Re: Niños en parejas gays
La homosexualidad es parte del mismo lote, en el cual se incluyen "borracheras", "orgías", "fornicación" y "hurto".
Es decir: la condición pecaminosa natural del hombre, que en unos se manifiesta de una forma ("homosexualidad") y en otros de otra ("borrachera").
La salida para todos los casos es la misma: la sangre del Justo que limpia de todo pecado (que en su acepción original significa "error").
El hecho de que muchos homosexuales no vean su error, o muchos fornicarios no vean su error, o muchos ladrones tampoco vean su error, no quiere decir que no yerren.
Sólo quiere decir que la Luz de Cristo no les ha permitido ver cuán grande es su pecado, y cuán grande es la limpieza que es en Cristo Jesús. La medida de la Luz es la medida del autoconocimiento del pecado.
Y donde abunda el pecado (es decir, en toda la raza humana, sin distinción de raza o credo), sobreabunda la gracia en Cristo Jesús, si en verdad ha habido un toque eficaz en la voluntad de la persona, y no una mera aprehensión mental del Evangelio. Porque gran parte de los problemas de pecados (o errores) que arrastran las personas (muchas de ellas, "cristianas") son debidos a una ineficaz simiente, tal y como Cristo explicó en la Parábola del Sembrador.
La homosexualidad es parte del mismo lote, en el cual se incluyen "borracheras", "orgías", "fornicación" y "hurto".
Es decir: la condición pecaminosa natural del hombre, que en unos se manifiesta de una forma ("homosexualidad") y en otros de otra ("borrachera").
La salida para todos los casos es la misma: la sangre del Justo que limpia de todo pecado (que en su acepción original significa "error").
El hecho de que muchos homosexuales no vean su error, o muchos fornicarios no vean su error, o muchos ladrones tampoco vean su error, no quiere decir que no yerren.
Sólo quiere decir que la Luz de Cristo no les ha permitido ver cuán grande es su pecado, y cuán grande es la limpieza que es en Cristo Jesús. La medida de la Luz es la medida del autoconocimiento del pecado.
Y donde abunda el pecado (es decir, en toda la raza humana, sin distinción de raza o credo), sobreabunda la gracia en Cristo Jesús, si en verdad ha habido un toque eficaz en la voluntad de la persona, y no una mera aprehensión mental del Evangelio. Porque gran parte de los problemas de pecados (o errores) que arrastran las personas (muchas de ellas, "cristianas") son debidos a una ineficaz simiente, tal y como Cristo explicó en la Parábola del Sembrador.