Sí... Es claro que la primera respuesta que viene a nuestra mente es: "Yo predico el evangelio de Cristo", al menos aquellos que hemos creído en el Señor, le hemos aceptado como nuestro Rey y Señor, y hemos dejado atrás la vida de pecado.
Pero... ¿Qué predicamos?
Los hechos son (siempre) el altavoz que enmudece las palabras que, por ser muchas de ellas superficiales, pasan a ser vanas, huecas, carentes de sentido...
Decimos que es necesario ayudar al necesitado. ¿Qué hacemos entonces?
1) EN primer lugar, encontramos uno (que esté bien necesitado) y le convencemos de asistir a una reunión que le va a ser de utilidad. (No le decimos en forma directa lo que pensamos, vivimos y creemos acerca de Dios).
2) Le hacemos escuchar un sermón sobre un Dios de poder que le ama. (Y por supuesto que es así, el amor de Dios no cambia). Pero como mucho, le daremos al final unas palmadas en la espalda, le indicaremos por qué puerta debe salir (no sin antes haber "orado" por él, quizá con una verborragia con la que jamás hablaríamos a ningún semejante) y luego lo dejaremos con la promesa: "estaré orando a Dios por tu vida".
3) Juntamos una y otra vez nuestras manos como sacudiéndonos el polvo luego de haber hecho una gran labor. Miramos hacia el cielo y decimos: "Señor... Todo tuyo!" Ya no es mi problema, ahora está en tus manos.
Los métodos evangelísticos son muchas veces crueles.
Los hombres que se acercan a Dios, muchas veces se encuentran con las barreras de aquellos que nos esmeramos en levantar paredes de tradiciones inútiles, interpretaciones bíblicas de entre casa y pseudo-revelaciones de una supuesta "visión" relacionada a cierta meta que hay que alcanzar en Octubre porque así son las cosas en estos días...
Vivimos tan pendientes de las nuevas tecnologías... (Ah! No sabés lo bien que me suena el MP4 y uh! esperá que atiendo mi celular con GPS) ... que en ese ir y venir de información, márketing, placer de sentir lo nuevo (y generar la envidia necesaria para elevar nuestro ego), ¡descubrir el mundo!
Claro, ese micrófono corbatero es seguramente "indispensable" para el líder de hoy. Por lo tanto, todos los esfuerzos de este mes en el ministerio se abocan a adquirir ese juguete, porque ya saben... el pastor de la iglesia de la otra localidad ya lo tiene ¡y en todos sus videos se lo ve muy cool! ¿No será que si dejamos pasar esta oportunidad de ponernos al día, la iglesia de Cristo se viene abajo?
Pensamientos como éstos, amados hermanos, no los vamos a escuchar de labios. Los vemos en hechos.
Los labios hablan y hablan. Llenan la boca de verdades que sólo se mueven entre los dientes y la lengua, pero jamás se digieren.
Los hombres y mujeres que habitan esta tierra están sedientos de un mensaje que calme la sed de sus corazones. ¿Reciben salud? ¿Reciben el agua que salta hacia la vida eterna? ¿O sólo reciben agua de las cisternas creadas por hombres que han perdido el contacto con la fuente de agua de vida?
Jeremías 2:13 dice: "Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua."
¿Qué es lo que nos dice Dios a través del profeta Jeremías?
Existen hombres (que son parte de Su pueblo) que dejan a Dios (se van deslizando -entre ellos muchos líderes-), y “cavan para sí cisternas“.
¿Con qué objetivo cavarían cisternas?
La interpretación es la siguiente: Muchos cristianos, descuidan su vida devocional y en su lugar buscar “llenar” esa falta con algo “parecido” a la vida que sólo viene de Dios.
¿No estoy recibiendo del agua fresca y abundante del río? Entonces, en lugar de preocuparme por buscar que el río vuelva a fluir en mi vida, quizá deba cavarme una cisterna para tener allí algo de agua.
El agua de la cisterna se acaba, y es necesario volver a llenarla con agua que venga de otra fuente.
El hombre crea sus propias cisternas, que intentan imitar el fluir natural del manantial de Dios.
La hipocrecía es algo que Dios condena. Sincérate contigo mismo y con el Señor y bebe abundantemente del agua que no se agota !!!
¿Sabías que la fuente de Dios no se agota? ¿Por qué conformarte con menos, si Dios mismo desea que vivas en plenitud?
¿Has notado que existe una segunda forma de comprender el significado de la palabra “cisterna”? Pues creo que Dios ve del mismo modo los depósitos que los hombres crean para autoabastecerse, en lugar de depender de Él, los ve como si fueran el "depósito de agua de un retrete o urinario".
Prediquemos el evangelio tal cual es. Olvidemos el materialismo que nos va matando día a día. Abre los ojos... Levántalos... Sé sincero contigo y con Dios... y responde: ¿qué ves?
