Encarcelan al pastor evangélico de Oleiros por falsificar carnés y explotar a trabajadores
Su hijo y su hermano también ingresaron en la prisión de Teixeiro
La Voz De Galicia
Autor:
Emiliano Mouzo
Fecha de publicación:
6/11/2007
Un juez de A Coruña ha ordenado el ingreso en prisión del pastor Varderley Cardoso, de la Iglesia evangélica ubicada en Santa Cristina, en el municipio coruñés de Oleiros. También están en la cárcel su hijo, Richard Coelho Cardoso, y su hermano Vander Molina, todos ellos de Brasil. La decisión fue tomada a raíz de un delito de falsificación de documentos de identidad y explotación de trabajadores.
Esta operación fue iniciada hace casi un año por la unidad de Extranjería del Cuerpo de la Policía Nacional. Los agentes, según consta en las diligencias, le seguían la pista a Varderley Cardoso porque ya había realizado actuaciones similares en otras capitales de provincia españolas. También hicieron un severo control y seguimiento de las personas que pedían ayuda al pastor, lo que permitió que los policías también detuviesen a unas quince personas más que ya tenían en su poder el documento falso. Sin embargo, el juez dictó su libertad con cargos.
Varderley Cardoso y su familia captaban a compatriotas en la ciudad de A Coruña, sobre todo por la zona de los Mallos, y en localidades del área metropolitana, o los hacían venir desde Brasil. Tras contactar con ellos les preparaban los papeles para cambiarles su identidad y conseguirles documentación portuguesa.
También les ofrecían la posibilidad de validarlos en la Subdelegación del Gobierno y hacerse residentes comunitarios, cobrándoles alrededor de 1.000 euros más sobre el precio de la falsificación pura y dura -unos 700 euros-, opción que lograron al menos treinta personas. Además, el equipo del pastor lograba obtener permisos de conducir portugueses.
A pesar de su capacidad para supuestamente engañar a sus compatriotas, Varderley Cardoso utilizaba los equipos informáticos de la iglesia evangélica de Santa Cristiana, sobre todo el correo electrónico, para desarrollar su actividad ilegal.
Seguridad Social
Una vez que los falsificadores lograban hacerse con la documentación portuguesa, el siguiente paso era dar de alta a sus clientes en la Seguridad Social.
Pero para ello se desplazaban hasta las oficinas que este ente público tiene en Corcubión. Según aparece en las diligencias que maneja el juez, optaban por realizar la gestión en esa sede debido «a que, supuestamente, existe menos control que en las oficinas de las ciudades a la hora de revisar la documentación presentada». Por esta nueva operación administrativa también cobraban una determinada cantidad de euros que no trascendió.
Tras lograr inscribir a los brasileños convertidos en portugueses en la Seguridad Social, Varderley Cardoso y su familia los contrataban para trabajar en sus empresas: Rozas Molina, que estaba a nombre de su hermano, Vander Molina; y en la sociedad Limpiezas Rey Forte, de la cual aparecían como propietarios el hijo del pastor, Richard Coelho, junto a la esposa de este, Raquel Brandao. También los contrataban en otra tercera compañía que pertenecía a Cardoso tras la ruptura societaria con su hijo y su nuera.
Todas estas empresas realizaban trabajos de construcción en Barcelona, Santiago, Lugo, Sada, Perillo, A Coruña... Los trabajadores eran dados de alta durante unos dos o tres días, tras lo cual causaban baja en la Seguridad Social.
Sin embargo, y para que los obreros no desconfiasen, Varderley Cardoso les pagaba el primer mes las cantidades establecidas por el convenio de la construcción. Al mes siguiente, los trabajadores ya no cobraban, o si lo hacían, la cantidad no superaba, en ningún caso los 300 o 400 euros mensuales.
Fuga de un cabecilla
Si los empleados se sublevaban, el pastor y su familia los amenazaban con denunciarlos ante la Policía Nacional por tener falsificada su identidad y sus documentos. Ante esta situación, los trabajadores optaban por callar y no protestar, aunque alguno de ellos filtró su situación a sus vecinos, por lo que, boca a oreja, esta información fue llegando a las dependencias policiales, lo que contribuyó considerablemente al éxito de su investigación.
Fuentes judiciales también indicaron que falta por detener «el segundo cabecilla de la banda mafiosa». Aseguran que se trataba de otro brasileño, José Manuel da Silva, que «se fugó a su país de origen». Al parecer, existe una orden de captura.
