LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

2 Junio 1999
19.987
13
65
La razón por la cual servimos al Señor



~~~~~ Versículos de la Biblia (VRc) ~~~~~


Juan 21:16 ...Sí, Señor, Tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea Mis ovejas.


2 Corintios 5:14-15 Porque el amor de Cristo nos constriñe... y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió por ellos y fue resucitado.



~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~



He escuchado muchas veces que debemos hacer el bien y devolver la gracia de Dios. Esta palabra es muy contradictoria. Si hay devolución, no hay gracia. Y si hay gracia, no hay necesidad de devolver. Gracias al Señor que en todo el Nuevo Testamento nunca se habla de devolver algo. Es verdad que los cristianos debemos hacer buenas obras. ¿Pero por qué debemos tener buenas obras? ¿Por qué debemos sufrir por el Señor? ¿Por qué debemos soportar el vituperio? ¿Por qué servimos al Señor?


Así como el Señor ha tratado con nosotros en amor, así tratamos con el Señor en amor; pero aquí no hay ninguna idea de negociar. No es que Dios me da mucho y yo a cambio doy mucho. Por causa de que Él me ha amado, yo no puedo evitar amarlo; puesto que Él me amó, fue crucificado por mí; y puesto que yo lo amo, por Él llevo la cruz voluntariamente. Lo que Él me ha dado me lo ha dado gratuitamente, y lo que yo le doy también se lo doy gratuitamente. Si hoy obramos, servimos al Señor, sufrimos vituperio, o llevamos la cruz, no es porque queremos devolver Su gracia; es porque lo amamos. El amor con el cual nos amó nos ha agarrado, capturado nuestros corazones y constreñido para servirle.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de El evangelio de Dios, escrito por Watchman Nee, págs. 59-60. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA.

Por favor visítenos en http://www.emanna.com/espanol

Dirija sus comentarios a: [email protected]
 
Yo le sirvo unicamente porque le amo , y le adoro sin condiciòn , y mas hiciera , pero descubro como que ni como .

Me encanta servirle , y mi unico dolor es no poderle reciprocar mas .
 
Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Originalmente enviado por: Maripaz
La razón por la cual servimos al Señor



~~~~~ Versículos de la Biblia (VRc) ~~~~~


Juan 21:16 ...Sí, Señor, Tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea Mis ovejas.


2 Corintios 5:14-15 Porque el amor de Cristo nos constriñe... y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió por ellos y fue resucitado.



~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~



He escuchado muchas veces que debemos hacer el bien y devolver la gracia de Dios. Esta palabra es muy contradictoria. Si hay devolución, no hay gracia. Y si hay gracia, no hay necesidad de devolver. Gracias al Señor que en todo el Nuevo Testamento nunca se habla de devolver algo. Es verdad que los cristianos debemos hacer buenas obras. ¿Pero por qué debemos tener buenas obras? ¿Por qué debemos sufrir por el Señor? ¿Por qué debemos soportar el vituperio? ¿Por qué servimos al Señor?


Así como el Señor ha tratado con nosotros en amor, así tratamos con el Señor en amor; pero aquí no hay ninguna idea de negociar. No es que Dios me da mucho y yo a cambio doy mucho. Por causa de que Él me ha amado, yo no puedo evitar amarlo; puesto que Él me amó, fue crucificado por mí; y puesto que yo lo amo, por Él llevo la cruz voluntariamente. Lo que Él me ha dado me lo ha dado gratuitamente, y lo que yo le doy también se lo doy gratuitamente. Si hoy obramos, servimos al Señor, sufrimos vituperio, o llevamos la cruz, no es porque queremos devolver Su gracia; es porque lo amamos. El amor con el cual nos amó nos ha agarrado, capturado nuestros corazones y constreñido para servirle.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de El evangelio de Dios, escrito por Watchman Nee, págs. 59-60. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA.

Por favor visítenos en http://www.emanna.com/espanol

Dirija sus comentarios a: [email protected]


Hermana Maripaz
Lo que has compartido me hace pensar a un amigo cristiano de bastante años , que despues de criar a tres hijos , los dos mayores no siguen al Señor ,el pasó por una profunda depresion con las lógicas dudas y turbación . Me decia ¿porque me ha fallado el Señor ? . el habia asdistido continiuamente a la iglesia ,llevado a sus hijos a retiros , y esperado con lógica ilusión que sus hijos sirvieran al Señor. Decia yo le he orado , he hecho ayunos ,he hecho.... .
Grácias al Señor ahora se ha agarrado fuerte en El y piensa dar al menos testimonio de amor al Señor a pesar de las circunstancias aunque a veces pueden presentarse tan duras .

Pienso .... ¿amamos al señor tan gratuitamente como El nos ama a nosotros gratuitamente ? .

Bueno ....un abrazo en Cristo . Manel
 
Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Originalmente enviado por: AraceliyManel
Hermana Maripaz
Lo que has compartido me hace pensar a un amigo cristiano de bastante años , que despues de criar a tres hijos , los dos mayores no siguen al Señor ,el pasó por una profunda depresion con las lógicas dudas y turbación . Me decia ¿porque me ha fallado el Señor ? . el habia asdistido continiuamente a la iglesia ,llevado a sus hijos a retiros , y esperado con lógica ilusión que sus hijos sirvieran al Señor. Decia yo le he orado , he hecho ayunos ,he hecho.... .
Grácias al Señor ahora se ha agarrado fuerte en El y piensa dar al menos testimonio de amor al Señor a pesar de las circunstancias aunque a veces pueden presentarse tan duras .

Pienso .... ¿amamos al señor tan gratuitamente como El nos ama a nosotros gratuitamente ? .

Bueno ....un abrazo en Cristo . Manel



Estimado Manel


Dale ánimos a este hermano, pues yo estuve apartada del Señor durante quince años; hace diez que volví a Sus Caminos y sé que NADIE me va a arrebatar de Su mano.

Dile que si desea que me ponga en contacto con él para compartirle sobre mi testimonio, lo haré gustosa. Ya sabes mi correo y mi número de teléfono.

:corazon:
 
Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de El evangelio de Dios, escrito por Watchman Nee, págs. 59-60. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA.

Por favor visítenos en http://www.emanna.com/espanol

Dirija sus comentarios a: [email protected] [/B][/QUOTE]


¿¿¿¿Perdón pero ésa web no es de Witness Lee?????

:confused:
 
Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Originalmente enviado por: Jonathan Navarro
Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de El evangelio de Dios, escrito por Watchman Nee, págs. 59-60. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA.

Por favor visítenos en http://www.emanna.com/espanol

Dirija sus comentarios a: [email protected]


¿¿¿¿Perdón pero ésa web no es de Witness Lee?????

:confused: [/B][/QUOTE]




Si, creo que tiene algo que ver. ;)


¿Vas a criticar directamente sus escritos o lo que has leído por ahí que dicen de él?

Witness Lee, alumno de Watchman Nee, ha sido criticado y tildado de hereje por algunos, como lo fue en su día John Nelson Darby, de quien por el origen de la denominación a que perteneces deberías estar muy "orgulloso". ;)

Una cosa son los postulados iniciales de estos hombres, y otra muy diferente lo que algunos de sus "continuadores" han hecho. Solo tienes que entrar en la web de Santiago Escuain, y buscar la historia de Darby y los Hermanos alli. Lee los escritos de Darby y sus compañeros, y verás como han "evolucionado" desde sus inicios. Gene Edwards, comparado con Darby, es un aficcionado, en cuanto a "reformismo" y vuelta al modelo bíblico de iglesia.

Ni que decir tiene, que no concuerdo con ciertos postulados del Recobro, ni de ningún otro tipo de sectarismo, que he visto incluso en Asambleas de H.; eso ocurre en todo lugar que se sigue al hombre, en vez de a Cristo; y se antepone la "doctrina" de la denominación a la enseñanza de las Escrituras. Y te lo dice alguien que conoce muy bien el asunto. ;)


Centrándonos en el tema:

¿Algo que decir sobre el escrito, contiene alguna herejía, es de edificación o de destrucción, puedes decir "amén"?


Aprendamos a examinarlo todo, retener lo bueno, y a saber ver lo positivo, incluso en aquellos que en lineas generales no piensan como nosotros. :corazon:


¿O vamos a despreciar los escritos de Teresa de Avila por ser católica, o los de C.S. Lewis por ser anglicano?
 
Jonathan, espero que lo disfrues y lo compartas con aquellos que te indujeron a escribir en contra de Witness Lee y de Gene Edwards, que no son sino hermanos, como fueron Darby y sus coetaneos, que buscaban un acercamiento al modelo neotestamentario para la restauración de la Iglesia, al modelo bíblico.


http://www.sedin.org/propesp/herm01.html

LOS HERMANOS:
(Según su designación común)
UN BREVE BOSQUEJO DE SU ORIGEN,DESARROLLO Y TESTIMONIO

INTRODUCCIÓN

Es siempre un alivio para la mente, al estudiar la historia de la iglesia, poder seguir con alguna medida de certidumbre la hebra plateada de la gracia, y las operaciones del Espíritu de Dios en aquellos que han asumido una parte destacada en sus asuntos. Éste fue un privilegio infrecuente durante la larga noche de la Edad Media; pero con el alborear de la Reforma se pusieron más y más de manifiesto las operaciones del Espíritu Santo. Se hizo el llamamiento a la palabra de Dios como la única autoridad en cuestiones de fe y salvación, y la gran doctrina cristiana de la «Justificación por la sola fe» pasó a ser el fundamento y la piedra angular de la Reforma en el siglo dieciséis. Por medio de esta verdad quedó subvertido el poder del papado, y las naciones de Europa quedaron liberadas de su tiranía.

Ningún cristiano instruido que haya estudiado la gran revolución de aquel período dejará de dar gracias a Dios por la poderosa obra que fue entonces llevada a cabo por Su gracia, mediante la fe y persistencia de los Reformadores.

Tenemos siempre que honrar con gratitud y admiración a aquellos grandes testigos que laboraron para esparcir la pura luz del evangelio en oposición a la superstición papal, a la incredulidad y a la inmoralidad, todo lo cual estaba respaldado por los poderes imperiales, y haciendo frente a prisiones y muerte. El despertar y la agitación de las mentes fueron tan generales, y todo ello en dirección de la verdad y de la santidad, que los más incrédulos tienen que reconocer que tal Reforma sólo pudo haber tenido su origen en causas más que humanas, y de una eficacia sumamente poderosa.

Pero los líderes de aquel gran movimiento pasaron por alto muchas de las más importantes doctrinas de la palabra de Dios. Era tan sorprendente y abrumadora la vital verdad de la salvación mediante la fe en el sacrificio de Cristo, sin el mérito de buenas obras, para aquellos que habían sido educados en las supersticiones del Romanismo, que parecía que creían que no se precisaba de ninguna otra verdad. Enseñaban ellos que la obra expiatoria de Cristo dio satisfacción a la justicia de Dios, reconciliándolo con el hombre rebelde, y que todos los que tuvieran la plena certidumbre de la fe en esta verdad eran salvos. No parece que nunca llegasen a comprender la preciosa verdad de que fue el amor de Dios al hombre pecador lo que le hizo enviar a Su Hijo a morir por ellos, para que ellos fuesen reconciliados con Él. Ésta es la gran verdad fundacional de todo testimonio del evangelio. Si no hubiera habido amor, no habría habido Jesús-Salvador, ni salvación ni gloria. Pero «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Jn. 3:16).

