Re: LOS adventistas Y LA LEY "AÑADIDA" DE GÀLATAS
Estimado equivocado y maldiciente billi. Saludos cordiales.
Continuando con el tema: veamos ahora "La promesa del Espíritu"
Cristo nos ha redimido "para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu". No cometamos el error de leer: '... recibamos la promesa del don del Espíritu'. No dice eso, y no significa eso, como veremos enseguida. Cristo nos ha redimido, y el don del Espíritu prueba ese hecho, ya que es solamente "por el Espíritu eterno" como se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios (Heb. 9:14). De no ser por el Espíritu, nunca nos sabríamos pecadores. Aún menos conoceríamos la redención. El Espíritu convence de pecado y de justicia (Juan 16:8). "El Espíritu es el que testifica, porque el Espíritu es la verdad" (1 Juan 5:6). "El que cree... tiene el testimonio en sí mismo" (vers. 10). Cristo está crucificado en favor de todo hombre. Como ya hemos visto, eso se demuestra por el hecho de que estamos todos bajo la maldición, y sólo Cristo en la cruz puede llevar la maldición. Pero es mediante el Espíritu como Dios mora en la tierra entre los hombres. La fe nos permite recibir su testimonio y gozarnos en aquello que nos asegura la posesión de su Espíritu.
Observa además: se nos da la bendición de Abrahán a fin de que recibamos la promesa del Espíritu. Pero es solamente mediante el Espíritu como viene la promesa. Por lo tanto, la bendición no puede traernos la promesa de que recibiremos el Espíritu, debido a que tenemos ya el Espíritu junto con la promesa. Pero teniendo la bendición del Espíritu -que es la justicia-, podemos estar seguros de recibir aquello que el Espíritu promete a los justos: la herencia eterna. Al bendecir a Abrahán, Dios le prometió una herencia. El Espíritu es “las arras” –prenda o garantía– de toda la bendición."
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
Estimado equivocado y maldiciente billi. Saludos cordiales.
Continuando con el tema: veamos ahora "La promesa del Espíritu"
Cristo nos ha redimido "para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu". No cometamos el error de leer: '... recibamos la promesa del don del Espíritu'. No dice eso, y no significa eso, como veremos enseguida. Cristo nos ha redimido, y el don del Espíritu prueba ese hecho, ya que es solamente "por el Espíritu eterno" como se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios (Heb. 9:14). De no ser por el Espíritu, nunca nos sabríamos pecadores. Aún menos conoceríamos la redención. El Espíritu convence de pecado y de justicia (Juan 16:8). "El Espíritu es el que testifica, porque el Espíritu es la verdad" (1 Juan 5:6). "El que cree... tiene el testimonio en sí mismo" (vers. 10). Cristo está crucificado en favor de todo hombre. Como ya hemos visto, eso se demuestra por el hecho de que estamos todos bajo la maldición, y sólo Cristo en la cruz puede llevar la maldición. Pero es mediante el Espíritu como Dios mora en la tierra entre los hombres. La fe nos permite recibir su testimonio y gozarnos en aquello que nos asegura la posesión de su Espíritu.
Observa además: se nos da la bendición de Abrahán a fin de que recibamos la promesa del Espíritu. Pero es solamente mediante el Espíritu como viene la promesa. Por lo tanto, la bendición no puede traernos la promesa de que recibiremos el Espíritu, debido a que tenemos ya el Espíritu junto con la promesa. Pero teniendo la bendición del Espíritu -que es la justicia-, podemos estar seguros de recibir aquello que el Espíritu promete a los justos: la herencia eterna. Al bendecir a Abrahán, Dios le prometió una herencia. El Espíritu es “las arras” –prenda o garantía– de toda la bendición."
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.