón y mujer, obediencia y decoro evitando así la afrenta contra la cabeza de cada quien, en el caso del varón para evitar la afrenta a su cabeza que es Jesucristo, pero en el caso de la mujer para evitar la afrenta de su cabeza que es el varón (v3)
La afrenta es una vergüenza, esto es varón el cubrirte (cabello largo y sombrero) para orar y profetizar, afrentas a Jesucristo mismo; el descubrir tu cabeza hermana (cortar el cabello no cubrirte con un velo al orar o profetizar) ofende a tu marido, ofende a los varones ahí reunidos y muy posiblemente a los ángeles de Dios (v10 )
La afrenta es algo muy grave
“afrenta.
(De afruenta).
1. f. Vergüenza y deshonor que resulta de algún dicho o hecho, como la que se sigue de la imposición de penas por ciertos delitos.
2. f. Dicho o hecho afrentoso.
3. f. Peligro, apuro, trance.
4. f. desus. Requerimiento, intimación.
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En otras palabras amada hermana que ahora lees, descubrir tu cabeza al orar o profetizar es un hecho que produce deshonor a tu cabeza, avergüenza a tu marido delante de la congregación de los santos, en vez de alabarlo. (Prov 31:23)
Pero decíamos que la enseñanza de Pablo se perfil hacia aspectos doctrinales, dependientes unos de otros, como toda sabia enseñanza, como toda sabia doctrina, existe la opción de no seguirla, de desecharla de pecar contra las sabias enseñanzas paulinas y Pablo advierte para quien tal haga:
“Pero toda mujer (no solo corintias) que ora o profetiza con la cabeza descubierta (esto es las que desobedecen esta enseñanza) afrenta su cabeza (esto es, a su marido); porque lo mismo es (ó es el equivalente) que si se hubiese rapado (señal externa de inmoralidad sexual cuando las palabras de Pablo fueron dichas)” (v5)
Esto significa que la posición de la mujer que no se cubre con un velo cuando ora o profetiza es equivalente de estar rapada lo cual es signo de deshonor.
Pablo aun es más enfático con la mujer que con el varón y advierte:
“Porque si la mujer no se cubre (es decir, si desobedece la enseñanza), que se corte también el cabello (signo de deshonor para la mujer); y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse (signo de deshonra) que se cubra (esto es, mujer mejor cúbrete porque de no hacerlo estas en la misma posición y situación que una mujer sin honra)
Continuará si Dios quiere.