Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

20 Julio 2004
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Es difícil encontrar una verdad de fe que haya sido tan unánime en la historia de la Iglesia como la presencia real de Cristo en la Eucaristía. En efecto, en los primeros diez siglos de la Iglesia, no hubo nunca ninguna voz contraria, nadie si quiera ponía en duda que la Eucaristía fuese el Cuerpo de Cristo.

En realidad, sí hubo gente que lo puso en duda: los herejes gnósticos. Pero dentro de la Iglesia de Cristo, la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía fue siempre unánime. Una sola fe.

Recién en el siglo X surgió la primera persona que lo puso en duda: fue Berengario. Se le conminó reiteradas veces a rectificar su error de fe, y ante la posibilidad de excomunión, se retractó e hizo una publica profesión de fe en la Eucaristía. Esto dió lugar a la primera declaración magisterial sobre la Eucaristía, pues antes nunca había surgido la necesidad que la Iglesia hiciera definiciones solemnes sobre el tema.



Igualmente se apartan de la eucaristía y de la oración, pues no confiesan que la eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo con la que padeció por nuestros pecados, la cual resucitó el Padre en su bondad. Así pues, los que contradicen al don de Dios, perecen en sus disquisiciones. Mejor les fuera celebrar el ágape, para que pudieran resucitar. Por tanto, es conveniente apartarse de los tales y no hablar de ellos ni en privado ni en público, prestando en cambio atención a los profetas y particularmente al Evangelio, en el cual se nos hace patente su pasión y vemos cumplida su resurrección. Huid de toda división como de origen de males
(Ignacio de Antioquía, obispo y mártir (+106),Carta a los de Esmirna, 1-7).


Poned todo empeño en usar de una sola eucaristía, pues una es la carne de nuestro Señor Jesucristo, y uno solo el cáliz que nos une con su sangre, y uno el altar, como uno es el obispo juntamente con el colegio de ancianos y los diáconos, consiervos míos. De esta suerte, obrando así obraréis según Dios.
(Ignacio de Antioquía, obispo y mártir (+106), Carta a los de Filadelfia, 4).


A este alimento lo llamamos Eucaristía. A nadie le es lícito participar si no cree que nuestras enseñanzas son verdaderas, ha sido lavado en el baño de la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó. Porque no los tomamos como pan o bebida comunes, sino que, así como Jesucristo, Nuestro Salvador, se encarnó por virtud del Verbo de Dios para nuestra salvación, del mismo modo nos han enseñado que esta comida—de la cual se alimentan nuestra carne y nuestra sangre—es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado, pues en esos alimentos se ha realizado el prodigio mediante la oración que contiene las palabras del mismo Cristo. Los Apóstoles—en sus comentarios, que se llaman Evangelios—nos transmitieron que así se lo ordenó Jesús cuando, tomó el pan y, dando gracias, dijo: Haced esto en conmemoración mía; esto es mi Cuerpo. Y de la misma manera, tomando el cáliz dio gracias y dijo: ésta es mi Sangre. Y sólo a ellos lo entregó (...).
(San Justino, mártir (100-165), Apología I, Nº65)


En consecuencia, si el cáliz mezclado y el pan fabricado reciben la palabra de Dios para convertirse en Eucaristía de la sangre y el cuerpo de Cristo, y por medio de éstos crece y se desarrolla la carne de nuestro ser, ¿cómo pueden ellos negar que la carne sea capaz de recibir el don de Dios que es la vida eterna, ya que se ha nutrido con la sangre y el cuerpo de Cristo, y se ha convertido en miembro suyo?
(Ireneo de Lyon, obispo (140-202), Contra las Herejías V, 2.3)


Los que soléis tomar parte en los divinos misterios sabéis con cuánto cuidado y reverencia guardáis el cuerpo del Señor cuando os es entregado, no sea que alguna pequeña migaja de él pudiera caer al suelo, pudiendo perderse alguna pequeña parte de aquel don santificado. Con razón os sentiríais culpables si por vuestra negligencia cayera al suelo cualquier fragmento. Pues bien, si con razón dais muestras de tal cuidado en guardar el cuerpo del Señor, ¿podéis pensar que sería menos culpable cualquier descuido en guardar su palabra que en guardar su cuerpo?
(Orígenes (185-253), Hom. in Exod. XIII, 3.)


El sacramento de la eucaristía, instituido por el Señor en el momento de la comida y para todos, lo tomamos nosotros también en las reuniones antes del alba y no lo recibimos de manos de otros fuera de los que presiden. En fiesta anual hacemos oblaciones por los difuntos, o en los natalicios. Consideramos como prohibido ayunar o hacer oración de rodillas en domingo, y el mismo privilegio disfrutamos desde el día de Pascua al de Pentecostés. Sufrimos con escrúpulo que se caiga al suelo algo de nuestro cáliz o de nuestro pan.
(Tertuliano (155-225), De Corona Nº3)
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Corpus Christi. Cuando toda comida cristiana era eucaristía.

