:: La dedicación ::

hielo

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23 Junio 2004
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Dios los bendiga y saludos.

De la manera mas agradable de mi parte y sin querer causar discordia entre algunos aclaro que esto es para edificación de aquellos que tienen "El espiritu de la biblilatria" (osea de quienes han hecho de la biblia su becerrito de oro).

La pregunta es la siguiente:

¿En que parte del antiguo testamento se habla fiesta de la dedicación que se hace en Jerusalem (la fiesta del Janoka de los judios que se hace en invierno), citada en el evangelio de San Juan capitulo 10, verso 22? (cita del verso textual Jn:10:22: Y se hacía la fiesta de la dedicación en Jerusalem; y era invierno; Y Jesús andaba en el templo por el portal de Salomón)

Esta fiesta no esta en el antiguo testamento, y quiero partir con varias preguntas que rompen con el espiritu de la bibliolatria:

1.- ¿La fiesta de la dedicación esta mal porque no esta en la tora?
2.- ¿La tradición es para complementar la escritura?
3.- ¿A que cosas de los Padres se refieren los apostoles cuando dicen que somos libres de las obras de la ley para andar en la Fé?

4.- ¿La tradición es reprobada por Jesucristo?
5.- ¿Estas malinterpretando la biblia?
6.- ¿Conocemos bien lo que no aparece en el antiguo testamento y los Judios celebran como testimonio de su Fé?

Me despido diciendo; Los arboles si no tienen agua se secan y se mueren, la presencia de Dios en la vida da crecimiento.

El que lee entienda.
 
Re: :: La dedicación ::

Primero que nada, la dedicación si está en el Antiguo Testamento, y fue uno de los acontecimientos mas memorables de la construcción y fin término del Templo. Nunca antes el pueblo de Israel se había dado tan desprendidadmente como para la Dedicación, lo cual se convirtió en una fiesta hasta nuestros días.

Debes leer con mas atención la biblia que lees, si esta tiene el antiguo testamento entre sus libros.

Dios te bendice!

Greivin.
 
Re: :: La dedicación ::

Primero que nada, la dedicación si está en el Antiguo Testamento, y fue uno de los acontecimientos mas memorables de la construcción y fin término del Templo. Nunca antes el pueblo de Israel se había dado tan desprendidadmente como para la Dedicación, lo cual se convirtió en una fiesta hasta nuestros días.

Debes leer con mas atención la biblia que lees, si esta tiene el antiguo testamento entre sus libros.

Dios te bendice!

Greivin.


¿En que parte se encuentra?
 
Re: :: La dedicación ::

1 de Reyes 8.

Atte.
Joaco <><
Esta cita quer dí corresponde a la celebración que señala mi hermano Greivin.

Por otro lado, la celebración de la que se habla en Juan 10:22, esto es, la fiesta de la Dedicación, celebrada durante ocho días en diciembre, conmemora la restauración y consagración del templo de Jerusalén por Judas Macabeo en 164 a.C. (no perder de vista esta fecha), después de haber sido profanado por Antíoco Epífanes (cf. Daniel 9:27; 11:31).

Atte.
Joaco <><
 
Re: :: La dedicación ::

Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. (Juan 10:22-23)
La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo. Juan 1:9




Januká.Se ha celebrado la fiesta de Januká o Dedicación, aunque esta no es una fiesta ordenada por Dios al Pueblo de Israel, es una fiesta de alegría que conmemora los milagros y las victorias sobre el enemigo que deseaba imponer el paganismo y erradicar la observación de los mandamientos Divinos.

