Primera Palabra de Jesús en la cruz
¡Simplemente no puedo entenderlo! ¡¡¡Este hombre realmente está loco!!!
Sinceramente, yo creía que al estar colgado del madero le podríamos ver el cobre. Sí, la gente lo seguía, y por lo que se veía, él era “feliz” en medio de esa multitud deenfermos, ladrones, pescadores, mujeres públicas… ¡uf!... gente de la peor calaña.
¡Ja! Lo hemos vista tantas veces… en los últimos años han desfilado entre el pueblo uno tras otro estafador proclamando ser el mesías: que nos librarán del yugo romano, que pondrán fin a la opresión que pesa sobre nosotros… uno que otro tenía carisma, como éste, pero al ser perseguido por la ley romana y por nosotros, inexplicablemente desaparecían. Y a los que lograban aprehender y encarcelar, no se cansaban de blasfemar contra el césar, contra nosotros… y hasta contra el Dios que supuestamente los había enviado… todo por salvar el pellejo.
Pero este carpintero nazareno –¡nazareno!- acaba de decir algo verdaderamente inesperado. Lo primero que sale de su boca al comenzar la agonía de su crucifixión es:
¡¡¡Padre!!! ¡¡¡Perdónalos porque no saben lo que hacen!!!
¡Es inconcebible! O está ya totalmente trastornado por el dolor de su tortura y el intenso calor del sol… o tal vez… solo tal vez… este hombre es diferente... ¡NO! ¡NO! ¡Eso no puede ser! ¡¿Qué hombre, descendencia del Padre Adán, puede decir tal cosa?! ¡Todos los que he visto ser crucificados nos maldicen, en su locura se burlan de nosotros, blasfeman contra Dios de la forma más horrible! Mientras, nosotros los observamos agonizar poco a poco…
Pero éste ha permanecido callado todo este tiempo…
No se defendió cuando su hombre de mayor confianza nos lo entregó por
miserables 30 monedas de plata; no ha dicho nada de Pedro, su mano derecha, quien ha gritado con insultos que ‘nunca le conoció’ ¡cobarde!... Luego, ante Pilato, el gobernador, no niega ser el ‘Rey de los Judíos’, siendo que nunca reconoció ese título ante el pueblo que lo aclamaba, contrario a los otros ‘mesías’. Calló cuando la multitud que lo había venerado hace unos días, hace unos momentos se desgañitaba gritando: ‘¡¡Crucifícale!! ¡¡Crucifícale!!’. Yo vi entre ellos a muchos que él alimentó, y a otros que
supuestamente sanó.
¡Qué extraño! ¿Por qué no abrió la boca? Parecía un cordero de los que se
sacrifican para estas fiestas… y ahora que por fin habla, lo hace para dirigirse a su famoso Padre. ¡¿Cómo puede pretender que su Padre lo escucha en medio de su tormento?! Además, NOSOTROS lo estamos crucificando. ¡Que se dirija a nosotros! ¡Siempre es así! ¡Y que blasfeme contra Dios! Si hay alguien de quien Dios se ha olvidado es de él… dicen que Dios es bueno, así que de ninguna manera puede permitir sufrimiento alguno en sus hijos… ¿o sí?... seguramente éste es pura apariencia y es más pecador que cualquiera, y solo está recibiendo su merecido… ¡Ni siquiera su ‘dios’ le ayuda!
Pero hay algo en su mirada… parece que sabe algo más que nosotros…
Tengo que reconocer que aunque nunca lo seguí, una vez me miró a los ojos…
sentí algo muy extraño… como si él pudiese leer mi vida de principio a fin, ¡TODA!... Sin embargo, no sentí condenación, como aquella vez que un ‘salvador’ charlatán me gritaba: ‘¡Pecador!’… más bien, por primera vez sentí que yo le interesaba a alguien… pero fui tan cobarde que me alejé… me dio miedo descubrir si eso era cierto.
¿’Perdónalos porque no saben lo que hacen’? ¡Claro que sabemos lo que
estamos haciendo! La ley de Moisés estipula que los blasfemos deben ser colgados del maldito madero porque malditos son, ¡sí!, ¡Maldito!............................
Pero, ¿para qué me engaño? ¡Yo testifiqué falsamente contra él! ¡El juicio fue
una farsa! ¡Nosotros y él sabemos que todo esto es injusto!
¡¿Por qué sigue confiando en su Padre y hasta aboga por nosotros?! ¡¿Qué
sabe Él que nosotros no?!
¿Será que acaso… será que acaso realmente es este el Hijo de Dios?
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores, y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.
Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca, como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su
boca.
