EL CATICISMO DE KEENAN y la infalibilidad papal?

jjose

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14 Mayo 2005
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Aca hay una ivestigacion del historiador español José Grau acerca de la infalibilidad papal en base al caticismo de Keenan de 1870, catecismo que muchos no conocían.


Durante los meses de abril y mayo de 1838 se celebró una controversia en Escocia entre el Dr. John Cumming, del Seminario Protestante, y el abogado Daniel French como representante laico de la Iglesia católica. En la discusión relativa a “La Regla de Fe”, el Sr. French afirmó lo siguiente sin pestañear:
“Se que hay algunos teólogos de la Iglesia de Roma que creen que el Papa, en lo tocante a materias de fe, es infalible. Nosotros no creemos esto; no forma parte de los artículos de nuestra Fe Católica; es más
bien repugnante a nuestra fe”.

¿Sorprendente? Para nosotros hoy sí, pero no para quienes vivían en la primera mitad del siglo XIX. Un erudito viajero, J.B. Rowell, encontró en Irlanda dos catecismos sumamente interesantes por lo contradictorios. El mismo lo explicaba así:

“Tengo dos antiguos catecismos delante de mí; ambos escritos por el mismo autor: el sacerdote Esteban Keenan; y ambos llevan el mismo título: “Catecismo de Controversia o Refutación del Protestantismo y Vindicación del Catolicismo”. (“Controversial Cathechism or Protestantism Refuted and Catholicism Established”). Ambos se publicaron con las debidas licencias eclesiásticas. Sin embargo hay una diferencia de fechas: uno fue publicado antes de 1870, es decir, antes de que Pío IX definiese el
dogma de la infalibilidad pontificia, y el otro se publicó después de 1870, es decir, después de que hubiese sido promulgado el nuevo dogma. La mayoría de irlandeses, durante más de dos siglos, se han venido familiarizando con la enseñanza del Catecismo de Keenan. Pero muy pocos se dan cuenta hoy de
que las enseñanzas sobre la infalibilidad eran totalmente distintas según el Catecismo fuera de 1870 o de 1860, o anterior. Antes del Vaticano I la infalibilidad papal era tildada de “ivento protestante” por los católicos allí donde eran minoría”. Seguramente para dar una mejor imagen. En los países meridionales, por el contrario, se venía trabajando para inculcar la nueva doctrina. ¿Qué decía exactamente el Catecismo de Keenan de 1860, diez años antes tan solo de la definición del Vaticano I? CATECISMO DE
KEENAN DE 1860 (tercera edición).

Pregunta: “¿No deben creer que los católicos que el Papa es en sí mismo infalible?

Respuesta: “Esto es una invención protestante; no es artículo de la Fe Católica. Ninguna decisión suya puede obligar, bajo pena de herejía, a menos que se reciba y esté garantizada por todo el cuerpo docente: es decir: el conjunto de los obispos de la Iglesia” (página 112).


En la edición de 1870, lo que diez años antes era una calumnia de los disidentes se había convertido en un nuevo dogma de fe, que no podría ser contradicho sin pérdida de la salvación. ¿Cómo es posible mantener que la fe de la Iglesia católica nunca cambia y que siempre ha sido la misma?. ¡Qué lejos nos hallamos, cuando consideramos estos casos, de la verdad del Evangelio!.Ciertamente, el Nuevo Testamento nada sabe de prelados infalibles, porque la infalibilidad pertenece sólo a Dios, según la constante enseñanza de toda la Biblia. Al silencio del Nuevo Testamento se añade el clamor de la Historia. Elocuente, sin lugar a dudas. A lo largo de cuatro siglos los primeros cuatro siglos de la Historia de la Iglesia cristiana hubo cuatro obispos romanos que cayeron en notoria herejía condenada por la Iglesia universal:

Siglo IV Liberio Arrianismo
Siglo V Zósimo Pelagianismo
Siglo VI Vigilio Monofisismo
Siglo VII Honorio Monotelismo

Tocan a uno por siglo. Buen porcentaje para darnos cuenta de la total ignorancia que la Iglesia antigua tenía de ninguna supuesta infalibilidad de ningún obispo. Estos cuatro Papas fueron condenados públicamente por la Iglesia Católica Antigua (sinodal, episcopal y conciliar, pero no infalible) en sus
asambleas oficiales.