Permalink 10.06.07 @ 15:07:54. Archivado en Iglesia Instituciones, Nuevo Testamento, Espiritualidad

[eucaristía] Uno de los mayores problemas de la Iglesia ha sido la separación entre las “comidas normales” de los cristianos (que se reúnen para orar y compartir los dones de la vida) las “comidas eucarísticas especiales”, donde ya no se come, [romaxe] sino sólo se reza y se comparte, simbólicamente, un poco de pan y un poco de vino. Fue una separación gradual, que tardó quizá un siglo en producirse del todo, pues, en principio, la eucaristía formaba parte de la misma comida. El Cuerpo de Cristo era la misma Comunidad Reunida, compartiendo el pan y el vino de Jesús, toda la comida.

Libro de los Hechos: la fracción del pan

La Iglesia de Jerusalén era básicamente una “comunidad de comida” en la que podían distinguirse, quizá, dos “eucaristías”: (a) La eucaristía o comida diaria en la que se comía básicamente pan (y otros alimentos), pero no vino (pues el vino es caro, no es de cada día). (b) La eucaristía de las fiestas (domingos) con el pan y el vino. Aquí no queremos plantear el tema histórico de fondo, que sigue ocupando a los especialistas, y que yo mismo he planteado en Fiesta del pan, fiesta del vino (Verbo Divino, Estella 2006). Por eso, me limito a presentar el tema, citando un pasaje principal donde e libro de los Hechos presenta en compendio la vida de la iglesia primitiva, destacando en ella la fracción del pan:

(Resumen de la vida cristiana):
Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles,
a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones...

(Continuación)
Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común;
vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos,
según la necesidad de cada uno...
partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón
Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo (Hech 2, 42-47).

El texto es complejo y empieza con un resumen del cristinismo, pues contiene cuatro elementos distintivos de la vida cristiana: enseñanza, comunión, fracción del pan y oraciones... Es muy posible que la palabra comunión (=koinônia) aluda a la posesión comunitaria de bienes y la fracción del pan a la comida compartida, con sentido eucarístico.

Entre la koinonía y la fracción del pan hay una relación esencial: no puede darse comunión de bienes sin comunión de pan y viceversa. Estos dos momentos aparecen más claros en la continuación del relato, donde hemos distinguido el plano de economía (tener las cosas en común) y la fracción del pan, que se refiere, sin duda a la comunión alimenticia de los cristianos. Lucas define así la iglesia más antigua en claves de doble comunión, económica y alimenticia, es decir, de bienes y mesa. Es evidente que la eucaristía, que aquí está evocada con el término genérico del “pan compartido”, constituye, a su juicio, la esencia de la iglesia, una Eucaristía que es inseparable de toda la comida.
Esa relación entre comida normal y eucaristía está en el centro de todo el Nuevo Testamento, como indican muchos testimonios básicos de los evangelios: multiplicaciones, textos de la Última Cena y relatos pascuales. Ésta es una relación que se ha roto después, cuando la eucaristía propiamente “sacramental” se ha separado de las “comidas comunes” y cuando el cristianismo ha dejado de ser religión “de comunidades” para convertirse en religión de comidas particulares.


Un camino eclesial: Didajé

El problema anterior sigue estando en el fondo de la Didajé o doctrina de los apóstoles, que constituye e primer testimonio de la Eucaristía fuera del Nuevo Testamento, a finales del siglo I d. C. Las oraciones que ofrece este libro parecen bendiciones de mesa, proclamadas en las reuniones fraternas de la comunidad, en las comidas que son, al mismo tiempo, comidas normales y “eucaristías”. No había todavía distinción entre comidas comunitarias (como las de otros grupos parecidos de aquel tiempo) y liturgias eucarísticas propiamente dichas, en el sentido posterior de la palabra, en la línea de lo que Pablo llamaba Cena del Señor (cf. 1 Cor 11, 17-34). Lo que más tarde será misa o celebración sacramental estricta no se había extendido todavía. En el fondo, toda comida compartida entre cristianos era Eucaristía. Así lo supone el texto

He aquí lo referente a la acción de gracias:

Debéis decir la eucaristía así:
Te bendecimos Padre nuestro,
por la vida y el conocimiento que nos has hecho conocer
mediante Jesús, tu servidor.
A Ti la gloria por los siglos de los siglos. (Amén)

Sobre la fracción (del pan):

Te bendecimos Padre nuestro,
por la vida y el conocimiento que nos has hecho conocer
mediante Jesús, tu servidor.
A Ti la gloria por los siglos de los siglos. (Amén).
Como este par partido,
esparcido antes por las lomas,
ha sido recogido y se ha hecho uno,
así tu Iglesia sea reunida en tu reino
desde los confines de la tierra.
A Ti la gloria y el poder por los siglos. (Amén).

Que nadie coma ni beba de vuestra eucaristía si no está bautizado en el nombre del Señor. A este propósito el Señor ha dicho: No deis lo santo a los perros.

