Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Yo nunca he negado lo dicho por Jerónimo, Orígenes y Atanasio. Pero su postura no determinó la decisión final de la Iglesia sobre los deuterocanónicos. El canon y los dogmas de la Iglesia no dependen de las opiniones particulares de teólogos, padres, obispos o hasta cardenales, sino de los concilios de la Iglesia y del dictamen del Obispo de Roma.
Dado que en la Escritura no aparece el canon de los libros que la componen, ¿cómo puede usted saber qué libros son canónicos?
Necesita acudir a una autoridad externa a la propia Escritura. Para los cristianos esa autoridad necesariamente es la Iglesia. Por eso Jerónimo, a pesar de tener una opinión distinta, acabó acatando la autoridad eclesial e incluyó los deuterocanónicos en su Vulgata. Dejó a un lado su parecer y adoptó el de la Iglesia. Así deberían hacer todos los cristianos.
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Yo nunca he negado lo dicho por Jerónimo, Orígenes y Atanasio. Pero su postura no determinó la decisión final de la Iglesia sobre los deuterocanónicos. El canon y los dogmas de la Iglesia no dependen de las opiniones particulares de teólogos, padres, obispos o hasta cardenales, sino de los concilios de la Iglesia y del dictamen del Obispo de Roma.
Dado que en la Escritura no aparece el canon de los libros que la componen, ¿cómo puede usted saber qué libros son canónicos?
Necesita acudir a una autoridad externa a la propia Escritura. Para los cristianos esa autoridad necesariamente es la Iglesia. Por eso Jerónimo, a pesar de tener una opinión distinta, acabó acatando la autoridad eclesial e incluyó los deuterocanónicos en su Vulgata. Dejó a un lado su parecer y adoptó el de la Iglesia. Así deberían hacer todos los cristianos.

Yo adopto el parecer de la Iglesia judeo-cristiana antes de ser ahogada por el helenismo, y el de los propios judíos, encabezados por Dios mismo en las palabras de Jesús, Su Verbo.

Y obvio que haciendo caso a Pablo, reconozco que ha sido a los judíos a quienes ha sido confiada la Palabra de Dios, y todos sabemos cual era el Canon palestino, el que Jesús sancionó con Sus palabras.
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Yo adopto el parecer de la Iglesia judeo-cristiana antes de ser ahogada por el helenismo, y el de los propios judíos, encabezados por Dios mismo en las palabras de Jesús, Su Verbo.

Y obvio que haciendo caso a Pablo, reconozco que ha sido a los judíos a quienes ha sido confiada la Palabra de Dios, y todos sabemos cual era el Canon palestino, el que Jesús sancionó con Sus palabras.


La Iglesia judeocristiana citó la LXX profusamente en vez de citar la Biblia Hebrea. Por tanto debería de aceptar usted la canonicidad de los deuterocanónicos.

Como dice la Enciclopedia Católica:
Los escritos subapostólicos de Clemente, Policarpo, el autor de la Epístola de Barnabás, de las homilías seudo-clementinas y el “Pastor” de Hermas, contienen citas implíctas o alusiones de todos los deutero, excepto Baruch (que antiguamente se encontraba con frecuencia unido a Jeremías), el I Libro de los Macabeos y las adiciones a David. No se puede obtener ningún argumento en contra a partir del carácter implícito, suelto, de esas citas ya que los Padres Apostólicos citan las escrituras deuterocanóncas exactamente de la misma manera.

Es decir, en los tres primeros siglos del cristianismo, no había duda alguna sobre los deuterocanónicos, que eran citados como el resto de la Biblia. Las dudas llegaron después. Y fueron resueltas de forma satisfactoria.


No insista en el factor judío, pues tan judíos eran los que estaban en la Diáspora como los que estaban en Palestina. Y entre estos últimos, tan judíos eran los fariseos, como los esenios y los saduceos, que tenían un canon diferente de aquellos.
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

La Iglesia judeocristiana citó la LXX profusamente en vez de citar la Biblia Hebrea. Por tanto debería de aceptar usted la canonicidad de los deuterocanónicos.

