Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

22 Julio 2006
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La historia de Alonso de Salazar


Cuando la Inquisición salvó a las brujas

La propaganda nos ha vendido la idea de una España negra donde la Inquisición quemaba brujas para gozo de una población fanatizada. Pero la realidad es exactamente la contraria: España es el país de Europa que, proporcionalmente, menos brujas quemó, y ello, precisamente, gracias al celo jurídico de la Inquisición. Fue a principios del XVII. En esta historia hay un nombre propio: el inquisidor don Alonso de Salazar Frías, un hombre de fe, pero también de razón, que descubrió que la inmensa mayoría de los casos de brujería era pura patraña. Salazar pasó a la historia como “el abogado de las brujas”. Mientras el resto de Europa (y Norteamérica) seguía con sus cazas de brujas, ya hacía un siglo que España había prohibido esa práctica.


José Javier Esparza

18 de diciembre de 2007

José Javier Esparza

Podemos comenzar nuestra historia a finales del siglo XVI, porque la quema de brujas no fue tanto cosa medieval como de los siglos posteriores. En toda Europa hay una auténtica fiebre contra las brujas. Las cifras son alucinantes: se calcula que entre los siglos XV y XVIII habrá 100.000 juicios por brujería, de los que la mitad, 50.000, terminaron con la quema del acusado. Pues bien: de esas muertes, la mitad ocurrieron en los estados alemanes; en Francia llegaron a 4.000; en países tan pequeños como Liechtenstein, las quemas alcanzarán al 10% de la población, nada menos.

Caza de brujas

España no quedará fuera de estos procesos por brujería, aunque nuestras cifras durante el siglo XVI son comparativamente escasas; algún autor extranjero de la época lo atribuye a que ni el Diablo se fiaba de los españoles. Sin embargo, a finales de ese siglo XVI se observa un aumento de la persecución. ¿Por qué? La ola viene de Francia, y más precisamente de un gran jurista y filósofo político, Juan Bodino, que en 1580 ha publicado su Demonomanía de los brujos. ¿Y qué hace un jurista hablando de estas cosas? No era sólo Bodino; en aquella época, los intelectuales concedían a la demonología gran atención y, de hecho, el ámbito donde se planteaban estas materias no era tanto el eclesiástico como el de la cultura civil. Esta preocupación era reflejo de la general creencia popular en brujos y hechicerías. Bodino añadió un argumento político: los brujos, al reconocer como único señor a Satanás, eran enemigos del Estado.

Por estas y otras razones, hacia 1600 hay un verdadero fenómeno de terror colectivo en torno a la brujería. La mecha prende en la región vascofrancesa de Lapurdi. Para atender las numerosas denuncias de brujería, el rey de Francia, a petición de los regidores locales, envía a un juez especial, Pierre de Lancre, un hombre absolutamente convencido de la necesidad de erradicar la brujería a sangre y fuego. Lancre entró a saco: acusó formalmente a 3.000 vecinos y mandó quemar a unos 600, entre ellos a tres curas. El juez francés lo mezclaba todo: veía brujería en el juego de pelota, en los bailes regionales, en las prácticas curativas rurales… El propio obispo de Bayona tuvo que exigir que Lancre se marchara de allí. Se marchó, pero no sin llevarse a varios cientos de presos. Muchos amenazados buscarán refugio en el lado español de los Pirineos.

Es entonces cuando se dispara el fenómeno en el norte de España, en las montañas vasconavarrras. Por todas partes aparecen denuncias. La gente de los pueblos levanta rumores, señala culpables, busca acusados… Muchos de los sospechosos confiesan. Pronto se extiende una atmósfera de terror comparable a la de otros lugares de Europa.