Después de saciaros, diréis así la eucaristía:

Te bendecimos Padre santo,
por tu santo nombre,
que has hecho habitar en nuestros corazones;
y por el conocimiento, la fe y la inmortalidad
que nos has hecho conocer,
a través de Jesús, tu siervo.
A Ti la gloria por los siglos. (Amén).
Tú, Seño Todopoderoso, has hecho todas las cosas
a la gloria de tu nombre,
y has dado comida y bebida a los hijos de los hombres
para su disfrute y para que te bendigan.
Pero a nosotros nos has dado el don
de una comida y bebida espirituales y de la vida eterna
por mediación de Jesús, tu servidor.
Por todo te bendecimos; porque eres poderoso.
A Ti la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia,
para liberarla de todo mal
y perfeccionarla en tu amor.
Reúnela, santificada, desde los cuatro vientos,
en tu reino, que Tú le has preparado.
A Ti el poder y la gloria por los siglos. Amén.
Hosanna a la casa de David.
El que es santo, lléguese. El que no, arrepiéntase.
Marana tha. Amén
(Texto en D. Ruiz Bueno, Padres Apostólicos, BAC, Madrid 1974)

Dejamos así el texto (con sus dificultades: como la referencia a los “perros”, que aparece en otros textos del Nuevo Testamento: Mt 7, 6; Flp 3, 2; Ap 22, 25). Que los lectores sepan gozarlo y entenderlo (interpretarlo) a la luz de los capítulos precedentes de este libro. No queremos trazarles un camino, imponerles una repuesta. Que ellos mismos la descubran y puedan así recorrer mejor el camino eucarístico que hemos querido ofrecerle a lo largo del libro, del que aún queda la conclusión o capítulo final.


http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2007/06/10/p97559#more97559

El blog de X. Picaza
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

En esta dos aportaciones, una de Petrino y la otra de Caminante 2007
Hay una diferencia palpable.

Caminante aporta aquello que se creia en el primer y segundo siglo de la cristiandad.

Palermo lo que dijeron los que llama Padres de la Iglesia.

¿Peró cual es el problema?
Pues la falso invento de Tomás de Aquino, es decir, la dichosa "transubstanciación"
Eso no es posible sostenerlo a la luz de las Escrituras. Estas nos muestran que se trata de eucaristia, palabra que significa "Acción de Gracias". En la aportación de Caminante vemos en los ágapes eucarísticos la accón de gracias está presente al inicio y al final de cada ágape.

Lo que los seguidores del romanismo no desean entender es el lenguaje de los símbolos. Si alguien menosprecia un simbolo, esta menospreciando aquello que el símbolo expresa y representa. Si alguen quema la bandera de un un País esta mancillando al país que aquella bandera representa. Pero nadie cree que la Bandera se haya transubstanciado el el cuerpo del pais con sus montañas, valles rios, lagos y riachuelos; grandes ciudades y pequeños villorrios o en los cuerpos y sangre de sus habitantes.

Detras de esta quimera, que tiene unas implicaciones que no deseo adjetivizar para no ofender, les sale al paso el mismo Jesús cuando afirma (despues de la "consagración", que no lo olviden los tomistas) que no bebería más del fruto de la Vid. (No dice la sangre de su cuerpo) Ya no hay la más mínima posibilidad de que lo de Tomás de Aquino tenga un mínimo de realidad.
Lo que esta Escrito Creelo, lo que no lo está ni lo mires. Esta Escrito que despues de la consagración (el texto dice "despues de haber dado gracias" lo repartió) y la final afirma que continua siendo el fruto de la vid?

Conclusión o resumen.
Hay quien desea (y lo hace) seguir la enseñanza de Jesús.
Tambien hay qui desea (y lo hace) seguir la enseñanza de Tomás de Aquino.

Para mi no hay duda de qual eseñanza debo seguir.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Y lo más interesante del escrito que aporté, es que es de un católico.:--DeepThi
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Perdonad la erratas.
Ocurre que se me atraviesa el catalan con el castellano. Ejemplo
Conclusión o resumen.
Hay quien desea (y lo hace) seguir la enseñanza de Jesús.
Tambien hay qui Qui -cat- es igual a quien -castellano-desea (y lo hace) seguir la enseñanza de Tomás de Aquino.

Para mi no hay duda de qual (cat) cual -castellano- eseñanza debo seguir
Mis disculpas.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

En esta dos aportaciones, una de Petrino y la otra de Caminante 2007
Hay una diferencia palpable.

Caminante aporta aquello que se creia en el primer y segundo siglo de la cristiandad.

Palermo lo que dijeron los que llama Padres de la Iglesia.

Seguramente Ignacio, San Justino, San Ireneo, etc no eran de ese tiempo... :mareado:

Y Palermo no dijo nada, lo hizo Petrino, que es otra persona, aunque sea bueno para mi que me confundas con alguien como el.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Efectivamente la Eucaristía en los primeros años se realizaba en un contexto de una comida o banquete, eso sí siendo dos momentos separados. Primero había una comida, y finalmente se realizaba la consagración del Pan y del Vino. Por eso san Pablo habla a los corintios que deben evitar la glotonería, y cosas así, pues hace referencia justamente a esto: que en la celebración eucarística, se comía.