Dios nunca fue el enemigo del hombre, y no tenía que ser reconciliado, aunque Él necesitaba y proveyó una propiciación por nuestros pecados. Muchos y dulces pensamientos brotan de esta bendita verdad; el hijo de la fe puede apoyarse no sólo en la obra de la cruz como su reposo, sino en el corazón de Dios que le amó y que envió a Su Hijo a morir por él. En 2 Corintios 5:19 leemos, «que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados». Las primeras palabras que oímos de un Dios ofendido después que el hombre hubiera pecado, dirigidas a Adán, son: «¿Dónde estás tú?» El hombre estaba perdido —y Dios lo estaba buscando. Ésta fue la primera acción en la obra de la redención; en verdad, el gran rasgo del amor redentor.


La Reforma del Siglo Diecinueve

Debemos ahora pasar a observar una obra muy especial del Espíritu de Dios en la primera parte del siglo diecinueve, y en las Islas Británicas. Agradó a Dios, en las riquezas de Su gracia, para aquel tiempo, despertar en las mentes de muchos y en diferentes partes del país un profundo deseo del estudio de las sagradas Escrituras. Por este medio, muchos de Sus hijos fueron llevados a un nueva indagación de la «palabra profética más segura», y otros fueron llevados a la conciencia de la importancia y bienaventuranza de lo que Él había revelado en Su Palabra tocante a la iglesia, el cuerpo de Cristo. Esto era algo totalmente nuevo en aquel tiempo. Hablar de la iglesia como el cuerpo de Cristo, del que Él es la Cabeza glorificada en el cielo, y de que la iglesia era habitada y gobernada por el Espíritu Santo, eran verdades nuevas a oídos de la Cristiandad.

Sería difícil encontrar en la teología de los Padres o de los Escolásticos, de los Reformadores o de los Puritanos, la doctrina de la iglesia como la Esposa Escogida de Cristo, separada del mundo para esperar a Su regreso del cielo como la única esperanza de ella, y conociendo la presencia constante del Espíritu Santo como la única fuente de poder y gozo de ella. Desde finales del primer siglo hasta comienzos del siglo diecinueve, no parece que ningún escritor teólogo haya mostrado a la iglesia estas preciosas verdades. Incluso el sencillo evangelio quedó tan recubierto y mezclado con sentimientos y actos humanos, que casi nadie esperaba tener en este mundo la certidumbre de la salvación. De ahí que encontramos a algunos de los maestros de vida más santa y espiritual que haya habido en la iglesia, orando en sus lechos de muerte que «no fuesen a llevar sus pecados e iniquidades ante el tribunal divino». Y este estado de mente no es en absoluto infrecuente ni siquiera en nuestros tiempos, aunque la luz y la verdad que se han estado extendiendo desde principios del siglo diecinueve hayan dado a muchos una esperanza mucho más cierta y una perspectiva mucho más luminosa. La plena eficacia de la redención, tal como aparece en Hebreos 10, era, y sigue siendo, relativamente poco conocida. Allí leemos: «los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado». Esto no significa no más conciencia de estar pecando, sino, lit., no más conciencia de pecados. La preciosa sangre de Cristo ha limpiado la conciencia del creyente para siempre. «Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados» (He. 10:14). No hay necesidad de la Misa para perpetuar el sacrificio, ni de sentimientos y actos humanos que añadan a su valor. Cuando se comprende esta verdad, el pleno perdón de los pecados y la aceptación en el Amado llegan a ser la feliz condición del alma.

La diferencia entre la justicia de la ley y la justicia de Dios fue también otra de las importantes verdades recuperadas en aquel tiempo. Esta cuestión la considera de forma clara el apóstol en Filipenses 3. Son tan amplias sus ramificaciones, especialmente en la teología puritana, que no trataremos de seguirlas aquí, sino que sólo daremos la conclusión del apóstol: «Y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe» (Fil. 3:9). Cada cristiano debería saber que Aquel que no conoció pecado por nosotros fue hecho pecado «para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él» (2 Co. 5:21). El más débil creyente en Cristo se encuentra ante Dios con una justicia absolutamente completa, divina y eterna. En lugar de llevar «sus pecados e iniquidades ante el tribunal divino», en el momento en que está ausente del cuerpo está presente con el Señor, y en toda la perfección del mismo Cristo.


La verdad profética

Agradó al Señor avivar, durante el primer cuarto del siglo diecinueve, un profundo interés en muchas mentes acerca de la restauración de Israel en su propia tierra, y a la consiguiente gloria del reinado del Mesías. Fueron varios los libros que se publicaron acerca de este tema durante los años 1812-1825, pero el que suscitó el mayor interés fue el titulado La venida del Mesías en Gloria y Majestad, por un sacerdote católico romano sudamericano, Emanuel Lacunza, que adoptó el seudónimo de Ben-Ezra, un judío converso. Esta obra fue originalmente escrita en castellano, y fue publicada por vez primera en España en 1812. Fue traducida al inglés y publicada en Londres en 1827, con un largo prefacio del Rev. Edward Irving. Luego empleó su enorme influencia para despertar a su congregación, a sus hermanos en el ministerio y a toda la iglesia profesante, al estudio de este magno y relativamente novedoso tema. La descripción profética de la gloria del reino milenario le dio abundante material para sus elocuentes discursos. La circulación de estos nuevos libros y de nuevos artículos que aparecían constantemente en las revistas despertó un renovado interés en el tema, y muchos, tanto laicos como clérigos, se convirtieron en diligentes estudiosos de la profecía.

Estos estudios llevaron al establecimiento de lo que se denominó «Las reuniones proféticas», que durante algunos años se celebraron en Albury, el centro del Sr. H. Drummond, en Surrey, y en el castillo de Powerscourt, en Wicklow. Clérigos y particulares acudían libremente a estas reuniones al principio; pero después de un cierto tiempo sus asistentes pasaron a ser, al menos en Irlanda, principalmente los Hermanos. Fue entonces, creemos, que se levantó el clamor de medianoche: «¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!» (Mt. 25:6). Y desde aquel día, el número de los que predican la segunda venida del Señor ha aumentado en gran manera. Este clamor ha sido oído en todas las tierras de la Cristiandad, y sigue vibrando y lo seguirá haciendo, hasta que Él venga y llame a Su esposa a Sí mismo. «Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente» (Ap. 22:17).


El efecto de la verdad acerca de la Iglesia

El primer efecto de descubrir en la Palabra de Dios cuáles son el llamamiento, la posición y las esperanzas de la iglesia ha de ser un profundo sentimiento del contraste entre aquello que el hombre llama la iglesia y lo que la iglesia realmente es a la luz de las Escrituras del Nuevo Testamento. Así sucedió con unos pocos cristianos en Dublín en la primera parte del siglo diecinueve. El Señor, no nos cabe duda alguna, había estado obrando en sus almas durante un tiempo, y los había estado preparando para la recepción de muchas verdades que habían quedado perdidas para los hijos de Dios. No cabe duda alguna de que había dignos miembros de sus diferentes comunidades, sanos en la fe, devotos y apartados del mundo; pero éstos comenzaron a observar, a la clara luz de la Palabra de Dios, que permanecer donde estaban sería una negación práctica de lo que la iglesia es. Así, fueron guiados por el Señor a separarse de los sistemas religiosos existentes con los que habían estado respectivamente conectados, y a dar testimonio de las relaciones celestiales del cristiano y de la naturaleza y unidad de la iglesia de Dios. A diferencia de las meras abstracciones de los ascéticos, se trató de una separación moral del mundo y de la religión que el mundo autorizaba. Ni siquiera los confesores en un tiempo temprano de la historia de la iglesia, ni tampoco los Reformadores y los puritanos en época posterior, tuvieron inclinación alguna a abandonar la comunión de la Iglesia Establecida, siempre que la tal hubiera aceptado reformar abusos. La mayoría de ellos fueron excomulgados; pero cuando un cambio de gobierno introdujo la libertad religiosa, ellos se volvieron satisfechos a sus púlpitos y beneficios eclesiásticos.

Cuando este libro fue escrito al principio, muchos de los que habían tomado este puesto de separación de los sistemas religiosos seguían aun vivos, de modo que el autor no necesitaba más que declarar el origen de esta comunidad, o compañía de cristianos, y dar un breve bosquejo de su desarrollo. Aquello que esta «comunidad» consideraba como verdadero y precioso puede ser juzgado por lo que ha aparecido impreso y que ha sido escrito por ellos mismos, y de esto podemos hablar libremente. Sus escritos, en forma de libros, tratados y publicaciones periódicas han sido extensamente difundidos por toda la Cristiandad, de modo que sus posturas se pueden conocer fácilmente. No citaremos las opiniones de sus adversarios como dando una estimación imparcial de su carácter, como tampoco aceptaríamos la opinión de un católico romano integrista acerca del carácter de Martín Lutero.


--------------------------------------------------------------------------------

CAPÍTULO 1
«LOS HERMANOS»

Durante el invierno de 1827-1828, cuatro hombres cristianos, que durante algún tiempo se habían sentido preocupados por la condición de toda la iglesia profesante existente, acordaron, después de muchas consultas y oración, reunirse el día del Señor para el partimiento del pan, como lo hacían los cristianos primitivos, contando con que el Señor estaría con ellos; estos fueron: el Sr. Darby, el Sr. (después Dr.) Cronin, el Sr. Bellett y el Sr. Hutchinson. Su primera reunión se celebró en la casa del Sr. Hutchinson, en el número 9 de Fitzwilliam Square, Dublín. Ellos, junto con otros que asistían a sus reuniones de lectura, habían estado estudiando las Escrituras y comparando lo que descubrían en la Palabra de Dios con el estado de cosas que les rodeaba, y no pudieron encontrar una expresión de la naturaleza y carácter de la iglesia de Dios ni en la oficial Iglesia Anglicana ni en las diversas formas de los cuerpos no conformistas. Esto los condujo al lugar de separación de todos estos sistemas eclesiásticos, y los llevó a reunirse en el nombre del Señor Jesús, reconociendo la presencia y acción soberana del Espíritu Santo en medio de ellos, mostrándose con ello solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, cp. Mt. 18:20; Ef. 4:3, 4.

Por algún tiempo se siguieron reuniendo en Fitzwilliam Square, y otros fueron añadiéndose gradualmente a su número.

Las circunstancias que condujeron a estos hombres fervorosos a leer las Escrituras y a llegar a la decisión que se acaba de describir fueron evidentemente guiadas por el Señor. Uno de los cuatro, que era un clérigo del condado de Wicklow, había sufrido un accidente que le había dejado incapacitado de un pie, y había acudido a Dublín para recibir tratamiento. Antes de esto, sin embargo, había pasado por una gran lucha en su conciencia acerca de su puesto en la iglesia oficial [la iglesia anglicana], y había decidido abandonarla. Algunos de sus amigos en la ciudad, con similares preocupaciones, y sintiendo la ausencia de vida espiritual y de comunión cristiana en las denominaciones, estaban de verdad sedientos de algo que no se podía encontrar allí. Así, en aquel tiempo el Espíritu de Dios estaba obrando en muchas mentes, y de una manera especial. Había creado una necesidad sentida en los corazones que sólo la gracia y la verdad podían llegar a satisfacer. En este estado de mente acordaron estudiar la Palabra juntos, y buscar al Señor para luz y dirección respecto a su camino futuro.

Amigos interesados, y supervivientes de aquellos que estuvieron relacionados en época temprana con este movimiento, han suscitado la cuestión acerca de quiénes fueron los primeros en ser visitados por el Espíritu de Dios y que pasaron a la importante cuestión de la unidad de la iglesia y de la separación de los sistemas religiosos existentes. Pero sin intentar responder a esta pregunta, contestaríamos sencillamente que el pensamiento era el pensamiento de Dios por cuanto era Su verdad, y que el dirigente en la obra fue Su instrumento escogido. La historia no tiene que ver con teorías, sino con realidades, hasta allí donde son conocidas.


