Re: La Uncion va por las obras.
UNCIÓN Las tres veces que aparece en el NT, e. d. 1 Jn. 2.20, 27 (dos veces), °vrv2 traduce el gr. jrisma como “unción”. Los cristianos que, en virtud de su “unción” (vv. 20, 27), tienen la facultad de discernir cismas (v. 19) y herejías (negación de la encarnación, vv. 22) son exhortados a adherir al mensaje apostólico (v. 24), lo cual los llevó a confesar al Padre y al Hijo. Gramaticalmente “unción” es (a) “lo que se unta” (así B. F. Westcott, The Epistles of John, 1892); o (b) “la acción de ungir (así A. E. Brooke, ICC, 1912); pero en cualquier caso la palabra se refiere al don del Espíritu Santo, del que el bautismo es la señal exterior, y cuya recepción sensible, que conduce a la conciencia de peligros para la iglesia, es la consecuencia de la verdadera fe encarnacional. Esta exégesis es compatible con la creencia de que el ungimiento del Espíritu lleva a la profecía oral en el seno de la iglesia, aunque no la prueba necesariamente.
Bibliografía. D. Müller, “Ungir, Unción”, °DTNT, t(t). IV, pp. 301–306.
W. Grundmann, TDNT 9, pp. 372; D. Müller, NIDNTT 1, pp. 121–124; I. H. Marshall, The Epistles of John, NIC, 1978, pp. 153–156.
Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, c1982.
UNCIÓN En el mundo antiguo los aceites de la unción se consideraban artículos de tocador y, debido al clima, se usaban diariamente en Israel (Ec 9.8), al menos en la época posterior a la conquista (Rt 3.3; 2 S 12.20; Am 6.6; Miq 6.15). A los huéspedes se les ungía como símbolo de honor (Lc 7.46; cf. 2 Cr 28.15). No ungirse era señal de duelo (2 S 14.2) o de búsqueda espiritual (Dn 10.3; cf. 2 S 12.20). Para evitar las tentaciones de la hipocresía, el Señor Jesús enseñó a sus discípulos que no debían dejar de ungirse en tiempos de ayuno (Mt 6.17).
Desde tiempos muy antiguos se usó la unción con significado espiritual. En Israel esta costumbre se distinguía por el uso de un aceite especial prohibido para otras aplicaciones (Éx 30.22ss, ® Ungüentos). Con este aceite se ungían todos los objetos relacionados con el culto (Éx 30.26–29; cf. lo que Jacob hizo en Gn 28.18), a los sacerdotes (Éx 28.41), a los reyes (1 S 9.16; en Jue 9.8, 15 «elegir» corresponde a un verbo hebreo que quiere decir «ungir») y a los profetas (1 R 19.16b).
Sobre todo, la unción simbolizaba la consagración del ungido a Dios para una función particular dentro de los propósitos divinos. Esta consagración impartía algo de la santidad de Dios al ungido, condición que afectaba todo lo que él posteriormente tocara (por ejemplo, Éx 30.29). Esto se ve en la insistencia de David en no extender su mano contra Saúl, el «ungido de Jehová» (1 S 24.6), aunque el caso de Saúl enseña que los beneficios simbolizados por la unción no existen si la condición espiritual del ungido es mala. Estos beneficios, en el caso de personas ungidas, incluían el investirlas de poder suficiente para el desempeño de sus deberes (Sal 89.20ss), a través del Espíritu Santo (1 S 10.1, 6, 7; 16.13).
El uso figurado de la palabra unción se desarrolló poco a poco a partir de los días de David (1 Cr 16.22, donde «mis ungidos» son los patriarcas; Sal 23.5; 92.10) y a través de los profetas (Is 10.27; 61.1). En el Nuevo Testamento Jesús es el ungido por excelencia (Lc 4.18; Hch 4.27; 10.38), el ® Mesías, ungido por el Espíritu Santo el día de su bautismo con agua (Mt 3.16). Desde entonces todo lo hizo en su calidad de Ungido o Cristo (Lc 4.1, 14, 18; Mt 12.28; Heb 9.14; Hch 1.2) y no en su calidad de Segunda Persona de la Trinidad. El mismo Espíritu Santo unge a los creyentes (1 Jn 2.20, 27).
Dios también sana físicamente por el poder del Espíritu Santo en respuesta a la oración de fe. Para la ayuda de la fe en tales casos se recomienda la unción con aceite (Stg 5.14ss; cf. Mc 6.13).
Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
UNGIR, UNCIÓN
A. Verbos
1. aleifo (ajleivfw, 218), término general para una unción de cualquier clase, sea para refrigerio físico después de lavarse, p.ej., en la lxx, de Rut, 3.3; 2 S 12.20; Dn 10.3; Miq 6.15; en el NT, Mt 6.17; Lc 7.38, 46; Jn 11.2; 12.3; o de los enfermos (Mc 6.13; Stg 5.14); o de un cuerpo muerto (Mc 16.1). El material empleado para ello era bien aceite, bien ungüento, como en Lc 7.38,46.¶ En la lxx se emplea también de ungir una piedra (Gn 31.13), o cautivos (2 Cr 28.15), o de revestir una pared con lodo (Ez 13.10,11,12,14,15); y, en sentido sagrado, de ungir sacerdotes, en Éx 40.15, dos veces, y Nm 3.3.
2. crio (crivw, 5548), tiene un sentido más limitado que Nº 1; queda confinado a unciones sagradas y simbólicas; de Cristo como el Ungido de Dios (Lc 4.18; Hch 4.27; 10.38 y Heb 1.9, donde se emplea metafóricamente en relación con el «óleo de alegría»). El título Cristo significa «El Ungido». Esta palabra (Cristos) se traduce «su Ungido» en Hch 4.26 (nvi). Crio se emplea una vez de los creyentes (2 Co 1.21). Es muy frecuente en la lxx, empleándose de reyes (1 S 10.1), sacerdotes (Éx 28.41), y profetas (1 R 19.16). Entre los griegos se empleaba en otros sentidos que el ceremonial, pero en las Escrituras no se encuentra en relación con asuntos seculares.¶
Nota: La distinción a que hace referencia Trench (Synonyms,¶ xxxviii) acerca de que aleifo sea la palabra mundana y profana, y crio la palabra sagrada y religiosa, no viene apoyada por la evidencia. En un documento en papiro, crisis se emplea de «una loción para un caballo enfermo» (Moulton y Milligan, Vocabulary of the Greek Testament).
3. encrio (ejgcrivw, 1472), primeramente frotar adentro (en, en, y Nº 2), y de ahí embadurnar. Se emplea metafóricamente en la orden a la iglesia en Laodicea a ungir sus ojos con colirio (Ap 3.18).¶ En la lxx, Jer 4.30, se emplea de pintarse los ojos para embellecerlos.
4. murizo (murivzw, 3462), se emplea de ungir el cuerpo para la sepultura (Mc 14.8).¶ Cf. muron, veánse PERFUME, UNGÜENTO.
Nota: Para epicrio, veáse UNTAR.
B. Nombre
crisma (crivsma, 5545), nombre correspondiente a A, Nº 2 más arriba; significa ungüento, o unción. Se preparaba a base de aceite y hierbas aromáticas. En el NT se emplea solo en un sentido metafórico; por metonimia, del Espíritu Santo (1 Jn 2.20,27, dos veces); traducido en todos los casos como «unción».
El hecho de que los creyentes tengan «la unción del Santo» indica que esta unción los hace santos, separándolos para Dios. El pasaje nos enseña que el don del Espíritu Santo es el medio todo eficiente para capacitar a los creyentes para poseer un conocimiento de la verdad. En la lxx se emplea del aceite para la unción del sumo sacerdote, p.ej., Éx 29.7, lit. «Tomarás del aceite de la unción». En Éx 30.25, etc., es referido como «el aceite de la santa unción». En Dn 9.26 crisma denota al ungido: «Cristo», significando, por metonimia, la persona misma, como en 1 Jn 2, donde denota al Espíritu Santo.¶
Notas: (1) Aleimma, relacionado con A, Nº 1, y que no se encuentra en el NT, aparece tres veces en la lxx: Éx 30.31, de la unción de los sacerdotes; Is 61.3, metafóricamente, del aceite de alegría; Dn 10.3, de refrigerio físico.
(2) Muron, palabra relacionada con A, Nº 5, denota ungüento. La distinción entre esta palabra y elaion, aceite, se puede observar en la reprensión hecha por Cristo al fariseo que, aun habiéndole convidado a comer con él, mostró negligencia en las muestras normales de cortesía: «No ungiste mi cabeza con aceite (elaion), mas esta ha ungido con perfume (muron) mis pies» (Lc 7.46).
Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo, (Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999.