Lunes 8 de enero de 2007
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20070107/pags/20070107204315.html
AP
El arzobispo polaco Stanislaw Wielgus renunció ayer al cargo de Metropolitano de Varsovia, tras descubrirse que fue colaborador de la policía secreta de Polonia y agente del espionaje comunista.
Otro traspié para el Papa Benedicto XVI
La dimisión del arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, supone un inédito paso atrás para Benedicto XVI, un mes después de haber nombrado al prelado polaco para el prestigioso cargo del país natal de Juan Pablo II.
Este escándalo es más problemático para el Papa ya que ha estallado en el país de su predecesor, Juan Pablo II, cuya popularidad entre los polacos se apoyó en la lucha sin cuartel contra el comunismo. Y sale a la luz menos de tres meses después de la crisis provocada por las declaraciones de Benedicto XVI contra el Islam en Ratisbona (Alemania).
El suceso es una primicia en la historia moderna de la Iglesia Católica. En los últimos años, los pocos obispos que fueron relevados de su función, como el francés Jacques Gaillot (1995), u obligados a la dimisión, como el cardenal norteamericano Bernard Law (2002), lo fueron debido a su comportamiento durante su cargo: uno por indisciplina y otro por mala gestión del escándalo de los sacerdotes pederastas.
Esta dimisión, aunque permite aplacar una crisis peligrosa para la Iglesia Católica polaca, muy dividida, puede debilitar en este país a Benedicto XVI, que tendrá que cargar con la responsabilidad del nombramiento de monseñor Wielgus.
Arzobispo de Varsovia renunció tras haber admitido su colaboración con los servicios secretos del ex régimen comunista
El pasado “condenó” a relevante prelado polaco
El caso del obispo Stanislaw Wielgus nuevamente hizo saltar al tapete el secretismo que cubre la relación que tuvo la Iglesia Católica con el régimen totalitario que por 40 años controló Polonia.
La Nación/Agencias
Diecisiete años después de la caída del comunismo en Europa, los casos de colaboración con las policías secretas siguen acabando con carreras profesionales en los países del este de la Unión Europea (UE). Así ocurrió ayer en Polonia, donde el recién nombrado arzobispo de Varsovia, Stanislaw Wielgus, dimitió al cargo bajo presión del Vaticano, tras salir a la luz su pasado como ex agente del servicio de espionaje del pasado régimen totalitario.
La renuncia del prelado, cuyo caso sumió en un caos sin precedentes a la Iglesia Católica polaca, y su aceptación por parte del Papa Benedicto XVI fueron hechos públicos al mismo tiempo en Varsovia y el Vaticano, a través de un comunicado oficial.
Según la nota, el Pontífice aceptó la dimisión de Wielgus en virtud del artículo 401 del derecho canónico, que “invita a presentar su dimisión de oficio” al “obispo diocesano que, en razón de una enfermedad u otra causa grave, se vea imposibilitado para el cumplimiento de su función”. En el mismo texto, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, circunscribió el caso de Wielgus en el marco de “una venganza” contra la Iglesia polaca por parte de sus antiguos “perseguidores”.
No obstante, los expertos en temas eclesiásticos interpretaron unánimemente la explicación como una presión por parte del Vaticano para lograr la dimisión de Wielgus, dos días después de que se hiciera oficialmente con el cargo.
Así, la toma de posesión canónica de Wielgus, prevista para ayer en la catedral de Varsovia, se transformó en cambio en una “misa de gratitud” oficiada por el cardenal Glemp (en quien recayó la administración de la arquidiócesis), que salió en su defensa.
“Sobre monseñor Wielgus se hizo un juicio basado en copias de copias”, declaró el cardenal. Por su parte, decenas de católicos polacos que asistían a la misa protestaron de forma enérgica después del anuncio de la renuncia y exteriorizaron su apoyo al dimitido prelado que, presente en ese momento, reaccionó visiblemente emocionado.
La controversia en torno a la figura de Wielgus, de 67 años, estalló después de que una comisión de investigación de la Iglesia Católica polaca develó que el ex arzobispo fue reclutado por la policía política -SB- del Gobierno comunista del país en 1967, cuando todavía era estudiante de filosofía en la Universidad católica de Lublin (este).
Su colaboración, según el para poder “viajar al extranjero y continuar sus investigaciones científicas”, duró más de 20 años. Sin embargo, por el momento no se ha encontrado ningún documento escrito de su puño y letra y no se ha dictaminado que sus conversaciones hayan podido exponer a alguien. De hecho, el propio Wielgus reconoció el viernes que firmó un compromiso de colaboración en 1978, pero aseguró que “no efectuó ninguna misión de información”.
La Iglesia Católica polaca fue una de las principales murallas durante 40 años contra el antiguo régimen comunista, sobre todo después de la elección como Papa del polaco Juan Pablo II, en 1978. Sin embargo, siempre ha guardado silencio sobre sus relaciones con el poder totalitario de la época, con el que en más de una ocasión se vio obligada a tener contactos.Los historiadores estiman que el 15% del clero polaco accedió a informar de sus colegas en la era comunista. LN

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