Hay innumerables pasajes donde se dice que no todos somos hijos de Dios. Y cómo se contrasta con el siguiente:
Contastado con estos:
¿qué comunión hay entre la carne y el espíritu? dice Pablo.
o este otro:
"Que el Señor lo reprenda", para que no juzguemos
Y esto es claro:
La vida cristiana es un combate entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. La lucha es hasta el final de nuestra vidas.
La pregunta es:
si los incrédulos que no conocen a DIos ellos mismos se condenan al pecar, ¿debemos amarles? o tienen su pago por sus pecados. Porque yo no puedo obligar a alguien que no crea a que crea.
saludos
Luk 6:27 "Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian;
Contastado con estos:
Eph 6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo,[12] estar firmes.
Eph 6:14 Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad,[13] vestidos con la coraza de justicia[14]
Eph 6:15 y calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz.[15]
Eph 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.[16]
Eph 6:17 Tomad el yelmo de la salvación,[17] y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.[18]
Eph 6:18 Orad en todo tiempo[19] con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos
¿qué comunión hay entre la carne y el espíritu? dice Pablo.
o este otro:
"Que el Señor lo reprenda", para que no juzguemos
Joh 1:10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él; y el mundo no le conoció.
Joh 1:11 A lo [que era] suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Joh 1:12 Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre;
Joh 1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Mat 5:9 Bienaventurados los pacificadores,[13]
porque serán llamados hijos de Dios.
Rom 8:14 Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios,[15]
Rom 8:15 pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción,[16] por el cual clamamos: "¡Abba, Padre!"[17]
Rom 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.[18]
Rom 8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios[19] y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Y esto es claro:
Rom 9:6 No que la palabra de Dios haya fallado, porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,[7]
Rom 9:7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos suyos, sino: "En Isaac te será llamada descendencia".[8]
Rom 9:8 Esto es: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que son contados como descendencia los hijos según la promesa,[9]
Php 2:15 para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa,[22] en medio de la cual resplandecéis[23] como lumbreras en el mundo,
Col 3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo,[1] buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.[2]
Col 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra,
Col 3:3 porque habéis muerto[3] y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Col 3:4 Cuando Cristo, vuestra vida,[4] se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Col 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia,[5] que es idolatría.[6]
Col 3:6 Por estas cosas la ira de Dios[7] viene sobre los hijos de desobediencia,
Col 3:7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.
Col 3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.[8]
Col 3:9 No mintáis los unos a los otros,[9] habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos
Col 3:10 y revestido del nuevo.[10] Este, conforme a la imagen del que lo creó,[11] se va renovando hasta el conocimiento pleno,
Col 3:11 donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni extranjero, esclavo ni libre,[12] sino que Cristo es el todo y en todos.
La vida cristiana es un combate entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. La lucha es hasta el final de nuestra vidas.
La pregunta es:
si los incrédulos que no conocen a DIos ellos mismos se condenan al pecar, ¿debemos amarles? o tienen su pago por sus pecados. Porque yo no puedo obligar a alguien que no crea a que crea.
saludos