Ciudad del Vaticano (DPA).- La Iglesia Católica ha hecho eco de un problema que afecta a gran parte de la humanidad y publica hoy una serie de reglas de comportamiento para los conductores, que incluyen "Diez mandamientos" que comienzan con la frase: "No matarás". El manual, de 58 páginas, invita a los automovilistas a persignarse antes de ponerse detrás del volante y sugiere que se rece el rosario durante viajes largos. Eso ayudará a sentirse imbuido de la presencia de Dios y a estar bajo su protección, según algunas de las recomendaciones.
Los automovilistas deben saber, además, que los adelantamientos imprudentes son "un pecado" y que deben ejercitar la prudencia siempre. "Obviamente, alguien que permite que su atención sea desviada mientras maneja por un teléfono celular o una televisión no se está comportando acorde con la prudencia", dice el manual.
Las virtudes de un conductor cristiano incluyen "mantener el vehículo o medio de transporte en condiciones mecánicas seguras" y evitar conducir "bajo la influencia del alcohol y otros estimulantes o drogas". De acuerdo con el decálogo de la Iglesia, los automovilistas tienen que ayudar a las víctimas de accidentes y nunca deben considerar su vehículo como "una expresión de poder y dominación, y una ocasión para el pecado".
"Sabemos que cada año mueren 1,2 millones de personas y que otros 50 millones resultan heridas en las carreteras del mundo como consecuencia de la negligencia y las violaciones al código de circulación", afirmó el cardenal Renato Raffaele Martino, jefe del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, órgano de la Iglesia encargado de asistir a las personas en tránsito. "Esta es una triste realidad y, a la vez, un gran desafío para la sociedad y para la Iglesia", añadió Martino. Entre las soluciones propuestas se incluye enviar a sacerdotes a los cafés de carretera y construir más capillas en las rutas.
El vaticano asume la mision de enseñar a manejar, usurpándosela al estado.
El Vaticano dicta al conductor católico 10 mandamientos
El decálogo arranca con un "no matarás" y exige prudencia, caridad y educación. La Santa Sede considera que un adelantamiento peligroso es pecado.
enviar imprimir valorar añade a tu blog 20/06/2007 MAURICIO BERNAL
Partiendo de la base de que ponerse al volante de un vehículo es una oportunidad de demostrar que se es un buen cristiano, el Vaticano ha decidido poner su grano de arena en la lucha contra la tragedia de las carreteras. No se ha limitado a dar consejo, ni ha encargado a un prelado que dicte cátedra desde un púlpito, ni ha dado orden de que se vuelvan a bendecir los coches, como antaño; más o menos como Moisés cuando bajó del monte Sinaí, el cardenal Renato Martino divulgó ayer lo que en adelante deberá respetar todo aquel que presuma de respetar la ley moral: los 10 mandamientos del conductor.
El primero, el más importante: No matarás. Los otros nueve invitan a la prudencia, a la educación, a la caridad, a la solidaridad con las víctimas y con "los más débiles", a la responsabilidad. Acaso los que más llaman la atención son el segundo, que pide que se conciba la carretera como un espacio de "comunión con los demás"; el quinto, que prohíbe convertir el coche en una expresión de poder y dominación, así como en un "instrumento de pecado"; y el octavo, que exhorta a promover reuniones entre los conductores y sus víctimas para que, en el momento oportuno, puedan vivir "la experiencia liberadora del perdón".
¿Religión y tráfico? Sí, dice el Vaticano: porque la carretera es un lugar idóneo para poner en práctica los valores cristianos; porque viajar es una oportunidad de acercarse a Dios descubriendo "los tesoros de la Creación", y porque, para el creyente, "la carretera también representa un camino hacia la santidad".
BIBLIA Y VIAJES El cardenal Martino recuerda que la Iglesia tiene mucho que decir al respecto como quiera que la Biblia está repleta de viajeros: desde los profetas errantes como Isaac, Jacob y Abraham hasta los miles de elegidos que salieron de Egipto de la mano de Moisés. Sin pasar por alto el dolido peregrinaje de María y José.
En sus Orientaciones para la pastoral de la carretera, el cardenal Martino tampoco olvida citar a Pío XII, el Pontífice que en 1956 habló así a los conductores: "No olvidéis respetar a los demás usuarios de la carretera. Sed educados y justos con los otros conductores y con los peatones, enseñadles vuestra naturaleza servicial. Enorgulleceros de poder controlar vuestra natural impaciencia, de sacrificar algo de vuestro sentido del honor para que la cortesía, que es una muestra de caridad verdadera, pueda prevalecer". En otras palabras: no es la primera vez que el Vaticano se ocupa de temas de tráfico.
Solo que desde entonces han pasado muchos años, y muchos muertos. Martino recuerda que 35 millones de personas murieron en las carreteras el siglo pasado, más de 1,2 millones solo en el año 2000, y concluye que se trata de un auténtico desastre que plantea un "serio desafío a la sociedad y a la Iglesia". Conducir bien, escribe, es una cuestión de moralidad basada en "principios teológicos, éticos, legales y tecnológicos". El texto denuncia comportamientos "poco equilibrados" de algunos conductores --"falta de cortesía, gestos ofensivos, imprecaciones, blasfemias"-- y cifra en cinco las virtudes del buen conductor cristiano: autocontrol, prudencia, cortesía, espíritu de servicio y conocimiento de las leyes de tráfico. Finalmente, advierte sobre los peligros del coche en sí mismo, como mero objeto: "Los coches se prestan a ser usados como un objeto de exhibición y como instrumento para eclipsar a los otros y despertar sentimientos de envidia".
En el confesionario habrá que expiar nuevas culpas: para el cardenal Martino, "un adelantamiento peligroso puede ser un pecado".
Las Orientaciones para la pastoral de la carretera incluyen una segunda parte dedicada a la problemática de las prostitutas y los niños de la calle. Un portavoz de la Santa Sede declaró que el modelo ideal es "el legislativo sueco", que prevé penas para los clientes de las prostitutas, mientras que el texto establece que "asociar el código penal a la condena social" puede ser una manera "eficaz" contra lo que considera una forma de esclavitud. "En nombre del respeto de la persona tenemos que denunciar la difundida cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad, induciendo a chicas a caer en los ambientes de corrupción y hacer uso mercenario de su cuerpo", dice.
El documento vaticano también denuncia la existencia de más de 100 millones de niños que viven en la calle en el mundo, y establece que este fenómeno es una "auténtica emergencia social".
http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=330674
Es un chiste, es en serio, es la ultima de don Benedicto-Ratzinger!!
Se le olvido mencionar el plan de salvacion hombre....
buaaaaaaaaaaaaaa