La memoria de alguno de estos papas, como fue el caso de Honorio, era maldecida en las liturgias de la Edad Media, y en los concilios generales. (Un consejo para despistados: no confundir la iglesia Católica Antigua con la Iglesia Católica Romana que vino después). Quiero fijarme a continuación en aquellos dogmas importantes de la Iglesia católica que no figuran en el Nuevo Testamento ni constituían doctrina en los primeros siglos del Cristianismo.

Si el cardenal Ratzinger mantiene que la Iglesia católica es la Iglesia fundada por Jesucristo, tendría que explicar dónde y cuando surgieron los pilares dogmáticos que hoy constituyen la estructura doctrinal de la Iglesia católica. A tal punto esto es verdad que estoy dispuesto a probar que las principales creencias católicas no emana de Cristo, sino de la Historia posterior a Cristo.

Empecemos con la Virgen María.

EL TÍTULO DE “MEDIADORA” aplicado a la Virgen es muy reciente. Incluso el cardenal de París Paul-Emile Léger confesaba en 1964 que la invocación de María como “mediadora” es muy tardía y no se encuentra en los documentos más antiguos de la Iglesia. Su interpretación es difícil y parece entrar en conflicto con el texto bíblico que declara a Jesucristo único Mediador (Documentación Católica 4 de octubre 1964). El primer documento pontificio que hace mención a este título mariano es una encíclica de León XIII, de 1895. La mediación de María viene explicada en términos de la cooperación humana en la salvación, tan cara a la teología neopelagiana de Roma. Pero es justamente en contra de este principio de “cooperatio” que la Reforma del siglo XVI elevó su protesta. Si la mariología les pareció ilegítima a los reformadores y nos parece ilegítima a los evangélicos afirmando la única y exclusiva mediación de Jesucristo, tal actitud no fue dictada simplemente por un deseo de imitación formal de la piedad del Cristianismo primitivo, sino que dicha posición resulta motivada por el hecho de que la mariología conlleva, explícita e implícitamente, el concepto de colaboración del ser humano en su salvación. “María es nuestra cabeza puente en el cielo” decía el teólogo católico René Laurentin. ¡Qué larga distancia separa esta mentalidad del texto bíblico!

LA INMACULADA CONCEPCIÓN

A pesar de que el teólogo más grande de la Edad Media, y probablemente el más destacado del
Catolicismo, Tomás de Aquino, creía que la Virgen, como cualquier otro ser humano, participaba del
pecado original y no podía ser consideraba como “inmaculada”, el Papa Pío IX, en 1854, hizo uso por
anticipado de la “infalibilidad” que se autoobsequió dieciséis años más tarde, y proclamó bajo su
responsabilidad y sin apoyo ninguno de la Escritura el nuevo dogma de la “Inmaculada Concepción”.

¿Qué se quiere decir con ello? Que desde el instante mismo de su concepción, María fue preservada de
toda mancha de pecado.

ASUNCIÓN CELESTIAL DE MARÍA

Pío XII, en 1950, sin haber leído nunca nada parecido en el Nuevo Testamento, se atrevió a promulgar el novísimo dogma de la “Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos”. El texto de la declaración decía así: “Inmaculada en su concepción, una Virgen pura en su divina maternidad, la noble compañera del divino Redentor... alcanzó por fin como gloriosa culminación de sus privilegios el ser preservada de la corrupción del sepulcro y, al igual que su Hijo antes que ella, vencer a la muerte y ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial para brillar esplendorosa como Reina a la diestra de su Hijo”.