Su hijo y su hermano también ingresaron en la prisión de Teixeiro
La Voz De Galicia
Autor:
Emiliano Mouzo
Fecha de publicación:
6/11/2007
Un juez de A Coruña ha ordenado el ingreso en prisión del pastor Varderley Cardoso, de la Iglesia evangélica ubicada en Santa Cristina, en el municipio coruñés de Oleiros. También están en la cárcel su hijo, Richard Coelho Cardoso, y su hermano Vander Molina, todos ellos de Brasil. La decisión fue tomada a raíz de un delito de falsificación de documentos de identidad y explotación de trabajadores.
Esta operación fue iniciada hace casi un año por la unidad de Extranjería del Cuerpo de la Policía Nacional. Los agentes, según consta en las diligencias, le seguían la pista a Varderley Cardoso porque ya había realizado actuaciones similares en otras capitales de provincia españolas. También hicieron un severo control y seguimiento de las personas que pedían ayuda al pastor, lo que permitió que los policías también detuviesen a unas quince personas más que ya tenían en su poder el documento falso. Sin embargo, el juez dictó su libertad con cargos.
Varderley Cardoso y su familia captaban a compatriotas en la ciudad de A Coruña, sobre todo por la zona de los Mallos, y en localidades del área metropolitana, o los hacían venir desde Brasil. Tras contactar con ellos les preparaban los papeles para cambiarles su identidad y conseguirles documentación portuguesa.
También les ofrecían la posibilidad de validarlos en la Subdelegación del Gobierno y hacerse residentes comunitarios, cobrándoles alrededor de 1.000 euros más sobre el precio de la falsificación pura y dura -unos 700 euros-, opción que lograron al menos treinta personas. Además, el equipo del pastor lograba obtener permisos de conducir portugueses.
A pesar de su capacidad para supuestamente engañar a sus compatriotas, Varderley Cardoso utilizaba los equipos informáticos de la iglesia evangélica de Santa Cristiana, sobre todo el correo electrónico, para desarrollar su actividad ilegal.
Seguridad Social
Una vez que los falsificadores lograban hacerse con la documentación portuguesa, el siguiente paso era dar de alta a sus clientes en la Seguridad Social.
Pero para ello se desplazaban hasta las oficinas que este ente público tiene en Corcubión. Según aparece en las diligencias que maneja el juez, optaban por realizar la gestión en esa sede debido «a que, supuestamente, existe menos control que en las oficinas de las ciudades a la hora de revisar la documentación presentada». Por esta nueva operación administrativa también cobraban una determinada cantidad de euros que no trascendió.
Tras lograr inscribir a los brasileños convertidos en portugueses en la Seguridad Social, Varderley Cardoso y su familia los contrataban para trabajar en sus empresas: Rozas Molina, que estaba a nombre de su hermano, Vander Molina; y en la sociedad Limpiezas Rey Forte, de la cual aparecían como propietarios el hijo del pastor, Richard Coelho, junto a la esposa de este, Raquel Brandao. También los contrataban en otra tercera compañía que pertenecía a Cardoso tras la ruptura societaria con su hijo y su nuera.
Todas estas empresas realizaban trabajos de construcción en Barcelona, Santiago, Lugo, Sada, Perillo, A Coruña... Los trabajadores eran dados de alta durante unos dos o tres días, tras lo cual causaban baja en la Seguridad Social.
Sin embargo, y para que los obreros no desconfiasen, Varderley Cardoso les pagaba el primer mes las cantidades establecidas por el convenio de la construcción. Al mes siguiente, los trabajadores ya no cobraban, o si lo hacían, la cantidad no superaba, en ningún caso los 300 o 400 euros mensuales.
Fuga de un cabecilla
Si los empleados se sublevaban, el pastor y su familia los amenazaban con denunciarlos ante la Policía Nacional por tener falsificada su identidad y sus documentos. Ante esta situación, los trabajadores optaban por callar y no protestar, aunque alguno de ellos filtró su situación a sus vecinos, por lo que, boca a oreja, esta información fue llegando a las dependencias policiales, lo que contribuyó considerablemente al éxito de su investigación.
Fuentes judiciales también indicaron que falta por detener «el segundo cabecilla de la banda mafiosa». Aseguran que se trataba de otro brasileño, José Manuel da Silva, que «se fugó a su país de origen». Al parecer, existe una orden de captura.