A Amando Hoyos

22 Noviembre 2006
2.426
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¿Que piensa sobre los libros apocrifos o deutero, son inspirados o no?, ya que como defensor de Roma, aunque segun escuche por ahi no es miembro de esa iglesia, pero aparece con un articulo suyo en paginas de apologetica Romana.
 
Re: A Amando Hoyos



No soy uno que "ama" hoyos, sino que soy uno que los "arma" :lach:

¿Que piensa sobre los libros apocrifos o deutero, son inspirados o no?

Por supuesto que desde luego que por supuesto que si. Son inspirados. El primer "sabio" en decir que no lo eran fue el conocidicimo Cipriano de Varela, quien al revisar la traduccion de Casiodoro de Reina en 1602 agrupo estos Libros entre los dos Testamentos aseverando que no eran Libros inspirados. Desde entonces, todos los "revisores" y los "revisores de revisores" han optado por repetir la cancion de aquel Varela. :icon9_2:


, ya que como defensor de Roma,

Yo soy el chapulin que defiende la causa de los que estan en apuros. :musico6:

aunque segun escuche por ahi no es miembro de esa iglesia,

Escucho correctamente.

pero aparece con un articulo suyo en paginas de apologetica Romana.

Si, un aporte que di en un tema que trataba precisamente sobre estos Libros, un forista solicito mi permiso para publicarlo en su pagina y no se lo negue.
 
Re: A Amando Hoyos

Jejeje, disculpa me comi una "r", hay dos cosas que me sorprendieron de tu respuesta la primera es que los consideras inspirados y la segunda es que segun tu Cipriano de Valera es el primero que no los considero como inspirados, a la primera le pondre mas atencion despues, pero esta ultima me interesa, ya que estoy completamente seguro que no fue Cipriano de Valera el primero en rechazarlos como inspirados y por lo tanto pertenecientes al canon del AT.

Por ejemplo Atanasio, mas de un milenio atras de Cipirano, rechaza que estos sean inspirados y formen parte del AT:

Hay una traducción en ingles en NPCF, serie 2, IV, pp. 551 ss., pero aquí usaremos la traducción al español que se encuentra en el libro “El canon de la Escritura” F.F. Bruce.
“Puesto que algunos se han encargado de poner en orden los denominados libros apócrifos e intercalarlos en la Escritura inspirada por Dios, lo cual afecta a cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, como aquellos que desde el principio vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra entregada a los padres, me ha parecido oportuno también a mi, habiendo sido animado a ello por los verdaderos hermanos, exponer en orden los libros que están incluidos en el canon y que nos han sido entregados con la debida acreditación de ser divinos. Mi propósito es que cada uno de los que se han desviado pueda condenar a aquellos que le condujeron a desviarse y que aquellos que han permanecido intachables puedan regocijarse por haber recordado estas cosas.
Los libros del antiguo testamento, por tanto, son veintidós en numero, porque (según lo que he oído) este es el numero tradicional de letras entre los hebreos”

Estos son los libros que menciona:
Genesis, Exodo, Levitico, Numeros, Deuteronomio, Josué el hijo de Nun, Jueces, Rut, 1 y 2 Reinos, 3 y 4 Reinos, 1 y 2 Crónicas, 1 y 2 Esdras (Esdras-Nehemias), Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Job, Los doce Profetas, Isaías, Jeremías, con Baruc, Lamentaciones y la Epístola, Ezequiel y Daniel.

El resultado final de Atanasio es el mismo de Orígenes, pero separa Rut de Jueces en la lista y omite Ester.

Continúa diciendo:

“Pero para una mayor exactitud en lo que escribo debo añadir lo siguiente hay otros libros aparte de estos que no están incluidos en el Canon, sino que fueron señalados en los tiempos de los padres para ser leídos para aquellos que hacia poco se habían convertido y deseaban ser instruidos en la verdadera religión. Se trata de la Sabiduría de Salomón, la sabiduría de Sirac, Ester, Judit y Tobit, pero mientras que los primeros si se incluyen en el canon y los últimos se leen (en la iglesia), no se mencionan las obras apócrifas”

Atanasio al igual que los demás padres Griegos aceptaba virtualmente el mismo canon que los protestantes, esto no se trata de gustos y de prejuicios sino de evidencia histórica.

Jeronimo tambien los rechazo como inspirados y parte del canon:

Jerónimo

Eusebius Sofronius Hieronymus, era el verdadero nombre latino de Jerónimo, que nació en el ano 346 d.C., en el Estridor en Dalmacia.
Jerónimo decidió seguir revisando el AT en latín haciendo referencia a la Septuaginta. Pero pronto se convenció de que la única forma satisfactoria era trabajar del hebreo original.
En su prologo acorazado (Prologus Galetaus) estableció los principios sobre los cuales se propuso trabajar.



"Este prólogo a las Escrituras puede servir como un prefacio con yelmo [galeatus] para todos los libros que hemos vertido del hebreo al latín, para que podamos saber -mis lectores tanto como yo mismo- que cualquiera [libro] que esté más allá de estos debe ser reconocido entre los apócrifos. Por tanto, la Sabiduría de Salomón, como se la titula comúnmente, y el libro del Hijo de Sirá [Eclesiástico] y Judit y Tobías y el Pastor no están en el Canon."
Traducción al español se encuentra en el libro “El canon de la Escritura” F.F. Bruce.

Lo que escribe Jerónimo en su Prolugos Galeatus, no lo hace un radical y el único padre de la iglesia que pensó de esa manera, como lo tratan de hacer ver los apologistas romanos, sino que hizo de de una forma mas explicita lo que pensaban la mayoría de los padres respecto a los libros llamados eclesiásticos, y a las pruebas me remito.

También tenemos mas aportaciones de Jeronimo en su prologo a los tres libros de Salomón (Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los cantares):

“Allí circula también la virtusisima de Jesús hijo de Sirac, junto a una obra parecida: el seudopigrafe titulado “La sabiduría de Salomón”. La primera de ellas la encontré también en hebreo, con el titulo no de Eclesiástico, como en latín, sino de “Parábolas”. El último no se ha encontrado en ninguna parte en hebreo: su mismo estilo tiene un sabor a elocuencia griega y varios escritores antiguos afirman que es obra del Judio Filon. Igual que la iglesia lee Judit, Tobit y los libros de los Macabeos sin considerarlos libros canónicos, permitamos leer también estos dos volúmenes para la edificación del pueblo aunque no sean para establecer la autoridad de los dogmas eclesiásticos”.

Interesante, dice que la iglesia leía los apócrifos pero no los recibe como escrituras, esto derrumba más de la mitad de los ejemplos que dan en muchas paginas de apologética romanista , donde padres de la iglesia citan a los apócrifos pero jamás lo consideran como escritura.

Podria hacer una lista muchisimo mas larga de padres que no haceptaban en el canon del AT a los apocrifos, creo que estos 2 simples ejemplos demuestran que no fue Cipriano de Valera en no considerarlos como inspirados.
 
Re: A Amando Hoyos

Jejeje, disculpa me comi una "r", hay dos cosas que me sorprendieron de tu respuesta la primera es que los consideras inspirados y la segunda es que segun tu Cipriano de Valera es el primero que no los considero como inspirados, a la primera le pondre mas atencion despues, pero esta ultima me interesa, ya que estoy completamente seguro que no fue Cipriano de Valera el primero en rechazarlos como inspirados y por lo tanto pertenecientes al canon del AT.

Por ejemplo Atanasio, mas de un milenio atras de Cipirano, rechaza que estos sean inspirados y formen parte del AT:

Hay una traducción en ingles en NPCF, serie 2, IV, pp. 551 ss., pero aquí usaremos la traducción al español que se encuentra en el libro “El canon de la Escritura” F.F. Bruce.
“Puesto que algunos se han encargado de poner en orden los denominados libros apócrifos e intercalarlos en la Escritura inspirada por Dios, lo cual afecta a cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, como aquellos que desde el principio vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra entregada a los padres, me ha parecido oportuno también a mi, habiendo sido animado a ello por los verdaderos hermanos, exponer en orden los libros que están incluidos en el canon y que nos han sido entregados con la debida acreditación de ser divinos. Mi propósito es que cada uno de los que se han desviado pueda condenar a aquellos que le condujeron a desviarse y que aquellos que han permanecido intachables puedan regocijarse por haber recordado estas cosas.
Los libros del antiguo testamento, por tanto, son veintidós en numero, porque (según lo que he oído) este es el numero tradicional de letras entre los hebreos”

Estos son los libros que menciona:
Genesis, Exodo, Levitico, Numeros, Deuteronomio, Josué el hijo de Nun, Jueces, Rut, 1 y 2 Reinos, 3 y 4 Reinos, 1 y 2 Crónicas, 1 y 2 Esdras (Esdras-Nehemias), Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Job, Los doce Profetas, Isaías, Jeremías, con Baruc, Lamentaciones y la Epístola, Ezequiel y Daniel.

El resultado final de Atanasio es el mismo de Orígenes, pero separa Rut de Jueces en la lista y omite Ester.

Continúa diciendo:

“Pero para una mayor exactitud en lo que escribo debo añadir lo siguiente hay otros libros aparte de estos que no están incluidos en el Canon, sino que fueron señalados en los tiempos de los padres para ser leídos para aquellos que hacia poco se habían convertido y deseaban ser instruidos en la verdadera religión. Se trata de la Sabiduría de Salomón, la sabiduría de Sirac, Ester, Judit y Tobit, pero mientras que los primeros si se incluyen en el canon y los últimos se leen (en la iglesia), no se mencionan las obras apócrifas”

Atanasio al igual que los demás padres Griegos aceptaba virtualmente el mismo canon que los protestantes, esto no se trata de gustos y de prejuicios sino de evidencia histórica.

