Con Demasiada frecuencia, nos encontramos con “predicadores” del evangelio… que han desestimado la “calidad” del servicio que debemos realizar en respuesta al mandato de ir y predicar el evangelio de Cristo a toda criatura.
Se piensa que hablando de Dios o de su Palabra…ya está todo echo … y bien echo… La respuesta negativa de muchos incrédulos o desconocedores de Dios y su obra, … radica más en nuestra negligencia en presentar el mensaje, o en la pobreza de la “calidad” de éste mensaje de Dios. El “ministerio de la reconciliación” (2 Cor. 5:19), nos ha sido dado a todos aquellos que hemos creído en Dios y hemos sido reconciliados con Dios por medio de su Hijo Jesucristo. Cuando conocemos a Dios… instantáneamente somos constituidos en portadores del ministerio de la reconciliación… es decir… la tarea de llevar a muchos al conocimiento de la obra de Dios, por la cual pueden ser reconciliados para con Dios.
¿Cómo cumplimos esta tarea?... ¿es nuestro servicio a Dios y su obra…excelente? … no se trata de hablar de Dios y ¡ya!... no se trata de desligarnos tan pronto como podamos, de la responsabilidad de predicar el evangelio de Cristo. Aunque prediquemos “a la ligera”, …por quitarnos una responsabilidad de sobre nuestros hombros, …por responder a aquellos que nos han puesto en algún lugar importante dentro de la iglesia;… mecánicamente, …rutinariamente… etc. etc. …esa responsabilidad y tarea pendiente… seguirá sobre nuestros hombros. Lo importante es que esa tarea.. la cumplamos cabalmente, con toda la claridad en lo que hacemos, con discernimiento; y por sobretodo, respaldados con los recursos divinos para tal tarea.
Nuestro Señor Jesucristo nos deja ejemplo de un servicio de calidad inigualable…. Predicó a sus interlocutores… en un lenguaje simple… sencillo… pero directo…. Les habló de manera tal que ellos podían entenderle… les habló en su lenguaje… en sus terrenos, …a pueblos, por excelencia comerciantes… con parábolas del tesoro, de la perla de gran precio, a los pescadores a través de sus propias experiencias… “es semejante a una red, que echada en la mar” …. a pastores… con la inigualable e imperecedera ilustración del “buen pastor”…. etc. etc. etc. Un mensaje inteligente, fuerte, impactante… en las conciencias de aquellos que le escucharon.
Este predicador del evangelio divino…. Nos muestra la calidad de su servicio… sintió empatía con la necesidad de una mujer… la samaritana (Juan cap.4)…. Aquella mujer que debía ir cada día a sacar agua de aquel pozo… sería saciada en su necesidad espiritual… ¡nunca más tendría sed!.. Se colocó a la misma altura de ella… ni más ni menos… “¡¡dame de beber!!” (vers.7) A pesar de los prejuicios de raza de aquella mujer: “¿Cómo tu siendo judío?” (vers.9)… entregó el mensaje preciso, exacto, eficaz… ¿quien entendería mejor el mensaje del agua viva, sino aquella mujer?... le habló en su propio idioma, en su terreno…. Lo que aquella mujer no entendió en principio… lo vivió después: “¿de donde, pues, tienes el agua viva?…. ¡el pozo es hondo… y no tienes con que sacarla!” (vers.11) … pero… no había necesidad de sacar aquella agua… el agua que Jesús daba… ¡¡saltaba!! … “el agua que yo le daré, seré en él… una fuente de agua ¡que salte para vida eterna!” (vers.14) …no había necesidad de vasija ni de cuerda alguna para sacar aquella agua… ¡ella saltaba sola al corazón sediento de aquella mujer!… Nuestras predicaciones, mensajes, enseñanzas,… ¿sacian la sed? … nuestra predicación… ¿salta para vida eterna?...