Esto tiene un sentido muy profundo, pues antes de compartir el Cuerpo y la Sangre de Cristo se realizaba una comida fraterna, un compartir entre los cristianos, incluso se recolectaba alimento para ir en auxilio de los necesitados. Primero era un ágape fraterno, y luego se consagraba el Pan y Vino.

No podía ser de otra manera: Jesús así lo hizo en la última Cena. Primero se realizó la Cena Pascual, y luego vino la consagración del Pan y del Vino cuando Jesús dijo: ESTO ES MI CUERPO, ESTO ES MI SANGRE. Lo hizo al final, en la Copa de la Consagración.

Con el tiempo, la costumbre de realizar la comida fraterna se fue dejando, pues no era la esencia de la Eucaristía, era una hermosa costumbre pero no esencial.

Me parece que Tertuliano tiene algunas palabras sobre este banquete que se realizaba previo a la consagración del Pan y del Vino.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

No había ninguna consagración, sino una sencilla oración de acción de gracias, eso es lo que significa eucaristía, acción de gracias.

Lo de la consagración, transubstanciación, y demás yerbas, vinieron siglos después.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Acá traigo un texto que ilumina este tema. La Eucaristía se realizaba en los primeros años en el contexto de un banquete o ágape. A veces estos ágapes daban origen a algunos excesos (Ver 1º de Pablo a los Corintios, 14), por lo cual se comenzó a separar la comida o ágape de la Eucaristía propiamente tal.





RITOS Y FORMAS UTILIZADAS EN EL CULTO

Sin lugar a dudas los ritos que marcaron más fuertemente el comienzo de la iglesia primitiva fueron el bautismo y la Santa Cena, pero por su complejidad en cuanto a sus múltiples significados y variaciones que han sufrido no voy a tratar en profundidad, sino que simplemente haré un breve referencia general para centrarme en los ritos considerados “menores” del culto.

Comentar simplemente que el bautismo se contempla como rito de iniciación cristiana.

Tras el Concilio de Jerusalén donde se abolió la ceremonia judía de la circuncisión obligatoria como paso inicial para ser admitido en la comunidad de la Iglesia se consideró el bautismo como única condición visible de dicha admisión y se llevaba a cabo según la formula que dejó Jesús a los apóstoles: “ En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo”, siendo la manera de administrarlo por inmersión a ser posible en “aguas vivas” siendo permitido el rociamiento o aspersión en caso de que la inmersión fuese impracticable (forma a juzgar por las pinturas hechas en frescos era bastante habitual) como nos dirá la Didaché en el documento “Padres Apostólicos” .

Según Latourette refiriendose a las afirmaciones de Justino Martir, hay constancia de que en algunas ciudades de Asia Menor (entre ellas Éfeso), en que era costumbre que despés de ser bautizado (acto que denomina como “iluminación”) el nuevo creyente es llevado a la congregación para orar por él, y a su vez interceder a favor de la propia congregación y todos los demás creyentes en todo lugar. Después de la oración se saludan siguiendo el consejo de Pablo sobre la costumbre del saludo con ósculo.

Los nuevos creyentes bautizados se reunían para conmemorar y festejar juntos la cena del Señor con una comida en común que conmemoraba la obra redentora de Cristo. Existen dos documentos básicos ( además de las referencias que hace Pablo en su exhortación a los corintios), que aportan información sobre este rito.

Ambos se datan en el siglo II y reflejan un enfoque propio y aunque no llegan a un acuerdo total en cuanto a formas muestran importantísimas semejanzas. Uno es la Didaché, (al que he hecho referencia en el punto anterior sobre el bautismo), documento escrito en Siria, que trata “los dos caminos”(el de la vida y la muerte), desde una visión de la doctrina de los Apóstoles, haciendo un compendio de prescripciones litúrgicas y pastorales dirigidas principalmente a los cristianos.

El otro documento que quiero citar son los escritos apologéticos de Justino Martir (citado también en el punto anterior) dirigidos al emperador Antonio como respuesta ante las acusaciones de quienes sospechaban del culto cristiano como inmoral, donde da a conocer la estructura que se sigue en la celebración del bautismo, santa cena, y culto, para poner de manifiesto que no hay nada secreto en estas celebraciones. Este documento también data del siglo II.

La Didaché afirmará que solo los bautizados participan de este rito, en que primero se pasaba el pan partido acompañado de una oración de acción de gracias, aparentemente fija y ritualista y después se pasaba la copa, tras haber comido se hacía otra oración. Al final de esta oración aparece la expresión “Maranatha” que ya se encuentra en la primera carta de Pablo a los corintios, y proviene del arameo “señor nuestro ven” o “nuestro señor ha venido”. Parece ser que también se dejaba que los profetas diesen gracias libremente, seguramente con oraciones espontáneas.

