Re: Los españoles pueden pecar sin nigún tipo de problema hasta el 2008
¿Viejitos? Si apenas tengo 19 años señores.
¿Viejitos? Si apenas tengo 19 años señores.
A ver DanielO, por favor explicame por qué a mi no me cobran cuando gano indulgencia todos los jueves en mi parroquia. Dame una explicacion.
Por favor, no atiendan a quienes niegan la Sangre de Cristo, y atiendan LA PALABRA DE DIOS... por la Sangre de Cristo TODOS NUESTROS PECADOS SON PERDONADOS, REDIMIDOS Y JUSTIFICADOS... las indulgencias son una falacia, una mentira, y una manipulación descarada de las Buenas Nuevas de Dios... que nomás da poder a unos hombres por sobre el resto de la IGLESIA DE DIOS... tengan cuidado los lobos con piel de oveja está rondando... LO REPITO PARA QUE NO DAR LUGAR A DUDA ALGUNA...
por la Sangre de Cristo TODOS nuestros pecados son PERDONADOS, REDIMIDOS Y JUSTIFICADOS
El asunto que en realidad a mi me esta costando trabajo entender es cómo se podría pensar que la que es indulgente con los creyentes es la Institución Religiosa o no Dios mismo. ¿Me comprende?
Esto de las indulgencias podría hasta pasar desapercibido si no fuera por dos puntos fundamentales, el que la otorga y como se consigue.
¿Quién esta siendo indulgente o esta perdonando a sus hijos?
y ¿porque es indulgente?
¿Podría responderme por favor?
Lulis, una pregunta: ¿Perdonó Dios al Rey David el pecado de adulterio y asesinato cometido con Urías y su esposa?
Saludos Luis Fernando:
Si hermano, le perdonó (2a Sam.12:13), pero le disciplinó (v.14).
2 Samuel 12:7-15
Entonces Natán dijo a David: "¡Ese hombre eres tú! Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl; te entregué la casa de tu señor y puse a sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá, y por si esto fuera poco, añadiría otro tanto y aún más.
¿Por qué entonces has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? ¡Tú has matado al filo de la espada a Urías, el hitita! Has tomado por esposa a su mujer, y a él lo has hecho morir bajo la espada de los amonitas.
Por eso, la espada nunca más se apartará de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita.
Así habla el Señor: 'Yo haré surgir de tu misma casa la desgracia contra ti. Arrebataré a tus mujeres ante tus propios ojos y se las daré a otro, que se acostará con ellas en pleno día.
Porque tú has obrado ocultamente, pero yo lo haré delante de todo Israel y a la luz del sol'".
David dijo a Natán: "¡He pecado contra el Señor!". Natán le respondió: "El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás.
No obstante, porque con esto has ultrajado gravemente al Señor, el niño que te ha nacido morirá sin remedio". Y Natán se fue a su casa.
Ahora bien, si ponemos la conducta y acciones de David, posteriores al reproche que por medio del profeta Natan, le hacía Dios, a la luz de las indulgencias, pues finalmente eso era lo que el necesitaba de Dios para no perder a su hijo:
El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y él cayó gravemente enfermo.
12:16 David recurrió a Dios en favor del niño: ayunó rigurosamente, y cuando se retiraba por la noche, se acostaba en el suelo.
12:17 Los ancianos de su casa le insistieron para que se levantara del suelo, pero él se negó y no quiso comer nada con ellos.
12:18 Al séptimo día, el niño murió. Los servidores de David no se atrevían a darle la noticia, porque se decían: "Si cuando el niño estaba vivo le hablábamos y no nos escuchaba, ¿cómo le vamos a decir que el niño está muerto? ¡Es capaz de hacer un disparate!"
12:19 Pero David advirtió que sus servidores hablaban sigilosamente entre ellos, y comprendió que el niño había muerto. Entonces les preguntó: "¿Ha muerto el niño?" Y ellos le dijeron: "Sí, está muerto".
12:20 David se levantó del suelo, se bañó, se perfumó y se cambió de ropa. Luego entró en la Casa del Señor y se postró. Una vez que volvió a su casa, pidió que le sirvieran de comer y comió.