Como la violencia empieza a hacer estragos, el orden interviene. Lo hace depositando el problema en manos de la Santa Inquisición, que en España, como en Portugal y en Italia, se encargaba de asegurar la unidad religiosa del reino. La Inquisición, recordemos, sólo juzgaba a cristianos, no a creyentes de otras confesiones; pero la brujería entraba de lleno en sus competencias, pues se trataba de prácticas satánicas u ocultistas atribuidas a bautizados y, por tanto, sujetos a obediencia a la Iglesia. El Santo Oficio se hace cargo de la situación hacia 1609 e instala en Logroño la sede de los jueces de brujas. Los primeros inquisidores se dejan ganar por la presión popular y la atmósfera generalizada de venganza: se proponen interrogar bajo tortura a los encausados y mandar al fuego a quienes consideren culpables. Pero la Inquisición es una casa muy seria: hay que estudiar los sumarios, documentar las acusaciones, fundamentar la aplicación de la ley…

El material que reunieron los inquisidores era inquietante. Cientos de sospechosos habían confesado acudir a aquelarres donde se adoraba al Macho Cabrío. Otros muchos habían reconocido que elaboraban brebajes mágicos, generalmente a petición de algún vecino, para ayudarse en sus conjuros o realizar transformaciones prodigiosas. Un cierto número de mujeres decía haber mantenido relaciones carnales con el Diablo. Por último, numerosas madres habían denunciado a sus propias hijas porque, al anochecer, abandonaban su casa volando por los aires para acudir a los aquelarres. Realmente estremecedor. Por la cuantía y unanimidad de los testimonios, no cabía duda: allí había mucho brujo convicto y confeso.

El abogado

Pero entonces aparece en escena otro inquisidor, don Alonso de Salazar: religioso, jurista, 45 años. Y Salazar duda. No por razones de tipo jurídico –ya hemos visto lo que pensaban juristas como Bodino o Lancre-, sino por razones de carácter religioso combinadas con el sentido común. Salazar cree en Dios, cree en el Demonio y no ignora que hay prácticas brujeriles y satánicas, pero se niega a atribuir a Satanás los supuestos prodigios que el pueblo narra en las aldeas y que desafían a la inteligencia. En esa misma posición está un importante humanista de la época, el extremeño Pedro de Valencia, que ha estudiado los procesos por brujería y ha llegado a la conclusión de que, en la mayoría de los casos, son invenciones de los testigos, producto del miedo, manifestaciones de alguna enfermedad mental o, simplemente, una tapadera para encuentros indecentes. De modo que Salazar se planta ante sus colegas y reclama un poco de sensatez:

"Lo que yo os digo es que no hubo brujos ni embrujados en este lugar hasta que se comenzó a tratar y hablar de ellos. El problema es: ¿Hemos de creer que en tal o cual ocasión determinada hubo brujería, solamente porque los brujos así lo dicen? No, naturalmente, no debemos creer a los brujos, y los inquisidores creo que no deberán juzgar a nadie, a menos que los crímenes puedan ser documentados con pruebas concretas y objetivas, lo suficientemente evidentes como para convencer a los que las oyen. Pero ¿cómo poder documentar que una persona, en cualquier momento, vuele por el aire y recorra 700 km en una hora; que una mujer pueda salir por un agujero por el que no cabe una mosca; que otra persona pueda hacerse invisible a los ojos de los presentes o sumergirse en el río o en el mar y no mojarse; o que pueda a la vez estar durmiendo en la cama y asistiendo al aquelarre… o que una bruja sea capaz de metamorfosearse en tal o cual animal que se le antoje, ya sea cuervo o mosca? Estas cosas son tan contrarias a toda sana razón que, incluso, muchas de ellas sobrepasan los límites puestos al poder del demonio".

Salazar sabía de lo que hablaba. Había investigado el caso a fondo. Se había instalado en el norte de Navarra –en Sanesteban, Doneztebe en vasco- y había hablado con todo el mundo. A lo largo de dos años había comprobado los casos uno a uno, confrontado los testimonios, interrogado a los testigos… Y descubrió cosas asombrosas. Por ejemplo, que los acusados que habían confesado acudir a los aquelarres de brujos no coincidían nunca en señalar un mismo lugar, ni al describir los caminos de llegada y salida, ni lo que allí ocurría. Descubrió también que los brebajes mágicos atribuidos a los brujos, que Salazar experimentó con animales, eran inocuos. Examinó a las mujeres que decían haber tenido relaciones carnales con el Diablo y constató que eran vírgenes. Este investigador, digno de una novela policiaca, quiso saber también qué había de cierto en el caso de esas muchachas que, según sus propias madres, abandonaban la casa volando: hizo atar a la cama a las muchachas en presencia de sus madres y aguardar durante horas; ninguna salió volando. Así se deshizo en España la superstición: gracias al celo lógico del inquisidor Salazar.