Jeronimo tambien los rechazo como inspirados y parte del canon:

Jerónimo

Eusebius Sofronius Hieronymus, era el verdadero nombre latino de Jerónimo, que nació en el ano 346 d.C., en el Estridor en Dalmacia.
Jerónimo decidió seguir revisando el AT en latín haciendo referencia a la Septuaginta. Pero pronto se convenció de que la única forma satisfactoria era trabajar del hebreo original.
En su prologo acorazado (Prologus Galetaus) estableció los principios sobre los cuales se propuso trabajar.



"Este prólogo a las Escrituras puede servir como un prefacio con yelmo [galeatus] para todos los libros que hemos vertido del hebreo al latín, para que podamos saber -mis lectores tanto como yo mismo- que cualquiera [libro] que esté más allá de estos debe ser reconocido entre los apócrifos. Por tanto, la Sabiduría de Salomón, como se la titula comúnmente, y el libro del Hijo de Sirá [Eclesiástico] y Judit y Tobías y el Pastor no están en el Canon."
Traducción al español se encuentra en el libro “El canon de la Escritura” F.F. Bruce.

Lo que escribe Jerónimo en su Prolugos Galeatus, no lo hace un radical y el único padre de la iglesia que pensó de esa manera, como lo tratan de hacer ver los apologistas romanos, sino que hizo de de una forma mas explicita lo que pensaban la mayoría de los padres respecto a los libros llamados eclesiásticos, y a las pruebas me remito.

También tenemos mas aportaciones de Jeronimo en su prologo a los tres libros de Salomón (Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los cantares):

“Allí circula también la virtusisima de Jesús hijo de Sirac, junto a una obra parecida: el seudopigrafe titulado “La sabiduría de Salomón”. La primera de ellas la encontré también en hebreo, con el titulo no de Eclesiástico, como en latín, sino de “Parábolas”. El último no se ha encontrado en ninguna parte en hebreo: su mismo estilo tiene un sabor a elocuencia griega y varios escritores antiguos afirman que es obra del Judio Filon. Igual que la iglesia lee Judit, Tobit y los libros de los Macabeos sin considerarlos libros canónicos, permitamos leer también estos dos volúmenes para la edificación del pueblo aunque no sean para establecer la autoridad de los dogmas eclesiásticos”.

Interesante, dice que la iglesia leía los apócrifos pero no los recibe como escrituras, esto derrumba más de la mitad de los ejemplos que dan en muchas paginas de apologética romanista , donde padres de la iglesia citan a los apócrifos pero jamás lo consideran como escritura.

Podria hacer una lista muchisimo mas larga de padres que no haceptaban en el canon del AT a los apocrifos, creo que estos 2 simples ejemplos demuestran que no fue Cipriano de Valera en no considerarlos como inspirados.

G. BÁEZ-CAMARGO
BREVE HISTORIA
DEL
CANON BIBLICO
TERCERA EDICION
ediciones “luminar”
1980
© 1980. Derechos reservados por el autor.
la. edición, junio de 1979
2a. edición, marzo de 1980

Anoto solo algunos fracmentos acerca de la formacion del canon griego, obviando acerca de la formacion del canon hebreo. Los interezados deberan procurarse el libro y leerlo o lo pudiera copiar por solicitud igualmente.


FORMACIÓN DEL “CANON” GRIEGO
(SEPTUAGINTA)

La primera colección propiamente dicha que se formó de los libros sagrados hebreos fue al prepararse una versión griega de ellos, la que recibió el nombre de Versión de los Setenta o Septuaginta. En el relato de cómo se llevó a cabo se mezclan pintorescamente la historia y la leyenda.
Desde muy antiguo se había establecido en Egipto una numerosa colonia judía, especialmente con la emigración en masa tras la caída de Jerusalén en manos de los babilonios (587 a.C.). Los centros más importantes de inmigrados judíos eran Elefantina y Alejandría, sobre todo esta última. Dedicados principalmente al comercio, pero también al desarrollo de la cultura, ejercían una gran influencia. Entre los más grandes filósofos de la época figura Filón, judío alejandrino. Los monarcas, de origen griego, eran grandes impulsores de las ciencias y las letras. La Biblioteca de Alejandría era un verdadero emporio de la sabiduría y la literatura. Los judíos, al cabo de varias generaciones, conocían el hebreo sólo como una lengua litúrgica, y más y más sentían la necesidad de poseer en su lengua cotidiana, el griego, los tesoros de la literatura judaica, entrañablemente religiosa, comenzando con la Toráh y siguiendo con los demás libros que la tradición tenía por sagrados, en que la historia y la religión de su pueblo estaban tan indisolublemente vinculados. Este anhelo fue el origen y la motivación para la versión Septuaginta.

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Y ahora entra la leyenda. Se consigna particularmente en la llamada Carta de Aristeas, probablemente de fines del siglo 2 a.C. Según ella, Ptolomeo II Filadelfo, que reinó en Egipto de 285 a 246 a.C., ordenó, por sugerencia de su bibliotecario Demetrio Falereo, que se hiciera la traducción. Por instrucciones del rey, uno de sus funcionarios, llamado Aristeas, viajó de Alejandría a Jerusalén para pedir al sumo sacerdote Eleazar que enviara un equipo de traductores. El dignatario judío habría mandado entonces 72 ancianos, los cuales en 72 días, trabajando por separado, habrían producido una versión unánime. Pero la Carta de Aristeas se refiere sólo a la traducción del Pentateuco. Josefo, al consignar el relato, dice que lo traducido fue “la ley”, o “las leyes”, lo cual parece confirmarlo (Ant., XI, 2, 13). La traducción recibió el nombre de Septuaginta o de los Setenta (LXX), tomando esta cifra redonda en vez de los legendarios 72. Después se hizo extensivo a toda la versión, que se completó hacia 150 a.C., como se deduce del prólogo al Eclesiástico (132 a.C.) que hace alusión indirecta a ella. No sabemos quiénes fueron los traductores que hicieron el trabajo, pero habiendo tardado éste unos 100 años, es claro que la labor se fue haciendo gradualmente y por diversos individuos o grupos, trabajando al parecer cada uno por su lado. Esto se echa de ver por las diferencias de estilo y de calidad que se advierten en el griego usado y en la manera de traducir.
¿Qué libros fueron los traducidos al griego para formar la Septuaginta? Desde luego, no hay motivos para dudar de la ortodoxia de los judíos alejandrinos, y por consiguiente de que se tradujeron los libros que ya para entonces se consideraban en Palestina como libros sagrados, si bien no debe olvidarse que todavía no había un dictamen de las autoridades religiosas judías que fijaran con precisión su número.

