Sencillez, modestia en el vestir
Muchos intentan afirmar que no importa lo que uno viste, sino lo que está en el corazón. El hecho de este problema es que la forma de vida se manifiesta al exterior desde el corazón. Si uno es orgulloso, mundano e inmoral en su espíritu, esté seguro de que él probablemente lo expresará en su manera de vestir. Las ropas de uno siempre hablan antes que las mismas palabras. A la inversa, vestir de una manera modesta no te santificará tu corazón, pero será un fruto muy evidente de un corazón limpio.
Hubo un tiempo, no hace muchos años, cuando incluso la sociedad secular creía en el total cubrimiento de sus cuerpos. Ahora nosotros estamos viviendo en una sociedad decadente y con su profunda “moralidad”, ellos han llegado a ser groseramente inmodestos en su forma de vestir. El sector religioso se ha dejado llevar por este echo, a pesar de las advertencias del apóstol Pablo: “ No os conforméis a este siglo…” Romanos 12:2. En todas las áreas de nuestras vidas, incluyendo nuestra actitud, hay algunas cosas que “ no son del Padre, sino del mundo..”
La Biblia dice “… glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1ª Corintios 6:20.
“… y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” 1ª Tesalonicenses 5:23.
La Biblia también da algunas instrucciones concernientes a la forma de vestir. Nuestra forma de vestir no es para adornarnos sino para la sencillez y la modestia.
1ª Timoteo 2:9-10
“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni con oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”.
F.G. Smith dijo; “ Las mujeres deberían estar ataviadas modestamente no con oro, o perlas o artículos caros.” Estos artículos de adorno no muestran la modestia. Vestirlos es provocador, no por sentimientos de humildad o modestia, sino por el orgullo del corazón. Está claro, gracias a esta escritura, que tales cosas no pertenecen a “ las mujeres piadosas”. Lector, ¿ es usted una mujer que “profesa la piedad”? ¿ está usted adornada con estas cosas ? Si esto es así, entonces usted no está ataviada de una forma modesta.
Estos principios sirven con la misma fuerza para los hombres. No te engañes a ti mismo, lector, creyendo que tu podrás continuar vistiendo estas cosas, las cuales la Palabra de Dios prohíbe, y seguir siendo una persona espiritual, y ser lleno de la gracia de Dios. Es imposible. “ Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.” 1ª Pedro 1:14-15.
1ª Pedro 3:3-4
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un
espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.
En los tiempos antiguos, las mujeres hacían sus “trenzas” o elaboraban peinados ostentosos produciendo diferentes peinados. El apóstol nos avisa de esta moda e instruye a los santos a no tener adornos innecesarios en nuestros peinados. No hay duda de que Pedro tendría muchas cosas que decir a las mujeres de hoy en día si el viera su inmodestia y su sofisticación.
1ª Corintios 11:14-15 “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso, porque en lugar de velo le es dado el cabello.”
Dios planeó que el hombre y la mujer vistiesen y pareciesen diferentes.
Deuteronomio 22:5 “"No vestirá la mujer traje de hombre ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque es abominable para Jehová, tu Dios, cualquiera que esto hace.”
Aparentemente, Moisés, Pedro y Pablo, sintieron que su deber ministerial era avisar de estas cosas. Me gustaría saber cuantas personas hoy en día creen que tienen la libertad para despreciar las escrituras, las cuales fueron dadas por la inspiración de Dios, y continúen en las modas de este mundo.
Jesús dice, “ Si un hombre me ama, el guardará mis palabras” Juan 14:23
“ ¿ Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo ? Lucas 6:46
Muchos intentan afirmar que no importa lo que uno viste, sino lo que está en el corazón. El hecho de este problema es que la forma de vida se manifiesta al exterior desde el corazón. Si uno es orgulloso, mundano e inmoral en su espíritu, esté seguro de que él probablemente lo expresará en su manera de vestir. Las ropas de uno siempre hablan antes que las mismas palabras. A la inversa, vestir de una manera modesta no te santificará tu corazón, pero será un fruto muy evidente de un corazón limpio.
Hubo un tiempo, no hace muchos años, cuando incluso la sociedad secular creía en el total cubrimiento de sus cuerpos. Ahora nosotros estamos viviendo en una sociedad decadente y con su profunda “moralidad”, ellos han llegado a ser groseramente inmodestos en su forma de vestir. El sector religioso se ha dejado llevar por este echo, a pesar de las advertencias del apóstol Pablo: “ No os conforméis a este siglo…” Romanos 12:2. En todas las áreas de nuestras vidas, incluyendo nuestra actitud, hay algunas cosas que “ no son del Padre, sino del mundo..”
La Biblia dice “… glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1ª Corintios 6:20.
“… y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” 1ª Tesalonicenses 5:23.
La Biblia también da algunas instrucciones concernientes a la forma de vestir. Nuestra forma de vestir no es para adornarnos sino para la sencillez y la modestia.
1ª Timoteo 2:9-10
“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni con oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”.
F.G. Smith dijo; “ Las mujeres deberían estar ataviadas modestamente no con oro, o perlas o artículos caros.” Estos artículos de adorno no muestran la modestia. Vestirlos es provocador, no por sentimientos de humildad o modestia, sino por el orgullo del corazón. Está claro, gracias a esta escritura, que tales cosas no pertenecen a “ las mujeres piadosas”. Lector, ¿ es usted una mujer que “profesa la piedad”? ¿ está usted adornada con estas cosas ? Si esto es así, entonces usted no está ataviada de una forma modesta.
Estos principios sirven con la misma fuerza para los hombres. No te engañes a ti mismo, lector, creyendo que tu podrás continuar vistiendo estas cosas, las cuales la Palabra de Dios prohíbe, y seguir siendo una persona espiritual, y ser lleno de la gracia de Dios. Es imposible. “ Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.” 1ª Pedro 1:14-15.
1ª Pedro 3:3-4
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un
espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.
En los tiempos antiguos, las mujeres hacían sus “trenzas” o elaboraban peinados ostentosos produciendo diferentes peinados. El apóstol nos avisa de esta moda e instruye a los santos a no tener adornos innecesarios en nuestros peinados. No hay duda de que Pedro tendría muchas cosas que decir a las mujeres de hoy en día si el viera su inmodestia y su sofisticación.
1ª Corintios 11:14-15 “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso, porque en lugar de velo le es dado el cabello.”
Dios planeó que el hombre y la mujer vistiesen y pareciesen diferentes.
Deuteronomio 22:5 “"No vestirá la mujer traje de hombre ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque es abominable para Jehová, tu Dios, cualquiera que esto hace.”
Aparentemente, Moisés, Pedro y Pablo, sintieron que su deber ministerial era avisar de estas cosas. Me gustaría saber cuantas personas hoy en día creen que tienen la libertad para despreciar las escrituras, las cuales fueron dadas por la inspiración de Dios, y continúen en las modas de este mundo.
Jesús dice, “ Si un hombre me ama, el guardará mis palabras” Juan 14:23
“ ¿ Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo ? Lucas 6:46
