Luis Fernando:
Luis Fernando:
Dices bien que los templos religiosos no son moneda de cambio, mayormente por los fanatismos que dificultarían tales acuerdos, por más que cada parte realmente ganara con el cambio. Pero siendo que, por ejemplo, en Europa y América se han vendido templos de las mayores iglesias protestantes históricas a las nuevas y pujantes denominaciones evangélicas, así como también a otras igle-sectas seudo cristianas, no es impensable que en lugar de venta – lo que hasta parece mezquino y sacrílego -, se pueda llegar a un trueque ventajoso para ambas partes.
¡Fíjate no más qué sería la entrega de la Mezquita de Córdoba al Islam si a cambio los católicos recibieran nada menos que la Catedral de San Pablo de Londres! Los anglicanos poco perderían, pues tal como están las cosas ellos podrían libremente seguir participando de los cultos allí, sin percatarse de variantes notorias entre su liturgia y la romana.
El caso es que los no creyentes en este mundo, se ríen por lo bajo cada vez que los medios difunden declaraciones ecuménicas de los dignatarios religiosos, lo que apenas queda en las meras palabras. Por supuesto que me siento el menos indicado para intentar siquiera contribuir a revertir tal papel; pero otra sería la seriedad con que pudieran tomarse las manifestaciones ecumenistas y la expectativa suscitada entre los incrédulos cuando adviertan en los religiosos señales positivas de que realmente creen en lo que dicen creer.
De llegar a este tipo de entendimiento que propongo, se favorecería el diálogo inter –religioso, menguarían las xenofobias y otro sería el respeto hacia culturas y tradiciones que nos son poco conocidas. Todo esto influiría positivamente en aquellas sociedades donde más frecuentemente los derechos humanos son vulnerados.
Viajando cierta vez en tren desde Córdoba a Madrid, compartí con los pasajeros próximos la idea de recuperar de los ingleses Gibraltar a cambio de entregar a Marruecos los enclaves de Ceuta y Melilla. ¡Por poco me arrojan por la ventanilla!
Así como tú, ellos dijeron que después querrían tomar Las Canarias, y luego la Andalucía. Pero yo mucho me temo que esta no sea una ambición exclusiva del Islam.
Reyes y Emperadores europeos privaron a Roma del brazo armado que la sostuvo con el máximo poder universal desde los lejanos tiempos de Constantino. Aunque sea por breve tiempo, quizás esté más cerca de lo que imaginamos el resurgimiento de aquel católico romano imperio. Pero ese ya es otro tema.
Ricardo.
Luis Fernando:
Dices bien que los templos religiosos no son moneda de cambio, mayormente por los fanatismos que dificultarían tales acuerdos, por más que cada parte realmente ganara con el cambio. Pero siendo que, por ejemplo, en Europa y América se han vendido templos de las mayores iglesias protestantes históricas a las nuevas y pujantes denominaciones evangélicas, así como también a otras igle-sectas seudo cristianas, no es impensable que en lugar de venta – lo que hasta parece mezquino y sacrílego -, se pueda llegar a un trueque ventajoso para ambas partes.
¡Fíjate no más qué sería la entrega de la Mezquita de Córdoba al Islam si a cambio los católicos recibieran nada menos que la Catedral de San Pablo de Londres! Los anglicanos poco perderían, pues tal como están las cosas ellos podrían libremente seguir participando de los cultos allí, sin percatarse de variantes notorias entre su liturgia y la romana.
El caso es que los no creyentes en este mundo, se ríen por lo bajo cada vez que los medios difunden declaraciones ecuménicas de los dignatarios religiosos, lo que apenas queda en las meras palabras. Por supuesto que me siento el menos indicado para intentar siquiera contribuir a revertir tal papel; pero otra sería la seriedad con que pudieran tomarse las manifestaciones ecumenistas y la expectativa suscitada entre los incrédulos cuando adviertan en los religiosos señales positivas de que realmente creen en lo que dicen creer.
De llegar a este tipo de entendimiento que propongo, se favorecería el diálogo inter –religioso, menguarían las xenofobias y otro sería el respeto hacia culturas y tradiciones que nos son poco conocidas. Todo esto influiría positivamente en aquellas sociedades donde más frecuentemente los derechos humanos son vulnerados.
Viajando cierta vez en tren desde Córdoba a Madrid, compartí con los pasajeros próximos la idea de recuperar de los ingleses Gibraltar a cambio de entregar a Marruecos los enclaves de Ceuta y Melilla. ¡Por poco me arrojan por la ventanilla!
Así como tú, ellos dijeron que después querrían tomar Las Canarias, y luego la Andalucía. Pero yo mucho me temo que esta no sea una ambición exclusiva del Islam.
Reyes y Emperadores europeos privaron a Roma del brazo armado que la sostuvo con el máximo poder universal desde los lejanos tiempos de Constantino. Aunque sea por breve tiempo, quizás esté más cerca de lo que imaginamos el resurgimiento de aquel católico romano imperio. Pero ese ya es otro tema.
Ricardo.