Es del todo probable que en la formación de la colección vertida al griego intervinieran, además de las consideraciones específicamente religiosas, también las de orden histórico y literario. Lejos de la patria, era natural que los judíos quisieran tener en su lengua de uso cotidiano, el griego, no sólo aquellos libros normativos de su vida moral y religiosa, sino también algunas muestras, que para ellos serían muy apreciadas, de la literatura y la historia judías en general. Esto permite pensar que los judíos de Alejandría tenían un concepto más amplio que el de los de Palestina en cuanto a los que consideraban como libros sagrados. Por ello también parece natural esperar que en la LXX incluyeran otros libros, además de los que más de dos siglos después iban a formar el canon hebreo oficial. Pero la cuestión es otra vez: ¿Cuáles eran estos libros adicionales?
El hecho es que no lo sabemos con certeza, porque, excepto algunos fragmentos de papiros hallados en Egipto, las copias de la LXX que se conocen hasta hoy son todas de manos de copistas cristianos, incluyendo los manuscritos completos más antiguos: el Sinaítico y el Vaticano, ambos del siglo 4, y el Alejandrino, del siglo 5 A.D. En esas copias figuran escritos no incluidos en el canon hebreo. Pero aun así, hay dos hechos que dificultan el problema de cuáles eran los contenidos en la Septuaginta alejandrina original. El primero es que cuando se hizo la versión griega, no se conocía la forma llamada códice, o sea la de hojas encuadernadas para formar un solo volumen, invento griego empleado primeramente por los cristianos para coleccionar sus libros sagrados. La versión griega original se escribió, por tanto, en rollos sueltos, que podían circular juntos o separados. Seguramente que una colección de ellos se conservó en la sinagoga de Alejandría, pero no subsiste ninguna lista de los que la formaban. El segundo hecho es que no todas las copias que existen contienen exactamente los mismos libros no pertenecientes al canon hebreo. Por ejemplo, II Esdras no se halla en ninguno de los códices griegos que han llegado hasta nosotros. Algunas copias incluyen III y IV Macabeos y un Salmo 151 que faltan en otras. Y no en todas se encuentra la “Oración de Manasés”. La presencia de escritos adicionales, aun tenida cuenta de estas diferencias, en las copias de la LXX que conocemos, deja la fuerte impresión de que en la selección de los libros que formarían parte de ella, los judíos alejandrinos ejercieron bastante libertad y latitud. No sabemos con certeza, en fin de cuentas, cómo era la Septuaginta original, salvo la conjetura de que, por las razones antes expuestas, seguramente contenía todos los libros del canon hebreo. En lo que hay inseguridad es en cuáles eran en ella los adicionales, aunque tampoco hay motivo para dudar de que, en términos generales, contenía la mayoría de los que, unas con otras, aparecen en las copias cristianas, si no es que todos ellos.
El problema es tal que un erudito de tanto relieve como G. W. Anderson, de la Universidad de Edimburgo, insiste en que no hay indicación de que el concepto alejandrino del canon fuera más extenso que el palestino, y que si había diferencia entre ambos, el alejandrino sería más limitado y no más amplio. En consecuencia afirma que no hay prueba definida de que en Alejandría se asociaran otros libros con los del canon hebreo. Pero es interesante que a su afirmación le añade una reserva. Eso fue “durante el periodo antes de ser la LXX adoptada por la Iglesia Cristiana”.1 Casi insinúa que los escritos adicionales, que según él no figuraban en la LXX alejandrina judía original, fueron incorporados por los cristianos, lo cual no sabemos que ninguna otra autoridad en la materia haya siquiera sugerido. Pero el hallazgo en Qumrán de fragmentos de algunos de esos escritos, como Eclesiástico, la Carta de Jeremías y Tobit, indica claramente que por lo menos algunos de ellos se conocían y gozaban de cierta popularidad en la propia Palestina desde el siglo 2 ó 1 a.C. Los alejandrinos, que consideraban Palestina como su centro espiritual y cultural, los habrían conocido también, y no habrían encontrado grave inconveniente en incorporarlos a su colección.
Por supuesto, dada la época en que se produjo la LXX, no es posible saber si los judíos de Alejandría consideraban esos escritos adicionales como de autoridad en el mismo sentido e igual grado que los que más tarde formaron el canon hebreo. Hay pruebas de que, por encima de todos los libros de su colección, consideraban, fuera de toda duda, la Toráh (Pentateuco o la Ley) como de suprema autoridad divina. Siguiendo la pauta de Palestina, que nunca dejaron de tener por normativa, pondrían como siguientes en valor y autoridad los Profetas y seguidamente los Escritos, entre los cuales seguramente el más apreciado sería el libro de los Salmos. Después de los Escritos, como en último lugar, y como de menor valor y autoridad, pondrían los escritos adicionales, entre los cuales habría sin duda también una gradación en estima, con Eclesiástico, Sabiduría y quizá I Macabeos como los más apreciados.
Los escritos que no aparecen en el canon hebreo y que figuran en la LXX, según las copias cristianas que han llegado hasta nosotros, recibieron en un principio y conservaron hasta nuestros días el designado de apócrifos. El término les fue aplicado primeramente por Cirilo de Jerusalén (siglo 4 A.D.) y San Jerónimo (siglo 5 A.D.). Lo usaron, sin embargo, no en el sentido que la palabra tiene hoy en el lenguaje común y corriente, o sea, el de “falso” o “espurio”, sino en su sentido propio original de “oculto” o “secreto” (del verbo griego apocripto, “ocultar”). Es pues, sinónimo, o más bien equivalente, del hebreo guenuzí, y tiene la misma aplicación, que ya hemos explicado anteriormente. Debido a que el vocablo fue adquiriendo en el uso general un sentido diferente del que tuvo en el uso técnico que se le había venido dando tradicionalmente en materia bíblica, desde el siglo 16 empezó a emplearse para designarlos la palabra “deuterocanónicos”, es decir, pertenecientes a un segundo canon o a un canon secundario, o sea el “canon” griego (la LXX). Esta segunda designación ha sido favorecida por los católicos romanos, en tanto que “apócrifos” es de uso corriente entre los protestantes. Los católicos llaman “apócrifos” a los libros que los protestantes designan como “seudoepígrafos”.2 Sin embargo, por razón de la indicada alteración que ha sufrido el vocablo en el curso del tiempo y en el habla ordinaria, en la actualidad van siendo más los biblistas protestantes que prefieren usar el término deuterocanónicos.
¿Cuáles son los libros antiguamente llamados “apócrifos” y ahora “deuterocanónicos”? También aquí se presenta el problema de la diferencia entre los códices griegos y entre las varias ediciones de la LXX y de las versiones que la siguen. Tomemos como tipo el Códice Alejandrino, ya mencionado. Contiene I Esdras, Sabiduría, Eclesiástico, Judit, Tobit, Baruc, Epístola de Jeremías, I, II, III, y IV Macabeos, las adiciones a Ester, las adiciones a Daniel, las Odas, como adición a los Salmos, compuestas por Ex. 15.1–19, Dt. 32.1–43, 1 S. 2.1–10, Jon. 2.3–10, Hab. 3, Is. 38.10–20, la Oración de Manasés, las adiciones a Daniel, y (demostrando que es un códice cristiano) Lc. 1.46–55, Lc. 2.29–32, Lc. 1.68–79 y Lc. 2.14. Tiene además una colección de escritos que forman un “Himno matutino” y los Salmos de Salomón. El Códice Vaticano contiene lo mismo, excepto I y II Macabeos.



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De fines del siglo 4, prácticamente contemporánea de los tres grandes códices griegos antes mencionados, es la versión latina que vino a llamarse la Vulgata, preparada por San Jerónimo (¿347?-420) según instrucciones del papa Dámaso. Siendo un erudito hebraísta, y además hebreófilo reconocido, San Jerónimo quiso en un principio limitar su versión al canon de Yabneh. Pero dos circunstancias hicieron que al fin incluyera en ella los deuterocanónicos. La primera fue el precedente establecido por las versiones latinas antiguas que, basándose más bien en la Septuaginta, los incluían. Las instrucciones, recibidas del papa Dámaso eran que revisara las varias versiones latinas existentes y produjera una sola que viniera a ser la autorizada por la Iglesia occidental. La segunda circunstancia era tal vez de más peso, y era el hecho de que la Iglesia había venido usando la LXX como su Biblia, y los creyentes estaban acostumbrados a considerar los deuterocanónicos como parte de ella. Hubo, pues, fuertes presiones de cristianos influyentes, muy especialmente de San Agustín, para que esos libros no se excluyeran de la nueva versión latina. En vista de todo ello, San Jerónimo transigió. En un tiempo se había referido a los apócrifos en general diciendo que son “como el loco vagar de un hombre cuyos sentidos lo han abandonado” (Ep. 57, 9). Y tal vez porque su lectura requiere maduro discernimiento, aconseja que a una jovencita llamada Paula se la eduque para “evitar todos los libros apócrifos, y si alguna vez desea leerlos, no por la verdad de sus doctrinas sino por respeto a sus maravillosos relatos, que se dé cuenta de que no fueron escritos realmente por aquellos a quienes se atribuyen, que hay en ellos muchos elementos defectuosos, y que se requiere mucha pericia para buscar el oro entre el fango”(Ep. 107, 12).3
Pero tratándose concretamente de los deuterocanónicos, y en su trabajo como traductor y redactor de la Vulgata, compartía el criterio de sus contemporáneos Rufino y Atanasio, llamándolos libri ecclesiastici (en el sentido de libros aceptados por la Iglesia), para distinguirlos de los libri canonici (libros canónicos) o hebraica veritas (verdad hebraica), es decir, los del canon hebreo. A los ecclesiastici les llamaba también hagiographi (lit. “libros santos”). En su Prologus galeatus dice que los libros canónicos del Antiguo Testamento son 22, como las letras hebreas, pero que algunos incluyen Rut y Lamentaciones entre los Escritos, lo cual da 24. Añade que cinco de los libros —Samuel, Reyes, Jeremías-Lamentaciones, Crónicas y Esdras-Nehemías— pueden dividirse en dos, con lo cual los 22 resultan 27. En ese mismo escrito designa Sabiduría, Eclesiástico, Judit, Tobit, I & II Macabeos y Pastor de Hermas (este último, un libro cristiano que de seguro figuraba en algunas copias) como apócrifos. Como hizo su traducción de Ester del texto hebreo y no del griego, no incluyó las adiciones. Y antecedió su versión latina de Judit, Tobit, Macabeos, Eclesiástico y Sabiduría no sólo con la nota de no hallarse en hebreo, sino con la advertencia de que pueden leerse ad edificationem plebis, non ad auctoritatem ecclesiasticorum dogmatum confírmandam (“para edificación del pueblo, mas no para confirmar la autoridad de las doctrinas de la Iglesia”).4 No parece que haya incluido Baruc en su versión, porque ningún manuscrito antiguo de la Vulgata contiene este libro. Se supone que fue incorporado como por el año 800 por Teodulfo de Orleans.
En forma muy parecida al caso de la LXX original, no sabemos con toda seguridad qué deuterocanónicos contenía la versión de San Jerónimo, que no recibió el nombre de Vulgata hasta el siglo 13, al parecer primeramente por Rogerio Bacón, el franciscano inglés. Inventada la imprenta, fue, como se sabe, el primer libro impreso por Gutenberg, en Maguncia. En 1590 se publicó, por orden de Sixto V, una edición que por ello se denominó Sixtina, y que, muerto este papa, fue reemplazada en 1592, bajo Clemente VIII, por otra, llamada por idéntica razón Clementina (o “sixto-clementina”). La Sixtina no contenía I & II Esdras. La Clementina colocó estos libros al final, añadiendo la Oración de Manasés, todos con un tipo de letra más pequeño. La Clementina fue declarada como definitiva y es la que se usa en latín hasta hoy. La edición Weber, publicada por la Sociedad Bíblica de Stuttgart, contiene los siguientes escritos deuterocanónicos:
Tobit (Tobías), Judit, adiciones a Ester agrupadas al final del libro protocanónico,5 Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, con la Carta de Jeremías al final, adiciones a Daniel 6 y I & II Macabeos. Después del Nuevo Testamento, como Apéndice, aparecen la Oración de Manasés, III & IV Esdras, Salmo 151 y Carta a los Laodicenses.
En cuanto a la Septuaginta, la edición moderna que se considera estándar es la de Rahlfs, publicada también por la Sociedad Bíblica de Stuttgart. Contiene los siguientes deuterocanónicos I Esdras, 7 Judit, Tobit, adiciones a Ester,8 I, II, III & IV Macabeos, Salmo 151, Odas,9 Sabiduría, Eclesiástico, Baruc (con la Carta de Jeremías al final), y adiciones a Daniel.10 Hasta donde sabemos, los deuterocanónicos fueron escritos originalmente, unos en griego: II Macabeos, parte de Sabiduría y las dos cartas de Artajerjes en Ester; otros en hebreo: Baruc, Eclesiástico, Judit y el resto de Sabiduría, y algunos en arameo: las dos cartas del principio de II Macabeos, Tobit, el Ester del que se hizo la versión griega, la Carta de Jeremías y II Esdras (I Esdras de Rahlfs).
Como en el caso del canon hebreo, los manuscritos de la LXX difieren en cuanto al orden de los libros. El orden generalmente adoptado en las ediciones impresas es el del Códice Vaticano (B). Las versiones antiguas y modernas en otros idiomas, incluyendo el castellano, han seguido en general este orden. Según él, después del Pentateuco, vienen agrupados los libros históricos, luego los poéticos (en los que se incluyen los de la sabiduría o sapienciales) y finalmente los proféticos. Sin embargo, algunas versiones contemporáneas castellanas, como la Nueva Biblia Española y la Cantera-Iglesias, han introducido un nuevo agrupamiento. Lo mismo hacen algunas ediciones en otros idiomas.
Obviamente, cuando Jesús y los apóstoles hablaban de “la escritura” o “las escrituras”, no podían referirse más que a lo que hoy llamamos Antiguo Testamento, porque el Nuevo Testamento no existía todavía. Desde luego, la Biblia de Jesús y sus discípulos era la constituida por los rollos que se leían y estudiaban en la sinagoga a que todos ellos asistieron. Como todavía no estaba cerrado el canon hebreo en su época, no podemos estar absolutamente seguros de cuáles eran esos rollos. Pero, como hemos visto en nuestra reseña de la historia del canon hebreo, eran, con suma probabilidad, solamente los que a fines de ese primer siglo de nuestra era se declararon canon oficial (cf. Lc. 24.44, ya citado antes). Por lo menos los Salmos existían también en arameo, como se ve por la cita del 22 que Jesús hizo estando en la cruz (Mt. 27.46).
Al parecer, Jesús conocía también el griego, que era en Palestina como una segunda lengua, por lo menos entre personas de alguna educación. Si así era, es probable que conociera los escritos de la versión griega, entonces de uso como lectura general. Pero, si fue así, no tenemos el menor indicio en los Evangelios o en el resto del Nuevo Testamento, del concepto que podría haber tenido de los deuterocanónicos. No podría hacerse otra cosa, a ese respecto, que aventurarse en conjeturas sin ninguna base firme. El hecho es que ninguna de sus referencias o citas escriturales puede corresponder a alguno de los libros deuterocanónicos. La cita que hace en Lc. 11.49–51a (Mt. 23.34, 35), no se encuentra en ninguno de los libros canónicos, pero tampoco es de algún deuterocanónico. Se ha sugerido que quizá estuviera citando un libro llamado La sabiduría de Dios (que, desde luego, no sería el deuterocanónico Sabiduría, llamado “de Salomón”), pero esto es sólo una atractiva conjetura. Tampoco se sabe la procedencia de su cita en Jn. 7.38. No se halla en ningún libro canónico o deuterocanónico. Pero Jesús, cualquiera que fuera el escrito citado, lo consideraba y así lo dice, como escritura sagrada: “la Escritura”.
Con toda probabilidad, los libros del canon hebreo fueron también, por la misma razón aducida arriba, la Biblia de los primeros judíos convertidos al cristianismo en Palestina, y en particular de la iglesia de Jerusalén. Esto cambió, sin embargo, en el curso del propio siglo primero, especialmente por la rápida difusión del cristianismo naciente entre los judíos de la Dispersión y los gentiles, unos y otros de habla griega, de modo que el Nuevo Testamento, formado durante la segunda mitad de ese siglo, hubo de componerse de escritos en griego, no en hebreo y ni siquiera en arameo. Por esa razón los cristianos, al tratarse del Antiguo Testamento, o sea de “la Escritura” conocida hasta aquel entonces, utilizaron a tal punto la versión griega Septuaginta que ésta vino a ser, de hecho, la Biblia de la Iglesia Primitiva. Y no hay bases documentales para pensar que, en un principio, hayan hecho distinción entre unos libros y otros de los que contenía. Con toda probabilidad consideraban toda la colección como Escritura inspirada divinamente. Y hasta es muy probable que, en cuanto a la versión misma, siguieran el criterio de Filón y la consideraran tan inspirada como los originales hebreos.
La mayoría de las citas del Antiguo Testamento en el Nuevo, 80 por ciento según el cómputo de Pfeiffer, se hacen directamente de la LXX y no del texto hebreo. Por supuesto, los cristianos se daban cuenta de las diferencias que hay entre ambos, pero en algunos de los Padres de la Iglesia llegó a ser tanta la confianza que le tenían a la Septuaginta que, por ejemplo, Justino, en su Diálogo con Trifón, un judío, acusaba a los judíos de haber alterado deliberadamente el texto hebreo para suprimir en él pasajes que identifican a Jesús como el Mesías y que se encontraban en las copias de la LXX usadas por los cristianos.
……………………………………………………

