Re: porquè Dios permite algunas cosas?
Nuestras decisiones corruptas producen resultados corruptos y, como resultado, la humanidad sufre. Pero Jesucristo, el Humano perfecto en quien Dios ha establecido nuestra humanidad, también sufrió con nosotros y por nosotros. Aunque nuestra vida en esta tierra sea mala a causa del pecado, es redimida en Cristo. Por lo tanto, la vida que esperamos se cumplirá cuando lo acompañemos en su resurrección. Eso es cierto no todos los humanos que sufren y han sufrido en todas partes a lo largo de toda la historia cuyas agonías y llantos atormentados se unen a los gemidos cósmicos de la creación entera (Romanos 8:18-25; Apocalipsis 21:3-4).
No sabemos por qué Dios permite que los bebés sufran. O por qué algunas personas tienen que aguantar desventajas mentales y físicas.
O por qué muchos se mueren de hambre, sufren enfermedades horrorosas o aguantan dolor indecible en cualquiera de las maneras innumerables en que los humanos han sufrido y continúan sufriendo.
Pero sí sabemos esto: Dios mismo sufrió en Cristo por todo ser humano que sufre, y lo hizo para poner fin a todo el sufrimiento, y cuando todo el mundo se siente a comer en el banquete eterno del Cordero, los llantos de gozo que se levantarán eclipsarán para siempre los gemidos de miseria de donde surgieron.
Esta esperanza es por la cual somos cristianos. El sufrimiento humano, tan malo como es, no es en vano, pero recibe significado eterno en el sufrimiento de nuestro Creador que nos ama tanto a pesar de lo que somos que está dispuesto a sufrir con nosotros y por nosotros para que en Él toda lágrima pueda al fin ser enjugada.
El último capítulo de las historias trágicas de las masas de humanidad ha sido escrito precisamente en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, en cuyo gozo eterno toda la humanidad es atraída continuamente por el poder incesante de su amor (Jn. 12:32).
“¿Acaso Teme Job a Dios de Balde?”
Por lo tanto, aunque el Libro de Job no ofrece una respuesta sencilla al problema del sufrimiento, este ha sido elevado a un nivel más amplio. Sólo por la pérdida de sus propiedades y por el sufrimiento podía saber Job que él no servía a Dios por amor a casas, tierras, ganado y rebaños, o incluso hijos. Ni siquiera le servía por amor a su piel, su riqueza y bienestar. Adoraba a Dios por lo que él es, y a pesar de todas las palabras vanas que salieron de su mente y cuerpo atormentados, tenía una máxima creencia en la justicia y fidelidad de Dios. Fue sólo cuando quedó despojado de todo que realmente supo que Dios era su único refugio, y en ese descubrimiento él quedó triunfalmente reivindicado contra la calumnia del adversario representado en los tres amigos.
La fe de Job en Dios fue puesta a prueba, y por la prueba su fe quedó templada como el acero. Fue por su aceptación final de la sabiduría de Dios, y por aprender que la fe podía desarrollarse por medio del sufrimiento, que Job llegó finalmente al más pleno conocimiento de Dios.