Re: Defensa de Elena G. de White
ALGUNOS PRINCIPIOS PARA INTERPRETAR CORRECTAMENTE LOS ESCRITOS DE ELENA DE WHITE
Use el sentido común
Los Adventistas del Séptimo Día son conocidos por no estar de acuerdo entre sí y discutir acerca de algunos escritos de Elena de White. Esta situación es especialmente verdadera en aquellas declaraciones que parecen muy directas y claras. Una declaración de este estilo aparece en Testimonios, tomo 3: “Los padres deben ser los únicos maestros de sus hijos hasta que éstos lleguen a la edad de ocho o diez años”.
Este pasaje es un candidato excelente para una interpretación inflexible. Después de todo, es bien categórico. No ofrece condiciones o excepciones. No contiene “si”, ni “o”, o “pero” para modificar su impacto, solo declara claramente que “los padres deben ser los únicos...” Esta declaración fue publicada por primera vez en el año 1872. El hecho de que reaparezca en su trabajo en 1882 y 1913 sin duda tuvo el efecto de apoyar lo que aparenta ser de naturaleza incondicional.
Sin embargo, interesantemente, una lucha sobre esa declaración proveyó el mejor registro de auto-interpretación que poseemos por parte de Elena de White.
Los adventistas que vivían cerca del Sanatorio de Santa Helena en el norte de California habían construido un colegio de la iglesia en 1902. Los niños mayores concurrían a esta escuela, mientras otros padres despreocupados dejaban vagar a sus hijos por las calles sin recibir la adecuada instrucción y disciplina. Una parte de la directiva creía necesaria la construcción de una nueva sala para los niños menores, pero el resto sostuvo que sería errado, ya que la Sra. White había escrito “los padres son los únicos...” tan claramente.
Una parte de la directiva pensó que era más importante ayudar a los niños, cuyos padres no se preocupaban por ellos, antes que tomar la declaración al pie de la letra. Los demás creían que era un mandamiento inflexible, un testimonio irrefutable que se debía obedecer. Este tema dividió a la directiva. Se concertó una entrevista con la Sra. White.
Al principio de la entrevista, la Sra. White reafirmó su posición diciendo que la familia idealmente debe ser la escuela del niño. “El hogar”, dijo, “es tanto una iglesia de familia como una escuela de familia”.Este es el ideal que se encuentra en sus escritos. La iglesia institucional y escuela están presentes para apoyar el trabajo de una familia saludable. Éste es el ideal.
Pero, como descubrimos en la primera sección, el ideal no siempre es lo real. En otras palabras, la realidad es menor a lo ideal. Elena de White continuó: “Las madres deben ser capaces de instruir a sus pequeñuelos durante los primeros años de la infancia. Si todas las madres pudieran hacer esto, y se tomaran el tiempo para enseñar a sus hijos las lecciones que éstos deberían aprender en sus primeros años, entonces todos los niños podrían mantenerse en la escuela del hogar hasta que tuvieran ocho, nueve o diez años de edad”.
Nos encontramos a la Sra. White tratando con la realidad que modifica la naturaleza categórica e incondicional de su declaración sobre la permanencia de los niños en la casa hasta los 10 años. Lo ideal es que las madres “debieran” preocuparse y ser capaces de funcionar como maestras los primeros años. Pero el realismo está presente cuando ella usa palabras como “Si” y “Entonces”. Ella implica definitivamente que no todas las madres son capaces y están dispuestas. Pero si estuviesen dispuestas y fuesen capaces, “entonces, todos los niños podrían ser educados en casa.”
Durante la entrevista, ella destacó que “Dios desea que tratemos estos problemas cuerdamente”.[32] Elena de White se molestó con aquellos lectores que tomaron una posición inflexible hacia sus escritos y que buscaron seguir al pie de la letra su mensaje mientras perdían de vista los principios básicos. Se evidenció su desaprobación de la actitud y las palabras de sus lectores inflexibles cuando dijo: “he estado bien preocupada con respecto a la idea: "La Hna. White ha dicho tal y tal cosa, y la Hna. White ha dicho esto y aquello, y por lo tanto vamos a proceder como ella dice"” y luego agregó que “Dios quiere que tengamos sentido común, y que razonemos con sentido común. Las circunstancias alteran las condiciones. Las circunstancias cambian la relación de las cosas”.[33]
Lo que menos fue Elena de White es ser inflexible hacia sus propios escritos, y es importante que nos demos cuenta de este hecho. Ella no tenía duda que el uso ilógico de sus escritos podría hacer daño. Es por eso que dijo que era la voluntad de Dios que usásemos el sentido común al interpretar sus escritos, aunque ella haya hecho tales declaraciones en un lenguaje fuerte y claro.