12:21 Sus servidores le dijeron: "¿Qué modo de proceder es este? Cuando el niño estaba vivo, ayunabas y llorabas. ¡Y ahora que él ha muerto, te levantas y te poner a comer!"
12:22 Él respondió: "Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba, pensando: '¿Quién sabe? A lo mejor el Señor se apiada de mí y el niño se cura'.
12:23 Pero ahora que está muerto, ¿Para qué voy a ayunar? ¿Acaso podré hacerlo volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mí".
12:24 David consoló a Betsabé, su mujer, y se unió a ella. Ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Salomón. El Señor lo amó,
A la luz de las Escrituras, ¿cómo conciliamos ésto con la práctica actual de ofrecer y conseguir indulgencias?
Si David hubiera rogado un poco más o un mucho más al grado sumo, el Señor que hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y él cayó gravemente enfermo... lo hubiera sanado?
DTB
Bien:
- Punto 1: Dios perdona pero aun así castiga al pecador. Es decir, el perdón no anula necesariamente el tener que cumplir una pena por el pecado cometido y ya perdonado.
- Punto 2: Una vez cumplido el castigo, la restauración del pecador es plena.
Eso no admite discusión. Está en la Biblia.
Pues bien, también está en la Biblia que la Iglesia tiene autoridad para perdonar o no perdonar pecados y para imponer o dejar de imponer las penas correspondientes a dichos pecados. Pues ya tenemos la base para las indulgencias.
Apreciable Luis Fernando:
Reciba un saludo fraterno en el amor del Eterno, después de un buen fin de semana, me permito intentar retomar el debate, aunque mucho temo mucho se ha dicho ya llegando a caldearse los ánimos lo suficiente como para que sea mejor no decir nada, quizás pueda al menos, explicar mi postura y como no se trata de contender por contender, pues confío en que tendrá un poquito de paciencia para con su servidora.
La base para las indulgencias, nunca ha tenido que ser determinada por los hombres, ahí ha estado desde la eternidad, es la misericordia de Dios. No es porque Dios sea bueno que ahora tenemos las indulgencias disponibles, sino que es indulgente como parte de su benevolencia. Ahora bien, tendríamos que hablar sobre la autoridad para dar o no dar, ceder o no ceder, otorgar o no, tales indulgencias. Por ello yo preguntaba ¿quién esta siendo indulgente? y el ¿porqué es indulgente?
Y esto apunta a que cada cristiano, cada hombre, cada uno debe confiar humildemente en la gracia divina, durante toda la vida.
En estos tiempos, en que muchas cosas se han corregido, pues dista mucho lo que eran las indulgencias en tiempo antes de la reforma a la fecha, ciertamente y con toda honestidad lo digo, lo único que en realidad me molesta sobre el asunto es que conviertan la adoración a Dios (arrepentimiento, comunión e intercesión) en algún tipo de penitencia, sin embargo no dudo y la palabra "penitencia" en sí tenga un significado diferente al que en lo general se entiende... Pero para no perder el punto, las bases bajo las cuales actualmente se "obtienen" las indulgencias ahora son fáciles de conseguir, de hecho ésto haría correcta la afirmación que titula el tema, pues si, los españoles (cristianos) pueden pecar sin ningún tipo de problema, todo el tiempo ha sido así, pero entendemos que no hemos de pecar para que la gracia abunde, DE NINGUNA MANERA!
Bien, volviendo al tema, estamos hablando entonces de que las indulgencias tiene como base la misericordia de Dios, que el mayor ejemplo de su amor es la muerte de su Hijo en la cruz por nosotros y que las indulgencias son en realidad una extensión de la gracia de Dios.
Creo que a final de cuentas nos encontraremos con que éstas, siempre han estado disponibles, ahí listas para ser disfrutadas, yo lo veo así, es como si viajáramos en un crucero todo incluido, donde todo es de lujo, con banquetes buffet tres veces al día, bailes y espectáculos, acceso a todas las áreas del barco, pero al no saberlo, viajásemos escondidos en nuestro camarote, casi como polizontes, viviendo de pan viejo, sin agua y sin ninguna comodidad, sin disfrutar los beneficios que cubre nuestro pasaje... rogando a Dios llegar ya al destino y cese nuestro martirio, todo el camino.