Jesús dijo: “mis ovejas conocen mi voz, y me siguen” (Juan 10:3,4) … ¿somos portadores de la voz de Jesús? … La voz de Jesús llamando a sus ovejas… debe salir de nuestros labios… Jesús debe hablar por nuestros labios: “Como si Dios rogase por medio nuestro… os rogamos en nombre de Cristo…¡reconciliaos con Dios!” (2 Cor. 5:20)
¡¡Como crecía la figura de aquel hombre a los ojos de la samaritana!! … “Señor, …¡dame de esa agua, para calmar mi sed y que no tenga que volver aquí a sacarla!” de ser un “judío” cualquiera… pasó a ser “señor”
… ¡Que agudeza de aquel predicador!... tocaba el corazón de aquella mujer… ¡que delicadeza!... ¡que respeto!!...: “llama a tu marido” (vers.16) …. “¡no tengo marido!” (vers.17)…. ¿Sabía Jesús que aquella mujer no tenía marido?...¡Sí! : “cinco maridos has tenido…. Y el que ahora tienes… no es tu marido” (vers. 18) …No le enrostró su falta, su pecado… no le dijo: “llama a tu conviviente… a tu concubino”; …no… el alma de aquella mujer valía más que todos los tesoros de esta tierra… “llama a tu marido” … ¡que respeto... que honra a una mujer pecadora!... que tino…para llegar a ese corazón… La calidad del servicio de aquel predicador… tocaba las fibras más intimas de su corazón… su imagen crecía y crecía a sus ojos: “paréceme que eres profeta” (vers.19) …de un judío.. pasó a ser Señor… y luego…”profeta” … hasta llegar a “Mesías” : “Se que el Mesías ha de venir… el Cristo” (vers.25) ¡Que eficacia!.. que sutileza… que ternura… ¡que calidad de servicio!.... un alma ganada para el reino de Dios… y… al instante… portadora del “ministerio de reconciliación” : “Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es este el Cristo?” (vers.29)
¿Cuál es la calidad de nuestro servicio en el reino de Dios?...
¡Cuánto más tiempo pasemos a los pies de Jesús (oración) …mejor será la calidad de lo que hacemos! Mientras más tiempo estemos en la presencia de Dios (oración)… más resplandecerá nuestro rostro para gloria de Dios y provecho de aquellos que aun no le conocen. Cuanto más cerca estemos de él… su Espíritu nos guiará y hará por nosotros… Dios se mueve en nosotros en respuesta a la oración…ferviente oración… Una predicación… sin oración… sin inspiración del Espíritu y de la Gracia de Dios… es letra y solo letra…
Saludos y bendiciones
Se piensa que hablando de Dios o de su Palabra…ya está todo echo … y bien echo… La respuesta negativa de muchos incrédulos o desconocedores de Dios y su obra, … radica más en nuestra negligencia en presentar el mensaje, o en la pobreza de la “calidad” de éste mensaje de Dios. El “ministerio de la reconciliación” (2 Cor. 5:19), nos ha sido dado a todos aquellos que hemos creído en Dios y hemos sido reconciliados con Dios por medio de su Hijo Jesucristo. Cuando conocemos a Dios… instantáneamente somos constituidos en portadores del ministerio de la reconciliación… es decir… la tarea de llevar a muchos al conocimiento de la obra de Dios, por la cual pueden ser reconciliados para con Dios.
¿Cómo cumplimos esta tarea?... ¿es nuestro servicio a Dios y su obra…excelente? … no se trata de hablar de Dios y ¡ya!... no se trata de desligarnos tan pronto como podamos, de la responsabilidad de predicar el evangelio de Cristo. Aunque prediquemos “a la ligera”, …por quitarnos una responsabilidad de sobre nuestros hombros, …por responder a aquellos que nos han puesto en algún lugar importante dentro de la iglesia;… mecánicamente, …rutinariamente… etc. etc. …esa responsabilidad y tarea pendiente… seguirá sobre nuestros hombros. Lo importante es que esa tarea.. la cumplamos cabalmente, con toda la claridad en lo que hacemos, con discernimiento; y por sobretodo, respaldados con los recursos divinos para tal tarea.
Nuestro Señor Jesucristo nos deja ejemplo de un servicio de calidad inigualable…. Predicó a sus interlocutores… en un lenguaje simple… sencillo… pero directo…. Les habló de manera tal que ellos podían entenderle… les habló en su lenguaje… en sus terrenos, …a pueblos, por excelencia comerciantes… con parábolas del tesoro, de la perla de gran precio, a los pescadores a través de sus propias experiencias… “es semejante a una red, que echada en la mar” …. a pastores… con la inigualable e imperecedera ilustración del “buen pastor”…. etc. etc. etc. Un mensaje inteligente, fuerte, impactante… en las conciencias de aquellos que le escucharon.