En cuanto a los ritos menores que se daban en el culto en los primeros siglos del cristianismo y a pesar de la poca documentación que tenemos sobre estas prácticas, voy a reseñar algunas ideas básicas que nos ayuden a captar algunas ideas principales que regían la vida ceremonial de los primeros creyentes.

El orden de los cultos por lo que se sabe no seguía un modelo único, concreto y rígido sino que el culto se celebraba de forma flexible y espontánea donde el Espíritu Santo ocupaba un lugar importante guiando la reunión. Como ya se ha comentado existen varios textos y alusiones sobre la manera en que se llevaban a cabo las reuniones, pero no obstante no poseemos en ninguno de ellos la fórmula completa de cómo se vivía el culto.

En las primeras reuniones tras las conversiones masivas que acompañaron al discurso de Pedro y demás señales de los apóstoles después de Pentecostés, nos dice Hchos 2:42, que perseveraban en la doctrina de los apóstoles, la comunión, el partimiento del pan y las oraciones.

También la epístola de Pablo a la iglesia en Corinto nos aporta luz sobre el contenido del culto, 1Corintios14:26“¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.” , al parecer se entonaban cánticos, se hacían lecturas y exposición de las escrituras (de forma similar a la sinagoga judía), también era común el uso de glosolalias en las oraciones con interpretación para que como dirá el apóstol, se haga todo para edificación. Al parecer hay una participación general de todos los creyentes según los carismas individuales que cada uno ha recibido para edificar al cuerpo de Cristo ( Rom.12:8; 1ªCor12:7-10).

A partir del siglo II la liturgia de los cultos fue adoptando formas y expresiones más rituales. El culto seguía llevándose a cabo alrededor de la celebración de la Santa Cena, o como comenzaría a llamarse, la eucaristía, palabra griega que quiere decir dar gracias, aunque debido a los excesos y desordenes que se daban al celebrar la mesa del Señor, (1Cor.10:21), donde se dice que era posible que “uno salga con hambre y otro borracho” (1ªCor.11:21), se separó de la comida fraternal o ágape de la eucaristía propiamente dicha.

El orden del culto se basaba principalmente en lecturas del AT, de las cartas de los apóstoles y finalmente del Evangelio. El ministro explicaba las lecturas que solían ser extensas y tenían por objeto inculcar un conocimiento más íntimo de la Palabra.

Un hermano solía dirigir un canto en Salmos o algunos himnos en los que participaba todo el grupo. Se hacían oraciones al final de las cuales la congregación confirmaba diciendo “Amen” y se concluía con la celebración de la Santa Cena, que hasta el 150dC, se celebraba conjuntamente con una cena fraternal o ágape, pero que por causa de los abusos que hemos descrito se pasó a celebrar por separado.

Para finalizar la reunión se daba el ósculo de la paz y la bendición apostólica como clausura del culto.

Fuente: http://www.teologia.com.es/index.php/El_culto_en_la_iglesia_primitiva_s.I_al_s._III
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Es difícil encontrar una verdad de fe que haya sido tan unánime en la historia de la Iglesia como la presencia real de Cristo en la Eucaristía. En efecto, en los primeros diez siglos de la Iglesia, no hubo nunca ninguna voz contraria, nadie si quiera ponía en duda que la Eucaristía fuese el Cuerpo de Cristo.

En realidad, sí hubo gente que lo puso en duda: los herejes gnósticos. Pero dentro de la Iglesia de Cristo, la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía fue siempre unánime. Una sola fe.

Recién en el siglo X surgió la primera persona que lo puso en duda: fue Berengario. Se le conminó reiteradas veces a rectificar su error de fe, y ante la posibilidad de excomunión, se retractó e hizo una publica profesión de fe en la Eucaristía. Esto dió lugar a la primera declaración magisterial sobre la Eucaristía, pues antes nunca había surgido la necesidad que la Iglesia hiciera definiciones solemnes sobre el tema.



Igualmente se apartan de la eucaristía y de la oración, pues no confiesan que la eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo con la que padeció por nuestros pecados, la cual resucitó el Padre en su bondad. Así pues, los que contradicen al don de Dios, perecen en sus disquisiciones. Mejor les fuera celebrar el ágape, para que pudieran resucitar. Por tanto, es conveniente apartarse de los tales y no hablar de ellos ni en privado ni en público, prestando en cambio atención a los profetas y particularmente al Evangelio, en el cual se nos hace patente su pasión y vemos cumplida su resurrección. Huid de toda división como de origen de males
(Ignacio de Antioquía, obispo y mártir (+106),Carta a los de Esmirna, 1-7).


Poned todo empeño en usar de una sola eucaristía, pues una es la carne de nuestro Señor Jesucristo, y uno solo el cáliz que nos une con su sangre, y uno el altar, como uno es el obispo juntamente con el colegio de ancianos y los diáconos, consiervos míos. De esta suerte, obrando así obraréis según Dios.
(Ignacio de Antioquía, obispo y mártir (+106), Carta a los de Filadelfia, 4).


