Tiempo de estar preparados para nuestra transformación y rapto

3 Agosto 2007
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Tiempo de estar preparados para nuestra transformación y rapto

Rev. William Soto Santiago, Ph.D.



Viernes, 16 de noviembre de 2007



Celaya, Guanajuato, México



Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes en Santa Marta y demás lugares en toda la República de México, y también en toda la América Latina, el Caribe, Norteamérica y demás naciones.



Para los amigos y hermanos de Santa Marta: por causas ajenas a mi voluntad, lamento no haber podido estar con ustedes; pero en esta ocasión les estoy transmitiendo directamente a ustedes y a todas las demás naciones que están en conexión con el satélite Amazonas.



La lectura que tenemos para esta ocasión es en el Evangelio según San Lucas, capítulo 21, versos 25 en adelante, donde nos dice Jesús:



“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;



desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.



Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.



Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”



Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.



Nuestro tema es: “TIEMPO DE ESTAR PREPARADOS PARA NUESTRA TRANSFORMACIÓN Y RAPTO.”



En esta Escritura el Señor Jesucristo señala las cosas que estarán aconteciendo en el tiempo final, en donde se llevará a cabo la redención de todos los creyentes en Cristo, lo cual será la redención del cuerpo, de la cual el apóstol Pablo habla en Romanos, capítulo 8, versos 14 al 31, donde nos habla de la manifestación de los hijos de Dios, la cual está esperando toda la Creación, lo cual será la adopción de los hijos e hijas de Dios, la redención del cuerpo; lo que será la transformación de nuestros cuerpos, anunciada por San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58, en donde él nos dice que “a la final Trompeta, porque será tocada la Trompeta y los muertos en Cristo serán resucitados incorruptibles, y nosotros los que vivimos seremos transformados.”



Esa transformación es la que tanto ha estado esperando cada creyente en Cristo, a través de toda la historia del cristianismo. Esa transformación será la que nos dará el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y será un cuerpo igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, cuerpo glorificado y joven en el cual Él está; así serán todos los hijos e hijas de Dios, todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo que han vivido en esta Tierra en edades pasadas y los que viven en este tiempo final.



Por lo tanto, las palabras del Señor son que cuando veamos estas señales siendo manifestadas en la Tierra, levantemos nuestras cabezas porque nuestra redención está cerca. Levantemos nuestra mente a Dios, al Cielo, juntamente con nuestro corazón, esperando estas promesas divinas que Él ha hecho para Sus seguidores, y sirviéndole a Él con toda nuestra alma. Y si alguna persona todavía no ha recibido a Cristo como único y suficiente Salvador, es tiempo que levante su cabeza, su mente al Cielo a las cosas de Dios, donde está Cristo sentado a la Diestra de Dios, para que así Cristo le salve, le dé la salvación y Vida eterna como Él lo ha prometido.



“¿De que le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” Pregunta Cristo a todas aquellas personas que estaban escuchándole en aquella ocasión en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28.



Y ahora, por cuanto el ser humano es trino: alma, espíritu y cuerpo; y lo más importante del ser humano es su alma, porque eso es lo que es en realidad el ser humano: alma viviente; por consiguiente la salvación del alma para el ser humano es lo más importante.



Cristo murió en la Cruz del Calvario para traer la salvación y Vida eterna para todo ser humano que lo recibe como su único y suficiente Salvador, y así obtiene la salvación el alma del ser humano.



Si usted que me escucha en esta ocasión todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, éste es el momento para usted recibirlo, para que Cristo le reciba en Su Reino, le dé el perdón de sus pecados, con Su Sangre lo limpie de todo pecado, lo bautice con Espíritu Santo y Fuego luego que usted sea bautizado en agua en Su Nombre, y así Él le dé el nuevo nacimiento y por consiguiente la Vida eterna. Así es como se entra al Reino de Dios.



Eso fue lo que le dijo Cristo a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6, cuando le dijo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Todos queremos entrar al Reino de Dios para así asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno; y ahora usted tiene la oportunidad de recibirlo como Salvador para que Cristo le reciba en Su Reino y usted obtenga la salvación y Vida eterna.