Este predicador del evangelio divino…. Nos muestra la calidad de su servicio… sintió empatía con la necesidad de una mujer… la samaritana (Juan cap.4)…. Aquella mujer que debía ir cada día a sacar agua de aquel pozo… sería saciada en su necesidad espiritual… ¡nunca más tendría sed!.. Se colocó a la misma altura de ella… ni más ni menos… “¡¡dame de beber!!” (vers.7) A pesar de los prejuicios de raza de aquella mujer: “¿Cómo tu siendo judío?” (vers.9)… entregó el mensaje preciso, exacto, eficaz… ¿quien entendería mejor el mensaje del agua viva, sino aquella mujer?... le habló en su propio idioma, en su terreno…. Lo que aquella mujer no entendió en principio… lo vivió después: “¿de donde, pues, tienes el agua viva?…. ¡el pozo es hondo… y no tienes con que sacarla!” (vers.11) … pero… no había necesidad de sacar aquella agua… el agua que Jesús daba… ¡¡saltaba!! … “el agua que yo le daré, seré en él… una fuente de agua ¡que salte para vida eterna!” (vers.14) …no había necesidad de vasija ni de cuerda alguna para sacar aquella agua… ¡ella saltaba sola al corazón sediento de aquella mujer!… Nuestras predicaciones, mensajes, enseñanzas,… ¿sacian la sed? … nuestra predicación… ¿salta para vida eterna?...
Jesús dijo: “mis ovejas conocen mi voz, y me siguen” (Juan 10:3,4) … ¿somos portadores de la voz de Jesús? … La voz de Jesús llamando a sus ovejas… debe salir de nuestros labios… Jesús debe hablar por nuestros labios: “Como si Dios rogase por medio nuestro… os rogamos en nombre de Cristo…¡reconciliaos con Dios!” (2 Cor. 5:20)
¡¡Como crecía la figura de aquel hombre a los ojos de la samaritana!! … “Señor, …¡dame de esa agua, para calmar mi sed y que no tenga que volver aquí a sacarla!” de ser un “judío” cualquiera… pasó a ser “señor”
… ¡Que agudeza de aquel predicador!... tocaba el corazón de aquella mujer… ¡que delicadeza!... ¡que respeto!!...: “llama a tu marido” (vers.16) …. “¡no tengo marido!” (vers.17)…. ¿Sabía Jesús que aquella mujer no tenía marido?...¡Sí! : “cinco maridos has tenido…. Y el que ahora tienes… no es tu marido” (vers. 18) …No le enrostró su falta, su pecado… no le dijo: “llama a tu conviviente… a tu concubino”; …no… el alma de aquella mujer valía más que todos los tesoros de esta tierra… “llama a tu marido” … ¡que respeto... que honra a una mujer pecadora!... que tino…para llegar a ese corazón… La calidad del servicio de aquel predicador… tocaba las fibras más intimas de su corazón… su imagen crecía y crecía a sus ojos: “paréceme que eres profeta” (vers.19) …de un judío.. pasó a ser Señor… y luego…”profeta” … hasta llegar a “Mesías” : “Se que el Mesías ha de venir… el Cristo” (vers.25) ¡Que eficacia!.. que sutileza… que ternura… ¡que calidad de servicio!.... un alma ganada para el reino de Dios… y… al instante… portadora del “ministerio de reconciliación” : “Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es este el Cristo?” (vers.29)
¿Cuál es la calidad de nuestro servicio en el reino de Dios?...
¡Cuánto más tiempo pasemos a los pies de Jesús (oración) …mejor será la calidad de lo que hacemos! Mientras más tiempo estemos en la presencia de Dios (oración)… más resplandecerá nuestro rostro para gloria de Dios y provecho de aquellos que aun no le conocen. Cuanto más cerca estemos de él… su Espíritu nos guiará y hará por nosotros… Dios se mueve en nosotros en respuesta a la oración…ferviente oración… Una predicación… sin oración… sin inspiración del Espíritu y de la Gracia de Dios… es letra y solo letra…
Saludos y bendiciones