Los Evangelios Esenios
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO ESENIO DE SAN JUAN
En el principio fue la Ley, y la Ley estuvo con Dios, y la Ley fue Dios. Lo mismo fue en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él; y sin El no hubo nada que fuese hecho. En Él estuvo la vida; y la vida fue la luz de los hombres. Y la luz brilló en las tinieblas; y las tinieblas no la contuvieron.
Desde la lejanía del desierto llegaron los Hermanos, para dar testimonio de la Luz, para que por ello los hombres caminaran a la Luz de la Sagrada Ley. Pues la Luz verdadera ilumina a todo hombre que llega al mundo, pero el mundo no la conoce. Pero a cuantos recibieron la Ley, a ellos será dado el poder de convertirse en Hijos de Dios, y entrar en el Mar Eterno donde se yergue el Árbol de la Vida.
Y Jesús les enseñó, diciendo: “Ciertamente, ciertamente os digo, excepto que un hombre renazca, no podrá ver el Reino de los Cielos”. Y un hombre dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer cuando es viejo?, ¿Podrá entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?”.
Y Jesús contestó: “Ciertamente, ciertamente os digo, excepto que un hombre nazca de la Madre Terrenal y del padre Celestial y camine con los Ángeles del día y de la Noche, no podrá entrar en el Reino Eterno. Lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu. Y la carne de vuestro cuerpo nace de la Madre Terrenal y el espíritu en nosotros nace del Padre Celestial. El viento sopla donde quiere, y escucháis el sonido, mas no podéis decir de dónde viene. Así es con la Sagrada Ley. Todos los hombres la oyen, mas no la conocen, pues con ellos está desde el primer aliento. Mas quien nace de nuevo del Padre Celestial y de la Madre Terrenal, escuchará con oídos nuevos, y verá con ojos nuevos, y en él se encenderá la llama de la Sagrada Ley”,
Y un hombre preguntó: “¿Cómo pueden ser tales cosas?”
Jesús contestó y le dijo: “ciertamente, ciertamente os digo, hablamos de lo que conocemos, y damos testimonio de lo que hemos visto; y no aceptáis nuestro testimonio. Pues el hombre nació para caminar con los Ángeles, y sin embargo busca joyas en el lodo. A él legó el Padre Celestial su herencia, para que construyera el Reino de los Cielos en la tierra, mas el hombre volvió la espalda a su Padre, y adoró el mundo y a sus ídolos. Y esta es la condena, que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron las tinieblas en lugar de la Luz, porque sus actos fueron perversos. Pues todo aquel que hace mal odia la Luz. Pues somos Hijos de Dios y en nosotros Dios es glorificado. Y la Luz que brilla en derredor de Dios y de sus hijos es la Luz de la Sagrada Ley. Y quien odia la Ley, niega a su Padre y a su Madre, que le hicieron nacer”.
Y un hombre preguntó: “Maestro, ¿Cómo podremos conocer la Luz?
Y Jesús contestó: “Ciertamente, ciertamente, os doy un nuevo mandamiento, que os améis los unos a los otros, así como os aman quienes trabajan juntos en el Huerto de la Hermandad. Así sabrán los hombres que vosotros también sois hermanos, como somos Hijos de Dios”.
Y un hombre dijo: “Todo cuanto hablas es de la Hermandad, sin embargo no todos podemos ser de la Hermandad. No obstante queremos adorar la Luz y esquivar las tinieblas, pues nadie hay entre nosotros que desee el mal”.
Y Jesús contestó: “No permitáis que vuestro corazón se conturbe: Creéis en Dios. Sabed que en la casa de nuestro Padre hay muchas mansiones y nuestra hermandad es tan solo un oscuro cristal que refleja la Hermandad Celestial a la que pertenecen las criaturas del cielo y de la tierra. Nuestra Hermandad es la vid, y el Padre Celestial es el Viñador. Toda rama en nosotros que no produzca fruta, la poda, para que produzca más frutos. Mora en nosotros y nosotros en Él. Como la rama no da frutos por si misma, a menos que more en la vid, tampoco vosotros, a menos que moréis en la Sagrada Ley, que es la roca sobre la que se levanta nuestra Hermandad. Quien mora en la Ley producirá muchos frutos: Pues sin la Ley no podréis hacer nada. Si un hombre no mora en la Ley, es expulsado cual rama y se marchita; y los hombres la reúnen y las lanzan al fuego en el que se consumen.
“Y como todos los hombres moran en el amor reciproco, como les enseña el Ángel del Amor, así os pedimos que os améis. Amor mejor que este no tiene el hombre, el de enseñar la Ley el uno al otro, y el amor a los demás como a sí mismo. El Padre Celestial está en nosotros, y nosotros en Él, y extendemos las manos con amor y te pedimos que seas uno de nosotros. La gloria que nos dio os la damos a vosotros; para que podáis ser uno, así como somos uno. Pues el Padre Celestial en el cielo os ha amado antes de la formación del mundo”.
Y de esta manera enseñaron los Hermanos la Sagrada Ley a quienes quisieron escucharla y se dice que hicieron cosas maravillosas, y curaron al enfermo y a los afligidos con diversas hierbas, y usos maravillosos del sol y del agua. Y hay tantas otras cosas que hicieron, que si fuesen escritas, el mundo mismo no podría contener los libros que habrían de escribirse.