La mano directora de Dios

Aquí tenemos que observar, antes de proseguir, la existencia de una pequeña congregación con una medida de inteligencia respecto a la iglesia de Dios como un cuerpo, anterior a la reunión de los cuatro en Fitzwilliam Square. Habían formado parte de un grupo independiente, pero no parece que abandonasen aquel grupo tanto por cuestión de principio como por insatisfacción acerca de sus formas. Sin embargo, Dios estaba obrando en sus corazones por Su gracia y dirigiendo la disciplina de aquella iglesia para la bendición espiritual de ellos. Así ha sucedido muchas veces con personas en todos los movimientos similares, de los que se puede decir: «salieron, sin saber a donde iban» (cp. He. 11:8). Pero el Señor estaba guiando, y ellos dependían de Él. Fue como sigue:

Hacia el año 1826, un joven estudiante de medicina —posteriormente el doctor Cronin— había llegado a Dublín por motivos de salud, procedente del sur de Irlanda. Solicitó ser recibido a comunión como visitante, y fue bien recibido a las mesas de los Independientes; pero cuando supieron que se había establecido como residente, le privaron de esta libertad. Entonces le informaron de que no podía más ser admitido a la mesa de ninguna de las congregaciones sin la calidad de miembro especial a alguna de ellas. Este anuncio hizo un gran impacto en su mente, y sin duda alguna fue empleado por Dios para hacer volver su atención a la verdad del un cuerpo. Pensaba él: «Si todos los creyentes son miembros del cuerpo de Cristo, ¿qué puede significar esta extraña expresión, de calidad de miembro especial con los Independientes? Se detuvo, y tras muchas reflexiones y oración, rehusó someterse a este orden eclesiástico. Esto lo forzó fuera, y lo expuso a la acusación de irreligión y antinomianismo. Permaneció fuera durante varios meses, sintiendo profundamente su soledad y separación de muchos a los que amaba en el Señor. Fue una época de prueba a su manera, y podría haber resultado de gran perjuicio para su alma; pero el Señor lo dispuso para bendición. Para evitar aparentar impiedad, pasaba las mañanas del día del Señor encerrado en su casa. Estas ocasiones las encontró de gran bendición espiritual, y también de profundas reflexiones acerca de su dirección en el futuro. Así son los caminos del Señor con los instrumentos que Él está preparando para un futuro testimonio y servicio.

El joven estudiante fue finalmente excomulgado públicamente por nombre en una capilla de la que el Rev. William Cooper era el ministro. Esto lo afectó profundamente; no consideraba a la ligera ser así denunciado en público y evitado por aquellos a los que apreciaba como cristianos. Pero la iglesia se había excedido en cuanto a la jurisdicción que le era propia. Tiene autoridad sólo de su Cabeza en el cielo para cortar a aquellos que hayan demostrado ser perversos. «Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros» (1 Co. 5). Así, la iglesia, al actuar de esta manera, recibió ella la herida mayor. Uno de los diáconos, Edward Wilson, secretario de la Sociedad Bíblica, se vio obligado a protestar contra esta acción, lo que lo condujo a abandonar el cuerpo congregacionalista.

Estos dos hermanos, los Srs. Cronin y Wilson, después de estudiar la palabra durante un tiempo, comenzaron a ver claro su camino para reunirse en la mañana del domingo para el partimiento de pan y la oración. Primero se reunieron con este propósito en casa del Sr. Wilson, en Sackville Street. Pronto se unieron a ellos dos señoritas Drury, que abandonaron la capilla del Sr. Cooper, de la que eran miembros; también un Sr. Tims, librero, de Grafton Street. Tras partir el Sr. Wilson poco después hacia Inglaterra, la pequeña congregación pasó a la casa del Sr. Cronin en Lower Pembroke Street, donde varios se añadieron a su número.

Alguien podría decir que la existencia de esta congregación se debió a las circunstancias, no a una convicción divina. Creemos que ambas cosas concurrieron en ella. Es indudable que se vieron forzados al lugar de separación por la errónea conducta del cuerpo congregacional, pero también es cierto que fueron guiados a recurrir a la segura palabra de Dios, a actuar en base de los instintos recibidos de Dios, y de la conducción segura del Espíritu Santo. Esta pequeña congregación nunca se disolvió formalmente, sino que se unió en el acto con aquellos que comenzaron a partir el pan en Fitzwilliam Square; la acomodación fue mayor, y los principios de reunión eran sustancialmente los mismos.

Ahora pasamos a lo que puede ser en justicia designado como la primera congregación de «los Hermanos», celebrada en Fitzwilliam Square. Puede que muchos estuvieran reflexionando profundamente en muchos lugares en períodos anteriores a éste, y ello sin consultas; pero, por lo que respecta a la comunidad de los Hermanos, según su designación común, tenemos que empezar a partir de este punto. Y aquí tenemos algo más concreto y positivo, algo más en lo que apoyarnos que en los informes generales o en los recuerdos personales.


El primer opúsculo de los Hermanos

En 1828, el Sr. Darby publicó su primer opúsculo,[1] titulado, The Nature and Unity of the Church of Christ [La naturaleza y Unidad de la Iglesia de Cristo].[2] Podríamos considerar este tratado como una declaración de lo que la joven comunidad creía y practicaba, aunque no en forma de credo o confesión; y, además, como presentación del terreno divino sobre el que actuaban. También se puede considerar que contiene casi todos los elementos de aquellas verdades distintivas que han sido mantenidas por los Hermanos desde entonces y hasta el presente. No que el escritor considerase esto en este sentido en aquel tiempo; estaba sencillamente dando a conocer, para ayuda de los demás, aquello que había aprendido de la Palabra de Dios para sí mismo. Pero, ¿quién podría poner en duda la conducción de parte del Espíritu de Santo en tal obra? De cierto, Él estaba guiando a Sus instrumentos escogidos de una manera que ellos no conocían, para que se pudiera ver que la bendición que iba a seguir procedía de Su propia gracia y verdad.[3]

Por cuanto este artículo fue el primer testimonio público de un movimiento que iba a producir tan rápidamente unos resultados de tanta bendición al liberar almas, transcribiremos aquí, para comodidad del lector, unos pocos extractos, principalmente acerca de la unidad de la iglesia.

«Sabemos que era el propósito de Dios en Cristo reunir todas las cosas en Cristo, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra; reconciliadas a Sí mismo en Él; y que la iglesia debía ser, aunque necesariamente imperfecta en Su ausencia, sin embargo por el poder del Espíritu, el testigo de esto en la tierra, congregando en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Los creyentes saben que todos los nacidos del Espíritu tienen una unidad sustancial de pensamiento, de modo que se conocen mutuamente y se aman unos a otros como hermanos. Pero esto no es todo, incluso si se cumpliese en la práctica, que no se cumple; porque ellos debían ser uno de tal forma que el mundo conociese que Jesús había sido enviado por Dios; en esto debemos todos confesar nuestro triste fracaso. Intentaré no tanto proponer medidas aquí para los hijos de Dios como establecer principios sanos; porque para mí está claro que ello tiene que proceder de la creciente influencia del Espíritu de Dios y de Su enseñanza invisible: pero tenemos que observar aquellos obstáculos positivos y en qué consiste esta unión ...

»En primer lugar lo deseable no es una unión formal de los cuerpos profesantes externos; lo cierto es que es sorprendente que haya protestantes reflexivos que la deseen. Lejos de ser para bien, concibo que sería imposible que un cuerpo así pudiera ser reconocido en absoluto como la iglesia de Dios. Sería una contrapartida de la unidad romanista; nos perderíamos la vida de la iglesia y el poder de la Palabra, y la unidad de vida espiritual quedaría totalmente excluida. Sean cuales sean los planes en el orden de la providencia, nosotros podemos sólo actuar sobre los principios de la gracia; y la verdadera unidad es la unidad del Espíritu, y tiene que ser obrada por la operación del Espíritu. ...

»Si la perspectiva que he adoptado del estado de la iglesia es la correcta, podemos concluir que es enemigo de la obra del Espíritu de Dios quien defienda los intereses de cualquier denominación determinada; y que aquellos que creen en "el poder y la venida del Señor Jesucristo" deberían guardarse cuidadosamente de un espíritu así; porque está llevando de nuevo la iglesia a un estado causado por ignorancia de la Palabra y de no sujeción a ella, e imponiendo como un deber sus peores y más anticristianos resultados. Ésta es una de las más sutiles y predominantes perturbaciones de la mente, "no sigue con nosotros", incluso cuando estos hombres sean verdaderamente cristianos.

»Los cristianos son poco conscientes de hasta qué punto esto domina en sus mentes; cómo buscan lo suyo, no las cosas de Jesucristo; y cómo esto seca los manantiales de la gracia y de la comunión espiritual; cómo estorba aquel orden al que acompaña la bendición, reunirse en el nombre del Señor. Ninguna congregación que no esté dispuesta a abrazar a todos los hijos de Dios sobre la base plena del Reino del Hijo puede encontrar la plenitud de la bendición, porque no la contempla —porque su fe no la abraza. ... Por ello, el símbolo externo de la unidad es la participación de la cena del Señor; "nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan". ¿Y qué declara San Pablo acerca de la verdadera intención y testimonio de este rito? Que " todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga". Aquí encontramos el carácter y la vida de la iglesia —aquello a lo que es llamada— aquello en lo que subsiste la verdad de su existencia y en lo cual solamente está la verdadera unidad. ... ¿Deseo yo que los creyentes corrijan las iglesias? Les estoy rogando que se corrijan ellos mismos, viviendo en conformidad, en cierta medida, con la esperanza de su llamamiento. Les ruego que muestren su fe en la muerte del Señor Jesús, y que su gloria sea en la maravillosa certidumbre que han obtenido por ella, amoldándose a ella, mostrando su fe en Su venida, y esperándola en la práctica con una vida que se ajuste a los deseos que esta esperanza conlleva.

»Que ellos testifiquen ante el secularismo y ceguera de la iglesia; pero que sean consecuentes en su propia conducta. "Vuestra gentileza [lit., equidad, moderación] sea conocida de todos los hombres". En tanto que prevalezca el espíritu del mundo, no podrá subsistir la unión espiritual. Pocos creyentes son realmente conscientes de cómo el espíritu que abrió gradualmente la puerta al dominio de la apostasía sigue arrojando su asoladora y funesta influencia en la iglesia profesante. ... Creo que Dios está obrando por medios y modos poco conocidos, al "Preparar el camino del Señor, y enderezar sus sendas"—haciendo con una mezcla de providencia y testimonio la obra de Elías. Estoy persuadido de que Él manchará la soberbia de la gloria humana, y que "la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día" [Is. 2:17].

»Pero hay una parte práctica en la que los creyentes deben actuar. Pueden poner sus manos en muchas cosas que en sí mismas son inconsecuentes en la práctica con el poder de aquel día —cosas que muestran que no tienen su esperanza en el mismo—, con un amoldamiento al mundo que muestra que la cruz no tiene su gloria apropiada a sus ojos. ... Además, la unidad es la gloria de la iglesia; pero una unidad para asegurar y promover nuestros propios intereses no es la unidad de la iglesia, sino confederación y negación de la naturaleza y esperanza de la iglesia. La unidad, esto es, la de la iglesia, es la unidad del Espíritu, y sólo puede tener lugar en las cosas del Espíritu, y por ello sólo puede consumarse en personas espirituales. ... Pero, ¿qué debe hacer el pueblo del Señor? Que esperen en el Señor, y que esperen según la enseñanza de Su Espíritu, y en conformidad a la imagen del Hijo por la vida del Espíritu. ...