Como dice la Enciclopedia Católica:
Los escritos subapostólicos de Clemente, Policarpo, el autor de la Epístola de Barnabás, de las homilías seudo-clementinas y el “Pastor” de Hermas, contienen citas implíctas o alusiones de todos los deutero, excepto Baruch (que antiguamente se encontraba con frecuencia unido a Jeremías), el I Libro de los Macabeos y las adiciones a David. No se puede obtener ningún argumento en contra a partir del carácter implícito, suelto, de esas citas ya que los Padres Apostólicos citan las escrituras deuterocanóncas exactamente de la misma manera.

Es decir, en los tres primeros siglos del cristianismo, no había duda alguna sobre los deuterocanónicos, que eran citados como el resto de la Biblia. Las dudas llegaron después. Y fueron resueltas de forma satisfactoria.


No insista en el factor judío, pues tan judíos eran los que estaban en la Diáspora como los que estaban en Palestina. Y entre estos últimos, tan judíos eran los fariseos, como los esenios y los saduceos, que tenían un canon diferente de aquellos.


Y el judío más excelente, Jesús, el Verbo de Dios, no dio una sola cita de los apócrifos. Pero para usted, no es importante ni definitivo lo que diga Jesús.

Qué lástima.

:elcaminan
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Tomare una imagen que una hermanita en otro foro subió, la cual nos indica claramente que fueron colocados tarde...

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Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

La Iglesia judeocristiana citó la LXX profusamente en vez de citar la Biblia Hebrea. Por tanto debería de aceptar usted la canonicidad de los deuterocanónicos.


A ver Libertas

Hasta el propio Jesús, cuando citó el AT, uso la versión griega en ocasiones, pero NUNCA, ¿entiende lo que significa NI UNA SOLA VEZ?, CITÓ ALGÚN LIBRO APÓCRIFO.

NI UN SÓLO VERSICULO de los apócrifos fueron citados ni directa, ni indirectamente, por el Verbo de Dios.

¡¡ qué cosas !!

:Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit:
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

A ver Libertas

Hasta el propio Jesús, cuando citó el AT, uso la versión griega en ocasiones, pero NUNCA, ¿entiende lo que significa NI UNA SOLA VEZ?, CITÓ ALGÚN LIBRO APÓCRIFO.

NI UN SÓLO VERSICULO de los apócrifos fueron citados ni directa, ni indirectamente, por el Verbo de Dios.

¡¡ qué cosas !!

:Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit::Hypocrit:

Uyy no mi estimado caminante, yo creo que primero te saldrán raices de esperar cual libro apócrifo cito Jesus...este es otro mito mas conel cual no se puede siquiera dar un paso inicial :rolleyes:
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Uyy no mi estimado caminante, yo creo que primero te saldrán raices de esperar cual libro apócrifo cito Jesus...este es otro mito mas conel cual no se puede siquiera dar un paso inicial :rolleyes:

Si. pero ya ves, para ellos carece de importancia lo que haya dicho Jesús, pues es más importante lo que les dicta Roma.

:angel2_2:
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Si. pero ya ves, para ellos carece de importancia lo que haya dicho Jesús, pues es más importante lo que les dicta Roma.

:angel2_2:

No olvides ponerte comodo:fernsehen, pues hasta puedes buscar una actividad a realizar mientras te dan la cita de algun libro apócrifo :-D...ahhh como me ponen de buenas estos cuestionamientos
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Si. pero ya ves, para ellos carece de importancia lo que haya dicho Jesús, pues es más importante lo que les dicta Roma.

:angel2_2:

Pero vamos a ver, ¿puedes decirme cuales son las frases que Jesús pronunció en vida? Lo que nos ha llegado a través del evangelio son las frases que los evangelistas ponen en boca de Jesús. No olvidemos que los evangelios fueron escritos entre 50 y 70 años con posterioridad a la muerte de Jesús. De forma que lo que tu dices que dijo Jesús, en realidad es lo que la tradición le atribuye a Jesús.
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Tomare una imagen que una hermanita en otro foro subió, la cual nos indica claramente que fueron colocados tarde...

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?

Y esto que prueba?

