Arturo,
Gracias por tomarse el tiempo de leer mi aporte y darme sus comentarios, aunque lamento que no haya respondido a las preguntas que le hice al final. En fin, paso a responderle

ues con mayor razón no entiendo como usted se refiere a la mujer cananea como "enferma" siendo que la que tenía el problema era su hija, y que no sea capaz de ver la intenciones de la acción de Jesús, no sólo en relación a la mujer, sino también a sus discípulos. Y que usted tampoco haya revisado correctamente las palabras empleada por Jesús, porque la diferencia no sólo está en lo de "perro" y "perrillo", sino en que el término usado por Jesús se refiere a perros domésticos, mientas que el que empleaban los judíos de manera despectiva se refería a perros sarnosos, carroñeros, lo cual no es lo mismo.
Pero en fin, sigo con mis comentarios sobre lo que me escribe.
Lo que Jesús le dice a sus discípulos (que no a la mujer) es verdad. Jesús vino a los judíos de su época invitándolos a creer en sus afirmaciones mesiánicas. Y ciertamente cuando los discípulos fueron enviados de dos en dos, se les prohibió expresamente ir fuera de Israel. Pero la intención era que los judíos mismos rspondiesen al mensaje del reino y entonces fuesen misioneros más allá de sus fronteras pues la misión final de Jesús, como declaran las Escrituras, tanto en el Nuevo Testamento como en el Antiguo, era incluir al mundo entero en Su oferta de redención. En muchas ocasiones aclaró que su muerte y resurrección eran para todas las naciones y tribus ¿No ha leído acaso sobre ello en sus estudios de la Biblia? ¿Necesita que le enseñe los pasajes, tanto de uno como de otro Testamento, para que vea que así es y que no sólo son algunos textos aislados lo que expresan esto?
Bueno, no le daré la enseñanza del pasaje, sin embargo, si le señalaré, nuevamente, que la palabra empleada por Jesús no es la misma que la que se empleada despectivamente para referirse a los cananeos, que se refería a perros sarnosos, sin dueño, con los que nadie quería tener relación sino que eran cazados y matados, y ello se evidencia claramente al considerar el contexto de las palabras de Jesús y la misma respuesta de la mujer cananea:
"Y respondiendo Él, dijo: 'No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los perrillos'. Y ella dijo: 'Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos"
La mujer no se ofendío por las palabras de Jesús, pues las entendío y también a lo que Él se refería. Esta mujer no se sintió ofendida por lo que Jesús le dijo ni se marchó diciendo:
"Si eso es lo que pensas de mí, mejor me voy de aquí". Y si consideramos cuán lejos tuvo que ir, aguantando el silencio de Jesús primeramente, después, el rechazo de los discípulos y la aparenta negativa de Jesús a ayudarle. Nosotros nos ofendemos muy fácilmente hoy si alguien no concuerda con nosotros, aunque lo haga con educación. A pesar de todo, esta mujer no se desanimó con lo que podría haber sido interpretado como un comentario ofensivo. No perdió de vista su meta. No fue exigente, sino perseverante, al humillarse a sí misma en presencia de Jesús.
Continuó audazmente
al admitir como cierto lo que Él dijo, para luego humildemente decir: "Sí, Señor; pero los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos".
¿Y acaso no fue así? ¿No acaso Jesús le concedió su petición?
No cuestionó el punto ni mostró ningún indició de resentimiento porque lo que el Señor le dijo y por la manera en que actuó. Alcontrario, aceptó lo que el Señor le dijo, y perseveró en su petición, y fue grandemente recompenzada, y su hija fue sanada desde aquella hora. Y no sólo eso, sino el el Señor la elogió por su fe:
"Entonces respondiendo Jesús, dijo: 'Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres'"
Esta mujer muestra que la verdadera fe no está limitada a aquellos que se encuentran en la corriente de la bendición. Los que perseveran reciben de Dios lo que creen que Él ha prometido.
Sólo dos personas en el Evangelio donde se encuentra este pasaje son elogiadas por Jesús por tener una gran fe, y ambos eran gentiles.
Si hubieramos estado en el lugar de la mujer ¿En qué punto usted o yo nos habríamos dado por vencidos, nos habríamos retirado llorando por nosotros mismos, u ofendidos, o habríamos buscado ayuda de otra fuente con falsa esperanza? Creó que usted sabe la respuesta pues ya lo vivió.
Lo que esta mujer nos muestra es que debemos continuar yendo a jesús para encontrar respuestas a los dilemas de nuestras vidas. debemos creer que Él tiene el poder para cambiar un corazón endurecido, para sanar una relación desecha, para restaurar la pureza perdida, para traer esperanza a una situación desesperada. El amor de Jesús hacia las personas no ha cambiado. Él busca a aquellos que están desesperados, a aquellos que no tienen a nadie más a quien recurrir. Debemos escoger no caer en el desaliento por el silencio, por nuestra indignidad y culpa, o por los malos entendidos de otros.
Hasta ahora, los textos que he utilizado son más que suficientes, sobre todo considerando que estoy compartiendo con alguien que conoce las Escrituras y las ha estudiado, y que sabe que hay más textos donde Jesús habla de la predicación del Evangelio a todas las naciones.
¿O necesita que le traiga esos textos (que no son precisamente los que usted está pnesando)? Si es así, sólo digamelo y se los traigo.
Es más, este mismo pasaje de la mujer cananea, es evidencia de que las promesas de Dios se extienden a todas las naciones. Y que Jesús es para todo el mundo.
Lo que hizo Jesús con esta mujer, fue también una lección para los discípulos. Jesús, una vez más, incluyó en su ministerio a una persona despreciada y recahazad, y que no pertenecía al pueblo judío. Y lo que parecía ser un ejercicio de prejuicio resultó ser un ejemplo de cómo los gentiles iban a ser incluidos en Su familia de fe. Los discípulos esperaban que Él snara a las masas judías y pasara la mayor parte de Su tiempo con ellos. Estos encuentros privados, fuera de itinerario, con personas que sufrían y tenían necesidad, los ponían nerviosos.
Pero así es Jesús, Él irá a cualquier parte para encontrar a aquellos que están desesperados. Va a los lugares más inusuales para hallar a los que no pueden venir a Él debido a las barreras sociales, pecaminosasm, religiosas o raciales. Todos los que viene a Él con el corazón vacío pueden ser llenados. Mientras otros vienen a Jesús con una cerrada actitud legalista y soberbia, esta mujer de la historia viene con las manos vacías y sin mérito, pero abierta a Jesús. Y es recompensada cuando Él derriba la pared entre los judíos y los gentiles al concederle la petición por su hija.
Atte.
Joaco <><