El día 25 de Kislev (este año 2006 cayó el 16 de diciembre) comenzaron los ochos días de Januká. Cada día de esta fiesta se enciende una vela hasta llegar a encender un total de ocho velas el último día de la fiesta, la Fiesta de las Luces o como es más conocida “La Fiesta de la Dedicación”, se celebra la recuperación del Templo de manos de los seléucidas, cuando ellos tomaron la Tierra de Israel de manos de los ptolomeos en el año 197 a.c., ellos entraron al Templo Sagrado y lo impurificaron, haciendo sacrificios a los dioses paganos, todos estos sacrilegios fueron parte de la campaña política de Antíoco Epífanes para que el Pueblo Judío no observara los mandamientos del Señor, su campaña ordenaba la prohibición de la circuncisión a los niños, la enseñanza de los pequeños, la lectura de la Torá en las sinagogas, y además entre su intención para que el Pueblo de Israel se asimilara abrió centros helenistas de deporte y cultura, algunos judíos fueron atraídos por estas costumbres que iban en contra de los mandamientos, pero la mayoría del pueblo se oponía a tales prácticas y preferían la muerte a tener que faltar al Dios de sus Padres: “Sucedió también que siete hermanos apresados junto con su madre eran forzados por el rey, flagelados con azotes y nervios de buey, a probar carne de puerco (prohibida por la Ley). Uno de ellos, hablando en nombre de los demás, decía así: ¿Qué quieres preguntar y saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que violar las leyes de nuestros padres” (II Macabeos 7:1-2), algunos judíos siguieron la ordenes por temor, muchos abandonaron el país, pero entre aquellos que se quedaron en la Tierra Prometida estaba Matitiáhu el levita; como siempre los grandes movimientos comienzan por un hombre respaldado por Dios y ellos se enfrentan solos contra todo el mundo, como Abraham; Moisés; Elías; y muchos otros, las grandes revoluciones que han marcado el destino del mundo han comenzado por un hombre sin ejércitos o sin poder, después de que Matitiáhu muere, sus cuatro hijos: Yehudá, Shimón, Yonatán y Azaría luchan en contra del enemigo, después de que ellos lo vencen la Casa de los Hasmoneos toma el poder, por desgracia esta Casa llena de orgullo por sus victorias se olvida de los milagros hechos por el Eterno y vuelven su cara hacia Roma, siendo tentados por los tratos diplomáticos y la política. La conquista de la Tierra de Israel por los griegos y las guerras de los judíos en contra de los seleúcidas las podemos ver en los libros de los Macabeos (estos libros no son parte del Canon bíblico pero si son históricos), la guerra que comenzó alrededor del año 170 tuvo su fin en el año 63 a.c. Debido a la intervención romana.







Es interesante que el Evangelio de Juan es una de las fuentes judías más antiguas que habla sobre la Festividad de Januká, “Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón” (10:22-23), junto con los libros de los Macabeos, encontramos que el Evangelio de Juan y Flavio Josefo hablan de la Festividad de la Dedicación, pero no mencionan el milagro que sucedió en el Templo.

El Milagro de Januká
Aunque para muchos cristianos existe un período de 400 años de silencio en el que Dios no se manifiesta a Su pueblo, para los judíos es muy diferente, según la Tradición Judía, Dios se manifestó por medio de un hermoso milagro cuando el Templo fue dedicado de nuevo por Yehudá el Macabeo y el Pueblo de Israel aquel 25 de Kislev.

En el Evangelio de Juan se recuerda que ya en la época del Señor la celebración de la purificación del Templo se hacía en Jerusalén y los judíos, incluido el Señor Jesús, subían para conmemorarla.

Según Flavio Josefo, el Templo después de haber sido impurificado, se destruye toda la idolatría que había profanado el Santuario, el Templo es limpiado cuidadosamente y se construye un nuevo altar, siendo nuevamente dedicado el Santuario el 25 de Kislev, Josefo trae la historia de la Dedicación con muchos detalles (Antigüedades de los Judíos 12:7:6), pero no menciona el milagro de Januká.

La primera mención que tenemos de Januká en el Talmud es en el Tratado Shabat: “¿Qué es Januká? Dijeron los Rabinos: En el 25 de Kislev, los ocho días de Januká no son días de duelo y de ayuno. Porque cuando entraron los griegos al Santuario, impurificaron todos los aceites que estaban allí. Y cuando se levantó el reino de los hasmoneos y fueron victoriosos, buscaron y encontraron solo una vasija de aceite en la que estaba el sello del sumo sacerdote, y era suficiente solo para un día (para encender las velas de la Menorá - candelabro de siete brazos), se hizo un milagro y estuvieron prendidas ocho días, al año siguiente se decretó estos días de alabanza y agradecimiento” (21b).