Así nos pasa a muchos, y creo que en ocasiones los hombres religiosos se han encargado de hacernos sentir así y de hacernos creer así sobre éstos asuntos de la gracia de Dios, y es ahí donde no tenemos en realidad a nadie a quien culpar porque nos se nos haya concedido un viaje lleno de gozo, placer y disfrute, ni podemos reclamar el habernos quedado encerrados toda la vida en un cuartito viviendo al mínimo la vida cristiana, pues finalmente eso, todo ése lujo y comodidades, eran nuestras... simplemente no lo sabíamos, ¿a quien vamos a culpar? A nadie, en realidad es resultado de nuestra falta de conocimiento sobre las escrituras y sobre la falta de comunión con Dios, es el resultado de la ausencia de discernimiento espiritual y nuestra pobre capacidad de permanecer en Él y entender lo que en realidad Dios quiere para nosotros.
Ahora yo te voy a preguntar ¿La iglesia como institución, los diáconos o los obispos, puede negar a los hijos de Dios el perdón de Dios hacia sus hijos?
Y nota que no tengo la menor intención de cuestionar, por ahora, la autoridad de la iglesia sobre los asuntos espirituales ya sea tal y como se percibe desde la católica romana, o no, somos iglesia, tenemos autoridad, pero yo pregunto:
- ¿Existe alguna forma en que Iglesia pueda detener la misericordia de Dios hacia sus hijos y aún hacia los hombres naturales? ¿O no será que somos nosotros mismos quienes detenemos el amor de Dios hacia nosotros? -
Cuando se dice: - Haced penitencia y que cada uno de vosotros sea bautizado en el nombre de Jesucristo. Hech 2, 38; - El contexto bajo el cual esta escrito es riquisimo:
Hechos 2:36-42 RV1960
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
A ésta invitación al arrepentimiento para salvación es hacia donde apunta mi objeción, dado que el Papa no puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él haya impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones de la Iglesia Católica. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, debemos entender que De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille el mismo, sin que sea El mismo quien perdone y quien remita las culpas para salvación y también decida en su soberana voluntad ejercer o no, disciplina sobre nosotros como hijos.
Pero de verdad, que tiene que quedar claro que si bien, la iglesia tiene o no autoridad para sujetar el perdón de Dios o para otorgarlo (cosa que revisaremos más adelante), es en realidad Dios el que es indulgente con sus hijos al perdonar sus pecados, sus culpas y aún la consecuencia de sus acciones, no podemos dudar de ello a menos que queramos decir que Dios es poco misericordioso o que no todos los pecados son perdonados, y si son todos personados puede haber quedado algo de culpa sin perdonar. Esto violenta las verdades que tenemos respecto a la misericordia y gracia divinas, las cuales son eternas y están gratuitamente disponibles para sus hijos:
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:15-16 (Reina-Valera 1960)
Por esto el Papa no es finalmente quien pueda o no conceder las indulgencias, tal liberación de la culpa no depende de nadie más sino de la Eterna Misericordia del Eterno, por lo que cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a disfrutar las indulgencias de Dios tanto de pena como de culpa, aun sin que nadie en este mundo se los otorgue o se los conceda, cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin las indulgencias del Papa o la de la iglesia peregrina en este mundo.
Si la intención de las indulgencias, de las que acá hablamos es hacer que los cristianos muestren exteriormente tristeza y dolor por su pecado, bastante debería tener éste cristiano con haber pecado contra su Padre para sentirse mal y para pronto presentarse con un espíritu contrito y humillado a pedir perdón, pero para esto, hay que tener al Espíritu Santo dentro, de lo contrario ni los muchos ruegos, ni las muchas súplicas, podrán acercar a nadie, jamás a Dios. Mucho menos la abundancia de obras de caridad, moverá a Dios a perdonar a alguno.
En pocas palabras, quiero decir que el perdón de Dios, sus indulgencias, están completa y totalmente disponibles para sus hijos sin ser necesaria la intermediación de algún hombre para que éstas le sean otorgadas o no, ya que aún para éstos otorgarlas, el poder de otorgarlas procede de Dios.
El problema de la formula actual para concederlas, es que convierte el arrepentimiento, la comunión y la oración, en penitencias necesarias para conseguirlas.
