"República Cristiana Adventista del Séptimo Día"
"¡Yo soy adventista del séptimo día!" Expresado con orgullo y la seguridad de estar en lo verdadero. ¿Asimismo se identificarán los "adventistas" en el Juicio Final? "Señor, ¡cuánto me alegro verte cara a cara! Te conocí en la tierra en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y serví hasta la muerte como fiel adventista, aun ganando almas para nuestra amada Iglesia Adventista, la cual, ¿verdad que te acuerdas?, hacía infinidad de obras caritativas." Se nos estremece el corazón al pensar que quizás el Señor mire perplejo al "adventista", diciéndole: "Amigo (a), la iglesia que establecí en la tierra no se llamaba Adventista del Séptimo Día", ni se llamaban mis seguidores adventistas. ¿Por qué no te dedicaste a buscar mi iglesia? ¿Por qué no tomaste mi nombre? ¿Por qué te glorías en tu Iglesia Adventista del Séptimo Día?"
El nombre "adventista" distingue. El nombre "adventista" identifica una clase particular de creyentes en Cristo. Por consiguiente, es nombre de una "división cristiana". A Dios no le agradan las "divisiones cristianas".
"Iglesia Adventista del Séptimo Día." Este nombre religioso humano encierra dos errores doctrinales mayúsculos que la gran mayoría de los demás creyentes en Cristo repudian.
(A) Que se podía predecir con exactitud el segundo "advenimiento" de Cristo. El distintivo "Adventista" se deriva de "advenimiento". Históricamente, el "Adventismo del Séptimo Día" tiene sus raíces en la escatología de William Miller, predicador estadounidense quien predijo la segunda venida de Cristo para el año 1843, luego para el 1844. Tal cual decenas de miles de almas, la joven Elena White creyó las predicciones de William Miller. Estas fracasaron desastrosamente, pero Elena White seguía tejiendo interpretaciones en torno a textos proféticos, anunciando, después de unos años, que el Señor subió a su templo celestial en el año 1849. Ella fundó la "Iglesia Adventista". "Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo el Padre" (Mateo 24:36). Sin embargo, Miller y White fijaron tiempos, dando prueba, en el acto, de ser falsos profetas ambos.
(B) Que el séptimo día (sábado) hay que seguir guardándolo a pena de perdición eterna. El Espíritu Santo enseña todo lo contrario, explicando que la Antigua Ley de Moisés fue anulada, quitada de en medio y clavada en la cruz, incluso el cuarto mandamiento sobre guardar el séptimo día. "Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo" (Colosenses 2:14-16; 2 Corintios 3:6-17; Hebreos 7:12; 8:6-13). La profetisa White juzgaba, imponiendo el sábado, y sus adeptos en todo el mundo repiten el error.
Definitivamente, los "cristianos"sin otros nombres, no tenemos que guardar el séptimo día. En cambio, los"adventistas", sí, porque su ciudadanía espiritual está en la "República Cristiana Sectaria Adventista del Séptimo Día". Sabios se tendrán si rápido salen de aquellos territorios, sojuzgados a antiguas leyes abolidas, en busca del verdadero "reino de Dios", cuya constitución espiritual es "la perfecta ley, la de libertad" (Santiago 1:25), el Nuevo Testamento. Que no alberguen la ilusión de ser aprobados en el Día Final a pesar de su "evangelio diferente" (Gálatas 1:6-10), amparándose en sus "hospitales", "misiones médicas" y demás obras caritativas. "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús" (Colosenses 3:17), y como miembro fiel de la iglesia que lleva su nombre. ¿Es necesario observar que el nombre "adventista" o el nombre "Iglesia Adventista del Séptimo Día" no ensalza "el nombre del Señor Jesús"? Que salga todo "adventista" de su "República", yendo en busca del verdadero "reino de Dios", el cual no está lejos de ninguno que quisiera encontrarlo.
"¡Yo soy adventista del séptimo día!" Expresado con orgullo y la seguridad de estar en lo verdadero. ¿Asimismo se identificarán los "adventistas" en el Juicio Final? "Señor, ¡cuánto me alegro verte cara a cara! Te conocí en la tierra en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y serví hasta la muerte como fiel adventista, aun ganando almas para nuestra amada Iglesia Adventista, la cual, ¿verdad que te acuerdas?, hacía infinidad de obras caritativas." Se nos estremece el corazón al pensar que quizás el Señor mire perplejo al "adventista", diciéndole: "Amigo (a), la iglesia que establecí en la tierra no se llamaba Adventista del Séptimo Día", ni se llamaban mis seguidores adventistas. ¿Por qué no te dedicaste a buscar mi iglesia? ¿Por qué no tomaste mi nombre? ¿Por qué te glorías en tu Iglesia Adventista del Séptimo Día?"
El nombre "adventista" distingue. El nombre "adventista" identifica una clase particular de creyentes en Cristo. Por consiguiente, es nombre de una "división cristiana". A Dios no le agradan las "divisiones cristianas".
"Iglesia Adventista del Séptimo Día." Este nombre religioso humano encierra dos errores doctrinales mayúsculos que la gran mayoría de los demás creyentes en Cristo repudian.
(A) Que se podía predecir con exactitud el segundo "advenimiento" de Cristo. El distintivo "Adventista" se deriva de "advenimiento". Históricamente, el "Adventismo del Séptimo Día" tiene sus raíces en la escatología de William Miller, predicador estadounidense quien predijo la segunda venida de Cristo para el año 1843, luego para el 1844. Tal cual decenas de miles de almas, la joven Elena White creyó las predicciones de William Miller. Estas fracasaron desastrosamente, pero Elena White seguía tejiendo interpretaciones en torno a textos proféticos, anunciando, después de unos años, que el Señor subió a su templo celestial en el año 1849. Ella fundó la "Iglesia Adventista". "Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo el Padre" (Mateo 24:36). Sin embargo, Miller y White fijaron tiempos, dando prueba, en el acto, de ser falsos profetas ambos.
(B) Que el séptimo día (sábado) hay que seguir guardándolo a pena de perdición eterna. El Espíritu Santo enseña todo lo contrario, explicando que la Antigua Ley de Moisés fue anulada, quitada de en medio y clavada en la cruz, incluso el cuarto mandamiento sobre guardar el séptimo día. "Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo" (Colosenses 2:14-16; 2 Corintios 3:6-17; Hebreos 7:12; 8:6-13). La profetisa White juzgaba, imponiendo el sábado, y sus adeptos en todo el mundo repiten el error.
Definitivamente, los "cristianos"sin otros nombres, no tenemos que guardar el séptimo día. En cambio, los"adventistas", sí, porque su ciudadanía espiritual está en la "República Cristiana Sectaria Adventista del Séptimo Día". Sabios se tendrán si rápido salen de aquellos territorios, sojuzgados a antiguas leyes abolidas, en busca del verdadero "reino de Dios", cuya constitución espiritual es "la perfecta ley, la de libertad" (Santiago 1:25), el Nuevo Testamento. Que no alberguen la ilusión de ser aprobados en el Día Final a pesar de su "evangelio diferente" (Gálatas 1:6-10), amparándose en sus "hospitales", "misiones médicas" y demás obras caritativas. "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús" (Colosenses 3:17), y como miembro fiel de la iglesia que lleva su nombre. ¿Es necesario observar que el nombre "adventista" o el nombre "Iglesia Adventista del Séptimo Día" no ensalza "el nombre del Señor Jesús"? Que salga todo "adventista" de su "República", yendo en busca del verdadero "reino de Dios", el cual no está lejos de ninguno que quisiera encontrarlo.