Saludos foristas:
La semana pasada unos amigos que asisten a una iglesia presbiteriana me pidieron un consejo. Resulta que el hijo de un anciano gobernante le confesó a su familia que había sufrido abuso cuando era niño (sin violación) de parte de una persona que ellos conocían. Según los hermanos éste joven se ve muy necesitado de apoyo médico para superar ésta herida. Pero resulta que el agresor es un destacado maestro en la misma iglesia. La agresión sucedió cuando el joven era un niño y sus padres no asistían a ninguna iglesia, lo mismo que el agresor. Tuvieron que pasar los años para que se reencontraran. El joven dice que cuando vio llegar al agresor no tuvo el valor de decir lo que había pasado y dejo pasar los años hasta que el agresor llegó a ser maestro en la iglesia. El agresor ya fue confrontado y admite que realizo semejante pecado pero que le ha pedido a Dios cada vez que lo recuerda. Ahora...la familia del joven, incluyendo a su padre, ya no quieren seguir en la iglesia porque, aunque perdonan al agresor, se sienten muy dolidos al verlo; el agresor dice que será él quien se marche para no dañar el ministerio del anciano. La iglesia no lo sabe todavía. La pregunta es:
¿Quien se debe de ir?
Agradezco mucho sus comentarios y consejos. Un caso digno de Salomón ¿no creen?
Bendiciones
La semana pasada unos amigos que asisten a una iglesia presbiteriana me pidieron un consejo. Resulta que el hijo de un anciano gobernante le confesó a su familia que había sufrido abuso cuando era niño (sin violación) de parte de una persona que ellos conocían. Según los hermanos éste joven se ve muy necesitado de apoyo médico para superar ésta herida. Pero resulta que el agresor es un destacado maestro en la misma iglesia. La agresión sucedió cuando el joven era un niño y sus padres no asistían a ninguna iglesia, lo mismo que el agresor. Tuvieron que pasar los años para que se reencontraran. El joven dice que cuando vio llegar al agresor no tuvo el valor de decir lo que había pasado y dejo pasar los años hasta que el agresor llegó a ser maestro en la iglesia. El agresor ya fue confrontado y admite que realizo semejante pecado pero que le ha pedido a Dios cada vez que lo recuerda. Ahora...la familia del joven, incluyendo a su padre, ya no quieren seguir en la iglesia porque, aunque perdonan al agresor, se sienten muy dolidos al verlo; el agresor dice que será él quien se marche para no dañar el ministerio del anciano. La iglesia no lo sabe todavía. La pregunta es:
¿Quien se debe de ir?
Agradezco mucho sus comentarios y consejos. Un caso digno de Salomón ¿no creen?
Bendiciones