El reto Eucaristico

Re: El reto Eucaristico

Bueno hagame las preguntas que quiera de la Biblia y con gusto las analizamos

el que esta siempre preparado en el amor de Dios no reuye y luego dice4estar preparado....

el amor conduce al unico y al verdadero evangelio de DIOS y dice ademas por sus frutos lo conocereis…ademas hay una advertencias de aquellos que se fueron de la verdadera iglesia y no las iglesias de hombres que no son pilares de verdad….1 de juan cap 2…
19 Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros.

20 Mas vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino como á los que la conocéis, y que ninguna mentira es de la verdad.

22 ¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este tal es anticristo, que niega al Padre y al Hijo.

y jesus es la esperanza, el amor, la caridad y quienes esten en contra no son discipulos de el porque el padre es la fe ,jesus es la esperanza y el espiritu santo es la caridad cual de los tres es el mayor…
y quienes se fueron de la iglesia …?los arameos que son parientes de jesus o mejor dichos la lengua de jesus permanecen unidos a la iglesia catolica en el orientes que son los maronitas que ademas hablan el arabe y que se puede decir los caldeos que han luchados por siglo por permanecer fieles en medios de los musulmanes…por ello la palabra es sabia salieron de nosotros y no permanecieron con nosotros….¿ los protestantes? la iglesia es pilar de verdad y no decontradiciones y interpretaciones personales (2 de pedro ...20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada( particular interpretación); 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.
)y el miedo de la unidad solo por perder las riqueza que genera el diezmo? ..se habla de una sucecion la imposicion de las manos en generacion en generacion…la biblia lo dice….
pablo lo dice y este evangelio lo reclama…efesio 2
20 Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo;
efesio 4.
1 YO pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados;

2 Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos á los otros en amor;

3 Solícitos á guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

4 Un cuerpo, y un Espíritu; como sois también llamados á una misma esperanza de vuestra vocación:

5 Un Señor, una fe, un bautismo,

6 Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros.

7 Empero á cada uno de nosotros es dada la gracia conforme á la medida del don de Cristo.

8 Por lo cual dice: Subiendo á lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dió dones á los hombres.

9 (Y que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero á las partes más bajas de la tierra?

10 El que descendió, él mismo es el que también subió sobre todos los cielos para cumplir todas las cosas.)

11 Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores;

12 Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo;
12 Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo;

13 Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo:

14 Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error:

15 Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo;

16 Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas de su alimento, que recibe según la operación, cada miembro conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor.

5 Un Señor, una fe, un bautismo,

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Y aquí me encuentro ahora, en la Iglesia de Jesucristo…
Yo hubiera preferido otro método, pero el Señor lo dispuso así…

Cruzando las fronteras de la Fe
Testimonio de conversión al catolicismo
Dr. Fernando Casanova
Alianza Formativa Org

Durante la última semana de marzo de 2002, el canal 2 de Telemundo en Puerto Rico comenzó la promoción de una serie de reportajes especiales sobre un caso insólito:
«Fernando Casanova, un ex ministro evangélico que renunció para entrar a la Iglesia Católica se confiesa en la serie: “Cruzando las fronteras de la fe”.»
El reportaje acaparó la atención de la mayoría de los telespectadores desde el 2 hasta el 8 de abril de ese año. Lo que parecía ser una cuestión de conciencia de un individuo se convirtió en un acontecimiento discutido por muchísima gente en Puerto Rico.
Lo que llamó la atención fue que de ordinario las conversiones o los cambios de afiliación religiosa se dan a la inversa, por lo general son los católicos los que se hacen protestantes o se cambian a las sectas o incluso a otras religiones. Pero lo que terminó por desconcertar a muchísimas personas de todas las creencias fue que este Fernando Casanova que ahora testificaba públicamente su adhesión al catolicismo, había sido Ministro Licenciado Ordenado, evangelista y pastor de una importante denominación pentecostal ―los pentecostales suelen ser de los más anticatólicos―, y que además ese converso tenía una vasta preparación teológica y que era profesor de seminaristas, líderes y pastores evangélicos. Los periodistas involucrados descubrieron que este era el primer caso de este tipo en Puerto Rico, pero también en Hispanoamérica.
Sin embargo, lo que ese ministro y profesor evangélico quería dar a conocer se vio opacado por la reacción polarizada del público. Unos (católicos) celebraban lo que les parecía una victoria sobre los protestantes, otros (protestantes) se dedicaron a insultar al “apóstata” que les había abandonado para convertirse en papista; otros, tristes, se apenaban de la pérdida del alma de un amigo, profesor o compañero en el ministerio; otros (católicos, protestantes y seudo-religiosos), se preocuparon porque ese tipo de historias no debían trascender, pues la verdadera religión era aquella del no rompimiento, del “todos caben y que crean lo que les dé la gana”, del diálogo que siempre dice sí, mientras se obvian las creencias, valores y costumbres que definían “nuestro” ahora-caduco ideario religioso.
Pero, en realidad, muy pocos atendieron a la sustancia de lo que ese hombre dijo por televisión acerca de sus razones para haberse hecho católico romano.

¿Por qué se hizo católico?
Desde entonces, Fernando se ha dedicado a explicar sus razones. Su proclamación ahora responde siempre al gran tesoro que descubrió en la Iglesia Católica. No importa el tema de la ocasión, o si se trata de su testimonio, de una predicación, taller o curso, él siempre exalta la fe, doctrina, espiritualidad y moral católica.
El cuestionamiento principal en el proceso de conversión del reverendo Fernando Casanova fue la Eucaristía. No obstante, él es el primero en reconocer que hubo otros temas importantes con los cuales tuvo que lidiar: la excelencia y el rol de la Virgen María en la historia de la salvación, el culto a la Virgen y a los santos, el primado de San Pedro, el papado, el bautismo de infantes y el sacramento de la Confesión. Siempre, sin excepción, encontró una respuesta contundente a favor de la Iglesia Católica Romana.
El Dr. Fernando Casanova reconoce que no siempre descubrió la Verdad católica por iniciativa propia, sino sin quererlo y sin procurarlo; de hecho, por mucho tiempo se resistió, pues no quería hacerse católico.
Hasta que se encontró retando al Señor sometiéndome, por ejemplo, al sacramento de la Reconciliación (Confesión), y predicando en su iglesia pentecostal sobre María y la Eucaristía, y negándose a bautizar al modo protestante, y rehusándose casar a católicos, y enseñando la versión católica de la teología a los seminaristas evangélicos… y un largo etcétera.
Como era de esperarse, una situación extraordinaria de conversión como esta tuvo que ser muy difícil y dolorosa, sobre todo cuando se pierde el afecto de amigos y los hermanos en la fe, y cuando se sacrifica la vocación para la que se creía llamado por Dios, pero sobre todo cuando se perjudica el matrimonio porque el cónyuge no comprende por qué su esposo decide hacerse católico, con lo antipática que les solía parecer esa Iglesia y sus prácticas.
Los esposos Casanova sólo platican de estas dificultades cuando participan de actividades de evangelización y formación a las que son invitados. Este no es el lugar para versar sobre situaciones privadas tan neurálgicas.
Sin embargo, sí podemos aprovechar algunas líneas escritas por el Dr. Fernando Casanova sobre las razones bíblicas, teológicas y espirituales que tuvo para hacerse católico.
A continuación presentamos un breve resumen de estas razones, que hemos tomado y adaptado de una conferencia que dictó Fernando en la XVI Convención de la Asociación Nacional de Sacerdotes Hispanos de los Estados Unidos, el 11 de octubre de 2005, en San Juan.
En esta conferencia se enfatizó el tema de la Eucaristía, que fue la cuestión más importante en la conversión de Fernando, y luego también de su esposa.

El pentecostalismo y yo
Fui criado en la tradición pentecostal. Nunca conocí otra experiencia de fe. No fue difícil para nuestra familia identificar esa fe evangélica y pentecostal como la causa de nuestra excitante vida espiritual, y como razón de nuestra grata convivencia familiar.
Estaba tan agradecido de Dios por el orden religioso en nuestras vidas, por las nuevas oportunidades que me regaló después de haber abandonado la fe de mis padres, viviendo por algún tiempo una vida juvenil desordenada, que decidí entregarme al Señor en cuerpo y alma. Pronto me sentí llamado por Dios a ser pastor. Respondí enseguida. ¡Qué mejor manera de vivir para mi Dios que trabajar para él!
Pero una vez involucrado en el ministerio se me develaron otras razones para querer procurar una vida espiritual cabal, más aferrada a la Escritura, dependiente de la perfecta voluntad de Dios y en sintonía con la Iglesia que él parecía haber establecido en el Nuevo Testamento. Es que tenía que haber algo más profundo, alternativo, en línea con la intención original de Jesús y en comunión con los primeros apóstoles y con aquella Iglesia primitiva de la que me creía heredero, pero de la cual me distanciaba la realidad que comencé a percibir cuando me inauguré como ministro y pastor.
Al principio me entusiasmé con las propiedades liberadoras de la religiosidad pentecostal, y me adherí a ella con todo el corazón. Cuando accedo al ministerio por convicción y vocación, me di cuenta de que arriba, en el liderato, y lejos de la buena fe del pueblo creyente, se encuentra una actitud generalizada de embaucamiento. De pronto, di al traste con la realidad: yo era parte de una ínfima minoría. Me relacioné con otros colegas que se daban cuenta de la corrupción y de la incongruencia con el evangelio de Jesús, con la idea paulina del ministerio cristiano (cf. 2 Co 11, 4 al 12, 21) y con la vida de la Iglesia primitiva (cf. Hch 2, 42.44; 5, 40; 9, 16; 14, 22; Col 1, 24), pero mis compañeros se conformaban.
Tenían miedo. Les preocupaba más su propio bienestar y sus sueldos, y terminaban haciéndose cómplices de la religiosidad sensacional tipo espectáculo. Vi a muchos sucumbir a la fascinación de los predicadores que presentaban a la religión como un show para escapistas: una incubadora de sentimentalismo que atraía a embaucadores apegados al dinero fácil y a la fama. Estos personajes descollaban como súper apóstoles: “¡el hombre de Dios para este tiempo!” o “el Evangelista Internacional”, de los que se resguardaban al lado de un elegante escudo de armas circundado por las palabras “Mengano Ministries”, o detrás de vistosos letreros con la foto artística del pastor y su esposa.
Estos personajes carismáticos se iban constituyendo en los paradigmas del nuevo ministro pentecostal, un prototipo que yo no quería emular y que rechacé con todas mis fuerzas.

Profesor de teología en el seminario pentecostal
Se me ocurrió que podíamos volver a aquel primer cristianismo, genuino y martirial, que el movimiento pentecostal había tratado de revivir cien años atrás. Pensé que todo sería cuestión de buena educación teológica. Así que me fui al Colegio Bíblico Pentecostal a enseñar teología. Este era el Seminario de mi denominación y el único colegio bíblico acreditado fuera de los Estados Unidos continentales. Obtuve la Cátedra de Teología Sistemática que ostentó el Dr. Richard González por más de treinta años antes de retirarse. Me sentí optimista; sentía que podía hacer algo formando a los seminaristas que ejercerían el liderato pentecostal en el futuro.
Tomé mi nueva responsabilidad con pasión. Sin pausa enfaticé en la imperiosa necesidad de atender las incongruencias éticas y doctrinales. Lo único que me movió fue el convencimiento de que teníamos que actuar conforme a la Iglesia que descubrí en la Biblia; una Iglesia apostólica (Jn 15, 16; 20, 21; Lc 22, 29-30; Mt 16, 18; Jn 10, 16; Lc 22, 32 [Jn 21, 17]; Ef 4, 11; 1 Ti 3, 1.8; 5, 17), con autoridad (Mt 28, 18-20; Jn 20, 23; Lc 10, 16; Mt 28, 20), perpetua (Is 9, 6-7; Dan 2, 44; 7, 14; Lc 1, 32-33; Mt 7, 24; 13, 24-30; 16, 18; Jn 14, 16; Mt 28, 19-20, infalible (Jn 16, 13; 14, 26; 1 Ti 3, 15; 1 Jn 2, 27; Hch 15, 28; Mt 16, 19). Otra idea bíblica que me martillaba la cabeza constantemente era la unidad completa (espiritual y visible) de esa Iglesia (Jn 10, 16; 17, 17-23; Ef 4, 3-6 [cf 3, 21; 4, 14]; Rm 16, 17; 1 Co 1, 10; Flp 2, 2; Rm 12, 5; Col 3, 15). Y ni se diga la contrariedad que me quitó el sueño por mucho tiempo cuando me confronté con el testimonio acerca de la Iglesia Católica de los llamados Padres de la Iglesia, en los primeros siglos de la era cristiana: San Clemente Romano (97 d.C.), San Justino Mártir (155), San Ignacio de Antioquía (165), Tertuliano (197), San Cipriano (250) y San Agustín (397), entre otros.
Cuando constaté el fondo eclesial de la Biblia y del cristianismo primitivo, se me comenzó a aparecer la Iglesia Católica como la verdadera Iglesia de Jesucristo.
Mi optimismo inicial en el Colegio Bíblico se convirtió en una profunda tristeza. Sabía que era responsable del destino eterno de muchas almas. Sabía que un ministro mal formado o con distorsiones éticas era un peligro. La desilusión fue inminente; yo me mortificaba señalándole a todos lo que decía la Biblia, Jesucristo, sus apóstoles y los Padres de la Iglesia, y ellos insistían en suspirar por ministerios deslumbrantes, construcciones majestuosas y exposición en los medios.
Así que me concentré en la oración y el estudio profundo de la Biblia y la historia. En medio de esta búsqueda se hizo evidente que el problema radicaba, a la luz de la Iglesia que constatamos en la Biblia y los Padres, en cuál de las pretendidas iglesias se encontraba la plenitud de la gracia y del conocimiento divino (cf. Mt 28, 19-20; Jn 20, 30; Ga 1, 9; Ef 1, 22; 2, 21; 1 Ts 2, 7; 2 Ts 2, 15; 1 Ti 3, 15; y 1 Jn 2, 19; 4, 6).

La verdadera Iglesia de Jesucristo
Me mortificó ver que, a pesar de que Dios proveyó el Espíritu Santo para conducirnos a la verdad completa, al conocimiento pleno y a una relación de donación de sí mismo (Jn 16, 12-15 [Rm 8, 14-17.23-27]), lo que se podía verificar era una funesta realidad religiosa de división, de fragmentación y de oposición entre los seguidores de Jesús. Cada vez que me fijaba en el espectro religioso de nuestro entorno pentecostal para identificar una respuesta o clave de solución, se me hacía más evidente una escandalosa realidad de relativismo religioso por la división que acusaba a nuestro Señor de mentiroso, pues él había urgido y anunciado lo contrario de su Iglesia (Jn 17, 20-26; Hch 2, 42-43; 1 Co 1, 10; Ef 4, 1-6; Etc.). La realidad que tenía de frente me denunciaba a un montón de espíritus que aducían ser el Espíritu Santo, pero que referían a muchas verdades diversas y contradictorias entre sí. Tuve que reconocerlo: la división entre los cristianos no sólo atentaba contra la disposición eclesial de Jesús, sino que también era la causa principal de la incredulidad (Jn 17, 21.23).
Aquel mundo protestante y de sectas no podía ser la Iglesia que Cristo convocó para su gloria, para remitir a su reino y señalar su verdad (¡en singular!).
Estaba seguro de que Jesús no se había equivocado; de que había una sola verdad que conduce a un solo Señor, y de que para mayor gloria de Dios esta verdad debe ser transmitida sin ambigüedades por una sola Iglesia (Ef 3, 21; 4, 3-6.14-15). La evidencia bíblica, el sentido común y la historia me señalaban a la Iglesia Católica como la Iglesia de Jesucristo, la original y la única. De hecho, ningún protestante, por más anticatólico que fuese, podía negar que la Iglesia de Jesucristo que conocemos como Católica, se mantuvo constantemente diciendo y estableciendo la verdad; sobre la Trinidad (Nicea, 325), la personalidad divina de Cristo (Efeso, 431), la divinidad del Espíritu Santo (Constantinopla, 381) y hasta sobre el canon bíblico (Cartago, 493, y Roma, 497). En adición, todas estas verdades echaban por tierra la hipótesis anticatólica de la corrupción de la Iglesia por Constantino y el Edicto de Milán de 313. ¡Se suponía que la Iglesia Católica se hubiera corrompido en esa fecha!
Vez tras vez, evidencia tras evidencia, me indicaban una realidad que me obligó a reconocer que era muy probable que la Iglesia Católica fuera la Iglesia de Jesucristo, y que era muy improbable que nuestras diversas iglesias (¡más de 30,000 en 1999!) fuesen esa única Iglesia del Señor, con todas las notas que correspondían al pueblo de Dios en el nuevo testamento.

No quería hacerme católico
Durante este proceso de conversión resistí al catolicismo con todo lo que tenía a mi alcance. Cuando la excelencia y la veracidad de su doctrina me alcanzaron por fin, es decir, cuando mis reservas de índole bíblico, teológico, histórico (en especial cuando caí en la cuenta de la existencia de una leyenda negra rabiosamente anticatólica) y espiritual (cuando entendí que la piedad católica, sobre todo la mariana, estaba cimentada en un sólido fundamento teológico que se gesticula y expresa a través del comportamiento y del lenguaje del amor, tal y como me conduzco cuando expreso con gestos y palabras controvertibles el amor y la pasión que siento por mi esposa [«soy sólo tuyo y de nadie más; te adoro, mi amor; eres la razón de mi vida», etc.]) se desvanecieron, opte entonces por hacerme de la vista larga y seguir sin hacer caso a la voz de mi conciencia y de mi razón: decidí continuar con mi ministerio, ocultando mis descubrimientos y tratando de demostrar que creía lo que predicaba y enseñaba. Siento mucho admitirlo, me da vergüenza, pero la verdad es que decidí actuar en adelante como un hipócrita. “No quiero hacerme católico, no me conviene, no me caen bien.”