En cuanto a los deuterocanónicos, no hay, como antes dijimos, citas directas de ellos, pero sí paralelos, alusiones indirectas e influencias más o menos visibles. En Ef. 6.13–17, la figura de la “armadura de Dios” puede haberse inspirado en el pasaje similar de Sabiduría 5.18–20. En He. 1.1–3 hay dos palabras griegas que no ocurren en ningún otro pasaje del Nuevo Testamento: polumerós (“de muchas maneras”) y apaúgasma (“resplandor”), que son las mismas que aparecen en Sab. 7.22 y 23 respectivamente, aplicadas a la Sabiduría Divina. El autor de Hebreos las refiere al Hijo, que según una antigua interpretación es la Sabiduría personificada, y que el pensamiento cristiano primitivo identificaba con Cristo (cf. “Cristo… sabiduría de Dios”, en 1 Co. 1.24). Otro pasaje del mismo libro (3.14, 15) parece basarse en II Macabeos 6.18–7.42, que habla de los sufrimientos de los judíos perseguidos por los tiranos seléucidas. Sgo. 1.19, 8 parece basarse en Eclesiástico 5.11, y hay otros pasajes de Santiago que sugieren influencias de este deuterocanónico y de Sabiduría. En Mt. 27.43 puede estar reflejado Sab. 2.13, 18. El concepto del cuerpo que hallamos en 2 Co. 5.4 coincide con el de Sab. 9.15. Y Ro. 1.20–32 tiene sustancial parecido con Sab. 13.1–9; 14.22–31. Un cotejo más detenido podría mostrarnos que los escritores del Nuevo Testamento conocían y a veces utilizaban directa o indirectamente los libros deuterocanónicos, cualquiera que fuera el grado de autoridad que les reconocieran.



Continua...
 
Re: A Amando Hoyos

Continuacion...