Y si todo era una patraña, ¿por qué había tanta gente dispuesta a declarar lo contrario? Bueno… También hoy tenemos a nuestro alrededor millares de personas dispuestas a manifestar que creen en los extraterrestres. ¿Era todo una invención? Todo, no: la brujería existía y seguiría existiendo, así como las sectas satánicas. Pero los supuestos aquelarres, al parecer, no eran más que una mezcla de viejas e inofensivas pervivencias rurales de origen pagano (por ellas quemaron a aquellos tres curas en Lapurdi), o asambleas más o menos subrepticias de alcohólicos; los misteriosos brebajes mágicos eran recetas de aldeana –ungüentos, cataplasmas- contra enfermedades reales o supuestas; las amantes del demonio, solteras con problemas mentales, y las doncellas voladoras, muchachas que al anochecer salían de sus casas para cambiar confidencias o atender a algún pretendiente. No era un modelo de vida ideal, pero poco tenía que ver con la brujería.

Por eso, en fin, España, Portugal e Italia, los países donde funcionaba la Inquisición, fueron los que menos cazas de supuestas brujas conocieron. Gracias al sentido común de detectives como Alonso de Salazar.

http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=1304
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

El hecho de que existiera la Inquisición es una prueba del no ser cristianos.
Eso incluye a todas las instituciones sean del color que sean.
La española no es celebre por lo que cita nuestro amiguete francisj.
¿Sabes el por qué lo fue?
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

El hecho de que existiera la Inquisición es una prueba del no ser cristianos.
Eso incluye a todas las instituciones sean del color que sean.
La española no es celebre por lo que cita nuestro amiguete francisj.
¿Sabes el por qué lo fue?

Lo que tu digas, tienes derecho a tu opinion, el punto al cual quiero llegar no tiene que ver con "ser cristianos o no".
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

Lo que tu digas, tienes derecho a tu opinion, el punto al cual quiero llegar no tiene que ver con "ser cristianos o no".


Vaya. ¿A que pues pretendes llegar? ¿Que és lo que intentas justificar? ¿Nada?
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

La historia de Alonso de Salazar


Cuando la Inquisición salvó a las brujas

La propaganda nos ha vendido la idea de una España negra donde la Inquisición quemaba brujas para gozo de una población fanatizada. Pero la realidad es exactamente la contraria: España es el país de Europa que, proporcionalmente, menos brujas quemó, y ello, precisamente, gracias al celo jurídico de la Inquisición. Fue a principios del XVII. En esta historia hay un nombre propio: el inquisidor don Alonso de Salazar Frías, un hombre de fe, pero también de razón, que descubrió que la inmensa mayoría de los casos de brujería era pura patraña. Salazar pasó a la historia como “el abogado de las brujas”. Mientras el resto de Europa (y Norteamérica) seguía con sus cazas de brujas, ya hacía un siglo que España había prohibido esa práctica.

La quema de brujas por parte de la Inquisición Española se localizó sobre todo en el País Vasco y Navarra, y ciertamente en proporción no fue tan virulenta como la protagonizada en la Inglaterra Católica del siglo XIII-XVI y en la Alemania católica de dichas fechas... Un acostumbre que no perdieron los protestantes de estas zonas... una costumbre netamente católica.
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

En España

Sobre el total de 49.092 procesados en el período de 1560 a 1700 de los que hay registro en los archivos de la Suprema fueron juzgados los siguientes delitos:

1. Por mantener herejías de muy diversos índoles: 14.319

2. Por creer en el Islam: 11.311

3. Por judaizantes: 5.007

4. Por ofender a la Inquisición: 3.954

5. Por creer en supersticiones: 3.750

6. Por luteranos: 3.499

7. Por tener dos o más mujeres: 2.790

8. Por asuntos variados (vestirse con ropas de cura, robar cosas sagradas, sacrilegios o brujería): 2.575

9. Por solicitaciones: (expresar deseos sexuales a un clérigo en el confesionario): 1.241

10. Alumbrados (hombres que proponían ideas filosóficas contrarias a la Fe): 149

Datos ofrecidos por Wikipedia, en un artículo http://es.wikipedia.org/wiki/Inquisición_española
muy bien contrastado con numerosas fuentes.
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

Vaya. ¿A que pues pretendes llegar? ¿Que és lo que intentas justificar? ¿Nada?