Encuentro con la Eucaristía
Aceptando el reto lanzado por un fraile capuchino fui a ver una Hora Santa. El religioso me enteró de una comunidad “muy eucarística”, que tenían exposiciones del Santísimo programadas, y que se aprestaban esa misma noche a celebrar una adoración eucarística. Y me remitió a la parroquia Santa Bernardita, de Country Club, esa misma noche a las 7:30.
Quedé absorbido de inmediato por los detalles de ambientación y embellecimiento del altar, la ornamentación majestuosa del presbítero, una custodia hermosísima, incienso por el altar, luces de escenario, música sublime… y la disposición y devoción de aquellos fieles no tenían precedentes en mi memoria.
Hasta que caí en la cuenta de lo que hacían: ¡adoraban un trozo de pan!
Y para colmo el sacerdote le oraba con tanta seguridad y confianza, muy solemne, pero con familiaridad, similar a mis oraciones, pero él oraba con más convicción, como si de veras estuviera frente al Señor. Ese cura, y las cerca de 200 personas que le acompañaban, estaban convencidos de que lo que estaba colocado en la custodia los escuchaba, y de que era Jesucristo.
Se me ocurrió que si esas personas estaban equivocadas, y yo deseaba que lo estuvieran, entonces lo que me habían enseñado de niño era cierto a fin de cuentas: los católicos son idólatras. Durante algunos años me tuvieron a la defensiva con los temas y circunstancias que narraba al principio, pero ya no. Era imposible que estuvieran en lo correcto. Era increíble para mí que pensaran que adoran a Jesús y que se lo puedan comer.
Pero… y si están en lo correcto. El capuchino era un joven muy inteligente y creía sin ambigüedades en la antiquísima doctrina de su Iglesia al respecto.
No obstante, por alguna razón, sentía que ahora sí los había atrapado. Había analizado el punto de vista de la crítica protestante a la Iglesia Católica en este asunto y no le encontraba posibilidad a esa idea de la presencia real y verdadera del cuerpo y la sangre de Cristo en la misa, y mucho menos en los altares para culto de adoración. No podían tener la razón, ahora no.
De momento el sacerdote se levanta en procesión y comienza a ser seguido por sus acólitos. Tenía la custodia, la llevaba en solemne desfile. Las luces le seguían y el humo del incienso le precedía. A medida que se acercaba se escuchó el tintineo insistente de de unas campanitas. Y una vez más la excelente música y la voz bellísima de una joven se juntaron para cantarle a la presencia. Cuando tuve el Santísimo como a 10 pies de distancia se me ocurrió una idea para romper de una vez por todas con el catolicismo: “Si logro demostrar fuera de toda duda razonable, por la Biblia, que esta gente esta adorando a un trozo de harina cosida, y no a Jesucristo, entonces serán en realidad unos idólatras, unos alucinados que han estado confundidos o engañados por no atenerse a la realidad de los sentidos y por desconocer las escrituras. ¡Esto no esta en la Biblia!”
Y retomé la Biblia para contradecir y desenmascarar la falsedad de esa práctica idolátrica. Mi temor se convirtió en un apabullante optimismo, pues estaba seguro de que había descubierto la puerta para salir del atolladero en el cual me tuvo el catolicismo por los pasados tres años. Tramé primero desbaratar la legitimidad de esa práctica mediante el estudio bíblico, y luego, con el entusiasmo de aquella indudable victoria sobre la idolatría católica, podría volver a encarar los otros temas que me tenían a la defensiva frente al catolicismo.
Esta coyuntura fue para mí la posibilidad de lograr al menos un empate: “Si los protestantes estamos mal, ellos también, y si ambos estamos equivocados alguna salida habrá, como el agnosticismo o incluso otra religión.” Así estaban las cosas en mi corazón.

La Eucaristía según los evangélicos
Yo enseñaba teología sistemática en dos instituciones evangélicas y había repasado bien la noción de la Santa Cena en el ámbito de nuestras iglesias. Nuestra celebración de la Santa Cena respondía a una idea accesoria (=adjunta, accidental) de una imagen secundaria (no esencial o determinante) del partimiento (o fracción) del pan o de la eucaristía, según la cultura religiosa que fluía en nuestra tradición de parte de los grupos wesleyanos y bautistas de los cuales salieron nuestras denominaciones pentecostales. En consonancia con nuestra parca y escueta doctrina sobre este tema enseñábamos que la Santa Cena (o partimiento del pan o Eucaristía) era una remembranza de la cena pascual que tuvo Jesús con sus discípulos, que tenía un valor simbólico que aludía al sacrificio expiatorio de Cristo y cuya excelsitud estribaba más en el hecho de ser ordenanza (“hagan esto en recuerdo mío”) que de todo lo demás que pudiera constatarse en la Biblia, los Padres de la Iglesia y hasta en las iglesias de la Reforma protestante: «Celebramos de vez en cuando la Santa Cena porque Él lo mando como un acto simbólico (complementario [no necesario] a la predicación) de la muerte del Señor y porque ―y he aquí la gran aportación del pentecostalismo― era posible recibir un milagro de sanidad en ese momento.

La Eucaristía según San Pablo
Este profesor creía que el único texto eucarístico importante era 1 Co 11, 23-34, pero sobre todo los versículos 23 al 26; los demás (en especial del 27 al 34) eran consideraros como una explicación de las consecuencias de referirse al símbolo de la Cena sin gozar de la plenitud de la gracia divina. Para la celebración utilizábamos los versículos 23-26, y eran por lo tanto los que conocían nuestros fieles. Confieso que comencé a preocuparme cuando me percaté de la ineptitud de mi tradición, de los teólogos evangélicos y de mis primeros profesores pentecostales, al no tomar en consideración textos importantes con un inequívoco sabor eucarístico. Para comenzar, ni siquiera contábamos con una reflexión coherente de nuestros maestros y líderes con relación a las terribles consecuencias de enfermedad y muerte de 1 Co 11, 27-24 por causa del mal entendimiento de un símbolo, de algo que según nosotros era prescindible de la sustancia y la definición pentecostal del culto cristiano. Y otro tanto de desesperación me invadió cuando di al traste con la poca consideración que dábamos a los relatos de la institución de la Eucaristía (Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 19-20) ni de su sugestivo contexto pascual, ni de su trasfondo sacerdotal (Gn 14, 17-20) y soteriológico (Ex 12), y mucho menos nos habíamos enterado del consenso que siempre ha existido en la opinión de que Jn 6, 25-59 y Lc 24, 13-35 son textos eminentes que destacan un valor trascendental a la Eucaristía, o la Cena del Señor, o como hayamos querido llamarle.
Pero, en cuanto a nuestro pasaje preferido de 1 Co, lo increíble es que tampoco subrayáramos su contexto literario, imposibilitando de esta manera el descubrimiento de otros aspectos, riquezas y beneficios de la Eucaristía. Y este contexto literario que añade significado al mencionado texto es 1 Co 10. Este capítulo 10 sirve a la intención de Pablo de exigirle a sus lectores que frente a la mesa eucarística ellos tienen que decidirse (10, 20-21): la mesa del Señor o la mesa de los demonios. Con esto quiere matizar que frente a este acontecimiento cumbre del culto cristiano, todos tienen que tomar una decisión definitiva y radical. Luego, al combinarlo con el capítulo 11, pude comprender el valor de la Cena según San Pablo, al señalarla como signo de contradicción (en el capítulo 10): motivo excelente de conversión y razón de ser de una vida íntegra delante del Señor y de los hermanos, y esto, porque en este acontecimiento del partimiento del pan y de la “copa de bendición” tenemos comunión (común―unión) con el cuerpo y la sangre del Señor (10, 16).
Entonces pude ir sobre el capítulo 11, en especial por los versículos enigmáticos del 27 al 31. Tomemos el 29: dice que en esta Cena (que para mi era un recuerdo por referencia simbólica) se es juzgado por Dios si no se discierne el cuerpo y la sangre del Señor. Este no es el lugar para discurrir sobre disquisiciones exegéticas del texto en cuestión, pero la realidad es que “discernir” (diakríno) se refiere aquí a “darse cuenta” (determinar; decidirse por la realidad de lo que está de fondo; distinguir la verdad de lo que está frente a uno) de la presencia que subyace frente a uno en la mesa del Señor. En la antigüedad el cernidor (del verbo “cernir”) era un instrumento para separar (o para dis-cernir) el trigo de los demás componentes de la planta y de la tierra, pero también de otras plantas que podían confundirse como verdadero trigo. El discernir con el cernidor era la acción de darse cuenta, de identificar, de establecer un juicio certero de que lo que quedó después del ejercicio discernidor fue el trigo de verdad, lo que en realidad se buscaba, lo que importaba y daba sentido a la búsqueda. En otras palabras, el que no se da cuenta del verdadero cuerpo (mé diakrínon tó sóma [v. 28]) del Señor, el que no descubre esa realidad maravillosa que es Cristo mismo, se está metiendo en un grave problema que puede costarle la salud o la muerte (11, 30) ―Ahora sí tenía sentido eso de las consecuencias nefastas de enfermedad y muerte para los profanadores, es decir, para aquellos que menospreciaban, que no distinguían, que no se decidían, que no se daban cuenta del auténtico cuerpo de Cristo. El Dios del nuevo testamento no iba a matar a alguien simplemente por haber mal interpretado un mero símbolo―.

La Eucaristía según San Juan
Lo próximo fue el capítulo 6 de San Juan, versículos 22-71. ¡Increíble!: más de 40 versículos que versan sobre la Cena del Señor. Un pasaje bíblico impresionante que el catolicismo utiliza para sustentar su fe inamovible en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.
Las referencias anti-presencia real a las que había recurrido veían un sentido “oscuro” este capítulo, o sea, no evidente o claro, sino que la plática de Jesús a sus interlocutores incrédulos debía entenderse siempre en sentido figurado. Una vez más se recurría al símbolo, a la Eucaristía como una representación, sólo como una referencia pedagógica tipo metáfora y cuya observancia de nuestra parte (no muy frecuente, por cierto) mostraba el grado de cumplimiento de un deseo del Señor: “hagan esto”.
Pero ahora, yendo sobre el pasaje en cuestión y mientras me refería a la otra cara de la moneda, es decir, cuando decidí ir sobre las palabras, escudriñándolas y tomando en serio la repercusión de la intransigencia del Señor y del empecinamiento de San Juan evangelista, pude descubrir el verdadero sentido de Jn 6, 22-71.
1. Lo primero que me señaló una interpretación literal de Jn 6 fue el sentido natural y recurrente de las palabras del Señor a través de todo el capítulo, de manera insistente y sin importar la resistencia de los incrédulos, ni las consecuencias para el éxito numérico de su ministerio o la reacción de sus simpatizantes (cf, 6, 2-3. 14. 22-23. 60.): “yo soy el pan vivo bajado del cielo”, “quien come de este pan vivirá para siempre”, “y el pan que voy a dar es mi carne, la cual entregaré por la vida del mundo”, “mi carne es verdadera comida… mi sangre es verdadera bebida”, “el que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él”, “el que me coma vivirá por mí”, “si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros”, “el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”, etcétera. Esta obstinación, reiterada y con tanta fuerza, no sólo desde el punto de vista de la interacción de los personajes en cuestión, sino también desde la óptica del lenguaje tenaz, gráfico, directo y sin ambigüedad de ningún tipo, se hace patente aquí en Jn 6; no hay precedente que pueda sugerir que una narrativa y diálogo como estos aludan a un entendimiento exclusivamente simbólico.
2. Junto a este sentido natural y demandante que anuncia la significación literal del pasaje en cuestión, y que por lo tanto lo señala como evidencia de la presencia real de Cristo en la Santa Comunión, tenemos el hecho de que Jesús no corrige la interpretación literal de sus oyentes. Esto es importantísimo porque es harto conocido y aceptado que una característica de este evangelio es que cuando, o cada vez que el Señor es mal interpretado o mal entendido, Él siempre corrige. Siempre: 3, 5; 4,34; 7, 38-39; 21, 21-23 (y hasta en Mt 16, 6ss). Pero aquí, de manera atípica, y por lo tanto desconcertante para mí, El Jefe no corrigió, no se echó para atrás, no lo echó a votación ni les dijo que cada cual podía tener su propia idea o interpretación porque, total, somos hijos de un mismo Padre y le servimos a un mismo Dios. Algunos dirían: “¡qué falta de perspectiva democrática, y de pluralidad, y de diálogo, y de tolerancia!… ¡pero qué nivel de intransigencia, y de integrismo, y de arrogancia!… ¡no está a la altura de los tiempos, carece de enfoque histórico crítico, no es capaz de un discurso estructuralista consecuente con la mentalidad de los que no piensan como él! ¡Es un fundamentalista!”
El Señor es un buen maestro y quiere que todos lleguen al conocimiento de la verdad, y por lo mismo, ahora, cuando tiene una multitud cautiva de 10 mil personas que lo seguían, se vuelve a ellos para decirles lo que él cree, lo que quiere, la verdad, de frente, duro, sin tapujos ni relativismos acomodaticios: tenían que comérselo y bebérselo.
3. Lo tercero que me señaló una interpretación literal de Jn 6 fue que no encontré en toda la Biblia algún precedente que exprese a pan y vino como símbolos de cuerpo y sangre. En efecto, lo pude corroborar: no existe ninguna referencia bíblica que proponga una comparación espacial semejante, no hay ni siquiera una sola identificación simbólica de pan y vino como cuerpo (“carne”) y sangre… ninguna, nada de nada.
4. Lo próximo fue el versículo 51b, que según la versión evangélica de mi Biblia Reina-Valera de 1995, decía: “y el pan que yo daré es mi carne, la cual entregaré por la vida del mundo”. Volví a leerlo. Lo meditaba y estudiaba, y pude así encontrar su repercusión literal ―o “literalista”, como señalábamos despectivamente a la versión católica―, a tono con todo lo que ya había desenvuelto.
Sabemos que Juan tenía una lucha acérrima en contra del gnosticismo, una herejía que circundaba la comunidad para la cual escribía y que enseñaba, entre otras cosas peligrosas para la supervivencia de la fe cristiana, que Cristo había venido en apariencia, en espíritu, porque la carne era mala (la prisión del espíritu y del alma y la coartadora de la verdadera y más conveniente divinización, que era la meta de los aventajados por una condición inherente a su superioridad espiritual). Pensaban que el Verbo de Dios no pudo haberse manchado mediante el contacto con el principio de corruptibilidad, con la materia, con carne, en un cuerpo humano convencional, limitante, no divino. Por lo tanto, Cristo, como Verbo encarnado, no murió en la cruz. “Lo perfecto es eterno, espiritual, no corpóreo, no físico, no puede morir: Cristo no murió” ―El apócrifo gnóstico de Tomás dice que el Señor les hizo pensar que murió, y que comía y dormía, pero él más bien los engañaba―. No es difícil para ninguno de nosotros suponer el riesgo que esta corriente representaba si se infiltraba y repercutía en el cristianismo, sobre todo si entendemos a este último como la expresión de la verdad de Dios que deviene a partir de la versión judía de la revelación, y que logra su cumbre y sentido total en las personas y la palabra de Jesucristo, sus apóstoles y la Iglesia (el nuevo Israel). Es decir, que este “detalle” de la peligrosidad gnóstica es entendible para nosotros, los que aceptamos la naturaleza judeo-cristiana de la verdad que nos condiciona y define (revelación, alianza (pacto, testamento); encarnación (a propósito, ver alusión a la encarnación del verbo de 1, 14, en 6, 41-42, y cómo los judíos que resienten el lenguaje literal de Jesús son propuestos como no elegidos [v. 43]), vida, pasión, muerte y resurrección corporal de una persona 100 por ciento Dios y 100 por ciento humano), que todos tenemos acceso a los beneficios de Dios, en y por Cristo, y no solamente unos cuantos privilegiados y sabiondos de una cierta provisión misteriosa , como aducían los gnósticos.
Pues bien, la repercusión de Jn 6, 51b es que la carne que se nos dará para comer es la misma que padeció en el Gólgota. Y esto, teniendo presente la disyuntiva del evangelista con la herejía gnóstica. Juan estaba muy consciente de que la carne que daría Jesús para comer no podía ser mal entendida como algo etéreo e incorpóreo, y por lo tanto tan indeterminado como un fantasma. Juan, en línea con la predicación apostólica, pregonaba la vida humana, pasión, muerte y resurrección de un hombre de carne y hueso llamado Jesús de Nazaret. Ése mismo es el que se da como pan, se da a sí mismo, tal real y literal como lo tenía fijado el evangelista en su mente.
5. Lo siguiente que me señaló una interpretación literal de Jn 6, fue la imposibilidad de encontrar en la Biblia un precedente simbólico de comer la carne y beber la sangre que fuera coherente con el relato de Jn 6, 22-71, y que pudiera fundamentar una salida alegórica a este problema ―Ya lo consideraba un gran problema y estaba muy asustado. «La verdad católica de nuevo»―.
Resultó que siempre que la Biblia habla simbólicamente de comerse la carne o beberse la sangre de alguien (cf. Is 49, 26; M 3, 3), implica perseguir sangrientamente o destruir a una persona o a un pueblo”. Si era consistente con este antecedente simbólico y lo aplicaba al pasaje de Jn, tendríamos al Señor diciendo que aquellos que lo persigan, castiguen, le falten el respeto, lo injurien y lo destruyan, serán recompensados con la vida eterna (viz., 6, 50. 54.), tendrán vida en ellos (v. 53), vivirán por el Señor (v. 57) y vivirán para siempre (v. 51. 58.). Sólo un loco podría aceptar una aplicación tan disparatada. Entonces, una identificación simbólica de las afirmaciones comer y beber carne y sangre, tal y como aparecen en Jn 6, es imposible.
6. Otro hallazgo que me señaló una interpretación literal de Jn 6, fue el cambio de verbo ocurrido en el versículo 54. Hasta el v. 53 el Señor habla de comérselo, y para ello Juan utiliza el verbo fagéin (afagon, fáge, fagete), que es la palabra más común para designar el acto de comer, como consumir o ingerir alimentos. Ustedes saben que el nuevo testamento se escribió en griego koiné, y que se trata de una lengua muerta que no guarda correspondencia exacta con los idiomas que han bebido de él, como el español, por ejemplo. Pues lo que pasa aquí es que no hay un conseguimiento preciso de este cambio de conceptos, y por eso no aparece dicho cambio en nuestras versiones modernas. Sin embargo, se da un cambio significativo. Verán.
Fue en el instante más neurálgico de la discusión, cuando lo judíos lo impugnaban ―¡por última vez en el capítulo!― preguntándose “¿cómo puede éste darnos a comer su carne?, que El Jefe cambia la palabra comer, de fagéin y sus derivados, a trógon (ho trógon mou tén sarka), lo cual implica una matización mucho más radical aún que señala indudablemente un sentido literal franco e indefectible. No me quedó más remedio que reconocer la verdad que tenía de frente: Ahora, en este preciso momento de incredulidad y de minusvalía de parte de los judíos hacia Jesús, este se atreve a cambiar, de comer o ingerir su carne, a morder, mordisquear, mascar, mascullar, roer; denota un proceso lento de carcomer, supone un énfasis perentorio en el acto de comer, como si se estuviera avanzando conscientemente en la ingestión inflexible de un alimento.
Busqué si se repetía el término en este evangelio y lo encontré en 13, 18, una vez más, en contexto eucarístico, mientras se efectuaba la última cena de Jesús con sus discípulos.
Supe que me estaba metiendo en un problema. La Eucaristía como símbolo no tenía fundamento en Jn 6.
7. Y se me hizo patente cuando me aferré a cierta idea de los partidarios de la interpretación simbólica de Jn 6. Me sentí tan ridículo cuando descubrí la idiotez de esa posibilidad simbólica de cierto versículo del capítulo 6 de San Juan.
¿Y cuál era el argumento que presentaba a la Eucaristía como símbolo en jn 6? Pues el versículo 63: “El espíritu es el que da vida; la carne no sirve de nada”.
Desconcertante, ¿ah? ¿Con que el Señor a estado diciendo que su carne y su sangre son para vida eterna y comunión con el Padre y con él, y ahora se contradice para significar que su “carne no sirve de nada”? Es insólito hasta dónde son capaces de llegar algunos para defender lo indefendible, porque cuando empecé a auscultar la opinión de algunos colegas ministros me respondían con el argumento de Zwinglio, ese de que Jesús se contradecía para decir que la carne que padecerá por nosotros y por la cual seremos alimentados para vida eterna, no vale nada, es nada, como basura, igualito que los gnósticos. Entonces aquella herejía era la verdad, si es que son consecuentes en su interpretación y continúan con la misma apreciación de la frase “El espíritu es el que da vida”. Esto sería incluso un intento atroz de preferir una noción heterodoxa y por lo tanto dañina, con tal de menguar un principio de literalidad como sentido correcto de un texto bíblico por el simple hecho de que no me conviene, o porque se supone que los católicos siempre estén mal.
Ya me había metido bastante con el evangelio de Juan y sabía a qué se refería el Señor en el versículo 63.
Las palabras en cuestión se refieren a uno de dos sentidos por los cuales Juan usa sarx (carne): como sinónimo de mentalidad o actitud carnal, como una mente dominada por las cosas materiales, que juzga según los sentidos (cf., 8, 15) ―esos sentidos que esbozábamos como lo concluyente en materia de la presencia real y la Eucaristía―, que se aferra a lo natural y por lo tanto no descubre la verdad espiritual que determina los asuntos divinos. Por eso, lo que se devela aquí es más bien otra prueba de la noción literal de presencia real, y así lo remacha sin duda el final del versículo 63: “Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.” O sea, las palabras del Señor con relación al pan de vida expresan una realidad divina que sólo el Espíritu es capaz de hacernos comprender y que por lo mismo es brote de vida eterna para los creyentes (cf., Jn 1, 33; 14, 26).
Tuve que reconocer que este acontecimiento que ha celebrado la Iglesia Católica por 2,000 años, con tanta fe y a un costo tan alto, supone una poderosa presencia especial de Dios. Una presencia que tiene que producir una excelente oportunidad de conversión. Esta oportunidad que provee Dios en la Eucaristía se constituyó para mí en una fuente reconciliación y de liberación también.
Y de esta manera tuve que actuar de acuerdo a mi conciencia, convencido y poseído de esta gran verdad de la Iglesia del Señor: una, santa, católica y apostólica. No me quedó más remedio. Tuve que renunciar a mi ministerio. Sufrí mucho.