Cuando en realidad éstas tres cosas debieran ser conductas naturales en los hijos de Dios en las cuales ha de deleitarse cada día sin TENER que hacerlo para conseguir aquello, sino porque tiene aquello se deleita en estas cosas y rinde a través de éstas su culto racional a Dios, cada día, todos los días.
¿Hasta dónde alcanza la misericordia y el perdón de Dios para con sus hijos?
DTB
Y esto apunta a que cada cristiano, cada hombre, cada uno debe confiar humildemente en la gracia divina, durante toda la vida.
En estos tiempos, en que muchas cosas se han corregido, pues dista mucho lo que eran las indulgencias en tiempo antes de la reforma a la fecha, ciertamente y con toda honestidad lo digo, lo único que en realidad me molesta sobre el asunto es que conviertan la adoración a Dios (arrepentimiento, comunión e intercesión) en algún tipo de penitencia, sin embargo no dudo y la palabra "penitencia" en sí tenga un significado diferente al que en lo general se entiende... Pero para no perder el punto, las bases bajo las cuales actualmente se "obtienen" las indulgencias ahora son fáciles de conseguir, de hecho ésto haría correcta la afirmación que titula el tema, pues si, los españoles (cristianos) pueden pecar sin ningún tipo de problema, todo el tiempo ha sido así, pero entendemos que no hemos de pecar para que la gracia abunde, DE NINGUNA MANERA!
Bien, pero es que ha de quedar bien clarito que las indulgencias no valen para nada si no hay arrepentimiento y confesión de pecados. A quien no se arrepiente y se confiesa le da igual que las indulgencias sean fáciles de obtener. Sencilla y llanamente, no las obtiene porque sigue muerto en sus pecados.
Creo que a final de cuentas nos encontraremos con que éstas, siempre han estado disponibles, ahí listas para ser disfrutadas, yo lo veo así, es como si viajáramos en un crucero todo incluido, donde todo es de lujo, con banquetes buffet tres veces al día, bailes y espectáculos, acceso a todas las áreas del barco, pero al no saberlo, viajásemos escondidos en nuestro camarote, casi como polizontes, viviendo de pan viejo, sin agua y sin ninguna comodidad, sin disfrutar los beneficios que cubre nuestro pasaje... rogando a Dios llegar ya al destino y cese nuestro martirio, todo el camino.
El caso es que el camino del cristiano es de cruz, pruebas, etc. El gozo del Señor no tiene nada que ver con los gozos mundanos y sí mucho con el hecho de ser capaces de hacer su voluntad para nuestras vidas.
Así nos pasa a muchos, y creo que en ocasiones los hombres religiosos se han encargado de hacernos sentir así y de hacernos creer así sobre éstos asuntos de la gracia de Dios, y es ahí donde no tenemos en realidad a nadie a quien culpar porque nos se nos haya concedido un viaje lleno de gozo, placer y disfrute, ni podemos reclamar el habernos quedado encerrados toda la vida en un cuartito viviendo al mínimo la vida cristiana, pues finalmente eso, todo ése lujo y comodidades, eran nuestras... simplemente no lo sabíamos, ¿a quien vamos a culpar? A nadie, en realidad es resultado de nuestra falta de conocimiento sobre las escrituras y sobre la falta de comunión con Dios, es el resultado de la ausencia de discernimiento espiritual y nuestra pobre capacidad de permanecer en Él y entender lo que en realidad Dios quiere para nosotros.
Pero la puerta es estrecha y el camino angosto. Nosotros no vamos por una autopista. No hay comodidad alguna en la vida cristiana. Cristo nos prometió su ayuda, no que fuera a ser fácil. Y en la ayuda de Cristo está incluido las ayudas que recibimos de su Cuerpo, que es la Iglesia. Porque, no lo olvidemos, nosotros, al entrar en la senda de la fe cristiana, no sólo nos acercamos al Señor sino también a los espíritus de los justos hechos perfectos, esos cuyas oraciones son llevadas por los santos ante el trono de Dios.
Ahora yo te voy a preguntar ¿La iglesia como institución, los diáconos o los obispos, puede negar a los hijos de Dios el perdón de Dios hacia sus hijos?