Aquí nos han hasta traído citas inexistentens de la Enciclopedia católica.
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Pero vamos a ver, ¿puedes decirme cuales son las frases que Jesús pronunció en vida? Lo que nos ha llegado a través del evangelio son las frases que los evangelistas ponen en boca de Jesús. No olvidemos que los evangelios fueron escritos entre 50 y 70 años con posterioridad a la muerte de Jesús. De forma que lo que tu dices que dijo Jesús, en realidad es lo que la tradición le atribuye a Jesús.


Las frases que nos han llegado son las que el Espíritu Santo inspiró, y el Espíritu Santo es MAYOR que la supuesta tradición y el magisterio romanos.

¿O pone usted en duda que las Sagradas Escrituras fueron inspiradas por el Espíritu Santo, y que la Revelación de Dios al hombre quedó incompleta para que otros hombres la ampliaran?


:elcaminan
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

?

Y esto que prueba?

Aquí nos han hasta traído citas inexistentens de la Enciclopedia católica.

Busque, busque...y no se quede ahí, siga investigando.

“ENCICLOPEDIA CATÓLICA
San Jerónimo echó su considerable peso hacia el lado desfavorable a los libros discutidos...
Explícitamente afirma que Sabiduría, Eclesiástico, Tobías y Judit no pertenecen al canon. Añade que esos libros se leen en los templos para la edificación de los fieles pero no para confirmar la doctrina revelada. Si se analizan cuidadosamente las expresiones de Jerónimo, en sus cartas y prefacios, acerca de los deutero, podemos ver los siguientes resultados: primero, duda seriamente de su inspiración divina; segundo, el hecho de que ocasionalmente los cite y que haya traducido algunos de ellos como concesión a la tradición eclesiástica, es un testimonio involuntario de su parte al elevado reconocimiento que gozaban en la Iglesia en general, y a la fuerza de la tradición práctica que prescribía su uso en el culto público. Obviamente, el rango inferior al que autoridades como Orígens, Atanasio y Jerónimo los relegaban se debían a una concepción muy rígida de canonicidad, que exigía que un libro, para ser elevado a esa dignidad suprema, debería ser reconocido por todos, tener la sanción de la antigüedad judía y ser apto no sólo para edificar sino para “confirmar la doctrina de la Iglesia”, para utilizar una frase de Jerónimo…”


http://www.enciclopediacatolica.com/c/canonantiguo.htm
 
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Demos el toque erudito. Supongo que será útil para aquellos que deseen investigar sin prejuicios.Disculpen si salió algo deformado, espero les haya servido la información de Don Julio Trebolle, uno de los grandes entendidos en lengua española sobre los textos bíblicos y miembro del comité de traducción de los Manuscritos del Mar Muerto







2. El canon en la diáspora judeo-helenística

La Biblia griega, transmitida en el cristianismo, se diferencia de la Biblia rabínica por el número y orden de los libros, así como por el texto de cada uno. La Biblia griega añade varios libros (Tobías, Judit, Macabeos, etc.) e introduce nuevos capítulos en algunos libros ("añadidos" a Daniel, Jeremías, Job, etc.).

En contra de lo que se pensó durante largo tiempo, no existió nunca un verdadero «canon alejandrino» de lengua griega que pudiera ser considerado como un canon paralelo al «palestina» de lengua hebrea (Sundberg; d. pp. 169 y 284).

La teoría tradicional sobre la existencia de un «canon alejandrino», que supuestamente incluía más libros que el canon palestina, se basaba, entre otros datos, en el hecho de que los códices de los LXX contenían varios de los libros apócrifos. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que los grandes códices del siglo v tenían una extensión muy superior a la de los códices de siglos anteriores. Son por otra parte todos ellos de origen cristiano, pues a partir del siglo II d.C. los judíos dejaron de utilizar la versión de los LXX, que sustituyeron por otras versiones judías. Los códices griegos reflejan en definitiva la situación de los siglos IV y V, que no es comparable en modo alguno con la de siglos anteriores.
Es frecuente suponer que Filón y los judíos helenistas no compartían el parecer de los rabinos de Palestina, según el cual el espíritu de profecía había cesado hacía siglos. Los judeo-helenistas tendían más bien a considerar que una literatura más vasta que la acotada por los fariseos gozaba también del privilegio de la inspiración profética. Sin embargo, aun cuando ello fuera así, no cabe extraer la conclusión de que el judaísmo helenista disponía de un canon más amplio que el del judaísmo rabínico. De hecho las obras de Filón no citan ni una sola vez los libros apócrifos, lo cual invalida toda hipótesis sobre la existencia de un canon helenístico. Por otra parte, sería bien extraño que un libro como el primero de los Macabeos, que insiste en que la profecía había cesado hacía tiempo (4,46; 9,27; 14,41), pudiera formar parte de un supuesto canon helenístico, cuya existencia se apoya precisamente en la afirmación de que la profecía no ha cesado todavía, en una época incluso posterior.