Otras cuestiones
Otros temas con los cuales tuve que lidiar fueron: la excelencia de la Virgen María y la importancia de su rol en la historia de la salvación, el culto a Santa María y a los santos, el primado de san Pedro y la institución del papado, el bautismo de infantes y el sacramento de la Confesión. Siempre, sin excepción, encontré una respuesta contundente a favor de la Iglesia Católica Romana.
Aunque tengo que reconocer que no siempre descubrí la Verdad católica por iniciativa mía, sino sin quererlo; de hecho, por mucho tiempo me resistí, pues no quería hacerme católico.
Hasta que me encontré retando al Señor sometiéndome, por ejemplo, al sacramento de la Reconciliación (Confesión), y predicando en mi iglesia pentecostal, y en otras que me invitaban como evangelista, sobre la Virgen María, y negándome a rebautizar al modo protestante, y enseñando la versión católica de la teología a nuestros seminaristas evangélicos, y un largo etcétera.

Un alto costo
Sobre los inconvenientes y las crisis vocacionales, familiares y económicas sólo las platico con las comunidades que nos invitan. Pero no debe ser difícil para nadie imaginar lo mucho que tuvimos que sufrir.
Y aquí me encuentro ahora, en la Iglesia de Jesucristo. Yo hubiera preferido otro método, pero el Señor lo dispuso así. Hay cosas que nunca comprenderé del todo. ¿Por qué señaló a Pedro como el primero? Juan era mejor. ¿Por qué escogió a Judas Iscariote como tesorero? De seguro Mateo le hubiese resultado mejor, pues había sido CPA del Imperio (publicano). ¿Por qué no hizo que la Biblia fuese suficiente? ¿Por qué no se limitó a poner sólo gente santa, perfecta, casta y pura en Iglesia Católica para hacerme el trago menos amargo? ¿Por qué permitió que yo sufriera la afrenta y el escarnio público por hacerme católico, si pudo haberme hecho nacer en esta Iglesia y ahorrarme problemas? Total, lo que él quería conmigo lo pudo haber realizado comoquiera.
Sólo se me ocurre una explicación para todo esto: ¡ÉL ES EL SEÑOR!

Actualmente, el Dr. Fernando Casanova es fundador y director de la Alianza Formativa, un ministerio de evangelización y formación en la fe católica para la Arquidiócesis de San Juan, Puerto Rico. Además es profesor de teología en el Centro de Estudios de los Dominicos del Caribe de la Universidad Central de Bayamón.
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tremendus
17-10-2007
Ciertamente dentro de la iglesia cristiana (evangelica) hay puntos teologicos en que se difieren, como el bautismo en agua , los dones del Espiritu, la organizacion del cuerpo ministerial,el lapso de tiempo de una santa cena a otra,debido a que a medida que el evangelio fue resurgiendo en estos ultimos siglos paulatinamente se obtuvo mayor luz en cuanto a diversos puntos teologicos,y cada grupo dejo su marca durante estos ultimos siglos pero el fundamento durante este resurgimiento fue el mismo JESUCRISTO siendo la la principal piedra del angulo, no pedro. hora en cuanto al punto de la eucaristia que menciona fernando casanova y que refiere rafael ruiz si solo era cuestion de apreciacion por que no lo enseño a la iglesia?si el argumenta que las palabras en griego significan conocer el fondo. Es decir al comer el pan y el vino uno reconoce, esta consciente del sacrificio de jesus , eso es discernir, ahora si participo de la santa cena y mi actidud es de inconsciencia que no estoy menospreciando el cuerpo y la sangre de CRISTO?por favor, lo que le sucede a fernando casanova es que cayo lazo del diablo ,permitio que espiritus de error lo engañaran que otra cosa le habria ocurrido?dice la escritura el que se desvia su deseo busca,es obvio lo que este hombre busca vanagloria , hasta luego tremendos!
 
Re: El reto Eucaristico

haga la pregunta amigo .......

pero una ala ves ......
el amor conduce al unico y al verdadero evangelio de DIOS y dice ademas por sus frutos lo conocereis…ademas hay una advertencias de aquellos que se fueron de la verdadera iglesia y no las iglesias de hombres que no son pilares de verdad….1 de juan cap 2…
19 Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros.

20 Mas vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino como á los que la conocéis, y que ninguna mentira es de la verdad.

22 ¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este tal es anticristo, que niega al Padre y al Hijo.

y jesus es la esperanza, el amor, la caridad y quienes esten en contra no son discipulos de el porque el padre es la fe ,jesus es la esperanza y el espiritu santo es la caridad cual de los tres es el mayor…
y quienes se fueron de la iglesia …?los arameos que son parientes de jesus o mejor dichos la lengua de jesus permanecen unidos a la iglesia catolica en el orientes que son los maronitas que ademas hablan el arabe y que se puede decir los caldeos que han luchados por siglo por permanecer fieles en medios de los musulmanes…por ello la palabra es sabia salieron de nosotros y no permanecieron con nosotros….¿ los protestantes? la iglesia es pilar de verdad y no decontradiciones como dice 2 de pedro 19 -20 sino me equivoco) y interpretaciones personales y el miedo de la unidad solo por perder las riqueza que genera el diezmo? ..se habla de una sucecion la imposicion de las manos en generacion en generacion…la biblia lo dice….
pablo lo dice y este evangelio lo reclama…efesio 2
20 Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo;
efesio 4.
1 YO pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados;

2 Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos á los otros en amor;

3 Solícitos á guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

4 Un cuerpo, y un Espíritu; como sois también llamados á una misma esperanza de vuestra vocación:

5 Un Señor, una fe, un bautismo,

6 Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros.

7 Empero á cada uno de nosotros es dada la gracia conforme á la medida del don de Cristo.

8 Por lo cual dice: Subiendo á lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dió dones á los hombres.

9 (Y que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero á las partes más bajas de la tierra?

10 El que descendió, él mismo es el que también subió sobre todos los cielos para cumplir todas las cosas.)

11 Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores;

12 Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo;
12 Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo;

13 Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, á un varón perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de Cristo:

14 Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error:

15 Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo;

16 Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas de su alimento, que recibe según la operación, cada miembro conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor.

5 Un Señor, una fe, un bautismo,

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Y aquí me encuentro ahora, en la Iglesia de Jesucristo…
Yo hubiera preferido otro método, pero el Señor lo dispuso así…

Cruzando las fronteras de la Fe
Testimonio de conversión al catolicismo
Dr. Fernando Casanova
Alianza Formativa Org

Durante la última semana de marzo de 2002, el canal 2 de Telemundo en Puerto Rico comenzó la promoción de una serie de reportajes especiales sobre un caso insólito:
«Fernando Casanova, un ex ministro evangélico que renunció para entrar a la Iglesia Católica se confiesa en la serie: “Cruzando las fronteras de la fe”.»
El reportaje acaparó la atención de la mayoría de los telespectadores desde el 2 hasta el 8 de abril de ese año. Lo que parecía ser una cuestión de conciencia de un individuo se convirtió en un acontecimiento discutido por muchísima gente en Puerto Rico.
Lo que llamó la atención fue que de ordinario las conversiones o los cambios de afiliación religiosa se dan a la inversa, por lo general son los católicos los que se hacen protestantes o se cambian a las sectas o incluso a otras religiones. Pero lo que terminó por desconcertar a muchísimas personas de todas las creencias fue que este Fernando Casanova que ahora testificaba públicamente su adhesión al catolicismo, había sido Ministro Licenciado Ordenado, evangelista y pastor de una importante denominación pentecostal ―los pentecostales suelen ser de los más anticatólicos―, y que además ese converso tenía una vasta preparación teológica y que era profesor de seminaristas, líderes y pastores evangélicos. Los periodistas involucrados descubrieron que este era el primer caso de este tipo en Puerto Rico, pero también en Hispanoamérica.
Sin embargo, lo que ese ministro y profesor evangélico quería dar a conocer se vio opacado por la reacción polarizada del público. Unos (católicos) celebraban lo que les parecía una victoria sobre los protestantes, otros (protestantes) se dedicaron a insultar al “apóstata” que les había abandonado para convertirse en papista; otros, tristes, se apenaban de la pérdida del alma de un amigo, profesor o compañero en el ministerio; otros (católicos, protestantes y seudo-religiosos), se preocuparon porque ese tipo de historias no debían trascender, pues la verdadera religión era aquella del no rompimiento, del “todos caben y que crean lo que les dé la gana”, del diálogo que siempre dice sí, mientras se obvian las creencias, valores y costumbres que definían “nuestro” ahora-caduco ideario religioso.
Pero, en realidad, muy pocos atendieron a la sustancia de lo que ese hombre dijo por televisión acerca de sus razones para haberse hecho católico romano.

¿Por qué se hizo católico?
Desde entonces, Fernando se ha dedicado a explicar sus razones. Su proclamación ahora responde siempre al gran tesoro que descubrió en la Iglesia Católica. No importa el tema de la ocasión, o si se trata de su testimonio, de una predicación, taller o curso, él siempre exalta la fe, doctrina, espiritualidad y moral católica.
El cuestionamiento principal en el proceso de conversión del reverendo Fernando Casanova fue la Eucaristía. No obstante, él es el primero en reconocer que hubo otros temas importantes con los cuales tuvo que lidiar: la excelencia y el rol de la Virgen María en la historia de la salvación, el culto a la Virgen y a los santos, el primado de San Pedro, el papado, el bautismo de infantes y el sacramento de la Confesión. Siempre, sin excepción, encontró una respuesta contundente a favor de la Iglesia Católica Romana.
El Dr. Fernando Casanova reconoce que no siempre descubrió la Verdad católica por iniciativa propia, sino sin quererlo y sin procurarlo; de hecho, por mucho tiempo se resistió, pues no quería hacerse católico.
Hasta que se encontró retando al Señor sometiéndome, por ejemplo, al sacramento de la Reconciliación (Confesión), y predicando en su iglesia pentecostal sobre María y la Eucaristía, y negándose a bautizar al modo protestante, y rehusándose casar a católicos, y enseñando la versión católica de la teología a los seminaristas evangélicos… y un largo etcétera.
Como era de esperarse, una situación extraordinaria de conversión como esta tuvo que ser muy difícil y dolorosa, sobre todo cuando se pierde el afecto de amigos y los hermanos en la fe, y cuando se sacrifica la vocación para la que se creía llamado por Dios, pero sobre todo cuando se perjudica el matrimonio porque el cónyuge no comprende por qué su esposo decide hacerse católico, con lo antipática que les solía parecer esa Iglesia y sus prácticas.
Los esposos Casanova sólo platican de estas dificultades cuando participan de actividades de evangelización y formación a las que son invitados. Este no es el lugar para versar sobre situaciones privadas tan neurálgicas.
Sin embargo, sí podemos aprovechar algunas líneas escritas por el Dr. Fernando Casanova sobre las razones bíblicas, teológicas y espirituales que tuvo para hacerse católico.
A continuación presentamos un breve resumen de estas razones, que hemos tomado y adaptado de una conferencia que dictó Fernando en la XVI Convención de la Asociación Nacional de Sacerdotes Hispanos de los Estados Unidos, el 11 de octubre de 2005, en San Juan.
En esta conferencia se enfatizó el tema de la Eucaristía, que fue la cuestión más importante en la conversión de Fernando, y luego también de su esposa.

El pentecostalismo y yo
Fui criado en la tradición pentecostal. Nunca conocí otra experiencia de fe. No fue difícil para nuestra familia identificar esa fe evangélica y pentecostal como la causa de nuestra excitante vida espiritual, y como razón de nuestra grata convivencia familiar.
Estaba tan agradecido de Dios por el orden religioso en nuestras vidas, por las nuevas oportunidades que me regaló después de haber abandonado la fe de mis padres, viviendo por algún tiempo una vida juvenil desordenada, que decidí entregarme al Señor en cuerpo y alma. Pronto me sentí llamado por Dios a ser pastor. Respondí enseguida. ¡Qué mejor manera de vivir para mi Dios que trabajar para él!
Pero una vez involucrado en el ministerio se me develaron otras razones para querer procurar una vida espiritual cabal, más aferrada a la Escritura, dependiente de la perfecta voluntad de Dios y en sintonía con la Iglesia que él parecía haber establecido en el Nuevo Testamento. Es que tenía que haber algo más profundo, alternativo, en línea con la intención original de Jesús y en comunión con los primeros apóstoles y con aquella Iglesia primitiva de la que me creía heredero, pero de la cual me distanciaba la realidad que comencé a percibir cuando me inauguré como ministro y pastor.
Al principio me entusiasmé con las propiedades liberadoras de la religiosidad pentecostal, y me adherí a ella con todo el corazón. Cuando accedo al ministerio por convicción y vocación, me di cuenta de que arriba, en el liderato, y lejos de la buena fe del pueblo creyente, se encuentra una actitud generalizada de embaucamiento. De pronto, di al traste con la realidad: yo era parte de una ínfima minoría. Me relacioné con otros colegas que se daban cuenta de la corrupción y de la incongruencia con el evangelio de Jesús, con la idea paulina del ministerio cristiano (cf. 2 Co 11, 4 al 12, 21) y con la vida de la Iglesia primitiva (cf. Hch 2, 42.44; 5, 40; 9, 16; 14, 22; Col 1, 24), pero mis compañeros se conformaban.
Tenían miedo. Les preocupaba más su propio bienestar y sus sueldos, y terminaban haciéndose cómplices de la religiosidad sensacional tipo espectáculo. Vi a muchos sucumbir a la fascinación de los predicadores que presentaban a la religión como un show para escapistas: una incubadora de sentimentalismo que atraía a embaucadores apegados al dinero fácil y a la fama. Estos personajes descollaban como súper apóstoles: “¡el hombre de Dios para este tiempo!” o “el Evangelista Internacional”, de los que se resguardaban al lado de un elegante escudo de armas circundado por las palabras “Mengano Ministries”, o detrás de vistosos letreros con la foto artística del pastor y su esposa.
Estos personajes carismáticos se iban constituyendo en los paradigmas del nuevo ministro pentecostal, un prototipo que yo no quería emular y que rechacé con todas mis fuerzas.

Profesor de teología en el seminario pentecostal
Se me ocurrió que podíamos volver a aquel primer cristianismo, genuino y martirial, que el movimiento pentecostal había tratado de revivir cien años atrás. Pensé que todo sería cuestión de buena educación teológica. Así que me fui al Colegio Bíblico Pentecostal a enseñar teología. Este era el Seminario de mi denominación y el único colegio bíblico acreditado fuera de los Estados Unidos continentales. Obtuve la Cátedra de Teología Sistemática que ostentó el Dr. Richard González por más de treinta años antes de retirarse. Me sentí optimista; sentía que podía hacer algo formando a los seminaristas que ejercerían el liderato pentecostal en el futuro.
Tomé mi nueva responsabilidad con pasión. Sin pausa enfaticé en la imperiosa necesidad de atender las incongruencias éticas y doctrinales. Lo único que me movió fue el convencimiento de que teníamos que actuar conforme a la Iglesia que descubrí en la Biblia; una Iglesia apostólica (Jn 15, 16; 20, 21; Lc 22, 29-30; Mt 16, 18; Jn 10, 16; Lc 22, 32 [Jn 21, 17]; Ef 4, 11; 1 Ti 3, 1.8; 5, 17), con autoridad (Mt 28, 18-20; Jn 20, 23; Lc 10, 16; Mt 28, 20), perpetua (Is 9, 6-7; Dan 2, 44; 7, 14; Lc 1, 32-33; Mt 7, 24; 13, 24-30; 16, 18; Jn 14, 16; Mt 28, 19-20, infalible (Jn 16, 13; 14, 26; 1 Ti 3, 15; 1 Jn 2, 27; Hch 15, 28; Mt 16, 19). Otra idea bíblica que me martillaba la cabeza constantemente era la unidad completa (espiritual y visible) de esa Iglesia (Jn 10, 16; 17, 17-23; Ef 4, 3-6 [cf 3, 21; 4, 14]; Rm 16, 17; 1 Co 1, 10; Flp 2, 2; Rm 12, 5; Col 3, 15). Y ni se diga la contrariedad que me quitó el sueño por mucho tiempo cuando me confronté con el testimonio acerca de la Iglesia Católica de los llamados Padres de la Iglesia, en los primeros siglos de la era cristiana: San Clemente Romano (97 d.C.), San Justino Mártir (155), San Ignacio de Antioquía (165), Tertuliano (197), San Cipriano (250) y San Agustín (397), entre otros.
Cuando constaté el fondo eclesial de la Biblia y del cristianismo primitivo, se me comenzó a aparecer la Iglesia Católica como la verdadera Iglesia de Jesucristo.
Mi optimismo inicial en el Colegio Bíblico se convirtió en una profunda tristeza. Sabía que era responsable del destino eterno de muchas almas. Sabía que un ministro mal formado o con distorsiones éticas era un peligro. La desilusión fue inminente; yo me mortificaba señalándole a todos lo que decía la Biblia, Jesucristo, sus apóstoles y los Padres de la Iglesia, y ellos insistían en suspirar por ministerios deslumbrantes, construcciones majestuosas y exposición en los medios.
Así que me concentré en la oración y el estudio profundo de la Biblia y la historia. En medio de esta búsqueda se hizo evidente que el problema radicaba, a la luz de la Iglesia que constatamos en la Biblia y los Padres, en cuál de las pretendidas iglesias se encontraba la plenitud de la gracia y del conocimiento divino (cf. Mt 28, 19-20; Jn 20, 30; Ga 1, 9; Ef 1, 22; 2, 21; 1 Ts 2, 7; 2 Ts 2, 15; 1 Ti 3, 15; y 1 Jn 2, 19; 4, 6).