¿MARÍA CORREDENTORA?

En su encíclica “Redemptoris Mater” (la más amada de mis encíclicas, suele decir Juan Pablo II), el Papa subraya, en perfecta conformidad con el Vaticano II, que “María es tipo de la Iglesia... en el orden de la fe, de la caridad y de la Iglesia...” El Concilio enfatiza que la Madre de Dios es ya el cumplimiento escatológico de la Iglesia. La Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección, en virtud de la cual no tiene mancha ni arruga... María está junto a la cruz de su Hijo. El concilio afirma que esto
sucedió “no sin designio divino” porque “se condolió vehementemente con su Unigénito y se asoció con corazón maternal a su sacrificio, consintiendo con amor en la inmolación de la víctima engendrada por ella misma”; de este modo María “mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz... La Virgen está
unida perfectamente a Cristo en su despojamiento (Filipenses 2:5-8). A los pies de la cruz, María participa por medio de la fe en el desconcertante misterio de este despojamiento. Por medio de la fe la Madre participa en la muerte del Hijo, en su muerte redentora. Por tanto, María ha llegado a ser no sólo “la madre nodriza” del Hijo del Hombre sino también “la compañera singularmente generosa” del Mesías y Redentor.

Ella avanzaba en la peregrinación de la fe y en esta peregrinación suya a los pies de la cruz se ha realizado al mismo tiempo su cooperación materna en toda la misión del Salvador mediante sus
acciones y sufrimientos...” etc.

OTROS EJEMPLOS EN PERSPECTIVA HISTÓRICA

La enorme que media entre las pretensiones papales y el Nuevo Testamento, al igual que la diferencia abismal entre María de Nazaret y la Inmaculada Concepción Mediadora y Reina del cielo, se da igualmente en los nuevos dogmas romanos:

1215 LA TRANSUBSTANCIACIÓN.
Fue promulgada por el Cuarto Concilio de Letrán. El sencillo memorial de la Santa Cena el papado quería convertirlo en una renovación real del sacrificio del Calvario. Esto exigía la transubstanciación. En tal sentido se inclinaron algunos, pero todavía en el siglo XIII había quienes defendían la celebración
primitiva de la eucaristía: Ratramus de Corbie, Maurus de Metz y Pascasio Radbert. La postura bíblica había sido defendida con tesón por Berenguer de Tours en el siglo XI. De manera que la “transubstanciación” significa un nuevo dogma totalmente desconocido en la antigüedad y en plena contradicción con el Nuevo Testamento (Hebreos 7:27).

1226 LA ADORACIÓN DE LA “HOSTIA”.
Una práctica totalmente desconocida en los primeros mil años de historia del Cristianismo, por no apoyarse en las enseñanzas de la Biblia.

1229 LA BIBLIA EN EL ÍNDICE DE LOS LIBROS PROHIBIDOS.
El sínodo de Tolosa tiene el triste honor de ser la primera asamblea eclesiástica que quiso poner la Palabra de Dios bajo la vigilancia de Roma.

1415 LA COPA NEGADA A LOS LAICOS.
Fue una de las decisiones del Concilio de Constanza, la que quemó en la hoguera al gran reformador checo Juan Huss. El testimonio de quince siglos de Historia y la enseñanza del Nuevo Testamento nada pudieron hacer para impedir esta novísima práctica vaticana.