Hacia 1566 se comenzó a llamar “protocanónicos” a los libros del canon hebreo, y “deuterocanónicos” a los demás incluidos en la lista de libros que el Concilio de Trento había declarado, sin distinción, canónicos. En 1568 apareció en inglés la llamada Biblia del Obispo, que contenía los deuterocanónicos. Y en 1569 la primera Biblia completa en castellano, versión de Casiodoro de Reina, publicada en Basilea. Contenía los deuterocanónicos siguientes, en la colocación de la Vulgata: Oración de Manasés, III & IV Esdras, Tobit, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc con la Carta de Jeremías, y I & II Macabeos. Las adiciones a Ester se imprimen al final del libro, con nota de no hallarse en el texto hebreo. En cuanto a las adiciones a Daniel, la Oración de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes se insertan después de 3.23, con advertencia de no hallarse “en los originales hebreos, sino en los griegos”. La Historia de Susana y la Historia de Bel y el Dragón van, como en la Vulgata, al final del libro, formando respectivamente los capítulos 13 y 14, con la siguiente nota al final del cap. 12: “Hasta aquí se lee el texto de Daniel en hebraico; lo que se sigue en estos dos capítulos postreros es trasladado de la versión de Teodoción”. Reina pone en los protocanónicos referencias marginales a los deuterocanónicos, y viceversa. En el Nuevo Testamento tiene las siguientes referencias deuterocanónicas, que aquí damos entre paréntesis después del texto canónico respectivo: Mt. 6.14 (Eclo. 28.2); Mt. 7.12 (Tob. 4.15); Mt. 20.15 (Tob. 4.7,8, Eclo. 14.9, 10, etc.); Mt. 23.37 (IV Esdras 1.30); Mt. 27.43 (Sab. 2.18); Lc. 14.12 (Tob. 4.16,17); Jn. 6.31 (Sab. 16.20); Jn. 10.22 (I Mac. 4.59); Hch. 10.34 (Sab. 6.7); Ro. 1.23 (Sab. 12.24); Ro. 9.20 (Sab. 15.7); Ro. 11.34 (Sab. 9.13); Ro. 13.1 (Sab. 6.4); 1 Co. 2.16 (Sab. 9.17); 1 Co. 6.2 (Sab. 3.8); 1 Co. 15.32 (Sab. 2.6); 2 Co. 6.14 (Eclo. 13.17 ,23 2 Co. 9.7 (Eclo. 35.9 ¿o 9?); 1 Ts. 5.17 (Eclo. 39.5; He. 1.3 (Sab. 7.26); He. 11:12 (Eclo. 44.21 o ¿21?); He. 11.35 (la referencia no es directa, pero dice que se alude al “tiempo de los macabeos”); Sgo. 1.10, 11 (Eclo. 14.18?); Sgo. 1.19 (Eclo. 5.11,12); Sgo. 2.3 (Eclo. 4.2 o ¿1?); Sgo. 3.2 (Eclo. 14.1, 19.16 y 25.8); 1 P. 5.7 (Sab. 12.13); Ap. 8.2 (Tob. 12.15?); Ap. 9.7 (Sab. 16.9).
En la Confesión de Fe de las Iglesias Reformadas de Francia (Confesión de La Rochelle, 1571), el artículo III enumera “los libros canónicos”. Son los del canon hebreo. Y el artículo IV adopta el criterio de San Jerónimo y de Lutero, al respecto de “los otros libros eclesiásticos, sobre los cuales, aunque sean útiles, no se puede fundar ningún artículo de fe”. La Confesión de Fe (reformada) de los Países Bajos da una lista idéntica de “los libros canónicos”. De 1575 a 1579 se publicó también en Holanda la versión latina del Antiguo Testamento y los deuterocanónicos, hecha por los protestantes Tremellius y Junius, la cual “adquirió gran fama entre los protestantes, particularmente los de la Iglesia Reformada”.24 En 1599, por otra parte, aparecen en ese país los primeros ejemplares de la Biblia de Ginebra encuadernados sin los deuterocanónicos, aunque incluyendo todavía la “Oración de Manasés”.
En 1602 se publicó en Amsterdam la segunda edición de la Biblia de Casiodoro de Reina, en revisión de Cipriano de Valera, el cual conservó los libros deuterodanónicos,25 pero agrupados antes del Nuevo Testamento, conforme a la pauta establecida por Lutero, y en el siguiente orden: III Esdras, IV Esdras, Oración de Manasés, Tobías (Tobit), Judit, adiciones a Ester, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc con la Carta de Jeremías, adiciones a Daniel (Oración de Azarías, Cántico de los Tres Jóvenes, Historia de Susana, Historia de Bel y el Dragón) y I & II Macabeos. En su introducción (“Exhortación al cristiano lector”) Valera expone su criterio sobre la canonicidad. Según él, un libro, para ser tenido por canónico, ha de reunir “tres cosas infaliblemente”: 1. Que no contenga nada que contradiga lo que se halla en los otros libros canónicos; 2. Que “algún profeta divinamente inspirado lo haya escrito”, y 3. Que se haya escrito originalmente en hebreo. Con este criterio niega canonicidad a los “apócrifos”, y sobre la inclusión de ellos en su revisión de Reina, explica: “Acaben, pues, nuestros adversarios de entender la gran diferencia que hay entre los libros canónicos y los apócrifos, y conténtense con que los hayamos puesto aparte, y no entre los canónicos, cuya autoridad es sacrosanta e inviolable”. En su edición de los deuterocanónicos conservó las referencias bíblicas marginales de Reina a libros protocanónicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, así como a otros deuterocanónicos. Pero en los protocanónicos omitió las referencias de Reina a pasajes de los deuterocanónicos.



G. BÁEZ-CAMARGO
BREVE HISTORIA
DEL
CANON BIBLICO
TERCERA EDICION
ediciones “luminar”
1980
© 1980. Derechos reservados por el autor.
la. edición, junio de 1979
2a. edición, marzo de 1980


La lectura total de este libro es recomendable para los interezados en el tema de la formacion del canon.
 
Re: A Amando Hoyos

Como veran pregunte a Armando Hoyos, si creia en la inspiracion de los apocrifos a lo cual respondio afirmativamente y salio con una MENTIRA en que Cipriano de Valera fue el primero en quitarlos del canon del AT, cosa comun en los apologetas de la iglesia de Roma.
Demostre solo con dos citas patristicas que lo que dijo fue una MENTIRA y por lo tanto falso, mencione a Jeronimo y Atanasio, dos grandes padres de la iglesia que rechazan los apocrifos, mas de un milenio antes de Cipriano, curiosamente Armando Hoyos no hablo nada sobre las citas que di, lo sigo esperando, ¿Que opinas de ellas?.
Quiero citar a otro padre de la iglesia y un escritor eclesiastico mas, ellos hablaron despues del concilio de cartago e hipona, y dicen que es comun en la iglesia que se leean estos libros, pero que no se aceptan como inspirados, que es parte del antiguo uso que se les da en la iglesia en no usarse como inspirados, veamos:

JUAN DAMACENO (padre de la Iglesia, santo y Doctor de la Iglesia)

Después de ser ordenado para el sacerdocio dedico el resto de su vida a escribir libros y componer libros eclesiásticos, los cuales lo han hecho muy famoso. Algunos de estos libros se cantan en la actualidad.
Como teólogo, Juan de Damasco fue un tradicionalista que deseaba seguir a las Escrituras y a los padres acreditados, porque consideraba que ambos eran inspirados por el Espíritu Santo. Se interesaba en cuestiones y temas teológicos particulares, pero era principalmente un sistemático que quería ofrecer una summa comprensiva de conocimiento teológico. Generaciones posteriores lo llamaron Chrysorroas, “derramador de Oro”, debido a su erudición y sus himnos inspiradores.
Nuevo diccionario de Teologia, Sinclair B. Ferguson, David F. Wright y J. I. Packer, CBP, pag. 529.

Veamos los comentarios de Juan de Damasco sobre el canon del AT:

Observe, further, that there are two and twenty books of the Old Testament, one for each letter of the Hebrew tongue. For there are twenty-two letters of which five are double, and so they come to be twenty-seven...And thus the number of the books in this way is twenty-two, but is found to be twenty-seven because of the double character of five. For Ruth is joined on to Judges, and the Hebrews count them one book: the first and second books of Kings are counted one: and so are the third and fourth books of Kings: and also the frirst and second of Paraleipomena: and the first and second of Esdra. In this way, then, the books are collected together in four Pentateuchs and two others remain over, to form thus the canonical books. Five of them are of the Law, viz. Genesis, Exodus, Leviticus, Numbers, Deuteronomy. This which is the code of the Law, constitutes the first Pentateuch. Then comes another Pentateuch, the so-called Grapheia, or as they are called by some, the Hagiographa, which are the following: Jesus the Son of Nave, Judges along with Ruth, first and second Kings, which are one book, third and fourth Kings, which are one book, and the two books of the Paraleipomena which are one book. This is the second Pentateuch. The third Pentateuch is the books in verse, viz. Job, Psalms, Proverbs of Solomon, Ecclesiastes of Solomon and the Song of Songs of Solomon. The fourth Pentateuch is the Prophetical books, viz the twelve prophets constituting one book, Isaiah, Jeremiah, Ezekiel, Daniel. Then come the two books of Esdra made into one, and Esther.
There are also the Panaretus, that is the Wisdom of Solomon, and the Wisdom of Jesus, which was published in Hebrew by the father of Sirach, and afterwards translated into Greek by his grandson, Jesus, the son of Sirach. These are virtuous and noble, but are not counted nor were they placed in the ark (Philip Schaff and Henry Wace, Nicene and Post-NiceneFathers (Grand Rapids: Eerdmans, 1955), Series Two, Volume IX, John of Damascus, Exposition of the Orthodox Faith, Chapter XVII)

Lo que habla este padre de la Iglesia es muy revelante sobre este tema, vamos a sacar algunos puntos importantes:

• Juan de Damasco escribe algunos siglos después del concilio de Hipona y Cartago, demostrando que estos no tuvieron autoridad universal como lo hemos probado y seguiremos probando.
• EXPLICITAMENTE dice que el canon del AT consiste en 22 libros, automáticamente esta afirmación elimina a los apócrifos del canon y hace que se una al gran grupo de padres que rechazan el canon de Roma.
• Al final habla sobre los libros apócrifos de Roma, diciendo CLARAMENTE que estos no son canónicos ya que dice de ellos: “Esos son virtuosos y nobles, pero no son contados dentro del arca”, negando su inspiración divina, ya que no pertenecen al primer grupo de 22 libros.

Curiosamente este padre no fue condenado por algún papa o el magisterio de la iglesia, por negar el canon de Roma y apoyar el mismo que tienen lo judíos y los protestantes.
Solo quiero que se me permita recordar que en el primer escritor “Contra los Apocrifos” y en este no se ha tratado de probar que la antigua iglesia no leia estos libros o si los consideraban buenos, sino que si los consideraban inspirados o que formaran parte del canon del AT.


Rufino

Pero veamos lo que dijo Rufino:

"And therefore it seems proper in this place to enumerate, as we have learnt from the tradition of the Fathers, the books of the New and of the Old Testament, which according to the tradition of our forefathers, are believed to have been inspired by the Holy Ghost, and have handed down to the churches of Christ. Of the Old Testament, therefore, first of all there have been handed down five books of Moses, Genesis, Exodus, Leviticus, Numbers, Deuteronomy; then Jesus Nave, (Joshua the son of Nun), the Book of Judges together with Ruth; then four books of Kings (Reigns), which the Hebrews reckon two; the book of Omissions, which is entitled the Book of Days (Chronicles), and two books of Ezra (Ezra and Nehemiah), which the Hebrews reckon one, and Esther; of the Prophets, Isaiah, Jeremiah, Ezekiel, and Daniel; moreover of the twelve minor Prophets, one book; Job also and the Psalms of David, each one book. Solomon gave three books to the Churches, Proverbs, Ecclesiastes, Canticles. These comprise the books of the Old Testament.
But it should be known that there are also other books which our fathers call not 'Canonical' but 'Ecclesiastical:' that is to say, Wisdom, called the Wisdom of Solomon, and another Wisdom, called the Wisdom of the Son of Syrach, which last-mentioned the Latins called by the general title Ecclesiasticus, designating not the author of the book, but the character of the writing. To the same class belong the Book of Tobit, and the Book of Judith, and the Books of the Maccabees. In the New Testament the little book which is called the Book of the Pastor of Hermas (and that) which is called the Two Ways, or the Judgment of Peter; all of which they would have read in the Churches, but not appealed to for the confirmation of doctrine. The other writings they have named 'Apocrypha.' These they would not have read in the Churches. These are the traditions which the Fathers have handed down to us, which, as I said, I have thought it opportune to set forth in this place, for the instruction of those who are being taught the first elements of the Church and of the Faith, that they may know from what fountains of the Word of God their draughts must be taken" (Philip Schaff and Henry Wace, Nicene and Post Nicene Fathers (Grand Rapids: Eerdmans, 1953), Rufinus, Commentary on the Apostles' Creed 36, p. 557-558.).