La verdadera Iglesia de Jesucristo
Me mortificó ver que, a pesar de que Dios proveyó el Espíritu Santo para conducirnos a la verdad completa, al conocimiento pleno y a una relación de donación de sí mismo (Jn 16, 12-15 [Rm 8, 14-17.23-27]), lo que se podía verificar era una funesta realidad religiosa de división, de fragmentación y de oposición entre los seguidores de Jesús. Cada vez que me fijaba en el espectro religioso de nuestro entorno pentecostal para identificar una respuesta o clave de solución, se me hacía más evidente una escandalosa realidad de relativismo religioso por la división que acusaba a nuestro Señor de mentiroso, pues él había urgido y anunciado lo contrario de su Iglesia (Jn 17, 20-26; Hch 2, 42-43; 1 Co 1, 10; Ef 4, 1-6; Etc.). La realidad que tenía de frente me denunciaba a un montón de espíritus que aducían ser el Espíritu Santo, pero que referían a muchas verdades diversas y contradictorias entre sí. Tuve que reconocerlo: la división entre los cristianos no sólo atentaba contra la disposición eclesial de Jesús, sino que también era la causa principal de la incredulidad (Jn 17, 21.23).
Aquel mundo protestante y de sectas no podía ser la Iglesia que Cristo convocó para su gloria, para remitir a su reino y señalar su verdad (¡en singular!).
Estaba seguro de que Jesús no se había equivocado; de que había una sola verdad que conduce a un solo Señor, y de que para mayor gloria de Dios esta verdad debe ser transmitida sin ambigüedades por una sola Iglesia (Ef 3, 21; 4, 3-6.14-15). La evidencia bíblica, el sentido común y la historia me señalaban a la Iglesia Católica como la Iglesia de Jesucristo, la original y la única. De hecho, ningún protestante, por más anticatólico que fuese, podía negar que la Iglesia de Jesucristo que conocemos como Católica, se mantuvo constantemente diciendo y estableciendo la verdad; sobre la Trinidad (Nicea, 325), la personalidad divina de Cristo (Efeso, 431), la divinidad del Espíritu Santo (Constantinopla, 381) y hasta sobre el canon bíblico (Cartago, 493, y Roma, 497). En adición, todas estas verdades echaban por tierra la hipótesis anticatólica de la corrupción de la Iglesia por Constantino y el Edicto de Milán de 313. ¡Se suponía que la Iglesia Católica se hubiera corrompido en esa fecha!
Vez tras vez, evidencia tras evidencia, me indicaban una realidad que me obligó a reconocer que era muy probable que la Iglesia Católica fuera la Iglesia de Jesucristo, y que era muy improbable que nuestras diversas iglesias (¡más de 30,000 en 1999!) fuesen esa única Iglesia del Señor, con todas las notas que correspondían al pueblo de Dios en el nuevo testamento.

No quería hacerme católico
Durante este proceso de conversión resistí al catolicismo con todo lo que tenía a mi alcance. Cuando la excelencia y la veracidad de su doctrina me alcanzaron por fin, es decir, cuando mis reservas de índole bíblico, teológico, histórico (en especial cuando caí en la cuenta de la existencia de una leyenda negra rabiosamente anticatólica) y espiritual (cuando entendí que la piedad católica, sobre todo la mariana, estaba cimentada en un sólido fundamento teológico que se gesticula y expresa a través del comportamiento y del lenguaje del amor, tal y como me conduzco cuando expreso con gestos y palabras controvertibles el amor y la pasión que siento por mi esposa [«soy sólo tuyo y de nadie más; te adoro, mi amor; eres la razón de mi vida», etc.]) se desvanecieron, opte entonces por hacerme de la vista larga y seguir sin hacer caso a la voz de mi conciencia y de mi razón: decidí continuar con mi ministerio, ocultando mis descubrimientos y tratando de demostrar que creía lo que predicaba y enseñaba. Siento mucho admitirlo, me da vergüenza, pero la verdad es que decidí actuar en adelante como un hipócrita. “No quiero hacerme católico, no me conviene, no me caen bien.”

Encuentro con la Eucaristía
Aceptando el reto lanzado por un fraile capuchino fui a ver una Hora Santa. El religioso me enteró de una comunidad “muy eucarística”, que tenían exposiciones del Santísimo programadas, y que se aprestaban esa misma noche a celebrar una adoración eucarística. Y me remitió a la parroquia Santa Bernardita, de Country Club, esa misma noche a las 7:30.
Quedé absorbido de inmediato por los detalles de ambientación y embellecimiento del altar, la ornamentación majestuosa del presbítero, una custodia hermosísima, incienso por el altar, luces de escenario, música sublime… y la disposición y devoción de aquellos fieles no tenían precedentes en mi memoria.
Hasta que caí en la cuenta de lo que hacían: ¡adoraban un trozo de pan!
Y para colmo el sacerdote le oraba con tanta seguridad y confianza, muy solemne, pero con familiaridad, similar a mis oraciones, pero él oraba con más convicción, como si de veras estuviera frente al Señor. Ese cura, y las cerca de 200 personas que le acompañaban, estaban convencidos de que lo que estaba colocado en la custodia los escuchaba, y de que era Jesucristo.
Se me ocurrió que si esas personas estaban equivocadas, y yo deseaba que lo estuvieran, entonces lo que me habían enseñado de niño era cierto a fin de cuentas: los católicos son idólatras. Durante algunos años me tuvieron a la defensiva con los temas y circunstancias que narraba al principio, pero ya no. Era imposible que estuvieran en lo correcto. Era increíble para mí que pensaran que adoran a Jesús y que se lo puedan comer.
Pero… y si están en lo correcto. El capuchino era un joven muy inteligente y creía sin ambigüedades en la antiquísima doctrina de su Iglesia al respecto.
No obstante, por alguna razón, sentía que ahora sí los había atrapado. Había analizado el punto de vista de la crítica protestante a la Iglesia Católica en este asunto y no le encontraba posibilidad a esa idea de la presencia real y verdadera del cuerpo y la sangre de Cristo en la misa, y mucho menos en los altares para culto de adoración. No podían tener la razón, ahora no.
De momento el sacerdote se levanta en procesión y comienza a ser seguido por sus acólitos. Tenía la custodia, la llevaba en solemne desfile. Las luces le seguían y el humo del incienso le precedía. A medida que se acercaba se escuchó el tintineo insistente de de unas campanitas. Y una vez más la excelente música y la voz bellísima de una joven se juntaron para cantarle a la presencia. Cuando tuve el Santísimo como a 10 pies de distancia se me ocurrió una idea para romper de una vez por todas con el catolicismo: “Si logro demostrar fuera de toda duda razonable, por la Biblia, que esta gente esta adorando a un trozo de harina cosida, y no a Jesucristo, entonces serán en realidad unos idólatras, unos alucinados que han estado confundidos o engañados por no atenerse a la realidad de los sentidos y por desconocer las escrituras. ¡Esto no esta en la Biblia!”
Y retomé la Biblia para contradecir y desenmascarar la falsedad de esa práctica idolátrica. Mi temor se convirtió en un apabullante optimismo, pues estaba seguro de que había descubierto la puerta para salir del atolladero en el cual me tuvo el catolicismo por los pasados tres años. Tramé primero desbaratar la legitimidad de esa práctica mediante el estudio bíblico, y luego, con el entusiasmo de aquella indudable victoria sobre la idolatría católica, podría volver a encarar los otros temas que me tenían a la defensiva frente al catolicismo.
Esta coyuntura fue para mí la posibilidad de lograr al menos un empate: “Si los protestantes estamos mal, ellos también, y si ambos estamos equivocados alguna salida habrá, como el agnosticismo o incluso otra religión.” Así estaban las cosas en mi corazón.

La Eucaristía según los evangélicos
Yo enseñaba teología sistemática en dos instituciones evangélicas y había repasado bien la noción de la Santa Cena en el ámbito de nuestras iglesias. Nuestra celebración de la Santa Cena respondía a una idea accesoria (=adjunta, accidental) de una imagen secundaria (no esencial o determinante) del partimiento (o fracción) del pan o de la eucaristía, según la cultura religiosa que fluía en nuestra tradición de parte de los grupos wesleyanos y bautistas de los cuales salieron nuestras denominaciones pentecostales. En consonancia con nuestra parca y escueta doctrina sobre este tema enseñábamos que la Santa Cena (o partimiento del pan o Eucaristía) era una remembranza de la cena pascual que tuvo Jesús con sus discípulos, que tenía un valor simbólico que aludía al sacrificio expiatorio de Cristo y cuya excelsitud estribaba más en el hecho de ser ordenanza (“hagan esto en recuerdo mío”) que de todo lo demás que pudiera constatarse en la Biblia, los Padres de la Iglesia y hasta en las iglesias de la Reforma protestante: «Celebramos de vez en cuando la Santa Cena porque Él lo mando como un acto simbólico (complementario [no necesario] a la predicación) de la muerte del Señor y porque ―y he aquí la gran aportación del pentecostalismo― era posible recibir un milagro de sanidad en ese momento.

La Eucaristía según San Pablo
Este profesor creía que el único texto eucarístico importante era 1 Co 11, 23-34, pero sobre todo los versículos 23 al 26; los demás (en especial del 27 al 34) eran consideraros como una explicación de las consecuencias de referirse al símbolo de la Cena sin gozar de la plenitud de la gracia divina. Para la celebración utilizábamos los versículos 23-26, y eran por lo tanto los que conocían nuestros fieles. Confieso que comencé a preocuparme cuando me percaté de la ineptitud de mi tradición, de los teólogos evangélicos y de mis primeros profesores pentecostales, al no tomar en consideración textos importantes con un inequívoco sabor eucarístico. Para comenzar, ni siquiera contábamos con una reflexión coherente de nuestros maestros y líderes con relación a las terribles consecuencias de enfermedad y muerte de 1 Co 11, 27-24 por causa del mal entendimiento de un símbolo, de algo que según nosotros era prescindible de la sustancia y la definición pentecostal del culto cristiano. Y otro tanto de desesperación me invadió cuando di al traste con la poca consideración que dábamos a los relatos de la institución de la Eucaristía (Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 19-20) ni de su sugestivo contexto pascual, ni de su trasfondo sacerdotal (Gn 14, 17-20) y soteriológico (Ex 12), y mucho menos nos habíamos enterado del consenso que siempre ha existido en la opinión de que Jn 6, 25-59 y Lc 24, 13-35 son textos eminentes que destacan un valor trascendental a la Eucaristía, o la Cena del Señor, o como hayamos querido llamarle.
Pero, en cuanto a nuestro pasaje preferido de 1 Co, lo increíble es que tampoco subrayáramos su contexto literario, imposibilitando de esta manera el descubrimiento de otros aspectos, riquezas y beneficios de la Eucaristía. Y este contexto literario que añade significado al mencionado texto es 1 Co 10. Este capítulo 10 sirve a la intención de Pablo de exigirle a sus lectores que frente a la mesa eucarística ellos tienen que decidirse (10, 20-21): la mesa del Señor o la mesa de los demonios. Con esto quiere matizar que frente a este acontecimiento cumbre del culto cristiano, todos tienen que tomar una decisión definitiva y radical. Luego, al combinarlo con el capítulo 11, pude comprender el valor de la Cena según San Pablo, al señalarla como signo de contradicción (en el capítulo 10): motivo excelente de conversión y razón de ser de una vida íntegra delante del Señor y de los hermanos, y esto, porque en este acontecimiento del partimiento del pan y de la “copa de bendición” tenemos comunión (común―unión) con el cuerpo y la sangre del Señor (10, 16).
Entonces pude ir sobre el capítulo 11, en especial por los versículos enigmáticos del 27 al 31. Tomemos el 29: dice que en esta Cena (que para mi era un recuerdo por referencia simbólica) se es juzgado por Dios si no se discierne el cuerpo y la sangre del Señor. Este no es el lugar para discurrir sobre disquisiciones exegéticas del texto en cuestión, pero la realidad es que “discernir” (diakríno) se refiere aquí a “darse cuenta” (determinar; decidirse por la realidad de lo que está de fondo; distinguir la verdad de lo que está frente a uno) de la presencia que subyace frente a uno en la mesa del Señor. En la antigüedad el cernidor (del verbo “cernir”) era un instrumento para separar (o para dis-cernir) el trigo de los demás componentes de la planta y de la tierra, pero también de otras plantas que podían confundirse como verdadero trigo. El discernir con el cernidor era la acción de darse cuenta, de identificar, de establecer un juicio certero de que lo que quedó después del ejercicio discernidor fue el trigo de verdad, lo que en realidad se buscaba, lo que importaba y daba sentido a la búsqueda. En otras palabras, el que no se da cuenta del verdadero cuerpo (mé diakrínon tó sóma [v. 28]) del Señor, el que no descubre esa realidad maravillosa que es Cristo mismo, se está metiendo en un grave problema que puede costarle la salud o la muerte (11, 30) ―Ahora sí tenía sentido eso de las consecuencias nefastas de enfermedad y muerte para los profanadores, es decir, para aquellos que menospreciaban, que no distinguían, que no se decidían, que no se daban cuenta del auténtico cuerpo de Cristo. El Dios del nuevo testamento no iba a matar a alguien simplemente por haber mal interpretado un mero símbolo―.

La Eucaristía según San Juan
Lo próximo fue el capítulo 6 de San Juan, versículos 22-71. ¡Increíble!: más de 40 versículos que versan sobre la Cena del Señor. Un pasaje bíblico impresionante que el catolicismo utiliza para sustentar su fe inamovible en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.
Las referencias anti-presencia real a las que había recurrido veían un sentido “oscuro” este capítulo, o sea, no evidente o claro, sino que la plática de Jesús a sus interlocutores incrédulos debía entenderse siempre en sentido figurado. Una vez más se recurría al símbolo, a la Eucaristía como una representación, sólo como una referencia pedagógica tipo metáfora y cuya observancia de nuestra parte (no muy frecuente, por cierto) mostraba el grado de cumplimiento de un deseo del Señor: “hagan esto”.
Pero ahora, yendo sobre el pasaje en cuestión y mientras me refería a la otra cara de la moneda, es decir, cuando decidí ir sobre las palabras, escudriñándolas y tomando en serio la repercusión de la intransigencia del Señor y del empecinamiento de San Juan evangelista, pude descubrir el verdadero sentido de Jn 6, 22-71.
1. Lo primero que me señaló una interpretación literal de Jn 6 fue el sentido natural y recurrente de las palabras del Señor a través de todo el capítulo, de manera insistente y sin importar la resistencia de los incrédulos, ni las consecuencias para el éxito numérico de su ministerio o la reacción de sus simpatizantes (cf, 6, 2-3. 14. 22-23. 60.): “yo soy el pan vivo bajado del cielo”, “quien come de este pan vivirá para siempre”, “y el pan que voy a dar es mi carne, la cual entregaré por la vida del mundo”, “mi carne es verdadera comida… mi sangre es verdadera bebida”, “el que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él”, “el que me coma vivirá por mí”, “si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros”, “el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”, etcétera. Esta obstinación, reiterada y con tanta fuerza, no sólo desde el punto de vista de la interacción de los personajes en cuestión, sino también desde la óptica del lenguaje tenaz, gráfico, directo y sin ambigüedad de ningún tipo, se hace patente aquí en Jn 6; no hay precedente que pueda sugerir que una narrativa y diálogo como estos aludan a un entendimiento exclusivamente simbólico.
2. Junto a este sentido natural y demandante que anuncia la significación literal del pasaje en cuestión, y que por lo tanto lo señala como evidencia de la presencia real de Cristo en la Santa Comunión, tenemos el hecho de que Jesús no corrige la interpretación literal de sus oyentes. Esto es importantísimo porque es harto conocido y aceptado que una característica de este evangelio es que cuando, o cada vez que el Señor es mal interpretado o mal entendido, Él siempre corrige. Siempre: 3, 5; 4,34; 7, 38-39; 21, 21-23 (y hasta en Mt 16, 6ss). Pero aquí, de manera atípica, y por lo tanto desconcertante para mí, El Jefe no corrigió, no se echó para atrás, no lo echó a votación ni les dijo que cada cual podía tener su propia idea o interpretación porque, total, somos hijos de un mismo Padre y le servimos a un mismo Dios. Algunos dirían: “¡qué falta de perspectiva democrática, y de pluralidad, y de diálogo, y de tolerancia!… ¡pero qué nivel de intransigencia, y de integrismo, y de arrogancia!… ¡no está a la altura de los tiempos, carece de enfoque histórico crítico, no es capaz de un discurso estructuralista consecuente con la mentalidad de los que no piensan como él! ¡Es un fundamentalista!”
El Señor es un buen maestro y quiere que todos lleguen al conocimiento de la verdad, y por lo mismo, ahora, cuando tiene una multitud cautiva de 10 mil personas que lo seguían, se vuelve a ellos para decirles lo que él cree, lo que quiere, la verdad, de frente, duro, sin tapujos ni relativismos acomodaticios: tenían que comérselo y bebérselo.
3. Lo tercero que me señaló una interpretación literal de Jn 6 fue que no encontré en toda la Biblia algún precedente que exprese a pan y vino como símbolos de cuerpo y sangre. En efecto, lo pude corroborar: no existe ninguna referencia bíblica que proponga una comparación espacial semejante, no hay ni siquiera una sola identificación simbólica de pan y vino como cuerpo (“carne”) y sangre… ninguna, nada de nada.
4. Lo próximo fue el versículo 51b, que según la versión evangélica de mi Biblia Reina-Valera de 1995, decía: “y el pan que yo daré es mi carne, la cual entregaré por la vida del mundo”. Volví a leerlo. Lo meditaba y estudiaba, y pude así encontrar su repercusión literal ―o “literalista”, como señalábamos despectivamente a la versión católica―, a tono con todo lo que ya había desenvuelto.
Sabemos que Juan tenía una lucha acérrima en contra del gnosticismo, una herejía que circundaba la comunidad para la cual escribía y que enseñaba, entre otras cosas peligrosas para la supervivencia de la fe cristiana, que Cristo había venido en apariencia, en espíritu, porque la carne era mala (la prisión del espíritu y del alma y la coartadora de la verdadera y más conveniente divinización, que era la meta de los aventajados por una condición inherente a su superioridad espiritual). Pensaban que el Verbo de Dios no pudo haberse manchado mediante el contacto con el principio de corruptibilidad, con la materia, con carne, en un cuerpo humano convencional, limitante, no divino. Por lo tanto, Cristo, como Verbo encarnado, no murió en la cruz. “Lo perfecto es eterno, espiritual, no corpóreo, no físico, no puede morir: Cristo no murió” ―El apócrifo gnóstico de Tomás dice que el Señor les hizo pensar que murió, y que comía y dormía, pero él más bien los engañaba―. No es difícil para ninguno de nosotros suponer el riesgo que esta corriente representaba si se infiltraba y repercutía en el cristianismo, sobre todo si entendemos a este último como la expresión de la verdad de Dios que deviene a partir de la versión judía de la revelación, y que logra su cumbre y sentido total en las personas y la palabra de Jesucristo, sus apóstoles y la Iglesia (el nuevo Israel). Es decir, que este “detalle” de la peligrosidad gnóstica es entendible para nosotros, los que aceptamos la naturaleza judeo-cristiana de la verdad que nos condiciona y define (revelación, alianza (pacto, testamento); encarnación (a propósito, ver alusión a la encarnación del verbo de 1, 14, en 6, 41-42, y cómo los judíos que resienten el lenguaje literal de Jesús son propuestos como no elegidos [v. 43]), vida, pasión, muerte y resurrección corporal de una persona 100 por ciento Dios y 100 por ciento humano), que todos tenemos acceso a los beneficios de Dios, en y por Cristo, y no solamente unos cuantos privilegiados y sabiondos de una cierta provisión misteriosa , como aducían los gnósticos.
Pues bien, la repercusión de Jn 6, 51b es que la carne que se nos dará para comer es la misma que padeció en el Gólgota. Y esto, teniendo presente la disyuntiva del evangelista con la herejía gnóstica. Juan estaba muy consciente de que la carne que daría Jesús para comer no podía ser mal entendida como algo etéreo e incorpóreo, y por lo tanto tan indeterminado como un fantasma. Juan, en línea con la predicación apostólica, pregonaba la vida humana, pasión, muerte y resurrección de un hombre de carne y hueso llamado Jesús de Nazaret. Ése mismo es el que se da como pan, se da a sí mismo, tal real y literal como lo tenía fijado el evangelista en su mente.
5. Lo siguiente que me señaló una interpretación literal de Jn 6, fue la imposibilidad de encontrar en la Biblia un precedente simbólico de comer la carne y beber la sangre que fuera coherente con el relato de Jn 6, 22-71, y que pudiera fundamentar una salida alegórica a este problema ―Ya lo consideraba un gran problema y estaba muy asustado. «La verdad católica de nuevo»―.
Resultó que siempre que la Biblia habla simbólicamente de comerse la carne o beberse la sangre de alguien (cf. Is 49, 26; M 3, 3), implica perseguir sangrientamente o destruir a una persona o a un pueblo”. Si era consistente con este antecedente simbólico y lo aplicaba al pasaje de Jn, tendríamos al Señor diciendo que aquellos que lo persigan, castiguen, le falten el respeto, lo injurien y lo destruyan, serán recompensados con la vida eterna (viz., 6, 50. 54.), tendrán vida en ellos (v. 53), vivirán por el Señor (v. 57) y vivirán para siempre (v. 51. 58.). Sólo un loco podría aceptar una aplicación tan disparatada. Entonces, una identificación simbólica de las afirmaciones comer y beber carne y sangre, tal y como aparecen en Jn 6, es imposible.
6. Otro hallazgo que me señaló una interpretación literal de Jn 6, fue el cambio de verbo ocurrido en el versículo 54. Hasta el v. 53 el Señor habla de comérselo, y para ello Juan utiliza el verbo fagéin (afagon, fáge, fagete), que es la palabra más común para designar el acto de comer, como consumir o ingerir alimentos. Ustedes saben que el nuevo testamento se escribió en griego koiné, y que se trata de una lengua muerta que no guarda correspondencia exacta con los idiomas que han bebido de él, como el español, por ejemplo. Pues lo que pasa aquí es que no hay un conseguimiento preciso de este cambio de conceptos, y por eso no aparece dicho cambio en nuestras versiones modernas. Sin embargo, se da un cambio significativo. Verán.
Fue en el instante más neurálgico de la discusión, cuando lo judíos lo impugnaban ―¡por última vez en el capítulo!― preguntándose “¿cómo puede éste darnos a comer su carne?, que El Jefe cambia la palabra comer, de fagéin y sus derivados, a trógon (ho trógon mou tén sarka), lo cual implica una matización mucho más radical aún que señala indudablemente un sentido literal franco e indefectible. No me quedó más remedio que reconocer la verdad que tenía de frente: Ahora, en este preciso momento de incredulidad y de minusvalía de parte de los judíos hacia Jesús, este se atreve a cambiar, de comer o ingerir su carne, a morder, mordisquear, mascar, mascullar, roer; denota un proceso lento de carcomer, supone un énfasis perentorio en el acto de comer, como si se estuviera avanzando conscientemente en la ingestión inflexible de un alimento.
Busqué si se repetía el término en este evangelio y lo encontré en 13, 18, una vez más, en contexto eucarístico, mientras se efectuaba la última cena de Jesús con sus discípulos.
Supe que me estaba metiendo en un problema. La Eucaristía como símbolo no tenía fundamento en Jn 6.
7. Y se me hizo patente cuando me aferré a cierta idea de los partidarios de la interpretación simbólica de Jn 6. Me sentí tan ridículo cuando descubrí la idiotez de esa posibilidad simbólica de cierto versículo del capítulo 6 de San Juan.
¿Y cuál era el argumento que presentaba a la Eucaristía como símbolo en jn 6? Pues el versículo 63: “El espíritu es el que da vida; la carne no sirve de nada”.
Desconcertante, ¿ah? ¿Con que el Señor a estado diciendo que su carne y su sangre son para vida eterna y comunión con el Padre y con él, y ahora se contradice para significar que su “carne no sirve de nada”? Es insólito hasta dónde son capaces de llegar algunos para defender lo indefendible, porque cuando empecé a auscultar la opinión de algunos colegas ministros me respondían con el argumento de Zwinglio, ese de que Jesús se contradecía para decir que la carne que padecerá por nosotros y por la cual seremos alimentados para vida eterna, no vale nada, es nada, como basura, igualito que los gnósticos. Entonces aquella herejía era la verdad, si es que son consecuentes en su interpretación y continúan con la misma apreciación de la frase “El espíritu es el que da vida”. Esto sería incluso un intento atroz de preferir una noción heterodoxa y por lo tanto dañina, con tal de menguar un principio de literalidad como sentido correcto de un texto bíblico por el simple hecho de que no me conviene, o porque se supone que los católicos siempre estén mal.
Ya me había metido bastante con el evangelio de Juan y sabía a qué se refería el Señor en el versículo 63.
Las palabras en cuestión se refieren a uno de dos sentidos por los cuales Juan usa sarx (carne): como sinónimo de mentalidad o actitud carnal, como una mente dominada por las cosas materiales, que juzga según los sentidos (cf., 8, 15) ―esos sentidos que esbozábamos como lo concluyente en materia de la presencia real y la Eucaristía―, que se aferra a lo natural y por lo tanto no descubre la verdad espiritual que determina los asuntos divinos. Por eso, lo que se devela aquí es más bien otra prueba de la noción literal de presencia real, y así lo remacha sin duda el final del versículo 63: “Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.” O sea, las palabras del Señor con relación al pan de vida expresan una realidad divina que sólo el Espíritu es capaz de hacernos comprender y que por lo mismo es brote de vida eterna para los creyentes (cf., Jn 1, 33; 14, 26).
Tuve que reconocer que este acontecimiento que ha celebrado la Iglesia Católica por 2,000 años, con tanta fe y a un costo tan alto, supone una poderosa presencia especial de Dios. Una presencia que tiene que producir una excelente oportunidad de conversión. Esta oportunidad que provee Dios en la Eucaristía se constituyó para mí en una fuente reconciliación y de liberación también.
Y de esta manera tuve que actuar de acuerdo a mi conciencia, convencido y poseído de esta gran verdad de la Iglesia del Señor: una, santa, católica y apostólica. No me quedó más remedio. Tuve que renunciar a mi ministerio. Sufrí mucho.

