¿Por qué deberíamos estar interesados en la preexistencia de Cristo? ¿Qué tiene que ver con la salvación? ¿Qué indicio(s) de la respuesta puedes encontrar en Hebreos 1:1 al 4 y en Colosenses 1:15 al 20?
para todos nosotros, nuestra existencia comenzó cuando nacimos (o, como dirán algunos, comenzó cuando fuimos concebidos). Cristo fue diferente. Él no llegó a existir en el vientre de María. Él existía antes de eso, es decir, eternamente. Esto es lo que queremos decir cuando hablamos de su preexistencia. Él estaba allí antes del tiempo.
¿De qué modo los siguientes textos nos dan indicios acerca de la preexistencia de Cristo? Isa. 9:6
Miq. 5:2 (comparar con Mat. 2:1)
La palabra mosa’ah (“salidas”), en Miqueas 5:2, no es fácil de traducir. Pero la otra parte del versículo claramente se refiere no solo a la preexistencia del Gobernante futuro, sino también a su preexistencia eterna “desde los días de la eternidad”. (Ver 4 CBA, p. 1.048.)
Isaías 9:6 enseña la preexistencia eterna de esta Persona especial que había de venir al mundo. Es una pretensión extraordinaria que esta persona fuera llamada, entre otros títulos, “Dios fuerte, Padre eterno”. Es de tanta más importancia cuando recordamos que la profecía fue dirigida a una audiencia decididamente monoteísta; y el hecho de que Isaías pudiera referirse a este Hijo como “Dios fuerte, Padre eterno” no es nada menos que asombroso, nada menos que una revelación divina enviada por medio de la acostumbrada manera de pensar del profeta mismo. El Hijo ¿es el Padre, el “Padre eterno”? ¡Hablen de tener que vivir por fe!
¿Qué otros aspectos de nuestras creencias, contrariamente a las normas, costumbres y manera de pensar acostumbrados, tenemos que tomar por pura fe y nada más? ¿Hay algo malo en tener que hacer esto?
para todos nosotros, nuestra existencia comenzó cuando nacimos (o, como dirán algunos, comenzó cuando fuimos concebidos). Cristo fue diferente. Él no llegó a existir en el vientre de María. Él existía antes de eso, es decir, eternamente. Esto es lo que queremos decir cuando hablamos de su preexistencia. Él estaba allí antes del tiempo.
¿De qué modo los siguientes textos nos dan indicios acerca de la preexistencia de Cristo? Isa. 9:6
Miq. 5:2 (comparar con Mat. 2:1)
La palabra mosa’ah (“salidas”), en Miqueas 5:2, no es fácil de traducir. Pero la otra parte del versículo claramente se refiere no solo a la preexistencia del Gobernante futuro, sino también a su preexistencia eterna “desde los días de la eternidad”. (Ver 4 CBA, p. 1.048.)
Isaías 9:6 enseña la preexistencia eterna de esta Persona especial que había de venir al mundo. Es una pretensión extraordinaria que esta persona fuera llamada, entre otros títulos, “Dios fuerte, Padre eterno”. Es de tanta más importancia cuando recordamos que la profecía fue dirigida a una audiencia decididamente monoteísta; y el hecho de que Isaías pudiera referirse a este Hijo como “Dios fuerte, Padre eterno” no es nada menos que asombroso, nada menos que una revelación divina enviada por medio de la acostumbrada manera de pensar del profeta mismo. El Hijo ¿es el Padre, el “Padre eterno”? ¡Hablen de tener que vivir por fe!
¿Qué otros aspectos de nuestras creencias, contrariamente a las normas, costumbres y manera de pensar acostumbrados, tenemos que tomar por pura fe y nada más? ¿Hay algo malo en tener que hacer esto?