Rufino hace algunas aseveraciones importantes y de gran valor en el debate:
• Al igual que Cirilo de Jerusalén dice que los libros que va a enumerar fueron aprendidos por parte de la tradición de los antiguos padres y han sido aceptados por la iglesia, en ninguno de ellos se encuentra los apócrifos, solo los del canon hebreo.
• Los libros que se van a numerar son los que son inspirados por el Espíritu Santo y aceptado por la iglesia, no menciona a ningún libro apócrifo.
• Rufino hablo DESPUES del concilio de Cartago, demostrando que este concilio no fue universal ya que no se acato al canon de el. ¡Donde esta la supuesta autoridad de Cartago!
Rufino demuestra que la creencia de una persona sobre la inspiracion de la LXX es diferente sobre la creencia de el canon del AT, ya que el consideraba como inspirada a la LXX pero no consideraba inspirados los apocrifos de Roma.

Después Rufino enumera a los apócrifos de Roma: “Sabiduría de Salomón, Sabiduría de Ben Sirac, el libro de Judith, libro de Tobit y Macabeos” y dice que estos libros no son inspirados sino eclesiásticos que se usan al mismo nivel de el Pastor de Hermas y que no se apela a estos libros en cuestiones doctrinales, estos son argumentos históricos no simple palabrería al estilo AXTERIX Y JOSE MIGUEL alias los mentirosos.
Así que Rufino jamás ocupo a los apócrifos como palabra inspirada. ¡ASTERIX! ERES UN MENTIROSO, MENTIROSO, MENTIROSO, MENTIROSO TU Y TU AMIGO JOSE MIGUEL ARRAIZ.
Si eso es todo lo que la apologética romana puede hacer, ser cínicos y no aceptar los hechos históricos como tal, esta apologética no vale ni 3 maníes. El cinico de Asterix trasgiversa la historia, ¡CON RAZON NO LE DA MIEDO LOS DEBATES!, pues inventa su propia argumentación.

Esto demuestra que el Canon Alejandrino realmente no existio. ¿Que opinas de estas citas Armando Hoyos?
 
Re: A Amando Hoyos

Como veran pregunte a Armando Hoyos, si creia en la inspiracion de los apocrifos a lo cual respondio afirmativamente y salio con una MENTIRA .................................................................................................................................................................................................. ¿Que opinas de estas citas Armando Hoyos?

Bueno, si quieres jugar a los mentirosos te propongo que me digas cual es el Libro o los Libros que concideras "apocrifos" pero no dejes de expresar el por que o que de alguno o de todos los que te parezcan tal. Te advierto que para eso tendras que haber leido los tales y decirme con tus palabras, sin copiar y pegar "esto no puede ser inspirado por tal y tal...

A ver de donde nace la MENTIRA...

:Rulz:
 
Re: A Amando Hoyos

Wow, esas son tus reglas, tu los consideras porque supuestamente hubo un canon alejandrino, lo cual es falso y podria poner algunas decenas de citas patristicas y otras decenas de citas eclesiasticas que demuestran que estos libros no eran aceptados por la mayoria del cristianismo, aun cuando usaban la LXX.´
Pero aceptalo mentistes, dijistes que Cipriano fue el primero en rechazarlos y decir que no lo eran inspirados, sin embargo demostre que es falso, si es falso no es verdad, si no es verdad es mentira, asi de simple y punto.
Solo respondeme esta pregunta ¿Porque ni un solo apocrifo es mencionado como Escritura en el NT, el 90% del canon Judio si se menciona como inspirado y el 0% de los libros que tu aceptas se consideran inspirados? ¿Bajo que bases los he de considerar inspirados?.
No se te olviden las citas patristicas.:latigazo:, se que duele pero es la verdad.
 
Re: A Amando Hoyos

los libros debemos leerlos varias veces

por ejemplo en lo macabeos no he encontrado ningun error pero en el libro de tobi hay un disparate

Jesus dijo que los demonios se le expulsa con ayuno y oracion

tobi dice que con higado de pescado

yo le creo solo a Jesus

hay muchos pasajes mas que contradicen a Jesus
 
Re: A Amando Hoyos


Wow, esas son tus reglas, tu los consideras porque supuestamente hubo un canon alejandrino,

Cuando yo he dicho tal? Yo los concidero porque los he leido y mucho mas que leido, los he escudrinado. Decir de otro algo que no dijo este, es CALUMNIAR, lo sabias?

lo cual es falso y podria poner algunas decenas de citas patristicas y otras decenas de citas eclesiasticas que demuestran que estos libros no eran aceptados por la mayoria del cristianismo, aun cuando usaban la LXX.´

Me importan un bledo las citas patristicas los concilios y las citas ecleciasticas!

Pero aceptalo mentistes, dijistes que Cipriano fue el primero en rechazarlos y decir que no lo eran inspirados, sin embargo demostre que es falso, si es falso no es verdad, si no es verdad es mentira, asi de simple y punto.

Que respondes tanto si ni puedes escuchar? Asi como es evidente que no has leido los Libros que tu llamas "apocrifos" porque otros asi lo dicen, pero tu sin leerlos ya dices y opinas...tampoco has leido los fracmentos del libro que postee sobre la historia del "canon".

Solo respondeme esta pregunta ¿Porque ni un solo apocrifo es mencionado como Escritura en el NT,

Dices esto de ti misma o lo oiste decir a otro...??? Lee, informate, educate y por ultimo UBICATE...

Aqui te pongo algunas de cientos de referencias hechas en El Nuevo Testamento a los libros "apocrifos"...

Mt. 6.14 (Eclo. 28.2); Mt. 7.12 (Tob. 4.15); Mt. 20.15 (Tob. 4.7,8, Eclo. 14.9, 10, etc.); Mt. 23.37 (IV Esdras 1.30); Mt. 27.43 (Sab. 2.18); Lc. 14.12 (Tob. 4.16,17); Jn. 6.31 (Sab. 16.20); Jn. 10.22 (I Mac. 4.59); Hch. 10.34 (Sab. 6.7); Ro. 1.23 (Sab. 12.24); Ro. 9.20 (Sab. 15.7); Ro. 11.34 (Sab. 9.13); Ro. 13.1 (Sab. 6.4); 1 Co. 2.16 (Sab. 9.17); 1 Co. 6.2 (Sab. 3.8); 1 Co. 15.32 (Sab. 2.6); 2 Co. 6.14 (Eclo. 13.17 ,23 2 Co. 9.7 (Eclo. 35.9 ¿o 9?); 1 Ts. 5.17 (Eclo. 39.5; He. 1.3 (Sab. 7.26); He. 11:12 (Eclo. 44.21 o ¿21?); He. 11.35 (la referencia no es directa, pero dice que se alude al “tiempo de los macabeos”); Sgo. 1.10, 11 (Eclo. 14.18?); Sgo. 1.19 (Eclo. 5.11,12); Sgo. 2.3 (Eclo. 4.2 o ¿1?); Sgo. 3.2 (Eclo. 14.1, 19.16 y 25.8); 1 P. 5.7 (Sab. 12.13); Ap. 8.2 (Tob. 12.15?); Ap. 9.7 (Sab. 16.9).


el 90% del canon Judio si se menciona como inspirado y el 0% de los libros que tu aceptas se consideran inspirados?

Educate!

¿Bajo que bases los he de considerar inspirados?.

Si no los lees no tendras NINGUNA!

No se te olviden las citas patristicas.:latigazo:, se que duele pero es la verdad

Te equivocaste conmigo, yo no soy catolico.
 
Re: A Amando Hoyos



los libros debemos leerlos varias veces

Y no solo leerlos...

por ejemplo en lo macabeos no he encontrado ningun error pero en el libro de tobi hay un disparate

De quien será...?

Jesus dijo que los demonios se le expulsa con ayuno y oracion

Tambien eso dijo Rafael...

tobi dice que con higado de pescado

Tobi dice...??? Vamos, que la maestra de escuela dominical ni sabia lo que te estaba diciendo...A Tobi le dijo Rafael lo que se dijo acerca del pes.

yo le creo solo a Jesus

Haces muy bien! No le creas a las maestras de escuela dominical...

hay muchos pasajes mas que contradicen a Jesus

Como cuales? Ve poniendolos uno por uno a ver si es cierto lo que dices.


He Aqui el pasaje, para que lo leas:


Y Ellos yendo por su camino llegaron ya tarde àl rio Tygris, y q̃darõse alli:
2 Donde decindiendo el mancebo à lauarse los pies, vn grã pece saltó del Rio que lo quiso tragar.
3 Y Tobias espantado del, clamó à gran boz, diziendo, Señor, ayudame.
4 Entonces el angel le dixo, Toma el pece, y traelo àti. y el tomandolo, lo truxo en seco y començó à palpitar delante de sus pies.
5 El angel entonces le dixo, Abre este pece, y toma el coraçon, y el higado, y la hiel, y guardalo: [porque estas cosas son necessarias para prouechosas medicinas.]
6 El moço lo hizo ansi como el angel le dixo: y assaron el pece y comierõ, y salaron lo demas q̃ les bastó para el camino, y ansi fueron hastaque llegaron à Ecbatanas.
7 Entonces Tobias preguntó àl angel diziẽdo, Hermano Azarias, Que virtud tiene el coraçon y el higado y la hiel del pece?
8 Y el angel le respondió diziendo, Si algũ demonio ô mal espiritu turbâre à alguno, poniendo parte del coraçon y del higado sobre las brasas, el humo alança todo genero de demonios ansi del hombre como de la muger, de tal manera que nunca mas les dañe.
9 La hiel vale para vntar los ojos del hõbre que tuuiere nuues, y sanarán.