Otras cuestiones
Otros temas con los cuales tuve que lidiar fueron: la excelencia de la Virgen María y la importancia de su rol en la historia de la salvación, el culto a Santa María y a los santos, el primado de san Pedro y la institución del papado, el bautismo de infantes y el sacramento de la Confesión. Siempre, sin excepción, encontré una respuesta contundente a favor de la Iglesia Católica Romana.
Aunque tengo que reconocer que no siempre descubrí la Verdad católica por iniciativa mía, sino sin quererlo; de hecho, por mucho tiempo me resistí, pues no quería hacerme católico.
Hasta que me encontré retando al Señor sometiéndome, por ejemplo, al sacramento de la Reconciliación (Confesión), y predicando en mi iglesia pentecostal, y en otras que me invitaban como evangelista, sobre la Virgen María, y negándome a rebautizar al modo protestante, y enseñando la versión católica de la teología a nuestros seminaristas evangélicos, y un largo etcétera.

Un alto costo
Sobre los inconvenientes y las crisis vocacionales, familiares y económicas sólo las platico con las comunidades que nos invitan. Pero no debe ser difícil para nadie imaginar lo mucho que tuvimos que sufrir.
Y aquí me encuentro ahora, en la Iglesia de Jesucristo. Yo hubiera preferido otro método, pero el Señor lo dispuso así. Hay cosas que nunca comprenderé del todo. ¿Por qué señaló a Pedro como el primero? Juan era mejor. ¿Por qué escogió a Judas Iscariote como tesorero? De seguro Mateo le hubiese resultado mejor, pues había sido CPA del Imperio (publicano). ¿Por qué no hizo que la Biblia fuese suficiente? ¿Por qué no se limitó a poner sólo gente santa, perfecta, casta y pura en Iglesia Católica para hacerme el trago menos amargo? ¿Por qué permitió que yo sufriera la afrenta y el escarnio público por hacerme católico, si pudo haberme hecho nacer en esta Iglesia y ahorrarme problemas? Total, lo que él quería conmigo lo pudo haber realizado comoquiera.
Sólo se me ocurre una explicación para todo esto: ¡ÉL ES EL SEÑOR!

Actualmente, el Dr. Fernando Casanova es fundador y director de la Alianza Formativa, un ministerio de evangelización y formación en la fe católica para la Arquidiócesis de San Juan, Puerto Rico. Además es profesor de teología en el Centro de Estudios de los Dominicos del Caribe de la Universidad Central de Bayamón.

con referente a la teologia es importante .el porque sencillo. porque conoces la historia su origen ,su lengua origen de la verdad ejemplo que significa aleluya?Halləluya, Halləlûyāh hallet -lu-Yáh הַלְּלוּיָהּ . hallet-lu que significa “alaben . Yah: abreviación poética del nombre divino, Yahve y muchos de los evangelico no lo saben ver salmo 102 ,122,verso 4 ,salmo94,130,135 ,147 por ello la iglesia es pilar de verdad y de conocimiento de amor puro de la verdad y no de contradiciones y ninguna chispa de mentira.la iglesia es santa y sus doctrinas son verdaderas pero devemos reconocer que hay algunos dirigente que no son perfecto porque jesus mismo lo dijo solo Dios es perfecto.ellos son humanos y se pueden equivocar ver el rey de los judio antes de david. David no lo mato porque era ungido de Dios.sus doctrinas son recta y preguntele a lutero si cambio en su totalidad de lo catolico o a calvinp
 
Re: El reto Eucaristico

Citas biblicas por favor, no tu vision ni interpretacion personal.

Dios te bendiga hermano una cita para los que interprentan a su antojo la sagradas escritura y los exabiado sin conocer las sanas doctrinas 2 de pedro verso 20....
20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de Interpretación Privada; 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.
 
Re: El reto Eucaristico

SALUDOS A TODOS veo que muchos evangelicos no conocen el origenes de sus iglesia y reniegan que vienen de lutero catlico y creyente de Maria la virgen de Isrrael y el bautismo de niños...mi pregunta todos los que dicen que no tienen origen de lutero y calvino? ¿porque untilizan la biblia Reina Varela ordenadas por catolicos ¿DONDE ESTA SU HISTORIA COMO IGLESIA LA IGLESIA ES PILAR DE VERDAD ,PORQUE MUCHAS PROFETIZARON EL FIN DEL MUNDO HACE AÑOS ATRAS Y LA BIBLIA DICE DE AQUELLOS QUE PRONOSTICAN EL FIN DEL MUNDO?OTROS NO TIENEN UNIVERSALIDAD SOLO DE MUCHOS CASOS LOS GRANDES LIDERES SON AGLOSAJON? MUCHOS no conoces nada de sus origenes, nosotros los Cristianos Catolicos sI CONOCEMOS NUESTROS ORIGENES.... VEAMOS... de Marcos el evangelistas y escritor de unos de los evangelio y a su vez fundador de los coptos catolicos y conoce la unidad catolica como manifestacion cristiana.los arameos maronitas que conocen el lenguaje y la traduccion original de la biblia y lenguaje de jesus( parentelas )y aceptan la unidad cristiana.ya que ellos no quieres SER como los judios del tiempo de jesus. ....¿que dice la palabra de aquello que no tiene el mismo lenguaje solo de insulto y juzgar'?.y no tiene pilar de verdad y tienen una historia incierta hasta desconocida dentro de muchas iglesias de hombres..e interpretaciones privadas y personales ¿que dice las santas escrituras de esto?VEAMOS EN 2 de pedro (cap 1 20...20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, 20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.
; 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.

juan 8
40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.


41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.


42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.


43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.


44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.


veamos agunas comunidades judias cristianas catolicas


Kheshvan 5762 Artículo / Movimiento Judío Católico Internacional Octubre 2001

¿Podremos ser católicos los judíos o viceversa?


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En conmemoración del día del Encuentro de dos Mundos, llevado a cabo por un criptojudío...

Esta es una pregunta bastante inquietante, que a través de los siglos su posibilidad de ser ha sido duramente rebatida. Tanto rabinos como sacerdotes se han dado la tarea a especular sobre el tema llevando así al dudoso a una postura extremista demostrando su incompatibilidad y muchas veces conduciendo hacia el antijudaísmo o hacia el anticatolicismo.

Estas realidades, que para muchos en teoría y práctica son antagónicas como ya sabemos, no son más que producto de una misma fuente. Si bien comparamos el judaísmo como fe y el catolicismo como religión veremos que guardan y son lo mismo en su esencia. Estos puntos comunes no los tienen las congregaciones protestantes (nos referimos como tales no sólo a los protestantes históricos sino a sus descendientes por extensión) o hermanos separados o los que bien podríamos llamar desde un punto de vista geográfico "iglesias occidentales" para diferenciarlas de la Iglesia central, la Católica Romana y de las Orientales Ortodoxas y Monofisitas (véase cuadro de las grandes divisiones del cristianismo).

Vamos a dividir este artículo en dos secciones, la primera desde el punto de vista religioso o de fe y la segunda desde el punto de vista histórico-antropológico.



PRIMERA PARTE: Puntos convergentes de fe entre el judaísmo y el catolicismo.
Comenzaremos aquí con los puntos inmediatamente más importante, pues están relacionados con la Presencia de Di-s y Sus ministros.

El Di-s de Yisrå'el: Para muchos judíos es importante que alguien crea y ame en todo su corazón al Di-s de Yisrå'el, así como lo ordenó Yeshú'a en el Shemá: «...Y amarás al Señor tu Di-s con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tus fuerzas...», muchos consideran hermano al que profese esto. El mismo Yeshú'a nos demostró cómo un judío hacía realidad todo esto y se hizo ejemplo hasta morir y más allá no sólo para la nación de Yisrå'el sino para la humanidad entera. Los católicos han recogido el mandato y ejemplo de Yeshú'a y muchos hasta han derramado y seguirán derramando sangre por amor al Di-s de Yisrå'el y Su Hijo Yeshú'a.

El sacerdocio: Aunque el sacerdocio aaronita judío está como congelado en estos momentos, tuvo su razón de ser hasta la destrucción del Mishkán o Templo por parte de los romanos en el año 70 d.C. Esta es una figura fundamental en la que los judíos y católicos convergen, no obstante la principal diferencia es que el sacerdocio católico está consagrado en la orden Eterna de Melkhitsedeq-Melquisedec y el judío en la de Aharón. La característica que diferencia a estas ordenes es el sanguíneo; la orden aaronita debía ser de linaje familiar, mientras que la orden de Melkhitsedeq es vocacional.

El misterioso personaje de Melkhitsedeq, como nos lo muestra Bereshit, es un rey de la ciudad de Salem, o sea Jerusalén, el cual no había nacido de casta sacerdotal y del que ni siquiera se mencionan sus antepasados ni su origen ni su fin, sólo que "era sacerdote del Di-s Altísimo", que a través de él fue bendecido Abraham por Di-s Altísimo, Creador del Cielo y de la tierra y al que Abraham mismo donó su diezmo. Este personaje resulta extraño, pues en el pueblo de Yisrå'el los reyes no eran sacerdotes ni tampoco se ofrecía pan y vino para sacrificios, para este tiempo sólo venía a prefigurar a Un Sumo Sacerdote: Yeshú'a, que sería tal pero no por su casta sino por su naturaleza de llamado divino. El nacimiento de esta orden, por lo tanto, es más antiguo que la aarónica como muestra Gen,14. Los sacerdotes católicos en su vocación de seguir a Yeshú'a, han optado, a semejanza de Él, continuar con este Sacerdocio Perpetuo pero con bases características del sacerdocio aarónico.

El Templo: Como ya se sabe el Templo de Jerusalén fue destruido, en este templo se encontraba la Shekhiná o sea la Santa Real Presencia de Di-s. Hoy en día vemos que la Shekhiná se encuentra presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía en cualquier templo católico. Los protestantes no tiene Shekhiná, pues su culto está vacío, se han limitado a tener solamente sinagogas, asambleas o sea cual fuere su denominación, sin el Templo para la Shekhiná, pues muchos de ellos niegan la Real Presencia e ignoran el poder infundido por el Ruakh HaQodesh o Espíritu Santo para consagrar la Eucaristía.
Tabernáculo: Este era, para los tiempos del Mishkán el sitio más sagrado del templo a cual sólo podían acceder los kohaním o sacerdotes. Hoy vemos como esto no ha cambiado, sólo el sacerdote puede abrir el tabernáculo o sagrario para la acceder a la Eucaristía.

Altar: Los católicos tienen el altar dentro del templo al igual que en los tiempos antiguos del judaísmo, igualmente se utiliza para ofrecer el sacrificio.El Sacrificio: Los primeros kohaním del Antiguo Testamento eran los encargados de hacer el sacrificio por los pecados propios y de las personas, no muy diferente los kohaním católicos actuales que son los que se encargan de administrar el Cordero para el sacrificio, pues está en sus manos hacerlo. Al igual que los antiguos kohaním se encargan de mediar entre Di-s, las ofrendas y los hombres. Los protestantes no saben de sacrificios, pues según ellos estos cesaron al morir Yeshú'a, ¡y ciertamente así fue! ya los corderos, carneros, chivos, toros, pichones y otros animales que se utilizaban para sacrificio dejaron de serlo, sólo un Hombre se atrevió a ser Sacerdote y Víctima de Sacrificio a la vez y por eso es el Seh HaElohím o sea el Cordero de Di-s. Cesaron los sacrificios de animales pero no el del Seh HaElohím, pues Él mismo se instituyó como tal y ordenó Su inmolación perpetua en conmemoración Suya!El Pan y Vino: Es conocida por muchos cristianos como la Eucaristía. Los judíos la comen y beben para celebrar Pesakh o Pascua, Shabat y otras ocasiones. Su primera aparición en la Tanakh la podemos ver en manos del rey Melkhitsedeq, de cuya figura ya se habló arriba, y quien también fue el primer sacerdote mencionado del Di-s Altísimo. En la Iglesia Católica también para celebrar Pascua de Resurrección, sólo que ya este Pan y Vino tiene un ingrediente más: La Shekhiná. Algunos cristianos occidentales o protestantes se enredan un poco con este tema algunos dicen que no está, otros que sí pero de otra forma, lo cierto es que hay que verificar si Yeshú'a al unirse al Pan y Vino lo hizo metafóricamente o qué. Si al decir "este es Mi Cuerpo..." y "esta es Mi Sangre..." haría una alusión hipotética o realmente estaría hablando en serio. Nada más veamos cuando dice "quien come de Mi Carne y bebe de Mi Sangre tendrá Vida Eterna", si así no fuera, que la Eucaristía no tuviese Su Santa Presencia, entonces ¿donde conseguiríamos Su Sangre y Su Carne?¿dónde nos las puso que no sea en el Pan y Vino tal como lo dijo? y otra cosa vemos la Sabiduría del Eterno: elevó el sacrificio temporal de animales hacia el de un Pan con Vino ¡algo más práctico de tener y menos doloroso!

El Solideo: o kippá, aunque actualmente entre los judíos lo visten todos los varones y en algunas corrientes las mujeres, en el catolicismo lo usan solamente los kohaním cuando se reciben de obispos hacia arriba y algunos judíos católicos. Entre el judaísmo es un símbolo clásico de identidad con variados significados según la corriente.

