Re: EL ECUMENISMO TRIUNFARA ENTONCES
¿Ha cambiado entonces la fe de la Iglesia?
El limbo nunca fue un dogma,
sino una mera hipótesis teológica;
por eso la Iglesia puede ahora dejarlo de lado,
como lo está haciendo.
La doctrina de la fe siempre se desarrolla a lo largo de la historia. Sin apartarse nunca del depósito de la fe recibido de Cristo, la Iglesia, con el auxilio del Espíritu Santo, va profundizando su comprensión de la Palabra revelada por Dios y explicitando aspectos nuevos que ella contiene implícitamente. Así el Espíritu Santo guía a la Iglesia hacia la verdad completa.
LIMBO - Sobre este punto no hay una definición dogmática, no hay una doctrina católica que sea vinculante. Sabemos que, durante muchos siglos, se pensaba que estos niños iban al limbo, donde gozaban de una felicidad natural, pero no tenían la visión de Dios. A causa de los recientes desarrollos no sólo teológicos, sino también del Magisterio, esta creencia hoy está en crisis.
Para entender la cuestión hay tres claves fundamentales: tenemos que comenzar por el hecho de que Dios quiere la salvación de todos y que no quiere excluir a nadie; tenemos que fundamentarnos en el hecho de que Cristo ha muerto por todos los hombres y de que la Iglesia es un sacramento universal de salvación, como enseña el Concilio Vaticano II.
Luis Ladaria - Secretario General de la Comisión Teológica Internacional, en declaraciones a Radio Vaticano – MMV. XII.
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El Limbo, ese lugar abstracto al margen del Paraíso al que van, según la tradición teológica católica, los niños que mueren antes de ser bautizados, está a punto de ser abolido definitivamente. Este Limbo, en el que se hallarían también todos los santos patriarcas y profetas de Israel que vivieron antes de Cristo, ha sido revisado oficialmente por la Comisión Teológica internacional, un organismo creado por la Santa Sede -en el seno de la Congregación para la Doctrina de la Fe-, la misma que presidía el cardenal Ratzinger, antes de ser elegido Papa.
Los teólogos de la Comisión están hallando un concepto diferente para estos niños no bautizados. Así lo ha referido monseñor Levada, presidente de esta Comisión que ha afrontado la cuestión del Limbo en su sesión plenaria anual, reunida en el Vaticano hasta el pasado viernes II.XII.MMV. En declaraciones a Radio Vaticano, Levada ha explicado que la discusión sobre este argumento, que incluía la cuestión de la existencia del Limbo «ha sido muy provechosa»: «Se puede esperar que, en un tiempo razonablemente breve, el estudio emprendido por la Comisión Teológica, tenga un resultado positivo de cara a la eventual publicación de un documento al respecto», explicó, y añadió que los documentos de esta Comisión, no forman parte del Magisterio de la Iglesia, buscan ayudar a la Santa Sede y especialmente a la Congregación para la Doctrina de la Fe, a examinar cuestiones doctrinales de mayor importancia.
«En el momento actual de relativismo cultural y de pluralismo religioso-reconoció el arzobispo- el número de niños no bautizados aumenta considerablemente. En esta situación, los caminos para alcanzar la salvación parecen cada vez más complejos y problemáticos». La Iglesia -prosiguió- es consciente de que la salvación «sólo se puede alcanzar por medio del Espíritu. Pero no puede dejar de reflexionar, en cuanto madre y maestra, sobre la suerte de los hombres creados a imagen de Dios, y de manera particular de los más débiles y de quienes todavía no tienen el uso de razón y de la libertad», afirmó.
No excluir a nadie. «Ante todo, tenemos que decir que sobre este punto no hay una definición dogmática, no hay una doctrina católica que sea vinculante», explica el secretario de la Comisión, padre Luis Ladaria. «Sabemos que durante muchos siglos se pensaba que estos niños iban al Limbo, donde gozaban de una felicidad natural, pero no tenían la visión de Dios. A causa de los recientes desarrollos teológicos, y también del Magisterio, esta creencia hoy está en crisis», aclaró. Para entender la cuestión hay tres claves fundamentales que el padre Ladaria expresa así: «Dios quiere la salvación de todos, sin excluir a nadie; Cristo ha muerto por todo los hombres y la Iglesia es un sacramento universal de salvación, como enseña el Concilio Vaticano II», concluye. MMV.XII.II
http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=241bb
En cuanto al castigo de los niños que están en el limbo, se encuentra, por un lado, en Santo Tomás, el Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo (II Sent., distinción 33, cuestión 2 artículo 2) y por otro lado su Cuestión disputada De Malo, 5, 3.
asi iran cambiando mas y mas