La teoría del canon alejandrino tenía otros dos soportes, que se han
venido igualmente a tierra. El primero era que el judaísmo helenístico y el judaísmo palestina eran realidades distintas y distantes. El segundo era que los libros apócrifos fueron compuestos en su mayoría en lengua
griega y en suelo egipcio.

Lo cierto es que Ben Sira y 1 Macabeos proceden de Palestina y
muchos de los apócrifos son traducciones de originales hebreos o arameos de Palestina, con la excepción de los otros tres libros de los Macabeos y, en parte también, del libro de la Sabiduría. Por otra parte, el prólogo del libro de Ben Sira, escrito en Egipto, hace mención por tres veces de la división tripartita del canon y no existe testimonio alguno que permita establecer la afirmación de que alguno de los apócrifos tenía cabida en alguna de las tres divisiones establecidas.


En conclusión, el judaísmo de la diáspora helenística no se diferenciaba del palestina en lo tocante a la extensión del canon, aunque pudiera tener enorme estima hacia los libros escritos en griego, al modo como los esenios de Palestina tenían también en gran estima otros libros escritos en hebreo o arameo. La rivalidad entre fariseos, saduceos y esenios, que estalló en los años del sumo sacerdocio de Jonatán Macabeo (152-142 a.c.), debería haber tenido repercusiones en la extensión del canon de libros aceptados por unos y por otros. Sin embargo, el hecho es que todos ellos coincidían en reconocer un canon, que en líneas generales había quedado establecido ya poco antes del estallido de la rivalidad entre ellos (Beckwith, d. p. 181).

No se ha de olvidar, sin embargo, que el judaísmo anterior al año 70 se caracterizaba por un enorme pluralismo. Algunos círculos fariseos no aplicaban con rigidez el principio de que la cadena de sucesión profética había quedado rota en la época persa, lo que en principio dejaba fuera del canon al libro de Ben Sira. Si en el judaísmo de la diáspora griega un Filón puede ser testigo de un judaísmo conservador y muy centrado en la Torá, otros ambientes pietistas de la misma diáspora estaban muy predispuestos a considerar canónicos algunos escritos como, por ejemplo, los «añadidos» a los libros de Daniel y Ester. A comienzos del siglo 1 d.C. el libro de la Sabiduría vino a incrementar el número de pseudoepígrafos atribuidos a Salomón, llegando más tarde a formar parte de los libros de la Biblia griega. Estos grupos, al igual que en la comunidad de Qumrán, no mostraban preocupación alguna por cerrar definitivamen¬te el canon de libros bíblicos. La Biblia griega cristiana no hace más que reflejar esta situación imperante antes del año 70, en la que no cabe hablar de la existencia de un canon cerrado (Sundberg). Así pues, la discusión actual en torno al canon del AT se mueve entre el reconocimiento de que el canon fariseo estaba ya muy consolidado a mediados del siglo II a.C. (Beckwith, quien sugiere que los cristianos cambiaron una práctica judía ya muy establecida; d. p. 186) y el supuesto de que, al comienzo de la era cristiana, tanto en Palestina como en Alejandría, el canon no conocía todavía unos límites precisos (Sundberg, d. p. 284).


