Re: Solo para adventistas. ¿Qué significado tiene 1888 + 120años = 2008?
Dos movimientos: el Éxodo y el Adventismo
"No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y todos pasaron el mar... Pero de la mayoría de ellos no se agradó Dios, por lo cual quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas... Todas estas cosas les sucedieron como ejemplo [tipo], y están escritas para amonestarnos a nosotros [anti-tipo]" (1 Cor. 10:1-12).
El Israel antiguo y el moderno son dos movimientos paralelos. El antiguo Israel literal fue llamado a salir del Egipto literal, y el moderno Israel espiritual es llamado a salir de los modernos Egipto y Babilonia espirituales, siendo guiado a través del desierto del pecado hasta la Canaán celestial. La Escritura llama al pueblo adventista para que estudie las experiencias y avatares del antiguo Israel en el movimiento del Éxodo.
"Se me ha mostrado que el espíritu del mundo está leudando rápidamente la iglesia. Estáis siguiendo el mismo camino del antiguo Israel. Ocurre un declive similar de vuestra elevada vocación como pueblo peculiar de Dios" (Testimonies for the Church, vol. V, p. 75 y 76).
"El pecado del antiguo Israel consistió en menospreciar la voluntad expresa de Dios, y en seguir su propio camino de acuerdo con el impulso de corazones no santificados. El Israel moderno está siguiendo rápidamente en sus pasos, provocando tan ciertamente como entonces el desagrado del Señor" (Id., p. 94).
"La misma desobediencia y el fracaso propios de la iglesia judía han caracterizado en gran medida al pueblo que ha tenido esta gran luz del cielo en los últimos mensajes de advertencia. ¿Permitiremos que la historia de Israel se repita en nuestra experiencia?" (Id., p. 456, primera edición).
(1) Precisamente antes que Israel fuera liberado de Egipto, Dios derramó su ira en diez plagas, de las cuales las últimas siete cayeron solamente sobre los egipcios. Justo antes que el pueblo adventista es liberado de este mundo, de sus persecuciones y esclavitud, ha de manifestarse de nuevo la ira de Dios en plagas, de las cuales las siete últimas caerán sólo sobre los malvados. La liberación de Israel en Egipto se produjo a media noche, y la liberación final de la sentencia de muerte para el remanente de la iglesia, tendrá lugar a la media noche.
(2) La organización de los dos movimientos es casi idéntica. La reforma pro-salud forma parte de ambos, y ambos movimientos han resultado malditos por la "multitud mixta" que fue la causante de la mayor parte de los problemas a todo lo largo de su historia. Satanás, mediante ataques desde el exterior, y apostasías desde el interior, procuró detener el movimiento del éxodo y evitar que alcanzaran la tierra prometida. A pesar de ello, el mismo movimiento que dejó Egipto alcanzó Canaán, tras haber sido purgado de los rebeldes, antes del cruce del Jordán. La historia del movimiento adventista se ajustará fielmente al tipo (ver Deut. 6:23; Jer. 16:14-16, 19; Isa. 11:10-12, 16; Eze. 20:33-38).
(3) "Por medio de un profeta Jehová hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado" (Ose. 12:13). Moisés pereció en la frontera misma de la tierra prometida. No obstante, antes de morir, Dios le dio toda la instrucción necesaria para conducir a Israel y establecerlo en la tierra prometida. Josué no hizo más que llevar a cabo la instrucción dada a Moisés.
(4) El movimiento adventista fue, y seguirá siendo, dirigido por un profeta. La profetisa murió ante los límites de la Canaán celestial tras haber contemplado en visión las glorias de la tierra prometida. Mediante ella el Señor dio toda la instrucción de forma detallada, para llevar al pueblo adventista en su viaje. Disponemos del Espíritu de Profecía tan ciertamente como si la profetisa estuviera aún viva. Es el deber de los dirigentes de este movimiento el seguir las instrucciones de viaje.
(5) De Egipto a Canaán había un corto trayecto, inferior a los 400 Km. Caminando una media de 15 kilómetros diarios, la habrían alcanzado en menos de un mes. No obstante, haciendo el trayecto en línea recta, se habrían de encontrar con los hostiles Filisteos, y debido a su falta de fe en Aquel que había prometido pelear las batallas en lugar de ellos, el Señor tuvo que conducirlos a lo largo de un gran rodeo (ver Éx. 13:17 y 18). No pudieron entrar en la tierra prometida hasta tanto no hubieron aprendido las lecciones de la victoria y la liberación por la fe. Su primera lección vino en el Mar Rojo (ver Éx. 14).
