La excomunión de la Iglesia es doctrina bíblica.
Veamos que hace san pablo con un caso de fornicación grave en la comunidad de Corinto:
De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?
Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.
Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros.
(1 Cor 5: 1-13)
Antes de expulsar a una persona de la comunidad, debe reiteradamente tratar de que recapacite:
Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. (Mt 18: 17-18)
San Pablo no dudó en expulsar de la Iglesia a una persona que mantenía un pecado de fornicación. Dice con todas sus letras: ¡Quitad a ese perverso de entre vosotros!
La razón, ya la dijo más atrás: un poco de levadura fermenta toda la masa.
A la persona debe invitarsele reiteradamente a dejar su pecado, pero si despues de muchas advertencias, la persona desea mantenerse en el pecado, es mejor apartarla de la comunidad, no solo para que no escandalice al resto, sino sobre todo por un motivo pastoral: buscar su conversión. San Pablo entrega a ese fornicario a Satanás, para buscar de algún modo que la persona recapacite y se salve.