La creencia en la Tradición: Los judíos saben muy bien que la Torá o Biblia no es suficiente fuente de fe, tienen tradiciones, como por ejemplo el hecho de ungir con aceites a un fallecido en el caso del cuerpo de Yeshú'a. El Talmud a su vez es una serie de comentarios compilados por años, escritos por estudiosos rabinos basados en la Torá. Muchos protestantes no aceptan otra fuente de inspiración divina que no sea la Biblia. Los católicos por su parte tienen a los Padres de la Iglesia, Santos y Doctores de la Fe que han desarrollado la comprensión de la fe inspirados por el Ruakh HaQodesh. A la final también está escrito que no todo lo que Yeshú'a hizo se pudo haber escrito ya que no cabrían tantos libros para plasmarlo (Juan 25).El Bautismo: o Tevilá es un pieza fundamental en la fe judía llevada a todo el mundo con las enseñanzas de Yeshú'a. Es el único sacramento aceptado como tal por todas la iglesias cristianas. Decimos que es fundamental este punto porque vemos como los gentiles se hacen judíos por adopción ya que al cumplir su tevilá pasan a ser hermanos de Yeshú'a quien fue judío.

Los Patriarcas: Ambas corrientes de fe respetan y veneran los mismos patriarcas de la antigüedad. Avraham, Yitsak, Ya'akov, Moshé, son tenidos en fe por ambas corrientes y son vistos como sus padres.





SEGUNDA PARTE: Puntos de convergencia histórico-antropológica entre judíos y católicos.

En esta división se tratará de ver desde un punto de vista de reflexión lógica la similitud entre ambos pueblos.

La Raza: El Génesis o Bereshit nos habla de un mismo principio u origen para toda la raza humana de una forma poética, como científicamente se ha comprobado el mundo tiene millones de años de creado y algo menos el hombre. De cierta forma Bereshit nos viene a confesar sutilmente el principio de lo que nos rodea, sin titubear nos muestra la verdad cuando afirma que primero fueron creados el cielo, el sol, las estrellas, el mundo, los animales y después el hombre, tal como sucedió en realidad. Es muy probable que hayan existido razas de homínidos pero que partieron de un tronco común y que actualmente sólo existe una raza y es el Homo sapiens sapiens. Vemos pues que ciencia y Biblia no están por caminos muy bifurcados.

La Etnia: En Bereshit vemos cómo ocurre un diluvio del cual sólo tuvo salvación una familia: la de Noé. Éste era un hombre el cual había sido escogido por Di-s para que preservara la vida en la tierra, de él no solamente se salvó la humana sino también la animal y vegetal. Noé tuvo tres hijos llamados Shem, Kham y Yafet, del primero se dice fueron sus descendientes los hebreos, fenicios, árabes y arameos, por eso es que este grupo humano es étnicamente conocido como semitas; del segundo hijo de Noah descendieron los egipcios, etíopes, libios-beréberes y sudaneses, entonces este grupo es conocido como los camíticos. Y de Yafet descendieron los europeos. Hay muchas personas que cuestionan la sangre de los europeos, principalmente rabinos, pero si vemos esto nos damos cuenta que su extranjerismo es relativo y si nos atenemos a esto somos la misma etnia. Lingüísticamente hablando los grupos humanos se dividen en familias de lenguas para lo cual estos tres grupos tienen su denominación de familia. Los semitas y camitas están emparentados genética y lingüísticamente entre sí, a lo cual los versículos de Noé no están equivocados, solo existen cambios y alteraciones debido a los movimientos migratorios de la humanidad pero es evidente que parten de un tronco común, esta familia se ha pasado a llamar últimamente afroasiática. No obstante para el grupo europeo el emparentamiento está muy distante, estos pertenecen a la familia indoeuropea, que es aquella que como su nombre lo trata de decir, aunque no exactamente, va desde la India hasta Europa. Pertenecen a esta familia: 1) Todos los grupos europeos nacionales autóctonos con excepción de los vascos, húngaros, estonios y finlandeses. 2) Grupos nacionales asiáticos ubicados desde Turquía hasta Irán (como los kurdos y persas), Afganistán, Pakistán, la mitad norte de la India y Nepal. Aunque es evidente esta diferencia hay un rasgo muy importante que resaltar: las lenguas semíticas y las indoeuropeas son lenguas de flexión, es decir que tienen raíces que son declinables, característica que sólo la poseen estos dos tipos cercanos de lenguas. Morfológicamente hablando las familias de lenguas se dividen en cuatro: las monosilábicas, como el chino y el tibetano; las aglutinantes, como el turco, el vasco, el japonés y gran parte de las lenguas aborígenes americanas; las flexivas, como las semíticas e indoeuropeas; las polisintéticas como algunas lenguas de pueblos del círculo polar ártico.

Según estudios recientes, y que es una sospecha constante para los investigadores lingüistas que profundizan en este tema -debido a su proximidad y relaciones históricas-, hubo en el pasado un solo grupo del que emergieron las familias indoeuropea, semítica, altaica (turco, uzbeco, kazajo, mongol y otras) y urálica (finés, húngaro, estonio y otras), dicho grupo de estas cuatro familias ha querido ser llamado "nóstrico" y que tuvo su origen y separación en algún lugar del Asia Central, nada mal para estar alejado del Edén bíblico, que aunque este se lo sitúa entre el Tigris y el Éufrates o del escenario de Babel que fue donde se separaron los idiomas, está por esa misma región.

Así de esta forma vemos cómo se recupera la identidad de Europa en Yafet.

El Mestizaje: El término de "raza pura" no debería ser utilizado, incluso sería descabellado el solo pensarlo empezando por que el simple término raza se encuentra en debate entre biólogos, antropólogos, sociólogos y otros científicos y humanistas a quienes les compete trabajar con dicho término, pues algunos lo ven como un detonante hacia la discriminación. Éstos emplean el término "etnia" al referirse a lo que comúnmente llamamos "raza" y dicho término lo emplean para una sola que es la humana. Y si existe una "raza superior", no queda otra opción que indudablemente afirmar que es la Homo sapiens sapiens a la cual sencillamente pertenecemos todos los seres humanos por la gracia de Di-s quien «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres» (Hechos 17, 26).

La humanidad por lo tanto ha estado expuesta a constantes cambios migratorios y con este la mezcla entre distintos grupos humanos, es así como vemos que muchos israelíes se trajeron los rasgos y costumbres europeos a Erets Yisrå'el. Los judíos, como grupo humano no como religión, han estado por toda Europa, Asia y norte de África desde tiempos antiguos, vemos en HaNebí Amós, el Profeta Amós, como existieron grupos en España, por ejemplo, antes de Yeshú'a. El mismo Rav Shaúl, San Pablo, nos relata en una de sus cartas su paso por Sefarad o España. En la Edad Media hasta 1.492 estuvieron en Sefarad aquellos judíos no católicos que posteriormente fueron expulsados y que se esparcieron por toda América, Europa y norte de África. Los americanos y especialmente los latinos estamos concientes del mestizaje, ni siquiera pueden vanagloriarse de "raza pura" los alemanes o nórdicos, pues ellos también vinieron de Asia Central al igual que otros indoeuropeos que, pues, de no haberse mezclado así no fueran Homo sapiens sapiens. Es más el mismo patriarca Avraham y su familia eran babilónicos o caldeos y sus costumbres e idioma eran arameos, fue a partir de él que, según una teoría, se procedió el nombre "hebreo". Sin embargo los mestizajes tienen sus grados entre más y menos, por ejemplo recientes investigaciones genéticas demuestran que la casta brahmánica hindú, que es la casta sacerdotal de la India, es la que más preserva sus genes indoeuropeos, o sea que están más emparentados con los europeos actuales, el hinduismo divide la sociedad en cuatro castas: brahmanes, chatrias, vaisias y sudras, en teoría ninguna casta puede emparentarse con la otra y si lo hace pasa a ser parte de un último nivel que son los parias. Esto, evidentemente, viene a demostrar ese por qué de la preservación de genes en ese estrato social. Pero no nos desviaremos del tema, la cuestión que aquí interesa no es cultura general sino la realidad del judío y del católico, que ya a la postre terminamos siendo los mismos como aquí se ha querido demostrar.



En conclusión y para finalizar, está mucho más allá de pensar si el judío deja de ser tal al convertirse a Yashú'a, solo resta analizar lo anteriormente expuesto y honestamente investigar un poco más si se requiere, dejar a un lado los extremismos y rigideces filosóficas y que recuerde que ya existen comunidades, movimientos y asociaciones que respaldan y apoyan la identidad cultural judía dentro de las iglesias. Y para el católico que sepa y entienda de donde vienen sus raíces y que la religión que está profesando no es otra cosa sino el judaísmo mismo como fe en el Primer Hombre que hizo posible "judaizar" al mundo. Pero que quede claro que en cuestiones de identidades ritual y litúrgica, el judaísmo y el catolicismo apostólico romano tienen mucho que compartir más que cualquier protestante pero sin ánimos de excluir a éstos.




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Nota: La teoría de la evolución está actualmente siendo rebatida por muchos sectores fundamentalistas, especialmente del sector protestante, no obstante está claro que es simplemente un concepto hipotético y que ningún ser humano hasta ahora, en el más de un siglo aproximado que fue expuesta la teoría, haya observado a algún organismo en evolución y que según el método científico los hechos no sólo deben ser demostrados sino verificados. La posición de la Iglesia frente a esta realidad no prohíbe a ningún creyente el abrazar dicha teoría, aclara que queda de parte de los científicos esclarecer la materia del origen humano. La Iglesia acepta la materia preexistente para la formación del hombre pero no se pronuncia sobre la naturaleza de esta, es decir si es mono o barro, esto es estudio de los científicos.

En la Encíclica Humani Generis del año 1950 Pío XII aborda el tema y dice que "el Magisterio de la Iglesia no prohíbe que, según el estado actual de las ciencias humanas y de la Sagrada Teología, se trate en las investigaciones de los entendidos en uno o en otro campo, de la doctrina del evolucionismo, en cuanto que busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente, pues las almas nos manda la fe católica sostener que son inmediatamente creadas por Dios”. Juan Pablo II ha desarrollado más esta idea viendo una compatibilidad cada vez más clara.

Y en conclusión a esta nota, el creer en la teoría evolucionista o no es igual en paralelo a creer en los átomos o no y, más profundo aún, en el creer en la existencia de Di-s o no, pues ésta se demuestra pero no se verifica.


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Re: El reto Eucaristico

SALUDOS A TODOS veo que muchos evangelicos no conocen el origenes de sus iglesia y reniegan que vienen de lutero catlico y creyente de Maria la virgen de Isrrael y el bautismo de niños...mi pregunta todos los que dicen que no tienen origen de lutero y calvino? ¿porque untilizan la biblia Reina Varela ordenadas por catolicos ¿DONDE ESTA SU HISTORIA COMO IGLESIA LA IGLESIA ES PILAR DE VERDAD ,PORQUE MUCHAS PROFETIZARON EL FIN DEL MUNDO HACE AÑOS ATRAS Y LA BIBLIA DICE DE AQUELLOS QUE PRONOSTICAN EL FIN DEL MUNDO?OTROS NO TIENEN UNIVERSALIDAD SOLO DE MUCHOS CASOS LOS GRANDES LIDERES SON AGLOSAJON? MUCHOS no conoces nada de sus origenes, nosotros los Cristianos Catolicos sI CONOCEMOS NUESTROS ORIGENES.... VEAMOS... de Marcos el evangelistas y escritor de unos de los evangelio y a su vez fundador de los coptos catolicos y conoce la unidad catolica como manifestacion cristiana.los arameos maronitas que conocen el lenguaje y la traduccion original de la biblia y lenguaje de jesus( parentelas )y aceptan la unidad cristiana.ya que ellos no quieres SER como los judios del tiempo de jesus. ....¿que dice la palabra de aquello que no tiene el mismo lenguaje solo de insulto y juzgar'?.y no tiene pilar de verdad y tienen una historia incierta hasta desconocida dentro de muchas iglesias de hombres..e interpretaciones privadas y personales ¿que dice las santas escrituras de esto?VEAMOS EN 2 de pedro (cap 1 20...20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, 20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.
; 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.

juan 8
40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.


41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.


42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.


43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.


44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.


veamos agunas comunidades judias cristianas catolicas


Kheshvan 5762 Artículo / Movimiento Judío Católico Internacional Octubre 2001

¿Podremos ser católicos los judíos o viceversa?


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En conmemoración del día del Encuentro de dos Mundos, llevado a cabo por un criptojudío...

Esta es una pregunta bastante inquietante, que a través de los siglos su posibilidad de ser ha sido duramente rebatida. Tanto rabinos como sacerdotes se han dado la tarea a especular sobre el tema llevando así al dudoso a una postura extremista demostrando su incompatibilidad y muchas veces conduciendo hacia el antijudaísmo o hacia el anticatolicismo.

Estas realidades, que para muchos en teoría y práctica son antagónicas como ya sabemos, no son más que producto de una misma fuente. Si bien comparamos el judaísmo como fe y el catolicismo como religión veremos que guardan y son lo mismo en su esencia. Estos puntos comunes no los tienen las congregaciones protestantes (nos referimos como tales no sólo a los protestantes históricos sino a sus descendientes por extensión) o hermanos separados o los que bien podríamos llamar desde un punto de vista geográfico "iglesias occidentales" para diferenciarlas de la Iglesia central, la Católica Romana y de las Orientales Ortodoxas y Monofisitas (véase cuadro de las grandes divisiones del cristianismo).

Vamos a dividir este artículo en dos secciones, la primera desde el punto de vista religioso o de fe y la segunda desde el punto de vista histórico-antropológico.



PRIMERA PARTE: Puntos convergentes de fe entre el judaísmo y el catolicismo.
Comenzaremos aquí con los puntos inmediatamente más importante, pues están relacionados con la Presencia de Di-s y Sus ministros.

El Di-s de Yisrå'el: Para muchos judíos es importante que alguien crea y ame en todo su corazón al Di-s de Yisrå'el, así como lo ordenó Yeshú'a en el Shemá: «...Y amarás al Señor tu Di-s con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tus fuerzas...», muchos consideran hermano al que profese esto. El mismo Yeshú'a nos demostró cómo un judío hacía realidad todo esto y se hizo ejemplo hasta morir y más allá no sólo para la nación de Yisrå'el sino para la humanidad entera. Los católicos han recogido el mandato y ejemplo de Yeshú'a y muchos hasta han derramado y seguirán derramando sangre por amor al Di-s de Yisrå'el y Su Hijo Yeshú'a.

El sacerdocio: Aunque el sacerdocio aaronita judío está como congelado en estos momentos, tuvo su razón de ser hasta la destrucción del Mishkán o Templo por parte de los romanos en el año 70 d.C. Esta es una figura fundamental en la que los judíos y católicos convergen, no obstante la principal diferencia es que el sacerdocio católico está consagrado en la orden Eterna de Melkhitsedeq-Melquisedec y el judío en la de Aharón. La característica que diferencia a estas ordenes es el sanguíneo; la orden aaronita debía ser de linaje familiar, mientras que la orden de Melkhitsedeq es vocacional.

El misterioso personaje de Melkhitsedeq, como nos lo muestra Bereshit, es un rey de la ciudad de Salem, o sea Jerusalén, el cual no había nacido de casta sacerdotal y del que ni siquiera se mencionan sus antepasados ni su origen ni su fin, sólo que "era sacerdote del Di-s Altísimo", que a través de él fue bendecido Abraham por Di-s Altísimo, Creador del Cielo y de la tierra y al que Abraham mismo donó su diezmo. Este personaje resulta extraño, pues en el pueblo de Yisrå'el los reyes no eran sacerdotes ni tampoco se ofrecía pan y vino para sacrificios, para este tiempo sólo venía a prefigurar a Un Sumo Sacerdote: Yeshú'a, que sería tal pero no por su casta sino por su naturaleza de llamado divino. El nacimiento de esta orden, por lo tanto, es más antiguo que la aarónica como muestra Gen,14. Los sacerdotes católicos en su vocación de seguir a Yeshú'a, han optado, a semejanza de Él, continuar con este Sacerdocio Perpetuo pero con bases características del sacerdocio aarónico.

El Templo: Como ya se sabe el Templo de Jerusalén fue destruido, en este templo se encontraba la Shekhiná o sea la Santa Real Presencia de Di-s. Hoy en día vemos que la Shekhiná se encuentra presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía en cualquier templo católico. Los protestantes no tiene Shekhiná, pues su culto está vacío, se han limitado a tener solamente sinagogas, asambleas o sea cual fuere su denominación, sin el Templo para la Shekhiná, pues muchos de ellos niegan la Real Presencia e ignoran el poder infundido por el Ruakh HaQodesh o Espíritu Santo para consagrar la Eucaristía.
Tabernáculo: Este era, para los tiempos del Mishkán el sitio más sagrado del templo a cual sólo podían acceder los kohaním o sacerdotes. Hoy vemos como esto no ha cambiado, sólo el sacerdote puede abrir el tabernáculo o sagrario para la acceder a la Eucaristía.

Altar: Los católicos tienen el altar dentro del templo al igual que en los tiempos antiguos del judaísmo, igualmente se utiliza para ofrecer el sacrificio.El Sacrificio: Los primeros kohaním del Antiguo Testamento eran los encargados de hacer el sacrificio por los pecados propios y de las personas, no muy diferente los kohaním católicos actuales que son los que se encargan de administrar el Cordero para el sacrificio, pues está en sus manos hacerlo. Al igual que los antiguos kohaním se encargan de mediar entre Di-s, las ofrendas y los hombres. Los protestantes no saben de sacrificios, pues según ellos estos cesaron al morir Yeshú'a, ¡y ciertamente así fue! ya los corderos, carneros, chivos, toros, pichones y otros animales que se utilizaban para sacrificio dejaron de serlo, sólo un Hombre se atrevió a ser Sacerdote y Víctima de Sacrificio a la vez y por eso es el Seh HaElohím o sea el Cordero de Di-s. Cesaron los sacrificios de animales pero no el del Seh HaElohím, pues Él mismo se instituyó como tal y ordenó Su inmolación perpetua en conmemoración Suya!El Pan y Vino: Es conocida por muchos cristianos como la Eucaristía. Los judíos la comen y beben para celebrar Pesakh o Pascua, Shabat y otras ocasiones. Su primera aparición en la Tanakh la podemos ver en manos del rey Melkhitsedeq, de cuya figura ya se habló arriba, y quien también fue el primer sacerdote mencionado del Di-s Altísimo. En la Iglesia Católica también para celebrar Pascua de Resurrección, sólo que ya este Pan y Vino tiene un ingrediente más: La Shekhiná. Algunos cristianos occidentales o protestantes se enredan un poco con este tema algunos dicen que no está, otros que sí pero de otra forma, lo cierto es que hay que verificar si Yeshú'a al unirse al Pan y Vino lo hizo metafóricamente o qué. Si al decir "este es Mi Cuerpo..." y "esta es Mi Sangre..." haría una alusión hipotética o realmente estaría hablando en serio. Nada más veamos cuando dice "quien come de Mi Carne y bebe de Mi Sangre tendrá Vida Eterna", si así no fuera, que la Eucaristía no tuviese Su Santa Presencia, entonces ¿donde conseguiríamos Su Sangre y Su Carne?¿dónde nos las puso que no sea en el Pan y Vino tal como lo dijo? y otra cosa vemos la Sabiduría del Eterno: elevó el sacrificio temporal de animales hacia el de un Pan con Vino ¡algo más práctico de tener y menos doloroso!