El que tenga oídos para oír, oiga...
Pero... ¿Qué predicamos?
Los hechos son (siempre) el altavoz que enmudece las palabras que, por ser muchas de ellas superficiales, pasan a ser vanas, huecas, carentes de sentido...
Decimos que es necesario ayudar al necesitado. ¿Qué hacemos entonces?
1) EN primer lugar, encontramos uno (que esté bien necesitado) y le convencemos de asistir a una reunión que le va a ser de utilidad. (No le decimos en forma directa lo que pensamos, vivimos y creemos acerca de Dios).
2) Le hacemos escuchar un sermón sobre un Dios de poder que le ama. (Y por supuesto que es así, el amor de Dios no cambia). Pero como mucho, le daremos al final unas palmadas en la espalda, le indicaremos por qué puerta debe salir (no sin antes haber "orado" por él, quizá con una verborragia con la que jamás hablaríamos a ningún semejante) y luego lo dejaremos con la promesa: "estaré orando a Dios por tu vida".
3) Juntamos una y otra vez nuestras manos como sacudiéndonos el polvo luego de haber hecho una gran labor. Miramos hacia el cielo y decimos: "Señor... Todo tuyo!" Ya no es mi problema, ahora está en tus manos.
Los métodos evangelísticos son muchas veces crueles.
Los hombres que se acercan a Dios, muchas veces se encuentran con las barreras de aquellos que nos esmeramos en levantar paredes de tradiciones inútiles, interpretaciones bíblicas de entre casa y pseudo-revelaciones de una supuesta "visión" relacionada a cierta meta que hay que alcanzar en Octubre porque así son las cosas en estos días...
Vivimos tan pendientes de las nuevas tecnologías... (Ah! No sabés lo bien que me suena el MP4 y uh! esperá que atiendo mi celular con GPS) ... que en ese ir y venir de información, márketing, placer de sentir lo nuevo (y generar la envidia necesaria para elevar nuestro ego), ¡descubrir el mundo!
Claro, ese micrófono corbatero es seguramente "indispensable" para el líder de hoy. Por lo tanto, todos los esfuerzos de este mes en el ministerio se abocan a adquirir ese juguete, porque ya saben... el pastor de la iglesia de la otra localidad ya lo tiene ¡y en todos sus videos se lo ve muy cool! ¿No será que si dejamos pasar esta oportunidad de ponernos al día, la iglesia de Cristo se viene abajo?
Pensamientos como éstos, amados hermanos, no los vamos a escuchar de labios. Los vemos en hechos.
Los labios hablan y hablan. Llenan la boca de verdades que sólo se mueven entre los dientes y la lengua, pero jamás se digieren.
Los hombres y mujeres que habitan esta tierra están sedientos de un mensaje que calme la sed de sus corazones. ¿Reciben salud? ¿Reciben el agua que salta hacia la vida eterna? ¿O sólo reciben agua de las cisternas creadas por hombres que han perdido el contacto con la fuente de agua de vida?
Jeremías 2:13 dice: "Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua."
¿Qué es lo que nos dice Dios a través del profeta Jeremías?
Existen hombres (que son parte de Su pueblo) que dejan a Dios (se van deslizando -entre ellos muchos líderes-), y “cavan para sí cisternas“.
¿Con qué objetivo cavarían cisternas?
La interpretación es la siguiente: Muchos cristianos, descuidan su vida devocional y en su lugar buscar “llenar” esa falta con algo “parecido” a la vida que sólo viene de Dios.
¿No estoy recibiendo del agua fresca y abundante del río? Entonces, en lugar de preocuparme por buscar que el río vuelva a fluir en mi vida, quizá deba cavarme una cisterna para tener allí algo de agua.
El agua de la cisterna se acaba, y es necesario volver a llenarla con agua que venga de otra fuente.
El hombre crea sus propias cisternas, que intentan imitar el fluir natural del manantial de Dios.
La hipocrecía es algo que Dios condena. Sincérate contigo mismo y con el Señor y bebe abundantemente del agua que no se agota !!!
¿Sabías que la fuente de Dios no se agota? ¿Por qué conformarte con menos, si Dios mismo desea que vivas en plenitud?
¿Has notado que existe una segunda forma de comprender el significado de la palabra “cisterna”? Pues creo que Dios ve del mismo modo los depósitos que los hombres crean para autoabastecerse, en lugar de depender de Él, los ve como si fueran el "depósito de agua de un retrete o urinario".
Prediquemos el evangelio tal cual es. Olvidemos el materialismo que nos va matando día a día. Abre los ojos... Levántalos... Sé sincero contigo y con Dios... y responde: ¿qué ves?
El que tenga oídos para oír, oiga...