(6) Según la cronología bíblica, los israelitas abandonaron Egipto el día 15 del primer mes, en el año 1491 A.C. Acamparon en el mes tercero al pie del monte Sinaí, lugar en el que recibieron la ley, edificaron el santuario e instituyeron sus servicios típicos cuyo propósito era revelarles al Cordero de Dios y el plan de la redención. Esa era la preparación necesaria para entrar en la tierra prometida. Durante casi dos años habían acampado alrededor del monte de la ley, cuando les llegó el mensaje: "Habéis estado bastante tiempo en este monte. Volveos e id al monte del amorreo... entrad y poseed la tierra que Jehová juró dar a vuestros padres" (Deut. 1:6-8). Comenzó entonces la marcha hacia Canaán, y en once días habían llegado a Cades-barnea, en la franja sur de la frontera con la tierra prometida. El plan de Dios era introducirlos directamente allí. "Dios les había dado el privilegio y el deber el entrar en la tierra en el tiempo que les señalara; pero debido a su negligencia voluntaria, se les había retirado ese permiso" (Patriarcas y profetas, p. 413).
"No era la voluntad de Dios que Israel peregrinase durante cuarenta años en el desierto; lo que él quería era conducirlo a la tierra de Canaán y establecerlo allí como pueblo santo y feliz. Pero 'no pudieron entrar a causa de incredulidad'" (El conflicto de los siglos, p. 511; ver Heb. 3:16-19).
"Jamás les había mandado el Señor que subieran y pelearan. No quería él que obtuvieran posesión de la tierra por la guerra, sino mediante la obediencia estricta a sus mandamientos" (Patriarcas y profetas, p. 414).
(7) En Cades-barnea su fe se tambaleó. Fueron a Moisés y le propusieron que enviara espías a fin de que investigasen si la tierra era buena y si iban a ser capaces de poseerla. Su petición evidenciaba que no creían a Dios, pero les fue concedida, de la misma forma en que sucedió más tarde, cuando pidieron un rey. Se eligió una comisión de doce hombres.
(8) Tras cuarenta días de reconocimiento regresaron con muestras de los frutos, e informaron sobre la buena tierra que realmente era. La comisión se dividió, y diez declararon que no serían capaces de poseer la tierra. Dejando a Dios fuera de sus cálculos y dirigiendo únicamente su atención a sus propias obras y organización, concluyeron que la empresa era inalcanzable. Su informe trajo gran desaliento y el pueblo lloró y amenazó con designar un capitán que los llevara de nuevo a Egipto.
(9) Moisés, Caleb y Josué procuraron alentar al pueblo. Afirmaron: "Jehová está con nosotros: no los temáis", "él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel" (ver Núm. 13 y 14).
(10) Debido a su rebelión, se encendió la ira del Señor, y sentenció que ninguno de aquellos que al salir de Egipto tenía una edad igual o superior a los veinte años entraría en la tierra prometida, con la excepción de Josué y Caleb, "por cuanto lo ha animado otro espíritu y decidió ir detrás de mí".
"En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto. Vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y cargarán con vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días que empleasteis en reconocer la tierra, cargaréis con vuestras iniquidades: cuarenta años, un año por cada día. Así conoceréis mi castigo" (Núm. 14:32-34).
Cuál era el propósito inicial de Dios; propósito que se vio obligado a modificar cuando Israel se rebeló? Era llevarlos directamente a la tierra prometida. Pero ellos claudicaron e intentaron entrar por sus propios esfuerzos, siendo derrotados por los amorreos (ver Deut. 1:41-44).
"Luego volvimos y salimos al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehová me había dicho, y durante mucho tiempo estuvimos rodeando los montes de Seir. Entonces Jehová me dijo: 'Bastante habéis rodeado este monte: volveos al norte'" (Deut. 2:1-3).
"¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de su incredulidad" (Heb. 3:17-19).
El siguiente versículo es una advertencia al movimiento adventista:
"Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado" (Heb. 4:1).
(13) Cuando Israel, estando en la frontera misma de la tierra prometida, se volvió atrás al desierto debido a su incredulidad, eso fue el comienzo de un regreso hacia Egipto. Estuvieron los siguientes 38 años vagando por los montes de Seir. Ni llegaron a regresar a Egipto, ni avanzaban hacia Canaán. Se mantuvieron en una situación estacionaria. Hechos 7:39 nos dice que "en sus corazones se volvieron a Egipto".
(14) Caleb y Josué tuvieron que pasar todos esos años en el desierto aún sin tener culpa alguna en ello. No obstante, su única esperanza de alcanzar la tierra prometida consistía en permanecer fieles al movimiento y la organización. Si hubieran intentado iniciar otro movimiento llamando a los fieles y buscando un atajo, habría terminado en desastre, ya que la columna de fuego de noche y la nube de día dirigía al movimiento original de regreso al desierto, permaneciendo con él allí, durante su peregrinaje. Si bien se habían rebelado contra el Señor, seguían siendo su pueblo escogido de entre toda la tierra. "Aún amó a su pueblo; todos los consagrados a él estaban en su mano" (Deut. 33:1-3). La única esperanza de participar de ese amor consistía en permanecer en comunión y lealtad al movimiento y a su dirección.
"La historia de la vida de Israel en el desierto fue escrita para beneficio del Israel de Dios hasta el fin del tiempo... Dios quiere que su pueblo de estos días repase con corazón humilde y espíritu dócil las pruebas a través de las cuales el Israel antiguo tuvo que pasar, para que le ayuden en su preparación para la Canaán celestial" (Patriarcas y profetas, p. 298 y 299).
Que Dios les Bendiga.