»Pero si alguien dice: "Si usted ve estas cosas, ¿qué está haciendo usted mismo?" Sólo puedo que reconocer profundamente tantas extrañas e infinitas faltas, y dolerme y lamentarme por ellas; reconozco la debilidad de mi fe, pero busco con fervor ser guiado. Y dejadme añadir, cuando tantos que deberían estar guiando van por sus propios caminos, aquellos que hubieran estado bien dispuestos a seguir se vuelven lentos y débiles, no sea que se aparten del camino recto, y su servicio queda impedido, aunque sus almas estén a salvo. Pero repito con energía lo que he dicho antes —no se puede encontrar la unidad de la iglesia hasta que la gloria del Señor sea el objetivo común de sus miembros,[4] la gloria de Aquel que es el Autor y consumador de su fe; una gloria que tiene que ser dada a conocer en su resplandor en Su manifestación, cuando se desvanecerá la apariencia de este mundo. ... El Señor mismo dice: «que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado» (Jn. 17:21-23).

»¡Oh, que la iglesia ponderase esta palabra, y comprobase si su presente estado no impide de necesidad que resplandezcan en la gloria del Señor, y estorba el cumplimiento de aquel propósito para el que fueron llamados! Y yo les pregunto: ¿se cuidan en absoluto de esto o lo desean? ¿O se sienten felices con aposentarse y decir que Su promesa ha fallado para siempre jamás? Lo cierto es que si no podemos decir: "Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti", deberíamos decir: "Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados". ... ¿Dará Él Su gloria a una división o a otra? ¿O dónde encontrará Él un lugar para que Su gloria repose en medio de nosotros? ...

»He ido más allá de mi intención original en este artículo; si en algo he ido más allá de la medida del Espíritu de Jesucristo, aceptaré agradecido la reprensión, y oro a Dios que lo tal sea olvidado.»


El efecto de este opúsculo

Los efectos de estas declaraciones, tan llanas, solemnes y escriturarias, fueron inmediatos y grandes. Encontraron eco en muchos corazones cristianos. Hombres fervorosos de varios lugares, sintiendo cuán imposible era proseguir con el estado de cosas existente en la iglesia profesante, dieron buena acogida a la verdad que así les había sido expuesta, y abandonaron sus respectivas denominaciones. Siguieron en rápida sucesión opúsculos y libros, más claros y completos. En aquellos días de prístina vivacidad y sencillez, las almas crecieron rápidamente en la gracia y en el conocimiento del Señor y de Su verdad. Muchos se preguntaban adónde iría a parar todo aquello. Pero el Señor estaba obrando, y muchos siguieron Su guía.

«Entre aquellos,» dice el Sr. Mackintosh en una carta a un amigo, «que se separaron de las diversas organizaciones había algunos hombres considerablemente dotados, de peso moral, capacidad intelectual e inteligencia —clérigos, abogados, procuradores, oficiales militares y navales, médicos y hombres de elevada posición y posesiones. Su apartamiento, como se puede suponer, causó una considerable agitación, y suscitó mucha oposición. Muchos vínculos de amistad se rompieron; muchos entrañables lazos de afecto quedaron destruidos; se hicieron muchos sacrificios; se afrontaron muchos dolores y pruebas; se tuvieron que soportar muchos vituperios, infamia y persecuciones. No puedo intentar entrar en los detalles, ni tengo deseo de hacerlo. No serviría a ningún fin útil, y este relato causaría innecesarios dolores. Todos aquellos que vivan piadosamente —todos los que estén decididos a seguir al Señor; todos los que quieran mantener una buena conciencia; todos aquellos que, con un propósito firme de corazón, actúen en base de la autoridad de las Sagradas Escrituras— tendrán que disponerse a soportar pruebas y persecución. Nuestro Señor Cristo nos ha dicho que no vino para traer paz, sino espada. «¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres.» Y nos anuncia luego que «los enemigos del hombre serán los de su casa» (Lc. 12:51-52; Mt. 10:36).[5]

Muchos creyeron que este movimiento pronto quedaría en nada, porque no tenían una organización definida, ni orden clerical, ni confesión de fe, ni ningún vínculo visible de unión, ningún presidente ni ningún ministro ordenado. Pero el Señor mismo estaba con ellos; fiel a Su promesa, «donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Y allí el Señor estaba para gozo, bendición y edificación de Su amado pueblo. Si le reconocemos el lugar que le corresponde, Él no sólo lo tomará, sino que Su presencia guiará nuestros corazones con un gozo inefable y glorioso. Así fueron ellos fortalecidos y así prosiguió la buena obra del Señor. El evangelio fue predicado con claridad, plenitud y poder. Se escribieron libros y tratados, que fueron ampliamente circulados. Las magnas doctrinas de la iglesia, las operaciones del Espíritu Santo, la esperanza bienaventurada del inminente regreso del Señor, todo ello fue expuesto con gran vivacidad y poder, para elevación de muchos corazones, y para bendición eterna de cientos de preciosas almas.

Pero debemos volver por un momento a nuestro verdadero punto de arranque, Fitzwilliam Square.

Cuando estas cosas se comenzaron a difundir, surgió un gran interés en muchas mentes acerca del verdadero carácter de este movimiento. Los que se aventuraban a sus reuniones se quedaban asombrados ante la realidad de cientos de personas congregadas sin un llamado ministro, y sin embargo no había confusión, sino que todo se hacía «decentemente y con orden». Uno tras otro, sintiéndose convencidos por la verdad, eran, tras un debido examen acerca de la rectitud de doctrina y de la santidad de vida, recibidos a la comunión. Los concurrentes llegaron a ser tantos que en poco más de un año se encontró que la casa del Sr. Hutchinson no era adecuada para las reuniones.


El primer salón público

El Sr. Parnell —posteriormente Lord Congleton— que parece haberse unido a los Hermanos en 1829, alquiló una gran sala de subastas en Aungier Street para su uso el día del Señor. Su idea era que la mesa del Señor había de ser un testimonio público de su posición. Éste fue su primer salón público; comenzaron a partir el pan en este lugar hacia la primavera de 1830, o quizá el invierno de 1829. Este extraño lugar para el santo servicio del Señor puede ser tomado como muestra de cómo han sido los salones en todas partes del país desde aquel entonces. Para preparar el lugar para la reunión por la mañana del día del Señor, tres o cuatro de los hermanos tenían la costumbre de ir el sábado por la noche para arrinconar el mobiliario. Uno de estos activos hermanos, refiriéndose a su trabajo de sábado de la noche, después de casi cincuenta años, dice: «Estas fueron épocas de bendición para mi alma; J. Parnell, W. Stokes y otros moviendo muebles, y disponiendo la sencilla mesa con el pan y el vino —un tiempo que que nunca olvidaré; porque desde luego teníamos la presencia del Señor, su sonrisa y aprobación, en un movimiento como el que éste fue.» Hemos oído a algunos describir sus extraños sentimientos al visitar el salón por primera vez, estando acostumbrados a todo el decoro de «iglesias y capillas», pero lo que oían les era totalmente nuevo, y se recuerda hasta el día de hoy. A estas personas les encanta hablar de la peculiar vivacidad, unción y poder de la palabra en aquel tiempo.

Posteriormente, los Hermanos alquilaron un salón enteramente para su uso, y siguieron reuniéndose en él durante varios años; de modo que llegó a ser bien conocido en Dublín como «el salón de los Hermanos».


Anthony Norris Groves y los Hermanos

Uno de los primeros visitantes de los Hermanos desde una distancia, y cuyo nombre ha quedado relacionado con sus comienzos, fue el Sr. Anthony Norris Groves. Debido a la insuficiencia de datos, incluso en sus Memorias, es difícil averiguar con certidumbre cuándo se encontró por primera vez con los Hermanos en Dublín, o con cuanta frecuencia. Después de haber cotejado al máximo las fechas de las cartas, creemos que lo que sigue es sustancialmente correcto.

Este amado y devoto hombre había sido un dentista de éxito en Exeter; pero desde un período temprano en su vida había recibido un llamado para salir al exterior como misionero. La siguiente conversación, tal como él mismo la relata, muestra un corazón con una devoción casi ascética a su objeto: «El Sr. Bickersteth,» cuenta él, «vino a visitarme, y en nuestro salón comedor en Exeter le hablé de mis circunstancias. Le hablé que me había ofrecido a la sociedad misionera hacía diez años; y que todo mi deseo era hacer la voluntad del Señor y el mayor bien a la iglesia en general, pero más especialmente en aquel tema a cuyos intereses me había comprometido —la causa de las misiones. Pero esto, le dije, se podía hacer de dos formas: primero, dando de los propios recursos; segundo, por el esfuerzo personal. Desde la primera perspectiva tengo unos ingresos personales, y este año he conseguido casi mil quinientas libras, y la querida Sra. Groves, a la muerte de su padre, tendrá muy probablemente diez o doce mil libras más; todo ello, naturalmente, desde mi perspectiva actual, se desvanecerá en el momento en que tomemos el paso que contemplamos. La respuesta del Sr. Bickersteth fue: "Si usted es llamado a la obra del Señor, el dinero no puede ser empleado como compensación; es a hombres que el Señor envía, y Él necesita más a los hombres que el dinero". Pensé que su parecer era sabio y santo, y así lo pienso hasta el día de hoy.»[6]

Aunque no tenemos fechas en cuanto a cuándo tuvo lugar esta conversación, deducimos por una carta a un amigo que no fue posterior a marzo de 1827. Escribiendo con fecha del 2 de abril de 1827, dice él: «La muerte del padre de la Sra. Groves, hace unas tres semanas, nos ha facilitado mucho el camino en algunos respectos; pero ha puesto algo de aquel mortífero corruptor del corazón humano —dinero— en nuestro camino, en circunstancias sobre las que no tenemos control. Orad por nosotros, por ello, para que glorifiquemos al Señor con cada céntimo.»

Pero debido a que la Sociedad Misionera de la Iglesia En inglés, Church Missionary Society, de la Iglesia Anglicana. exigía que todos sus misioneros tuvieran una educación universitaria y que fuesen debidamente ordenados para el ministerio, el Sr. Groves tuvo que abandonar sus deberes profesionales y dirigir su atención al estudio de la teología. Pero no era necesario que residiera en Dublín durante sus estudios, sino que compareciese en la universidad allí dos o tres veces al año para exámenes para comprobar su progreso. Fue durante estas visitas periódicas que llegó a conocer a los Hermanos. Como cristiano, partió el pan con ellos en Fitzwilliam Square, siendo que entonces la congregación estaba radicada allí. Este fue su grado de involucración con la joven comunidad. La realidad es que nunca estuvo de acuerdo con sus principios eclesiásticos ni con el terreno que habían asumido de separación de todos los sistemas religiosos a su alrededor. En el año 1828, el Sr. Groves tuvo una larga conversación con algunos de los Hermanos acerca de la cuestión de las Misiones y de la Iglesia, pero por lo que respecta a la naturaleza de ésta, no pudieron ponerse de acuerdo. El Sr. Groves contendía calurosamente que la cizaña iba a crecer en la iglesia hasta el fin, lo que los Hermanos resistían enérgicamente como antiescriturario y como necesariamente opuesto a toda sana disciplina: «el campo es el mundo», y no la iglesia.[7]

Ésta fue probablemente la última vez que se reunieron antes que él partiera para Bagdad. Durante estas visitas a Dublín había tenido lugar un gran cambio en su mente acerca de la necesidad de una educación universitaria y de una ordenación ministerial para la obra del ministerio. Abandonó su vinculación con la Facultad, consideró que sus preparativos y visitas a Dublín eran una pérdida de tiempo, y recomendó a todos los misioneros que salían al extranjero que se evitasen los dictados de las frías formalidades de un comité. El Sr. Groves y su grupo se embarcaron en Gravesend rumbo a Bagdad el 12 de junio de 1829, y arribaron allí tras un azaroso viaje el 6 de diciembre.