Cristo dio autoridad a sus apóstoles no sólo para perdonar pecados, sino también para retenerlos. Les dio autoridad para atar y desatar, de forma que lo que ellos ataran o desataran en la tierra, quedaría atado o desatado en el cielo. Obviamente esa autoridad ha de ir encaminada hacia la salvación de los hombres y no hay pecado alguno sobre el que la Iglesia no pueda actuar como mediadora del perdón de Dios.
- ¿Existe alguna forma en que Iglesia pueda detener la misericordia de Dios hacia sus hijos y aún hacia los hombres naturales? ¿O no será que somos nosotros mismos quienes detenemos el amor de Dios hacia nosotros? -
Ciertamente nosotros detenemos el amor de Dios hacia nosotros si desoyemos a la Iglesia. La Iglesia no está para detener la misericordia divina sino para anunciarla al mundo y administrarla entre sus hijos. La Iglesia, como han sostenido los cristianos desde los primeros siglos (y curiosamente también Calvino), es verdadera madre y maestra.
Pero de verdad, que tiene que quedar claro que si bien, la iglesia tiene o no autoridad para sujetar el perdón de Dios o para otorgarlo (cosa que revisaremos más adelante), es en realidad Dios el que es indulgente con sus hijos al perdonar sus pecados, sus culpas y aún la consecuencia de sus acciones, no podemos dudar de ello a menos que queramos decir que Dios es poco misericordioso o que no todos los pecados son perdonados, y si son todos personados puede haber quedado algo de culpa sin perdonar. Esto violenta las verdades que tenemos respecto a la misericordia y gracia divinas, las cuales son eternas y están gratuitamente disponibles para sus hijos:
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:15-16 (Reina-Valera 1960)
Si de lo que se trata es de salvaguardar el hecho de que es Dios el que perdona y es a Él a quien debemos de estar agradecido, la doctrina católica así lo sostiene.
Que Dios puede perdonar, y de hecho perdona, sin intervención de la Iglesia es algo que tampoco niega la Iglesia Católica. Es decir, Dios no está limitado a la acción de su Iglesia, pero ha querido que su Iglesia sea la administradora ordinaria de su perdón y de su gracia. Lo cual hace tanto a través de la predicación del evangelio, que lleva a la conversión, como a través de la administración de la gracia a través de los sacramentos, instrumentos eficaces de dicha gracia (y me temo que esto lleve a otro debate, pero es que es así)
Si la intención de las indulgencias, de las que acá hablamos es hacer que los cristianos muestren exteriormente tristeza y dolor por su pecado, bastante debería tener éste cristiano con haber pecado contra su Padre para sentirse mal y para pronto presentarse con un espíritu contrito y humillado a pedir perdón, pero para esto, hay que tener al Espíritu Santo dentro, de lo contrario ni los muchos ruegos, ni las muchas súplicas, podrán acercar a nadie, jamás a Dios. Mucho menos la abundancia de obras de caridad, moverá a Dios a perdonar a alguno.
Por supuesto que la abundancia de obras de caridad sí puede mover a Dios a perdonar a alguno: "Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios" dijo el ángel a Cornelio. Pero aparte de eso, es obvio que si uno no se arrepiente de sus pecados, de nada le valen las indulgencias. Es más, es doctrina católica que el mero hecho de confesar verbalmente los pecados a un sacerdote no garantiza el perdón si el corazón no está realmente arrepentido y contrito, con intención de no volver a pecar.
En pocas palabras, quiero decir que el perdón de Dios, sus indulgencias, están completa y totalmente disponibles para sus hijos sin ser necesaria la intermediación de algún hombre para que éstas le sean otorgadas o no, ya que aún para éstos otorgarlas, el poder de otorgarlas procede de Dios.
No es que la intermediación sea necesaria. Es que Cristo quiso que se diera esa intermediación. Porque Cristo hace a su Iglesia instrumento de salvación y de perdón. Por tanto, negar a la Iglesia la capacidad de hacer lo que Cristo le ha concedido que haga, es negar la voluntad de Cristo.
Vuelvo a repetirlo: no es que Dios necesite de la Iglesia para perdonar. Es que quiere perdonar usando a su Iglesia para ello. Quiere que su Iglesia sea colaboradora suya.