A este alimento lo llamamos Eucaristía. A nadie le es lícito participar si no cree que nuestras enseñanzas son verdaderas, ha sido lavado en el baño de la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó. Porque no los tomamos como pan o bebida comunes, sino que, así como Jesucristo, Nuestro Salvador, se encarnó por virtud del Verbo de Dios para nuestra salvación, del mismo modo nos han enseñado que esta comida—de la cual se alimentan nuestra carne y nuestra sangre—es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado, pues en esos alimentos se ha realizado el prodigio mediante la oración que contiene las palabras del mismo Cristo. Los Apóstoles—en sus comentarios, que se llaman Evangelios—nos transmitieron que así se lo ordenó Jesús cuando, tomó el pan y, dando gracias, dijo: Haced esto en conmemoración mía; esto es mi Cuerpo. Y de la misma manera, tomando el cáliz dio gracias y dijo: ésta es mi Sangre. Y sólo a ellos lo entregó (...).
(San Justino, mártir (100-165), Apología I, Nº65)


En consecuencia, si el cáliz mezclado y el pan fabricado reciben la palabra de Dios para convertirse en Eucaristía de la sangre y el cuerpo de Cristo, y por medio de éstos crece y se desarrolla la carne de nuestro ser, ¿cómo pueden ellos negar que la carne sea capaz de recibir el don de Dios que es la vida eterna, ya que se ha nutrido con la sangre y el cuerpo de Cristo, y se ha convertido en miembro suyo?
(Ireneo de Lyon, obispo (140-202), Contra las Herejías V, 2.3)


Los que soléis tomar parte en los divinos misterios sabéis con cuánto cuidado y reverencia guardáis el cuerpo del Señor cuando os es entregado, no sea que alguna pequeña migaja de él pudiera caer al suelo, pudiendo perderse alguna pequeña parte de aquel don santificado. Con razón os sentiríais culpables si por vuestra negligencia cayera al suelo cualquier fragmento. Pues bien, si con razón dais muestras de tal cuidado en guardar el cuerpo del Señor, ¿podéis pensar que sería menos culpable cualquier descuido en guardar su palabra que en guardar su cuerpo?
(Orígenes (185-253), Hom. in Exod. XIII, 3.)


El sacramento de la eucaristía, instituido por el Señor en el momento de la comida y para todos, lo tomamos nosotros también en las reuniones antes del alba y no lo recibimos de manos de otros fuera de los que presiden. En fiesta anual hacemos oblaciones por los difuntos, o en los natalicios. Consideramos como prohibido ayunar o hacer oración de rodillas en domingo, y el mismo privilegio disfrutamos desde el día de Pascua al de Pentecostés. Sufrimos con escrúpulo que se caiga al suelo algo de nuestro cáliz o de nuestro pan.
(Tertuliano (155-225), De Corona Nº3)

Dios te bendiga.

Fijate que yo batalle muchisimo para comprender y creer en la presencia de Dios en la eucaristia, obviamente la liturgia ha cambiado por motivos de orden, pues la santa cena que se celebraba en corintio deja presente que no es como hoy que se hace en fila delante del sacerdote, mas Pablo dice que los corintos por su ignorancia se reunian para lo peor, pues confundian la santa cena con una cena, y por esto le dice "coman y beban en su casa" ó ¿menosprecian la iglesia de Dios y aquienes pasan hambre?. (1era de Corintio 11:22) tambien sobre la responsabilidad de hacer penitencia antes de comer el cuerpo de Señor (1era de Coirntios 11:27,34). Jesus tambien dice; Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. (Juan 6:53).

Esto no es un simbolismo, la santa cena es la comunión con el cuerpo y la sangre del Señor. Por esto quien no participa del cuerpo y la sangre de Cristo no esta en comunión.

Porque el cuerpo es la iglesia. es algo tan simple y sencillo, mas tu bien dices los primeros siglos la unanimidad de la Fé fue el "Corpus Christi", se reniega de la eucaristia y es donde vienen las divisiones. porque el cuerpo es la iglesia y nadie reniega de su mismo cuerpo, la traducción de Iglesia es "casa", la casa donde moro Cristo, su cuerpo.

Parece mentira, pero el pan y el vino es el cuerpo del Señor.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

hielo

La traducción de ekklesia no es casa.

¿Me va usted a negar que yo no tengo comunión con Cristo y Su Iglesia?

¿Me va usted a negar que la transustanciacion fue un añadido de Tomás de Aquino?

¿Me va usted a negar que porque no creo en la transustanciación no pertenezco a la Iglesia de Cristo, siendo un redimido por Su Bendita sangre?

¿Usted se cree Dios?
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

No había ninguna consagración, sino una sencilla oración de acción de gracias, eso es lo que significa eucaristía, acción de gracias.