Aunque consideramos que la abnegada devoción del Sr. Groves para la extensión del cristianismo entre los paganos bien merece un tratamiento extenso en todas las historias de la iglesia —y ninguna pluma podría escribir de manera adecuada acerca de lo determinado de su propósito— éste sin embargo no es nuestro objeto en esta obra. En varios apresurados e inexactos bosquejos acerca del origen de los Hermanos que han sido objeto de nuestra atención, se ha mencionado al Sr. Groves como el que sugirió por primera vez la idea de reunirse para partir el pan sin la presencia de un ministro. A partir de esta equivocación algunos lo han designado como el «fundador» de los Hermanos, y algunos como el «padre» de los mismos, pero esta conclusión no está en absoluto respaldada por los hechos. Es bien posible que algunos de los primeros Hermanos haya recibido provecho de la relación que él tuvo con ellos, especialmente por lo que respecta a la Iglesia Establecida oficial y a la ordenación; pero ellos habían estado reuniéndose para el culto y la comunión antes que el Sr. Groves los conociera, y estamos plenamente seguros de que él nunca tuvo una verdadera simpatía con el curso de conducta que habían adoptado.

Volvemos ahora a seguir brevemente, aunque con escasos materiales, la extensión de estas verdades.


--------------------------------------------------------------------------------

Notas
1. Me parece que en realidad el primer opúsculo fue uno escrito en 1827, titulado: «Consideraciones dirigidas al Arzobispo de Dublín y al Clero que firmaron la petición a la Cámara de los Comunes pidiendo protección». Éste fue enviado de manera privada al Arzobispo y al Clero, «habiendo sido escrito un cierto tiempo antes de ser imprimido, y retenido, por intranquilidad acerca de lo justo de tomar este paso». Véase Collected Writings of J. N. Darby, vol. 1, pág. 1. Volver al texto

2. Creo que más adelante el Sr. Darby hubiera escrito «la Iglesia de Dios», porque no encontramos la expresión «Iglesia de Cristo» en las Escrituras. Volver al texto

3. Véase una reimpresión del original en Collected Writings of J. N. Darby, vol. 1, segundo artículo. Volver al texto

4. En escritos posteriores creo que el Sr. Darby hubiera escrito «miembros de Su cuerpo», en lugar de sus miembros (esto es, refiriéndose a ellos como miembros de la iglesia). Volver al texto

5. Things New and Old, vol. 18, pág. 426. Volver al texto

6. Memoirs of A. N. Groves, pág. 23. Volver al texto

7. Véase este tema considerado en la obra Church History [Historia de la Iglesia] de este mismo autor, vol. 1, pág. 22. Volver al texto



--------------------------------------------------------------------------------
 
Más escritos de J.N.Darby


http://www.sedin.org/propesp/X0122_Fo.htm#28



¿Autoriza la Palabra de Dios el nombramiento de Presidentes y Pastores?


Los que se adhieren con tanto afecto a la práctica de formar y organizar iglesias citan las epístolas a Timoteo y a Tito con la más firme confianza, como sirviendo de guía a la iglesia en todas las edades, cuando la realidad es que no fueron dirigidas a ninguna iglesias. Se puede observar que las citas de la Palabra de Dios en los temas de mayor peso para los que están dedicados a establecer iglesias, como la elección de ancianos, diáconos, etc., sólo se pueden derivar de estas epístolas --y lo más destacable es que aquellos compañeros del apóstol que gozaban de su confianza fueron dejados en las iglesias, o enviados a ellas cuando ya existían, para seleccionar a los dichos ancianos cuando el apóstol no lo había hecho por sí mismo --lo que es una prueba evidente de que el apóstol no podía conferir a las iglesias la capacidad de escoger a sus ancianos, incluso cuando las iglesias que él mismo había formado todavía existían. A pesar de todo esto, vemos que todo esto se presenta como instrucciones a las iglesias en tiempos posteriores. La designación oficial es una arrogación de autoridad apostólica contraria al orden y a los principios en base de los que tenía lugar entonces. Sin embargo, los santos no quedan sin recursos cuando Dios obra en gracia. Los pastores, maestros y evangelistas son dones que tienen su lugar en la unidad del cuerpo, y tienen su justo ejercicio siempre que Dios los da en gracia; y en 1 Corintios 16:15, 16 encuentro que el Espíritu Santo dirige a la obediencia a todos aquellos que de corazón devoto se han dado a una verdadera obra en el Señor. También 1 Tesalonicenses 5:12 y Hebreos 13:17 enseñan esta misma piadosa sumisión a los que hacen la obra, y de esta manera toman el papel de guías en la obra del Señor.

Los hijos de Dios no tienen más que reunirse juntos en el Nombre del Señor
Entonces, ¿qué propósito me lleva a escribir estas páginas? ¿El de que los cristianos no hagan nada? ¡De ninguna manera! He escrito con el deseo de que haya menos presunción y más modestia en lo que emprendamos; y que lleguemos a ser tanto más conscientes de la situación de ruina a la que hemos reducido a la Iglesia.

Si me dices: <<Me he separado del mal que mi conciencia rechaza, que se enfrenta con la Palabra>> --muy bien. Si insistes en que la Palabra de Dios demanda que los santos sean uno y unidos; que nos dice que donde hay dos o tres reunidos, Jesús está en medio de ellos, y que por ello os <<reunís>>, de nuevo digo que muy bien. Pero si seguís diciendo que habéis organizado una iglesia, o que os habéis combinado con otros para ello; que habéis escogido a un presidente o pastor, y que habiendo hecho esto, ahora sois una iglesia, o la Iglesia de Dios en el lugar donde estáis --os pregunto--: Amigos míos, ¿quién os ha comisionado para ello? Incluso en base de vuestro principio de la imitación (aunque imitar poder es algo absurdo: y el reino de Dios es <<con poder>>), ¿dónde encuentras todo esto en la Palabra? En ella no veo ni rastro de que las iglesias eligiesen presidentes o pastores. Me dirás que ha de ser así para mantener el orden. Mi respuesta es que no puedo abandonar el terreno de la Palabra --<<El que conmigo no recoge, desparrama.>> Decir que se actúa así por necesidad es razonar de forma meramente humana. Tu orden, constituido por la voluntad humana, pronto será visto como desorden a la vista de Dios. Si hay tan solo dos o tres que se reúnen al nombre de Jesús, Él estará allí. Si Dios suscita pastores entre vosotros, u os los envía, muy bien, es una bendición. Pero desde el día en que el Espíritu Santo constituyó la iglesia, no tenemos registro alguno en la Palabra de que la iglesia los haya escogido.

Entonces surge la pregunta: ¿Qué debemos hacer? Pues debemos hacer lo que siempre hace la fe -- reconocer nuestra debilidad y tomar el puesto de dependencia de Dios. En todas las edades, Dios es suficiente para Su iglesia. Es de la mayor importancia que nuestra fe se aferre a la verdad, que sea cual sea la ruina de la iglesia en la tierra, encontramos siempre en Cristo toda la gracia, fidelidad y poder necesarios para las circunstancias en las que la iglesia se encuentre. Él nunca falla. Si sois tan sólo <<dos o tres>> que tenéis fe para ello, reuníos. Descubriréis que Cristo está con vosotros. Invocadle. Él puede suscitar todo lo necesario para la bendición de los santos, y no dudéis que lo hará. No nos aseguraremos la bendición por medio de una pretensión nuestra de ser algo cuando nada somos. ¿En cuántos lugares no se ha estorbado la bendición de los santos por esta elección de presidentes y pastores? ¿En cuántos lugares no se habrían podido reunir los santos con gozo en la fuerza de esta promesa hecha por Cristo a los <<dos o tres>>, si no se hubiesen sentido atemorizados por esta pretendida necesidad de organización y por acusaciones de desorden (como si el hombre fuese más sabio que Dios), y si sus temores al desorden no les hubiesen persuadido a continuar un estado de cosas que ellos mismos confiesan que está mal? Tampoco sirve la constitución de estos cuerpos organizados para refrenar el dominio por parte de una sola persona ni la lucha entre varias. Más bien tiende a producir ambas cosas.

Lo que la iglesia necesita de manera especial es un profundo sentir de su ruina y necesidad, un sentir que se vuelva a Dios para refugiarse en Él --con confesión, y que se separe de todo mal conocido-- que reconozca la autoridad de Cristo como Aquel que gobierna como Hijo sobre Su casa, y al Espíritu de Dios como el único poder en la iglesia; y que con ello recibe a cada uno a quien Él envía, según el don que el tal haya recibido, y ello con acción de gracias a Aquel que por este don constituye a tal hermano como siervo de todos bajo la autoridad de la gran Cabeza, del gran Pastor de las ovejas. Tanto la pretensión de que el mundo sea la iglesia como la de restaurarla son dos cosas igualmente condenadas y no autorizadas por la Palabra.

Si me preguntas, ¿qué hemos de hacer entonces?, te responderé: ¿Por qué estás siempre pensando en hacer algo? La posición, humilde, cierto, pero bendecida plenamente por Dios, es confesar el pecado que nos ha traído a donde estamos, humillarnos bajo el Señor, y separarnos de toda iniquidad conocida, descansando en Aquel que es poderoso para hacer todo lo necesario para nuestra bendición, sin arrogarnos el hacer más, por nosotros mismos, que lo que la Palabra nos autoriza.

Un punto de la máxima importancia, y que aquellos que desean organizar iglesias parecen haber perdido totalmente de vista, es que existe el poder, y que sólo el Espíritu Santo tiene poder para reunir y edificar la iglesia. Ellos parecen creer que tan pronto tienen unos ciertos pasajes de la Escritura, no tienen más que hacer que actuar en base de ellos; pero por debajo de la cubierta de la fidelidad se agazapa en esto un error capital: que se deja a un lado la presencia y el poder del Espíritu Santo. Sólo podemos actuar en base de la Palabra de Dios por el poder de Dios. Pero la constitución de la iglesia fue un efecto directo del poder del Espíritu Santo. Nos engañamos a nosotros mismos de una manera muy extraña si dejamos a un lado este poder, y mantenemos con todo la pretensión de imitar a la iglesia primitiva en lo que emanaba de aquel poder. Debo precisar que allá donde se trata de un acto directo de obediencia, el cristiano no debe esperar a tener poder: la gracia constante de Cristo es su poder para obedecer a la Palabra. En lo que precede me he estado refiriendo al poder para llevar a cabo una obra divina en la Iglesia.

Sé que aquellos que consideran que estas pequeñas organizaciones son iglesias de Dios no ven más que meras reuniones humanas en toda otra reunión de hijos de Dios. Hay una respuesta muy sencilla en lo que a esto atañe. Estos hermanos no tienen promesa alguna que les autorice a establecer de nuevo las iglesias de Dios cuando las tales han caído, mientras que sí hay una promesa positiva de que allí donde hay dos o tres congregados al nombre de Jesús, Él está en medio de ellos. De modo que no hay promesa alguna en favor del sistema por el que los hombres organizan iglesias, mientras que sí hay una promesa para este <<reunirse congregados>> que tantos hijos de Dios menosprecian.

¿Y qué consecuencia vemos de las pretensiones de estos cuerpos? Aquellos que comparan la pretensión con la realidad, quedan desazonados y se sienten repelidos; por otra parte se constituyen una multitud de ellos separados entre sí; y de esta manera queda estorbado el objetivo deseado, que es la unión de los hijos de Dios. Aquí y allí los dones de uno u otro pastor pueden producir mucho efecto; o puede que todos los cristianos puedan vivir en unidad y haber mucho gozo; pero el resultado habría sido el mismo aunque no se hubiese dado la pretensión de ser la iglesia de Dios.

Conclusiones
Concluyo con unas pocas proposiciones:--

1. El objetivo deseado es la congregación de todos los hijos de Dios.

2. Tan sólo el poder del Espíritu Santo puede llevar esto a cabo.

3. Ningún grupo de creyentes tiene necesidad de esperar hasta que este poder efectúe la unión de todos (siempre y cuando actúen en el espíritu de unidad que, si se llevase a cabo, uniría a todo el cuerpo de Cristo), porque tienen la promesa de que allí donde hay dos o tres congregados en nombre del Señor, Él está allí en medio de ellos, y dos o tres pueden actuar en base de esta promesa.