El Solideo: o kippá, aunque actualmente entre los judíos lo visten todos los varones y en algunas corrientes las mujeres, en el catolicismo lo usan solamente los kohaním cuando se reciben de obispos hacia arriba y algunos judíos católicos. Entre el judaísmo es un símbolo clásico de identidad con variados significados según la corriente.

La creencia en la Tradición: Los judíos saben muy bien que la Torá o Biblia no es suficiente fuente de fe, tienen tradiciones, como por ejemplo el hecho de ungir con aceites a un fallecido en el caso del cuerpo de Yeshú'a. El Talmud a su vez es una serie de comentarios compilados por años, escritos por estudiosos rabinos basados en la Torá. Muchos protestantes no aceptan otra fuente de inspiración divina que no sea la Biblia. Los católicos por su parte tienen a los Padres de la Iglesia, Santos y Doctores de la Fe que han desarrollado la comprensión de la fe inspirados por el Ruakh HaQodesh. A la final también está escrito que no todo lo que Yeshú'a hizo se pudo haber escrito ya que no cabrían tantos libros para plasmarlo (Juan 25).El Bautismo: o Tevilá es un pieza fundamental en la fe judía llevada a todo el mundo con las enseñanzas de Yeshú'a. Es el único sacramento aceptado como tal por todas la iglesias cristianas. Decimos que es fundamental este punto porque vemos como los gentiles se hacen judíos por adopción ya que al cumplir su tevilá pasan a ser hermanos de Yeshú'a quien fue judío.

Los Patriarcas: Ambas corrientes de fe respetan y veneran los mismos patriarcas de la antigüedad. Avraham, Yitsak, Ya'akov, Moshé, son tenidos en fe por ambas corrientes y son vistos como sus padres.





SEGUNDA PARTE: Puntos de convergencia histórico-antropológica entre judíos y católicos.

En esta división se tratará de ver desde un punto de vista de reflexión lógica la similitud entre ambos pueblos.

La Raza: El Génesis o Bereshit nos habla de un mismo principio u origen para toda la raza humana de una forma poética, como científicamente se ha comprobado el mundo tiene millones de años de creado y algo menos el hombre. De cierta forma Bereshit nos viene a confesar sutilmente el principio de lo que nos rodea, sin titubear nos muestra la verdad cuando afirma que primero fueron creados el cielo, el sol, las estrellas, el mundo, los animales y después el hombre, tal como sucedió en realidad. Es muy probable que hayan existido razas de homínidos pero que partieron de un tronco común y que actualmente sólo existe una raza y es el Homo sapiens sapiens. Vemos pues que ciencia y Biblia no están por caminos muy bifurcados.

La Etnia: En Bereshit vemos cómo ocurre un diluvio del cual sólo tuvo salvación una familia: la de Noé. Éste era un hombre el cual había sido escogido por Di-s para que preservara la vida en la tierra, de él no solamente se salvó la humana sino también la animal y vegetal. Noé tuvo tres hijos llamados Shem, Kham y Yafet, del primero se dice fueron sus descendientes los hebreos, fenicios, árabes y arameos, por eso es que este grupo humano es étnicamente conocido como semitas; del segundo hijo de Noah descendieron los egipcios, etíopes, libios-beréberes y sudaneses, entonces este grupo es conocido como los camíticos. Y de Yafet descendieron los europeos. Hay muchas personas que cuestionan la sangre de los europeos, principalmente rabinos, pero si vemos esto nos damos cuenta que su extranjerismo es relativo y si nos atenemos a esto somos la misma etnia. Lingüísticamente hablando los grupos humanos se dividen en familias de lenguas para lo cual estos tres grupos tienen su denominación de familia. Los semitas y camitas están emparentados genética y lingüísticamente entre sí, a lo cual los versículos de Noé no están equivocados, solo existen cambios y alteraciones debido a los movimientos migratorios de la humanidad pero es evidente que parten de un tronco común, esta familia se ha pasado a llamar últimamente afroasiática. No obstante para el grupo europeo el emparentamiento está muy distante, estos pertenecen a la familia indoeuropea, que es aquella que como su nombre lo trata de decir, aunque no exactamente, va desde la India hasta Europa. Pertenecen a esta familia: 1) Todos los grupos europeos nacionales autóctonos con excepción de los vascos, húngaros, estonios y finlandeses. 2) Grupos nacionales asiáticos ubicados desde Turquía hasta Irán (como los kurdos y persas), Afganistán, Pakistán, la mitad norte de la India y Nepal. Aunque es evidente esta diferencia hay un rasgo muy importante que resaltar: las lenguas semíticas y las indoeuropeas son lenguas de flexión, es decir que tienen raíces que son declinables, característica que sólo la poseen estos dos tipos cercanos de lenguas. Morfológicamente hablando las familias de lenguas se dividen en cuatro: las monosilábicas, como el chino y el tibetano; las aglutinantes, como el turco, el vasco, el japonés y gran parte de las lenguas aborígenes americanas; las flexivas, como las semíticas e indoeuropeas; las polisintéticas como algunas lenguas de pueblos del círculo polar ártico.

Según estudios recientes, y que es una sospecha constante para los investigadores lingüistas que profundizan en este tema -debido a su proximidad y relaciones históricas-, hubo en el pasado un solo grupo del que emergieron las familias indoeuropea, semítica, altaica (turco, uzbeco, kazajo, mongol y otras) y urálica (finés, húngaro, estonio y otras), dicho grupo de estas cuatro familias ha querido ser llamado "nóstrico" y que tuvo su origen y separación en algún lugar del Asia Central, nada mal para estar alejado del Edén bíblico, que aunque este se lo sitúa entre el Tigris y el Éufrates o del escenario de Babel que fue donde se separaron los idiomas, está por esa misma región.

Así de esta forma vemos cómo se recupera la identidad de Europa en Yafet.

El Mestizaje: El término de "raza pura" no debería ser utilizado, incluso sería descabellado el solo pensarlo empezando por que el simple término raza se encuentra en debate entre biólogos, antropólogos, sociólogos y otros científicos y humanistas a quienes les compete trabajar con dicho término, pues algunos lo ven como un detonante hacia la discriminación. Éstos emplean el término "etnia" al referirse a lo que comúnmente llamamos "raza" y dicho término lo emplean para una sola que es la humana. Y si existe una "raza superior", no queda otra opción que indudablemente afirmar que es la Homo sapiens sapiens a la cual sencillamente pertenecemos todos los seres humanos por la gracia de Di-s quien «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres» (Hechos 17, 26).

La humanidad por lo tanto ha estado expuesta a constantes cambios migratorios y con este la mezcla entre distintos grupos humanos, es así como vemos que muchos israelíes se trajeron los rasgos y costumbres europeos a Erets Yisrå'el. Los judíos, como grupo humano no como religión, han estado por toda Europa, Asia y norte de África desde tiempos antiguos, vemos en HaNebí Amós, el Profeta Amós, como existieron grupos en España, por ejemplo, antes de Yeshú'a. El mismo Rav Shaúl, San Pablo, nos relata en una de sus cartas su paso por Sefarad o España. En la Edad Media hasta 1.492 estuvieron en Sefarad aquellos judíos no católicos que posteriormente fueron expulsados y que se esparcieron por toda América, Europa y norte de África. Los americanos y especialmente los latinos estamos concientes del mestizaje, ni siquiera pueden vanagloriarse de "raza pura" los alemanes o nórdicos, pues ellos también vinieron de Asia Central al igual que otros indoeuropeos que, pues, de no haberse mezclado así no fueran Homo sapiens sapiens. Es más el mismo patriarca Avraham y su familia eran babilónicos o caldeos y sus costumbres e idioma eran arameos, fue a partir de él que, según una teoría, se procedió el nombre "hebreo". Sin embargo los mestizajes tienen sus grados entre más y menos, por ejemplo recientes investigaciones genéticas demuestran que la casta brahmánica hindú, que es la casta sacerdotal de la India, es la que más preserva sus genes indoeuropeos, o sea que están más emparentados con los europeos actuales, el hinduismo divide la sociedad en cuatro castas: brahmanes, chatrias, vaisias y sudras, en teoría ninguna casta puede emparentarse con la otra y si lo hace pasa a ser parte de un último nivel que son los parias. Esto, evidentemente, viene a demostrar ese por qué de la preservación de genes en ese estrato social. Pero no nos desviaremos del tema, la cuestión que aquí interesa no es cultura general sino la realidad del judío y del católico, que ya a la postre terminamos siendo los mismos como aquí se ha querido demostrar.



En conclusión y para finalizar, está mucho más allá de pensar si el judío deja de ser tal al convertirse a Yashú'a, solo resta analizar lo anteriormente expuesto y honestamente investigar un poco más si se requiere, dejar a un lado los extremismos y rigideces filosóficas y que recuerde que ya existen comunidades, movimientos y asociaciones que respaldan y apoyan la identidad cultural judía dentro de las iglesias. Y para el católico que sepa y entienda de donde vienen sus raíces y que la religión que está profesando no es otra cosa sino el judaísmo mismo como fe en el Primer Hombre que hizo posible "judaizar" al mundo. Pero que quede claro que en cuestiones de identidades ritual y litúrgica, el judaísmo y el catolicismo apostólico romano tienen mucho que compartir más que cualquier protestante pero sin ánimos de excluir a éstos.




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Nota: La teoría de la evolución está actualmente siendo rebatida por muchos sectores fundamentalistas, especialmente del sector protestante, no obstante está claro que es simplemente un concepto hipotético y que ningún ser humano hasta ahora, en el más de un siglo aproximado que fue expuesta la teoría, haya observado a algún organismo en evolución y que según el método científico los hechos no sólo deben ser demostrados sino verificados. La posición de la Iglesia frente a esta realidad no prohíbe a ningún creyente el abrazar dicha teoría, aclara que queda de parte de los científicos esclarecer la materia del origen humano. La Iglesia acepta la materia preexistente para la formación del hombre pero no se pronuncia sobre la naturaleza de esta, es decir si es mono o barro, esto es estudio de los científicos.

En la Encíclica Humani Generis del año 1950 Pío XII aborda el tema y dice que "el Magisterio de la Iglesia no prohíbe que, según el estado actual de las ciencias humanas y de la Sagrada Teología, se trate en las investigaciones de los entendidos en uno o en otro campo, de la doctrina del evolucionismo, en cuanto que busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente, pues las almas nos manda la fe católica sostener que son inmediatamente creadas por Dios”. Juan Pablo II ha desarrollado más esta idea viendo una compatibilidad cada vez más clara.

Y en conclusión a esta nota, el creer en la teoría evolucionista o no es igual en paralelo a creer en los átomos o no y, más profundo aún, en el creer en la existencia de Di-s o no, pues ésta se demuestra pero no se verifica.


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Re: El reto Eucaristico

SALUDOS A TODOS veo que muchos evangelicos no conocen el origenes de sus iglesia y reniegan que vienen de lutero catlico y creyente de Maria la virgen de Isrrael y el bautismo de niños...mi pregunta todos los que dicen que no tienen origen de lutero y calvino? ¿porque untilizan la biblia Reina Varela ordenadas por catolicos ¿DONDE ESTA SU HISTORIA COMO IGLESIA LA IGLESIA ES PILAR DE VERDAD ,PORQUE MUCHAS PROFETIZARON EL FIN DEL MUNDO HACE AÑOS ATRAS Y LA BIBLIA DICE DE AQUELLOS QUE PRONOSTICAN EL FIN DEL MUNDO?OTROS NO TIENEN UNIVERSALIDAD SOLO DE MUCHOS CASOS LOS GRANDES LIDERES SON AGLOSAJON? MUCHOS no conoces nada de sus origenes, nosotros los Cristianos Catolicos sI CONOCEMOS NUESTROS ORIGENES.... VEAMOS... de Marcos el evangelistas y escritor de unos de los evangelio y a su vez fundador de los coptos catolicos y conoce la unidad catolica como manifestacion cristiana.los arameos maronitas que conocen el lenguaje y la traduccion original de la biblia y lenguaje de jesus( parentelas )y aceptan la unidad cristiana.ya que ellos no quieres SER como los judios del tiempo de jesus. ....¿que dice la palabra de aquello que no tiene el mismo lenguaje solo de insulto y juzgar'?.y no tiene pilar de verdad y tienen una historia incierta hasta desconocida dentro de muchas iglesias de hombres..e interpretaciones privadas y personales ¿que dice las santas escrituras de esto?VEAMOS EN 2 de pedro (cap 1 20...20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, 20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.
; 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.

juan 8
40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.


41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.


42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.


43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.


44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.


veamos agunas comunidades judias cristianas catolicas


Kheshvan 5762 Artículo / Movimiento Judío Católico Internacional Octubre 2001

¿Podremos ser católicos los judíos o viceversa?


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En conmemoración del día del Encuentro de dos Mundos, llevado a cabo por un criptojudío...

Esta es una pregunta bastante inquietante, que a través de los siglos su posibilidad de ser ha sido duramente rebatida. Tanto rabinos como sacerdotes se han dado la tarea a especular sobre el tema llevando así al dudoso a una postura extremista demostrando su incompatibilidad y muchas veces conduciendo hacia el antijudaísmo o hacia el anticatolicismo.

Estas realidades, que para muchos en teoría y práctica son antagónicas como ya sabemos, no son más que producto de una misma fuente. Si bien comparamos el judaísmo como fe y el catolicismo como religión veremos que guardan y son lo mismo en su esencia. Estos puntos comunes no los tienen las congregaciones protestantes (nos referimos como tales no sólo a los protestantes históricos sino a sus descendientes por extensión) o hermanos separados o los que bien podríamos llamar desde un punto de vista geográfico "iglesias occidentales" para diferenciarlas de la Iglesia central, la Católica Romana y de las Orientales Ortodoxas y Monofisitas (véase cuadro de las grandes divisiones del cristianismo).

Vamos a dividir este artículo en dos secciones, la primera desde el punto de vista religioso o de fe y la segunda desde el punto de vista histórico-antropológico.



PRIMERA PARTE: Puntos convergentes de fe entre el judaísmo y el catolicismo.
Comenzaremos aquí con los puntos inmediatamente más importante, pues están relacionados con la Presencia de Di-s y Sus ministros.

El Di-s de Yisrå'el: Para muchos judíos es importante que alguien crea y ame en todo su corazón al Di-s de Yisrå'el, así como lo ordenó Yeshú'a en el Shemá: «...Y amarás al Señor tu Di-s con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tus fuerzas...», muchos consideran hermano al que profese esto. El mismo Yeshú'a nos demostró cómo un judío hacía realidad todo esto y se hizo ejemplo hasta morir y más allá no sólo para la nación de Yisrå'el sino para la humanidad entera. Los católicos han recogido el mandato y ejemplo de Yeshú'a y muchos hasta han derramado y seguirán derramando sangre por amor al Di-s de Yisrå'el y Su Hijo Yeshú'a.

El sacerdocio: Aunque el sacerdocio aaronita judío está como congelado en estos momentos, tuvo su razón de ser hasta la destrucción del Mishkán o Templo por parte de los romanos en el año 70 d.C. Esta es una figura fundamental en la que los judíos y católicos convergen, no obstante la principal diferencia es que el sacerdocio católico está consagrado en la orden Eterna de Melkhitsedeq-Melquisedec y el judío en la de Aharón. La característica que diferencia a estas ordenes es el sanguíneo; la orden aaronita debía ser de linaje familiar, mientras que la orden de Melkhitsedeq es vocacional.

El misterioso personaje de Melkhitsedeq, como nos lo muestra Bereshit, es un rey de la ciudad de Salem, o sea Jerusalén, el cual no había nacido de casta sacerdotal y del que ni siquiera se mencionan sus antepasados ni su origen ni su fin, sólo que "era sacerdote del Di-s Altísimo", que a través de él fue bendecido Abraham por Di-s Altísimo, Creador del Cielo y de la tierra y al que Abraham mismo donó su diezmo. Este personaje resulta extraño, pues en el pueblo de Yisrå'el los reyes no eran sacerdotes ni tampoco se ofrecía pan y vino para sacrificios, para este tiempo sólo venía a prefigurar a Un Sumo Sacerdote: Yeshú'a, que sería tal pero no por su casta sino por su naturaleza de llamado divino. El nacimiento de esta orden, por lo tanto, es más antiguo que la aarónica como muestra Gen,14. Los sacerdotes católicos en su vocación de seguir a Yeshú'a, han optado, a semejanza de Él, continuar con este Sacerdocio Perpetuo pero con bases características del sacerdocio aarónico.

El Templo: Como ya se sabe el Templo de Jerusalén fue destruido, en este templo se encontraba la Shekhiná o sea la Santa Real Presencia de Di-s. Hoy en día vemos que la Shekhiná se encuentra presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía en cualquier templo católico. Los protestantes no tiene Shekhiná, pues su culto está vacío, se han limitado a tener solamente sinagogas, asambleas o sea cual fuere su denominación, sin el Templo para la Shekhiná, pues muchos de ellos niegan la Real Presencia e ignoran el poder infundido por el Ruakh HaQodesh o Espíritu Santo para consagrar la Eucaristía.
Tabernáculo: Este era, para los tiempos del Mishkán el sitio más sagrado del templo a cual sólo podían acceder los kohaním o sacerdotes. Hoy vemos como esto no ha cambiado, sólo el sacerdote puede abrir el tabernáculo o sagrario para la acceder a la Eucaristía.

Altar: Los católicos tienen el altar dentro del templo al igual que en los tiempos antiguos del judaísmo, igualmente se utiliza para ofrecer el sacrificio.El Sacrificio: Los primeros kohaním del Antiguo Testamento eran los encargados de hacer el sacrificio por los pecados propios y de las personas, no muy diferente los kohaním católicos actuales que son los que se encargan de administrar el Cordero para el sacrificio, pues está en sus manos hacerlo. Al igual que los antiguos kohaním se encargan de mediar entre Di-s, las ofrendas y los hombres. Los protestantes no saben de sacrificios, pues según ellos estos cesaron al morir Yeshú'a, ¡y ciertamente así fue! ya los corderos, carneros, chivos, toros, pichones y otros animales que se utilizaban para sacrificio dejaron de serlo, sólo un Hombre se atrevió a ser Sacerdote y Víctima de Sacrificio a la vez y por eso es el Seh HaElohím o sea el Cordero de Di-s. Cesaron los sacrificios de animales pero no el del Seh HaElohím, pues Él mismo se instituyó como tal y ordenó Su inmolación perpetua en conmemoración Suya!El Pan y Vino: Es conocida por muchos cristianos como la Eucaristía. Los judíos la comen y beben para celebrar Pesakh o Pascua, Shabat y otras ocasiones. Su primera aparición en la Tanakh la podemos ver en manos del rey Melkhitsedeq, de cuya figura ya se habló arriba, y quien también fue el primer sacerdote mencionado del Di-s Altísimo. En la Iglesia Católica también para celebrar Pascua de Resurrección, sólo que ya este Pan y Vino tiene un ingrediente más: La Shekhiná. Algunos cristianos occidentales o protestantes se enredan un poco con este tema algunos dicen que no está, otros que sí pero de otra forma, lo cierto es que hay que verificar si Yeshú'a al unirse al Pan y Vino lo hizo metafóricamente o qué. Si al decir "este es Mi Cuerpo..." y "esta es Mi Sangre..." haría una alusión hipotética o realmente estaría hablando en serio. Nada más veamos cuando dice "quien come de Mi Carne y bebe de Mi Sangre tendrá Vida Eterna", si así no fuera, que la Eucaristía no tuviese Su Santa Presencia, entonces ¿donde conseguiríamos Su Sangre y Su Carne?¿dónde nos las puso que no sea en el Pan y Vino tal como lo dijo? y otra cosa vemos la Sabiduría del Eterno: elevó el sacrificio temporal de animales hacia el de un Pan con Vino ¡algo más práctico de tener y menos doloroso!