10 Y como ya estauã cercá de Rages, Tobias dixo àl angel, Donde quieres que posemos?
11 Y el angel dixo, Oy posaremos en casa * de Raguel, el es tu pariẽte, y tiene vna sola hija que se llama Sara, por la qual yo hablaré que te la dé por muger.
12 Porq̃ à ti te pertenece toda su herẽcia, porque tu solo has quedado de su linage: y ansi conuiene que la tomes por muger.
13 La moça es hermosa y cuerda: por tãto escuchame aora y pidela à su padre, y el te la dará por muger: y yo haré cõ su padre q̃ quãdo vinieremos à Rages, celebremos las bodas, porq̃ yo conozco à R aguel q̃ cõforme à la Ley de Moysen, no la dará por muger à otro hombre, ô à al menos será culpable de muerte: porq̃ à ti conuiene la herencia antes que à otro ninguno.
14 Entonces respondió Tobias y dixo, Hermano Azarias, yo he oydo que la moça há sido dada en matrimonio à siete hõbres: los quales todos hã sido muertos en el thalamo. Y tambien he oydo que el Demonio los mató.
15 Yo soy solo à mi padre, y temo de morir entrando à ella, como los otros primeros: porq̃ vn demonio la ama: el qual à ninguno haze mal, sino à los q̃ llegaren à ella: portanto tengo miedo de que yo tambien no muera, y lleue la vida de mi padre y de mi madre àl sepulchro por el dolor q̃ de mi tomaren: porque no tienen otro hijo q̃ los entierre.
16 Entõces el angel le dixo, No te acuerdas de los mandamientos q̃ te dió tu padre de tomar muger de tu linage? Portãto hermano, oyeme, porque esta há de ser tu muger. Y del demonio pierde cuydado, [porq̃ yo te enseñaré quien son aq̃llos contra los quales el demonio preualece,
17 Porque los que toman de tal manera el matrimonio que echen de si y de su anima a Dios, y se den à su cõcupiscencia, * como el cauallo y el mulo que no tienen entendimiento, sobre estos tiene potestad el demonio.
18 Mas tu, quando vuieres de entrar en la camara de las bodas, no llegues à ella por tres dias, y en ninguna otra cosa sino en oracion te occuparas con ella.
19 Y la primera noche encendiendo el higado del pece, el demonio huyrá.
20 Y la segunda serás admitido en el ayũtamiento de los sanctos Patriarchas.
21 En la tercera consiguiras bendiciõ, paraque nazcan de vosotros hijos sanos.
22 Passada la tercera noche, tomarás la virgen con el temor del Señor lleuado mas por el amor de los hijos q̃ por cobdicia, para que consigas bendicion en hijos en la simiente de Abraham.] Ansi que en entrãdo en la camara tomarás ceniza de perfumes, y haras perfume del coraçon del pece y del higado: el qual como el demonio oliere, luego se huyrá y nũca boluerá mas. Y quãdo te llegáres àella, leuantaroseys ambos y inuocareys àl Dios misericordioso, el qual os guardará y aurá misericordia de vosotros. No temas, porque esta te está aparejada desde el principio del siglo: laqual tu guardarás, y lleuarás cõtigo, y aun pienso que auras hijos deella. Oydas estas cosas Tobias la amó, y su anima fue engrande manera ligada con ella.


Y Vinieron à Ecbatanas, y entrarõ en casa de Raguel: y saliendolos à recebir Sara, ella los saludó, y ellos à ella, y metiolos en casa: y Raguel los recibió alegremente.
2 Y mirãdo Raguel à Tobias, dixo à Edna su muger, Como se parece este mancebo à Tobias mi sobrino.
3 Y diziendo esto preguntoles, De donde soys hermanos? y ellos dixeron, Somos del Tribu de Nephthalim de los captiuos de Niniue.
4 Y dixoles Raguel, Conoceys vosotros à Tobias nuestro hermano? Ellos dixeron, Si: y el dixo, Está bueno?
5 Ellos respondieron, q̃ biuia, y que estaua bueno. y diziẽdo el muchos bienes del, dixole el angel, El Tobias de quien pregũtas, es su padre deeste.
6 Entonces Raguel corrió à el para abraçarlo: y besandolo y llorando sobre su cuello dixo,
7 Ayas bendicion hijo mio, porque eres hijo de vn honesto y muy buen hombre. Y oyendo que Tobias auia perdido los ojos, tuuo compassion y lloró.
8 Y juntamente lloró su muger y su hija Sara, y recibieronlos alegremente: y matãdo vn carnero de la manada pusierõles delante muchas viandas. Entonces Tobias dixo à Raphael, Hermano Azarías, habla de las cosas que dezias en el camino, paraq̃ el negocio se concluya.
9 Y el communicó el negocio à Raguel, y Raguel exhortó à Tobias, que comiesse y beuiesse, y estuuiesse alegre.
10 [Mas Tobias dixo, Yo no comeré, ni beueré oy aqui, si primero no confirmâres mi peticion, y prometieres darme à tu hija Sara.
11 Raguel, oydas estas palabras, se espantó, sabiendo loq̃ auia acõtecido à aquellos siete hõbres q̃ auian entrado àella: y comẽçó à temer, q̃ à este no le acõteciesse lo mismo,] y dixole, A la verdad à ti cõuenia tomar mi hija, mas yo te descubriré la verdad. Yo he casado mi hija con siete varones, los quales murieron la misma noche que auian de juntarse con ella: portanto contentate, y está alegre. Tobias le respondió, yo no gustaré cosa ninguna hastaque me la traygas, y me la prometas. [Y como el dudasse y no le diesse respuesta,
12 El angel le dixo, No temas de darla à este: porque à este que teme à Dios, tu hija es deuida por muger: portanto no la pudo auer otro.
13 Entonces dixo Raguel, No dudo que Dios aya admitido en su presencia mis ruegos y lagrimas, y creo que para esto os hizo venir, paraq̃, cõforme * à la Ley de Moy sen, esta se juntasse à su linage.]
14 Aora pues casate conella conforme àl derecho: porque tu eres su hermano, y ella tuya. El Dios misericordioso os prospere en buenas cosas.
15 Y ansi llamó à su hija Sara, laqual venida delante de su padre, [el tomó su mano diestra y la entregó en la diestra de Tobias diziendo, Heaqui, Tu tendras esta conforme à la Ley de Moysen, y la lleuarás à tu padre: y diziẽdo esto los bendixo diziendo, El Dios de Abraham y de Isaac y de Iacob sea con vosotros, y el os jũte y cumpla en vosotros su bendicion.]
16 Y despues llamando à Edna su muger, tomó papel y escriuió la carta del matrimonio, y signola.
17 Y entonces començaron à comer bendiziendo à Dios.
28 Y llamando otra vez Raguel à Edna su muger le dixo, Hermana, apareja otra camara, y mete dentro à esta.
19 Y ella haziendo loque le era mandado, metió dentro à la hija. Entõces Sara lloró, y la madre tomandole las lagrimas,
20 Dixole, Hija mia, ten buen animo. El Señor del cielo y de la tierra te mude esta tu tristeza en gozo. Ten confiança hija.
CAPIT. VIII.
Entrado Tobias consu esposa la primera noche, el demonio es ahuyentado por la virtud del sahumerio del coraçon y del higado del pescado, y por obra del Angel: y perseuerando ambos en oracion son hallados àla mañana biuos de los padres, los quales les hazen gran siesta.
Y Desque acabaron de cenar, metierõ à Tobias àella.
2 Y el entrando y acordandose de las palabras del angel, sacó de su barjuleta vna parte del coraçõ y del higado del peçe: y tomãdo ascuas para sahumar pusolo encima deellas y hizo sahumerio.
3 Y luego q̃ el demonio olió el olor, el angel Raphael lo tomó y lo ató en el desierto de la alta Egypto.
4 Y despues que ambos fueron encerrados, Tobias se leuantó de la cama exhortãdo àla dõzella y diziendole, Hermana, Leuantate, y roguemos àl Señor q̃ aya misericordia de nosotros, [oy y mañana y despues de mañana, porq̃ en estas tres noches nos juntamos con Dios: mas passada la tercera noche seremos en nuestro ayuntamiento.5 Porq̃ hijos de sanctos somos, y no podemos juntarnos como las Gentes que no conocen à Dios.
6 Y Leuantandose juntos órauan ambos juntos instantemente, que les fuesse dada sanidad.]
7 Entonces Tobias comẽçó à dezir ansi, Señor Dios de nuestros padres, alabado seas, y glorificado, y celebrado sea con loor eterno tu sancto Nombre. Bendigante los cielos y la tierra, la mar y las fuentes y los rios y todas tus criaturas, que en ellos estã.
8 * Tu heziste à Adam del limo de la tierra, y le diste à su muger Eua para ayuda y compañia: de los quales es hecho el linage de los hombres. Tu dixiste, No es bien que el hombre sea solo: hagamosle ayuda semejante à si.
9 Y aora Señor, tu sabes, que no por concupiscencia tomo está mi hermana por muger, mas cõ integridad y sinceridad de animo por solo amor de posteridad, en la qual se bendiga tu nombre por siglos de siglos. Hazme misericordia de que juntos enuejezcamos.
10 Entonces ella dixo juntamente conel, Amen.
11 Y auiendo dormido ambos juntos aq̃lla noche, Raguel se leuantó cerca del cãtar de los gallos, y haziendo venir sus sieruos fueron conel juntamente à abrir la sepultura,
12 Diziendo, Poruentura este tambien morirá, como los otros siete que hã entrado àella.
13 Y boluiendo à su casa, aparejada ya la huessa,
14 Dixo à Edna su muger, Embia vna de tus criadas, y vea si es muerto, paraque lo entierre antes que amanezca, y que nadie lo sepa.
15 Y ella embió vna de sus criadas, laqual entrãdo en la camara los halló sanos y saluos, y durmiendo juntos.
16 Y saliendo dióles buenas nueuas de como biuia. Entonces Raguel y su muger Edna bendixeron àl Señor, y dixeron,
17 Bendito seas ó Señor Dios de Israel, con toda pura y sancta bendicion. Alabente tus sanctos y todas tus criaturas: y tambien todos tus angeles, y tus escogidos te loen por todos los siglos.
18 Seas celebrado con alabanças, que me has alegrado, y no me há acontecido loque sospechaua: antes has hecho con nosotros tu misericordia echãdo de nosotros el enemigo que nos perseguia.
19 Digno eres de ser celebrado, que has auido compassion de dos vnigenitos. Haz Señor, conellos tu misericordia, que passen su vida salua, y en sanidad, y en alegria, [paraque te bendigan mas cumplidamente, y te offrezcã el sacrificio de tu alabança, y de su sanidad: paraque toda la vniuersidad de las gentes conozca, que tu solo eres Dios en toda la tierra.]
20 Y mandó luego Raguel à sus sieruos, que hinchessen de tierra la sepultura antes que amaneciesse: y hizoles bodas por catorze dias.
21 [Y à su muger dixo que aparejasse vanquete, y todas las cosas necessarias para vituallas à caminantes.
22 Y hizo matar dos gruesas vacas, y quatro carneros, y aparejar comida para todos sus vezinos y amigos.]
23 Y Raguel juramentó à Tobias, que no se partiesse, hastaque aquellos catorze dias de las bodas fuessen passados.
24 Y que entonces tomaria la mitad de todos sus bienes, y se bolueria sano à su padre: y que la otra mitad auria despues de su muerte y dela de sumuger. [Y de esto le hizo escriptura.]