4. En ninguna parte del Nuevo Testamento aparece la necesidad de ninguna ordenación para la administración de la Cena, y está claro que el propósito para el que se reunían los cristianos el primer día de la semana (el domingo) era para partir el pan (Hch 20:7; 1 Co 11:20, 23).

5. En el Nuevo Testamento se desconoce totalmente toda comisión humana para predicar el evangelio.

6. Tampoco tiene justificación alguna en el Nuevo Testamento la elección de presidentes ni de pastores. La elección de un presidente es un mero acto humano, totalmente sin autorización. Es una mera intervención de nuestra voluntariedad en lo que concierne a la iglesia de Dios, y es una acción repleta de malas consecuencias. La elección de pastores es una usurpación de la autoridad del Espíritu Santo, que distribuye los dones según Su voluntad. Gran pérdida tiene aquel que no recibe provecho del don que Dios da a otro. Allí donde se establecieron ancianos, ello fue bien por acción de los apóstoles, bien por los enviados de los apóstoles a las iglesias. Si la iglesia está en ruinas, Dios es suficiente incluso para este estado de ruina; Dios guiará y conducirá a Sus hijos, si andan en humildad y obediencia, sin pretender una obra a la que Dios no los ha llamado.

7. Es evidentemente el deber de un creyente separarse de toda acción que ve que no es conforme a la Palabra, aunque soportando a aquel que en ignorancia actúe mal. Y su deber le demanda esto, aunque su fidelidad le tenga que llevar a mantenerse en solitario, y aunque, como Abraham, se vea obligado a salir sin saber a donde va.

Observaciones finales
Mi propósito, en estas pocas páginas, no ha sido el de manifestar ni la condición arruinada de la iglesia, ni siquiera que la actual dispensación pueda volver a ser establecida, sino más bien proponer una cuestión que es generalmente mal entendida por los que acometen la tarea de organizar iglesias. La ruina de esta dispensación ha sido brevemente considerada en un tratado acerca de la apostasía de la presente dispensación; pero por cuanto un hermano al que le fueron leídas estas páginas pensaba que esta cuestión de la ruina de la dispensación se suscitaba en su mente y consideró bueno ofrecer alguna prueba para dar satisfacción a los que tuviesen esta misma inquietud, añado unos pocos párrafos.

1. La parábola de la cizaña en el campo es la sentencia del Señor acerca de esta cuestión: Que el mal introducido por Satanás en el campo donde se había sembrado la buena semilla no se remediaría, sino que proseguiría hasta la siega. Se debe tener en cuenta que esta parábola no tiene nada que ver con la cuestión de la disciplina entre los hijos de Dios, sino que se relaciona con el tema de si hay algún remedio para el mal introducido por Satanás en la dispensación como tal <<mientras dormían los hombres>>, y con la restauración de la dispensación a su condición original. Esta cuestión la decide el Señor de manera sumaria y autoritativa en sentido negativo, porque nos dice Él que a lo largo de la duración de la dispensación no se aplicará remedio para el mal; que el acto de la siega, en otras palabras el juicio, lo extirpará, y que hasta este momento el mal continuará. Recordemos aquí que nuestra separación del mal y nuestro goce de la presencia de Cristo con los <<dos o tres>> es algo totalmente diferente de la pretensión de establecer otra vez la dispensación, ahora que ha entrado el mal. Lo primero es a la vez un deber y un privilegio; lo segundo es el fruto del orgullo y de la negligencia respecto a las instrucciones de la Palabra.

2. El capítulo 11 de Romanos, ya citado, nos dice de manera expresa que la actual dispensación será tratada como la que le precedió, y que si no continuaba en la bondad de Dios, sería cortada -- no restaurada.

3. El segundo capítulo de la segunda Epístola a los Tesalonicenses nos enseña que el <<misterio de la iniquidad>> estaba ya obrando; que cuando fuese quitado de en medio un obstáculo que entonces existía, se revelaría aquel <<inicuo>>, y que el Señor lo consumiría <<con el espíritu de Su boca>> y que lo destruiría <<con el resplandor de Su venida>>. De este modo, el mal que se había introducido ya en los días de los apóstoles proseguiría y maduraría, hasta manifestarse y ser consumido por la venida del Señor.

El tercer capítulo de la segunda Epístola a Timoteo expone lo mismo, es decir, la ruina de la dispensación, y no su restauración. Dice que en los postreros días <<habrá tiempos peligrosos,>> que los hombres serán <<amadores de sí mismos>> (y el espíritu añade, <<a los tales evita>>, y que <<los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados>>.

Judas nos muestra también que el mal que ya se había infiltrado en la iglesia sería objeto del juicio a la venida del Señor. (Comparar versículos 4 y 14). Y esta terrible verdad queda confirmada por la analogía de todos los caminos de Dios con los hombres, es decir, que el hombre ha pervertido y corrompido lo que Dios le ha dado para su bendición; y que Dios nunca ha reparado el mal, sino que ha introducido algo mejor después de juzgar la iniquidad. Y esta cosa mejor ha sido a su vez corrompida, hasta que al final se introducirá la bendición eterna. Cuando la dispensación fue una revelación positiva, como lo fue el caso bajo la ley, Dios reunió a un débil remanente de creyentes de entre los incrédulos, y los introdujo a aquella nueva bendición que Él había establecido en lugar de la que había quedado corrompida, transplantando el residuo de los judíos dentro de la iglesia. En el pasaje de Romanos 11, el Espíritu Santo nos instruye en el sentido de que el Señor tratará la actual dispensación del mismo modo.

Lo mismo vemos en el Apocalipsis. Tan pronto como llegan a su fin <<las cosas que son>> (esto es, las siete iglesias), el profeta es llevado al cielo, y todo lo que sigue tiene que ver no con nada reconocido como una iglesia, sino con la providencia de Dios en el mundo.

No he hecho más que citar unos pocos pasajes concretos; pero cuanto más estudiemos la Palabra de Dios, tanto más encontramos confirmada esta solemne verdad. En resumen: hagamos todo lo que nos sea dado hacer; pero no pretendamos conseguir objetivos que estén del todo más allá de lo que el Señor nos ha dado hacer; y de esta manera no daremos paso a las pretensiones y debilidades de la carne. La humildad de corazón y de alma es la manera segura de no encontrarnos luchando contra la verdad, porque Dios da gracia a los humildes. Que siempre sea alabado Su nombre de gracia y misericordia.



--------------------------------------------------------------------------------


Fuente: <<On the Formation of Churches>>, por J. N. Darby en The Collected Writings of J. N. Darby, ed. W. Kelly, vol. I, págs. 138-155.


Sobre la formación de las iglesias
http://www.sedin.org/propesp/X0122_Fo.htm#28
 
Unas preguntas sencillas para Jonathan:

Responda a) o b)


1-¿Como es el modelo neotestamentario de congregarse los hermanos?


a) En grandes locales y edificios repartidos por las ciudades.

b) En las casas y con el templo como lugar de reunión conjunta.



2-¿Cada cuanto tiempo se congregaban en el Nuevo Testamento?

a) Una o dos veces a la semana.El domingo para alabanza, partimento del pan y predicación, el jueves para oración y los sábados para reunión de jóvenes.

b) Convivían juntos, lo tenían todo en común, y tenían comunión CADA DÍA, en cada momento, como tuvo Jesús con sus discípulos, y como empezaron a practicar los apóstoles con los primeros miles de convertidos.


De como respondas estas preguntas, mostrarás si buscas la verdad escritural o te has aferrado a "tradiciones de hombres".
 
Re: Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Re: Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Originalmente enviado por: Maripaz
Centrándonos en el tema:

¿Algo que decir sobre el escrito, contiene alguna herejía, es de edificación o de destrucción, puedes decir "amén"?

Aprendamos a examinarlo todo, retener lo bueno, y a saber ver lo positivo, incluso en aquellos que en lineas generales no piensan como nosotros. :corazon:

¿O vamos a despreciar los escritos de Teresa de Avila por ser católica, o los de C.S. Lewis por ser anglicano?

Simplemente prefiero ser prudente en cuanto a las fuentes de las que bebo, y de las páginas que aparecen cerca de mi firma, mira esta por ejemplo, a mí me merecen algo de confianza, por lo menos me invitan a ser prudente:

sectas


Witness Lee. Algunos de sus seguidores lo llaman "El Oráculo de Dios" en la tierra, otros, lo consideran algo así como la Palabra Viviente encarnada otra vez. Sin embargo muchos especialistas opinan que sólo se trata de un falso profeta más. Verdad o mentira, lo cierto es que Witness Lee, fundador de las llamadas Iglesias Locales en varios países, reclama que Dios se comunica con él de forma directa y que todas las organizaciones cristianas fuera de la suya son falsas y satánicas 1. Citándolo textualmente él dice:

"...(Satanás) ha tomado un paso más creando todas las... denominaciones..." 2

El Catolicismo Romano y el Protestantismo... todas caen en esta categoría convirtiéndose en una organización de Satanás..." 3

Al igual que líderes sectarios como Carlos T. Russell fundador de los Testigos de Jehová, Witness Lee inicialmente perteneció al cristianismo para después negar sus preceptos principales y crear su propia religión. Aunque estuvo asociado durante un tiempo con el reconocido escritor Watchman Nee, también de origen chino, el Sr. Lee eventualmente negó los principios que aprendió con él. Esto no ha impedido que tanto Witnees Lee como su organización pretendan ser los sucesores de Watchman Nee y se auto-proclamen El Cuerpo de Cristo.

_
¿SECTA O IGLESIA?

A continuación se demostrará que lejos de ser esto así, las iglesias locales, desde el punto de vista teológico, constituyen más bien una secta con la que se debe tener precaución.

1.- Aunque la iglesia local de Witnees Lee aparenta creer en el Dios que revelan las Sagradas Escrituras, la realidad es que en sus enseñanzas más profundas para iniciados, se maneja el concepto de que literalmente Dios se convirtió en la Iglesia, y la Iglesia es Dios.4_ Esto no se refiere sólo a que la iglesia sea la morada del Espíritu Santo o algo así, sino más bien a que la iglesia es realmente ¡Dios mismo! Witness Lee lo enseña así:


"...En naturaleza somos exactamente iguales." 5
2.- En resumen, según la Iglesia Local, Dios actualmente no es; Padre, Hijo y Espíritu Santo sino más bien 4 en uno.

"Ahora (Dios) son cuatro en uno: El Padre, El Hijo, El Espíritu; y el Cuerpo (de Cristo)" 6

_
...Y SERÉIS COMO DIOS

3.- En el libro titulado "Los Dios-Hombres", Lee explica que sus seguidores son en cierta forma divinos. "Todos somos Dios-Hombres". 7
4.- Aunque Witness Lee pretende haberlos recibido por revelación en exclusiva, los anteriores conceptos no son nuevos, son sólo el resurgimiento de varias antiguas herejías. Una de ellas conocida como Modalismo Sabelianístico.8
Este error teológico fue ampliamente refutado, según la historia del cristianismo, por los sucesores de los apóstoles, lo que demuestra que la iglesia local no tiene conexión histórica con la iglesia que fundó Jesucristo, sino más bien con las sectas heréticas de entonces. No hay nada nuevo bajo el sol.


¿SALVACIÓN POR FE O POR REZOS?