Sencillamente desmentir la idea popular de que la Iglesia Catolica fue la unica o la que mas "brujas" quemo durante ese tiempo. No es justificar, porque siempre obtienen esa idea, sino dar a conocer que tanto catolicos como protestantes tienen culpa de lo sucedido en esos tiempos, no solo los catolicos.
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

En España

Sobre el total de 49.092 procesados en el período de 1560 a 1700 de los que hay registro en los archivos de la Suprema fueron juzgados los siguientes delitos:

1. Por mantener herejías de muy diversos índoles: 14.319

2. Por creer en el Islam: 11.311

3. Por judaizantes: 5.007

4. Por ofender a la Inquisición: 3.954

5. Por creer en supersticiones: 3.750

6. Por luteranos: 3.499

7. Por tener dos o más mujeres: 2.790

8. Por asuntos variados (vestirse con ropas de cura, robar cosas sagradas, sacrilegios o brujería): 2.575

9. Por solicitaciones: (expresar deseos sexuales a un clérigo en el confesionario): 1.241

10. Alumbrados (hombres que proponían ideas filosóficas contrarias a la Fe): 149

Datos ofrecidos por Wikipedia, en un artículo http://es.wikipedia.org/wiki/Inquisición_española
muy bien contrastado con numerosas fuentes.


¿y en cual de estas entra la brujería? ¿el punto 5?

Saludos
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

En España

Sobre el total de 49.092 procesados en el período de 1560 a 1700 de los que hay registro en los archivos de la Suprema fueron juzgados los siguientes delitos:

1. Por mantener herejías de muy diversos índoles: 14.319

2. Por creer en el Islam: 11.311

3. Por judaizantes: 5.007

4. Por ofender a la Inquisición: 3.954

5. Por creer en supersticiones: 3.750

6. Por luteranos: 3.499

7. Por tener dos o más mujeres: 2.790

8. Por asuntos variados (vestirse con ropas de cura, robar cosas sagradas, sacrilegios o brujería): 2.575

9. Por solicitaciones: (expresar deseos sexuales a un clérigo en el confesionario): 1.241

10. Alumbrados (hombres que proponían ideas filosóficas contrarias a la Fe): 149

Datos ofrecidos por Wikipedia, en un artículo http://es.wikipedia.org/wiki/Inquisición_española
muy bien contrastado con numerosas fuentes.

¿Esto también contabiliza los datos de la inquisición española en latinoamérica?