Es así la primera vez que se recuerda en el Talmud la Festividad de Januká y el milagro de la vasija de aceite, dando por testimonio que el decreto de esta festividad fue decretado por “los Sabios de aquella generación” y escrito en la Guemará (segunda parte del Talmud) siglos después, según los rabinos las victorias de los judíos en contra de los griegos es gracias a que Dios se manifestó y apiadó de Su pueblo, haciendo milagros y actuando de una forma palpable, el milagro de la Menorá encendida por ocho días con una sola vasija de aceite purificado que era suficiente para un día, hasta que se hiciera más aceite puro, fue la confirmación de la Presencia del Eterno en aquella época de angustia y peligro para el Pueblo de Israel, la Mishná Brurá lo relata de la siguiente forma: “Porque en los días del segundo Templo los reyes de Grecia decretaron leyes sobre Israel y anularon su Fe (religión).... hasta que el Dios de nuestros Padres se apiadó y nos salvó de sus manos y nos libró de ellos... porque no encontraron sino solo una vasija de aceite.... y encendieron las velas (del candelabro) por ocho días, hasta que machacaron aceitunas y sacaron aceite puro. Por eso los Sabios de aquella generación decretaron estos ocho días desde el 25 de Kislev para alegría y alabanza, enciendan en esos días velas en las entradas de las casas cada noche de los ocho días, para mostrar y revelar el milagro” (Mishná Brurá 670).





Costumbres de la Festividad
En la literatura rabínica se encuentran los detalles de cómo se debe celebrar Januká, pero en general podemos decir que Januká se celebra con comidas y cantos de alabanza, en las oraciones diarias hay un texto especial que se agrega y dice así:

“Por los milagros, y la salvación, y las proezas... y las guerras que hiciste por nuestros padres en aquellos días y en este tiempo.... en los días de Matitiáhu hijo de Yojanán el sumo sacerdote... y se fijaron estos ocho días de la dedicación (del Templo), para agradecer y alabar Tu gran Nombre”.

La forma de principal de celebrar esta festividad es por medio del encendido de velas cada noche de la festividad para conmemorar cada día del milagro llevado por el Señor al mantener el Candelabro encendido por ocho días, es importante que el candelabro (janukía, tiene 9 brazos) sea puesto en un lugar en la casa en el cual las personas que están en la calle puedan verlo con claridad, es así que muchas familias acostumbran colocar la janukía en la entrada de sus casas o en las ventanas que dan hacia la calle principal. La razón por la que se debe hacer esto es como dice en el Talmud: “para mostrar anunciar el milagro”, la forma principal de enaltecer a Dios y Sus proezas es por medio del testimonio público, es así que el mandamiento principal de esta celebración sea el dar testimonio de lo que Dios hizo por Su pueblo.

La Festividad de Januká y Yeshua (Jesús)
En la literatura rabínica se pueden ver el cómo y en qué lugar se debe colocar el candelabro, y aunque los detalles son muchos, la única y principal razón es el “pirsum ha’nes”, es decir, ‘la proclamación del milagro’ en público, esta razón se recuerda en los cantos, oraciones y actos durante toda la festividad.

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” .(Mt. 5:14-16).

La idea de que el testimonio es una luz, se remonta al significado y simbolismo del candelabro de siete brazos en el Lugar Santo, y esa misma idea la podemos ver en las siguientes palabras: “también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (Is. 49:6; y 42:6), es decir, que las naciones verán el cumplimiento de las profecías en Israel y su testimonio será luz que traerá la salvación a la naciones que tendrán participación en la salvación de Israel.

De una forma muy resumida se puede decir que en el Judaísmo, la luz ha sido la señal de la presencia de Dios en medio de la oscuridad, es así, que el Señor refleja la idea de la presencia de Dios en nuestro cuerpo de la siguiente manera: “Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor” (Lc. 11:36), es así que si en nosotros no brilla la luz del testimonio, no podremos ser velas que den testimonio de nuestro cuerpo como templo purificado y dedicado al Señor.