5.- La Iglesia Local enseña un camino de Salvación contrario al que expone el Nuevo Testamento. Léase a continuación la fórmula que inventó su fundador .
"Si les ayudamos a decir: Oh Señor, tres veces, ellos serán salvos...¡Aunque no tengan intención de creer, aún así serán atrapados!" 9
¿En qué lugar de la Biblia se enseña que para que una persona se salve basta con recitar de labios tres veces la frase "Oh Señor"? En ninguno. El Evangelio de Salvación viene claramente definido en textos como: Marcos 1:14-15, Lucas 24:47, Mateo 4:17, Juan 20:31 y Hechos 2:38.
En estos pasajes los requisitos indispensables son arrepentimiento y fe. Más aún, la Biblia explica que la fe para ser salvífica, debe ser de todo corazón y no de labios. Véase.

"Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios."


Hechos 8:37
(El subrayado es nuestro)

"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo".

Romanos 10:9
(El subrayado es nuestro)
A pesar de todo esto, Witness Lee nos informa que basta con una confesión de labios para alcanzar la salvación. Al respecto la Biblia es clara cuando advierte que esto de ninguna manera es lo que Dios requiere. De hecho el decirle sólo exteriormente a Jesús, "Señor", es más bien evidencia de lo contrario.

"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".

Mateo 7:21
6.- ¿Y que tal si el "Oh Señor" de labios, se repitiera tres veces como enseña Witness Lee? ¿Por repetir mecánicamente una invocación religiosa Dios nos oirá? Jesucristo contradijo esto cuando dijo:

"Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería, serán oídos".

Mateo 6:7
Como vemos, lo que enseña Lee, es teológicamente incorrecto ya que las condiciones para la salvación son muy claras en el Nuevo Testamento. Arrepentimiento genuino y fe de corazón; nada menos que eso es el mensaje de salvación cristiano.
7.- Si lo anterior no basta para refutar las enseñanzas de la Iglesia Local, sólo mencionaremos que Witness Lee también dice que no es necesario predicar, para alcanzar a los inconversos10; _ este error es elemental, y totalmente contrario a las instrucciones de Jesús en Marcos 16:15 y Lucas 24:47.

_
¿SIGUIENDO A JESÚS O A UN ILUMINADO?
8.- Al reflexionar sobre declaraciones como las anteriores sólo existen dos opciones: O Witness Lee tiene la razón o la tuvo Jesucristo, pues las enseñanzas de ambos son opuestas. En este sentido o se sigue a uno o se sigue al otro, pero no se puede ser discípulo de ambos a la vez sin caer en una contradicción absurda. Para más detalles sobre esto, obsérvense los contrastes en la siguiente tabla comparativa:

Enseñanzas de Jesucristo
Dios
En Mateo 28:19 Jesús definió la naturaleza del Dios único, como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Enseñanzas de Witness Lee
Dios
Witness Lee contradice esto al afirmar que el Dios verdadero es un ser cuádruple, pues además del Dios triuno, la Iglesia Local es también Dios.


El Evangelio
El mensaje de Salvación que enseña la Biblia se define como un llamado al arrepentimiento y a la fe de corazón en Cristo [Marcos 1:14-15, Lucas 24:27, Juan 20:21]

El Evangelio
Según Witness Lee esto es innecesario pues para salvarse sólo basta con que una persona repita tres veces la frase "Oh Señor", aunque no tenga la intención de creer.


La Oración
Jesús prohibió repetir frases mecánicamente como medio para intentar acercarse a Dios [Mateo 6:7]

La Oración
Witness Lee enseña que el repetir tres veces la frase "Oh Señor", acercará a alguien a Dios. De hecho, en muchas reuniones de las Iglesias Locales se estimula a recitar continuamente esta frase para alcanzar supuestamente estados de Iluminación. 11


Evidencia de Salvación
Cristo advirtió que el llamarle a El "Señor, Señor" sólo de labios, no es evidencia de que se es cristiano sino al contrario.

Evidencia de Salvación
Witness Lee insiste en que diciendo 3 veces "Oh Señor"·, aún "sin intención de creer" se es cristiano.


La Predicación
Jesucristo mandó que el evangelio fuese predicado en todo el mundo, para salvar a los inconversos. [Lucas 24:47, Marcos 16:15]

La Predicación
El Sr. Lee dice que esto no es necesario. Citándolo textualmente: "Nosotros hemos visto que para alcanzar a los incrédulos, no es necesario predicar". 12

El Estudio de la Palabra
Jesucristo enseña que debemos estudiar diligentemente las Escrituras; El mismo dio ejemplo de esto en su vida [Juan 5:34; Mateo 22:24]
El Espíritu Santo confirma lo mismo cuando dice:
"Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza" 1º Timoteo 4:13


El Estudio de la Palabra
Witness Lee insinúa que el Espíritu Santo se equivocó. "No hay necesidad de explicar o exponer la Palabra... olvídate de leer, investigar, entender y aprender la Palabra".
_
La comparación anterior demuestra en forma conclusiva que Witness Lee y sus seguidores promueven enseñanzas no cristianas. Las mismas contradicen abiertamente las de Jesucristo. Examinando el asunto cuidadosamente se está implicando que El fue un mentiroso y que el iluminado oriental tiene una revelación superior. En este caso la misma palabra de Dios reprueba la soberbia de Witness Lee y de todos los que como él, fabrican doctrinas extrañas pretendiendo distorsionar lo que enseñó Cristo.

"Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales".
1º Timoteo 6:3-5


MANTRAS Y BUDISMO
9.- En vez de estudiar las Sagradas Escrituras, Witness Lee inicia a los seguidores de la Iglesias Locales en la repetición interminable de 3 o 4 palabras a las que atribuye poder mágico. A semejanza de la costumbre de las sectas budistas e hinduistas como los Hare-Krishnas se induce a los adeptos a recitar la frase "Oh Señor" a manera de mantras, con la creencia de que ese simple hecho los hará más espirituales. 13

"Supongamos en las reuniones de la Iglesia Local no hiciéramos ninguna cosa más que decir: Oh Señor, Amén, Aleluya. Oh Señor, Amén, Aleluya. Si el Señor nos guiara a hacer esto por dos horas, yo creo que todos nosotros seríamos encendidos...cuando decimos estas 4 palabras tocamos los siete espíritus de Dios".
No es necesario pensar acerca de lo que lees...es mejor para nosotros cerrar nuestra mente" (Al ver la Biblia). 14


¿LAVADO DE CEREBRO?
10.-Reflexionando sobre la doctrina anterior, es preocupante el hecho de que la iglesia local induzca a sus seguidores a dejar de usar la razón pues, ¿cómo pueden ellos detectar si se les está enseñando algo equivocado si no se les permite estudiarlo? Obviamente esto hace que cualquier enseñanza de Witness Lee sea aceptada sin cuestionarla, independientemente de si es falsa. Por otra parte está bien documentado que en muchas sectas que se utilizan mantras o rezos repetitivos para alcanzar supuestos estados de iluminación, se puede llegar a caer en peligrosos trances, y disminuirse la capacidad de razonamiento de los practicantes por agotamiento mental. Todo lo anterior favorecería el control y la manipulación de la vida de los integrantes por parte de los dirigentes.
_

ADUEÑÁNDOSE DEL TERRITORIO

11.- La Iglesia Local es afecta a "Reclamar el Territorio". Esta es una extraña costumbre por medio de la cual ellos se autoproclaman la única iglesia de cualquier ciudad a donde llegan, "La única expresión del Cuerpo de Cristo". Según su punto de vista todas las otras iglesias que estén allí (no importa aún si estaban muchos años antes) son consideradas falsas y aún satánicas. La práctica de "reclamar el territorio" hace que haya líderes sumamente autoritarios y celosos de lo que imaginan ser "su territorio", de manera que consideran intrusos a los cristianos de cualquier iglesia que quiera trabajar allí. Lo anterior ha provocado en ocasiones que seguidores de Witness Lee, agredan verbalmente o aun se opongan al derecho de culto de congregaciones que no están de acuerdo con sus ideas.
Actualmente la secta está distribuida en varias partes del mundo, y en México se le puede encontrar operando en ciudades como Monterrey, Torreón, Querétaro, Celaya, y otras más.


CONCLUSIONES
Al analizar cuidadosamente todo lo anterior, sólo podemos concluir que desde una perspectiva teológica la Iglesia Local no puede considerarse parte del cristianismo, ya que enseña un evangelio falsificado y distorsiones de las doctrinas de los evangelios a tal grado que promueve la veneración de un extraño Dios cuádruple, en el nombre del cristianismo. Además invalida claros preceptos de la Biblia con fórmulas tipo hinduistas, mantras y fantasías irracionales. Si la iglesia local no es parte del cristianismo entonces sería correcto clasificarla según el perfil que tiene, como una secta mística que mezcla conceptos de la metafísica oriental con algunas ideas cristianas.
En cuanto a su fundador Witness Lee, debemos decir que ya que contradice a Jesucristo, se trata de un falso profeta; un iluminado o gurú oriental que ha interpretado algunas porciones de la Biblia a la luz de mantras, de la metafísica y de conceptos propios de las religiones chinas e hinduistas.


RECOMENDACIONES PRÁCTICAS
Recomendamos paciencia y compasión cristiana para tratar con los miembros de la secta Iglesias Locales. Muchos de ellos son sinceros en su búsqueda y están deslumbrados por las supuestas revelaciones o atemorizados de salir de esa agrupación, pues se les ha dicho que es la única religión verdadera15; con otros sin embargo puede ser infructuoso el querer razonar, pues parecen estar fanatizados.
Con los líderes recomendamos tener precaución, pues algunos suelen comportarse agresivamente y son afectos a demandar judicialmente a sus críticos. En México se han llegado a reportar algunos casos de violencia física contra personas que no comulgan con sus ideas.

------------------------------------------------------------------------

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Beisner Cal, Passantino Robert, Et Al. The Teachings of Witness Lee and the Local Church. Christian Research Institute International. 1978. California p.12
2. Lee, Witness. "La Estrategia de Satanás contra la Iglesia". Publicado por Stream. Sin fecha. Págs. 6,8. Los Angeles. Paréntesis añadido. Versión en Inglés.
3. The Recovery Version of Revelation. Anaheim; Stream. 1976. p. 17.
4. Beisner, Cal; Passantino Robert, Et Al. The Teachings of Witness Lee and the Local Church. Christian Research Institute International. 1978 California. p. 7,8.
5. Lee, Witness; The All-Inclusive Christ (Los Angeles: Stream). Sin fecha. p. 3.
6. Lee, Witness; La Expresión Práctica de la Iglesia. p. 43. Sin fecha. Paréntesis añadidos. Versión en Inglés.
7. Lee Witness; Los Dioses Hombres, 1995; p. 11. Citado por Wayne Searfoss.
8. Beisner Cal, Passantino Robert, Et Al. Ibidem. Págs. 2-7.
9. Lee Stream Magazine. VIII; 1, Feb 1, 1970. p. 6. El subrayado es nuestro.
10. Ibidem.
11. Ibidem. p. 5.
12. Ibidem. p. 6.
13. Ibidem. p. 5.
14. Lee, Witness. Pray-Read the Word. Stream. Los Angeles, Sin Fecha. Págs. 8-10.
15. Beisner Cal. Et Al. Ibidem. Págs. 10-12.

_
------------------------------------------------------------------------

Centro para el Estudio de
las Sectas en Latinoamerica
Apartado Postal No. 23, C.P. 55031
Ecatepec, Edo. de México


Los autores de ésta página hacen acusaciones (teológicamente hablando y desde un punto de vista cristiano) muy graves hacia las enseñanzas de Witness Lee, a mí simplemente me ha sorprendido ver su link en tu mensaje sin ninguna aclaración para los que desconocen el peligro, no todo el mundo tiene la misma madurez espiritual.

En todo caso lo mio sólo es un llamado a la prudencia.
 