1546 LAS INNOVACIONES DEL CONCILIO DE TRENTO.
En este Concilio Roma proclamó la autoridad de la tradición eclesiástica al mismo nivel que la autoridad de la Biblia. Condenó la doctrina paulina de la justificación por la fe y decretó la salvación por obras. Roma cometió un doble pecado en Trento con respecto a la Palabra de Dios: Le restó autoridad al equiparla con la tradición. Le añadió textos que no son palabras de Dios: los
Apócrifos incluidos en el Antiguo Testamento (y que Roma misma llama deuterocanónicos). También contra Cristo cometió Trento un doble pecado:

Le resta eficacia a su obra salvadora, única, eficaz y singular. Le añade “méritos” humanos a la salvación, como si la obra redentora y justificadora de Cristo no fuera suficiente. La Iglesia Católica romana, tal como existe ahora, es el producto de una larga evolución histórica a lo largo de la cual se ha ido apartando de las enseñanzas del Nuevo Testamento, sustituyéndolas por sus propios dogmas dictados al socaire de los intereses de cada época. El sacerdote católico Leonardo Boff lo resume de esta manera:

“Son coyunturas históricas perfectamente identificables las que dieron lugar a una evolución cuyo factor determinante no ha sido el Evangelio sino la voluntad de poder. Una evolución cuyos resultados han sido sacralizados por Roma atribuyendo al derecho divino lo que no fue sino derecho de conquista. De ahí que la historia del Catolicismo romano sea la historia de una hegemonía incesante. El poder ha significado siempre para ella una terrible tentación de dominio y de sustitución de Dios y de Jesucristo” (L. Boff, “Iglesia, Carisma y Poder”, pág.94).

Mi impresión de la “Dominus Lesus” ha querido ser esta. Su autor, el cardenal Ratzinger, insiste en que la Iglesia católica es la que Cristo fundó con su muerte en la cruz y sus apóstoles cimentaron. Yo sostengo y pruebo que no. Lo que la Iglesia católica cree hoy no es lo mismo que creían los miembros de la Iglesia primitiva. Los añadidos históricos que he mencionado lo prueban. Pero, además, los datos mencionados podrían multiplicarse, lo que puede hacerse en un artículo limitado. Quienes tengan interés en conocer más a fondo lo que aquí solo bosquejo pueden consultar mi obra “Catolicismo Romano”, en dos tomos, publicados en Barcelona por Ediciones Evangélicas Europeas.

Dios les bendiga en el amor de Cristo.
 
Re: EL CATICISMO DE KEENAN y la infalibilidad papal?

Hola jjose, en lo concerniente al Concilio Vaticano I sobre el asunto de la infalibilidad pontificia, seguro recordarás aquello que dijo el cardenal Jonh H. Newman:
(parafraseando)"Si el magisterio hace la declaracion sobre la infalibilidad, lo hará de un modo tal que agregue poco a lo que ya se conoce, y lo hará de un modo tan explicito que tenga en cuenta casos como el del papa Honorio, y no será como piensan algunos protestantes que dicen que el papa pretende ser infalible en todo cuanto dice".

Las otras cosas que dices ya han sido tratadas en este foro con moderada claridad como los dogmas de María, Transubstanciacion, y demas. Lo correcto es no copiar el panfleto por completo sino tratar cada punto por separado, es lo que te sugiero si quieres recibir respuestas de parte de nosotros los catolicos.
 
Re: EL CATICISMO DE KEENAN y la infalibilidad papal?

¿Y cual es ese "Caticismo" de Keenan?

No será el Catecismo holandés? Porque el Catecismo holandés fue muy desafortunado en cuanto a la ortodoxia de su contenido.
 
Re: EL CATICISMO DE KEENAN y la infalibilidad papal?

Que bien que haya salido este tema pues hace poco surgio el tema tambien

Como se dice aca es que las enseñanzas dadas por el papa serian correctas.

No quiere decir que : el papa sea infalible ( no pecador ) o alguna otra cosa extraña.

Ahora bien aca se ha dicho que las enseñanazas son distintas.Sin embargo podria haber una explicacion : "Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho". JUAN 14:26"

Pues bien entonces para que que las enseñanzas fueran progresando, el papa deberia tener la inspiracion y consejo del espiritu santo .
Para demostrar que no lo tiene o no lo tuvo deberia entonces hallarse una enseñanza contradictoria abiertamente con lo que dijo antes o dijieron antes los papas. ( no bastaria un agregado )