Después el Señor dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, he aquí en estas palabras encontramos lo dicho por los rabinos con relación a Januká, en primer lugar, se deben colocar las velas de Januká en un lugar donde se puedan ver por todos para así poder anunciar el milagro, en tiempos de paz se debe hacer público, colocando las velas en la puerta de la casa o en la ventana, y en tiempos de peligro (persecución) dentro de la casa para que el milagro sea público por lo menos entre aquellos que están en la casa. En segundo lugar, la meta de hacer público el milagro es glorificar al Eterno, es decir, que las velas de Januká no las debemos poner a la vista de los demás para que el público piense que somos unas personas santas y seguimos sus mandamientos por mérito propio, haciendo público un testimonio falso y lleno de orgullo, sino que debe ser como dice el Señor: “y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, en las palabras de los rabinos: “para agradecer y alabar Tu gran Nombre”, y de esta forma podamos cumplir las palabras de Pablo: “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Flp. 2:15). Es así que de esta forma el Señor nos pide hacer ‘la proclamación del milagro’ por medio de nuestras obras, y ¿cuál es el milagro que se ha de proclamar?

En las enseñanzas de Januká, las velas de cada día se encienden con la ayuda de una vela que se llama ‘shamash’ (ayudante o servidor, o siervo), el shamash es una vela que solo tiene la función de servir, y su fuego se puede utilizar para cualquier propósito, mientras que las otras velas que se usan para conmemorar cada día, está prohibido utilizar el fuego para cualquier fin, como se dice a la hora de encender la janukía cada día: “estas velas las encendemos por los milagros... estas velas son santas y no tenemos permiso de utilizarlas, sino solo para verlas solamente...”, es decir, es que las velas están destinadas a servir como testimonio del milagro y no se pueden utilizar con otro propósito como leer o trabajar con la ayuda de la luz de ellas, mientras que con la vela que es el shamash podemos leer y utilizarla para otros fines. Es interesante que esta vela que se llama shamash, a pesar de que es un simple instrumento, tiene un lugar importante en la janukía, recibiendo el lugar más alto entre todas las velas.Mientras que las velas de cada día representan y dan testimonio del milagro, la vela del shamas (siervo) nos recuerda al siervo justo, al Señor Yeshua (Jesús), que como un shamash (siervo) murió por nuestros pecados, y a pesar de que por nuestra culpa él sufrió nuestros dolores fue ascendido al lugar más alto en gloria, y es este shamash el que enciende nuestra vela para dar testimonio de aquel milagro y obra hecha por medio del Shamash de Dios en el Calvario, y así por nuestras obras poder proclamar lo que el Eterno hizo por Israel en aquellos días y es vigente para hoy también.Es así que el Señor nos pide que demos testimonio de Su obra la cual nos permite purificar Su templo, que es nuestro cuerpo y por medio del mismo ser una vela que anuncia y da testimonio de forma pública para que todos puedan engrandecer el Santo Nombre del Eterno.

En estas fechas, Jesús subía a Jerusalén a celebrar la fiesta de las luces, de la dedicación, de Janucá…..que el Señor repita aquel milagro de nuevo, y de un pequeño recipiente lleno de aceite, consagrado a Dios, se encienda la luz que ha de dar testimonio al mundo del mayor milagro: que el Verbo se hizo carne, habitó entre nosotros, y murió y resucitó….y nos dejó encomendado que celebrásemos juntos, con pan y con vino que el Justo iba a pagar por nuestros pecados y que lo hagamos hasta que él regrese. Así como en Janucá los macabeos limpiaron el templo del helenismo pagano imperante, que el Señor nos consagre, nos limpie y purifique, de forma que desaparezca todo rastro de paganismo que pueda haber en nuestro templo, que son nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12
 
Re: :: La dedicación ::

Saludos.

Debo aclarar que cometi un error, el Januká no esta en la tora (que son solo los 5 libros del antiguo testamento, lo que conocemos como pentateuco, yo dije que el Januka no estaba en el A.T.).

Esto lo se porque un rabino lo dijo.


Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. (Juan 10:22-23)
La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo. Juan 1:9




Januká.Se ha celebrado la fiesta de Januká o Dedicación, aunque esta no es una fiesta ordenada por Dios al Pueblo de Israel, es una fiesta de alegría que conmemora los milagros y las victorias sobre el enemigo que deseaba imponer el paganismo y erradicar la observación de los mandamientos Divinos.