Amén.
aun hay mas,
http://home.tiscali.be/spcool/Esenio2.htm#sanjuan
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO ESENIO DE SAN JUAN
En el principio fue la Ley, y la Ley estuvo con Dios, y la Ley fue Dios. Lo mismo fue en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él; y sin El no hubo nada que fuese hecho. En Él estuvo la vida; y la vida fue la luz de los hombres. Y la luz brilló en las tinieblas; y las tinieblas no la contuvieron.
Desde la lejanía del desierto llegaron los Hermanos, para dar testimonio de la Luz, para que por ello los hombres caminaran a la Luz de la Sagrada Ley. Pues la Luz verdadera ilumina a todo hombre que llega al mundo, pero el mundo no la conoce. Pero a cuantos recibieron la Ley, a ellos será dado el poder de convertirse en Hijos de Dios, y entrar en el Mar Eterno donde se yergue el Árbol de la Vida.
Y Jesús les enseñó, diciendo: “Ciertamente, ciertamente os digo, excepto que un hombre renazca, no podrá ver el Reino de los Cielos”. Y un hombre dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer cuando es viejo?, ¿Podrá entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?”.
Y Jesús contestó: “Ciertamente, ciertamente os digo, excepto que un hombre nazca de la Madre Terrenal y del padre Celestial y camine con los Ángeles del día y de la Noche, no podrá entrar en el Reino Eterno. Lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu. Y la carne de vuestro cuerpo nace de la Madre Terrenal y el espíritu en nosotros nace del Padre Celestial. El viento sopla donde quiere, y escucháis el sonido, mas no podéis decir de dónde viene. Así es con la Sagrada Ley. Todos los hombres la oyen, mas no la conocen, pues con ellos está desde el primer aliento. Mas quien nace de nuevo del Padre Celestial y de la Madre Terrenal, escuchará con oídos nuevos, y verá con ojos nuevos, y en él se encenderá la llama de la Sagrada Ley”,
Y un hombre preguntó: “¿Cómo pueden ser tales cosas?”
Jesús contestó y le dijo: “ciertamente, ciertamente os digo, hablamos de lo que conocemos, y damos testimonio de lo que hemos visto; y no aceptáis nuestro testimonio. Pues el hombre nació para caminar con los Ángeles, y sin embargo busca joyas en el lodo. A él legó el Padre Celestial su herencia, para que construyera el Reino de los Cielos en la tierra, mas el hombre volvió la espalda a su Padre, y adoró el mundo y a sus ídolos. Y esta es la condena, que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron las tinieblas en lugar de la Luz, porque sus actos fueron perversos. Pues todo aquel que hace mal odia la Luz. Pues somos Hijos de Dios y en nosotros Dios es glorificado. Y la Luz que brilla en derredor de Dios y de sus hijos es la Luz de la Sagrada Ley. Y quien odia la Ley, niega a su Padre y a su Madre, que le hicieron nacer”.
Y un hombre preguntó: “Maestro, ¿Cómo podremos conocer la Luz?
Y Jesús contestó: “Ciertamente, ciertamente, os doy un nuevo mandamiento, que os améis los unos a los otros, así como os aman quienes trabajan juntos en el Huerto de la Hermandad. Así sabrán los hombres que vosotros también sois hermanos, como somos Hijos de Dios”.
Y un hombre dijo: “Todo cuanto hablas es de la Hermandad, sin embargo no todos podemos ser de la Hermandad. No obstante queremos adorar la Luz y esquivar las tinieblas, pues nadie hay entre nosotros que desee el mal”.
Y Jesús contestó: “No permitáis que vuestro corazón se conturbe: Creéis en Dios. Sabed que en la casa de nuestro Padre hay muchas mansiones y nuestra hermandad es tan solo un oscuro cristal que refleja la Hermandad Celestial a la que pertenecen las criaturas del cielo y de la tierra. Nuestra Hermandad es la vid, y el Padre Celestial es el Viñador. Toda rama en nosotros que no produzca fruta, la poda, para que produzca más frutos. Mora en nosotros y nosotros en Él. Como la rama no da frutos por si misma, a menos que more en la vid, tampoco vosotros, a menos que moréis en la Sagrada Ley, que es la roca sobre la que se levanta nuestra Hermandad. Quien mora en la Ley producirá muchos frutos: Pues sin la Ley no podréis hacer nada. Si un hombre no mora en la Ley, es expulsado cual rama y se marchita; y los hombres la reúnen y las lanzan al fuego en el que se consumen.
“Y como todos los hombres moran en el amor reciproco, como les enseña el Ángel del Amor, así os pedimos que os améis. Amor mejor que este no tiene el hombre, el de enseñar la Ley el uno al otro, y el amor a los demás como a sí mismo. El Padre Celestial está en nosotros, y nosotros en Él, y extendemos las manos con amor y te pedimos que seas uno de nosotros. La gloria que nos dio os la damos a vosotros; para que podáis ser uno, así como somos uno. Pues el Padre Celestial en el cielo os ha amado antes de la formación del mundo”.
Y de esta manera enseñaron los Hermanos la Sagrada Ley a quienes quisieron escucharla y se dice que hicieron cosas maravillosas, y curaron al enfermo y a los afligidos con diversas hierbas, y usos maravillosos del sol y del agua. Y hay tantas otras cosas que hicieron, que si fuesen escritas, el mundo mismo no podría contener los libros que habrían de escribirse.
Amén.
aun hay mas,
http://home.tiscali.be/spcool/Esenio2.htm#sanjuan