Lo de la consagración, transubstanciación, y demás yerbas, vinieron siglos después.

A este alimento lo llamamos Eucaristía. A nadie le es lícito participar si no cree que nuestras enseñanzas son verdaderas, ha sido lavado en el baño de la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó. Porque no los tomamos como pan o bebida comunes, sino que, así como Jesucristo, Nuestro Salvador, se encarnó por virtud del Verbo de Dios para nuestra salvación, del mismo modo nos han enseñado que esta comida—de la cual se alimentan nuestra carne y nuestra sangre—es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado, pues en esos alimentos se ha realizado el prodigio mediante la oración que contiene las palabras del mismo Cristo. Los Apóstoles—en sus comentarios, que se llaman Evangelios—nos transmitieron que así se lo ordenó Jesús cuando, tomó el pan y, dando gracias, dijo: Haced esto en conmemoración mía; esto es mi Cuerpo. Y de la misma manera, tomando el cáliz dio gracias y dijo: ésta es mi Sangre. Y sólo a ellos lo entregó (...).
(San Justino, mártir (100-165), Apología I, Nº65)

Justino da cuenta que cuando sobre los alimentos se pronuncia la oración que contiene las palabras de Cristo, se realiza el prodigio, según sus palabras, y ya dejan de ser pan y bebida comunes, sino el Cuerpo y Sangre de Cristo.

¿Qué oración será esta? Pues la dice inmediatamente a continuación. Es la oración que dijo Cristo en la ultima Cena: esto es mi Cuerpo, esto es mi sangre...

Ya ves, Caminante 2007, las palabras de un mártir de Cristo del siglo II te desmienten categóricamente.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

¡Qué cosas, al gran teólogo Pablo se le pasó por alto el PRODIGIO!


Usted no usa la Palabra inspirada de Dios, sino la palabra de los hombres.


Amigo, yo obedezco a Dios antes que a los hombres. Usted ya veo que prefiere seguir a los hombres.


Cristo le espera, para tener una relación personal con usted, pero usted elige seguir a los hombres. ¿Hasta cuándo?
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia


Cristo le espera, para tener una relación personal con usted, pero usted elige seguir a los hombres. ¿Hasta cuándo?
Estimado amigo: no hay momento de relación personal con Cristo más íntima y más profunda que cuando se recibe la Eucaristía.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Estimado amigo: no hay momento de relación personal con Cristo más íntima y más profunda que cuando se recibe la Eucaristía.



Yo la tengo en cada minuto, y sin transubstanciación. ¿Me ofrece usted algo mejor de lo que Cristo me da?
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Yo la tengo en cada minuto, y sin transubstanciación. ¿Me ofrece usted algo mejor de lo que Cristo me da?
No dudo que tenga un grado de unión espiritual con Cristo. Pero la presencia real y sustancial de Cristo Eucaristía, lamentablemente no la tiene.

La Eucaristía es el mayor tesoro que tiene la Iglesia Católica. Como dijo el Papa Juan Pablo II, la Iglesia vive de la Eucaristía. Se puede lograr mucha unión espiritual con Cristo, sin duda, pero la Eucaristía no se puede suplir con nada.
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Textos eucarísticos escritos por san Francisco de Asís:


1Dice el Señor Jesús a sus discípulos: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre sino por mí. 2Si me conocierais a mí, ciertamente conoceríais también a mi Padre; y desde ahora lo conoceréis y lo habéis visto. 3Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. 4Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me habéis conocido? Felipe, el que me ve a mí, ve también a mi Padre (Jn 14,6-9).

5El Padre habita en una luz inaccesible (cf. 1 Tim 6,16), y Dios es espíritu (Jn 4,24), y a Dios nadie lo ha visto jamás (Jn 1,18). 6Por eso no puede ser visto sino en el espíritu, porque el espíritu es el que vivifica; la carne no aprovecha para nada (Jn 6,64). 7Pero ni el Hijo, en lo que es igual al Padre, es visto por nadie de otra manera que el Padre, de otra manera que el Espíritu Santo.

8De donde todos los que vieron al Señor Jesús según la humanidad, y no vieron y creyeron según el espíritu y la divinidad que él era el verdadero Hijo de Dios, se condenaron. 9Así también ahora, todos los que ven el sacramento, que se consagra por las palabras del Señor sobre el altar por mano del sacerdote en forma de pan y vino, y no ven y creen, según el espíritu y la divinidad, que sea verdaderamente el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, se condenan, 10como lo atestigua el mismo Altísimo, que dice: Esto es mi cuerpo y mi sangre del nuevo testamento, que será derramada por muchos (cf. Mc 14,22.24); 11y: Quien come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna (cf. Jn 6,55).

12De donde el espíritu del Señor, que habita en sus fieles, es el que recibe el santísimo cuerpo y sangre del Señor. 13Todos los otros que no participan del mismo espíritu y se atreven a recibirlo, comen y beben su condenación (cf. 1 Cor 11,29).

