Fui adicto a las drogas.
Jamás pensé que podría estar hablando de Dios.
A veces me preguntan: ¿Qué pensás de la vida que llevabas antes?
Realmente, estaba muy conforme. ¿QUEEEEE? Se preguntará alguno.
Dénme la oportunidad de responder.
Cuando conocí la droga, estaba entusiasmado, porque había conocido algo que me pareció increíblemente superior a todo lo conocido y cada uno de sus escalones (marihuana, cocaína, pastillas, ácido lisérgico) me parecieron experiencias únicas y llenas de placer o de adrenalina (dependiendo de qué tipo de droga estamos hablando).
Me encontraba muy a gusto con mi vida. No deseaba dejar de drogarme.
Pero...
Un día me encontré con algo que superó aún más mis espectativas.
Fue más fuerte que el ácido lisérgico (que es la droga más fuerte que llegué a probar, no sé si alguna la supera).
Esta experiencia, lejos de ser "aluncinatoria" o de dejarme "colgado" por horas, o de hacerme sentir importante, me dió la satisfacción de no tener que pagarla.
Fue gratis.
Y lo mejor de todo es que el efecto no se iba.
Seguía sintiendo esa presencia que hasta ese momento no sabía que se trataba de Dios. Pero con el tiempo aprendí a conocer.
Cambié muchos hábitos.
Terminé casándome y ahora tengo una hermosa hija de 13 años ya !!!
La dicha que vivo día a día, no tiene comparación alguna con cualquier tipo de sustancia que pueda lograr un efecto por unas horas (o de 12 a 14 horas como el caso del ácido) sino que permanece para siempre.
Es mi sencillo testimonio.
Tengo cosas más serias para contar, pero no creo conveniente este ámbito para hacerlo.
Sólo quería dejar este mensaje por si alguien que está en las drogas llega a leerlo.
Yo no quise cambiar. Dios me cambió.
En ningún momento se me cruzó por la cabeza el deseo de salir de las drogas. Estaba demasiado cómodo allí.
Pero ignoraba lo cómodo que me sentiría con Dios. Y eso es lo que más agradezco al Señor. Que sin haberlo amado me amó.
Sin haberlo llamado, me buscó.
Jamás pensé que podría estar hablando de Dios.
A veces me preguntan: ¿Qué pensás de la vida que llevabas antes?
Realmente, estaba muy conforme. ¿QUEEEEE? Se preguntará alguno.
Dénme la oportunidad de responder.
Cuando conocí la droga, estaba entusiasmado, porque había conocido algo que me pareció increíblemente superior a todo lo conocido y cada uno de sus escalones (marihuana, cocaína, pastillas, ácido lisérgico) me parecieron experiencias únicas y llenas de placer o de adrenalina (dependiendo de qué tipo de droga estamos hablando).
Me encontraba muy a gusto con mi vida. No deseaba dejar de drogarme.
Pero...
Un día me encontré con algo que superó aún más mis espectativas.
Fue más fuerte que el ácido lisérgico (que es la droga más fuerte que llegué a probar, no sé si alguna la supera).
Esta experiencia, lejos de ser "aluncinatoria" o de dejarme "colgado" por horas, o de hacerme sentir importante, me dió la satisfacción de no tener que pagarla.
Fue gratis.
Y lo mejor de todo es que el efecto no se iba.
Seguía sintiendo esa presencia que hasta ese momento no sabía que se trataba de Dios. Pero con el tiempo aprendí a conocer.
Cambié muchos hábitos.
Terminé casándome y ahora tengo una hermosa hija de 13 años ya !!!
La dicha que vivo día a día, no tiene comparación alguna con cualquier tipo de sustancia que pueda lograr un efecto por unas horas (o de 12 a 14 horas como el caso del ácido) sino que permanece para siempre.
Es mi sencillo testimonio.
Tengo cosas más serias para contar, pero no creo conveniente este ámbito para hacerlo.
Sólo quería dejar este mensaje por si alguien que está en las drogas llega a leerlo.
Yo no quise cambiar. Dios me cambió.
En ningún momento se me cruzó por la cabeza el deseo de salir de las drogas. Estaba demasiado cómodo allí.
Pero ignoraba lo cómodo que me sentiría con Dios. Y eso es lo que más agradezco al Señor. Que sin haberlo amado me amó.
Sin haberlo llamado, me buscó.