Originalmente enviado por: Maripaz
Unas preguntas sencillas para Jonathan:

Responda a) o b)


1-¿Como es el modelo neotestamentario de congregarse los hermanos?


a) En grandes locales y edificios repartidos por las ciudades.

b) En las casas y con el templo como lugar de reunión conjunta.



2-¿Cada cuanto tiempo se congregaban en el Nuevo Testamento?

a) Una o dos veces a la semana.El domingo para alabanza, partimento del pan y predicación, el jueves para oración y los sábados para reunión de jóvenes.

b) Convivían juntos, lo tenían todo en común, y tenían comunión CADA DÍA, en cada momento, como tuvo Jesús con sus discípulos, y como empezaron a practicar los apóstoles con los primeros miles de convertidos.


De como respondas estas preguntas, mostrarás si buscas la verdad escritural o te has aferrado a "tradiciones de hombres".

Precioso cuestionario Maripaz, tienes respuestas mías a todas estas preguntas en este mismo foro.

Que el Señor te bendiga y te llene de su Espíritu.

Hasta otra, adeu.
 
Re: Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Re: Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Originalmente enviado por: Maripaz
Estimado Manel


Dale ánimos a este hermano, pues yo estuve apartada del Señor durante quince años; hace diez que volví a Sus Caminos y sé que NADIE me va a arrebatar de Su mano.

Dile que si desea que me ponga en contacto con él para compartirle sobre mi testimonio, lo haré gustosa. Ya sabes mi correo y mi número de teléfono.

:corazon:


Maripaz
Grácias por tu ofrecimiento ,ya le habia hablado de ti ,pues conocia lo que me has dicho . Miraré que contacte contigo pues creo que le serias de ayuda .

Un abrazo en Cristo .Manel
 
Re: Re: Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Re: Re: Re: Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Originalmente enviado por: Jonathan Navarro
Simplemente prefiero ser prudente en cuanto a las fuentes de las que bebo, y de las páginas que aparecen cerca de mi firma, mira esta por ejemplo, a mí me merecen algo de confianza, por lo menos me invitan a ser prudente:

sectas


Los autores de ésta página hacen acusaciones (teológicamente hablando y desde un punto de vista cristiano) muy graves hacia las enseñanzas de Witness Lee, a mí simplemente me ha sorprendido ver su link en tu mensaje sin ninguna aclaración para los que desconocen el peligro, no todo el mundo tiene la misma madurez espiritual.

En todo caso lo mio sólo es un llamado a la prudencia.



Un epígrafe en el que David Calvo hizo referencia a esa web y a Witness Lee:

http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?s=&threadid=8103
 
Originalmente enviado por: Jonathan Navarro
Precioso cuestionario Maripaz, tienes respuestas mías a todas estas preguntas en este mismo foro.

Que el Señor te bendiga y te llene de su Espíritu.

Hasta otra, adeu.



Bueno sería que me ayudaras a encontrarlas. :corazon:
 
Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

He leído con interés todos los comentarios que han aportado los que han participado en este foro, y siempre me resulta instructivo conocer sobre aquellos que han trabajado en la obra, especialmente en los siglos pasados, porque aunque son joven, considero que los de antes eran mucho más abnegados y consagrados que los de nuestros días, que los veo mucho más ocupados en atraer gente a sus iglesias, y otros tantos en las ganancias que se pueden obtener.
Leí también unos comentarios sobre Watchman Nee y Witness Lee que también me resultaron interesantes, se encuentran en “estudiosmaranatha.com” en la FAQ Nº131, lo menciono por si alguno desea leerlos también.
Si alguien desea enviarme la dirección de otro sitio interesante sobre los siervos de la Reforma y los que han hecho algún aporte interesante para la obra, hasta el siglo XIX, dejo mi email, Gracias y saludos para todos. [email protected]
 
Amado Jonatan te parece que la palabrea con tanta clariad peuda ser sectaria???

Amado Jonatan te parece que la palabrea con tanta clariad peuda ser sectaria???

EL SEÑOR ES PROBADO Y PLANTEA LA PREGUNTA DE PREGUNTAS​

En el pasaje comprendido entre Mateo 21:23 y 22:46, aquellos que
se oponían al Señor le formularon cuatro preguntas a fin de probarlo.
Primero, los principales sacerdotes le preguntaron: “¿Con qué autoridad
haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?” (21:23). El Señor
les respondió, como solamente Dios podría haberlo hecho, Él les dijo:
“Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también Yo os
diré con qué autoridad hago estas cosas” (v. 24). Entonces, les preguntó:
“El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los
hombres?” (v. 25). Únicamente Dios mismo pudo haber respondido
así. Su respuesta hizo callar a los principales sacerdotes porque ellos
sabían que todos consideraban a Juan como un profeta.
Después, en Mateo 22:15-22, los discípulos de los fariseos y los
herodianos le preguntaron con respecto a cuestiones políticas. Ellos le
preguntaron: “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito pagar tributo a
César, o no?” (v. 17). El Señor les pidió entonces que le mostraran una
moneda y le mostraron un denario, que era la principal moneda de
plata de los romanos. Puesto que ellos se encontraban en posesión
de una de las monedas romanas, fueron puestos al descubierto; entonces
el Señor procedió a preguntarles: “¿De quién es esta imagen, y la
inscripción?” (v. 20). Cuando ellos respondieron: “De César”, Él les dijo: “Devolved, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es
de Dios” (v. 21).
La tercera pregunta provino de los saduceos y fue concerniente a la
resurrección (vs. 23-33). Su pregunta suponía un ridículo escenario, en
el cual una mujer se casaba con siete hermanos sucesivamente, los
cuales morían en el mismo orden hasta que, finalmente, ella misma
también moría. Los saduceos le preguntaron: “En la resurrección, pues,
¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?” (v. 28).
Los saduceos no creían en la resurrección, así que su manera de combatir
contra la verdad era formular esta pregunta tan absurda. No obstante,
el Señor les respondió de manera maravillosa diciéndoles: “en la
resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento” (v. 30), y “respecto
a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue
dicho por Dios, cuando dijo: ‘Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob’? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”
(vs. 31-32). En otras palabras, Él les dijo que si bien Abraham, Isaac y
Jacob habían muerto, ellos serían resucitados.
Muchas veces los opositores son completamente ilógicos y dicen
cosas absurdas. En cierta ocasión, durante una reunión para nuevos
creyentes, un hermano que se oponía a la verdad y a la práctica de
invocar el nombre del Señor preguntó: “¿Cómo podrían invocar en el
nombre del Señor si les cerraran la boca cosiéndoles los labios?”. Esto
es absurdo, es igual que el supuesto escenario que los saduceos le
presentaron al Señor.
La cuarta pregunta que le hicieron al Señor fue concerniente a la
ley, y procedió de un intérprete de la ley, un abogado. Esta persona versada
en la ley le preguntó al Señor: “Maestro, ¿cuál es el gran
mandamiento en la ley?” (v. 36). El Señor le respondió: “‘Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente’ Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante:
‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos
mandamientos pende toda la ley y los profetas” (vs. 37-40). Entonces, el Señor, cambiando la situación, les formuló una pregunta
a todos los que le interrogaban, planteándoles “la pregunta de
preguntas”. Él les preguntó: “¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién
es hijo? Le dijeron: De David” (v. 42). Entonces el Señor prosiguió
diciéndoles: “¿Pues cómo David en el espíritu le llama Señor, diciendo:
‘Dijo el Señor a mi Señor. Siéntate a Mí diestra, hasta que ponga a Tus
enemigos bajo Tus pies?’ Pues si David le llama Señor, ¿cómo es hijo suyo?” (vs. 43-45). En el versículo 44 el Señor cita Salmos 110:1 en
el cual David escribió: “Jehová ha dicho a mi Señor: / Siéntate a mi
diestra, / Hasta que ponga a Tus enemigos por estrado de Tus pies”. En
este versículo, el nombre “Señor” denota a Cristo en ascensión. El
Señor estaba diciendo: “Sí, el Cristo es hijo de David. Pero si David le
llama Señor, ¿cómo puede ser Él hijo de David?”. Esta es la pregunta de
preguntas. En Mateo 22:46 concluye diciendo: “Y nadie le podía responder
palabra; ni se atrevió nadie desde aquel día a preguntarle más”.
EL HIJO DE DAVID LLEGA A SER EL SEÑOR DE DAVID Y, ASÍ,
EDIFICA LA CASA DE DIOS
Con base en 2 Samuel 7:12-14a debemos ver la manera en que el
hijo de David puede ser el Señor de David. En un sentido histórico,
si Cristo es el hijo de David, esto quiere decir que David es Su antepasado,
Su ancestro, y Jesucristo es su descendiente. Aunque la relación
humana existente entre David y Jesús era más distante, ello sería análogo
a que el tatarabuelo llamase a su tataranieto su Señor. ¿Cómo
podría ser esto posible? Tenemos que ver el propósito de Dios. Dios
desea edificar Su propio ser dentro del hombre y edificar al hombre
dentro de Su propio ser. En Romanos 1:3-4 Pablo expone sobre
2 Samuel 7:12-14a y dice: “Acerca de Su Hijo, que era del linaje de
David según la carne, que fue designado Hijo de Dios con poder, según
el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, Jesucristo
nuestro Señor”. David deseaba edificarle una casa a Dios, pero Dios
le dio a entender que esto no era lo que Él ni David necesitaban.
Dios le dijo a David que Él le levantaría a Uno que
sería su linaje, el cual se llamaría el Hijo de Dios. Este linaje
sería divino y humano…Romanos 1:3-4, que corresponde
a 2 Samuel 7:12-14a, dice que en resurrección el linaje de
David, fue designado Hijo de Dios. Según el significado
intrínseco, 2 Samuel 7:12-14a y Romanos 1:3-4 revelan a
una persona humana y divina.
Dios se edificó a Sí mismo en David al edificarse Él mismo dentro del
linaje de David. María era una descendiente de David, y José también
lo era. Dios entró al vientre de María edificándose así dentro del vientre
de una virgen, y esta virgen era descendiente de David (Mt. 1:16;
Lc. 3:23). Por tanto, Dios, en la encarnación, edificó Su propio Ser dentro del hombre. Así, Dios mismo llegó a ser del linaje humano, la
simiente de David.
Ahora debemos ver cómo esta simiente de David, Aquel que es de
su linaje, puede edificar casa a nombre de Jehová (2 S. 7:12-13), una
casa en la que Dios y el hombre moran el uno en el otro (Jn. 14:23).
Dios edifica esta casa por medio de hacer que Aquel, del linaje de
David, sea hecho el Hijo de Dios. Según Romanos 1:3-4, Aquel “que era
del linaje de David según la carne, que fue designado Hijo de Dios con
poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los
muertos…” En la encarnación, Cristo fue hecho una simiente del linaje
humano, la simiente de David. Y en Juan 12:23-24, el Señor dice: “Ha
llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto,
de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere,
queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. El Señor no fue glorificado
según el concepto de sus discípulos. Ellos pensaban que Él estaba
a punto de ser hecho rey en Jerusalén y que ellos reinarían con Él. Ellos
tenían en mente una glorificación terrenal, pero la glorificación según
la manera del Señor corresponde a la manera en que una semilla es glorificada.
El Señor como la simiente de David era un grano de trigo.
Dios se había edificado dentro del hombre Jesús, y este hombre era un
grano de trigo. Su humanidad, como un cascarón, contenía al Dios
Triuno completo, pues en Él habitaba corporalmente toda la plenitud
de la Deidad (Col. 2:9). Antes de Su crucifixión, Él era la simiente
única, el único Dios-hombre, el único edificio de Dios. Él era la
edificación de Dios, Dios edificado dentro del hombre.
 
Re: LA RAZON POR LA CUAL SERVIMOS AL SEÑOR

Le sirvo al Señor porque el primero me amo : Juan ;3-16