Vamos a dar unos minutos en lo que ustedes que no han recibido a Cristo todavía, le reciben, pasan al frente y le reciben como único y suficiente Salvador. La fe viene por el oír, el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo. Ya ustedes escucharon y ya vino la fe de Cristo a vuestra alma. “Y con el corazón se cree para justicia (ya ustedes están creyendo en Cristo con su corazón), pero con la boca se confiesa para salvación.” [Romanos 10:10]



Y ahora tienen la oportunidad de confesar públicamente a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, para lo cual pueden continuar pasando al frente para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo recibiéndolo como vuestro único y suficiente Salvador.



En Santa Marta y en toda la República Mexicana y en todas las demás naciones, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos, en donde ustedes se encuentran: en auditorios, en iglesias, en estadios y en diferentes lugares donde se encuentran; pueden venir a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba como Sus hijos en Su Reino.



Vamos a dar unos minutos más en lo que continúan pasando, en lo que continúan viniendo a los Pies de Cristo en esta noche. Vamos a pedirle que nos indiquen desde los diferentes países cuando ya han venido a los Pies de Cristo todas las personas que han de venir a los Pies de Cristo en esta ocasión. Continúan viniendo a los Pies de Cristo. Cristo es nuestra única esperanza.



Hemos estado viendo todas estas señales que Cristo dio y eso indica que nuestra redención está cerca; o sea, la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y la trasformación de todos los creyentes en Cristo que están viviendo en este tiempo final y han nacido de nuevo.



Continuamos esperando en diferentes países que nos indiquen si ya pasaron al frente todas las personas, para orar por las personas que han estado viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos.



Vamos todos a estar puestos en pie, en todos los lugares en donde ustedes se encuentran, y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, repitan conmigo esta oración:



Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón; creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos; creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano. Doy testimonio público de mi fe en Ti, reconociendo que soy pecador y necesito un Salvador; y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.



Señor, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea así producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero entrar a Tu Reino, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero recibir la Vida eterna, quiero vivir Contigo por toda la eternidad en Tu glorioso Reino. Señor, me entrego a Ti, me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo. Sálvame, Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.



Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.



Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en vuestra alma y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador.



Ahora, por cuanto Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura; el que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ustedes me dirán: “ Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible en el Nombre del Señor Jesucristo, pues Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. En estos momentos pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.



En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. El bautismo en agua no quita los pecados, el bautismo en agua es simbólico. La Sangre de Cristo es la que quita los pecados, nos limpia de todo pecado.



En el bautismo en agua la persona, luego de recibir a Cristo, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales está tipológicamente siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador.



Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en estos momentos. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así entren completamente al Reino de Cristo y tengan asegurado el futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno.



Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo al ministro correspondiente en cada lugar, para que les indique hacia dónde dirigirse para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.



Que Dios les bendiga, y el ministro correspondiente de cada lugar con ustedes.



“TIEMPO DE ESTAR PREPARADOS PARA NUESTRA TRANSFORMACIÓN Y RAPTO.”
 
Re: Tiempo de estar preparados para nuestra transformación y rapto

Tiempo de estar preparados para nuestra transformación y rapto

Rev. William Soto Santiago, Ph.D.



15, versos 49 al 58, en donde él nos dice que “a la final Trompeta, porque será tocada la Trompeta y los muertos en Cristo serán resucitados incorruptibles, y nosotros los que vivimos seremos transformados.”




Una corrección. El texto de 1 Corintios 15 no dice "los muertos en Cristo":


1Co 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.




Luis Alberto42
 
Re: Tiempo de estar preparados para nuestra transformación y rapto

2 timoteo 4:4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
 
Re: Tiempo de estar preparados para nuestra transformación y rapto

Una corrección. El texto de 1 Corintios 15 no dice "los muertos en Cristo":


1Co 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.




Luis Alberto42



Los "muertos" en 1 Corintios 15:52 no son los muertos en Cristo, que ya están y vienen con Él (1 Tesalonicenses 4:14,16) sino los que van a estar "espiritualmente muertos" cuando Cristo regrese.


Ellos recibirán un cuerpo espiritual incorruptible para poder ver a Dios y para poder esperar el juicio final. Por eso leemos unos versiculos antes:




1Co 15:50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.




El griego hace notable la diferencia entre NIKROS y NIKROI.


El que lee, entienda.



Luis Alberto42