Pero si la concelebración no es posible cuando falta la plena comunión, sí es posible en algunos casos la administración de la Eucaristía –lo que no significa intercomunión– a quienes no están en perfecta comunión con la Iglesia Católica. Se trata, sin embargo, de circunstancias especiales, ante la imposibilidad de acceder al ministro propio para satisfacer una grave necesidad espiritual, y siempre que esos fieles de otras Iglesias y Comunidades eclesiales profesen la fe católica respecto a la Eucaristía –o, en su caso, de la Penitencia y de la Unción de los enfermos–, y estén bien dispuestos.
También con relación a estos casos especiales , y para corregir y prevenir abusos –entre ellos la llamada “acogida eucarística” (administración indiscriminada de la sagrada Comunión a bautizados acatólicos en la celebración de matrimonios mixtos, encuentros ecuménicos, etc.), el Santo Padre, después de recordar las relativas normas del Vaticano II y del nuevo Corpus Iuris Canonici, ha advertido en la misma Encíclica Ecclesia de Eucharistia:
“Es necesario fijarse bien en estas condiciones (límites fijados por la Autoridad legítima), que son inderogables, aún tratándose de casos particulares y determinados, puesto que el rechazo de una o más verdades de fe sobre estos sacramentos y, entre ellas, lo referente a la necesidad del sacerdocio ministerial para que sean válidos, hace que el solicitante no esté debidamente dispuesto para que le sean legítimamente administrados”.
Como se sabe, la trasgresión de esta norma configura un delito que, a tenor del can. 1365, debe ser castigado con una pena justa. Es sabido que muy recientemente, en base a este canon y al can. 1389, § 1 sobre el abuso de potestad eclesiástica, un Obispo alemán ha privado inmediatamente de su oficio de párroco y prohibido la celebración de la Eucaristía en público a un sacerdote de su presbiterio que, prescindiendo de estas normas disciplinares sobre el recto ecumenismo, había administrado indiscriminadamente la sagrada Eucaristía a todos los asistentes –católicos y no católicos– a un encuentro ecuménico.