Re: Se desvanece mi Fe!!! no entiendo
hola todos
tengo 11 años de casado y mi esposa y yo hace 4 años buscamos BB pero nada ...
vamos a medicos y nada, ellos dicen que no se sabe porque
oramos y oramos y oramos
y nada de nada
todas nuestras amistades se casan se embarazan pronto, nos enrostran los Bebes , nosotros reimos y siii felicitaciones jaja y por dentro arggggg
es mas conocemos de parejas cristianas que sin casarse tienen bebes luego se casan y ahhhh DIOS LOS BENDIJO
Y MI ESPOSA Y YO QUEEEEEEEEE
HASTA CUANDO?
He leído (y te confieso que con asombro) muchas respuestas a tu dolor, dándote a entender que quizá fue tu mal obrar ante el Señor el que impidió que tuvieses un hijo.
Yo no quiero formar parte de los que indirectamente te acusan y te hunden en el dolor con más dolor y culpa. Tampoco los juzgo, pues... en muchas ocasiones (aunque en otros temas) he sido particularmente insidioso y terminante... por no decir que todos en algún momento lo hemos sido.
Voy al punto, para no hacerte perder tiempo.
Mi esposa no quedaba embarazada. Eramos una pareja recién casada, joven, con varios años de andar y trabajar fielmente para el Señor, cumpliendo con todos los rudimentos que (hasta ese momento creímos) eran los indispensables para agradar a Dios en todo.
Aún así no llegaban los hijos.
Buscamos consejo y nos arrepentimos de pecados hasta por las dudas, porque ignorábamos en dónde estaba el problema. Hicimos sanidad interior, y nos abocamos a unirnos a cuanta reunión de la iglesia hubiera, como si esto fuera una fuerza de palanca para torcer el brazo de Dios que hasta ese momento sólo se inclinaba hacia las parejas de nuestros amigos.
Como tú dices... "Te presento a Nadia, tiene una semana"... ¡Oh! Qué hermosa... Tan linda... Sonrisa de compromiso y gruñido por la espalda.
Nada tenía en contra de mis amigos. Nada tenía en contra de Dios. El gruñido no era una insinuación diabólica para enfrentarme con mis amigos o con Dios. Nada de eso. Era simplemente la ofuscación que sentía al no conocer el origen del problema para tener la posibilidad de atacarlo.
Era obvio que las preguntas venían hacia el Señor: ¿por qué? ¿En qué estoy fallando?
El consuelo del Señor era grande en aquel entonces, era notorio el respaldo que sentíamos de parte de Él a pesar de las mensuales derrotas...
También era notorio que mes a mes, parecía que todos ponían énfasis en nuestra falta de fruto. En nuestro egoísmo !!! ¿Por qué no tienen un bebé, si es tan lindo? Pero el tema era que no llegaba, no que no queríamos...
En realidad los hermanos muchas veces nos querían bendecir con sus palabras, pero nuestra sensibilidad era herida vez tras vez sin que ellos lo notaran.
En la soledad de nuestra intimidad, conversábamos acerca de qué actitudes tomar: Haríamos un tratamiento de fecundación asistida, iríamos a ver a tal o cual evangelista que hacía grandes sanidades con mujeres estériles... Probamos de todo !!!
Fue en el momento en que nos rendimos que sucedió el milagro...
Cuando por fin dejamos en las manos del Señor, en Sus tiempos y voluntad, el poder tener (o no) un hijo, cuando apareció para dárnoslo.
Sinceramente, habíamos considerado la posibilidad de que Dios quisiera que no tuviéramos hijos. No nos gustaba demasiado la idea, pero nos atrevimos a pensar que si era la voluntad de Dios sería mejor no ponerse en contra.
Continuamos con nuestra vida "normalmente" sin incomodarnos cuando llegaba el período de mi esposa confirmando la ausencia de embarazo.
En un momento ella tuvo un mes de pérdidas, y recién allí consultamos al ginecólogo, quien le dijo que urgentemente se hiciera un análisis de sangre y una ecografía para descartar un embarazo... advirtiéndonos que se quedaría especialmente en el consultorio esperando el resultado, pues podía tratarse de algo grave.
Fuimos corriendo a unas cuadras al centro de diagnóstico y se nos dijo que el nivel de "gonadotropina coriónica" en sangre había aumentado (yo no entendía de lo que hablaba en ese momento, luego supe que es una hormona que aumenta sus niveles en la sangre de la mujer sólo cuando está embarazada), lo extraño es que en la ecografía transvaginal no se observaba ninguna presencia de embrión...