El día 25 de Kislev (este año 2006 cayó el 16 de diciembre) comenzaron los ochos días de Januká. Cada día de esta fiesta se enciende una vela hasta llegar a encender un total de ocho velas el último día de la fiesta, la Fiesta de las Luces o como es más conocida “La Fiesta de la Dedicación”, se celebra la recuperación del Templo de manos de los seléucidas, cuando ellos tomaron la Tierra de Israel de manos de los ptolomeos en el año 197 a.c., ellos entraron al Templo Sagrado y lo impurificaron, haciendo sacrificios a los dioses paganos, todos estos sacrilegios fueron parte de la campaña política de Antíoco Epífanes para que el Pueblo Judío no observara los mandamientos del Señor, su campaña ordenaba la prohibición de la circuncisión a los niños, la enseñanza de los pequeños, la lectura de la Torá en las sinagogas, y además entre su intención para que el Pueblo de Israel se asimilara abrió centros helenistas de deporte y cultura, algunos judíos fueron atraídos por estas costumbres que iban en contra de los mandamientos, pero la mayoría del pueblo se oponía a tales prácticas y preferían la muerte a tener que faltar al Dios de sus Padres: “Sucedió también que siete hermanos apresados junto con su madre eran forzados por el rey, flagelados con azotes y nervios de buey, a probar carne de puerco (prohibida por la Ley). Uno de ellos, hablando en nombre de los demás, decía así: ¿Qué quieres preguntar y saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que violar las leyes de nuestros padres” (II Macabeos 7:1-2), algunos judíos siguieron la ordenes por temor, muchos abandonaron el país, pero entre aquellos que se quedaron en la Tierra Prometida estaba Matitiáhu el levita; como siempre los grandes movimientos comienzan por un hombre respaldado por Dios y ellos se enfrentan solos contra todo el mundo, como Abraham; Moisés; Elías; y muchos otros, las grandes revoluciones que han marcado el destino del mundo han comenzado por un hombre sin ejércitos o sin poder, después de que Matitiáhu muere, sus cuatro hijos: Yehudá, Shimón, Yonatán y Azaría luchan en contra del enemigo, después de que ellos lo vencen la Casa de los Hasmoneos toma el poder, por desgracia esta Casa llena de orgullo por sus victorias se olvida de los milagros hechos por el Eterno y vuelven su cara hacia Roma, siendo tentados por los tratos diplomáticos y la política. La conquista de la Tierra de Israel por los griegos y las guerras de los judíos en contra de los seleúcidas las podemos ver en los libros de los Macabeos (estos libros no son parte del Canon bíblico pero si son históricos), la guerra que comenzó alrededor del año 170 tuvo su fin en el año 63 a.c. Debido a la intervención romana.







Es interesante que el Evangelio de Juan es una de las fuentes judías más antiguas que habla sobre la Festividad de Januká, “Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón” (10:22-23), junto con los libros de los Macabeos, encontramos que el Evangelio de Juan y Flavio Josefo hablan de la Festividad de la Dedicación, pero no mencionan el milagro que sucedió en el Templo.

El Milagro de Januká
Aunque para muchos cristianos existe un período de 400 años de silencio en el que Dios no se manifiesta a Su pueblo, para los judíos es muy diferente, según la Tradición Judía, Dios se manifestó por medio de un hermoso milagro cuando el Templo fue dedicado de nuevo por Yehudá el Macabeo y el Pueblo de Israel aquel 25 de Kislev.

En el Evangelio de Juan se recuerda que ya en la época del Señor la celebración de la purificación del Templo se hacía en Jerusalén y los judíos, incluido el Señor Jesús, subían para conmemorarla.

Según Flavio Josefo, el Templo después de haber sido impurificado, se destruye toda la idolatría que había profanado el Santuario, el Templo es limpiado cuidadosamente y se construye un nuevo altar, siendo nuevamente dedicado el Santuario el 25 de Kislev, Josefo trae la historia de la Dedicación con muchos detalles (Antigüedades de los Judíos 12:7:6), pero no menciona el milagro de Januká.