14Así, pues: Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo seréis de pesado corazón? (Sal 4,3). 15¿Por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? (cf. Jn 9,35). 16Ved que diariamente se humilla (cf. Fil 2,8), como cuando desde el trono real (Sab 18,15) vino al útero de la Virgen; 17diariamente viene a nosotros él mismo apareciendo humilde; 18diariamente desciende del seno del Padre (cf. Jn 1,18) sobre el altar en las manos del sacerdote. 19Y como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos muestra a nosotros en el pan sagrado. 20Y como ellos, con la mirada de su carne, sólo veían la carne de él, pero, contemplándolo con ojos espirituales, creían que él era Dios, 21así también nosotros, viendo el pan y el vino con los ojos corporales, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero.

22Y de este modo siempre está el Señor con sus fieles, como él mismo dice: Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo (cf. Mt 28,20).


(San Francisco de Asís (1182-1226), Admonición, Nº1, 1-22))
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Vosotros sois los mismos hombres que erais, ya que no habéis traído caras nuevas. Y, sin embargo, sois nuevos: viejos por la apariencia del cuerpo, pero nuevos por la gracia de la santidad, y esto sí que es verdadera novedad. Así también como veis, esto todavía es pan y vino; pero llegará la consagración y aquel pan será el cuerpo de Cristo y aquel vino será la sangre de Cristo. Esto hace el nombre de Cristo; esto hace la gracia de Cristo: que la realidad parezca lo mismo que parecía y que, sin embargo, no valga aquello que valía.
(San Agustín (354-430), Sermón del Domingo de Pascua)
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Catequesis Mistagógicas de san Cirilo de Jerusalén, obispo (313-387):

Institución de la Eucaristía

1. Incluso esta sola enseñanza de Pablo sería suficiente para daros una fe cierta en los divinos misterios. De ellos habéis sido considerados dignos y hechos partícipes del cuerpo y de la sangre del Señor. De él se dice que «la noche en que fue entregado» (I Cor 11,23), nuestro Señor Jesucristo «tomó pan, y después de dar gracias, lo partió» (1 Cor 11,23-24) «y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "tomad, comed, éste es mi cuerpo". Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre"» (Mt 26,26-28). Así pues, si es él el que ha exclamado y ha dicho acerca del pan: «Este es mi cuerpo», ¿quién se atreverá después a dudar? Y si él es el que ha afirmado y dicho: «Esta es mi sangre», ¿quién podrá dudar jamás diciendo que no se trata de su sangre?

Fe en el cuerpo y la sangre del Señor

2. En una ocasión, en Cana de Galilea, cambió el agua en vino (Jn 2,1-10), que es afin a la sangre. ¿Y ahora creeremos que no es digno de fe al cambiar el vino en sangre? Invitado a unas bodas humanas, realizó aquel prodigio admirable. ¿No confesaremos mucho más que a los hijos del tálamo nupcial les dio para su disfrute su propio cuerpo y sangre? 2.

Apariencias de pan y vino, pero realidad del cuerpo y sangre de Cristo

3. Por ello, tomémoslo, con convicción plena, como el cuerpo y la sangre de Cristo. Pues en la figura de pan se te da el cuerpo, y en la figura de vino se te da la sangre, para que, al tomar el cuerpo y la sangre de Cristo, te hagas partícipe de su mismo cuerpo y de su misma sangre. Así nos convertimos en portadores de Cristo, distribuyendo en nuestros miembros su cuerpo y su sangre. Así, según el bienaventurado Pedro, nos hacemos «partícipes de la naturaleza divina» (2 Pe 1,4).

El «escándalo» del Pan de vida

4. En cierta ocasión, discutiendo Jesús con los judíos, decía: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros» (Jn 6,53). Pero como aquellos no entendiesen en sentido espiritual lo que se estaba diciendo, se retiraron ofendidos (cf. 6,60) creyendo que les invitaba a comer carnes3.

La Eucaristía, pan de la nueva Alianza para salud del hombre

5. Existían también, en la antigua Alianza, los panes de la proposición; pero, puesto que se referían a una alianza caduca, tuvieron un final. Pero, en la nueva Alianza, el pan es celestial y la bebida saludable, y santifican el alma y el cuerpo. Pues, como el pan le va bien al cuerpo, así también el Verbo4 le va bien al alma.

La certeza del don del cuerpo y la sangre de Cristo

6. Por lo cual no debes considerar el pan y el vino (de la Eucaristía) como elementos sin mayor significación. Pues, según la afirmación del Señor, son el cuerpo y la sangre de Cristo. Aunque ya te lo sugieren los sentidos, la fe te otorga certidumbre y firmeza. No calibres las cosas por el placer, sino estáte seguro por la fe, más allá de toda duda, de que has sido agraciado con el don del cuerpo y de la sangre de Cristo.

(San Cirilo de Jerusalén, obispo (313-387), Catequesis XXII, Nº1-6)
 
Re: Corpus Christi: la fe unánime de la Iglesia

Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. Mateo 26:29