Saludos
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

La blasfemia y la brujería fueron también objeto de la jurisdicción inquisitorial. La blasfemia había sido castigada severamente por las autoridades eclesiástica y secular, y sólo debía ser perseguida por el Santo Oficio cuando entrañaba la negación de un artículo de fe; el simple insulto a la divinidad -en expresiones como «pese a Dios», etc.- caería, pues, fuera de su ámbito. No hace falta señalar hasta qué punto resultó difícil distinguir de hecho unas imprecaciones de otras, o bien precisar si los insultos a los santos -según fuera el insulto y según quién fuera el santo aludido- podían también subsumirse en el capítulo de blasfemia. De todas formas hay que reconocer que la Inquisición actuó aquí con tolerancia y comprensión hacia las circunstancias, arrebatos de ira o pasión, atenuantes de esas expresiones.
Los problemas derivados de la brujeria fueron cuestión común en los diversos países de la Europa medieval y moderna. El uso de la astrología y la pléyade de adivinas, ensalmadores, saludadores, etc., tan típicos en los estratos inferiores de la sociedad española, se conciliaban muy difícilmente -a fuer de tomarlos en serio- con una fe ordenada y por tanto exenta de supersticiones. Es asi explicable que el Santo Oficio dirigiera su atención, celadora de la ortodoxia, a las distorsiones y parodias espirituales derivadas de la intervención de magos, hechiceras y brujas, o bien -con mayor razón- a los que defendían seriamente una astrología que de forma implícita podía negar el libre albedrío del hombre.
La Inquisición intervino esporádicamente en cuestiones de brujería, preferentemente localizadas en Navarra y otras zonas septentrionales de la península. Los extremismos y desviaciones del pueblo crédulo, inmerso en convulsiones de histeria colectiva, fueron objeto de un examen bastante razonable por parte de las autoridades inquisitoriales. Así sucedió con la intervención de Salazar y Frías, inquisidor de Logroño presente en Navarra en el bienio 1611-1612, quien puso de relieve en un célebre informe a la Suprema hasta qué punto carecían de fundamento las atribuciones de ejercitarse allí actos auténticos de-brujería, reduciendo el complejo de aquelarres e intervenciones diabólicas a su real dimensión de habladurías y chismes fruto de la ignorancia y la superstición. El Santo Oficio se hizo aquí presente en estos problemas con encomiable serenidad. y no debe olvidarse, según Kamen recuerda, que en el siglo XVII fueron ejecutadas unas cien mil brujas en Alemania, cifra aproximadamente cuatro veces mayor que el número probable de víctimas quemadas por la Inquisición a lo largo de toda su historia.


José Antonio Escudero.
La Inquisición española


Para el siglo XVII Alemania era protestante, ¿también los pecados de los protestantes son causa de "costumbres católicas"?

¿No es eso tratar de lavarse las manos de las culpas propias?
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

Para el siglo XVII Alemania era protestante, ¿también los pecados de los protestantes son causa de "costumbres católicas"?

¿No es eso tratar de lavarse las manos de las culpas propias?

Vamos a ser rigurosos

Buenos si somos históricamente estrictos no podemos vincular esta "costumbre", al catolicismo en general, sería una inexactitud bastante injusta para quienes son católicos hoy en día.

El miedo a lo oculto, a la magia; y sobre todo a quienes poseen poderes para ejecutarla, es un miedo muy antiguo y que se da en muchas civilizaciones. Normalmente en las culturas donde la magia está institucionalizada de algún modo (chamanismo, ocultismo esotérico oriental...) y el pueblo tiene acceso a sus rituales y éstos además tienen alguna consexión con el poder político (sacralizacción de los espacios de poder y de los jefes) la magia se contempla con mejores ojos. Aún así se sigue persiguiendo la magia ilegal (es decir la secreta, prohibida por los chamanes o la que ejerce el enemigo o el extraño cultural).

En el caso del occidente cristiano en la Edad Media, la magia está absorbida dentro de un sistema religioso bien definido; sin querer descalificar al catolicismo popular, existen muchos rituales populares con agua bendita, ramos consagrados, bendición de los hogares y esoterismo con objetos como cruces o imágenes que protegen a la gente. Esta magia está contemplada dentro del sistema político-religioso e incluso valorada como algo distinto por la élites culturales que conocen un significado simbólico no mágico (teólogos, aunque sus teorías no suelen ser bien recibidas por quienes usan estos objetos como talismanes mágicos). Lo mismo ocurría en la Roma pagana donde había "magos, sacerdotes, augures que tenían reconocimiento social" y "y magos de otras religiones (sectas no lícitas) y magos negros).

Esta magia negra no reconocida, por sus características de secretismo, de falta de licencia para su ejercicio, se asoció a lo prohibido, a lo satánico, a lo oscuro (primero por sus detractores e incluso por quienes la ejercían). Esto despierta recelo en la gente común que no tarda en achacar a estos magos las desgracias que sufren; o incluso alguien políticamente incorrecto, religiosamente no correcto, auto-marginado, culturalmente extraño se le acusa de ser "mago" o "brujo".
 
Re: Cuando la Inquisición salvó a las brujas: La historia de Alonso de Salazar

¿Esto también contabiliza los datos de la inquisición española en latinoamérica?

Saludos

Sólo las provincias españolas europeas