La primera mención que tenemos de Januká en el Talmud es en el Tratado Shabat: “¿Qué es Januká? Dijeron los Rabinos: En el 25 de Kislev, los ocho días de Januká no son días de duelo y de ayuno. Porque cuando entraron los griegos al Santuario, impurificaron todos los aceites que estaban allí. Y cuando se levantó el reino de los hasmoneos y fueron victoriosos, buscaron y encontraron solo una vasija de aceite en la que estaba el sello del sumo sacerdote, y era suficiente solo para un día (para encender las velas de la Menorá - candelabro de siete brazos), se hizo un milagro y estuvieron prendidas ocho días, al año siguiente se decretó estos días de alabanza y agradecimiento” (21b).

Es así la primera vez que se recuerda en el Talmud la Festividad de Januká y el milagro de la vasija de aceite, dando por testimonio que el decreto de esta festividad fue decretado por “los Sabios de aquella generación” y escrito en la Guemará (segunda parte del Talmud) siglos después, según los rabinos las victorias de los judíos en contra de los griegos es gracias a que Dios se manifestó y apiadó de Su pueblo, haciendo milagros y actuando de una forma palpable, el milagro de la Menorá encendida por ocho días con una sola vasija de aceite purificado que era suficiente para un día, hasta que se hiciera más aceite puro, fue la confirmación de la Presencia del Eterno en aquella época de angustia y peligro para el Pueblo de Israel, la Mishná Brurá lo relata de la siguiente forma: “Porque en los días del segundo Templo los reyes de Grecia decretaron leyes sobre Israel y anularon su Fe (religión).... hasta que el Dios de nuestros Padres se apiadó y nos salvó de sus manos y nos libró de ellos... porque no encontraron sino solo una vasija de aceite.... y encendieron las velas (del candelabro) por ocho días, hasta que machacaron aceitunas y sacaron aceite puro. Por eso los Sabios de aquella generación decretaron estos ocho días desde el 25 de Kislev para alegría y alabanza, enciendan en esos días velas en las entradas de las casas cada noche de los ocho días, para mostrar y revelar el milagro” (Mishná Brurá 670).





Costumbres de la Festividad
En la literatura rabínica se encuentran los detalles de cómo se debe celebrar Januká, pero en general podemos decir que Januká se celebra con comidas y cantos de alabanza, en las oraciones diarias hay un texto especial que se agrega y dice así:

“Por los milagros, y la salvación, y las proezas... y las guerras que hiciste por nuestros padres en aquellos días y en este tiempo.... en los días de Matitiáhu hijo de Yojanán el sumo sacerdote... y se fijaron estos ocho días de la dedicación (del Templo), para agradecer y alabar Tu gran Nombre”.

La forma de principal de celebrar esta festividad es por medio del encendido de velas cada noche de la festividad para conmemorar cada día del milagro llevado por el Señor al mantener el Candelabro encendido por ocho días, es importante que el candelabro (janukía, tiene 9 brazos) sea puesto en un lugar en la casa en el cual las personas que están en la calle puedan verlo con claridad, es así que muchas familias acostumbran colocar la janukía en la entrada de sus casas o en las ventanas que dan hacia la calle principal. La razón por la que se debe hacer esto es como dice en el Talmud: “para mostrar anunciar el milagro”, la forma principal de enaltecer a Dios y Sus proezas es por medio del testimonio público, es así que el mandamiento principal de esta celebración sea el dar testimonio de lo que Dios hizo por Su pueblo.

La Festividad de Januká y Yeshua (Jesús)
En la literatura rabínica se pueden ver el cómo y en qué lugar se debe colocar el candelabro, y aunque los detalles son muchos, la única y principal razón es el “pirsum ha’nes”, es decir, ‘la proclamación del milagro’ en público, esta razón se recuerda en los cantos, oraciones y actos durante toda la festividad.

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” .(Mt. 5:14-16).

La idea de que el testimonio es una luz, se remonta al significado y simbolismo del candelabro de siete brazos en el Lugar Santo, y esa misma idea la podemos ver en las siguientes palabras: “también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (Is. 49:6; y 42:6), es decir, que las naciones verán el cumplimiento de las profecías en Israel y su testimonio será luz que traerá la salvación a la naciones que tendrán participación en la salvación de Israel.