El Solideo: o kippá, aunque actualmente entre los judíos lo visten todos los varones y en algunas corrientes las mujeres, en el catolicismo lo usan solamente los kohaním cuando se reciben de obispos hacia arriba y algunos judíos católicos. Entre el judaísmo es un símbolo clásico de identidad con variados significados según la corriente.

La creencia en la Tradición: Los judíos saben muy bien que la Torá o Biblia no es suficiente fuente de fe, tienen tradiciones, como por ejemplo el hecho de ungir con aceites a un fallecido en el caso del cuerpo de Yeshú'a. El Talmud a su vez es una serie de comentarios compilados por años, escritos por estudiosos rabinos basados en la Torá. Muchos protestantes no aceptan otra fuente de inspiración divina que no sea la Biblia. Los católicos por su parte tienen a los Padres de la Iglesia, Santos y Doctores de la Fe que han desarrollado la comprensión de la fe inspirados por el Ruakh HaQodesh. A la final también está escrito que no todo lo que Yeshú'a hizo se pudo haber escrito ya que no cabrían tantos libros para plasmarlo (Juan 25).El Bautismo: o Tevilá es un pieza fundamental en la fe judía llevada a todo el mundo con las enseñanzas de Yeshú'a. Es el único sacramento aceptado como tal por todas la iglesias cristianas. Decimos que es fundamental este punto porque vemos como los gentiles se hacen judíos por adopción ya que al cumplir su tevilá pasan a ser hermanos de Yeshú'a quien fue judío.

Los Patriarcas: Ambas corrientes de fe respetan y veneran los mismos patriarcas de la antigüedad. Avraham, Yitsak, Ya'akov, Moshé, son tenidos en fe por ambas corrientes y son vistos como sus padres.





SEGUNDA PARTE: Puntos de convergencia histórico-antropológica entre judíos y católicos.

En esta división se tratará de ver desde un punto de vista de reflexión lógica la similitud entre ambos pueblos.

La Raza: El Génesis o Bereshit nos habla de un mismo principio u origen para toda la raza humana de una forma poética, como científicamente se ha comprobado el mundo tiene millones de años de creado y algo menos el hombre. De cierta forma Bereshit nos viene a confesar sutilmente el principio de lo que nos rodea, sin titubear nos muestra la verdad cuando afirma que primero fueron creados el cielo, el sol, las estrellas, el mundo, los animales y después el hombre, tal como sucedió en realidad. Es muy probable que hayan existido razas de homínidos pero que partieron de un tronco común y que actualmente sólo existe una raza y es el Homo sapiens sapiens. Vemos pues que ciencia y Biblia no están por caminos muy bifurcados.

La Etnia: En Bereshit vemos cómo ocurre un diluvio del cual sólo tuvo salvación una familia: la de Noé. Éste era un hombre el cual había sido escogido por Di-s para que preservara la vida en la tierra, de él no solamente se salvó la humana sino también la animal y vegetal. Noé tuvo tres hijos llamados Shem, Kham y Yafet, del primero se dice fueron sus descendientes los hebreos, fenicios, árabes y arameos, por eso es que este grupo humano es étnicamente conocido como semitas; del segundo hijo de Noah descendieron los egipcios, etíopes, libios-beréberes y sudaneses, entonces este grupo es conocido como los camíticos. Y de Yafet descendieron los europeos. Hay muchas personas que cuestionan la sangre de los europeos, principalmente rabinos, pero si vemos esto nos damos cuenta que su extranjerismo es relativo y si nos atenemos a esto somos la misma etnia. Lingüísticamente hablando los grupos humanos se dividen en familias de lenguas para lo cual estos tres grupos tienen su denominación de familia. Los semitas y camitas están emparentados genética y lingüísticamente entre sí, a lo cual los versículos de Noé no están equivocados, solo existen cambios y alteraciones debido a los movimientos migratorios de la humanidad pero es evidente que parten de un tronco común, esta familia se ha pasado a llamar últimamente afroasiática. No obstante para el grupo europeo el emparentamiento está muy distante, estos pertenecen a la familia indoeuropea, que es aquella que como su nombre lo trata de decir, aunque no exactamente, va desde la India hasta Europa. Pertenecen a esta familia: 1) Todos los grupos europeos nacionales autóctonos con excepción de los vascos, húngaros, estonios y finlandeses. 2) Grupos nacionales asiáticos ubicados desde Turquía hasta Irán (como los kurdos y persas), Afganistán, Pakistán, la mitad norte de la India y Nepal. Aunque es evidente esta diferencia hay un rasgo muy importante que resaltar: las lenguas semíticas y las indoeuropeas son lenguas de flexión, es decir que tienen raíces que son declinables, característica que sólo la poseen estos dos tipos cercanos de lenguas. Morfológicamente hablando las familias de lenguas se dividen en cuatro: las monosilábicas, como el chino y el tibetano; las aglutinantes, como el turco, el vasco, el japonés y gran parte de las lenguas aborígenes americanas; las flexivas, como las semíticas e indoeuropeas; las polisintéticas como algunas lenguas de pueblos del círculo polar ártico.

Según estudios recientes, y que es una sospecha constante para los investigadores lingüistas que profundizan en este tema -debido a su proximidad y relaciones históricas-, hubo en el pasado un solo grupo del que emergieron las familias indoeuropea, semítica, altaica (turco, uzbeco, kazajo, mongol y otras) y urálica (finés, húngaro, estonio y otras), dicho grupo de estas cuatro familias ha querido ser llamado "nóstrico" y que tuvo su origen y separación en algún lugar del Asia Central, nada mal para estar alejado del Edén bíblico, que aunque este se lo sitúa entre el Tigris y el Éufrates o del escenario de Babel que fue donde se separaron los idiomas, está por esa misma región.

Así de esta forma vemos cómo se recupera la identidad de Europa en Yafet.

El Mestizaje: El término de "raza pura" no debería ser utilizado, incluso sería descabellado el solo pensarlo empezando por que el simple término raza se encuentra en debate entre biólogos, antropólogos, sociólogos y otros científicos y humanistas a quienes les compete trabajar con dicho término, pues algunos lo ven como un detonante hacia la discriminación. Éstos emplean el término "etnia" al referirse a lo que comúnmente llamamos "raza" y dicho término lo emplean para una sola que es la humana. Y si existe una "raza superior", no queda otra opción que indudablemente afirmar que es la Homo sapiens sapiens a la cual sencillamente pertenecemos todos los seres humanos por la gracia de Di-s quien «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres» (Hechos 17, 26).

La humanidad por lo tanto ha estado expuesta a constantes cambios migratorios y con este la mezcla entre distintos grupos humanos, es así como vemos que muchos israelíes se trajeron los rasgos y costumbres europeos a Erets Yisrå'el. Los judíos, como grupo humano no como religión, han estado por toda Europa, Asia y norte de África desde tiempos antiguos, vemos en HaNebí Amós, el Profeta Amós, como existieron grupos en España, por ejemplo, antes de Yeshú'a. El mismo Rav Shaúl, San Pablo, nos relata en una de sus cartas su paso por Sefarad o España. En la Edad Media hasta 1.492 estuvieron en Sefarad aquellos judíos no católicos que posteriormente fueron expulsados y que se esparcieron por toda América, Europa y norte de África. Los americanos y especialmente los latinos estamos concientes del mestizaje, ni siquiera pueden vanagloriarse de "raza pura" los alemanes o nórdicos, pues ellos también vinieron de Asia Central al igual que otros indoeuropeos que, pues, de no haberse mezclado así no fueran Homo sapiens sapiens. Es más el mismo patriarca Avraham y su familia eran babilónicos o caldeos y sus costumbres e idioma eran arameos, fue a partir de él que, según una teoría, se procedió el nombre "hebreo". Sin embargo los mestizajes tienen sus grados entre más y menos, por ejemplo recientes investigaciones genéticas demuestran que la casta brahmánica hindú, que es la casta sacerdotal de la India, es la que más preserva sus genes indoeuropeos, o sea que están más emparentados con los europeos actuales, el hinduismo divide la sociedad en cuatro castas: brahmanes, chatrias, vaisias y sudras, en teoría ninguna casta puede emparentarse con la otra y si lo hace pasa a ser parte de un último nivel que son los parias. Esto, evidentemente, viene a demostrar ese por qué de la preservación de genes en ese estrato social. Pero no nos desviaremos del tema, la cuestión que aquí interesa no es cultura general sino la realidad del judío y del católico, que ya a la postre terminamos siendo los mismos como aquí se ha querido demostrar.



En conclusión y para finalizar, está mucho más allá de pensar si el judío deja de ser tal al convertirse a Yashú'a, solo resta analizar lo anteriormente expuesto y honestamente investigar un poco más si se requiere, dejar a un lado los extremismos y rigideces filosóficas y que recuerde que ya existen comunidades, movimientos y asociaciones que respaldan y apoyan la identidad cultural judía dentro de las iglesias. Y para el católico que sepa y entienda de donde vienen sus raíces y que la religión que está profesando no es otra cosa sino el judaísmo mismo como fe en el Primer Hombre que hizo posible "judaizar" al mundo. Pero que quede claro que en cuestiones de identidades ritual y litúrgica, el judaísmo y el catolicismo apostólico romano tienen mucho que compartir más que cualquier protestante pero sin ánimos de excluir a éstos.




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Nota: La teoría de la evolución está actualmente siendo rebatida por muchos sectores fundamentalistas, especialmente del sector protestante, no obstante está claro que es simplemente un concepto hipotético y que ningún ser humano hasta ahora, en el más de un siglo aproximado que fue expuesta la teoría, haya observado a algún organismo en evolución y que según el método científico los hechos no sólo deben ser demostrados sino verificados. La posición de la Iglesia frente a esta realidad no prohíbe a ningún creyente el abrazar dicha teoría, aclara que queda de parte de los científicos esclarecer la materia del origen humano. La Iglesia acepta la materia preexistente para la formación del hombre pero no se pronuncia sobre la naturaleza de esta, es decir si es mono o barro, esto es estudio de los científicos.

En la Encíclica Humani Generis del año 1950 Pío XII aborda el tema y dice que "el Magisterio de la Iglesia no prohíbe que, según el estado actual de las ciencias humanas y de la Sagrada Teología, se trate en las investigaciones de los entendidos en uno o en otro campo, de la doctrina del evolucionismo, en cuanto que busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente, pues las almas nos manda la fe católica sostener que son inmediatamente creadas por Dios”. Juan Pablo II ha desarrollado más esta idea viendo una compatibilidad cada vez más clara.

Y en conclusión a esta nota, el creer en la teoría evolucionista o no es igual en paralelo a creer en los átomos o no y, más profundo aún, en el creer en la existencia de Di-s o no, pues ésta se demuestra pero no se verifica.





aqui hay otro documentos que convencen como convencieron a casanova

Interesante escrito, Si lo leen con calma veran una de las razones teologicas por las cuales Fernando regresa a la verdadera Iglesia de Dios.

Muchas veces la gente se pregunta por que los Catolicos usan los libros Deuterocanonicos mientras que muchos Protestantes no lo hacen. En general no hay nada en los libros Deuterocanonicos que pueda separar a diferentes formas del Cristianismo, con la excepcion de dos pasajes. En 2 Macabeos capitulo 12, se reza por las almas de los muertos. Este pasaje es significativo en cuanto que contradice la justificacion por la sola fe, y apoya la idea del purgatorio. Otro punto esta en Tobias 12:12 donde el angel Rafael presenta las oraciones de Tobias y de Sara a Dios. Este es un ejemplo de oracion de intercesion en lugar de rezar “directamente a Dios”.

El Antiguo Testamento Antes de Cristo
En la historia popular el canon mas antiguo conocido de los libros del antiguo testamento se conoce como la Septuaginta. La Septuaginta fue traducida del hebreo al griego por setenta (de ahi Septuaginta, comunmente abreviado LXX) eruditos para la gran biblioteca de Alejandro en Egipto alrededor del ano 300 AC. Supuestamente, los eruditos fueron comisionados por Alejandro Magno para reunir los escritos de todas las grandes religiones de la epoca. La Septuaginta contiene los libros del Antiguo Testamento compartidos por todos los Cristianos junto con los Deuterocanonicos usados por los Catolicos, los Protestantes tradicionales, y muchas Iglesias Ortodoxas.

En “The New Jerome Bible Commentary” (NJBC) los autores sugieren una historia mas plausible acerca de la Septuaginta argumentando que la existencia de los setenta parece poco probable, y que es mas probable que los libros hayan sido reunidos y traducidos a lo largo del tiempo. Otras fuentes dan asimismo diferentes fechas, pero existe un acuerdo general en que la traduccion se completo para el 100 AC.

La Escrituras Durante el Tiempo de Jesus
Gran parte del debate actual se centra en si Jesus acepto o no la Septuaginta como escritura. En los Evangelios Jesus nunca cita la Septuaginta directamente. Esto no condena a los libros Deuterocanonicos ya que hay muchos otros libros del Antiguo Testamento que Jesus tampoco cita. No existe niguna Iglesia Cristiana que acepte solo aquellos libros del AT citados por Jesus. Los libros del AT no citados por Jesus son a pesar de ello considerados escritura. Entonces, que quiso significar Jesus cuando se refirio a las escrituras? Esta parece ser la cuestion central ya que aparentemente no existia ningun canon cerrado de escritura en los tiempos de Jesus.

En el NJBC los autores mantienen que no existia un canon claro de escrituras en tiempos de Cristo. Despues de analizar los datos afirman que “La conclusion de que no habia un canon rigidamente cerrado en el Judaismo durante los siglos 1ro o 2do DC significa que cuando la Iglesia estaba en el periodo de formacion y utilizaba los libros sagrados de los judios, no habia un canon cerrado que la Iglesia pudiese adoptar” [p. 1041] Parte de la evidencia que ellos presentan es la existencia de libros Deuterocanonicos entre los rollos de Qumran (los rollos del Mar Muerto). En estos rollos se han hallado partes de tres textos Deuterocanonicos dando la impresion de que no existia una clara distincion entre un canon cerrado y todos los demas textos. Ellos destacan que tanto los textos “escrituristicos”como los seculares se incluian juntos, sin distincion aparente.

Ellos descartan tambien la nocion de que los judios de Jerusalen tuviesen un canon diferente al de los judios de otros lugares. “La tesis de que los judios de Alejandria tenian una teoria de la inspiracion diferente de la teoria compartida por los judios de Jerusalem es gratuita” [p 1041]

Jamnia
Jamnia, (aka Jabneel) era una ciudad situada aproximadamente a 12 millas al sur de Juda cerca de la actual ciudad de Yebna. A fines del siglo primero, despues de la caida de Jerusalen en el 70 AD, se convirtio en un centro de la ensenanza judia. De acuerdo con la historia popular, tuvo lugar un concilio en Jamnia que determino el canon del Antiguo Testamento. Las fechas para este concilio van del 75 AD al 100 AD dependiendo de la referencia usada. En The NJBC los autores mantienen que jamas hubo ningun concilio en Jamnia, pero en cambio existio una muy respetada escuela rabinica. “No hay ninguna evidencia que lista alguna de libros haya sido definida en Jamnia.” (p 1040).

Los Libros Deuterocanonicos en la Iglesia Primitiva
“Durante el siglo primero la Biblia Cristiana fue simplemente el Antiguo Testamento (leido en la version de la Septuaginta). La autoridad residia en esta escritura y en las palabras del Senor, que circulaban ampliamente por tradicion oral, como se evidencia en la Epistola de Clemente a los Corintios.” (”The Early Church” Henry Chadwick p 42)

La Septuaginta fue tambien utilizada por los autores del Nuevo Testamento. La mayoria de los eruditos fechan los libros del Nuevo Testamento entre el 75 AD y alrededor del 150 AD dependiendo del libro. Los autores de la escritura, al escribir en griego, citan a los libros del Antiguo Testamento en la version de la Septuaginta, dado que esta estaba escrita en griego.

A medida que la Iglesia Cristiana crece y comienza a separarse del Judaismo, los judios tambien comienzan a codificar un conjunto de libros inspirados. (Ya sea como respuesta al cristianismo o a las divisiones entre las diferentes escuelas judias.) En la NJBC se afirma que las discusiones con los primeros cristianos tambien contribuyo a decidir que libros del AT constituian las escrituras. En “The Early Church” Henry Chadwick senala que fue solo despues que las apelaciones de los cristianos a la Septuaginta se volvieron embarazosas que algunas traducciones mas literales (al Hebreo) empezaron a verse favorecidas por la sinagoga griega (p 12). Algunos rabinos incluso denunciaron la confeccion de la Septuaginta como un pecado comparable a la adoracion del becerro de oro!

Fue en estos primeros anos de la formacion de la Iglesia que se codificaron dos Antiguos Testamentos diferentes. Los judios no tenian acceso a la totalidad de los textos de la LXX en hebreo original; tomando esto como base, rechazaron los Libros Deuterocanonicos como no inspirados.

Jeronimo Versus Agustin
Hasta el siglo 4to la mayor parte de los cristianos usaban la LXX como base para el AT. Desde luego habia tambien una considerable cantidad de literatura flotando por ahi que tambien era considerada escritura y los primeros concilios de la Iglesia se ocuparon en gran medida de este punto. Que constituia exactamente las escrituras?

Sorprendentemente San Jeronimo, cuya Vulgata latina se convirtio en la traduccion oficial de la Iglesia Catolica, no queria incluir los Libros Deuterocanonicos en la traduccion. Jeronimo vivia en Palestina y estaba al tanto del canon hebreo que se habia desarrollado. Su contemporaneo San Agustin argumentando a partir de la tradicion, queria incluirlos en la nueva traduccion de la vulgata. Tras conferenciar con el Papa Damaso y dandose cuenta de que la mayor parte de la gente estaba del lado de Agustin, Jeronimo incluyo los Libros Deuterocanonicos en su traduccion. (Es importante senalar que muchos en Roma se oponian a cualquier cosa que Jeronimo hiciese — no era muy querido en la antigua capital.)

La Vulgata de Jeronimo, aunque no fue la unica traduccion en la Iglesia, fue ampliamente considerada y utilizada en el mundo occidental. La Septuaginta junto a los textos griegos fue ampliamente utilizada en la Iglesia Oriental.

Que Ocurrio Entonces?
Por muchos anos en toda la Cristiandad la biblia, la Septuaginta, fue utilizada. La ruptura de Martin Lutero con el Catolicismo y el desarrollo de la idea de “sola fe” como base para la salvacion dio a los reformadores una ocasion para cuestionar libros de la biblia que no apoyaban estos puntos de vista. Los reformadores atacaron particularmente a la Carta a los Hebreos, el Apocalipsis y los Libros Deuterocanonicos. Dado que los libros del Nuevo Testamento habian sido acordados en el concilio de Cartago en el 395AD, la idea de eliminar a Hebreos y al Apocalipsis de la biblia no fue ampliamente apoyada. A los Deuterocanonicos, sin embargo, no les fue tan bien. Algunas iglesias reformadas los incluyeron en las escrituras y otras no. Finalmente la Iglesia se vio forzada a reconocer formalmente que libros habian sido tradicionalmente utilizados. Esto se hizo en el concilio de Trento, y esta lista, basada en la ensenanza cristiana tradicional, es la lista de libros utilizada por los catolicos hoy en dia.

bendito sea Dios.....