Traducción de
Casiodoro de Reina
1569


Salud!
 
Re: A Amando Hoyos

Creo que hasta ahora podemos resumir lo siguiente:

1.- Armando Hoyos mintio abiertamente, alias el papista.

2.- No contesto porque el NT meciona solo el 0% de sus queridos apocrifos como inspirados, sin embargo el acepta el 100% como tal.

Aun espero la respuesta Armando, pero tambien me gustaria que me respondieras ¿Porque no se cita ni una sola vez un apocrifo en el NT?, y no me refiero a que se le cite como libro inspirado, sino que el autor del NT diga explicitamente que lo cita, hay muchas alusiones, completamente debatibles a las que puede acudir Armando, pero ahora me refiero a citas, las supuestas alusiones las debatiremos despues.
 
Re: A Amando Hoyos

Creo que hasta ahora podemos resumir lo siguiente:

1.- Armando Hoyos mintio abiertamente, alias el papista.

.

Si alguien esta mintiendo CERRADAMENTE [pues te he dicho reiteradamente que no soy catolico] eres tu. Pero, es con esa misma caridad que llamas a todos tus hermanos...??? :icon9_2:


2.- No contesto porque el NT meciona solo el 0% de sus queridos apocrifos como inspirados, sin embargo el acepta el 100% como tal.

Sera que no contestas porque ni tienes idea de lo que hablas...?

Aun espero la respuesta Armando, pero tambien me gustaria que me respondieras ¿Porque no se cita ni una sola vez un apocrifo en el NT?,

Cuantas citas mas quieres aparte de las decenas que ya te cite?

y no me refiero a que se le cite como libro inspirado, sino que el autor del NT diga explicitamente que lo cita, hay muchas alusiones, completamente debatibles a las que puede acudir Armando, pero ahora me refiero a citas, las supuestas alusiones las debatiremos despues

Te propongo hagas lo mismo con el Libro "Ester" :cuadrado:

Cuando leas los Libros que llamas "apocrifos" porque te lo dijo tu maestro de escuelita dominical, entonces y solo entonces la ridicules seria mas pasajera...
 
Re: A Amando Hoyos

Si alguien esta mintiendo CERRADAMENTE [pues te he dicho reiteradamente que no soy catolico] eres tu. Pero, es con esa misma caridad que llamas a todos tus hermanos...??? :icon9_2:

No el que miente aqui eres tu, tu dijiestes:

"El primer "sabio" en decir que no lo eran fue el conocidicimo Cipriano de Varela, quien al revisar la traduccion de Casiodoro de Reina en 1602 agrupo estos Libros entre los dos Testamentos aseverando que no eran Libros inspirados."

Esto es falso y lo utilizastes como argumento historico, por lo tanto como es falso es mentira salida de ti, ya te mostre a Jeronimo, Atanasio, Juan de Damasco y Rufino, todos ellos un milenio antes de Cipriano rechazando a los apocrifos como inspirados, por lo tanto Cipriano no fue el primer sabio en hacerlo y por lo tanto MENTISTES.
Y ya se que no eres papistas, pero pareces.

2.- No contesto porque el NT meciona solo el 0% de sus queridos apocrifos como inspirados, sin embargo el acepta el 100% como tal.

Sera que no contestas porque ni tienes idea de lo que hablas...?

Bueno me referia a ti, que no contestas y aun no lo has hecho solo levantas cortinas de humo y esconder tu ignorancia, tu aceptas el 100% de un grupo de libros que no se citan nisiquiera una sola ves en el NT.

Aun espero la respuesta Armando, pero tambien me gustaria que me respondieras ¿Porque no se cita ni una sola vez un apocrifo en el NT?,


Cuantas citas mas quieres aparte de las decenas que ya te cite?

No te enganes tu sabes que esas para nada son citas, son posibles aluciones, ademas si esas citas prueban las inspiracion bueno tambien aceptaras Enoc, y alguno que otro poeta griego que si se les cita directament y los autores del NT hasta hacen referencia de donde estan tomando la informacion, cosa que no hace con tus queridos libros.

y no me refiero a que se le cite como libro inspirado, sino que el autor del NT diga explicitamente que lo cita, hay muchas alusiones, completamente debatibles a las que puede acudir Armando, pero ahora me refiero a citas, las supuestas alusiones las debatiremos despues
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Te propongo hagas lo mismo con el Libro "Ester" :cuadrado:

Cuando leas los Libros que llamas "apocrifos" porque te lo dijo tu maestro de escuelita dominical, entonces y solo entonces la ridicules seria mas pasajera...

Bueno, de Ester sabemos que no se le cita en el NT, pero la comparacion para nada sirve ya que casi todo el AT judio se cita, pero ninguno de los libros que tu consideras sagrados se le cita, asi que un grupo que se cita casi el 90% de su totalidad y uno que se cita el 0% de su totalidad, bueno yo opoto por el primero, curioso que Meliton de Sardis, casi 2 milenios atras haciendo una lista de los libros del AT, considera el numero tradicional hebreo, sin tus queridos apocrifos.
Creo que el ridiculo eres tu ya que un papista defendiendo los apocrifos es aceptable y comprensible, ¿Pero tu?, te ves tan mal como un viejito en una patineta.
 
Re: A Amando Hoyos

No el que miente aqui eres tu, tu dijiestes:

"El primer "sabio" en decir que no lo eran fue el conocidicimo Cipriano de Varela, quien al revisar la traduccion de Casiodoro de Reina en 1602 agrupo estos Libros entre los dos Testamentos aseverando que no eran Libros inspirados."

Esto es falso y lo utilizastes como argumento historico, por lo tanto como es falso es mentira salida de ti, ya te mostre a Jeronimo, Atanasio, Juan de Damasco y Rufino, todos ellos un milenio antes de Cipriano rechazando a los apocrifos como inspirados, por lo tanto Cipriano no fue el primer sabio en hacerlo y por lo tanto MENTISTES.
Y ya se que no eres papistas, pero pareces.



Bueno me referia a ti, que no contestas y aun no lo has hecho solo levantas cortinas de humo y esconder tu ignorancia, tu aceptas el 100% de un grupo de libros que no se citan nisiquiera una sola ves en el NT.



No te enganes tu sabes que esas para nada son citas, son posibles aluciones, ademas si esas citas prueban las inspiracion bueno tambien aceptaras Enoc, y alguno que otro poeta griego que si se les cita directament y los autores del NT hasta hacen referencia de donde estan tomando la informacion, cosa que no hace con tus queridos libros.



Bueno, de Ester sabemos que no se le cita en el NT, pero la comparacion para nada sirve ya que casi todo el AT judio se cita, pero ninguno de los libros que tu consideras sagrados se le cita, asi que un grupo que se cita casi el 90% de su totalidad y uno que se cita el 0% de su totalidad, bueno yo opoto por el primero, curioso que Meliton de Sardis, casi 2 milenios atras haciendo una lista de los libros del AT, considera el numero tradicional hebreo, sin tus queridos apocrifos.
Creo que el ridiculo eres tu ya que un papista defendiendo los apocrifos es aceptable y comprensible, ¿Pero tu?, te ves tan mal como un viejito en una patineta.

Jejeje, disculpa me comi una "r"

Solo eso...?