De una forma muy resumida se puede decir que en el Judaísmo, la luz ha sido la señal de la presencia de Dios en medio de la oscuridad, es así, que el Señor refleja la idea de la presencia de Dios en nuestro cuerpo de la siguiente manera: “Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor” (Lc. 11:36), es así que si en nosotros no brilla la luz del testimonio, no podremos ser velas que den testimonio de nuestro cuerpo como templo purificado y dedicado al Señor.

Después el Señor dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, he aquí en estas palabras encontramos lo dicho por los rabinos con relación a Januká, en primer lugar, se deben colocar las velas de Januká en un lugar donde se puedan ver por todos para así poder anunciar el milagro, en tiempos de paz se debe hacer público, colocando las velas en la puerta de la casa o en la ventana, y en tiempos de peligro (persecución) dentro de la casa para que el milagro sea público por lo menos entre aquellos que están en la casa. En segundo lugar, la meta de hacer público el milagro es glorificar al Eterno, es decir, que las velas de Januká no las debemos poner a la vista de los demás para que el público piense que somos unas personas santas y seguimos sus mandamientos por mérito propio, haciendo público un testimonio falso y lleno de orgullo, sino que debe ser como dice el Señor: “y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, en las palabras de los rabinos: “para agradecer y alabar Tu gran Nombre”, y de esta forma podamos cumplir las palabras de Pablo: “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Flp. 2:15). Es así que de esta forma el Señor nos pide hacer ‘la proclamación del milagro’ por medio de nuestras obras, y ¿cuál es el milagro que se ha de proclamar?

En las enseñanzas de Januká, las velas de cada día se encienden con la ayuda de una vela que se llama ‘shamash’ (ayudante o servidor, o siervo), el shamash es una vela que solo tiene la función de servir, y su fuego se puede utilizar para cualquier propósito, mientras que las otras velas que se usan para conmemorar cada día, está prohibido utilizar el fuego para cualquier fin, como se dice a la hora de encender la janukía cada día: “estas velas las encendemos por los milagros... estas velas son santas y no tenemos permiso de utilizarlas, sino solo para verlas solamente...”, es decir, es que las velas están destinadas a servir como testimonio del milagro y no se pueden utilizar con otro propósito como leer o trabajar con la ayuda de la luz de ellas, mientras que con la vela que es el shamash podemos leer y utilizarla para otros fines. Es interesante que esta vela que se llama shamash, a pesar de que es un simple instrumento, tiene un lugar importante en la janukía, recibiendo el lugar más alto entre todas las velas.Mientras que las velas de cada día representan y dan testimonio del milagro, la vela del shamas (siervo) nos recuerda al siervo justo, al Señor Yeshua (Jesús), que como un shamash (siervo) murió por nuestros pecados, y a pesar de que por nuestra culpa él sufrió nuestros dolores fue ascendido al lugar más alto en gloria, y es este shamash el que enciende nuestra vela para dar testimonio de aquel milagro y obra hecha por medio del Shamash de Dios en el Calvario, y así por nuestras obras poder proclamar lo que el Eterno hizo por Israel en aquellos días y es vigente para hoy también.Es así que el Señor nos pide que demos testimonio de Su obra la cual nos permite purificar Su templo, que es nuestro cuerpo y por medio del mismo ser una vela que anuncia y da testimonio de forma pública para que todos puedan engrandecer el Santo Nombre del Eterno.

En estas fechas, Jesús subía a Jerusalén a celebrar la fiesta de las luces, de la dedicación, de Janucá…..que el Señor repita aquel milagro de nuevo, y de un pequeño recipiente lleno de aceite, consagrado a Dios, se encienda la luz que ha de dar testimonio al mundo del mayor milagro: que el Verbo se hizo carne, habitó entre nosotros, y murió y resucitó….y nos dejó encomendado que celebrásemos juntos, con pan y con vino que el Justo iba a pagar por nuestros pecados y que lo hagamos hasta que él regrese. Así como en Janucá los macabeos limpiaron el templo del helenismo pagano imperante, que el Señor nos consagre, nos limpie y purifique, de forma que desaparezca todo rastro de paganismo que pueda haber en nuestro templo, que son nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12
 
Re: :: La dedicación ::

Y Jesús estaba en el templo, ratificando con ello la celebración de la fiesta de la dedicación.

¿Algo que objetar amigo hielo?