Re: Un abusador de niños entre nosotros!!
He leído, con atención, los múltiples consejos que los distintos hermanos han aportado como ayuda a Esteban Díaz, la mayoría muy acertados y no voy a incidir sobre ellos. Incluso las abundantes citas bíblicas están bien utilizadas, conforme a mi criterio, pero me gustaría añadir mi pequeño grano de arena, que confío sea de bendición para todo el que lo lea.
Aunque sería pertinente para un estudio mas profundo, voy a esquematizar lo que quiero transmitir. El perdón, tal y como Dios lo ve, es una de los actos de mas difícil y hondo calado que el creyente puede experimentar; también es uno de los de mayor alcance tanto aquí en la tierra como en los lugares celestiales. Así pues, cuando una persona se cruza con el ofensor en cualquier lugar, y máxime en las dependencias de la iglesia, una incómoda situación se produce, por decirlo suavemente. Si verdaderamente hubiésemos perdonado a quien nos ha ofendido, en cualquier faceta de la vida que esta ofensa se haya producido, no nos afectaría lo mas mínimo un cruce de miradas con el ofensor siempre que, por supuesto, éste estuviera realmente arrepentido. ¿Qué recuerdo tiene el Señor de tus y mis pecados que ha arrojado a la mas profunda mar? Ese debería ser nuestro recuerdo del pecado de un ofensor que se arrepiente. Por desgracia he oído con demasiada frecuencia aquella frase de: “..le perdono pero no olvido”. Indaga, tú que me lees, y sopesa si algo se remueve en tu interior cuando traes a la memoria algún hecho grave que hicieron contra ti. Si no es así, es que en verdad has perdonado, pero si el mas mínimo rencor asoma a tu mente, te digo con sinceridad, duda de tu perdón.
Para terminar quiero decir que ofender es muy fácil, eso todos sabemos hacerlo muy bien, y quien no lo haga es varón perfecto. Pedir perdón es difícil, a veces guardamos las palabras para disculparnos ante aquel/lla a quien hemos ofendido durante años, cuando según las palabras del apóstol, no se debería poner el sol sobre nuestro enojo. Aún más, citando a nuestro Señor Jesús, ni tan siquiera deberíamos acudir al trono de la gracia si te acuerdas que tu hermano tiene algo contar tí. Y, finalmente, perdonar es muy difícil, es lo más difícil, y de las cosas más gloriosas, que puede hacer un cristiano. Solo el Cristo dentro de ti puede perdonar, tú no puedes hacerlo, porque ofender y pedir perdón por la ofensa son actos humanos, pero perdonar es divino.
Que Dios os bendiga.
Epafrodito
He leído, con atención, los múltiples consejos que los distintos hermanos han aportado como ayuda a Esteban Díaz, la mayoría muy acertados y no voy a incidir sobre ellos. Incluso las abundantes citas bíblicas están bien utilizadas, conforme a mi criterio, pero me gustaría añadir mi pequeño grano de arena, que confío sea de bendición para todo el que lo lea.
Aunque sería pertinente para un estudio mas profundo, voy a esquematizar lo que quiero transmitir. El perdón, tal y como Dios lo ve, es una de los actos de mas difícil y hondo calado que el creyente puede experimentar; también es uno de los de mayor alcance tanto aquí en la tierra como en los lugares celestiales. Así pues, cuando una persona se cruza con el ofensor en cualquier lugar, y máxime en las dependencias de la iglesia, una incómoda situación se produce, por decirlo suavemente. Si verdaderamente hubiésemos perdonado a quien nos ha ofendido, en cualquier faceta de la vida que esta ofensa se haya producido, no nos afectaría lo mas mínimo un cruce de miradas con el ofensor siempre que, por supuesto, éste estuviera realmente arrepentido. ¿Qué recuerdo tiene el Señor de tus y mis pecados que ha arrojado a la mas profunda mar? Ese debería ser nuestro recuerdo del pecado de un ofensor que se arrepiente. Por desgracia he oído con demasiada frecuencia aquella frase de: “..le perdono pero no olvido”. Indaga, tú que me lees, y sopesa si algo se remueve en tu interior cuando traes a la memoria algún hecho grave que hicieron contra ti. Si no es así, es que en verdad has perdonado, pero si el mas mínimo rencor asoma a tu mente, te digo con sinceridad, duda de tu perdón.
Para terminar quiero decir que ofender es muy fácil, eso todos sabemos hacerlo muy bien, y quien no lo haga es varón perfecto. Pedir perdón es difícil, a veces guardamos las palabras para disculparnos ante aquel/lla a quien hemos ofendido durante años, cuando según las palabras del apóstol, no se debería poner el sol sobre nuestro enojo. Aún más, citando a nuestro Señor Jesús, ni tan siquiera deberíamos acudir al trono de la gracia si te acuerdas que tu hermano tiene algo contar tí. Y, finalmente, perdonar es muy difícil, es lo más difícil, y de las cosas más gloriosas, que puede hacer un cristiano. Solo el Cristo dentro de ti puede perdonar, tú no puedes hacerlo, porque ofender y pedir perdón por la ofensa son actos humanos, pero perdonar es divino.
Que Dios os bendiga.
Epafrodito