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque
fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte;
aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por
largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su
conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá
despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los
pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores.” Isaías 53:3-12
¡Simplemente no puedo entenderlo! ¡¡¡Este hombre realmente está loco!!!
Sinceramente, yo creía que al estar colgado del madero le podríamos ver el cobre. Sí, la gente lo seguía, y por lo que se veía, él era “feliz” en medio de esa multitud deenfermos, ladrones, pescadores, mujeres públicas… ¡uf!... gente de la peor calaña.
¡Ja! Lo hemos vista tantas veces… en los últimos años han desfilado entre el pueblo uno tras otro estafador proclamando ser el mesías: que nos librarán del yugo romano, que pondrán fin a la opresión que pesa sobre nosotros… uno que otro tenía carisma, como éste, pero al ser perseguido por la ley romana y por nosotros, inexplicablemente desaparecían. Y a los que lograban aprehender y encarcelar, no se cansaban de blasfemar contra el césar, contra nosotros… y hasta contra el Dios que supuestamente los había enviado… todo por salvar el pellejo.
Pero este carpintero nazareno –¡nazareno!- acaba de decir algo verdaderamente inesperado. Lo primero que sale de su boca al comenzar la agonía de su crucifixión es:
¡¡¡Padre!!! ¡¡¡Perdónalos porque no saben lo que hacen!!!
¡Es inconcebible! O está ya totalmente trastornado por el dolor de su tortura y el intenso calor del sol… o tal vez… solo tal vez… este hombre es diferente... ¡NO! ¡NO! ¡Eso no puede ser! ¡¿Qué hombre, descendencia del Padre Adán, puede decir tal cosa?! ¡Todos los que he visto ser crucificados nos maldicen, en su locura se burlan de nosotros, blasfeman contra Dios de la forma más horrible! Mientras, nosotros los observamos agonizar poco a poco…
Pero éste ha permanecido callado todo este tiempo…
No se defendió cuando su hombre de mayor confianza nos lo entregó por
miserables 30 monedas de plata; no ha dicho nada de Pedro, su mano derecha, quien ha gritado con insultos que ‘nunca le conoció’ ¡cobarde!... Luego, ante Pilato, el gobernador, no niega ser el ‘Rey de los Judíos’, siendo que nunca reconoció ese título ante el pueblo que lo aclamaba, contrario a los otros ‘mesías’. Calló cuando la multitud que lo había venerado hace unos días, hace unos momentos se desgañitaba gritando: ‘¡¡Crucifícale!! ¡¡Crucifícale!!’. Yo vi entre ellos a muchos que él alimentó, y a otros que
supuestamente sanó.
¡Qué extraño! ¿Por qué no abrió la boca? Parecía un cordero de los que se
sacrifican para estas fiestas… y ahora que por fin habla, lo hace para dirigirse a su famoso Padre. ¡¿Cómo puede pretender que su Padre lo escucha en medio de su tormento?! Además, NOSOTROS lo estamos crucificando. ¡Que se dirija a nosotros! ¡Siempre es así! ¡Y que blasfeme contra Dios! Si hay alguien de quien Dios se ha olvidado es de él… dicen que Dios es bueno, así que de ninguna manera puede permitir sufrimiento alguno en sus hijos… ¿o sí?... seguramente éste es pura apariencia y es más pecador que cualquiera, y solo está recibiendo su merecido… ¡Ni siquiera su ‘dios’ le ayuda!
Pero hay algo en su mirada… parece que sabe algo más que nosotros…
Tengo que reconocer que aunque nunca lo seguí, una vez me miró a los ojos…
sentí algo muy extraño… como si él pudiese leer mi vida de principio a fin, ¡TODA!... Sin embargo, no sentí condenación, como aquella vez que un ‘salvador’ charlatán me gritaba: ‘¡Pecador!’… más bien, por primera vez sentí que yo le interesaba a alguien… pero fui tan cobarde que me alejé… me dio miedo descubrir si eso era cierto.
¿’Perdónalos porque no saben lo que hacen’? ¡Claro que sabemos lo que
estamos haciendo! La ley de Moisés estipula que los blasfemos deben ser colgados del maldito madero porque malditos son, ¡sí!, ¡Maldito!............................
Pero, ¿para qué me engaño? ¡Yo testifiqué falsamente contra él! ¡El juicio fue
una farsa! ¡Nosotros y él sabemos que todo esto es injusto!
¡¿Por qué sigue confiando en su Padre y hasta aboga por nosotros?! ¡¿Qué
sabe Él que nosotros no?!
¿Será que acaso… será que acaso realmente es este el Hijo de Dios?
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores, y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.
Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca, como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su
boca.
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque
fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte;
aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por
largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su
conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá
despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los
pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores.” Isaías 53:3-12