VII. EL CANON CRISTIANO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El canon cristiano añade al final del canon judío los libros del Nuevo Testamento. Este añadido modifica sustancialmente el sentido de todo el conjunto.
En los inicios del cristianismo los primeros escritos cristianos, que más tarde llegaron a formar parte del NT, podían ser vistos todavía como unos escritos más entre la vasta literatura judía de la época. Tales escritos se referían al conjunto formado por la T orá, Profetas y Escritos como a las únicas Escrituras existentes y reconocidas. Pronto adquirieron, sin embargo, entidad propia, hasta presentarse finalmente como un Testamento «Nuevo», paralelo a las Escrituras de los judíos convertidas ahora en Testamento «Antiguo».
Las frecuentes citas que el NT ofrece del AT presentan un cuadro muy similar al que muestra la biblioteca de Qumrán. Los libros más citados en el NT son también en primer lugar el de los Salmos, seguido por los de Isaías, el Deuteronomio Y demás libros de la Torá. El Apocalipsis debe mucho a los libros de Ezequiel y Daniel. El libro de Daniel aparece citado como obra de un «profeta» (Mt 9,27) o dentro de la categoría de «los profetas» (1 Pe 1,10-12).

El AT de los primeros cristianos era básicamente el mismo de la comunidad judía. Las polémicas entre cristianos y judíos no atestiguan diferencias significativas respecto a la lista de libros autorizados. Si en una época posterior la Iglesia cristiana reconoció valor canónico a algunos libros que no forman parte de la Biblia hebrea, ello se debió más a una tradición de uso de tales libros que no a una decisión consciente de ampliar el canon bíblico (Ellis, d. pp. 283 Y 583).

Dos tendencias se disputan la explicación del canon cristiano del AT. La primera supone que el cristianismo heredó un canon judío de 22 libros (24 en el TM). El cristianismo difería del judaísmo en el modo de interpretar el AT, pero no en el contenido y número de libros de la Biblia. La versión de los LXX, tal como era transmitida en los códices cristianos a partir del mediados del siglo II d.C., formaba un corpus mixtum de libros que en modo alguno correspondía a un canon judío diferente al de la tradición rabínica (Beckwith, Ellis). Por el contrario, según otra corriente de explicación, la Iglesia cristiana no heredó del judaísmo un canon ya cerrado; la Iglesia ya había tomado un camino independiente Y apartado del judaísmo cuando se cerró definitivamente el canon rabínico (Sundberg). El cristianismo tenía la idea de un canon abierto del AT. Ésta es la razón de que el canon cristiano del AT no
coincida con el judío .

El establecimiento definitivo del canon cristiano del AT se hizo en
un período ya tardío, en el siglo IV d.C., cuando se fijaron las listas definitivas de libros considerados canónicos. Con anterioridad a este momento, cabe hablar de escritos «autorizados», pero no de libros canónicos.
En el judaísmo, el «proceso de formación» del canon veterotestamentario se encuentra ya casi completamente ultimado a mediados del siglo II a.c., pero el consenso y la lista definitiva no se establecen hasta finales del siglo II d.C., o, por lo menos, las discusiones últimas sobre alguno de los libros no quedan zanjadas hasta esta época. En el cristianismo, las últimas décadas del siglo II constituyen el período decisivo en el proceso de formación del canon, pero la lista definitiva no se establece hasta el siglo IV (d. p. 262).

La Biblia judía y la Biblia cristiana. Julio Trebolle. Ed Trotta. Pgs. 256-259
 
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Reacciones: Daniel Flores
Re: Los deuterocanónicos y los protestantes del siglo XVI

Julio Trebolle es un erudito de reconocido prestigio pero su posición sobre la no existencia del canon alejandrino es minoritaria. De todas formas, es de agradecer que en un debate que pretende ser serio se hagan aportes tan interesantes como el suyo.
A vuela pluma se me ocurre que es potencialmente refutable la opinión del profesor Trebolle acerca de que el canon del judaísmo de la diáspora helenística no se diferenciaba del palestina. Lo cierto es que los judíos falasha, que no mantuvieron contacto alguno con el resto del judaísmo durante casi dos milenios desde que estuvieron en contacto precisamente con el judaísmo de la diáspora helenista, tienen el canon que el profesor Trebolle dice que no existe.