Volvimos al ginecólogo quien indicó una internación de urgencia.
Ella lloraba, pero el médico le gritó (y hoy le agradezco por ello) que podría morir si no la operaba.
Se trataba de algo que tampoco había escuchado nunca: Un embarazo ectópico. O sea, el embrión se forma como corresponde en la trompa de falopio de la mujer, pero no baja para implantarse en el útero, sino que crece dentro de la trompa. Esto es algo fuera de lo normal y la paciente corre peligro de muerte, dado que una rama bastante gruesa que baja de la aorta pasa justo por detrás de la trompa y es posible que la hemorragia (en caso de reventar la trompa) sea imposible de detener.
Así las cosas... Aprendí mucho de medicina.
El médico tuvo que extirpar la trompa.
En una operación así no es posible al esposo estar presente (como sí sucede en los partos normales) pero logrè enterarme de lo que pasó dentro por mi cuñado que es cardiólogo y accedió a estar presente en el monitoreo.
Allí, sin que yo (ni ella) lo sepamos, el médico tuvo que "revolear" el cuerpo de mi esposa, pues con la operación laparoscópica que se había iniciado, la trompa reventó. En ese instante, el ginecólogo corrió al otro médico que estaba operando, y con un bisturí abrió el abdomen de mi esposa, con una celeridad que mi cuñado consideró increíble, anudó la trompa antes de recortarla y comenzó a secar la sangre que fluía a borbotones por toda la cavidad del vientre.
Casi muere en la mesa de operaciones. Mi cuñado me dijo que su corazón resistió de milagro. Perdió mucha sangre y cuando eso sucede el corazón late cada vez más rápido hasta que ya sin fuerzas se detiene... Había llegado a latir a 200 por minuto.
Cuando la subieron a la habitación en donde yo la esperaba, recién estaba volviendo de la anestesia y le estaban pasando un segundo suero de sangre.
Estaba pálida como un muerto. Su piel era como "acerada" como un muñeco de cera. Parecía que el color y la vida habían intentado escapar de ella.
Realmente son detalles que luego nos hicieron dudar sobre la búsqueda de otro bebé.
Cuando volvimos a la consulta con el ginecólogo, nos dijo que muchas mujeres con este problema, quedan embarazadas pues la única trompa de falopio que les queda, trabaja más pues lo hace en ambos ciclos...
Nosotros nos fuimos incrédulos a la palabra del médico, y con temor del porvenir.
A los dos meses tuvo un atraso que creímos que era por la operación misma.
Fuimos a ver al médico y nos hizo hacer los estudios que mencioné antes.
No había dudas. Había un embarazo.
Entre el temor y el agradecimiento a Dios, pudimos ser padres.
Posteriormente, no queriendo que nuestra hija se quedara sola, buscamos la posibilidad de tener otro hijo o hija para que tenga un/a hermano/a.
Al poco tiempo, los síntomas que vinieron ya los conocimos... Fiebre de 37 grados que no bajaba ni subía aún con medicación... Hemorragia por días y días... Corrimos al médico. Resultado: Otro embarazo ectópico.
Esta vez, el médico pudo "salvar" la trompa, limpiándola sin necesidad de sacarla. Pero habíamos comprobado que el feto ya había cumplido el ciclo y debía haberse implantado.
Por ahora, sólo tenemos una hija y somos felices y agradecemos al Señor por eso.
Pero no señalamos a ninguna pareja por su situación. Cada pareja es un mundo aparte. Y no es cuestión que un hombre pueda señalar con seguridad cuál es la causa por la cual un hijo llega o no.
Simplemente quería comentarte mi caso.
No te juzgo, hermano, te acompaño porque comprendo esa sensación tuya.
Al fin y al cabo, el Señor nos ha hecho padecer ciertas cosas para que podamos consolar a otros con la consolación con que fuimos consolados. ¿No te parece?
El mismo sentimiento tuve, previamente a mi noviazgo. Cuando todos tenían su novia, todos estaban por casarse (me refiero a mis amigos) y las palabras alentadoras de mis hermanos y hermanas eran: "¿y para cuándo?", ignorando que hay cosas que es mejor esperar a que lleguen a su momento y en los tiempos que el Señor tiene dispuestos.
Te mando un gran abrazo y si quieres escríbeme.
Te ama en el Señor,