Re: ¿El poder del enemigo?
Estimados hermanos, podrían hacer referencia a lo que entienden de estos pasajes:
"La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti; sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno. Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos." Jeremías 14:16-18
¿De donde venía la provisión que tenía el pueblo, si no provenía de Dios?
El pueblo al que Jeremías le está hablando, consideran en ese momento que la razón por la cual están pasando hambre, es por haber dejado de ofrecer ofrendas a los dioses extraños, en este caso a la reina del cielo. Y que a pesar de las promesas implícitas en las palabras de Jeremías por parte de Dios, éstos achacan su situación al empezar a escuchar las palabras de Jeremías o de Dios.
Curiosamente, existe en la comunidad cristiana una creencia que le llaman "El desierto" "Las vacas Flacas" "La prueba" Etc. Considerado como un período que "tiene" que pasar el creyente, después de la conversión. Supuestamente está basado en el haber sido sacado de Egipto (El mundo) y que de inmediato lo que sigue es el "desierto" o "La prueba" por la cual también paso Israel. Este período según dicen los que creen en él, se extiende de acuerdo a la fe que desarrolle el nuevo creyente, pero que una vez que termina, entonces comienza la abundancia de provición de Dios, en todos los aspectos de la nueva vida del cristiano.
Yo me encuentro en el libro de Proverbios, un versículo que dice:
"La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella."
Este versículo me dice a mi que hay una clase de "Bendición" que no procede de Dios y que lo que hace es intristecer en algún momento al desdichado que la considere una bendición. Pero yo no puedo considerar una bendición departe de Dios, aquello que está siendo agregado a mi vida, si mi vida no quiere ni sigue ninguna de las palabras de Dios. Por consiguiente, esa provisión ilusoria aunque muy real, no es una bendición en si, porque al final alguna tribulación trae consigo.
¿Porqué al dejar de ofrecerle sacrificios a la reina del cielo, deja de llegarles la provisión?
Como mencioné en el artículo anterior, algunas provisiones que llegan a nuestra vida alejada de Dios, no provienen de él, y son ilusorias para que creamos que estamos bien a pesar de no sujetarnos a la palabra de Dios.
Tenemos que recordar que el mundo también provee, y el mundo es un principado con un gobernate (El príncipe de este mundo). Una ves que le damos la espalda al mundo, éste deja de ser nuestro proveedor, y comenzamos a esperar la provisión del proveedor actual, en este caso y en el caso de una nueva vida en Dios, la provisión departe de Dios.
¿Que poder actuaba aquí de manera que a pesar de ir en contra de Dios, era lo suficiente poderoso, para suplir las necesidades del pueblo?
No es que actuara poder alguno, es que lo que el mundo ofrece, es lo que adquirimos y consideramos, cuando somos del mundo y vivimos alejados de la gracia divina. Eol mundo ofrece una gama enorme de cosas que al parecer son buenas y que al hombre le parecen buenas pero que su fin es la muerte.
Cuando el pueblo de Israel comienza a escuchar las palabras del profeta, para volverse a Dios, y dejan de ofrendar a la reina del cielo, comienzan las calamidades. ¿A que o a quien se debe esto?
Esto se debe a mi entender, a lo que se refirió Jesús:
"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,(F) y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón."
Cuando empezamos nuestra vida en Cristo, comenzamos con nuestra cuenta corriente en el cielo, posiblemente en blanco, ya que no es posible acumular tesoros en el cielo, cuando nuestra provisión es dada por el mundo y consumida por él mismo. Si tenemos nuestro corazón cerrado a Dios, cuanto mas a los hombres, aunque nos vistamos y aparentemos piedad.
Es to implica, que esa cuenta del cielo, donde se guarda nuestro tesoro celestial, es abierta simplemente con la misericordia de Dios, la cual es la que nos sostiene, mientras empezamos a hacer tesoros en el cielo.
"Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis."
Como bien mencionó mi Hermano Kimeradrumer, ese poquito de fe que nace en nuestro corazón, comienza a crecer entre mas pruebas nos vienen en nuestro anadr en las cosas de Dios, esta fe es el mejor depósito que le hacemos a nuestra cuenta celestial, donde guardamos nuestro tesoro. A medida que nuestr fe aumenta, aumenta nuestra confianza en Dios y nuestra provisión se ve también fortalecida por esa fe y por esa confianza en que él conoce lo que necesitamos antes de que le pidamos.
No podemos pretender haber sido bendecidos abundantemente por el mundo, y luego venir al reino de Dios, colmados también de bendiciones inmediatamente, de lo contrario, no podríamos ni considerar, ni medir ni disfrutar de sus bendiciones.
Dios les bendice!
Greivin.